P #1: “Parece que en algún momento todas las teologías
convergen, y al hacerlo, dejan atrás sus formas individuales y se convierten en
Verdad pura. Tengo problemas para lidiar con esto porque – implica que las
formas cristianas del Curso son … (perdónenme) … desechables y temporales.
Sabiendo esto, a veces me vuelvo impaciente con el continuo antropomorfismo del
texto y deseo que sea más directo. Huelga decir que esto interfiere con mi
progreso personal, aunque no con mi reverencia. En su experiencia, ¿es este un
fenómeno común? ¿Pasa con el tiempo? ¿Es solo una estrategia del ego? ¿Cómo
debo manejarlo?”
R #1: “El contexto cristiano del Curso ha sido un problema para
los estudiantes desde el principio, y han planteado la misma pregunta
importante que usted tiene. Para replantear y expandir ligeramente su pregunta,
¿por qué un mensaje universal tiene que venir en un marco religioso tan
específico? ¿Acaso esto no genera inevitablemente una mayor separación, al
mismo tiempo que niega la universalidad de la religión específica?
R #1: De hecho, el lenguaje cristiano de Un Curso de Milagros, por
no hablar de la presencia de Jesús en todo el material, puede representar un
gran desafío para muchos estudiantes. Si su ego está buscando una manera de
invalidar el material, o de poner obstáculos al aprendizaje, entonces Jesús y
el cristianismo pueden ser aliados útiles en esta batalla contra la verdad. Por
otro lado, pedir ayuda al Espíritu Santo puede introducir otra aula de
aprendizaje en la cual el perdón de nuestro especialismo puede ser felizmente
aprendido.
R #1: Si bien uno nunca querría restringir Un Curso de Milagros a
un grupo cultural en particular, no obstante, se puede decir que, en general,
está dirigido a un público occidental. Su lenguaje, sus expresiones culturales
y sus elementos freudianos, platónicos y shakespearianos le hablan a un lector
cómodo dentro de la tradición occidental. Y ciertamente se puede decir que la
influencia predominante en el mundo occidental durante los últimos 2000 años ha
sido el cristianismo, con Jesús claramente siendo la figura dominante, ya sea
como símbolo del amor del Cielo, o del amor (y odio) especial del ego. Y
entonces no podría haber un estudiante occidental -cristiano, judío, agnóstico
o ateo- que de una forma u otra no haya sido afectado por Jesús o las
religiones que se han desarrollado en su nombre. Por lo tanto, el marco
cristiano de Un Curso de Milagros brinda una oportunidad natural para que los
estudiantes practiquen el perdón de sus experiencias pasadas.
R #1: Al final, por supuesto, todos los símbolos específicos desaparecen en la Unicidad de Dios. Pero hasta que llegue ese día, necesitamos que los especifícos sean los pequeños pasos de perdón que tomamos para alcanzar la realidad no dualista que yace más allá de todos los conceptos dualistas y más allá de todos los símbolos. Como dice el libro de ejercicios: “Dios Mismo dará este paso final. No te niegues a dar los pequeños pasos que te pide para que puedas llegar hasta Él.” (L.pI.193.13:6,7). Por lo tanto, los antropomorfismos cristianos reflejan nuestra propia visión antropomórfica de nosotros mismos, ya que en verdad no somos cuerpos o personas específicas, sino pensamientos no humanos en la mente. Sin embargo, mientras nos identifiquemos con la persona específica cuya imagen vemos todas las mañanas en el espejo del baño, necesitamos un currículo de aprendizaje que use símbolos específicos que nos encuentren en la «condición en que la que creemos encontrarnos» (T.25.I.7:4). El cristianismo nos proporciona uno de esos conjuntos de símbolos, y por la oportunidad que ofrece todos debemos estar agradecidos.”
~ Una pregunta sobre la práctica de rituales religiosos. ~
(Q&A – FACIM – #2)
P #2: “Como estudiante relativamente nuevo del Curso, echo
de menos los rituales que solía practicar desde mi educación religiosa. ¿Hay
algo que un estudiante pueda hacer sin violar las enseñanzas del Curso?”
R #2: “Es cierto que no hay rituales en Un Curso de Milagros,
ya que su enfoque está siempre en cambiar nuestras «mentes» y no nuestro
«comportamiento». Sin embargo, no hay nada intrínsecamente “incorrecto” en que
los estudiantes practiquen cualquier cosa que fomente su crecimiento espiritual
con el Curso. Hay muy, muy pocos «deberías» o «no deberías» en el plan de
estudios. Como se nos dice en el manual, “El programa de estudios es sumamente
individualizado” (M.29.2: 6), y así los estudiantes harían bien en seguir la
guía del Espíritu Santo.
R #2: La única precaución sería no hacer que el ritual se convierta en un sustituto del trabajo interno. Como dice Jesús en el libro de ejercicios: “Nuestro objetivo no es hacer un rito de las sesiones de práctica, pues ello impediría el logro de nuestra meta.” (L.pI.rv.III.in.2:3 ). Y en el manual: “Las rutinas, como tales, son peligrosas porque se pueden convertir fácilmente en dioses por derecho propio y amenazar los mismos objetivos para las que fueron establecidas.” (M.16.2: 5).
~ Diferentes niveles de significado en el Curso. ~ (Q&A
– FACIM – #3)
P #3: “En mi línea de trabajo, el grado de adherencia al
detalle y la precisión marcan la diferencia entre lo que se percibe como un
trabajo de aficionado y un trabajo profesional. Sin embargo, varios estudiantes
del Curso me han informado que mi línea de trabajo no es importante en el gran
esquema de las cosas, por lo que debería simplemente “dejarlo ir” cuando se
trata de administrar la calidad del producto final. Estoy confundido. ¿Podrías
por favor ayudarme a entender lo que me estoy perdiendo?”
R #3: “Lo que se está perdiendo es que algunos estudiantes del Curso sufren de lo que llamamos “confusión de niveles”. Este error común confunde las enseñanzas metafísicas del Curso (Nivel 1) con la parte del Curso que trata únicamente del sueño ilusorio (Nivel II). En su pregunta, el (Nivel 1) está representado por el “gran esquema de las cosas”, es decir, “Nada irreal existe” (T-in.2: 3), y el Nivel 2 está representado por usted y su línea de trabajo, es decir, un cuerpo viviendo en un mundo controlado por un estándar de bueno y malo. Mientras usted crea que está en este mundo, es importante que haga lo mejor que pueda en cualquier papel que haya elegido. Sus roles específicos son lo que constituye el salón de clases que el Espíritu Santo puede utilizar para enseñarle el perdón. Sin los específicos, nunca podremos llegar a Aquel que está más allá del mundo por completo. No obstante, es gratificante saber que, al final, el trabajo que usted hace no importa. Lo que importa es con quién lo hace. Y puede decir con quién ha trabajado si está tranquilo o ansioso.”
~ Conciliar la guerra contra el terrorismo con las
enseñanzas del Curso. ~ (Q&A – FACIM – #4)
P #4: “Después de leer el artículo de Lighthouse «11 de
Septiembre y las Consecuencias» (diciembre de 2001), me pregunto: ¿Es posible
para un estudiante del Curso librar una guerra contra los terroristas y no
estar en el campo de batalla con el ego sino estar con Jesús en su lugar?”
R #4: “Sí, en principio es posible, ya que Un Curso de Milagros
no es un curso de comportamiento, sino un curso para cambiar nuestra forma de
pensar; o mejor aún, con quién pensamos. Creer lo contrario es decir que hay
una situación en el mundo que el Espíritu Santo o Jesús no pueden usar como una
oportunidad para que aprendamos el perdón.
R #4: Teniendo en cuenta que se necesitan dos personas, cada una unida con el ego, para crear un campo de batalla, una persona que elige pensar con Jesús eliminaría el campo de batalla. En ese momento, uno no estaría librando una guerra, sino más bien, parafraseando el texto, poniendo un límite a la capacidad de uno para maltratar. (T-2.III.3:3). Como se indica en el artículo, “Hay una forma de detener la agresión, ya sea a nivel individual o mundial, que puede ser firme y resuelta, y aún así ser amable”. Esta «forma» es a través de la unión con Jesús. Con Jesús a nuestro lado, veríamos a los terroristas como temerosos, en lugar de malvados. Reconociendo su petición de ayuda y amor, realizaríamos cualquier acción, o inacción, hacia la que el amor de Jesús nos guiaría.”
~ Una pregunta sobre el uso del lenguaje específico de
género.~ (Q&A – FACIM – #5)
P #5: “Entonces, ¿qué pasa con todo el lenguaje masculino
específico de género? Hasta ahora no he encontrado una referencia al 50% de la
población mundial. ¿O las mujeres son sólo otra ilusión? Todavía amo el Curso,
pero esta cuestión del lenguaje de género es una molestia.”
R #5: “Esta pregunta es similar a la #10 que se encuentra en la
publicación de la Fundación, “Las Preguntas Más Comunes en Torno a Un Curso de
Milagros”, escrito por Gloria y Kenneth Wapnick. Una respuesta ligeramente
modificada de este libro es que Jesús no practica el arte de lo “políticamente
correcto”. Más bien, su Curso está escrito lingüísticamente dentro de la
tradición judeocristiana dominada por los hombres, y utiliza el lenguaje
bíblico patriarcal en el que se basa esa tradición. En consecuencia, el Curso
se ajusta a esta cultura religiosa mediante el uso de términos que son
exclusivamente masculinos. El mismo Jesús habla de su uso del lenguaje
orientado al ego:
R #5: “Este curso opera dentro del marco de referencia del ego,
pues ahí es donde se necesita…Por lo tanto, se vale de palabras, las cuales son
simbólicas y no pueden expresar lo que se encuentra más allá de todo símbolo.”
(C.in.3:1,3)
R #5: Y así queda claro que el «significado» del Curso sobre el
uso de este lenguaje masculino yace en otra parte. Si bien la «forma» de las
palabras del Curso es la misma que la tradición occidental de 2500 años, su
«contenido» es exactamente lo opuesto. Esto proporciona un buen ejemplo de un
principio enunciado dos veces en el texto, que el Espíritu Santo no nos quita
nuestras relaciones especiales (la «forma»), sino que las transforma (al
cambiar su propósito — el «contenido») (T.17.IV.2:3,4,5,6; T.18.II.6). Por lo
tanto, al lector se le da una maravillosa oportunidad de practicar el perdón
haciendo que los pensamientos de juicio ocultos que están presentes de manera
inconsciente se concienticen mediante el lenguaje “sexista” del Curso, para que
ahora puedan ser vistos de otra manera con la ayuda del Espíritu Santo. De esta
manera, una relación especial de odio (o amor) con las autoridades patriarcales
— religiosas o seculares — puede transformarse en una relación santa, la
relación que ahora tiene el perdón y la paz como su propósito, en lugar del
juicio y el ataque.
R #5: De la misma manera, podemos entender el uso que hace el
Curso del término «Hijo de Dios». Durante dos mil años, se ha utilizado
exclusivamente en la teología cristiana para denotar «sólo» a Jesús, el Hijo
«unigénito» del Dios bíblico y la Segunda Persona de la Trinidad. Además, el
especialismo de Jesús fue acentuado por el hecho de que San Pablo relegó al
resto de la humanidad al estado de “hijos adoptados” de Dios (Gálatas 4: 4).
Para acentuar el punto de que él es nuestro igual, Jesús en Un Curso de
Milagros usa el mismo término que hasta ahora había excluido a todos excepto a
él mismo. Ahora, sin embargo, denota a «todas» las personas: los hijos de Dios
que aún creen que son cuerpos y están separados de su Fuente y, por lo tanto,
diferentes de Él. Y aún más específicamente, el término «Hijo de Dios» denota a
los estudiantes que están leyendo y estudiando Un Curso de Milagros, un uso
claramente hecho sin importar su género.
R #5: Por lo tanto, este término se usa deliberadamente para
ayudar a corregir dos mil años de lo que Un Curso de Milagros considera como
una distorsión del mensaje básico de Jesús por parte del cristianismo, en este
caso, la perfecta igualdad y unidad de la Filiación de Dios. Y así, en el
Curso, Jesús se presenta a sí mismo como no diferente de nadie en realidad
(aunque ciertamente es diferente de nosotros en el tiempo). Por lo tanto, para
decirlo una vez más, el mismo término — Hijo de Dios — que fue usado solo para
Jesús, ahora se usa para todos nosotros. Además, el término también se usa para
denotar a Cristo, la creación anterior a la separación de Dios, Su único Hijo.
Nuevamente, vemos el uso de la misma «forma» que en el cristianismo
tradicional, pero con un «contenido» totalmente diferente. La frase «Hijo de
Dios» también se puede entender fácilmente como sinónimo de «niño», un término
que también se usa a menudo en el Curso.
R #5: La reinterpretación de «Hijo de Dios» de exclusivo a
totalmente inclusivo es crucial para el sistema de pensamiento del Curso. Y
debido a la razón de Jesús para usar este término, los estudiantes – hombres y
mujeres por igual – deben estar atentos a la tentación de «cambiar» el lenguaje
“ofensivo” del Curso. Si bien tal práctica es comprensible, sirve para socavar
uno de los propósitos pedagógicos de Jesús. Sería mucho más acorde con las
enseñanzas de Un Curso de Milagros dejar la forma tal como está y cambiar de
mentalidad en su lugar. En estas circunstancias, uno haría bien en parafrasear
una línea famosa del texto: No trates, por lo tanto, de cambiar el curso, sino
elige más bien cambiar de mentalidad acerca de él. (T.21.in.1:7). Por lo
tanto, dado que la forma del Curso no se cambiará, los estudiantes harían bien
en usar sus reacciones como un salón de clases en el que puedan aprender a
perdonar, no solo a Jesús, a Helen, o al Curso de Milagros, sino también a
todos aquellos en el pasado (o en el presente) que han sido percibidos como
tratándolos a ellos o a otros injustamente.
R #5: Una nota final sobre el tema del lenguaje masculino del Curso: Durante mucho tiempo ha sido una convención gramatical que los pronombres que se refieren a un sustantivo neutro, como “uno” o “persona”, tomen la forma masculina de “él”. Claramente, dado que una enseñanza central de Un Curso de Milagros es que no somos cuerpos, el problema, una vez más, es meramente uno de forma o estilo.”
~ Una pregunta sobre la singularidad del Curso como camino
espiritual. ~ (Q&A – FACIM – #6)
P #6: “¿Podría por favor explicar cómo y por qué el Curso es
diferente a cualquier otro camino espiritual? He estudiado otras enseñanzas
no-dualistas, pero parece que siempre vuelvo al Curso.”
R: “Primero, digamos que por no-dualidad queremos decir que
Un Curso de Milagros reconoce sólo una dimensión de la realidad — el espíritu y
el estado de perfecta unicidad a lo que el Curso se refiere como el ámbito del
conocimiento. Todo lo demás — el mundo dualista de separación y percepción, de
forma y materia, de pensamiento y conceptos — es una ilusión y, por lo tanto,
no existe realmente.
Este no-dualismo es lo que se encuentra en las enseñanzas
superiores del hinduismo y el budismo, pero rara vez en occidente. Lo que hace
que Un Curso de Milagros sea único como sistema espiritual — antiguo y
contemporáneo — es su integración de esta metafísica no-dualista con una
psicología sofisticada, basada en gran medida en las ideas de Freud y sus
seguidores. Esto significa esencialmente que al mismo tiempo que el Curso
enseña que el mundo es una ilusión y no es nada más que un sueño, «fuera» de la
Mente de Dios, se nos insta a practicar nuestras lecciones diarias de perdón,
prestando cuidadosa atención a nuestras experiencias diarias «aquí». La clave
de esta integración es el énfasis del Curso en el «propósito», la idea cuya
introducción distingue a Un Curso de Milagros de otros caminos espirituales. El
Curso enseña que no solo el mundo es una ilusión, sino que es una ilusión
intencional; el propósito es crear un mundo de cuerpos, completamente enfocados
en resolver la gran cantidad de problemas físicos y psicológicos que nos acosan
a diario, clamando por atención y solución. De esta manera, la «mente», la
verdadera fuente de nuestros problemas, se mantiene oculta de la conciencia.
Además, Un Curso de Milagros es único entre las espiritualidades en su insistencia en que miremos al ego — «el lado oscuro» — como la forma de avanzar más allá hacia la luz. Por lo tanto, su enfoque no está en la verdad, sino en eliminar el sistema de pensamiento de culpa, miedo y ataque de nuestro ego, lo cual permite que resplandezca la luz de la verdad. Como Jesús enseña en un pasaje representativo: “Tu tarea no es ir en busca del amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras dentro de ti que has levantado contra él. No es necesario que busques lo que es verdad, pero sí es necesario que busques todo lo que es falso.” (T.16.IV.6:1,2)
~ Una pregunta acerca de perdonarse a sí mismo. ~ (Q&A –
FACIM – #7)
P #7: “¿Cómo se perdona uno a sí mismo? Tengo un amigo por
correspondencia en prisión que es nuevo en el Curso. Está en prisión por
agredir a su novia. Él dice que está aprendiendo a perdonar a otros, pero no a
sí mismo. Está enojado y avergonzado de sí mismo por hacerle daño. Puedo ver
sus acciones como una “petición de amor”, un error que debe corregirse y no un
pecado que debe ser castigado. Sin duda fue una víctima que se convirtió en
victimario, y sigue reviviéndolo ahora. Le diría que lo dejara ir — “Hermano,
elige de nuevo”. ¿Pero podría decirme esto a mí mismo? He lidiado con la
depresión la mayor parte de mi vida y la culpa es una compañera familiar. Las
acusaciones de mi ego parecen abrumadoras cuando hago una cosa mal. Veo cuando
proyecto mi culpa en otros y sé que no es útil culparme y acusarme cuando juzgo
a otros. Pero, ¿y si realmente lastimo a alguien de alguna manera? Podría
intentar enmendarme y seguir adelante, pero no creo que mi ego me deje salir
del atolladero tan fácilmente. Parece que sólo puedo liberarme de la culpa
experimentando el dolor durante el tiempo que mi ego me dicta. Sé que tiene que
haber “otra manera”. ¿Por qué soy amable con los demás y malo conmigo mismo?
Para colmo, busco mis adicciones para aliviar un poco el dolor de la culpa, y
luego me siento culpable por entregarme a la adicción. Necesito una salida de
esto. ¿Podemos proyectar la culpa en nosotros mismos y en los demás? Sé que
llegaré a comprender por qué no me amo a mí mismo y por qué a veces incluso me
odio. Todavía estoy aprendiendo. Es irónico que, mientras mi amigo en prisión
trata de perdonarse a sí mismo, yo estoy en mi propia prisión tratando de hacer
lo mismo.”
R: “Parece que a medida que aprendemos más y más a liberar a
otros de las proyecciones de nuestra propia culpa, nos sentimos atrapados en la
culpa. Jesús nos dice que “al dejar de echarle la culpa a lo que se encuentra
afuera, existe una marcada tendencia a albergarla adentro.” (T.11.IV.4:5). Pero
continúa diciendo: “Al principio es difícil darse cuenta de que esto es
exactamente lo mismo, pues no hay diferencia entre lo que se encuentra adentro
y lo que se encuentra afuera.” (4:6), y luego, “la culpa tiene que ser
deshecha, no verse en otra parte.” (5:3). Entonces, ¿cómo hacemos eso?
La pregunta que plantea, “¿Cómo se perdona uno a sí mismo?”,
es buena, pero en realidad es la pregunta incorrecta. Debido a que todavía
estamos fuertemente identificados con nuestros egos, no podemos perdonarnos a
nosotros mismos, al menos no por nosotros mismos (es decir, por nuestra cuenta,
que es el estado del ego). Por eso necesitamos que Jesús o el Espíritu Santo, o
cualquier otro símbolo no crítico del amor y la aceptación con el que nos
sintamos cómodos, mire con nosotros nuestros “pecados”. Necesitamos a alguien
fuera de nuestro sistema de pensamiento basado en la culpa que sepa la verdad
sobre quiénes somos realmente, a quién podemos dar nuestra culpa, una vez que
la hayamos descubierto y reconozcamos su propósito y su costo. Creemos que
somos cuerpos que pueden herir y ser heridos unos por otros. Jesús sabe que
somos espíritu, el inocente Hijo de Dios que es incapaz de atacar. No creemos
eso y, de hecho, no queremos creerlo, porque todavía queremos que la separación
y nuestra propia individualidad sean reales. Y así, el proceso de perdón debe
involucrar unirse con alguien o algo fuera de nosotros, como Jesús, quien sabe
que la separación y el ataque y la culpa no son reales. Somos incapaces de realizarlo
por nuestra cuenta, por definición.
El ego, tal como lo experimenta por ud. mismo, nos dice que debemos expiar por nuestros pecados mediante el sufrimiento y el sacrificio. Pero eso sólo refuerza nuestra creencia de que nuestra culpa es real y que Dios es un Dios castigador que busca venganza por nuestros pecados muy reales. Y todos nuestros intentos de obtener la liberación a través de la expiación son sólo formas de magia que no abordan el problema real en la mente. Necesitamos entender que el problema no es la culpa que creemos que estamos experimentando por nuestras transgresiones aquí en el mundo. Esos “pecados” son realmente distracciones deliberadas, sirviendo el propósito de mantener nuestro enfoque aquí en el mundo, buscando soluciones mágicas para liberar nuestra culpa (por ejemplo, hacer enmiendas) o para evitar experimentarla (por ejemplo, adicciones). Pero esto sólo nos impide mirar más profundamente en nuestra mente a la fuente real de todo nuestro dolor y culpabilidad (y la de todos los demás) – la creencia de que no sólo nos hemos separado de nuestra Fuente amorosa, sino que hemos estado dispuestos a matarla, a destruir el Amor, a estar por nuestra cuenta. Sin embargo, si podemos unirnos con un reflejo de ese Amor, como Jesús o el Espíritu Santo, y ver nuestras autoacusaciones con su amorosa presencia a nuestro lado, tendremos que darnos cuenta en algún nivel de que no hemos destruido el amor. Y en ese reconocimiento, el verdadero perdón — por lo que nunca ha ocurrido — es posible, disolviendo toda culpa y liberándonos de nuestra prisión autoimpuesta. Y luego, cualquier acción o comportamiento, si lo hay, puede ser más útil y curativo en respuesta a nuestras supuestas transgresiones contra otros en el mundo, simplemente fluirá a través de nosotros.”
~ Una pregunta sobre mirar el mundo sin juzgar. ~ (Q&A –
FACIM – #8)
P #8: “Cuando tratamos de mirar a nuestro ego, ¿debemos
mirar sin juzgar los problemas del mundo o solo nos daremos cuenta de que
elegimos al ego? ¿O es esto lo mismo?”
R: “Sus preguntas presuponen que uno puede elegir el ego y
mirar sin juzgar, lo cual sólo es posible si uno está en un estado de negación.
El ego sólo conoce el juicio, que se basa en su error fundamental de hacer que
el error sea real. Lo que Ud. quiere hacer es vivir su vida prestando atención
a lo que piensa y a cómo se siente. Si se encuentra enojado, temeroso, alegre,
etc. debido a problemas en el mundo, ya sean personales o generales, reconozca
que ha elegido al ego. Es este reconocimiento lo que es el “mirar”. Mira las
elecciones de su ego con Jesús a su lado. Mira sin juzgar como se ilustra en
esta cita:
“No llames pecado a esa proyección sino locura, pues eso es
lo que fue y lo que sigue siendo. Tampoco la revistas de culpabilidad, pues la
culpabilidad implica que realmente ocurrió. Pero sobre todo, «no le tengas
miedo».” (T.18.I.6:7,8,9).
Recordando que el ego es una elección, simplemente reconoce la elección que ha hecho sin darle el poder de quitarle su paz.
~ Una pregunta sobre ataques a personas que extienden amor.
~ (Q&A – FACIM – #9)
P #9: “Si el ego destruye el amor, como Jesús y su mensaje,
¿por qué no ha sido atacada la Madre Teresa si está extendiendo amor?”
R #9: “El ego no puede “destruir” el amor, aunque parece atacar
los símbolos del amor en el mundo (Jesús y su mensaje). A pesar de los ataques
contra el Jesús histórico, o cualquier ataque a su verdadero mensaje desde
entonces, ni su amor ni su mensaje han sido destruidos. Los ataques del ego no
tienen efecto sobre el contenido. La extensión del amor de la Madre Teresa (o
de cualquiera) es invulnerable al ataque, ya sea que la ataquen en la forma o
no es irrelevante. Es posible que haya sido atacada o amenazada durante su
vida. La forma particular que su amor tomó durante su vida fue, de hecho,
criticada. El sistema de teología y creencias que la inspiró también es una
forma que ha sido atacada. Ninguno de estos, sin embargo, ha tenido ningún
efecto sobre el contenido amoroso de su trabajo o su mensaje. Como dice el
Curso: “¡Cuán débil es el miedo! ¡Cuán ínfimo e insensato! ¡Cuán insignificante
ante la silenciosa fortaleza de aquellos a quienes el amor ha unido! Tal es tu
“enemigo”: un ratoncillo asustado que pretende enfrentarse al universo. ¿Qué
probabilidades tiene de ganar? ¿Sería acaso difícil ignorar sus débiles
chillidos que pregonan su omnipotencia y quieren ahogar el himno de alabanza al
Creador que perpetuamente y cual una sola voz entonan todos los corazones del
universo?”
(T.22.V.4:1,2,3,4,5)
~ Varias preguntas acerca de cómo surgió el ego. ~ (Q&A
– FACIM – #10)
P #10: “Hemos recibido varias preguntas sobre el tema del
origen del ego, cuyos ejemplos se encuentran a continuación …
Si el Cielo y el Amor de Dios fueron completamente
satisfactorios, ¿por qué el Hijo elegiría soñar que se fue?
Si Dios es perfecto y está unificado, y tiene un Hijo
perfecto y unificado, ¿cómo pudo haber surgido un pensamiento imperfecto de
separación y división dentro de tal mente?
iii. Una vez que se acepta la Expiación, ¿cómo sabemos que
el ego no volverá a ser elegido?
¿Cómo se puede lograr “una experiencia” que, según el Curso,
resolverá la paradoja del ego? “
R: ” i, ii, y iii arriba, planteadas como preguntas, son en
realidad declaraciones hechas por una mente del ego enunciando lo siguiente: sé
que el ego es real, y ahora quiero que me expliques cómo sucedió y cómo sabes
que no volverá a suceder.
La pregunta “cómo sucedió el ego” y todas sus variaciones,
es sin duda la pregunta más frecuente de los estudiantes de Un Curso de
Milagros. Esto es algo natural para un ego que quiere saber de dónde viene, así
como un niño cuestionaría a sus padres sobre su origen. El problema es que el
ego en sí no es natural. El Curso nos enseña que en realidad el ego nunca
sucedió. En consecuencia, ¿cómo podríamos encontrar una respuesta
intelectualmente satisfactoria al origen del ego entre las cubiertas del Curso?
Quienes preguntan cómo podría haber sucedido lo imposible deben identificarse
como yoes separados e individuales, mientras que cualquiera que responda la
pregunta también debe estar de acuerdo en que la separación de hecho sí
ocurrió. Además, si sucedió una vez, podría ocurrir hasta el infinito, y en algunos
aspectos lo hace. Día tras día se nos ofrece la opción de creer en la realidad
de nosotros mismos como un ego o como un Hijo de Dios. Por lo tanto,
preguntarse acerca de la separación recurrente es cometer el mismo error de
creer que sucedió en primer lugar. Como dice el Curso:
“Si alguien te pide que definas al ego y expliques cómo se
originó, es porque cree que el ego es real e intenta, por definición,
asegurarse de que su naturaleza ilusiva quede oculta tras las palabras que
parecen otorgarle realidad.
Ninguna definición que se haya hecho de una mentira puede
hacer que ésta sea verdad.” (C-2.2:5–3:1)
“El ego exigirá muchas respuestas que este curso no provee.
El curso no reconoce como preguntas aquellas que sólo tienen la apariencia de
preguntas, pero que son imposibles de contestar. El ego puede preguntar: “¿Cómo
sucedió lo imposible?”, “¿A qué le ocurrió lo imposible?”, y lo puede preguntar
de muchas maneras. Mas no hay una respuesta para ello; sólo una experiencia.
Busca sólo ésta y no permitas que la teología te retrase.” (C-in.4).
El Amor de Dios es la experiencia de la que habla el Curso
en la cita anterior. Esta experiencia se logra a través del proceso de perdón,
que elimina los obstáculos a la conciencia de la presencia del amor (T.In.1:7).
De hecho, el propósito de Un Curso de Milagros es ayudarnos a lograr esta
experiencia.”
~ Una pregunta sobre cómo escuchar la Voz del Espíritu
Santo. ~ (Q&A – FACIM – #11)
P #11: “Al buscar la “Voz” del Espíritu Santo, ¿hay algún
método o práctica en particular que facilite la audición de esta Voz? Un Curso
de Milagros parece decir que pocos la escuchan y esto parece inhibir la
práctica del perdón.”
R: “El mayor obstáculo para escuchar la Voz del Espíritu
Santo es el chillido estridente del ego. El Curso nos dice que el Espíritu
Santo es “una apacible y queda Voz ” (T.21.V.1:6). En lugar de «buscar» esta
Voz (que siempre está con nosotros) podemos practicar el perdón prestando
atención a los pensamientos que dan voz a los chillidos en nuestras mentes, que
ahogan la Voz del Espíritu Santo. Los pensamientos de separación, juicio y
ataque pueden verse como lo que son; intentos de defender nuestra identidad
ego, probar que tenemos la razón y que Dios está equivocado, que la culpa está
justificada, por nombrar sólo algunos. Reconocer estos pensamientos y aceptar
la responsabilidad de haberlos elegido con el propósito específico de «no»
escuchar la Voz del Espíritu Santo es el comienzo de la práctica del perdón «y»
de escuchar Su Voz. Si queremos, entonces tenemos la oportunidad de elegir
escuchar la Voz del Espíritu Santo, que puede no ser realmente una voz, sino
tal vez el reconocimiento de que estoy equivocado acerca de cómo veo una
situación, persona o evento, y estar dispuesto a verlo de otra manera. En este
momento, entonces, el reconocimiento, la voluntad y el ver de otra manera «es»
la Voz del Espíritu Santo. Todos están llamados a escuchar al Espíritu Santo de
esta manera. Pocos pueden escuchar la Voz del Espíritu Santo como una voz real,
lo cual no es necesario para la práctica del perdón.”
~ Una pregunta sobre cómo formar y dirigir un grupo. ~
(Q&A – FACIM – #12)
P #12: “He estado estudiando el Curso desde hace algunos
años, y como psicólogo me gustaría establecer un taller y/o grupo de apoyo para
las personas que intentan vivir de acuerdo con sus principios. Mi idea es
básicamente ayudar a las personas a ver sus proyecciones sobre los demás y luego
hacer un esfuerzo en grupo para pedir ayuda al Espíritu Santo. ¿Estaría este
tipo de trabajo de acuerdo con los principios del Curso y tiene más sugerencias
u opiniones? Sé que tengo que enseñar lo que necesito aprender.”
R: “La respuesta de fondo a su pregunta es que no hay pautas
en Un Curso de Milagros para el comportamiento; es decir, “¿Qué debo hacer?”
Jesús nos recuerda que el suyo es un curso acerca de la «causa» (la mente) y no
del «efecto» (el cuerpo o comportamiento) (T.21.VII.7:8). Por lo tanto,
nuestra única función es pedir ayuda para sacar a nuestros egos del camino para
que podamos ser libres de ser guiados en cualquier acción (o no-acción) que sea
más útil y amorosa para «todas» las personas involucradas en la situación. La
siguiente declaración es representativa de esta enseñanza tan importante del
Curso: “Tu tarea no es ir en busca del amor, sino simplemente buscar y
encontrar todas las barreras dentro de ti que has levantado contra él. No es
necesario que busques lo que es verdad, pero sí es necesario que busques todo
lo que es falso.” (T.16.IV.6:1,2). Y así, antes de saber cómo debe (o no debe)
proceder con su idea de comenzar un grupo, lleve al Espíritu Santo cualquier
inversión de ego que pueda tener para formar dicho grupo. Cuando esté
razonablemente seguro de que su ego está fuera del camino, entonces simplemente
siga Su guía.
Otro punto: una tentación en cualquier grupo, especialmente
el tipo que usted imagina, es eludir el difícil esfuerzo «individual» que se
les pide a los estudiantes que hagan para llevar sus egos al Espíritu Santo,
diluyendo el proceso y desplazando el “trabajo” hacia el grupo. En el mejor de
los casos, los grupos facilitan este trabajo individual que se nos pide a todos
que hagamos; en el peor, menosprecian el poder de nuestras mentes para cambiar
nuestras decisiones y percepciones erróneas, sin mencionar que refuerzan el
especialismo del ego. ¡Buena suerte!”
~ Una pregunta sobre el significado de “purificación”. ~
(Q&A – FACIM – #13)
P #13: “¿Qué creen que significa la frase “antes es
necesario una purificación”? “
R: “Dado que este séptimo principio de los milagros, “Todo
el mundo tiene derecho a los milagros, pero antes es necesario una
purificación.” (T.1.I.7:1) aparece en la página 3 del texto, los estudiantes
de Un Curso de Milagros pueden creer que Jesús está hablando de la purificación
del cuerpo. Las experiencias pasadas de los estudiantes traerán a la mente
todas sus creencias sobre el significado de la palabra “purificación”. Para
algunos, esto puede significar la limpieza del “alma” a través del bautismo, o
la expiación del pecado a través de la penitencia y el sacrificio. Para otros,
“purificación” puede tener la connotación de librarse de los deseos humanos a
través de la meditación y las prácticas disciplinadas. Independientemente de lo
que uno crea, su creencia forma la base sobre la cual comienzan a construir su
comprensión del “proceso de purificación”.
Qué sorpresa aprender, mientras nos abrimos paso a través del
texto, que Jesús no nos está hablando acerca de purificar el cuerpo en
absoluto. No podría serlo ya que el Curso enseña que el cuerpo es una ilusión.
Y siendo una ilusión, no hay nada que tengamos que hacer con él o para él. El
cuerpo no necesita ser purificado porque no es impuro. “No hace nada…no es ni
corruptible ni incorruptible. No «es» nada.” (T.19.IV.C.5:3,4,5). Lo que es
impuro son nuestros pensamientos, lo que significa que son nuestros
pensamientos los que tienen que ser purificados, no el cuerpo. Y el método de
“purificación” del Curso es el perdón; el perdón del único pensamiento de
culpabilidad que nos mantiene separados del amor de Dios. El “proceso de
purificación” del Curso se ilustra en esta cita:
“Ofrécele tus pensamientos, y Él te los devolverá en forma
de milagros que proclaman jubilosamente la plenitud y la felicidad que como
prueba de Su Amor eterno Dios dispone para Su Hijo. Y a medida que cada
pensamiento sea así transformado, asumirá el poder curativo de la Mente que vio
la verdad en él y no se dejó engañar por lo que había sido añadido falsamente.
Todo vestigio de fantasía ha desaparecido. Y lo que queda se unifica en un
Pensamiento perfecto que ofrece su perfección por doquier.” (L.pI.151.14) . “
Una pregunta sobre la curación del cuerpo. ~ (Q&A –
FACIM – #14)
P #14: “Por favor, explique los muchos pasajes sobre la
curación que parecen referirse a la curación del cuerpo. Me parece que, aunque
el Curso es muy claro sobre el proceso de sanación de nuestras mentes de la
percepción errónea de nuestra realidad, es igualmente claro que un cuerpo sano
es un efecto de una mente que está curada. ¿Cómo se traduce esto en nuestras
vidas personales como estudiantes del Curso? Me conformaría con ignorar
totalmente mi cuerpo y su condición si no fuera por estos muchos pasajes. Me
pregunto, que aunque el objetivo de un cuerpo curado no es el punto de las
enseñanzas, parece ser algo que podemos esperar al seguir la Voz del Espíritu
Santo. ¿Por qué Jesús se molesta en mencionar esto, si no es algo que debemos
considerar?”
R: “Tiene razón al decir que un cuerpo curado no es el punto
de las enseñanzas de Jesús, ni debe ser el objetivo de nuestra práctica del
Curso. Jesús habla tanto del cuerpo no porque «él» piense que es importante o
real, sino porque «nosotros» creemos que es importante y no hemos reconocido su
propósito en la estrategia del ego de mantenernos alejados de nuestras mentes.
Una parte importante de la estrategia del ego es hacernos creer que nuestros
cuerpos son completamente vulnerables a las fuerzas externas — que tanto la
enfermedad como la curación provienen del exterior. Por lo tanto, Jesús está
corrigiendo esto al enseñarnos acerca de la relación de causa y efecto entre la
mente y el cuerpo. Ese es el punto de todas sus referencias a un cuerpo curado.
El enfoque realmente está en el poder de nuestras mentes, no en tener un cuerpo
curado y completo: “El milagro no tiene ninguna utilidad si lo único que
aprendes es que el cuerpo se puede curar, pues no es ésta la lección que se le
encomendó enseñar. La lección que se le encomendó enseñar es que lo que estaba
enfermo era la mente que pensó que el cuerpo podía enfermar. Proyectar su
culpabilidad no causó nada ni tuvo efectos.” (T.28.II.22:6-7). Este es su
punto.
Pero él nos está enseñando sobre el sistema de pensamiento
del Espíritu Santo en el contexto de lo que mejor sabemos y podemos
relacionarnos; y para casi todos nosotros ese es el mundo de los cuerpos. Él
usa así nuestros cuerpos para enseñarnos, en última instancia, que no somos
nuestros cuerpos. Sin embargo, esa conciencia llega al final de un largo
proceso que, para la mayoría de nosotros, lleva muchos, muchos años en
completarse. Simplemente ignorar nuestros cuerpos, por lo tanto, sería negarnos
una multitud de oportunidades para aprender y aplicar los principios del Curso.
Nuestras necesidades y experiencias físicas/psicológicas constituyen el plan de
estudios que Jesús puede usar para enseñarnos cómo interpretar y percibir
nuestras experiencias corporales de una manera que nos ayude a deshacer la
separación en lugar de reforzarla. Mientras sigamos pensando que sin oxígeno y
alimentos moriremos, entonces todavía creemos que somos cuerpos, y sería
perjudicial para nuestro avance espiritual ignorar o desestimar lo que todavía
creemos que es real. Como Jesús nos advirtió a este respecto, “El cuerpo es
sencillamente parte de tu experiencia en el mundo físico. Se puede exagerar el
valor de sus capacidades y con frecuencia se hace. Sin embargo, es casi
imposible negar su existencia en este mundo. Los que lo hacen se dedican a una
forma de negación particularmente inútil.” (T.2.IV.3: 8,9,10,11).
El enfoque, una vez más, está siempre en el entrenamiento de
nuestras mentes y en la forma en que pensamos, de modo que al final,
simplemente ya no elegiremos ser limitados. Esto es muy diferente de
simplemente ignorar el cuerpo. Como él dice en la sección “Más allá del cuerpo”
en el Capítulo 18: “Lo que realmente sucede es que has renunciado a la ilusión
de una conciencia limitada y has dejado de tenerle miedo a la unión.” Él nos
está enseñando cómo llegar a esta etapa.”
~ Una pregunta sobre la muerte y la aflicción. ~ (Q&A –
FACIM – #15)
P #15: “Quiero cambiar de mentalidad acerca de la muerte.
Acabo de tener a varios seres queridos “dejando sus cuerpos suavemente a un
lado”, pero es la aflicción lo que me atrae. La aflicción no es amor, por lo
tanto no existe. ¿Cierto? ¿Debo haberla hecho? Puede articular para mí, en base
a varios pasajes del Curso, una respuesta general que incorporaría las teorías
del Curso para que pueda aplicarlas a esta experiencia de pesar en el mundo de
la ilusión. ¿Qué pasa con la represión y la negación de esta experiencia?”
R: “El Curso nunca nos pide que reprimamos o neguemos lo que
estamos experimentando, ya sea aflicción o ira o dolor o miedo o cualquier otra
reacción basada en el ego. Pero antes de que podamos cambiar de mentalidad
acerca de nuestros sentimientos, primero debemos entender qué propósito tienen
y por qué hemos elegido experimentarlos. El sentimiento de aflicción refuerza
la afirmación del ego de que la pérdida y la muerte son reales y que podemos
ser y estamos privados del amor. Nuestra experiencia clama que Jesús está
equivocado, que hemos sido heridos y abandonados y dejados a nuestra suerte. No
se nos pide que neguemos que esta es nuestra experiencia. Pero eso no lo hace
realidad.
En una descripción gráfica del mundo, Jesús dice: “El mundo
que ves es el sistema ilusorio de aquellos a quienes la culpabilidad ha
enloquecido…y todas las leyes que parecen regirlo son las leyes de la muerte.
Los niños vienen al mundo con dolor y a través del dolor. Su crecimiento va
acompañado de sufrimiento y muy pronto aprenden lo que son las penas, la
separación y la muerte. Sus mentes parecen estar atrapadas en sus cerebros, y
sus fuerzas parecen decaer cuando sus cuerpos se lastiman. Parecen amar, sin
embargo, abandonan y son abandonados. Parecen perder aquello que aman, la cual
es quizá la más descabellada de todas las creencias. Y sus cuerpos se
marchitan, exhalan el último suspiro, se les da sepultura y dejan de existir.
Ni uno solo de ellos ha podido dejar de creer que Dios es cruel.” (T.13.in.2:2,4,5,6,7,8,9,10,11). Y esto es lo que todos creemos. ¿No sería mejor si
estuviésemos equivocados?
Jesús nos recuerda que su vida, que terminó en una muerte
aparente, tenía el propósito de “enseñar que la comunicación continúa sin
interrupción aunque el cuerpo sea destruido, siempre y cuando no veas al cuerpo
como el medio indispensable para la comunicación.” (T.15.XI. 7:2). Pero aún
vemos el cuerpo como necesario para la comunicación y creemos que la comunicación
real termina con la muerte del cuerpo, porque todavía queremos vernos a
nosotros mismos como un cuerpo. El cuerpo afirma nuestra existencia
independiente y sus aparentes experiencias de pérdida y dolor no parecen
reflejar simplemente una elección en nuestras mentes. El ego no quiere que
recordemos que la fuente de todo nuestro dolor es la creencia de que nosotros
mismos abandonamos el amor y nos exiliamos del Cielo. Gracias a la defensa del
ego de la proyección, se siente más bien como si fueran cosas que nos suceden
en contra de nuestra propia voluntad, que no somos responsables de cómo nos
sentimos. Por lo tanto, debemos comenzar por reconocer que estos son nuestros
sentimientos, pero también debemos estar dispuestos a cuestionar si nuestra interpretación
del mundo y los acontecimientos de nuestras vidas es correcta.
El alejamiento de nuestro dolor y aflicción es un proceso
gradual porque tememos la infinitud del amor, en el que nuestras vidas
individuales, nuestros yoes personales con nuestras personalidades únicas, no
tienen ningún significado. Y así, Jesús nos recuerda con amabilidad tanto el
resultado final como el proceso: “Las pérdidas no son pérdidas cuando se
perciben correctamente. El dolor es imposible. No hay pesar que tenga causa alguna.
Y cualquier clase de sufrimiento no es más que un sueño. Ésta es la verdad,
«que al principio sólo se dice de boca, y luego, después de repetirse muchas
veces, se acepta en parte como cierta, pero con muchas reservas.»” (L.pII ,
284.1:1,2,3,4,5,6, cursiva agregada).
Estas palabras no deben usarse simplemente como un “mantra
sagrado” que proclama lo que es verdadero para ahogar la interpretación de
nuestro ego y los sentimientos de pérdida y desolación que lo acompañan.
Implícito en el proceso de cambiar de mentalidad está la tarea necesaria, pero
a veces muy inquietante, de ver lo que aún queremos creer y reconocer tanto su
propósito – mantener la separación y la culpa vivas – como su costo para
nosotros – el sufrimiento y el dolor. Es a partir de un reconocimiento
creciente de lo que nos infligimos a nosotros mismos cuando aceptamos al ego
como nuestro maestro, que se desarrolla la motivación para pedir ayuda a un
Maestro diferente. Con esa ayuda, podemos comenzar a ver las pérdidas de
nuestras vidas bajo una luz diferente, dándonos cuenta de que tenemos una
elección sobre lo que experimentamos y de que no somos víctimas de
circunstancias más allá de nuestro control.”
~ Una pregunta sobre la realidad del cuerpo. ~ (Q&A –
FACIM – #16)
P #16: “Cuando me digo en meditación que no soy un cuerpo y
que soy libre, siento paz mental. Pero una vez que abro los ojos, ahí está – mi
cuerpo. Esto no me molesta tanto como me confunde. Cuando me miro, me siento
hermosa, pero me preocupa que pueda estar alimentando el ego de nuevo en lugar
de apreciar lo que tengo. Es un rompecabezas. ¿Tiene alguna idea sobre esto?”
R: “Aunque el Curso nos dice en muchos lugares que no somos
un cuerpo (por ejemplo, la Lección 199 y las siguientes lecciones de repaso),
también reconoce que tenemos una gran inversión en vernos a nosotros mismos
como un cuerpo. Jesús observa: “Contémplate a ti mismo y verás un cuerpo… Y sin
ninguna luz parecerá haber desaparecido. Sin embargo, estás convencido de que
está ahí porque aún puedes sentirlo con tus manos y oír sus movimientos. «He
aquí la imagen que quieres tener de ti mismo; el medio para hacer que tu deseo
se cumpla.»” (T.24.VII.9:1,3,4,5,6 cursivas agregadas).
Es posible que tengamos experiencias breves en las que
parecemos trascender nuestra identificación corporal, como usted lo describe,
pero no es probable que mantengamos esto por mucho tiempo porque realmente no
queremos hacerlo. Nuestro “deseo hecho realidad” es vernos a nosotros mismos
como un yo individual separado y especial, y nuestro cuerpo afirma esa
identidad. El Curso nos dice que aunque somos los que hemos elegido y hecho
este yo limitado como nuestra identidad (en la fantasía, pero no en la
realidad), no hemos querido aceptar la responsabilidad por esa decisión. Y eso
es porque enterrado profundamente en nuestro inconsciente está la creencia
(inventada) de que obtuvimos este yo separado al atacar la Unicidad de Dios y
nuestra verdadera Identidad como espíritu, un pecado horrendo de destrucción y
asesinato de acuerdo con nuestro ego. Entonces, una vez que parecemos ser
cuerpos nacidos de otros cuerpos, nuestra existencia separada no parece en
absoluto ser de nuestra propia creación. Nuestros padres nos hicieron. Y hasta
podemos creer, para el deleite de nuestro ego, que de alguna manera Dios ha
estado involucrado en esta “creación” especial de nuestro yo individual, como
lo enseñan muchas religiones.
Por lo tanto, el objetivo del Curso, saber qué tan
identificados estamos con nuestro cuerpo y cuán temerosos estamos de dejar de
lado la protección que creemos que nos brinda, no es que renunciemos a nuestra
identificación corporal (eso solo sucede al final). El Curso nos está
instruyendo en cómo darle a nuestro cuerpo un propósito diferente del propósito
original del ego de pecado, culpa y miedo. Con la ayuda del Espíritu Santo, el
cuerpo se convierte en un vehículo para aprender nuestras lecciones de perdón,
en el contexto de nuestras relaciones con nuestros hermanos y hermanas, también
vistos como cuerpos. Y continuaremos viéndonos a nosotros mismos y a todos los
demás como un cuerpo hasta que el proceso de perdón sea completo y ya no
tengamos ninguna culpabilidad en nuestra mente contra la cual necesitemos
nuestro cuerpo como una defensa.
Y en cuanto a verse a sí misma como hermosa, no hay nada de
malo en eso, siempre que se dé cuenta de que cuando el Curso habla de lo
hermosos que somos (por ejemplo, L.pII.313.2:2), no está hablando de nuestro
cuerpo físico o nuestra personalidad. Se refiere a la belleza reflejada del
Cristo en todos nosotros, una belleza que todos compartimos por igual como
espíritu.”
~ Una pregunta sobre deshacer la separación. ~ (Q&A –
FACIM – #17)
P #17: “He oído que en el mundo real se ve la separación,
pero no los intereses separados. ¿Es eso cierto? ¿Qué significa eso realmente?
¿Qué vino primero la separación o la culpa? (Imagino que la separación) ¿Se
puede deshacer la culpa sin deshacer la separación o están todas unidas? Verá,
me gustaría deshacerme de la culpa … y ver los intereses de mis hermanos como
propios parece muy bueno, ya que termina con la terrible sensación de conflicto
y competencia … pero perder mi individualidad no parece ser un precio que esté
dispuesto a pagar. Preferiría ser un individuo no culpable, no asustado, no
competitivo, no conflictivo, feliz. ¿Es eso posible?”
R: “Primero, tiene razón al concluir que la separación se
produjo antes que la culpa — la culpa es simplemente la experiencia psicológica
del pecado — el sentimiento que resulta de ser pecaminoso.
La mayoría de los estudiantes llegan a este mismo impasse
que ha descrito. Lo que está sintiendo es bastante normal y comprensible, dada
la fuerza de nuestra identificación con nuestra existencia como individuos
específicos. En su mayor parte, no conocemos otra forma de ser y nos resulta
bastante difícil — por decirlo suavemente — integrar la enseñanza de Jesús de
que esta identidad es un reemplazo de nuestra verdadera Identidad tal como Dios
nos creó. Así que Jesús enfatiza a lo largo del Curso, que este es un proceso
gradual y suave, y que podemos tomarnos todo el tiempo que queramos para
completarlo con él. Él nos consuela diciendo: “No temas que se te vaya a elevar
y a arrojar abruptamente a la realidad.” (T.16.VI.8:1), porque sabe bien que
estamos aterrados de dejar ir esta identidad.
A medida que elijamos perdonar más y más — para dejar ir los
resentimientos — nos sentiremos mejor con nosotros mismos y, por lo tanto,
querremos hacer eso cada vez más. Y mientras ese proceso continúe, comenzaremos
a identificarnos cada vez más con la manera en que Jesús piensa y se acerca a
nuestras vidas, lo que significa que nuestro punto de referencia para nuestras
vidas cambiará gradualmente de simplemente tener nuestras necesidades
satisfechas a darnos cuenta de que todos compartimos un interés común, tanto en
nuestras mentes erradas como en nuestras mentes correctas. Cuando estemos cada
vez menos preocupados por usar el mundo y a otras personas para satisfacer
nuestras necesidades — es decir, cuando veamos el propósito de nuestras vidas
de otra manera — nuestro autoconcepto comenzará a cambiar, sin que ni siquiera
nos hayamos enfocado directamente en eso.
Cuando nos identifiquemos totalmente con la manera de pensar
de Jesús, nuestra única atracción será su amor. Y cuando todos nuestros
pensamientos y percepciones fluyan de ese amor, nuestro sentido de individualidad
será significativo solo en la medida en que pueda ser un medio para extender el
amor sanador de Jesús a otras mentes que lo soliciten. Ese es el estado mental
conocido como “el mundo real”. Es el resultado natural de la práctica del
perdón. Entonces, cuando lleguemos a esa etapa avanzada, ya no estaremos
pensando en nosotros mismos como personas con necesidades y objetivos que deben
cumplirse. Percibiremos desde un punto de vista ventajoso “por encima del campo
de batalla” tan sólo que las personas están pidiendo amor, sin saber que son
simplemente figuras en un sueño que ellos mismos están soñando.”
~ Una pregunta sobre el significado de “voluntad”. ~(Q&A
– FACIM – #18)
P #18: “El Curso habla en todo momento de la voluntad. Afirma
que la voluntad no está involucrada en la percepción (C.1.7:2); que he
aprisionado mi voluntad (T.9.I:4.1); y que si no tuviera una mente dividida,
reconocería que ejercer la voluntad es la salvación (T.9.I.5:4). ¿Qué es la
voluntad tal como está relacionada en el Curso, y qué propósito, si lo hay,
sirve en el sueño?”
R: “Cuando el Curso habla de “voluntad”, siempre se refiere
a la Voluntad de Dios; “La Voluntad de Dios es lo único que existe.” (C.3.6:1). Está hablando sobre el nivel de la Mente donde nuestra voluntad es una con
la de Dios, donde la verdad es verdadera y todo lo demás es falso (T.31.I.1:7). Este es un ejemplo del no-dualismo del Curso; no puede haber una voluntad
aparte de la de Dios, Su Voluntad es nuestra salvación, nuestra verdadera
voluntad es una con la suya. Estamos “dispuestos”, es decir, ejerciendo el
poder de nuestra voluntad, sólo cuando elegimos aceptar la verdad acerca de
nosotros mismos, y esta es nuestra salvación. El Curso distingue entre
disposición y querer. Cuando elegimos hacer que el pecado sea real, creer la
mentira del ego sobre quiénes somos en el sueño, estamos “queriendo” hacer una
alternativa ilusoria a la Voluntad de Dios y defender este yo inventado. Este
es el aprisionamiento de nuestra verdadera voluntad; así es como la negamos, y
este es el origen de la percepción — vemos lo que queremos ver.
Para ayudarnos en nuestro aprendizaje, el Curso utiliza un
término relacionado, “la pequeña dosis de buena voluntad”, en referencia a
nuestra experiencia en el sueño. Estar dispuesto, en este sentido, es estar de
acuerdo en elegir ver de otra manera; aceptar una interpretación diferente;
para cuestionar el significado y el valor que asignamos a todas nuestras
relaciones y toda nuestra experiencia en este sueño; para ver los efectos de
las elecciones de ego que hemos hecho, y considerar su costo. Esto es
suficiente, nos dice el Curso, para darnos la vuelta en nuestro viaje,
volviendo a la dirección de nuestro hogar en Dios y la única Voluntad que
compartimos con Él; Él es nuestro Padre, nosotros somos Su inocente Hijo. De
esta manera podemos tomar decisiones en el sueño, en la práctica y la
aplicación del Curso que nos pone en sintonía con la Voluntad que compartimos
con Dios.”
~ Una pregunta sobre la naturaleza de la culpa. ~ (Q&A –
FACIM – #19)
P #19: “El Curso, tal como lo entiendo, dice que en la base
de todo nuestro sufrimiento está la culpa, y que esta culpa es reprimida.
Entonces, el Curso parece sugerir que esta culpa se resuelva a través del
perdón del mundo externo (en lugar de hacerlo mediante un proceso de
descubrimiento como el psicoanálisis). Si es así, ¿de qué sirve la idea de la
culpa, si parece que permanece en un nivel puramente teórico?”
R: “La culpa de la que habla el Curso es una culpa
ontológica que proviene de creer que pudimos separarnos de Dios, pero al
hacerlo, tuvo que ser destruido — la existencia individual separada y la
Unicidad total son estados mutuamente excluyentes que no pueden coexistir. Dado
que la separación de Dios es solo una ilusión, y frágil, se necesitaba una
defensa aparentemente poderosa para mantener su realidad aparente. La culpa que
todo lo consumía por nuestro ataque letal contra el Todo se convirtió en esa
defensa, enterrando la pregunta de si en realidad habíamos atacado o no. Pero
esta culpa no es simplemente un constructo teórico de acuerdo con el Curso. El
Curso dice que el mundo externo se fabricó literalmente a partir de esa culpa
ontológica, como una aparente proyección externa de lo que era demasiado
horrible para mantener dentro de la mente. Entonces, cuando practicamos el
proceso de perdón con nuestras relaciones externas en el mundo, en realidad
estamos abordando, aunque de manera gradual, aspectos de esa culpa ontológica original.
Es un enfoque indirecto con un efecto práctico y directo en el problema
subyacente. Al ver lo que hemos hecho realidad en nuestro mundo externo como
una proyección de lo que está enterrado en nuestro inconsciente, en realidad
estamos haciendo que esa culpa enterrada, con el tiempo, sea consciente. Esto
deshace la estrategia del ego de distraernos de la culpa en nuestra mente con
los problemas y la culpa asociada en el mundo. Y nos permite comenzar a
reconocer que la premisa subyacente, que estamos separados y que el Amor ha
sido destruido, de lo cual se ha generado esa culpa básica, simplemente no es
verdad.
El proceso de descubrir la culpa dentro del psicoanálisis, como se practica generalmente, en realidad juega un papel en el plan defensivo del juego del ego, aunque podría ser dirigido hacia el mismo fin que el del Curso. La culpa que está tratando de descubrir sigue siendo parte de la cortina de humo externa del mundo que la mente del ego ha construido para evitar que volvamos al problema real en la mente. Es la culpa aún relacionada con el cuerpo y sus relaciones con otros cuerpos, y esta culpa sigue siendo un efecto y no la causa ontológica subyacente a la que se dirige el Curso.”
~ Una pregunta sobre la amistad y el romance. ~ (Q&A –
FACIM – #20)
P #20: “Me gustaría entender por qué muchas de mis
relaciones con hombres comienzan con una noción de romance pero no se mantienen
como amistades. Valoro a las personas que conozco y me gustaría desarrollarme y
crecer hasta el punto en que pueda expresar el amor fraternal hacia las mujeres
y los hombres. Como mujer soltera, me encuentro con hombres que a menudo se
sienten atraídos por mí, luego salimos o lo que sea, y luego termina. Soy
responsable de qué y cómo me estoy comunicando. ¿Hay alguna forma de comunicar
“seamos amigos” cuando se esperaba o deseaba algo más y se había producido una
decepción?”
R: “Nuestros egos no están orgullosos y utilizarán cualquier
forma de trabajo especial para involucrarnos en relaciones que al final no
satisfacen nuestras necesidades. Aunque generalmente no somos conscientes de
esto, tenemos el objetivo subyacente de demostrar que el amor solo puede
fallarnos y que somos la víctima involuntaria de las propuestas confusas y
engañosas de los demás. El Curso es único — y por esta razón probablemente no
sea tan popular — entre los caminos espirituales para identificar esta
intención subyacente detrás de todas nuestras relaciones en el mundo, sin
importar cuán buenas creamos que sean nuestras intenciones al principio, hasta
que sean entregadas al Espíritu Santo para que las sane.
Y, a menudo para nuestra desilusión, el Espíritu Santo sólo
trabaja con el contenido y no con la forma, de modo que no puede haber garantía
de lo que sucederá en nuestras relaciones, excepto que se nos dará otra
oportunidad de entrar en contacto con nuestra propia culpabilidad enterrada y
sentimientos de indignidad y odio hacia nosotros mismos para que puedan ser
sanados. Pero si somos capaces de poner en práctica los principios del perdón
del Curso, encontraremos que con el tiempo experimentamos un sentido de paz y
alegría en nuestras relaciones, sin importar si nuestros hermanos o hermanas
son recíprocos de alguna manera en la forma. Y sabremos que somos verdaderos
“amigos” que compartimos el propósito de curar el dolor enterrado en nuestras
mentes. Pero este es un proceso que puede llevar tiempo lograrlo. Así que,
mientras tanto, sepa que lo está haciendo lo mejor que puede y no deje de
intentarlo. Jesús necesita nuestras relaciones especiales para enseñarnos la
otra manera. Es sólo el miedo lo que nos impide permitirnos experimentar una
mayor intimidad en cualquier forma.”
~ Una pregunta sobre el significado y propósito del arte. ~
(Q&A – FACIM – #21)
P #21: “Si el arte puede verse como una forma de relación
especial que el artista establece como un sustituto del amor de Dios, ¿deben
considerarse las formas de arte como una petición de amor? ¿Y en qué se
diferencian estas formas de las formas expresadas a través de la “canalización”
como la música de Mozart? ¿Podemos decir que el arte “canalizado” es más una
expresión de amor que una petición de amor? ¿Y cómo podemos “justificar” la
distinción humana entre arte grandioso y mediocre en el Nivel dos de nuestra
experiencia aquí en el mundo material?”
R: “Primero, no podemos juzgar si el trabajo específico de
un artista específico es un sustituto del Amor de Dios, la manifestación de una
relación especial. Sólo el artista podría discernir eso. Por lo general, no
podemos decir simplemente a partir de la forma si proviene de la mente errada
(ego) o de la mente correcta (Espíritu Santo). Si el reflejo del Amor de Dios
es la fuente de una obra de arte en particular, entonces, sí, es una expresión
de amor. Nuestro error sería, entonces, venerar el trabajo, en lugar de
identificarnos con el contenido detrás de la forma.
Todas las relaciones de amor especiales son defensas contra
el dolor abrasador en nuestra mente que proviene de la culpa que todos sentimos
por haber rechazado el Amor de Dios en favor de darnos la existencia en
nuestros propios términos. Siguiendo el consejo del ego, nuestra atención se
dirige lejos de nuestras mentes cargadas de culpa a individuos, sustancias o
actividades específicas que pueden acallar el dolor y llenar la soledad que
está en nuestras mentes. En esencia, nuestras relaciones de amor especiales le
están diciendo a Dios que no necesitamos Su Amor, y que somos perfectamente
capaces de llenar el vacío y experimentar la compleción y la valía a través de
las relaciones en el mundo. Este es el «contenido» subyacente a la «forma» de
todas las relaciones de amor especiales. Los buenos sentimientos que provienen
de este tipo de relaciones ocultan el odio que es su base.
Al mismo tiempo, en otra parte de nuestras mentes, deseamos
que nos digan que todo esto fue solo un error tonto, que hemos sido perdonados,
y por lo tanto nuestra culpa y nuestras defensas contra esa culpa ya no son
necesarias. Este es el “llamado” que está presente en nuestras mentes y está
dividido entre estas dos actitudes o maneras de pensar.
Cualquier forma puede ser usada por el Espíritu Santo para
recordarnos la verdad sobre nosotros mismos. Una no es más o menos inspiradora
que otra, en este sentido. En otras palabras, una vez que creemos que la
separación ha ocurrido y estamos aquí en el mundo como cuerpos, el mundo y
nuestros cuerpos se consideran neutrales. Por lo tanto, cualquier cosa en este
mundo puede convertirse en un medio para guiarnos más allá del mundo, o más
profundamente en él, dependiendo de si elegimos al ego o al Espíritu Santo como
nuestro maestro. Podemos estar cautivados con la estatua del David de Miguel
Ángel y recordar nuestra perfección y unidad con Dios; pero la misma
experiencia puede ocurrir mientras estamos mirando un árbol enfermo en nuestro
patio. Cuando nos hacemos dependientes de una forma particular para tener una
experiencia “espiritual”, nos hemos quedado atrapados en una relación de amor
especial.
Finalmente, no hay nada de malo en tener preferencias en
este mundo, siempre que no las tomemos en serio. Podemos decir que una obra de
arte es mejor que otra, al igual que podemos decir que una composición musical
en particular es mejor que otra, un método de educación es mejor que otro, un
tratamiento médico es mejor que otro, según los criterios que hemos establecido
en esos campos. Desde el punto de vista del Curso, todos son igualmente
ilusorios. Sin embargo, es natural evaluar las cosas de una manera algo
objetiva en el mundo. La lección, no obstante, es no tomar en serio ninguna de
las conclusiones a las que lleguemos sobre las cosas en el mundo — deberíamos
hacerlo con una sonrisa amable en alguna parte de nuestras mentes, porque
sabemos que todo es una invención.”
Una pregunta sobre las “Reglas para tomar decisiones” ~
(Q&A – FACIM – #22)
P #22: “Capítulo 30 I. Reglas para tomar decisiones: No
estoy seguro de entender esto. ¿Las decisiones se refieren a decisiones simples
de todos los días como qué comer o qué vestir? O, ¿están más en la línea de lo
que sientes y piensas?”
A: En cierto sentido, son ambos. Comenzamos con las
decisiones o elecciones que hacemos a nivel físico, porque ahí es donde creemos
que estamos. Sin embargo, como estudiantes que ahora estamos comenzando el
Capítulo 30, estamos lo suficientemente familiarizados con el material del
Curso como para saber que, en última instancia, Jesús siempre nos está hablando
de lo que ocurre en el nivel de la mente; en otras palabras, eligiendo entre el
«contenido» del amor o el miedo, y no eligiendo entre las muchas «formas» que
el mundo nos presenta.
Las siete “reglas” para tomar decisiones no deben tomarse
literalmente, sino que son útiles para recordar que la toma de decisiones
“correcta” es un proceso. Es decir, aprender que tenemos una opción en cuanto a
con quién tomar decisiones toma tiempo y práctica. Y la toma de decisiones
“correcta” no significa necesariamente elegir a Jesús o al Espíritu Santo. Lo
que sí significa, es que reconocemos que tenemos la opción de elegir a alguno
de ellos, o elegir al ego. Como egos, realmente no tenemos ninguna motivación para
elegir a Jesús o al Espíritu Santo, aparte del Curso que nos dice que nos
sentiremos mejor si lo hacemos. Y esa no es razón suficiente para que los
elijamos constantemente. Lo que «es» razón suficiente es tomar decisiones
continuamente basadas en el ego y tomar conciencia del costo de tales
decisiones. Rechazar el Amor de Dios solo puede conducir a la culpa, ya que es
el fragmento sombrío de nuestra decisión original de rechazar a Dios al elegir
estar separados de su Amor y estar por nuestra cuenta. Esta culpa es la fuente
de todo nuestro dolor y sufrimiento. Como dice el Curso, “De lo único que
estabas seguro era de que entre las numerosas causas que percibías como
responsables de tu dolor y sufrimiento, tu culpabilidad no era una de ellas.”
(T.27.VII.7:4). Sólo cuando vinculamos nuestro dolor con nuestras decisiones,
la elección se vuelve significativa. Y una vez que llegamos a este punto, la
elección de con quién decidir se vuelve obvia: “¿A quién que esté respaldado
por el amor de Dios podría resultarle difícil elegir entre los milagros y el
asesinato?” (T.23.IV.9:8)
Para una discusión más profunda de esta importante sección del Curso, consulte nuestra serie de extractos sobre las «Reglas para tomar decisiones» (Lo puedes conseguir en la página 17 de este documento 😉 : https://nytz.files.wordpress.com/…/articulos-de-kenneth-wap… ) “
~ Una pregunta sobre la pertenencia a una religión
dominante. ~ (Q&A – FACIM – #23)
P #23: “¿Se puede ser un estudiante de Un Curso de Milagros
y seguir siendo parte de una religión dominante?”
R: “Sí, si es útil, ya que el manual nos enseña: “El
programa de estudios es sumamente individualizado, y todos sus aspectos están
bajo el cuidado y la dirección especial del Espíritu Santo.” (M.29.2:6). Nadie
tiene el derecho ni la sabiduría para determinar lo que sería una ayuda para
alguien en un camino espiritual. Es por eso que el Curso siempre enfatiza la
importancia de pedir la ayuda del Espíritu Santo. Dicho esto, sin embargo, es
cierto que en el nivel de sus enseñanzas reales, el Curso difiere notablemente
de las religiones principales. De hecho, podríamos decir que una de las
características de Un Curso de Milagros es el contraste de sus enseñanzas con
las del cristianismo tradicional. Por lo tanto, a este nivel, el conflicto
sería inevitable en algún momento del estudio; por ejemplo, otras religiones
occidentales no enseñan que “el mundo se fabricó como un acto de agresión
contra Dios.” (L.pII.3.2:1), y que nuestro verdadero terror es de la redención
y no de la crucifixión (T.13.III.1: 10,11). Podría ser bastante tentador
armonizar ambos sistemas de pensamiento, un compromiso que solo podría ser
perjudicial para ambos caminos.
Estamos tan llenos de conflictos en la situación actual, que
incorporar intencionalmente más en nuestras vidas cotidianas nos parece un acto
de desamor. Tomar un interés intelectual en la religión dominante con el
propósito de comparar y contrastar esto con el Curso es una cosa, pero en
realidad tratar de vivir ambos caminos diariamente sería muy difícil. Sin
embargo, recordando la naturaleza individualizada del propio plan de estudios,
es posible participar tanto en el Curso como en la religión dominante. La pregunta
que hay que hacerse, por lo tanto, sería: ¿cuál es el propósito?”
~ Una pregunta sobre la reencarnación. ~ (Q&A – FACIM –
#24)
P #24: “Un Curso de Milagros parece aludir a la
reencarnación. Si realmente no morimos, sino que simplemente “dejamos este
cuerpo a un lado”, ¿volvemos en otro o continuamos nuestras lecciones en otro
nivel?”
R: “Sí, en el Curso, Jesús parece aludir a la reencarnación.
Pero para entender lo que está diciendo y para responder a su pregunta, debemos
recordar que en el Curso, él siempre nos está hablando en el nivel de la mente,
que es el único nivel donde tiene lugar un verdadero aprendizaje. Y
específicamente, él está hablando con esa parte de nuestra mente que tiene que
elegir entre el ego y el Espíritu Santo, entre el odio y el amor, entre la
muerte y la vida.
“Pero recuerda que el entendimiento es algo propio de la
mente, y sólo de la mente.” (T.15.VI.7:5).
Nos dice en el Curso que esta “vida” es un sueño, que el
mundo es una ilusión, que el cuerpo no muere porque el cuerpo no vive
(T.19.IV.C.5:2,3 , 4,5), y que nuestra experiencia del tiempo es simplemente
una parte de esa ilusión. Nuestro “sueño” siempre y sólo refleja la elección
que hemos hecho ya sea para el propósito del ego de reforzar nuestra culpa y
nuestra creencia en la separación, o el propósito del Espíritu Santo de
perdonar y deshacer la creencia en la separación. Por lo tanto, la forma del
sueño nunca importa, y cuando esa forma cambia, el aprendizaje o la elección
continúan en la mente.
Entonces, al leer un pasaje que parece implicar la
reencarnación, podríamos entenderlo no solo en el nivel de nuestra experiencia
dentro del sueño, sino también como la idea de volver a examinar la falta de
perdón. Quizás sería útil pensar en sueños “simultáneos”, o usar el modelo de
un holograma donde el todo se encuentra en cada parte. Cuando la mente
“reexamina” los sueños o aspectos del holograma, esto podría ser visto como una
experiencia de “vidas” diferentes.
Jesús nos dice en el manual que una creencia en el concepto
de reencarnación no es un requisito para su Curso. De hecho, dice que solo es
valioso en la medida en que sea “útil” o de consuelo para sus estudiantes.
“En última instancia, la reencarnación es imposible. El
pasado no existe ni el futuro tampoco, y la idea de nacer en un cuerpo ya sea
una o muchas veces no tiene sentido. La reencarnación, por lo tanto, no puede
ser verdad desde ningún punto de vista.” (M.24.1:1,2,3).
“La reencarnación no sería, en ningún caso, el problema con
el que hay que lidiar ahora…Lo cierto es, sin embargo, que tanto los que creen
en la reencarnación como los que no, pueden encontrar el camino que conduce a
la salvación. Por lo tanto, no puede considerarse que sea una idea esencial en
el programa de estudios. Siempre existe cierto riesgo en ver el presente en
función del pasado. Mas siempre hay algo bueno en cualquier pensamiento que
refuerce la idea de que la vida y el cuerpo no son lo mismo.”
(M.24.2:1,5,6,7,8)
Cuando podemos aceptar el hecho de que el tiempo no es
lineal, el concepto de reencarnación carece de significado. Pero, mientras
creamos que somos individuos separados, las lecciones continúan en cualquier
forma que podamos aceptar y entender hasta que realmente aprendamos que nuestra
realidad es espíritu y siempre hemos estado “… en casa en Dios, [únicamente]
soñando con el exilio” (T.10.I.2: 1). En esa aceptación de la Expiación para
nosotros mismos, todo sueño termina.”
~ Una pregunta sobre que el estudio del Curso causa
tristeza. ~ (Q&A – FACIM – #25)
P #25: “He sido un estudiante del Curso desde hace mucho
tiempo. Estoy descubriendo que el especialismo es hueco y estoy empezando a ver
a través de las tácticas, aversiones y manipulaciones del ego. Sin embargo,
detecto una tristeza y/o miedo, debido al vacío que está ahí cuando dejo ir el
especialismo que se quiere mantener a través de las relaciones o “cosas”
materiales, etc. ¿Qué sugeriría para ayudar a alguien a superar el obstáculo, o
a atravesar el velo para poder ver a todos con una percepción curada? El vacío
puede parecer amplio y profundo, por lo tanto temeroso.”
R: “La confianza es esencial mientras pase por esto. En un
momento dado, Jesús nos ruega que no “le infundas vida a tu desfallecido ego”
(T.17.V.8.4); y nos asegura que “la muerte de tu especialismo no es tu muerte,
sino tu despertar a la vida eterna.” (T.24.II.14.4). Estos, entre muchos otros
pasajes, son recordatorios útiles cuando estamos atravesando momentos difíciles
que, en primer lugar, Jesús sabe por lo que estamos pasando, y en segundo
lugar, que todo terminará bien si continuamos practicando el perdón.
La mayoría de los estudiantes pasan por lo que ha descrito.
Una persona lo comparó con pararse en un muelle con un pie en el muelle y el
otro en el borde de un bote que de repente comienza a alejarse del muelle.
Desagradable, ¡para decirlo suavemente! A veces, esta experiencia refleja la
conocida “noche oscura del alma” de la literatura espiritual. Esto se discute
en el manual para los maestros en la sección “Desarrollo de la confianza”,
donde Jesús describe la quinta etapa como “un período de inestabilidad”. Ya no
está firmemente arraigado en el especialismo, pero no lo ha superado por
completo, porque en lo profundo de su mente sabe que abandonar el especialismo
significa abandonar su identidad como un individuo separado e independiente.
Ese es el miedo subyacente. Si simplemente reconoce eso y lleva ese temor al
amor de Jesús en su mente, se sentirá mejor.
No hay manera de evitar esta etapa del proceso, si desea
terminar en el “lugar correcto”. Nunca quiere forzarse a renunciar a una
relación o algo en el mundo que aún disfruta, ni forzarse a ver a todos con una
percepción curada. Si realmente quisiera ir más allá de la percepción de
intereses separados, estaría más allá de eso. Por lo tanto, ser honesto acerca
de su renuencia a abandonar el especialismo es extremadamente útil. También
puede preguntarse cómo se sentiría relacionarse con los demás sin especialismo.
A veces eso revela un elemento en usted mismo del que no tenía conocimiento,
una fuente de resistencia que no sabía que estaba allí. Finalmente, simplemente
sea paciente y confíe en el proceso.”
~ Una pregunta sobre el significado de “el Instante Santo” ~
(Q&A – FACIM – #26)
P #26: “¿Puede explicar el Instante Santo con más detalle?”
R: “Como se define en nuestro Glosario-Índice, el instante
santo es el instante fuera del tiempo en el que elegimos el perdón en lugar de
la culpa, el milagro en lugar de un resentimiento, el Espíritu Santo en lugar
del ego. Es la expresión de nuestra pequeña dosis de buena voluntad de vivir en
el presente, que se abre a la eternidad, en lugar de aferrarnos al pasado y
temer el futuro, lo que nos mantiene en el infierno.
Es importante comprender que el instante santo está fuera
del tiempo y más allá del cuerpo: “No hay ni un solo instante en el que el
cuerpo exista en absoluto.” (T.18.VII.3.1). Es un término dado a nuestra
experiencia de unidad con alguien más que trasciende completamente cualquier
cosa del cuerpo. No hay separación entre usted y esta otra persona. Los
intereses separados y conflictivos que caracterizaron antes la relación se han
disuelto completamente en favor del reconocimiento de que solo hay intereses
compartidos. Todo el sentido de la competencia y la comparación son simplemente
inexistentes en el instante santo, que es cuando ha elegido deliberadamente no
ver sus intereses como algo aparte de los de alguien más. Hay muchas otras
maneras en que esto puede ocurrir, porque hay muchas maneras en que hemos
expresado la separación.
Es un instante elegido en el que nuestro miedo ha disminuido
lo suficiente como para que aceptemos la verdad acerca de nosotros mismos y de
todos los demás. Parece ser un instante fugaz que viene y se va solo porque
nuestro miedo es todavía demasiado grande para permitirnos hacer de este
nuestro estado permanente. Cuando eso sucede estamos en el mundo real. Así, el
término también se usa para denotar el «último» instante santo, el mundo real,
la culminación de todos los instantes santos que hemos elegido a lo largo del
camino.”
~ Una pregunta sobre la consciencia antes de la separación.
~ (Q&A – FACIM – #27)
P #27: “Si la consciencia fue la primera división
introducida en la mente del Hijo soñador, ¿cuál era el estado de esta mente
antes de la consciencia? ¿Acaso el Hijo no era consciente de su relación con
Dios o desconocía la Unidad con Dios? Esto puede parecer tonto, pero es como
decir que somos conscientes de que no somos conscientes o no somos conscientes
de que somos conscientes.”
R: “Esta pregunta surge con frecuencia, y es natural
plantearla, ¡no es tonta! El problema es que la pregunta tiene sentido solo
para las mentes que no pueden concebir la realidad no dualista. Y tenemos esta
dificultad porque, en pocas palabras, nosotros, como un solo Hijo, rechazamos
la unidad y sustituimos la existencia independiente e individualizada en lugar
de nuestra realidad verdadera. Eso nos coloca en una clara desventaja al tratar
de dar sentido a todas las declaraciones en el Curso que hablan de la realidad
como no dualista, como unicidad pura. Jesús debe usar un lenguaje y conceptos
que podamos entender — que es el lenguaje del dualismo — para comenzar el
proceso de llevarnos más allá de la dualidad. Y a menudo nos recuerda que hay
muchas cosas que aún no podemos entender, pero que eventualmente entenderemos a
medida que nuestra identificación con el cuerpo disminuya.
Por lo tanto, para responder a su pregunta, antes de que la
Mente del Hijo de Dios pareciera dividirse, es decir, antes de que la
separación pareciera ocurrir, solo existía una unidad perfecta entre Dios y
Cristo: “Lo que Él crea no está separado de Él, y no hay ningún lugar en el que
el Padre acabe y el Hijo comience como algo separado.” (L.pI.132.12). El Curso
deja claro que Dios creó a Cristo, pero esto no significa dos seres en relación
uno con el otro, en la línea con la que estamos familiarizados. Puesto que es
una unidad perfecta, no puede haber consciencia. Lo que sería este estado sin
consciencia es incomprensible para nosotros debido a la condición actual de
nuestras mentes, y es inútil especular sobre esto: “…mientras pienses que una
parte de ti está separada, el concepto de una unicidad unida cuál una sola no
tendrá sentido.” (T.25.I.7). De manera similar, al hablar de nuestra función en
el Cielo de extender el amor como Cristo, Jesús nos dice que esto también no
tiene sentido para nosotros, pero lo que podemos entender y practicar es el
perdón: “Tienes, por lo tanto, una función en el mundo de acuerdo a sus propias
normas. Pues, ¿quién podría entender un lenguaje que está mucho más allá de lo
que buenamente puede entender?… Lo que la creación es no puede ni siquiera
concebirse en el mundo. No tiene sentido aquí. El perdón es lo que más se le
asemeja aquí en la tierra.” (L.pI.192.1,2).
Así que terminamos humildemente en silencio, pero con la
esperanza de que si hacemos lo que Jesús nos pide en su Curso, algún día
tendremos la experiencia que pondrá fin a todo cuestionamiento e interrogante.”
~ Una pregunta sobre perdonar actos horribles. ~ (Q&A –
FACIM – #28)
P #28: “¿Cómo perdono a otros por sus actos horribles? ¿Cómo
puedo perdonar al francotirador? ¿No es esto real? ¿Es la distracción del ego?
También temo lo que es real. Cuando digo, por encima de todo que quiero ver, me
aterrorizo. Me cuesta mucho renunciar a este mundo que creamos. Me encantan
algunas de mis creaciones, como mi familia. ¿No necesito morir para volver a mi
realidad? ¿No voy a estar solo?”
R: “El perdón que nos enseña el Curso es un proceso de mirar
una situación como los asesinatos de francotiradores y preguntarnos qué nos
dice este evento sobre lo que creemos. Comenzamos observando honestamente
nuestras reacciones a estos asesinatos que incluyen todo tipo de sentimientos y
juicios sobre las víctimas y los victimarios. Todos estos sentimientos y
pensamientos son útiles para descubrir las creencias ocultas del sistema de
pensamiento del ego; que el mundo es real, que somos cuerpos, que lo que
llamamos muerte es el final de lo que llamamos “vida”, que somos vulnerables a
los ataques … la lista sigue y sigue. Luego, el Curso nos pide que reconozcamos
que todos estos son sentimientos y pensamientos sobre nosotros mismos que hemos
proyectado a las víctimas, así como a los victimarios. Estamos aprendiendo que
los sentimientos/pensamientos junto con el dolor que causaron ya estaban con
nosotros antes de que el evento tomara lugar. El evento solo pareció causar los
sentimientos. Por eso el Curso dice que perdonamos a nuestros hermanos por «lo
que no hicieron». “Procura estar dispuesto a perdonar al Hijo de Dios por lo
que él no hizo.” (T.17.III.1.5).
Los francotiradores no causaron nuestros sentimientos,
nuestras creencias erróneas lo hicieron. Si estamos dispuestos a ver cualquier
situación de esta manera, estamos empezando a cuestionar las mentiras del ego.
Entonces estamos en posición de pedir otra forma de ver. Esto a veces es muy
difícil de hacer, requiere práctica y mucha honestidad, pero es la única forma
en que podemos ponernos en contacto con las creencias que nos mantienen
arraigados en un sistema de pensamiento que nos está causando mucho dolor. Este
dolor viene de creer las mentiras del ego y no de la situación, en este caso
los asesinatos. Es muy importante que practiquemos esto «sin negar» ninguno de
los sentimientos o pensamientos que tenemos sobre los escandalosos eventos en
este mundo de miedo y odio del ego y sin obligarnos a tratar de aceptar un
nuevo sistema de creencias que desafíe nuestra perspectiva habitual del ego.
Esto solo nos atrinchera en nuestros puntos de vista erróneos y nos da más
miedo. Si estamos dispuestos a decir simplemente “tal vez me equivoque con
esto”, entonces el mundo que hemos fabricado y todas nuestras relaciones,
incluidas aquellas que “amamos”, se convierten en nuestro salón de clases para
aprender la interpretación del Espíritu Santo de todo lo que experimentamos en
lugar de servir como una distracción. (Nota: el Curso usa el término “fabricar”
para el mundo del ego. “Creación” se refiere a la extensión del amor de Dios en
el nivel de la Mente solamente.)
El Curso nos dice que el Espíritu Santo no nos quitará
ninguna de nuestras relaciones especiales, pero en cambio nos dará una
interpretación diferente y un propósito diferente para ellas. Sin ellas, no
seríamos conscientes de las creencias erróneas sobre nosotros mismos o los
juicios (ya sean para bien o para mal) que nos mantienen en nuestro sueño
profundo. Nos hemos hecho temerosos de lo que es «real» y por eso tenemos un
Maestro que nos está invitando a dar pequeños pasos con Él hacia una nueva
forma de pensar. Si hacemos esto con Jesús o con el Espíritu Santo a nuestro
lado, no estaremos solos o «muertos». Eventualmente despertaremos completamente
del sueño con la comprensión de que en realidad sólo estábamos soñando, sin
pensamientos de muerte ni necesidad de morir. Mientras tanto, cada paso en el
perdón nos trae más paz y nos acerca a nuestra verdad donde nuestra familia
incluirá a todos y no experimentaremos ningún sentido de pérdida.”
~ Una pregunta sobre el aparente acto de “ira” de Jesús. ~
(Q&A – FACIM – #29)
P #29: “Cuando Jesús volcó la mesa en el Templo, pareció
reforzar el sistema de pensamiento del ego. Estaba enojado, y finalmente fue
castigado, al ser crucificado. Sigo repitiendo en mi mente, debe haber otra
manera de ver esto, para acelerar la curación envié esta pregunta a la
Fundación.”
R: “En “El perdón y Jesús. El punto de encuentro entre Un
Curso de Milagros y el cristianismo” y “Una introducción básica a Un Curso de
Milagros” (por Kenneth Wapnick, publicados por la Fundación para Un Curso de
Milagros) este pasaje del Evangelio se discute en detalle. La explicación
completa presentada en estos libros se resume aquí.
Como sabrá, los relatos evangélicos de los dichos y acciones
de Jesús no son necesariamente un hecho histórico. Es probable que el incidente
en el Templo no haya ocurrido de la manera en que se describe en el Evangelio.
Esta opinión es aceptada incluso por muchos estudiosos de las Escrituras
cristianas. También es importante tener en cuenta que el relato del Evangelio
no dice que Jesús estaba enojado, aunque en las películas de la vida de Jesús
ha sido retratado como enojado. Si algo de esta naturaleza ocurriera en el cual
Jesús pareciera estar enojado, sin sentir realmente ningún enojo, él habría
estado usando este arrebato como una herramienta de enseñanza para hacer un
punto para la gran multitud de personas presentes en el Templo en el tiempo de
la Pascua.
En este caso, el punto hubiera sido que el “pueblo elegido”
había distorsionado la enseñanza del Antiguo Testamento al usar el Templo para
otros propósitos que no fueran una “casa de oración”. Esto está cerca de la
interpretación tradicional de este incidente por los estudiosos cristianos.
Como buen maestro, Jesús actuó de manera dramática para atraer más
efectivamente la atención a su mensaje. También se podría considerar una opción
final; que Jesús estaba realmente enojado, teniendo un “ataque de ego”. Si este
fuera el caso, habría al menos tres condiciones que tendrían que estar
presentes; Jesús no estaría en paz, Dios no estaría en su conciencia,
percibiría a los prestamistas como su enemigo. Es inconcebible que Jesús, cuyo
mensaje y presencia estaban llenos solo de amor y paz, lo hubiera “perdido” de
esta manera. También es posible creer que Jesús tuvo un ataque de ego, pero si
uno elige creer eso, ¿por qué elegiría identificarse con su ego, en lugar de
con el amor y el perdón que nos enseña en Un Curso de Milagros? Además, incluso
si «fuera» posible para Jesús tener tal ataque de ego, el Curso nos dice que
ciertamente no sería castigado por su “pecado” al ser crucificado. “El pecado
no existe.” (T.26.VII.10:5)
La enseñanza central del Curso es que el Hijo de Dios es
inocente; “Este es el juicio Final de Dios: “Tú sigues siendo Mi santo Hijo,
por siempre inocente, por siempre amoroso y por siempre amado, tan ilimitado
como tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado.” (L.pII.10:5). Como no hay pecado, no puede haber castigo. La enseñanza del Curso sobre la
crucifixión, por lo tanto, es desde una perspectiva muy diferente. En las
palabras de Jesús “La crucifixión no es más que un ejemplo extremo.” (T.6.I.2:1), muy parecido al ejemplo del incidente del Templo, si de hecho ocurrió.
Jesús dice más tarde: “El mensaje de la crucifixión fue precisamente enseñar
que no es necesario percibir ninguna forma de ataque en la persecución, pues no
puedes ser perseguido. Si reaccionas con ira, tienes que estar equiparándote
con lo destructible, y, por lo tanto, viéndote a ti mismo de forma demente.”
(T.6.I.4:6). Jesús no se consideraría demente, y como sabía que no era un
cuerpo, permaneció en paz durante la crucifixión, completamente consciente de
que nada estaba sucediendo.
A medida que aprendemos nuestra verdadera identidad como el
Hijo inocente de Dios, también aprendemos que nosotros también podemos estar en
paz en medio de una aparente persecución. Nosotros, como Jesús, no podemos ser
dañados de ninguna manera. Esta verdadera identidad no debe confundirse con las
identidades del ego que elegimos como cuerpos que sí mueren. Puesto que no hay
vida real aquí en el cuerpo, tampoco hay muerte real. Esto es lo que Jesús supo
cuando su cuerpo fue crucificado. Esto es lo que nos está enseñando.”
~ Una pregunta sobre renunciar a las adicciones. ~ (Q&A
– FACIM – #30)
P #30: “Juego juegos de computadora, lo que realmente me
gusta hacer. Creo que tengo que dejar de jugar estos juegos un día, porque
quiero la alternativa del Espíritu Santo. Hay otra distracción que aprecio, que
es incluso una adicción. La adicción me saca completamente de la mentalidad
recta; es una patada, una emoción, pero con muchos efectos secundarios,
desventajas, la carga de la anticipación, etc. Cuando realmente lo miro con
Jesús, ya no lo quiero. Y esto todavía no es lo que elijo (hasta ahora). Hay
una falta de voluntad para dejar ir estas cosas. Que están en conflicto con el
Curso … [Jesús] fue a comprar zapatos con Helen por un tiempo, pero luego
también le aconsejó que lo dejara ir.”
R: “Tenga en cuenta que este es un proceso y que lleva mucho
tiempo para la mayoría de nosotros. La paciencia y la amabilidad con nosotros
mismos son partes clave de este proceso; de lo contrario, caemos en la trampa
del ego de hacer real el error. Un consejo importante que Jesús nos da al
comienzo de las “Reglas para tomar decisiones” es: “No luches contra ti mismo.”
(T-30.I.1:7). Por lo tanto, el enfoque más útil sería simplemente observar su
renuencia a aceptar la alternativa del Espíritu Santo y su sentimiento de que
el amor de Jesús no es suficiente para usted, y luego no condenarse por
sentirse así. Simplemente continúe siendo honesto consigo mismo y con Jesús
sobre lo mucho que «no» quiere creer y aceptar lo que este Curso le está
enseñando, y luego no se juzgue por eso. Estará practicando el Curso de una
manera muy efectiva si puede hacer esto. De eso se trata el perdón. Aprenderá
que el “pecado” del que se ha acusado no ha tenido ningún efecto, y que fue
solo una “diminuta y alocada idea” que no ha cambiado el amor de ninguna
manera.
Jesús está siempre y solo interesado en el «propósito». Por
lo tanto, Helen estaba lista para cambiar el «propósito» de sus compras. Ya no
necesitaba “protegerse” del amor de Jesús; por lo tanto, ella ya no «tenía» que
ir de compras. Cuando disminuya nuestro temor a aceptar el amor de Jesús,
nuestra participación en nuestras defensas contra la aceptación de ese amor
también disminuirá. Si bien las actividades específicas aún pueden ser parte de
nuestras vidas, su «propósito» habrá cambiado por completo. Siempre es el
«contenido», no la «forma». La experiencia de paz o conflicto no tiene nada que
ver con la actividad u objeto en sí. La paz y el conflicto son el resultado de
haber elegido a nuestro ego o a Jesús como nuestro maestro.
Finalmente, hablando en general con respecto a las
adicciones: a menudo es necesario lidiar con el comportamiento primero — tomar
las medidas que se puedan tomar para reducir o detener el comportamiento
destructivo. Esto reflejaría la decisión de la mente de ser más amoroso con uno
mismo y con los demás. Luego, cuando el comportamiento está más controlado, la
persona puede comenzar a lidiar con la causa de la adicción en la mente. La
mayoría de las adicciones tienen su origen en un abrumador odio hacia uno mismo
y en la culpa, que luego se proyecta en el propio cuerpo y/o en el del otro.”
~ Una pregunta sobre el significado de “pecado”. ~ (Q&A
– FACIM – #31)
P #31: “Por favor explique cómo se debe interpretar el
pecado. ¿Qué es? ¿Existe o no? ¿Se puede sustituir con las palabras “falta de
amor” al leer el texto? Gracias.”
R: “Si le pidiera al ego que interpretara el pecado, su
significado sería muerte (T.19.IV.A.17:3), mientras que el significado del
Espíritu Santo sería un error que debe corregirse (por ejemplo, T.19.II, III).
El Curso nos enseña que para el ego el pecado es la muerte de Dios, o mejor
aún, el asesinato de Dios, y nosotros somos los asesinos. Por lo tanto, la
separación es un símbolo de la muerte de Dios. Nos recuerdan nuestro pecado
diariamente, cada vez que nos vemos a nosotros mismos y a los demás como
separados, que es la única forma en que podemos ver porque el ego hizo que el
cuerpo “viera” de esta manera. Sin embargo, nuestra actitud aún puede ser de
unidad, aunque los ojos de nuestros cuerpos aún vean separación. Esta es una de
las formas en que el Espíritu Santo puede usar lo que fabricó el ego para
servir a otro propósito (T.28.I.2:8).
Hablando en términos prácticos, si nos identificamos con el
ego, interpretamos que pecado es lo que quita nuestra paz, y los pecadores que
percibimos fuera de nosotros mismos son los que la toman. Sin importar cuán
grande o pequeña sea la situación, cualquier cosa que nos “robe” nuestra paz es
llamado pecado. Puede que incluso seamos nosotros mismos los que nos quitemos
nuestra propia paz, pero inevitablemente alguien más nos hizo de esta manera,
por lo que una vez más estamos libres de pecado.
En cuanto a si el pecado existe o no, el Curso nos enseña
que la separación nunca ocurrió (M.2.2:6,8). Y dado que la separación es el
fundamento completo del significado del pecado del ego, entonces ciertamente no
existe.
Finalmente, sustituir “falta de amor” no necesariamente
tendrá el mismo impacto en un estudiante que “pecado”. Todos tenemos creencias
conscientes e inconscientes en torno a la palabra “pecado”, y al sustituirla
por otras palabras, nos negamos la oportunidad de perdonar todas las
asociaciones que hemos hecho. “Falta de amor” como sustituto hace que parezca
que nos “falta amor”, algo que, por supuesto, no sería culpa nuestra. Palabras
como “retener” o “egoísta” estarían más en sintonía con lo que realmente
creemos que significa pecado.”
~ Una pregunta sobre si la conciencia es ilusoria. ~
(Q&A – FACIM – #32)
P #32: “He leído que Freud dijo que el punto del
psicoanálisis es hacer que el inconsciente sea consciente. Sé que el Curso se
basa de alguna manera en conceptos de la teoría freudiana, pero ¿no dice el
Curso que toda conciencia es intrínsecamente ilusoria? ¿No choca esto,
entonces, con el objetivo principal del psicoanálisis? ¿O estoy teniendo un
caso de confusión de niveles?”
R: “El Curso realmente identifica la conciencia con lo que
es ilusorio, describiéndola al principio del texto como “el nivel de la
percepción, fue la primera división que se introdujo en la mente después de la
separación, convirtiendo a la mente de esta manera en un instrumento perceptor
en vez de en un instrumento creador. La conciencia ha sido correctamente identificada
como perteneciente al ámbito del ego.” (T.3.IV.2:1,2). Pero como todas las
cosas que el ego ha hecho para apoyar y mantener la creencia en la separación,
el Espíritu Santo puede darle un propósito diferente. Y así, más tarde, Jesús
observa que “la conciencia tiene niveles y puede cambiar drásticamente de uno a
otro, pero no puede transcender el dominio de lo perceptual. En su nivel más
elevado, se vuelve consciente del mundo real, y puede ser entrenada para hacer
eso cada vez con mayor frecuencia. Sin embargo, el hecho mismo de que tenga
niveles y de que pueda ser entrenada demuestra que no puede alcanzar el
conocimiento.” (C. 1.7:4,5).
Así que sí, aunque la conciencia metafísicamente es parte de
la ilusión y, por lo tanto, no es real, ya que creemos en su realidad y la
experimentamos como una parte inherente de nosotros mismos, el Curso nos
proporciona una forma de utilizar nuestra conciencia para finalmente
trascenderla. El proceso de ser entrenados para alcanzar el mundo real es
realmente una cuestión de hacer consciente lo que nuestro ego ha hecho
inconsciente a través del miedo, para que las percepciones falsas del ego
puedan ser sanadas y reemplazadas por la percepción verdadera del Espíritu
Santo, preparándonos para nuestro regreso al conocimiento (el término del Curso
para el Cielo), más allá de toda conciencia y percepción.
Hemos hecho inconsciente la mente dividida — donde reside la
conciencia –, y en su lugar creemos que la conciencia es un epifenómeno del
cuerpo o, más específicamente, del cerebro. También hemos hecho inconsciente
toda la culpa en la mente que hemos inventado como una defensa de la
conciencia, proyectando la culpa hacia un mundo de forma donde nunca
sospecharíamos su origen. Así que todas las defensas del ego deben ser hechas
conscientes — o como el Curso lo describe con mayor elocuencia, debemos “estar
dispuestos a llevar la obscuridad a la luz” (T.18.III.6:2) – para que su
irrealidad puede ser reconocida. Y así utilizamos la conciencia de la mente
dividida para hacer esto hasta que, al final, todas nuestras percepciones
falsas se hayan hecho conscientes y sanadas, y la conciencia ya no sea
necesaria. En ese momento, estamos listos para dejar el ámbito de la conciencia
y la percepción y “desapareceremos en la Presencia que se encuentra detrás del
velo…no para que se nos vea [perciba], sino para que se nos conozca.”
(T.19.IV.D.19:1) .”
~ Una pregunta sobre cómo dejar ir los resentimientos. ~
(Q&A – FACIM – #33)
P #33: “Cuando estoy “atascado” y no siento que estoy
completamente dispuesto a dejar de lado una defensa bien establecida, muy a
menudo le pido a Jesús que me ayude con mi falta de voluntad en la situación.
He experimentado lo que creo que es el éxito con esta herramienta de vez en
cuando. También debo decir que no siempre funciona — sigo sintiendo la
incomodidad y la infelicidad de retener el resentimiento, aunque le he pedido que
me ayude con mi falta de voluntad. ¿Es esto algún tipo de estratagema
sofisticada del ego?”
R: “Ser totalmente honesto con Jesús sobre su falta de
voluntad para dejar ir un resentimiento es útil en sí mismo, especialmente
porque está experimentando los efectos de no dejarlo ir. Esta obstinación no le
hace pecaminoso y no afecta el amor de Jesús por usted. Por lo tanto, sentirse
como un fracaso, o cualquier forma de auto-condenación, sería el único error en
ese punto — ya está al tanto del precio que está pagando por aferrarse al
resentimiento. Puede simplemente detenerse y reconocer que el perdón es un
proceso y que cuando el miedo subyacente disminuya, dará otro paso. Si
realmente quisiera perdonar, lo haría. Podría preguntarse cómo se sentiría o
qué sucedería si realmente dejara ir el resentimiento. Eso podría revelar la
naturaleza del miedo detrás de su falta de voluntad. Entonces usted y Jesús
podrían lidiar con eso juntos. Eso lo ayudaría a mantenerse honesto, también.
No hay manera de estar totalmente seguro de si está
escuchando al ego o al Espíritu Santo. Después de muchos años de experiencia,
se familiariza más con sus medios favoritos de autoengaño, pero generalmente
necesita a alguien que le conozca bien para ayudarle a discernir. Es una dificultad
que la mayoría de los estudiantes experimentan, debido al tremendo temor que
todos tenemos de volver a casa con Dios.”
~ Una pregunta sobre la expresión artística en un estado
despierto. ~ ( Q&A – FACIM – #34 )
P #34: “Por lo que entiendo, cualquier persona que alcance o
experimente el estado del mundo real no necesitaría ni haría nada externo. Aún
así, ¿es posible “crear” algo artístico en este mundo (como una pieza musical,
un poema, etc.) por pura necesidad de compartir el estado de felicidad?”
R: “Estar en el mundo real significa que sabe que no es un
cuerpo y que el mundo físico no es real. Usted sabe que su identidad — así como
la de todos los demás — no tiene nada que ver ni con el cuerpo ni con el mundo.
Es un estado mental en el que el sistema de pensamiento del ego ya no está
presente y, por lo tanto, no hay ningún aspecto del tomador de decisiones,
porque ya no hay dos sistemas de pensamiento para elegir. El contenido de la
mente es puramente el sistema de pensamiento de amor del Espíritu Santo.
En consecuencia, en este estado mental no habría ningún yo
que experimentara la «necesidad» de hacer algo. No es que su cuerpo no haría
nada, sino que “usted” no sería el agente del “hacer”. El amor del Espíritu
Santo fluiría a través suyo, y entonces su experiencia sería que “usted” no
está haciendo nada. Recuerde, nuestro viaje hacia “el país lejano” ha sido un
viaje lejos del estado de unicidad y hacia un estado de individualidad física.
Por lo tanto, nuestro viaje de regreso es un viaje hacia el desapego del yo,
caracterizado por nuestra re-aceptación de la verdad de que el Hijo de Dios es
uno e invulnerable. Justo antes de que el sueño de la separación desaparezca
por completo, alcanzaríamos el estado de «saber» de una vez por todas que los
cuerpos y el mundo son totalmente irreales. No son nada más que los sueños de
una mente que se ha quedado dormida, y por lo tanto, nada de lo que ocurre en
los sueños es realmente importante. Sólo importa a las figuras en el sueño. Pero
una mente que ha sanado sabría que incluso el sueño en sí nunca sucedió
realmente.
Si ese es su estado mental, ¿cómo podría haber necesidad de
ser creativo? El amor del Espíritu Santo se extendería a través de usted a
aquellos que aún piensan que están separados de ese amor, y de alguna manera lo
piden. Pero «usted» no dirigiría ese proceso. Ya no hay ese tipo de “usted”. Si
la experiencia del artista es “«Yo» estoy profundamente feliz. «Yo» quiero que
otros que «no» están felices compartan lo que «yo» estoy experimentando…”, es
probable que provenga del ego, porque hay una separación en la percepción. Si
experimenta una «necesidad» de compartir el amor, está haciendo el error real.
Si el impulso artístico proviene del Espíritu Santo o de Jesús, no habría un
sentido de urgencia, y el artista no se experimentaría a sí mismo como el
agente de la obra producida,ni habría ninguna preocupación sobre si y cómo se
recibe. El amor se extiende naturalmente a sí mismo, y esa extensión del amor
puede expresarse a través del arte de alguna forma, pero eso es muy diferente
de “crear”, como usted dijo, “algo artístico en este mundo … por pura necesidad
de compartir el estado de felicidad.” Ese bien podría ser el ego colándose por
la puerta trasera para recuperar parte de su importancia personal que estaba
comenzando a desvanecerse.”
~ Una pregunta sobre la aparente falta de progreso. ~ (
Q&A – FACIM – #35 )
P #35: “Parece que cuanto más estudio Un Curso de Milagros,
empiezo a pensar estoy retrocediendo en lugar de avanzar. Mi mente es más
ruidosa que nunca. ¿Por qué es eso?”
R: “El Curso tiene una perspectiva útil sobre esto: “No te
pongas a ti mismo a cargo de esto [despertar al conocimiento], pues no puedes
distinguir entre lo que es un avance y lo que es un retroceso. Has considerado
algunos de tus mayores avances como fracasos, y has evaluado algunos de tus
peores retrocesos como grandes triunfos.” (T.18.V.1:5,6). El hecho es que
realmente no sabemos dónde estamos en nuestro progreso; ni siquiera sabemos si
vamos hacia atrás o hacia delante. Es importante recordar esto en nuestro
estudio del Curso para no perder mucho tiempo y esfuerzo al juzgarnos o evaluarnos.
Lo más probable es que el “ruido” en su mente que parece estar más que nunca
haya estado antes de su estudio del Curso; la diferencia es que ahora es
consciente de ello. Ahora sabe que tiene una mente y que es una mente ruidosa,
y eso es exactamente lo que el Curso nos está ayudando a aprender.
Comenzamos nuestra práctica aprendiendo a no negar que
estamos usando nuestro ruido para ahogar la “apacible y queda Voz” (T.21.V.1:6) del Espíritu Santo. Dado que la negación es parte de nuestra estrategia de
defensa como egos, comenzar a escuchar nuestras mentes ruidosas es el comienzo
de deshacer la negación. A medida que profundizamos nuestro compromiso de
estudiar el Curso, nuestro ruido puede parecer más alto debido a nuestra
resistencia. Nuestra identidad ego se siente amenazada por lo que estamos
aprendiendo y opondrá resistencia de varias maneras, una de ellas es una mente
ruidosa. Esta es también una estratagema del ego para convencernos de detener
nuestra búsqueda de la verdad, porque nos dice que estamos “empeorando”.
Nuestra tarea es comenzar a prestar atención al parloteo en nuestras mentes
porque nos dice lo que creemos. El objetivo principal del entrenamiento mental
del Curso es descubrir los pensamientos, juicios, creencias y mentiras ocultas en
nuestras mentes que nos hacen sentir culpables y temerosos. La buena noticia es
que “La apacible y queda Voz que habla en favor de Dios no se ve ahogada por
los estridentes gritos e insensatos arranques de furia con los que el ego acosa
a aquellos que desean escucharla.” (T.21.V.1:6). Escucharemos Sus indicaciones
cuando hayamos escuchado y perdonado todas nuestras objeciones.”
~ Una pregunta sobre los ángeles — ¿son reales? ~ (Q&A –
FACIM – #36)
P #36: “¿Son los “ángeles” una ilusión? Un Curso de Milagros
menciona a los “ángeles” (T19.IV.C.9; T26.IX.7, y en el libro de ejercicios),
pero lo que no me queda claro es si están hechos por el ego o son parte de la
realidad.”
R: “Los ángeles son parte de la ilusión, ya sea que hablemos
de ellos en el sentido habitual como cuerpos efímeros o como se menciona en el
Curso. En la enseñanza del Curso, la realidad se refiere solo a la Unicidad de
Dios y Su Hijo en el Cielo, donde solo hay Unidad y no hay distinción entre el
Padre y Su único Hijo. No hay plural en esta realidad. Según el Curso, todo lo
demás es parte de la ilusión del sueño. El Curso habla de los ángeles como
metáfora y símbolo. Son símbolos para el reflejo de los pensamientos de Dios,
que siempre están con nosotros. Es un uso amoroso y poético de un término que
nos es familiar para enseñarnos sobre el Amor que Dios extiende a la Filiación,
ya que todavía podemos estar demasiado temerosos para tener una experiencia
directa de Su Amor. En general, entendemos que los ángeles son espíritus
benignos que nos reconfortan y nos ayudan. En el Curso, Jesús usa esta forma
porque tenemos esta asociación positiva, y nos está ayudando a dejar de lado
nuestro miedo en términos que podamos entender. Puede notar que dondequiera que
se mencione a los ángeles en el Curso, el lenguaje es una poesía hermosa, con
términos que son reconfortantes y edificantes. Estas son palabras de aliento
que reflejan la verdad del Amor de Dios por nosotros.”
~ Una pregunta sobre la elección versus el destino. ~
(Q&A – FACIM – #37)
P #37: “Esta pregunta es una combinación editada de dos
preguntas separadas que se enviaron sobre el tema de la elección y la
predeterminación o destino en Un Curso de Milagros:
Como lo entiendo, en este sueño de separación, mi única
opción real es qué maestro elijo en cada situación en que me encuentro: el ego
o el Espíritu Santo. En cuanto al sueño en sí, se nos dice que el guión ya está
escrito. Pero me pregunto, ¿puedo yo, como el soñador del sueño, cambiar el
sueño en términos de los eventos específicos que se desarrollan? ¿O puedo
cambiar el sueño solo en términos de mi perspectiva sobre la situación? En
otras palabras, ¿todo lo que estoy experimentando está predestinado cuando se
trata de situaciones y relaciones, etc.? Eso significaría que estoy atravesando
un viejo sueño de separación, como ver una película antigua, que mi matrimonio
nunca podría haber durado más de lo que duró, nunca podría haber tenido más que
la cantidad de hijos que tengo ahora, y la relación en la que estoy ahora ya
está completamente definida en términos de tiempo, etc. Cuando se me da la
oportunidad de ‘ahorrar tiempo’ al elegir al Espíritu Santo como mi maestro,
solo significaría que puedo omitir ciertas partes de la historia. ¿Es así?
Pero también parece que el Curso nos anima a no intercambiar
una relación profana por otra relación profana con otra persona, ya que cuando
buscamos la felicidad nunca la encontraremos fuera de nosotros mismos, sino que
en su lugar hacemos que la relación que tenemos sea una santa. Esto parece indicar
que «tenemos» opciones en términos de la historia, las personas con las que nos
reunimos, etc. Entonces, podría haber varias versiones posibles de mi vida. Una
podría incluir dos o más matrimonios más breves con diferentes cónyuges,
mientras que otra podría implicar permanecer en el mismo matrimonio durante
muchos años.Pero Jesús dice que no se deja nada a la coincidencia y que cada
encuentro está planeado. ¿O simplemente no importa la forma y solo veo sombras,
proyectando mis propias imágenes en ellas? Pero entonces, ¿por qué el guión de
mi vida, si ya está determinado, parece tener un efecto tan significativo en
las vidas de otras personas?
Jesús también dice que lo que vemos es el juicio que primero
emitimos sobre nosotros mismos, y fuera de eso no hay mundo. ¿Significa eso
que, por ejemplo, si hay una guerra entre Estados Unidos e Irak, podría haber
hecho algo para detenerla? ¿Ya sucedió y se corrigió, de modo que si estoy
viendo una guerra en lugar de paz, significa que mi mente todavía necesita ser
corregida porque todavía estoy eligiendo al maestro equivocado? ¿O no podría
haber hecho nada para evitar la guerra y simplemente elijo con qué maestro ver
los eventos? ¿Y no vería nada más que inocencia en ambos lados si elijo el
Espíritu Santo?”
R: “Para abordar por completo todas las preguntas y
problemas que ha planteado, puede tomar un libro (y hay un libro, “Una Vasta
Ilusión: El Tiempo Según Un Curso de Milagros” por Kenneth Wapnick, que le
puede resultar útil para ampliar algunos de los puntos que trataremos
brevemente aquí).
El Curso dice que nuestra única elección «real» es entre el
ego y el Espíritu Santo, con el énfasis en “real”. Pero dentro del sueño, hay
un número casi infinito — aunque no infinito, sino «casi »infinito porque el
ego no puede hacer nada que sea infinito o eterno (T.4.I.11:7) — de
alternativas entre las que nosotros podemos elegir al nivel de la forma. Pero
su contenido subyacente es el mismo: pecado, culpa y miedo — por lo que el
Curso enfatiza que no hay una elección real entre alternativas que realmente
son todas iguales. La elección significativa solo se puede hacer en el nivel
del contenido, por lo que la única elección real es entre la culpa y el miedo
del ego y el perdón y el amor del Espíritu Santo. Entonces, sí, hay muchas
formas o secuencias diferentes de eventos que nuestras vidas pueden tomar como
resultado de nuestras aparentes elecciones, pero mientras estemos eligiendo con
el ego, creyendo que la felicidad puede encontrarse fuera de nosotros, nada
cambiará realmente , aunque nuestras circunstancias y relaciones puedan cambiar
significativamente. Por cierto, el Curso no nos anima a permanecer
«físicamente» en una relación para hacerla santa — nunca nos aconseja en el
nivel de los específicos o la forma. Cuando nos advierte sobre “deshacerte de
tu hermano” (T.17.V.7:2), se trata de cómo «percibimos» a nuestro hermano en
nuestra mente, incluyendo en particular todas las fantasías especiales que
hemos asociado con él y que ya no se están cumpliendo.
Ahora el Curso también dice, como usted observa, que el
guión ya está escrito (L.pI.158.4:3) y que todo en el tiempo ya ha sucedido,
de modo que nuestras vidas no son más que ver “la jornada desde el punto donde
termina, desde donde la podemos ver en retrospectiva, imaginarnos que la
emprendemos otra vez y repasar mentalmente lo ocurrido.” (4:5). Y aunque Jesús
dice que nada sucede por casualidad, está claramente atribuyendo la
responsabilidad de la elección de todas las experiencias de nuestras vidas a
nuestra mente (T-21.II.3:1,2,3). Pero esto no significa que todo en nuestras
vidas esté predeterminado, que la secuencia de eventos sea fija. Siempre
estamos eligiendo entre una variedad de muchos eventos posibles que ya han
ocurrido, pero la secuencia única y la gran cantidad de eventos pasados de
los que estamos eligiendo, combinados con la represión de cualquier recuerdo de
cualquiera de ellos y nuestra creencia de que el tiempo mismo es tanto real
como lineal, se suman a la sensación de que todo es nuevo. Y todo esto es parte
de la defensa del ego para engañarnos y hacernos creer que algo nuevo y
significativo está sucediendo en nuestras vidas, reforzando la tonta esperanza
de que de alguna manera esta vez nuestra elección del ego en el mundo de la
forma tendrá un mejor resultado.
Para comprender el efecto aparente de nuestras vidas en los
demás, debemos dar un paso atrás y mirar desde fuera del sueño del mundo, y
volver a centrar nuestra atención en la mente, donde realmente se toman todas
las decisiones. El número casi infinito de eventos posibles en el tiempo fue
escrito en un instante por la única mente (colectiva), unida al ego, antes de
que la proyección fragmentaria hacia el mundo de individuos y vidas separadas
pareciera ocurrir. Como explica Jesús, “El tiempo tan solo duró un instante en
tu mente, y no afectó a la eternidad en absoluto. Y así es con todo el tiempo
que ha pasado..El brevísimo lapso de tiempo en el que se cometió el primer
error -en el que todos los demás errores están contenidos- encerraba también la
Corrección de ese primer error «y de todos los demás que partieron de él».”
(T.26.3:3,4,5, cursiva agregada).
Ahora mi sueño individual está separado y no puede ser
verdaderamente compartido con nadie más. Pero como todas las mentes están unidas,
cualquier decisión que tome para interactuar como un cuerpo contigo, o que
tomes para interactuar como un cuerpo conmigo, siempre debe reflejar un acuerdo
que ambos hemos hecho juntos, en el nivel de la mente fuera del tiempo y el
espacio, para reproducir ciertos eventos en el tiempo y el espacio que ya han
ocurrido. Y este acuerdo conjunto debe mantenerse enterrado en nuestro
inconsciente para que sea efectivo en apoyar el propósito de separación y
victimización del ego.
Jesús habla de esta decisión conjunta, específicamente en el
contexto de nuestro acuerdo de hacernos daño mutuamente, como “el voto secreto
que has hecho con cada hermano que prefiere caminar solo y separado… aunque sin
expresarse ni oírse…es una promesa que le haces a otro de que él te herirá y de
que a cambio tú lo atacarás…para que [el cuerpo] sufra. Es la consecuencia
natural de lo que se hizo en secreto, en conformidad con el deseo secreto de
otro de estar separado de ti, tal como el tuyo es estar separado de él. A menos
que ambos estéis de acuerdo en que ése es vuestro deseo, éste no podría tener
efectos.” (T.28.VI.4:3,6,7; 5:1,2,3). Este acuerdo conjunto oculto que parece
verse afectado el uno por el otro debe ser el caso, ya que de lo contrario
seríamos víctimas de las decisiones del otro. Si bien este acuerdo conjunto
sobre la forma es cierto a nivel metafísico, a un nivel práctico es mucho más
útil centrarse en el hecho de que en el mundo, como el yo físico con el que me
identifico, no puedo controlar lo que otros hacen. Pero, sin embargo, siempre
tengo una elección en cuanto a cómo percibiré lo que está sucediendo en mi
vida. Puedo decidir a qué maestro invitaré a entrar, y si veré que mi paz
mental depende solo de mi propia elección — como lo enseñaría el Espíritu Santo
— o si elijo ver a otros como teniendo el poder para quitarme mi tranquilidad —
aceptando las enseñanzas del ego de que puedo ser victimizado y, por lo tanto,
no soy responsable de cómo me siento.
En cuanto a si una mente que ha sanado ve o no una guerra y
tiene alguna opción al respecto, es evidente que Jesús reconoce los conflictos
de nuestro ego — pasa gran parte del Curso señalando las dinámicas enfermizas
del ego para nosotros — pero eso no significa que su mente no esté sanada. Lo
importante es que no nos está juzgando a medida que descubre las maquinaciones
de nuestro ego. Él ve todo como una extensión del amor o una petición de ello
(T.12.I.3:1,2,3,4). Cuando estemos unidos con Jesús en nuestras mentes,
veremos cualquier conflicto en el mundo, ya sea a nivel individual o
internacional, bajo esa misma luz. No negaremos lo que ven nuestros ojos, pero
nuestra interpretación será diferente de la interpretación del mundo. En el
contexto de la enfermedad, el Curso observa que “los ojos del cuerpo
continuarán viendo diferencias. Pero la mente que se ha permitido a sí misma
ser curada, dejará de aceptarlas. Habrá quienes parezcan estar más “enfermos”
que otros, y los ojos del cuerpo informarán, como antes, de los cambios que se
produzcan en su aspecto. Mas la mente curada los clasificará a todos de la
misma manera: como irreales.” (M-8.6:1-4). Y esta percepción curada puede
surgir sólo después de que nuestra mente haya liberado su creencia en el valor
del conflicto y la guerra como un medio para proyectar la culpa de la
separación fuera de nuestra propia mente. Podemos haber aceptado participar en
un sueño colectivo en el que se desarrolla una guerra externa para reforzar la
percepción del mundo del ego como uno de víctimas y victimarios – pero en
cualquier momento podemos pedir ayuda, primero reconociendo el propósito del
ego para la guerra y luego decidir que ya no queremos reforzar esa locura en
nuestra propia mente. Y antes de ver la inocencia en todos los lados del
conflicto, primero deberíamos ver la locura en todos los lados, y reconocer que
es la misma locura que compartimos con todos los demás cuando nos identificamos
con el ego.”
~ Una pregunta sobre el “llamamiento que jamás existió”. ~
(Q&A – FACIM – #38)
P #38: “¿A qué se refiere el Curso cuando dice: “Tampoco se
atacará tu deseo de oír un llamamiento que jamás existió.” (T.31.II.8.5)? “
R: “El “llamamiento que jamás existió” se refiere al
“llamado” a estar separados de Dios, escuchado constantemente en nuestras
mentes erradas. Es imposible separarse de la totalidad, del todo; por lo tanto,
el llamado “jamás existió”. Esa es otra manera de afirmar el principio de
Expiación de que la separación nunca sucedió en realidad. Y no seremos
castigados por desear escuchar el llamado que nos dice que nuestra identidad
individual y separada es real. En un contexto diferente, Jesús dice básicamente
lo mismo: “He aquí tu promesa de jamás permitir que la unión te haga abandonar
la separación” (T.19.IV.D.3). Pero nunca se cansa de recordarnos que no es un
pecado que merezca retribución preferir existir como un yo individual e
inventar un Dios a nuestra imagen en lugar de responder al llamado del Espíritu
Santo de volver a nuestra verdadera Identidad como espíritu, como Cristo. Esto
es lo que se entiende por: “Tampoco se atacará…” corrige los puntos de vista
bíblicos tradicionales que un Dios ofendido y vengativo exige expiación a
través del sacrificio por los pecados de Sus hijos.”
~ Una pregunta sobre los apegos a este mundo. ~ (Q&A –
FACIM – #39)
P #39: “Le he escuchado decir muchas veces que cuando nos
despertemos, no vamos a hacer ¡puf!, que no desaparecemos, etc. Y sin embargo,
cada vez que pienso seriamente en volver a casa con Jesús, pienso en el trabajo
inacabado que todavía tengo “aquí” y que me detiene. Entonces recuerdo que
usted dice que todo lo que necesite ser hecho aquí se haría porque mi cuerpo
sería dirigido de la manera más útil, pero ya no sería mi preocupación. De
hecho, si fuera mi preocupación, sería mi ego haciéndolo. ¿Es eso correcto?
¿Cómo puedo conciliar eso con el ejemplo de los bodhisattvas que eligen mantener
un apego a algo en este mundo – ya sea un ser querido o un chocolate, para
mantener el cuerpo y hacer el trabajo de ayuda que vinieron a hacer? Eso es una
inversión en lo que hacemos desde el punto de vista del Curso, ¿no es así?”
R: “Si le entiendo bien, está diciendo que cree que está
aquí y le gustaría ir a casa, pero aún no ha tomado esa decisión porque siente
que no ha terminado aquí. Ese estado mental es claramente diferente del estado
de una mente que ha sanado, que sabe que realmente no está aquí, sino que se ha
convertido únicamente en el instrumento del Amor del Espíritu Santo. Los puntos
de partida, en otras palabras, son muy diferentes. La mente que ha sanado ya se
ha “ido”, se podría decir, y está “aquí” de una manera totalmente diferente a
la mente que todavía está en el viaje y considerando la opción de ir a casa con
Jesús. Una mente que ha sanado está más allá de cualquier identidad corporal y
está completamente identificada con el amor no-dualista. Por lo tanto, para
estar presente en un estado ilusorio, es necesario centrarse en algo que ayude
a afianzarlo. Podría ser cualquier cosa — desde un amor por el chocolate hasta
seguir a un determinado equipo de béisbol. Pero nunca habría renuencia o
resistencia a regresar a casa, porque la mente que ha sanado sabe que ya está
allí; no hay nada que alcanzar, ningún viaje.
Creo que está expresando algo completamente diferente en
«contenido» de este estado mental. En la «forma», ambos pueden experimentar que
aún no han terminado con lo que están aquí para hacer. Pero para aquellos que
todavía están en el camino y aprendiendo cómo disminuir su inversión en su
identidad corporal, habría un tremendo temor de dejar de lado la única
identidad con la que están familiarizados. Es un proceso gradual durante
muchos, muchos años que requiere el compromiso de mirar sin miedo con Jesús el
contenido de sus mentes erradas, que se basan casi inmutablemente en la
desafiante elección de abandonar el Hogar y no volver nunca más. Como Jesús nos
tranquiliza de manera conmovedora: “Te estoy conduciendo a una nueva clase de
experiencia que cada vez estarás menos dispuesto a negar.” (T.11.VI.3.6). Es un
proceso, y la elección final se hará sin esfuerzo. De hecho, la atracción por
el amor será tan fuerte, que ni siquiera será considerada como una elección. Ya
no existe la preocupación de hacer ¡”puf”! “
~ Una pregunta sobre el nivel “intelectual” del Curso. ~
(Q&A – FACIM – #40)
P #40: “He escuchado y leído a algunos que el Curso no es
para todos y algunas autoridades del Curso van tan lejos como para decir que
está destinado a una audiencia más intelectual/educada. Encuentro que esta
afirmación es muy peligrosa. ¿Son ciertas estas afirmaciones o no son más que
una forma de buscar la salvación a través de la separación y el deseo de crear
un nivel de especialismo dentro de un determinado grupo demográfico, es decir,
aquellos suficientemente educados para entender, comprender y vivir el Curso?
¿Cómo reconciliamos estas afirmaciones con la declaración de texto: “Todos son
llamados”?”
R: “Cualquier persona puede beneficiarse del curso. Uno no
tiene que ser un intelectual para aprender de él y usarlo como un camino
espiritual. No obstante, es obvio que está escrito en un alto nivel intelectual
con sofisticados conceptos metafísicos, teológicos y psicológicos integrados en
la enseñanza a lo largo de los tres libros. Mucho de esto está escrito en verso
blanco. Por lo tanto, un lector/estudiante que no tenga inclinaciones
intelectuales y no tenga experiencia en estas áreas tendría dificultades para
comprender gran parte del material. Esto no significa, sin embargo, que tal
persona no pueda ser ayudada leyendo y haciendo los ejercicios en el libro de
ejercicios. Si la persona se retira del Curso siendo más amable, más amorosa y
más segura del Amor de Dios, y menos enojada, deprimida y temerosa, entonces su
propósito se ha cumplido. Por otro lado, ha habido muchas personas altamente
educadas que no pudieron relacionarse con el Curso en absoluto, por una variedad
de razones. Encontrarán otro camino más adecuado a sus necesidades e
inclinaciones.
Por lo tanto, decir que el Curso no es para todos no
significa que excluya deliberadamente a las personas. El Curso dice de sí mismo
que es sólo una entre muchas miles de otras formas del curso universal (M.1.4).
No tiene que ser para todos. Algunas religiones han afirmado que la suya es la
única religión verdadera, la única manera de reconciliarse con Dios. Un Curso
de Milagros no hace eso. Más bien, la implicación a lo largo del Curso es que
todos eventualmente encontrarán un camino que los llevará a Dios. No tiene que
ser éste.”
~ Una pregunta sobre los sueños de vigilia versus los sueños
cuando estamos dormidos. ~ (Q&A – FACIM – #41)
P # 41: “Los eventos, actividades y relaciones de nuestro
“sueño cuando estamos despiertos” comprenden nuestra aula de aprendizaje y son
los vehículos para aprender nuestra lección de perdón. ¿Hay algún significado o
valor particular de nuestros “sueños cuando estamos dormidos” en el proceso de
aprender a perdonar y nuestra respuesta a estas imágenes debería ser diferente
de nuestra respuesta a nuestro salón de clases de “sueños cuando estamos
despiertos”?”
R: “Es la misma mente que está soñando tanto nuestros sueños
cuando estamos despiertos como cuando estamos dormidos. Y uno de los muchos
trucos del ego es tratar de convencernos de que hay una diferencia real entre
los dos, de modo que creemos que estamos despiertos cuando aún estamos
dormidos, simplemente teniendo una forma diferente del mismo sueño de
separación. Una de las aportaciones más importantes que nuestros sueños cuando
estamos dormidos nos ofrecen al cambiar a un aparente estado de vigilia es la
comprensión de que nuestra mente tiene el poder de inventar un mundo en sueños
que parece muy real mientras lo experimentamos, un mundo construido únicamente
para satisfacer nuestras propias necesidades personales. Jesús explica este
aspecto de nuestros sueños mientras estamos dormidos en un pasaje muy claro:
“¿No es acaso cierto que de los sueños surge un mundo que
parece ser muy real?… Y mientras lo ves no dudas de que sea real. Mas he ahí un
mundo, que aunque claramente existe sólo en tu mente, parece estar afuera. No
reaccionas ante él como si tú mismo lo hubieses construido, ni te das cuenta de
que las emociones que el sueño suscita no pueden sino proceder de ti…. Pareces
despertar, y el sueño desaparece. Pero lo que no reconoces es que lo que dio
origen al sueño no desapareció con él. Tu deseo de construir otro mundo que no
es real sigue vivo en ti. Y pareces despertar a lo que no es sino otra forma de
ese mismo mundo que viste en tus sueños. Estás soñando continuamente. Lo único
que es diferente entre los sueños que tienes cuando duermes y los que tienes
cuando estás despierto es la forma que adoptan, y eso es todo. Su contenido es
el mismo. Constituyen tu protesta contra la realidad, y tu idea fija y demente
de que la puedes cambiar.” (T.18.II.1:1; 5:2,3,4,8,9,10,11,12,13,14,15).
En nuestros sueños cuando estamos dormidos, tenemos la misma
elección de maestros que tenemos cuando estamos “despiertos” y, con el tiempo,
podemos encontrar que podemos elegir el perdón mientras dormimos, reconociendo
que nuestros juicios dentro del sueño no están justificados. Incluso podemos
convertirnos en un soñador lúcido, tomando conciencia, incluso mientras
soñamos, de que nuestro sueño es una invención de nuestra propia mente,
presagiando la conciencia que eventualmente nos llegará acerca de nuestros
sueños cuando estamos despiertos. Y nuestros sueños cuando estamos dormidos
también nos brindan la oportunidad de entender el significado real del perdón
hacia el que Jesús está tratando de guiarnos, cuando nos damos cuenta, al
despertar, que la fuente de cualquier trastorno que experimentamos en nuestros
sueños cuando estamos dormidos no tiene nada que ver con lo que alguien más nos
está haciendo. Nuestro malestar no refleja nada más que una decisión en nuestra
mente de estar molestos y luego atribuir esa pérdida de paz a una causa que
parece estar fuera de nosotros mismos. La conciencia de que esto es lo que
también estamos haciendo en nuestros sueños cuando estamos despiertos es la
base del proceso de perdón tal como Jesús nos lo presenta en el Curso: “Nunca
estoy disgustado por la razón que creo… Estoy disgustado porque veo algo que no
está ahí.” (L.pI.5,6). “El perdón reconoce que lo que pensaste que tu hermano
te había hecho en realidad nunca ocurrió.” (L.pII.1.1:1). Cuando podamos
generalizar este reconocimiento de nuestros sueños cuando estamos dormidos a
nuestros sueños de vigilia, estaremos bien encaminados hacia el despertar de
«todos» nuestros sueños de separación.”
~ Una pregunta sobre si Dios interviene en este mundo. ~
(Q&A – FACIM – #42)
P #42: “¿Un Curso de Milagros se refiere a “Dios” como un
dios interactivo que hace cambios y alteraciones a nuestra existencia física y
mundana en relación con nuestras acciones diarias? El Curso inicialmente
declara que somos inmutables, pero luego se refiere a todos los cambios que
hacemos a medida que avanzamos. No entiendo si somos capaces de hacer algún
cambio ¿o no? Si somos inmutables, ¿por qué molestarse en hacer algo porque
somos lo que somos de todos modos?”
R: “Aunque gran parte del Curso se refiere a Dios en
términos personales, como si fuera un Padre preocupado, distinto de Sus hijos,
que vela por nosotros, cuando entendemos las enseñanzas metafísicas básicas del
Curso sobre Dios, se hace evidente que este tipo de referencias personales y
humanas a Dios no pueden ser interpretadas literalmente. Representan el intento
del Curso de “utilizar el idioma que dicha mente [finita] entiende, debido a la
condición [de separación] en que esta mente cree encontrarse.” (T.25.I.7:4) y
corregir las percepciones erróneas que abrigamos de Dios a partir de nuestra
interpretación identificada con el ego de Dios como un Padre enojado y vengativo
que busca castigarnos por nuestros ataques contra Él.
El Curso dedica muy poco tiempo a la tarea imposible de
describir a nuestras mentes limitadas y finitas la verdadera naturaleza de
Dios, Sus creaciones y la realidad — “tampoco existe un símbolo que represente
a la totalidad.” (T.27.III.5:1) – pero hay algunos intentos. Por ejemplo, del
libro de ejercicios: “Lo que Él crea no está separado de Él, y no hay ningún
lugar en el que el Padre acabe y el Hijo comience como algo separado.”
(L.pI.132.12:4). Y reconociendo la imposibilidad de capturar con palabras lo
que está más allá de todos los conceptos y símbolos: “La unidad es simplemente
la idea de que Dios es. Y en Su Ser, Él abarca todas las cosas. Ninguna mente
contiene nada que no sea Él. Decimos “Dios es”, y luego guardamos silencio,
pues en ese conocimiento las palabras carecen de sentido. No hay labios que las
puedan pronunciar, ni ninguna parte de la mente es lo suficientemente diferente
del resto como para poder sentir que ahora es consciente de algo que no sea
ella misma. Se ha unido a su Fuente, y al igual que ella, simplemente es.”
(L.pI.169.5).
Entonces, Dios, que es “el Todo de todo” (T.7.IV.7:4), no
puede actuar en una parte de Él Mismo como si estuviera separado de Él. E
incluso referirse a Él como “Él” es atribuir una naturaleza personal a la
Fuente de todo lo que en realidad es totalmente abstracto. Por lo tanto, el
Curso no describe a Dios como interactuando con sus hijos en el mundo. Ese rol
se le otorga al Espíritu Santo como la Voz que habla por Dios, y le proporciona
al Espíritu Santo una función simbólica, a diferencia del Padre y el Hijo
(T.5.I.4:1). Pero dado que el mundo es todo una proyección de la ilusión
básica del ego, que no tiene ninguna realidad, en realidad no hay un mundo en
el que intervenga el Espíritu Santo, solo una mente que cree que hay un mundo.
E incluso entonces, la Voz que habla por Dios no tiene una función activa en la
mente: “es simplemente un recordatorio.” (T.5.II.7:4) de la verdad sobre
nosotros y Dios, que nunca ha cambiado.
El Curso también se refiere a Dios como “el Inmutable”
(L.pI.112.2:2) y “la Amorfía Misma” (L.pI.186.14:1), Quien crea “sólo lo
inmutable” (T.6.IV.12:4). En consecuencia, es inconcebible que Él pueda estar
involucrado en hacer cambios y alteraciones en un mundo de forma.
Y eso nos lleva a la segunda pregunta que plantea sobre
«nuestra» inmutabilidad. En nuestra realidad como espíritu, nada ha cambiado y
permanecemos impecables, perfectos y unidos con nuestra Fuente — este es el
principio de la Expiación, que se repite numerosas veces a lo largo del Curso.
Es en este sentido que somos verdaderamente inmutables. Pero claramente esto no
es lo que creemos o experimentamos sobre nosotros mismos. Así que el Curso no
afirma simplemente lo que es real y verdadero y lo deja así. Eso no sería de
ninguna ayuda para nosotros, atrapados como parecemos estar en la confusión de
nuestras creencias erróneas. Así que el Curso nos acepta donde creemos que
estamos, reconociendo que creemos que somos un yo físico separado, viviendo
como un cuerpo en un mundo de tiempo y espacio, luchando contra fuerzas que
parecen estar más allá de nuestro control. Y nos ofrece el medio — el perdón,
bajo la guía del Espíritu Santo — para encontrar la salida de este laberinto de
creencias insensatas y sin sentido en el que nos hemos aprisionado a nosotros
mismos (T.26.V.4:1). No porque nada de esto sea real, sino sólo porque creemos
que lo es.
Y mientras creamos que nos hemos cambiado a nosotros mismos
de nuestra verdadera realidad como Cristo, necesitaremos movernos a través de
un aparente proceso de cambio que deshaga todos los cambios que creemos que
hemos introducido en nuestra identidad, hasta que por fin nos demos cuenta que
en realidad nada ha cambiado en absoluto y que estamos de vuelta en casa en el
Cielo que nunca dejamos, donde siempre hemos estado.
Así que este es un proceso de «deshacimiento», y no
realmente de «hacer» nada en absoluto. Y cualquier cambio que parezca que
experimentamos en el proceso de deshacer nuestras creencias erróneas es tan
ilusorio como el pensamiento inicial de cambio que pareció expulsarnos del
Cielo. Pero mientras nos aferremos a la creencia de que el cambio es posible y
real, el cambio será nuestra experiencia. Y nuestra única elección será si
buscar un cambio que refuerce la culpa y la separación y parezca llevarnos aún
más lejos de nuestro verdadero hogar, o un cambio que resulte de la práctica
del perdón en el contexto de nuestras relaciones mundanas, permitiéndonos
regresar.”
~ Una pregunta sobre la identificación de la “Voz” del
Espíritu Santo. ~ (Q&A – FACIM – #43)
P #43: “¿Cómo puedes estar seguro de que estás siguiendo la
Voz del Espíritu Santo en lugar de la voz del ego? Sé que el Curso dice que
sentiremos paz cuando sigamos al Espíritu Santo, pero en la práctica no lo
encuentro tan simple. Por un lado, a menudo estoy tan lleno de miedo que no
puedo dejar ir lo suficiente como para sentir la paz del Espíritu. Por otra
parte, mi ego es bastante capaz de conjurar facsímiles tan buenos de la paz del
Espíritu Santo, de modo que a veces siento que estoy siguiendo al Espíritu,
solo para encontrarme muy equivocado. Hay muchos ejemplos hoy y a lo largo de
la historia de los seguidores de caminos espirituales, cometiendo actos basados
en el odio y el miedo, al mismo tiempo que creen que están siguiendo la
voluntad de Dios o la Voz del Espíritu. Los estudiantes del Curso no son inmunes
a ese error. Hasta que nos desarrollemos hasta el punto en que podamos decir de
manera confiable qué voz estamos siguiendo, ¿no es mejor tener algún tipo de
marco externo, como reglas contra el asesinato, la violencia, etc., mediante el
cual podamos juzgar nuestra orientación?”
R: “En nuestra experiencia, esta es la segunda pregunta más
frecuente, la primera es: “¿Cómo podría haber ocurrido la separación en primer
lugar?” Su pregunta es la pregunta de todos quienes practican el Curso. La
abordamos en nuestro libro “Las Preguntas Más Comunes en Torno a Un Curso de
Milagros”, pregunta 43, en la que comentamos sobre la sección en el capítulo 14
del texto, “La prueba de la verdad”.
En general, puede ser útil, como concluye, tener un marco
externo o un conjunto de reglas como guía para mantener nuestros egos dentro de
ciertos límites. Además, el viejo sentido común nunca debería perderse de vista
tampoco. Desafortunadamente, y obviamente, eso no impide que las personas que
apelan a la Voluntad de Dios o la guía del Espíritu Santo justifiquen lo que
hacen, pensando que ya no están obligadas por las leyes del mundo y ahora
siguen una autoridad “superior”. Pero siempre es aconsejable cumplir con las
leyes normales de las personas civilizadas. Sin embargo, tal conformidad no
debe usarse como una medida de avance espiritual.
Lo que describe como su experiencia a lo largo de los años
es típico de la mayoría de los estudiantes. La teoría es simple, pero la
práctica es cualquier cosa menos eso debido a nuestra inversión en nuestras
vidas como personas individuales, especiales y necesitadas — una inversión que
o bien pasamos por alto o subestimamos profundamente. Estamos atrincherados en
nuestras defensas sin siquiera reconocer que son defensas. Es por eso que Jesús
enfatiza una y otra vez, especialmente en el libro de ejercicios, que el
corazón de la práctica de este Curso es mirar con él todo el odio y la culpa en
nuestras mentes. Practicar esto consistentemente nos permitiría reconocer más
claramente cómo operan nuestros egos, qué forma adoptarían nuestras
proyecciones y cómo nos defendemos contra el miedo a dejar ir los juicios, el
especialismo, etc. Nuestro enfoque debe estar siempre en dejar ir los
pensamientos del ego en nuestras mentes, y no en el comportamiento.
Si hacemos esto “bien”, lo que significa mirar dentro con el
amor de Jesús como nuestros “ojos”, experimentaríamos la paz durante períodos
de tiempo cada vez más prolongados a medida que avanzamos. Pero generalmente se
necesita la evaluación de otra persona que nos conoce muy bien, para ayudar a
discernir si la paz es genuina o no. La mayoría de las personas no experimentan
al Espíritu Santo o a Jesús como una voz que les habla, como fue la experiencia
de Helen Schucman de Jesús. Su experiencia no debe tomarse como un criterio de
lo que significa escuchar al Espíritu Santo. El hecho de que estemos escuchando
la Voz de Dios a menudo se manifiesta al descubrir que nos hemos vuelto menos
críticos, menos exigentes que nuestras necesidades de especialismo sean satisfechas,
menos enojados, menos egoístas, menos deprimidos, etc. Pero, nuevamente, esto
no es fácil. Somos maestros del autoengaño. La humildad puede ayudar mucho a
mantenernos honestos.”
~ Una pregunta sobre cómo perdonar. ~ (Q&A – FACIM –
#44)
P #44: “¿Cómo actúo en el mundo de la forma antes de poder
perdonar una situación? Si actúo con amor sin sentirlo realmente sentiré
resentimiento. Si actúo de acuerdo con mis verdaderos sentimientos me sentiré
culpable. ¡¡¡ De cualquier manera pierdo !!! “
R: “La clave siempre es estar consciente de su motivación en
un conflicto con otra persona — el propósito subyacente al que sirve, ya que
parece luchar sobre cómo actuar. “Tus acciones son el resultado de tus
pensamientos.” (T.2.VI.2:7), como lo señala Jesús. “Es solamente en ese nivel
donde puedes ejercer tu poder de decisión…De nada sirve pensar que controlando
los resultados de cualquier pensamiento falso se pueda producir una
curación…Tienes que cambiar de mentalidad, no de comportamiento, y eso es cuestión
de que estés dispuesto a hacerlo…El cambio no tiene ningún sentido en el nivel
de los síntomas donde no puede producir resultados.” (2:6; 3:1,4,7).
Somos criaturas obstinadas, no propensas al perdón, aunque
es lo más natural que podemos hacer en este mundo. Pero el mundo es un lugar
antinatural. Y así nos resistimos a lo que realmente sería más amable y más
útil para «nosotros mismos». Siempre y cuando piense que actuar con amor hacia
los demás es un capricho caritativo que otorgo a alguien que no lo merecen
(L.pI.126.4:1), me resentiré por no haberme metido en mis líos «justificados»
contra ti si siento que me has tratado injustamente. Pero si puedo ver
honestamente cómo me hará sentir un ataque de represalia contra ti, tal vez
esté más abierto a una solución de mentalidad correcta. Si puedo empezar a
reconocer que mi reacción hacia ti no tiene nada que ver con lo que has hecho y
todo que ver con la culpa en mi propia mente, que es la causa de todo mi dolor
y para la cual siempre estoy buscando un blanco sobre el cual proyectarla,
puede que me lo piense dos veces antes de reforzar esa culpa en mi propia mente
por medio de un ataque más abierto contra ti. El perdón no es un regalo
otorgado a otra persona, inmerecido e injustificado. Es un regalo que me
ofrezco ante todo a mí mismo. Cuando acepte ese regalo para mí mismo, entonces
sabré automáticamente cómo responderte a ti que pareces haberme ofendido,
ofreciéndote el mismo regalo que acabo de aceptar para mí mismo, en la forma en
que muy probablemente puedas aceptarlo. Y no tendré ningún resentimiento o
pérdida asociada con ello.
Vale, pero ¿qué pasa si sigo siendo demasiado testarudo para
creer y aceptar lo que realmente es lo mejor para mí en una situación en
particular – no estoy listo para perdonar porque todavía quiero aferrarme a mi
resentimiento contra ti para poder creer que la culpa está en ti y no en mí?
Entonces querría al menos poder reconocer que todavía estoy identificado con mi
ego, donde mis “opciones” parecen limitarse a atacarte abiertamente en
represalia o a sacrificar mi derecho a represalias en una fingida demostración
“amorosa” de “perdón” (que sigue siendo un ataque). Cualquiera de las dos
opciones reforzará mi culpa si actúo sin ser consciente de mi motivación
subyacente. Por lo tanto, no se trata en absoluto de opciones diferentes, a
nivel de contenido. Así que ahora será importante que al menos sea honesto
conmigo mismo, y reconozca que no es ni la bondad, ni la rectitud, ni ningún
mal dentro de mí lo que me está guiando a actuar de cualquier manera que
finalmente elija con mi ego, ya que ya he decidido en contra de elegir en el
único nivel que realmente puede ayudar. Es mi propio miedo al amor y a la paz
tranquila y gentil que acompaña a la liberación de los resentimientos lo que
está detrás de mi resistencia a pedir ayuda a un Maestro diferente. Si puedo
reconocer eso y no juzgarme por ello, entonces al menos he minimizado la culpa
que estoy reforzando en mi propia mente por continuar identificándome con mi
ego. Y esa es siempre una meta del Curso.”
~ Una pregunta sobre el “entrenamiento” y “certificación” en
el Curso. ~ (Q&A – FACIM – #45)
P #45: “Mi pregunta se refiere al proceso de ayudar a otros.
Al estudiar el Curso, me doy cuenta de que la salvación del mundo y la mía
propia es mi única función. Sin embargo, ¿existe un programa acreditado o algún
tipo de certificación basada en el Curso que pueda llevarse a cabo, en un campo
como la psicoterapia o el asesoramiento?”
R: “Para abordar la segunda parte de su pregunta primero, lo
siento, pero no puede haber entrenamiento formal basado en el Curso para
preparar a alguien para el rol de terapeuta o consejero porque el Curso no
tiene nada que decir sobre formas o roles específicos. Esto no significa que no
haya quienes ofrezcan un plan de estudios de este tipo, pero no está realmente
en línea con las intenciones del Curso como una enseñanza espiritual. Podría
estar capacitado, por ejemplo, en psicoanálisis o terapia conductual o
consejería Rogeriana, cada uno de los cuales emplea un modelo teórico muy
diferente y diferentes técnicas y prácticas de los otros enfoques, y aún así
utilizar los principios del Curso en su trabajo con los pacientes. Esto se debe
a que el Curso está destinado a ayudarlo a cambiar la forma en que percibe las
situaciones y las relaciones dentro de su propia mente y no tiene nada que
decir acerca de cómo se comporta o actúa con los demás. Y así, cualquier forma
de práctica terapéutica, incluso si se pudo haber hecho inicialmente para
mantener la separación, puede usarse para un resultado verdaderamente curativo
cuando se pone bajo la guía del Espíritu Santo.
El anexo, “Psicoterapia: Propósito, Proceso y Práctica”,
proporciona una aplicación útil de los principios del Curso en un contexto
terapéutico, pero una lectura cuidadosa deja claro que Jesús sólo está hablando
sobre lo que está sucediendo dentro de la mente del terapeuta y nunca hace
recomendaciones sobre cómo debe actuar el terapeuta con el paciente o cliente.
Las ideas que un terapeuta desarrolla a partir del Curso sobre la naturaleza de
la realidad y el propósito del mundo y el yo — primero desde la perspectiva del
ego de la realidad del pecado y la culpa, y luego desde la perspectiva de la
percepción sanada del Espíritu Santo — pueden o no ser cosas que serían
apropiadas para discutir con un paciente. Pero siempre sería el contenido del
perdón y no palabras o conceptos específicos lo que el terapeuta querría
compartir con el paciente. Y el contenido se comparte en cualquier momento
cuando el terapeuta ha liberado todos los juicios que puede tener en su propia
mente contra el paciente, que no son más que las proyecciones de los juicios
que tiene contra sí mismo.El anexo describe este proceso: “El terapeuta ve en
el paciente todo lo que no ha perdonado en sí mismo, y de esta manera se le da
otra oportunidad de mirarlo, someterlo a una nueva evaluación y perdonarlo.
Cuando esto ocurre, ve cómo desaparecen sus pecados en un pasado que ya no está
aquí…El paciente es la pantalla para la proyección de sus pecados, lo cual hace
posible que se deshaga de ellos.” (P.2.VI.6:3,4,6,7).
Y para volver a sus comentarios iniciales con sólo algunas
aclaraciones. Cuando habla de ayudar a otros y observa que el Curso habla de la
salvación del mundo y de la nuestra como nuestra única función, quiere
asegurarse de que entiende lo que significa la salvación del mundo. El libro de
ejercicios dice que “De mí depende la salvación del mundo.” (L.pI.186). Pero
la salvación del mundo no se refiere a hacer nada en el mundo ni a tener un
efecto en nada externo, incluidos los demás, en el mundo.La salvación del mundo
depende de que yo retire las proyecciones de culpa que he puesto sobre el
mundo, y luego libere esos juicios de mí mismo también – – el mismo proceso que
acabamos de leer en el anexo de Psicoterapia. Al final, al no tener otro
propósito, el mundo externo desaparecerá, al igual que la culpa que hemos
proyectado sobre él desaparece a la luz del perdón. En otras palabras, “no
existe ningún mundo” al que salvar (L.pI.132.6:2).
Y así, mientras tanto, antes de que nuestra mente esté
completamente curada, no queremos que ninguna acción que tomemos en el mundo
provenga de nuestra propia percepción de lo que otros necesitan – no lo
sabemos. Todas nuestras percepciones se basan en una creencia en la realidad de
la separación, la escasez, la falta y la pérdida, por lo que nuestras propias
intervenciones solo servirán para reforzar esa creencia en nosotros mismos y en
los demás. No podemos saber ni entender qué es la ayuda real, en un estado
mental separado. Pero cuando liberamos nuestros propios juicios, resentimientos
y culpa, entonces la parte de nuestra mente — el Espíritu Santo — que sí sabe,
es libre de expresarse a través de nosotros. Y la ayuda siempre será un
recordatorio de que el pecado, la culpa y la separación no son reales,
expresado en una forma que puede ser aceptado en otro sin aumentar el temor
(T.2.IV.5). Pero no habremos tomado la decisión por nuestra cuenta sobre la
mejor manera de hacerlo. Como Jesús no tan sutilmente observa: “Tu única
función aquí es decidir en contra de decidir qué es lo que quieres,
reconociendo que no lo sabes. ¿Cómo ibas a poder, entonces, decidir qué es lo
que debes hacer? Deja todas las decisiones en manos de Uno que habla por Dios y
en favor de tu función tal como Él la conoce.” (T.14.IV.5:2,3,4).”
~ Una pregunta sobre nuestros sentimientos. ~ (Q&A –
FACIM – #46)
P #46: “¿Qué dice el Curso sobre los sentimientos? Sé que
dice que no debemos negar nuestros sentimientos. ¿Podría decir más sobre esto?
¿Debemos escuchar lo que nos dicen nuestros sentimientos?”
R: “Los «sentimientos» no se usan muy a menudo en el Curso,
ya que se centra en los «pensamientos». Pero para acceder a nuestros
pensamientos, es muy importante que estemos en contacto con nuestros
sentimientos. Si no somos conscientes de cómo nos sentimos, entonces estamos
mucho más alejados de nuestros pensamientos. Así que uno de los primeros pasos
prácticos que puede tomar un estudiante del Curso es el de volverse cada vez
más consciente de cómo se siente. Esto puede ser muchas veces un proceso doloroso,
ya que la mayoría de las veces nuestros sentimientos dolorosos son negados. Una
vez que permitimos que estos sentimientos emerjan de dentro de nosotros,
estamos tentados a empujarlos de nuevo hacia abajo porque son desagradables.
Para algunos de nosotros, solo podemos negar sentimientos particulares, como la
ira, la aflicción o los celos, etc. La sociedad nos enseña lo que “debemos” y
“no debemos” sentir, y luego aparece el Curso, y como buscadores espirituales,
imponemos “debería” y “no debería” adicionales. ¡No es de extrañar que nadie
sepa cómo se siente!
Una vez que estamos en contacto con lo que sentimos, podemos
comenzar el proceso de descubrir qué fue lo que causó el sentimiento. No
tenemos que ponernos los sombreros de Sherlock Holmes y buscar y buscar estos
pensamientos, ya que la sobre-intelectualización del proceso simplemente se
convierte en otro obstáculo. Busque en su mente lo mejor que pueda, pero lo más
importante es que le entregue a Jesús o al Espíritu Santo su disposición de
saber cuál es el pensamiento. Y en la mayoría de los casos, incluso aquellos
que tienen que ver con la ira, encontrará que sus pensamientos tienen que ver
con la pérdida de algún tipo. Una vez que sea consciente del pensamiento, puede
elegir cambiarlo o no. Pero al menos ha encontrado la verdadera fuente de su
dolor. No es nada fuera de usted, sino más bien los pensamientos que alberga
dentro.
Como Jesús nos dice en el texto:
“Esto es lo único que tienes que hacer para que se te
conceda la visión, la felicidad, la liberación del dolor y el escape del
pecado. Di únicamente esto, pero dilo de todo corazón y sin reservas, pues en
ello radica el poder de la salvación:
No te engañes por más tiempo pensando que eres impotente
ante lo que se te hace. Reconoce únicamente que estabas equivocado, y todos los
efectos de tus errores desaparecerán.” (T.21.II.2:1,2,3,4,5,6,7) “
~ Una pregunta sobre repensar decisiones pasadas. ~ (Q&A
– FACIM – #47)
P #47: “Hace siete meses, pensé que había tomado una
decisión de manera pacífica y amorosa. Tuve consejos y apoyo en mi decisión.
Ahora, recientemente me dieron información que me ha hecho cuestionar la
acción. En ese momento, sentí que esto era lo más amoroso y amable. Encuentro
esto muy perturbador y he repasado las cintas de audio sobre las “Reglas para
tomar decisiones”. Creo que nunca he renunciado a la culpa o el reproche por
tomar la acción. Sé que el Curso es un proceso; he sido estudiante durante 12
años, pero cuando esto sucedió me pregunté si había hecho algún progreso. Sé
que el Curso no es sobre hacer cosas en este mundo. ¿Estoy lidiando con dos
situaciones diferentes o todavía estoy en el problema original?”
R: “Si sintió que hizo lo lo más amoroso y amable, entonces
debería quedarse con eso. Usted sabe, nos hemos limitado tanto a nosotros
mismos, y hemos erigido tantas capas de defensas al elegir pensar que somos
cuerpos, que simplemente no estamos en contacto con lo que sucede debajo de la
superficie de nuestra atención consciente. No podemos ver el cuadro más grande
en absoluto; por lo tanto, no sabemos dónde estamos en nuestro camino de
Expiación. Así que no es útil cuestionar nuestro progreso. Ahí es donde tener a
Jesús como nuestro maestro es muy útil. Al seguir sus instrucciones en su
Curso, nos dirigimos más y más profundamente en nuestras mentes, y lentamente
comenzamos a entrar en contacto con las motivaciones subyacentes de nuestras
acciones y patrones de pensamiento.
Así que la experiencia que tuvo no es en absoluto
infrecuente. Todos podemos mirar en retrospectiva las decisiones que hemos tomado
y que parecen haber sido las correctas, pero ahora, debido a que hemos
descubierto más de lo que habíamos mantenido oculto sobre nosotros mismos en
nuestras mentes, nos damos cuenta de que habíamos ignorado algo o simplemente
nos habíamos engañado a nosotros mismos. Eso es de esperar a medida que
avanzamos, pero no es útil sentirse culpable por ello. Sentirse culpable sólo
reforzará el problema y mantendrá la solución oculta.
La respuesta “apropiada” es sentirse agradecido de que haya aprendido algo más acerca de cómo funciona su ego, para que ahora pueda estar más atento a ese tipo de tácticas. Es una experiencia humillante, pero si acepta que su propósito es viajar — con el amor de Jesús guiándole — hacia la oscuridad en su mente, no se sorprenderá tanto al descubrir estos casos de autoengaño. En última instancia, reconocerá que todo es una defensa contra la luz y el amor que está allí, y que es nuestra verdadera realidad.”
~ Una pregunta sobre “El poder del Ahora”. ~ (Q&A –
FACIM – #48)
P #48: “He estado leyendo “The Power of Now” (El Poder del
Ahora) de Eckhart Tolle, y lo encuentro en línea con Un Curso de Milagros. ¿Se
ha encontrado con este libro en la Fundación? Si es así, ¿podría comentar sobre
las ideas del libro y cómo coinciden o no con el Curso?”
R: “La política de nuestra Fundación siempre ha sido no
discutir el trabajo de otros autores y maestros de Un Curso de Milagros, o
cualquier trabajo relacionado con el Curso. Una de nuestras razones ha sido la
preocupación de que esto podría fácilmente conducir a divisiones, lo que
anularía cualquier utilidad potencial para tal discusión.
Lo que podemos decir, sin embargo, es que Un Curso de Milagros
es único entre las espiritualidades o enfoques espirituales, tanto
contemporáneos como antiguos. Esto ciertamente no significa que sea
necesariamente el mejor, sino solo que lo que enseña, y la forma en que lo
enseña, es diferente de otros caminos. Uno puede afirmar que esta singularidad
en términos generales es la integración de una metafísica no-dualista, que
afirma que solo el Dios no material es real, con un sofisticado enfoque
psicológico, basado en gran medida en las ideas de Freud sobre la psique
humana. Esta integración nos ayuda a vivir dentro del mundo ilusorio bajo el
principio del perdón, enseñado por el Espíritu Santo.
En general, también podemos decir que si un estudiante de Un Curso de Milagros se beneficia de otro camino espiritual, y tal integración ayuda al estudiante a ser más amable y más indulgente, no necesita justificación ni comentarios. Siempre es útil volver a la enseñanza básica del Curso sobre el «contenido» en lugar de la «forma», y recordar la declaración al final del manual para los maestros: “El programa de estudios es sumamente individualizado, y todos sus aspectos están bajo el cuidado y la dirección especial del Espíritu Santo.” (M.29.2:6). Por lo tanto, lea y estudie todo lo que sea útil. Lo que es más importante es el grado en que usted es capaz de «practicar» el perdón, en lugar de tratar de «entenderlo».”
~ Una pregunta sobre la neutralidad del mundo y el cuerpo. ~
(Q&A – FACIM – #49)
P #49: “El Curso dice que el mundo fue hecho como un ataque
contra Dios. También dice que el cuerpo es neutro. Ya que ambos son ilusiones,
¿no deberían ser vistos como neutros?”
R: “El Curso también dice que “el cuerpo «es» un límite que
se le impone al amor…fue concebido para limitar lo ilimitado.” T.18.VIII.1:2,3). Todo lo concerniente al ego, incluyendo el poder de elegir o decidir, y
todas las defensas para proteger y mantener la supervivencia del ego, fue hecho
como un ataque contra el Amor y la Unicidad de Dios. Pero todo lo que el ego
hizo para separarse, el Espíritu Santo puede usarlo para la curación, si
estamos dispuestos a ofrecérselo. Siempre se trata de una cuestión de propósito
— cualquier ilusión, una vez investida con nuestra creencia en su realidad,
puede usarse en favor del propósito del ego o en favor del propósito del
Espíritu Santo.
Así que sí, tanto el cuerpo como el mundo — hechos para
desafiar a Dios y a Su creación y probar que somos más poderosos que Él, pero
luego cubiertos por la creencia de que somos nuestros cuerpos, vulnerables y
frágiles, víctimas de las abrumadoras fuerzas de un mundo victimizante — ahora
se vuelven neutros, esperando que elijamos el propósito al que servirán. Y eso
es lo que hace que las enseñanzas del Curso sean tan gentiles, no ver el cuerpo
y el mundo como obstáculos en sí mismos a ser superados en el viaje de regreso
a Dios. El sacrificio de lo que pensamos que apreciamos – las cosas del cuerpo
y del mundo – es requerido por la mayoría de las otras enseñanzas espirituales.
Sin embargo, el Curso sólo pide que estemos dispuestos a que su propósito sea
transformado hasta que, al final, los descartemos de buena gana ya no tienen
valor para nosotros, “no tiene ninguna función, es innecesario, y, por
consiguiente, se le desecha…y luego es reemplazado por algo mejor.”
(L.pII.294.1:9,10). Pero mientras el cuerpo y el mundo sigan teniendo valor
para nosotros, no se nos pide que los abandonemos.
Son nuestras «creencias» o «pensamientos» sobre el cuerpo y
el mundo los que no son neutros. El Curso lo deja muy claro: “Ninguna creencia
es neutra” (T.24.in.2:3); “No tienes pensamientos neutros” (L.pI.16). Y así,
es en el nivel de pensamiento o creencia que el Curso enseña que el cambio debe
hacerse. Son nuestras creencias o pensamientos los que le dan a todo en el
mundo su propósito. Y todo pensamiento viene del ego o del Espíritu Santo.
Aceptar el sistema de pensamiento del ego refuerza nuestra creencia en la
realidad del pecado, la culpa y el miedo y sus defensas — el mundo y el cuerpo.
Acudir al sistema de pensamiento del Espíritu Santo deshace esa creencia,
primero permitiéndonos no tomar las cosas del mundo, incluyéndonos a nosotros
mismos, tan seriamente, y luego conduciéndonos finalmente al reconocimiento de
que todas las creencias del ego y sus manifestaciones son irreales o ilusorias.
Una vez que hayamos reconocido su irrealidad, ya no tendrán ningún valor para
nosotros y podrán ser liberadas fácilmente.”
~ Una pregunta sobre la dificultad de perdonar. ~ (Q&A –
FACIM – #50)
P #50: “Si el proceso de perdón es la base del Curso, ¿por
qué Jesús no solo se concentra en eso y nos da todas las técnicas o consejos de
la manera más “práctica” posible? ¿De alguna manera tiene alguna técnica,
consejo u otro? ¡¡¡Estoy desesperado con la dificultad del trabajo !!! “
R: “En primer lugar, ¡tiene mucha compañía! Muchas, muchas
personas comparten sus sentimientos sobre su trabajo con el Curso.
El Curso es muy práctico, pero desafortunadamente, no de la
manera que nos gustaría. Nos gustaría que nos dijera «qué hacer de manera
conductual» en situaciones específicas. Sin embargo, no nos ofrece consejos o
técnicas prácticas en ese nivel, porque ese no es su enfoque. Es un Curso para
cambiar nuestras mentes («contenido») no nuestro comportamiento («forma»). Es
un curso acerca de causas, no de efectos, como nos dice Jesús en una parte
conmovedora de la sección “El héroe del sueño” en el Capítulo 27 del texto:
“El Espíritu Santo, sonriendo dulcemente, percibe la causa y
no presta atención a los efectos. ¿De qué otra manera podría corregir tu error,
cuando has pasado por alto la causa enteramente? Él te exhorta a que lleves
todo efecto temible ante Él para que juntos miréis su descabellada causa y os
riáis juntos por un rato. «Tú» juzgas los efectos, pero «Él» ha juzgado su
causa. Y mediante Su juicio se eliminan los efectos.” (T.27.VIII.9:1,2,3,4,5).
Por lo tanto, el Curso no dice nada sobre el comportamiento,
que es lo que muchos estudiantes encuentran frustrante. Nos gustaría que nos
dijeran exactamente qué hacer mientras interactuamos con las personas y tenemos
que tomar todo tipo de decisiones sobre nuestras vidas. Nos dice qué hacer,
pero no en el sentido del comportamiento. Las lecciones del libro de ejercicios
son muy específicas acerca de lo que deberíamos hacer cuando nos molestamos,
enojamos, juzgamos, tememos, nos enfermamos, etc. Pero las instrucciones están
orientadas exclusivamente a las capacidades del tomador de decisiones de
nuestras mentes, del que fluye nuestra conducta. Nuestro comportamiento emana
del sistema de pensamiento que hemos elegido en nuestras mentes. Así que el
trabajo del Curso se centra enteramente en esa dimensión, porque ahí es donde
radica la «causa» de todos nuestros problemas y dificultades. Nuestros estados
corporales son sólo los «efectos» de la «causa». Por lo tanto, podemos
ayudarnos de manera más efectiva trabajando con los «contenidos» de nuestras
mentes. Ese es el tipo de ayuda que Jesús nos ofrece en su Curso. Esto es parte
de lo que hace que el Curso sea único en su enfoque de la espiritualidad.
Sin embargo, a veces concentrarse en los cambios de
comportamiento es útil e incluso necesario, especialmente cuando se trata de
adicciones. A menudo, el trabajo interno no puede comenzar hasta que el estado
emocional y físico sea bastante estable. Pero el alivio del dolor, la ansiedad,
la culpa, el miedo, etc., generalmente no es permanente cuando se realizan
cambios solo en el nivel de comportamiento, sin un cambio correspondiente en la
mente. El Curso nos enseña que hemos ocultado las fuentes más profundas de
motivación en nuestras mentes, por lo que si no llegamos a ese nivel, nunca
tendremos una paz interna duradera, a pesar de los cambios de comportamiento.
Al aplicar las enseñanzas y los principios del Curso, se nos promete un fin
para «todo» nuestro dolor y «todos» nuestros problemas.
Hay dos pasajes sorprendentes, entre otros, que describen la
orientación y el enfoque del Curso para curar el dolor y resolver los problemas
de nuestras vidas: “Es cierto que no parece que todo pesar no sea más que una
falta de perdón. No obstante, eso es lo que en cada caso se encuentra tras la
forma.” (L.pI.193.4:1.1); “De lo único que estabas seguro era de que entre las
numerosas causas que percibías como responsables de tu dolor y sufrimiento, tu
culpabilidad no era una de ellas.” (T.27.VII.7:4). Por lo tanto, Jesús nos
dice en estos pasajes, así como en docenas de otros, que no sabemos cuáles son
nuestros problemas ni sus soluciones. Entonces, lo mejor es que le pidamos
ayuda y sigamos su guía, ya que él sabe cuáles son realmente nuestros problemas
y cómo pueden ser resueltos.
Uno no debe confundir su énfasis en el contenido con el
hecho de que el Curso aboga por una licencia completa para comportarse de la
manera que uno elija. Claramente, esta no es su dirección. No se enfoca en el
comportamiento debido a sus premisas metafísicas, la principal de las cuales es
el principio de que el mundo no es más que la proyección de un pensamiento en
nuestras mentes. Y dado que “las ideas no abandonan su fuente”, el mundo
permanece en la mente y, por lo tanto, no es lo que nos parece ser. Tampoco el
cuerpo. Entonces, al permanecer en un nivel de comportamiento, estamos
limitando el alcance de la curación que puede ocurrir. Para algunas personas,
sin embargo, el cambio de comportamiento es un lugar útil para comenzar el
proceso de volver a estar en contacto con el poder de la mente que nos hemos
disociado. A menudo reflejaría la decisión de la mente de ser más amoroso y
amable con uno mismo, que en realidad es una aplicación de los principios del
Curso. Una vez que haya completado alguna otra terapia o entrenamiento, una
persona puede optar por regresar al Curso, y luego poder aprender y practicar
mejor lo que enseña.”
~ Una pregunta sobre mirar al ego con humildad. ~ (Q&A –
FACIM – #51)
P #51: “Me intrigó la fraseología de Ken Wapnick en su
discusión de El Canto de la Oración y el uso del lenguaje en el Curso. Se lee:
“Este … es … un maravilloso retrato del camino del Curso de perdonar el
arrogante mundo de culpabilidad, ilusión y especificidad a través de mirar al
ego con humildad y sin miedo”. ¿Cómo miro al ego con humildad? Apenas puedo
imaginarme mirarlo sin juzgar, ¡mucho menos con humildad!”
R: “Mirar al ego sin juzgar «es» mirarlo con humildad. El
ego en su arrogancia nos haría retroceder con horror cuando nos damos cuenta de
la magnitud de su engaño, maquinación y maldad. Este horror viene de la
arrogancia de tratar de engañarnos para que pensemos que no tenemos ego, que
somos más avanzados espiritualmente de lo que realmente somos, o que somos
capaces de evaluarnos a nosotros mismos en absoluto.
Para empezar, se necesita humildad para reconocer cuánto no
queremos la paz de Dios, cuán firmemente nos aferramos a nuestro sistema de
creencias, la búsqueda de nuestros intereses egoístas y nuestro especialismo
individual. Reaccionar con asombro y consternación al reconocer esto proviene
de la arrogancia. El Curso nos dice que es nuestra arrogancia lo que nos hace
tener una imagen degradante de nosotros mismos, negando así nuestra verdadera
identidad: “La arrogancia forja una imagen de ti que no es real. Ésa es la
imagen que se estremece y huye aterrorizada cuando la Voz que habla por Dios te
asegura que posees la fuerza, la sabiduría y la santidad necesarias para ir más
allá de toda imagen.” (L.pI.186.6:1,2).
Una de las líneas más repetidas en el Curso es “Soy tal como
Dios me creó” (L.pI.94). En nuestra arrogancia, negamos esta identidad,
decidiendo por nosotros mismos quiénes somos, qué hacemos y por qué. El ego
incluso nos hace creer que la humildad es considerarnos a nosotros mismos como
inferiores e indignos. El Curso nos enseña todo lo contrario. Se nos dice: “La
humildad consiste en aceptar el papel que te corresponde en la salvación y en
no aceptar ningún otro.” (L.pI.61.2:3).
Nos pide que aprendamos a vernos a nosotros mismos junto con
todos nuestros hermanos y hermanas como dignos del amor de Dios. De hecho, se
necesita humildad para mirar «honesta pero calmadamente, sin juzgar», la
arrogancia del ego, y luego, como se ha dicho a menudo, «sonreírle». Miramos al
ego con humildad cuando estamos dispuestos a cuestionar nuestro punto de vista,
nuestra interpretación y nuestra definición de nosotros mismos, de todos y de
todo lo que encontramos. Si estamos dispuestos a dejar de lado nuestra
interpretación, podemos salir de la postura arrogante del ego y aceptar la
percepción del Espíritu Santo. Esta es la verdadera humildad.
~ Una pregunta sobre la culpa por el sufrimiento mundano. ~
(Q&A – FACIM – #52)
P #52: “¿Está mal sentirse culpable por los trágicos eventos
mundiales, como el hambre en África, etc.? A menudo, cuando veo situaciones de
personas que sufren en países más pobres, me siento culpable y pienso: “Mira la
vida fácil que tengo. Realmente no tengo nada de qué quejarme”. ¿Es mi culpa en
esta situación realmente sólo un intento de mantener un sentido de especialismo
y separación?”
R: “La culpa y el reproche nunca se justifican, según el
Curso. Pero la culpa que siente es más probable que provenga de una fuente más
profunda de la que usted menciona, y solo puede deshacerse en ese nivel. Todos
nosotros sentiríamos un profundo sentimiento de culpa simplemente porque
estamos aquí. Nuestra existencia en este mundo es a expensas de Dios, así que
el ego nos ha convencido. En esencia, robamos el poder creativo de Dios y nos
lo conferimos a nosotros mismos para que pudiéramos dirigir nuestras propias
vidas en un mundo que nos pudiera dar el especialismo y la individualidad que
no estaban disponibles en el Cielo. La culpa asociada con nuestra existencia
aquí es enorme como resultado, y se mantiene deliberadamente fuera de la
conciencia a través de la negación y la proyección.
Esta dinámica de proyección requiere que haya un mundo en el
que sucedan cosas terribles, para que podamos percibir tanto a las víctimas
como a los victimarios fuera de nosotros, en lugar de en el sangriento campo de
batalla en nuestras mentes, donde estamos aterrorizados de que Dios venga tras
nosotros y nos destruya por nuestro abominable ataque contra Él. Así que hay
una segundo nivel de culpabilidad en nuestras mentes que proviene de «nuestro
deseo» de que haya sufrimiento en el mundo para mantener funcionando nuestra
defensa de la proyección, que a su vez mantiene este sistema de existencia
fuera del Cielo y de Dios.
Aunque el ego nos aseguró que estaríamos libres de culpa al
proyectarnos tanto a nosotros mismos como a nuestra culpabilidad desde la
mente, terminamos sintiéndonos culpables como cuerpos en un mundo de cuerpos de
todos modos. Nos sentimos culpables cuando lo estamos haciendo bien porque en
lo más profundo de nuestras mentes sabemos que lo obtuvimos todo de manera
ilegítima. Y nos sentimos culpables cuando vemos que a otros no les está yendo
tan bien, porque en un nivel inconsciente nos sentimos responsables de su
sufrimiento y pobreza. Ello nos recuerda nuestra complicidad en un plan para
tener un mundo de aflicciones y problemas irresolubles para que nunca
recordemos que el único problema es que tomamos la decisión equivocada en
nuestras mentes, y que simplemente podemos volver a nuestras mentes, guiados
por Jesús o el Espíritu Santo, y ahora tomar la decisión correcta.
Finalmente, debemos ser cautelosos con nuestra tendencia a
interpretar eventos solo por la «forma». En otras palabras, la forma externa no
puede decirnos qué está pasando en el camino de Expiación de una persona, el
«contenido». Quizás el sufrimiento o la pobreza sea el salón de clases que esa
mente usa para aprender que el cuerpo no es nuestra verdadera realidad. No lo
sabemos, por lo que debemos ser cautelosos al juzgar lo que parecen ser
situaciones desafortunadas. Realmente no podemos ver la imagen más grande.
También debemos recordar que uno de los principios centrales del Curso es que
no hay una jerarquía de ilusiones. Lo esencial es que la bondad y la amabilidad
hacia todas las personas, independientemente de su situación, debe ser nuestro
principio rector.”
~ Una pregunta sobre tratar de mejorar el mundo externo. ~
(Q&A – FACIM – #53)
P #53: “¿Ser activo en programas políticos y sociales
refuerza inapropiadamente el sueño del cual estamos tratando de despertar?
¿Debería uno trabajar únicamente en el yo? ¿No es esa la mejor manera de
abordar la enfermedad del mundo?”
R: “Primero, el Curso trata exclusivamente sobre la curación
de nuestras mentes, porque ahí es donde reside nuestro único problema y su
solución: nuestra decisión de estar separados y nuestra capacidad para deshacer
esa elección “No olvides que el único propósito de este mundo es sanar al Hijo
de Dios.” (T.24.VI.4:1). En un nivel, por lo tanto, podemos ayudar al mundo de
la manera más efectiva deshaciendo la culpa en nuestras mentes, porque la proyección
de esta culpa es lo que hizo al mundo y todos sus problemas, y lo que también
lo sostiene. El mundo, por lo tanto, no es más que una idea en nuestras mentes
y nunca ha abandonado su fuente en nuestras mentes. Si pudiéramos
identificarnos totalmente con esto y luego deshacernos de la culpa, el mundo
desaparecería de nuevo en la nada de la que provino, y volveríamos a casa en
Dios. Entonces, “No recordarías nada de lo que ahora recuerdas.” (T.19.VI.6:6).
Sin embargo, como no hemos integrado completamente este
principio, nuestra experiencia es que hay un mundo y estamos influenciados por
él de muchas maneras. Es una parte muy significativa de nuestro sueño y de
nuestro guión. Por lo tanto, en este nivel no podemos ignorarlo o ser
indiferentes o pasivos sobre lo que ocurre en el mundo, así como ignorar o
negar las condiciones corporales es una “forma de negación particularmente
inútil.” (T.2.IV.3:11). Dos principios que pueden guiarnos en este nivel son
(1) no hay una jerarquía de ilusiones y (2) el propósito lo es todo. Por lo
tanto, ser política o socialmente activo no es diferente a realizar una
cirugía, competir en deportes, o comer y respirar para mantenerse vivo. En este
sentido, no podemos decir que uno refuerza el sueño más que otro. Son neutros
una vez que nos identificamos con la existencia corporal. Es solo cuando
consideramos el «propósito» que podemos comenzar a evaluar la utilidad de lo
que hacemos para nuestro camino de Expiación. Estar involucrado en movimientos
políticos o sociales, o simplemente detenerse para ayudar a una persona
lesionada en un accidente, puede reforzar la separación o deshacerla,
dependiendo de si hemos elegido al ego o a Jesús como nuestro maestro. No es el
comportamiento, en otras palabras, lo que ayuda o dificulta nuestro avance
espiritual. La cuestión fundamental es si hemos elegido en nuestras mentes ver
nuestros intereses como separados o iguales a los de otra persona.
Nada de esto debe interpretarse en el sentido de que uno
«debe» participar en programas políticos o sociales. Es totalmente una cuestión
de cómo uno es guiado. No es intrínsecamente de mentalidad errada o correcta
tener una actitud activa en el mundo. Solo debemos estar atentos al uso de los
principios del Curso para justificar el distanciamiento o la indiferencia. De
hecho, es una fina línea a caminar y requiere considerable experiencia y
madurez tanto para integrar las enseñanzas del Curso como para hacer lo que
hacen las personas normales y compasivas que son ciudadanos de un país.”
~ Una pregunta sobre la inteligencia. ~ (Q&A – FACIM –
#54)
P #54: “¿Cuál es la definición de inteligencia tal como se
usa en el Curso? ¿Es la inteligencia una parte del ego o un atisbo de lo
Divino?”
R: “La inteligencia es una función del cerebro, por lo tanto
es parte del sistema operacional del cuerpo, no debe confundirse con la mente,
que no está en el cerebro y no requiere inteligencia. Esto no quiere decir que
la mente no haga uso del cerebro, como lo hace el cuerpo, en nuestra experiencia
ilusoria de estar en un cuerpo en este estado de sueño. Las declaraciones del
Curso con respecto al cuerpo pueden, por lo tanto, aplicarse al
cerebro/inteligencia. Es neutro y puede ser utilizado por el Espíritu Santo o
el ego para sus respectivos objetivos. Esto es cierto de cualquier habilidad o
destreza atribuida al cuerpo. El Curso en sí mismo es un ejemplo del uso del
intelecto como forma, utilizando el lenguaje, los principios metafísicos, los
términos psicológicos, etc., para reflejar una elección en la mente de volverse
hacia el amor y la verdad que es el contenido. Es una forma útil para la
Filiación aprender a aceptar el amor, pero no es la única forma. En el Manual
se nos dice: “Este manual está dedicado a una enseñanza especial, y dirigido a
aquellos maestros que enseñan una forma particular del curso universal. Existen
muchas otras formas, todas con el mismo desenlace.” (M.1.4:1, 2).
Nos confundimos fácilmente cuando se trata del cerebro y la
inteligencia porque todavía pensamos que nuestro “entendimiento constituye una
poderosa aportación a la verdad y de que hace que ésta sea lo que es.”
(T.18.IV.7:5). Mantenemos nuestras habilidades intelectuales en alta estima,
al no darnos cuenta de que la mente es el verdadero hogar del pensamiento, que
no tiene nada que ver con los pensamientos ilusorios que generan nuestros
cerebros. La curación de la mente a través del perdón no requiere inteligencia,
requiere voluntad, que es una función de la mente. La mente puede estar
dispuesta y, de hecho, puede hacer una elección para curarse sin la necesidad
de intelecto/inteligencia. De lo contrario, la capacidad intelectual y/o
inteligencia serían obviamente un requisito para la salvación y eso excluiría
un gran segmento de la Filiación (aquellos que están mentalmente incapacitados,
tienen disfunciones cerebrales, son comatosos, etc.) Ciertamente todos hemos
tenido la experiencia de estar completamente desconcertados por un pasaje en
particular en un momento dado sólo para tener claridad absoluta en cuanto a su
significado en una lectura posterior.
Nuestra inteligencia no tuvo nada que ver con la confusión o
con la claridad. La confusión vino de nuestra resistencia; la claridad, de
nuestra buena voluntad. Una persona con inteligencia limitada puede venir al
Curso con poca resistencia y un alto grado de voluntad y, por lo tanto, estar
abierta a aprender el contenido del Curso: su mensaje de amor y perdón. Una
persona dotada intelectualmente, por otro lado, puede estar bloqueada por una
resistencia tremenda y no captar el verdadero mensaje del Curso, a pesar de
dominar intelectualmente los principios de su metafísica. Aunque utilizamos
nuestros cerebros para leer, estudiar e incluso aplicar las enseñanzas del
Curso en nuestras vidas, la verdadera actividad se está desarrollando en la
mente que está optando por dirigirse hacia la luz y la verdad del mensaje del
Curso. La actividad intelectual es el reflejo de esa elección, pero no es un
requisito, y ciertamente no es un atisbo de lo Divino. Personas intelectualmente
muy limitadas han sido brillantes reflejos de luz y amor en el mundo, mientras
que personas intelectualmente dotadas han permanecido atrincheradas en la
oscuridad del ego.
En nuestro estudio y práctica del Curso, se hace evidente
que por mucho que entendamos intelectualmente o no entendamos los principios
del Curso, es la aplicación de estos principios con sincera voluntad lo que los
hace efectivos para lograr nuestra curación y la experiencia de paz. Como
leemos: “La salvación, perfecta e íntegra, sólo pide que desees, aunque sea
mínimamente, que la verdad sea verdad; que estés dispuesto, aunque no sea del
todo, a pasar por alto lo que no existe; y que abrigues un leve anhelo por el
Cielo como lo que prefieres a este mundo, donde la muerte y la desolación
parecen reinar. Y la creación se alzará dentro de ti en jubilosa respuesta,
para reemplazar al mundo que ves por el Cielo, el cual es completamente
perfecto e íntegro. ¿Qué es el perdón, sino estar dispuesto a que la verdad sea
verdad?” (T.26.VII.10:1,2,3)”
~ Una pregunta sobre el odio secreto de las buenas personas.
~ (Q&A – FACIM – #55-a)
P #55-a: “¿Puede ayudarme a entender por qué debemos odiar
secretamente a quienes tienen cualidades positivas que nosotros mismos no
poseemos, como ser muy espirituales, desinteresados, amables, etc.?”
R: “El ego nos diría esto, basado en su “ley” de que “posees
aquello de lo que te apropias” (T.23.II.9.10). Esta “ley” se basa en la
creencia fundamental del ego en la separación y las diferencias. Las
diferencias son reales e importantes, y deben evaluarse (la jerarquía de
ilusiones del ego). El origen oculto de esto en nuestras mentes es nuestra
creencia de que conseguimos ser quienes somos al robarle nuestra existencia a
Dios. Él no nos daría la existencia especial e individual que queríamos, así
que la tomamos por nosotros mismos y lo dejamos atrás, aparentemente destruido
y “fuera de la imagen”. Justificamos este robo al proyectar la responsabilidad
por él y declarar que Dios nos negó lo que por derecho nos pertenecía. Esta es
la representación mitológica del Curso del origen de nuestra existencia. Hay muchas
más dinámicas y niveles en esta historia, obviamente, pero este es el aspecto
que es relevante para su pregunta.
Es esta creencia fundamental acerca de nosotros mismos la
que es la lente a través de la cual nos percibimos mutuamente. Por lo tanto, cuando
percibimos que otros tienen cualidades de las que carecemos y deseamos tener,
debemos concluir automáticamente — aunque de manera inconsciente — que esas
cualidades nos pertenecieron originalmente y fueron robadas. Nuevamente, esto
viene de la creencia profundamente enterrada de que tomamos de Dios lo que nos
pertenecía legítimamente, una distorsión de lo que realmente creemos, que es
que “matamos” brutalmente a Dios para que pudiéramos existir de la manera que
«nosotros» queríamos, no como Él nos creó. Este es el sistema de pensamiento
del ego. El otro aspecto de esto es que incluso si pensamos que simplemente
admiramos las cualidades de los demás, estamos sosteniendo secretamente el
sistema de pensamiento de separación del ego.
Jesús corrige estas creencias erróneas al ayudarnos a ver
nuestra «necesidad» de ver a los demás como diferentes de nosotros, ya sea en
un sentido positivo o negativo. Cuando vemos de dónde viene esta necesidad y
podemos comenzar a evaluarla como nada más que una “diminuta y alocada idea”
que solo merece una sonrisa gentil, estamos listos para cambiar a la manera de
percibir a los demás de Jesús. Él quiere que aprendamos a vernos unos a otros
como compartiendo un interés común, tanto en nuestras mentes equivocadas –
motivadas por el miedo – como en nuestras mentes correctas – motivadas por
nuestra voluntad de unirnos a él y deshacer nuestra creencia en la separación.
Las diferencias que percibimos tendrán cada vez menos importancia para
nosotros, y estaremos cada vez más inclinados a ver qué nos hace a todos
iguales. Sin embargo, nuestra resistencia a esto es mucho más fuerte de lo que
nos damos cuenta. El mundo valora de manera inamovible las “diferencias que
marcan la diferencia”, por lo que esta invitación a cambiar nuestra forma de
percibir será recibida con una resistencia feroz.
Lo que todo esto significa en última instancia es que nunca
puedes amar verdaderamente a alguien que percibes que es diferente de ti. Eso
merece mucha reflexión. Un buen ejemplo de esto — particularmente relevante
para los estudiantes del curso — es Jesús. Como sabemos, la Biblia lo
identificó como el “Hijo unigénito” de Dios, el Hijo inocente e impecable que
tuvo que ser sacrificado por nuestros pecados. Así, durante miles de años ha
sido retratado como cualitativa y ontológicamente diferente de nosotros. Es
difícil sentirse verdaderamente cerca de alguien que está más allá de lo que
alguna vez podríamos ser, y que fue asesinado debido a nuestra pecaminosidad.
Jesús aborda esto de muchas maneras en el Curso, básicamente implorándonos que veamos esa imagen de él como proveniente de la obsesión del ego con la separación, la culpa y el sacrificio. Simplemente no es amor. Esta es una de las principales correcciones que presenta en su Curso. Dice que es diferente, pero solo temporalmente, y que “caminar con él es algo tan natural como caminar con un hermano al que conoces desde que naciste, pues eso es en verdad lo que él es.” (C.5.5:6). Jesús quiere que veamos nuestra igualdad; el ego quiere que veamos nuestras diferencias.”
~ Una pregunta sobre “la perla de gran valor”. ~ (Q&A –
FACIM – #55-b)
P #55-b: “Cuando el Curso habla de la perla de gran valor
que creemos que fue robada por otro, ¿qué significa?”
R: “Esto se discute en el contexto de la cuarta ley del caos
“posees aquello de lo que te apropias” (T.23.II.9.10.11). La “perla de
inestimable valor” es cualquier cosa que pensamos que nos falta o de la cual
carecemos. En última instancia, en el nivel ontológico, esta sería la «inocencia»
que creemos que sacrificamos cuando elegimos nuestra individualidad por encima
de nuestra herencia como el único Hijo de Dios, a partir de entonces nos vemos
como pecaminosos y en conflicto con Dios, Quien estamos seguros vendrá después
tras nosotros para castigarnos por lo que hicimos. La “perla de inestimable
valor” también puede considerarse como nuestro especialismo. Esto, también,
está enraizado en el sentido de falta o escasez que todos sentimos en lo
profundo, junto con el sentimiento continuo de que estamos en guerra con Dios.
Experimentamos esta culpa (falta de inocencia, escasez) en
diferentes formas, tales como insuficiencia, deficiencia, inferioridad,
envidia, etc. Y “detrás de escena”, siempre estaríamos culpando a alguien por
lo que nos falta (proyección). Estas dinámicas descansan en última instancia en
el principio del ego de «uno o el otro». Si tú eres culpable, yo soy inocente.
Si yo soy culpable, tú eres inocente y debo hacer lo que sea necesario para
obtener esa “perla de inestimable valor” de ti, porque era mía y me la robaste
injustificadamente. Esta es la base del canibalismo psicológico en el que todos
participamos, y obviamente también las formas del canibalismo físico.
¡No es de extrañar que Jesús use la denominación «leyes del caos»!
~ Una pregunta sobre por qué elegimos la vida que tenemos. ~
(Q&A – FACIM – #56)
P #56: “Si en un nivel, como sugiere el Curso, somos
responsables de nuestras vidas y de nuestras decisiones y acciones, ¿por qué
elegiría ser tan tonto? ¿Por qué no todos o la mayoría de nosotros elegimos
entrar en este mundo como hijos de padres amorosos, espirituales, inteligentes,
ricos y genéticamente sanos?”
R: “Sí, si es realmente mi elección, ¿por qué me gustaría
configurar las cosas tan miserablemente para mí? La respuesta yace en
comprender que mi meta secreta, mantenida oculta incluso de mí mismo, es ser
víctima de los demás en todas mis relaciones para que nunca me ponga en
contacto con la verdadera causa de mi desdicha. Pensamos que el mundo,
comenzando con nuestros padres y continuando con todas nuestras relaciones
posteriores, es la causa de nuestro dolor e infelicidad. Pero no lo es. El
mundo y todas nuestras relaciones son sólo una distracción ingeniosa y
fabricada por nosotros mismos para mantener oculta de nosotros mismos la
verdadera fuente de nuestra infelicidad -nuestro devorador deseo de que la
separación sea real, a cualquier costo. ¿Pero por qué querríamos mantener
oculta la fuente real? La razón es que valoramos nuestro yo individual y
separado más que todo el amor y la felicidad en el universo, e incluso
estaríamos dispuestos a matar por ello. Pero preferiríamos no admitirlo. Porque
si lo hiciéramos, entonces podríamos estar más dispuestos a dejar de lado
nuestra identificación con el ego y el yo individual especial que cada uno
pensamos que somos. Porque ¿qué podría ser nuestra experiencia sino dolor,
infelicidad y desamor si pudiéramos en realidad separarnos del Amor?
Inventamos un mundo externo, empezando por nuestros padres,
a partir de toda la culpa, el dolor, el ataque y el asesinato que hemos
imaginado en nuestra mente — pensamientos que nos parecen muy reales y
aterradores una vez que buscamos hacer realidad la separación.
Como lo describe el Curso, “El mundo que percibes es un
mundo de separación. Quizá estés dispuesto a aceptar incluso la muerte con tal
de negar a tu Padre…está regido por el deseo de ser diferente de Dios…El mundo
que has fabricado es, por lo tanto, completamente caótico, y está regido por
“leyes” arbitrarias que no tienen sentido ni significado alguno. Se compone de
lo que tú no deseas, lo cual has proyectado desde tu mente porque tienes miedo
de ello.” (T.12.III. 9:1,2,5,6,7)
El mundo entonces es el efecto y no la causa de cómo nos
sentimos, sin importar cuánto nos hayamos convencido de lo contrario. Y así
sigue: “Si la causa del mundo que ves son los pensamientos de ataque, debes
aprender que ésos son los pensamientos que no deseas. De nada sirve lamentarse
del mundo. De nada sirve tratar de cambiarlo. No se puede cambiar porque no es
más que un efecto. Pero lo que sí puedes hacer es cambiar tus pensamientos
acerca de él. En ese caso estarás cambiando la causa. El efecto cambiará
automáticamente.” (L.pI.23.2).
Y así, incluso si pudiéramos hacer que el mundo y todas nuestras relaciones sean de la manera que queramos, los bloques de construcción siguen siendo el contenido de la mente del ego, y el objetivo sigue siendo el mismo: verme a mí mismo como una víctima, con cualquier persona menos yo, responsable de todos mis problemas y de cómo me siento. Y eso es lo que determina nuestra experiencia en el mundo, independientemente de la forma que el mundo pueda tomar, siempre que el sistema de pensamiento del ego siga siendo nuestra elección. Como resultado, incluso si lo configuro para ser el hijo de “padres amorosos, inteligentes, ricos y genéticamente sanos”, todavía no seré feliz. Y todavía encontraré alguna razón para culpar a otros, empezando por mis padres, por mi infelicidad, hasta que esté listo para pedir otra manera. Y esa otra manera implicará mirar dentro de mi propia mente para descubrir los obstáculos que he colocado allí a la conciencia de la presencia del amor, para que puedan ser eliminados (T.in.1:7). Y la felicidad que experimentaré luego no tendrá nada que ver con nada en el mundo externo, incluidos mis padres.”
~ Una pregunta sobre los programas de 12 pasos y el Curso. ~
(Q&A – FACIM – #57)
P #57: “Recientemente ingresé a un programa de 12 pasos para
el abuso de sustancias. Parece estar haciendo una diferencia positiva. Sé que
Ken ha dicho que tenemos que lidiar con algunos problemas en los términos del
mundo, pero solo para que podamos verlos por lo que son. ¿Hay algo más que deba
saber al tratar de conciliar este programa, que hace que el problema sea muy
real, con mi estudio continuo del Curso?”
R: “Por lo general, es muy útil intentar resolver los
síntomas de cualquier enfermedad con la que podamos estar lidiando antes de
estar preparados para abordar las causas más profundas y subyacentes de nuestra
angustia con las que el Curso nos ayuda a ponernos en contacto. Si estamos
experimentando una crisis médica como un ataque al corazón o una apendicitis,
primero queremos obtener la atención médica adecuada para aliviar los síntomas
físicos. Del mismo modo, si estamos atrapados en algún tipo de comportamiento
adictivo y autodestructivo, el primer paso sería controlar la adicción. Y los
programas de doce pasos son generalmente muy efectivos para lograr tales
cambios. Ahora es cierto que, desde la perspectiva del Curso, tales programas
no resuelven la fuente subyacente de la angustia, pero desarrollar un poco de
disciplina y control en torno al comportamiento autoabusivo suele ser un primer
paso esencial en el proceso.
Como estudiante del Curso, nos gustaría reconocer que tales
intervenciones pueden ser extremadamente útiles «y» que hay más pasos que
tomar. Cualquier cosa que intente resolver un problema en el nivel del mundo,
en lugar de abordar la causa subyacente del problema en la mente, es lo que el
Curso llama magia. La mayoría de nosotros vivimos nuestras vidas usando magia
mucho, si no todo el tiempo, para lidiar con lo que vemos como nuestros
problemas. Las intervenciones para los problemas médicos y las adicciones
descritas anteriormente se considerarían magia, desde la perspectiva del Curso.
Aunque el Curso enseña que la magia no cura (T.2.IV.4:3) — la verdadera
curación viene solo de liberar la culpa de la autocondena en nuestra propia
mente — el Curso nunca debe ser interpretado como tomar una posición en contra
de la magia. De hecho, Jesús reconoce que, si bien nuestro miedo es aún
demasiado grande, “tal vez sea prudente usar un enfoque conciliatorio entre el
cuerpo y la mente en el que a algo externo se le adjudica temporalmente la
creencia de que puede curar.” (T.2.IV.4:6).
Además, dado que todas las formas en el mundo son neutrales
y el Curso enseña que nuestra única preocupación real debería ser el propósito
que le asignamos (T.4.V.6:8,9), la clave al usar algo como un Un programa de
12 pasos para tratar un problema como una adicción sería estar al tanto de cómo
lo está utilizando. Si lo usa para reforzar su creencia en la realidad de su
debilidad y sus limitaciones, y como un medio para verse a sí mismo como
separado y diferente de los demás, entonces estará sirviendo a un propósito del
ego. Pero si lo ve como un medio de ser amable consigo mismo, de reconocer que
necesita ayuda que viene de fuera de su ego y que es igual a todos los demás —
a pesar de las diferencias en las formas de nuestras vidas, todos estamos
atrapados en la trampa del ego de creer en la culpa, el ataque y el miedo —
entonces servirá al propósito del Espíritu Santo. Y no sería inusual
encontrarse vacilante entre estos dos propósitos diferentes.
Por supuesto, tiene razón en que el Curso y el programa de
12 pasos no pueden reconciliarse como caminos espirituales — están diciendo
cosas diferentes y cualquier intento de combinarlos disminuirá
significativamente la eficacia de ambos. Puede resultarle útil recordarse,
mientras participa en el proceso de 12 pasos a lo largo del tiempo, que el
único problema es nuestra adicción a la culpa en nuestra mente, que creemos nos
mantiene “a salvo” del amor. Proyectamos esa culpa en las diversas formas de
conflicto en nuestras vidas para evitar entrar en contacto con el problema real
en la mente. Y el abuso de sustancias es solo una de las muchas formas de
conflicto externo que creamos para nosotros mismos en el mundo para evitar
mirar la culpa interna. Pero una vez que entiendes para qué hiciste el problema
del abuso de sustancias, puedes darle un propósito diferente.
El abuso de sustancias entonces, en lugar de ser el problema real, se ve como un síntoma o manifestación del problema subyacente de la culpa en su mente. Al reconocer el problema externo, se proporciona una vía para volver a estar en contacto con el problema de la culpa que se encuentra enterrada en lo más profundo de su mente. Y al liberar la culpa y el juicio que ha asociado con su abuso de sustancias, encontrará que su necesidad de una defensa contra la culpa en su mente, que el abuso de sustancias ha proporcionado, disminuye con el tiempo. Por lo tanto, el enfoque final de su trabajo de curación no es el problema externo del abuso de sustancias, sino la culpa enterrada con la que se permite ponerse en contacto. Sin embargo, a través de un examen profundo de su problema de abuso de sustancias, incluyendo la identificación de aquellos a quienes usted puede culpar por conducirlo al abuso y la evaluación de los efectos del abuso en sus relaciones actuales y pasadas – áreas para las cuales un programa de 12 pasos puede ser muy útil – usted será capaz de rastrear su culpabilidad a través de sus “tortuosas rutas” (T.15.X.5:1) en la forma de vuelta a sus orígenes en su mente, donde puede ser deshecha.”
~ Una pregunta sobre ver “peticiones de amor”. ~ (Q&A –
FACIM – #58)
P #58: “Recientemente, mientras peleaba con mi esposa, acudí
al Curso en busca de ayuda al leer el pasaje acerca de ver sólo una expresión
de amor o una petición de amor. Más tarde pude acercarme a ella de una manera
amorosa. Encuentro que no considero que sus pequeños arrebatos y molestas
irritaciones sean lo suficientemente “grandes” como para calificarlas como
peticiones de amor. Parece que es mejor no tomarlos en serio, aunque me molesta
que me quiten la sensación de éxito en la práctica del Curso que tuve cuando
apliqué el Curso a la pelea. ¿Es mejor ignorar estas pequeñas irritaciones o
debo verlas como peticiones de amor también?”
R #58: “El Curso en realidad dice que «todo» es una expresión de
amor o una petición de amor (ver T.14.X.7). Por lo tanto, cuando alguien está
teniendo un arrebato de cualquier tipo, grande o pequeño, siempre es una
petición de amor y el Curso nos pide que respondamos con amor. Si nuestra respuesta
es cualquier cosa menos que amor, es del ego, y estamos en la misma situación
de locura que la otra persona: también estamos pidiendo amor. Es muy importante
en nuestra práctica del Curso estar atentos a «cualquier» sentimiento o
reacción subyacente en nuestras experiencias y nuestras relaciones. Incluso
cuando parece que estamos encogiéndonos de hombros o esperando que estalle un
arrebato, probablemente haya alguna molestia, irritación o juicio en marcha.
Como el Curso lo dice claramente; “El grado de intensidad de la emoción
experimentada es irrelevante. Te irás dando cuenta cada vez más de que una leve
punzada de molestia no es otra cosa que un velo que cubre una intensa furia.”
(L.pI.21.2:4,5). Esto coloca a todas nuestras interacciones en la misma
categoría: no hay distinción entre “grande” o “pequeño”, ni en la petición de
ayuda ni en nuestra reacción a ella.
R #58: El Curso nos dice que la elección de alejarnos de la luz del
Espíritu Santo en nuestras mentes, de desechar nuestra paz al negar nuestra unidad
con Dios, precede a esa situación o interacción que parece causar nuestra
reacción. La culpa y el dolor de esa elección son la fuente de lo que aparece
como enojo, molestia o irritación. Luego ocurre una situación o una interacción
con otra persona, que usamos para proyectar nuestra culpa, en forma de
reacción, o como el Curso nos dice “una interpretación”: “Tal vez sea útil
recordar que nadie puede enfadarse con un hecho. Son siempre las
interpretaciones las que dan lugar a las emociones negativas, aunque éstas
parezcan estar justificadas por lo que aparentemente son los hechos o por la
intensidad del enfado suscitado. Éste puede adoptar la forma de una ligera
irritación, tal vez demasiado leve como para ni siquiera poderse notar
claramente. O puede también manifestarse en forma de una ira desbordada
acompañada de pensamientos de violencia, imaginados o aparentemente
perpetrados. Esto no importa. Estas reacciones son todas lo mismo. Ponen un
velo sobre la verdad, y esto no puede ser nunca una cuestión de grados. O bien
la verdad es evidente, o bien no lo es. No puede ser reconocida sólo a medias.
El que no es consciente de la verdad no puede sino estar contemplando
ilusiones.” (M.17.4). La verdad que se oculta puede entenderse en dos niveles:
1) hemos hecho una elección, como se explicó anteriormente, que nos está
causando dolor, ira o molestia, y ahora culpamos a una persona o situación; 2)
ni la elección ni la culpa que sentimos al respecto pueden tener ningún efecto
en el amor del Padre por nosotros, ni nuestro amor por el Padre; en otras
palabras, nada ha sucedido. Está claro que no hay grados o distinciones en nada
de esto; estamos expresando amor o pidiendo amor, estamos en paz o no en paz,
estamos con la verdad o con la ilusión, viendo con el ego o con el Espíritu
Santo.
R #58: Nuestra práctica del Curso, por lo tanto, siempre es óptima, ya sea que apliquemos sus enseñanzas a algo que parece insignificante o a algo que podemos juzgar como una amenaza para la vida; nada es demasiado pequeño o demasiado grande. También significa que cada situación es importante para nuestro aprendizaje, y que nada debe ser ignorado o dejarse de lado. La decisión de ver de otra manera, de escuchar la interpretación del Espíritu Santo, nos traerá la misma paz sin importar el tipo de aprieto en el que creamos que estamos. También puede ser útil recordar: “…la visión del Espíritu Santo es misericordiosa y Su remedio no se hace esperar. No ocultes el sufrimiento de Su vista, sino llévalo gustosamente ante Él. Deposita ante Su eterna cordura todo tu dolor, y deja que Él te cure. No permitas que ningún vestigio de dolor permanezca oculto de Su Luz, y escudriña tu mente con gran minuciosidad en busca de cualquier pensamiento que tengas miedo de revelar. Pues Él sanará cada pensamiento insignificante que hayas conservado con el propósito de herirte a ti mismo, lo expurgará de su pequeñez y lo restituirá a la grandeza de Dios.” (T.13.III.7:2, 3,4,5,6).
~ Una pregunta sobre cómo perdonar. ~ (Q&A – FACIM –
#59)
P #59: “Después de todo este tiempo de estudio del Curso,
todavía no tengo muy claro qué es realmente el perdón. Digamos que mi mente ego
etiqueta a alguien como un imbécil. Bueno, en un nivel sé que no puedo estar en
lo cierto en esa evaluación — realmente no conozco a esta persona y además, no
puedo juzgar a otro aunque a veces lo haga. Entonces, ¿cuál es el siguiente
paso? No sólo he hecho un juicio injusto, sino que he terminado sintiéndome
culpable por ello.”
R #59: “Cuando se toma un minuto o dos para pensar de otra
manera acerca de su juicio de otra persona, como describe en su pregunta, ha
comenzado el proceso de perdón, “Una luz ha entrado en las tinieblas.” (M.1.1:
4). El primer paso es estar dispuestos a admitir que estamos equivocados en
nuestra evaluación y que hay otra manera de ver a la persona. Los siguientes
pasos son estar dispuestos a dejar ir el juicio original, pedir otra forma de
percibir y aceptar la nueva percepción cuando llegue a uno. Esto no significa
que ya no verá a la gente hacer tonterías. Significa que no confundirá la
verdadera identidad de la persona con el comportamiento tonto, ni la condenará
por ello, ni lo considerará un “pecado”. La gente hace y dice cosas tontas; eso
es un hecho. Entonces hay dos interpretaciones: una de acuerdo con el ego, que
dice que este comportamiento tonto hace a esta persona un “imbécil”; la otra de
acuerdo con el Espíritu Santo (perdón), que dice que el comportamiento tonto no
cambia el hecho real de que esta persona no es un “pecador” y que no merece mi
condena. Esto se aplica también al juicio contra usted mismo.
R #59: Podríamos decir que llamar “imbécil” a otra persona es un
comportamiento tonto. Esto no significa que usted sea un pecador que merece un
castigo, sino que ha cometido un error y necesita una nueva percepción, una
corrección, un perdón. La culpa que parece estar al final del proceso, después
de juzgar a una persona como un “imbécil”, en realidad ya estaba presente en la
mente antes del “ataque”. La culpa se proyectó hacia el “imbécil” en la forma
del juicio, que luego parece causar la culpa. Este es un ejemplo de la
enseñanza del Curso: “Las ideas no abandonan su fuente, y sus efectos sólo dan
la impresión de estar separados de ellas. Las ideas pertenecen al ámbito de la
mente. Lo que se proyecta y parece ser externo a la mente, no se encuentra
afuera en absoluto, sino que es un efecto de lo que está adentro y no ha
abandonado su fuente.” (T.26.VII.4:7,8,9). El origen del proceso es un
pensamiento de separación en la mente, seguido de un juicio contra usted mismo
por el pensamiento, y la culpa por haberlo pensado. La culpa se proyecta luego
a otra persona en forma de ataque, y luego vuelve a la mente en la forma de
culpa por el ataque. Este es el pensamiento circular del juego de culpabilidad
del ego. El perdón nos pide que reconozcamos el pensamiento original y
aceptemos la responsabilidad del proceso.
R #59: La forma de perdonarse por el pensamiento original de separación es ofrecer perdón al “imbécil” al verlo como no diferente de usted mismo; es decir, estar en necesidad de sanación y de corrección, y no diferente en su verdadera identidad como un santo Hijo de Dios: “No permitas que la forma de sus errores te aleje de aquel cuya santidad es la tuya. No permitas que la visión de su santidad, que te mostraría tu perdón, quede oculta tras lo que ven los ojos del cuerpo. No permitas que la conciencia que tienes de tu hermano se vea obstruida por tu percepción de sus pecados y de su cuerpo. ¿Qué hay en él que quisieras atacar, excepto lo que asocias con su cuerpo, el cual crees que puede pecar? Más allá de sus errores se encuentra su santidad junto con tu salvación. Tú no le diste su santidad, sino que trataste de ver tus pecados en él para salvarte a ti mismo. Sin embargo, su santidad es tu perdón.” (T.22.III.8:1,2,3,4,5,6,7). “
~ Una pregunta sobre el uso de mentiras blancas. ~ (Q&A
– FACIM – #60)
P #60: “Me parece recordar un pasaje que dice que el uso de
“mentiras blancas” a veces puede ser apropiado para tratar con algunas
relaciones. ¿Qué está diciendo Jesús aquí? Parece que solo puedo relacionarlo
con el dicho de los 12 pasos donde siempre deberíamos tratar de hacer
enmiendas, excepto cuando hacerlo causaría más daño.”
R #60: Todos hemos experimentado ocasiones en las que es obvio
que decir la verdad a alguien en el nivel de la forma simplemente no es lo más
amoroso que se puede hacer. Si bien no hay pasajes en el Curso que mencionen
específicamente “mentiras blancas”, hay dos pasajes que tratan este tema, y
que se relacionan con el dicho de los 12 pasos que menciona: “El valor de la
Expiación no reside en la manera en que ésta se expresa. De hecho, si se usa
acertadamente, será expresada inevitablemente en la forma en que le resulte más
beneficiosa a aquel que la va a recibir. Esto quiere decir que para que un
milagro sea lo más eficaz posible, tiene que ser expresado en un idioma que el
que lo ha de recibir pueda entender sin miedo. Eso no significa que ése sea
necesariamente el más alto nivel de comunicación de que dicha persona es capaz.
Significa, no obstante, que ése es el más alto nivel de comunicación de que es
capaz «ahora». El propósito del milagro es elevar el nivel de comunicación, no
reducirlo mediante un aumento del miedo.” (T.2.IV.5).
R #60: En otro pasaje, Jesús dice: “«Reconoce lo que no importa», y
si tus hermanos te piden algo “descabellado”, hazlo precisamente porque no
importa.” (T.12.III.4:1). Es importante destacar que él califica esto más
tarde diciendo: “He dicho que si un hermano te pide que hagas algo que a ti te
parece absurdo, que lo hagas. Pero ten por seguro que esto no significa que
tengas que hacer algo que pudiese ocasionarte daño a ti o a él, pues lo que le
hace daño a uno, le hará daño al otro.” (T.16.I.6:4,5).
R #60: El elemento clave en el enfoque del Curso es la honestidad,
que es la segunda de las diez características de un maestro de Dios, discutida
en el manual para los maestros (M.4). Jesús dice allí que honestidad significa
coherencia: “nada de lo que dices está en contradicción con lo que piensas o
haces; ningún pensamiento se opone a otro…” (M.4.II.1). En otras palabras, hay
una consistencia entre tus palabras (forma) y tus pensamientos (contenido). Si
dejamos de lado cualquier inversión del ego en la situación, entonces solo el
amor fluirá a través de nosotros, y se expresará en una «forma» que sería la
apropiada para esa situación específica. El énfasis está en el «contenido» en
nuestras mentes. Si somos amables dentro, seremos amables afuera. Nuestra
atención, por lo tanto, debe estar en la búsqueda de cualquier falta de bondad
que acecha en nuestros «pensamientos», y pedir ayuda para dejarla ir. Una vez
que hayamos superado la crueldad, todo lo que digamos o hagamos será amable, en
una «forma» que sea apropiada para las circunstancias.”
~ Una pregunta sobre las relaciones especiales y el ataque.
~ (Q&A – FACIM – #61)
P #61: “Estoy estudiando las relaciones especiales en este
momento y me pregunto: si la persona “A” siente ira, resentimiento, odio, etc.,
hacia la persona “B”, es probable que la persona “B” aprenda estos sentimientos
como parte de sí misma, y sintiéndolos, ¿los proyecte de nuevo en la persona
‘A’ de forma pasiva o agresiva? Entonces ahora la persona ‘B’ verá estos mismos
rasgos o similares en la persona ‘A’. Si esto es así, ¿es esto ahora un círculo
de destrucción? Y si la persona ‘B’ no los proyecta de nuevo en la persona ‘A’,
¿es probable que la persona ‘B’ (si cree que es verdad) los proyecte sobre su
propio cuerpo? Si lo hace, ¿puede manifestarse esto a través de la enfermedad?
¿Puede la enfermedad ser entonces una forma de ataque tanto contra nosotros
mismos como contra aquellos con los que estamos involucrados en relaciones
especiales?”
R: “A pesar de lo que nuestra experiencia en el mundo parece
decirnos, ninguno de nosotros tiene el poder de hacer que alguien más se sienta
culpable, odiado o atacado. Estas percepciones de nosotros mismos son
inherentes a nuestra propia experiencia cada vez que elegimos identificarnos
con el ego, que parece ser nuestro estado “natural” hasta que recordemos lo
contrario. Así que nadie más nos enseña esas percepciones, sin importar cómo
actúen hacia nosotros — las hemos aprendido «por nuestra cuenta» (la condición
básica del ego). Esto se debe a que el sistema de pensamiento del ego se basa
en la creencia en nuestro propio pecado y culpa, de los cuales tratamos de
protegernos a nosotros mismos al proyectarlos fuera de nosotros mismos en los
demás. El único efecto que podemos tener en los demás es recordarles lo que ya
está presente en su propia mente. Así que puedo recordarte tu propio pecado,
culpa y miedo cuando elijo al ego como mi maestro, o puedo recordarte el amor y
el perdón que están presentes en ambos cuando elijo al Espíritu Santo como mi
maestro. Pero primero debes elegir el sistema de pensamiento con el que te
identificarás y luego mi elección solo puede reforzar la elección que ya has
hecho. Pero si has elegido al ego y he recordado al Espíritu Santo, entonces
puedo servirte de recordatorio de que también hay otra opción presente en tu
mente.
Al comienzo del texto, Jesús explica que “…Al proyectar eso
sobre otros los aprisionas, pero solo en la medida en que refuerzas los errores
que ellos ya han cometido. Eso [sus errores] los hace vulnerables a las
distorsiones de los demás, ya que la percepción que tienen de sí mismos esta
distorsionada.” (T.1.III.5:9,10). Entonces, en ese sentido, establecemos un
círculo vicioso de ataque y contraataque entre nosotros — el “círculo de
destrucción”, como usted lo llama — que refuerza la percepción de culpa en
nosotros mismos y entre nosotros.
Pero, una vez más, el origen de la culpa y sus
ramificaciones en mi propia mente nunca proviene de alguien o algo en el mundo
fuera de mí, sino solo de mi propia decisión. De hecho, el único propósito del
mundo y todas sus figuras es servir como una cortina de humo para ocultarnos
ese hecho. Y entonces parece que, de hecho, otros son la causa de mi concepto
de mí mismo (T.31.V.5).
En cuanto a la segunda parte de su pregunta, la culpa por la
separación en mi propia mente — que he elegido, es intolerable y debe ser
proyectada para que la vea como tuya y no mía. Y puedo proyectarla mediante un
ataque directo hacia ti con quien tengo una relación especial o mediante un
ataque hacia mi propio cuerpo, expresado como alguna forma de enfermedad. Y sí,
esto último representa un ataque no solo a mí mismo, sino también a ti, como lo
describe Jesús gráficamente en “El cuadro de la crucifixión” (T.27.I) – “Tu
sufrimiento y tus enfermedades no reflejan otra cosa que la culpabilidad de tu
hermano, y son los testigos que le presentas no sea que se olvide del daño que
te ocasionó, del que juras jamás escapará. Aceptas esta lamentable y enfermiza
imagen siempre que sirva para castigarlo.” (T.27.I.4:3 , 4).
¿Cómo podemos salir del círculo interminable de ataque y contraataque? La solución no tiene nada que ver con la otra persona y todo que ver con un cambio en nuestra percepción de nosotros mismos, dentro de nuestra propia mente, con la ayuda del Espíritu Santo. Tenemos que reconocer que el pecado y la culpa que hemos hecho realidad en nuestra propia mente como un ataque a nosotros mismos por nuestra creencia de que pudimos separarnos de Dios nunca ha sucedido realmente. Como dice el Curso, “No podrás darte cuenta de cuán inútil es el ataque hasta que no reconozcas que «los ataques que lanzas contra ti mismo no tienen efectos». Pues otros ciertamente reaccionan ante el ataque si lo perciben, y, si estás tratando de atacarles, no podrás sino interpretar su reacción como un refuerzo de tu creencia en el ataque. El único lugar donde puedes cancelar todo refuerzo es en ti mismo. Pues tú eres siempre el primer blanco de tus ataques, y si éstos nunca han tenido lugar, tampoco pudieron haber tenido consecuencias.” (T.12.V. 3; cursiva agregada). “
~ Una pregunta sobre los “pensamientos positivos”. ~
(Q&A – FACIM – #62)
P #62: “He sido estudiante de Un Curso de Milagros durante
muchos años, y ahora estoy pasando (o así lo siento) de la “etapa de
principiante”. Mi pregunta es: ¿Puede ser útil para un estudiante reflexionar
sobre los pensamientos positivos en lugar de contemplar los pensamientos
negativos de la mente del ego? Me doy cuenta de que las situaciones que nos
molestan deben ser miradas con Jesús o el Espíritu Santo o incluso con Dios,
pero me parece que el tiempo que nuestras mentes no están en el instante santo
tiene que ser pasado en alguna parte. No estoy hablando de afirmaciones aquí,
sino de pensamientos que nos han conmovido profundamente. Apreciaré la
orientación en este sentido.”
R: “Nuestras mentes están en el instante santo o con el ego.
No hay otras opciones; no hay término medio. Nuestros pensamientos reflejan la
elección que hemos hecho de pensar como piensa el ego, o como piensa el
Espíritu Santo. El Curso no definiría estos pensamientos como positivos o
negativos, nos dice más bien que los pensamientos del ego refuerzan la ilusión,
mientras que los pensamientos del Espíritu Santo reflejan la verdad. Cuando
tenemos experiencias que nos conmueven profundamente, reflejan una elección
hecha a nivel de la mente de alejarse del ego hacia el Espíritu Santo, que es
el símbolo del amor de Dios en el sueño. Una hermosa obra musical o una puesta
de sol pueden ser símbolos del amor y la paz en nuestra mente cuando elegimos
al Espíritu Santo en lugar del ego. Sin embargo, lo que realmente es útil es
estar atentos a los pensamientos que pensamos con el ego, tomar conciencia de
ellos y reconocer su propósito.
Dado que muchos de los pensamientos del ego parecen ser
“positivos”, podemos ser fácilmente engañados. Los sentimientos aparentemente
positivos pueden ser formas insidiosas de especialismo espiritual. El ego
también se presenta con muchas excusas ingeniosas para complacer su sistema de
pensamiento y aferrarse a los resentimientos. Esto puede ser a lo que se
refiere con “[contemplar] los pensamientos negativos de la mente del ego”. Se
necesita mucha honestidad y paciencia con nosotros mismos para practicar el
mirar cuidadosamente nuestros pensamientos sin complacerlos «y» sin juzgarlos.
Hacemos bien en mantenernos cerca de las pautas que ofrece el Curso; “Tu tarea
no es ir en busca del amor (lo que podemos llamar pensamientos “positivos”),
sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras dentro de ti que has
levantado contra él. No es necesario que busques lo que es verdad, pero «sí es»
necesario que busques todo lo que es falso.” (T.16.IV.6:1,2). Si somos
honestos en nuestra búsqueda, reconoceremos los pensamientos que estamos
albergando que interfieren con nuestra capacidad de estar en el instante santo.
Entonces es nuestra elección mantener estos pensamientos o dejarlos ir a cambio
de la percepción del Espíritu Santo.
Cuando tratemos de ser el juez de nuestros pensamientos —
decidiendo cuáles son positivos o cuáles negativos — intentando llenar nuestras
mentes con lo que hemos determinado que son pensamientos “positivos”, nos
pondremos a cargo a nosotros mismos de la Expiación, dejando poco o ningún
espacio para el Espíritu Santo. Lo que buscamos son Sus pensamientos, Su
percepción, Su juicio. Hacer nuestra parte fielmente le permitirá a Él
llevarnos al santo instante. El Curso es claro en este sentido y muy
específico; “El Espíritu Santo sólo te pide esto: que lleves ante Él todos los
secretos que le hayas ocultado. Ábrele todas las puertas y pídele que entre en
la obscuridad y la desvanezca con Su luz. Si lo invitas, Él entrará
gustosamente. Y llevará la luz a la obscuridad si le franqueas la entrada a
ella. Pero Él no puede ver lo que mantienes oculto. Él ve por ti, pero a menos
que tú mires con Él, Él no puede ver. La visión de Cristo no es sólo para Él,
sino para ti y para Él. Llévale, por lo tanto, todos tus pensamientos
tenebrosos y secretos, y contémplalos con Él. Él abriga la luz y tú la
obscuridad. Ambas cosas no pueden coexistir cuando las contempláis juntos. Su
juicio prevalecerá, y Él te lo ofrecerá cuando unas tu percepción a la Suya.”
(T.14.VII.6).
En otro pasaje el Curso nos da un acompañamiento muy alentador: “Y si necesito una palabra de aliento, Él me la dará. Si necesito un pensamiento, Él me lo dará también. Y si lo que necesito es quietud y una mente receptiva y serena, ésos serán los regalos que de Él recibiré. Él está a cargo a petición mía. Y me oirá y contestará porque Él habla en Nombre de Dios mi Padre y de Su santo Hijo.” (L.pII.361.5:1,2,3,4,5). Nuestra esperanza radica en nuestra dedicación a escudriñar nuestras mentes cuidadosamente, invitando al Espíritu Santo a ser nuestro guía, nuestro “juez” y nuestro maestro. Su percepción nos llevará entonces al instante santo.”
~ Una pregunta sobre cómo lidiar con la ira. ~ (Q&A –
FACIM – #63)
P #63: “Estábamos discutiendo la ira en nuestro grupo de estudio y se sugirió que para experimentar la ira, no la “expresaríamos” externamente, sino que, como nos anima el Curso, estaríamos “Por encima del campo de batalla” (T.23.IV), “Elévate, y desde un lugar más alto, contémplalo.” (T.23.IV.5:1). Esto ciertamente suena mejor que abusar abiertamente de otro con nuestra ira. Pero ¿qué pasa con la idea de gritar a una almohada o golpear un saco de boxeo? ¿Se sigue considerando eso un ataque? ¿Qué pasa si mi ira es tan intensa que no puedo (no estoy dispuesto) a “elevarme, y desde un lugar más alto, contemplarlo”? “
R: “Su pregunta sugiere una confusión que muchos estudiantes
hacen a menudo en su trabajo con el Curso. El Curso, como el Espíritu Santo,
solo se ocupa del contenido (pensamiento) y no de la forma (comportamiento). Si
estoy en conflicto y siento ira, ya no estoy en paz, ya sea que actúe sobre esa
ira o no. La ira y el ataque están en la mente y ahí es donde se necesita la
corrección. Ser lo suficientemente disciplinado como para no actuar la ira, o
dirigirla a un objeto inanimado (como una almohada o un saco de boxeo) en lugar
de a una persona, tiene ciertas ventajas en el sentido de que no pone en marcha
una posible secuencia de ataques abiertos y represalias a nivel de
comportamiento, lo que casi con toda seguridad servirá para reforzar la culpa
tanto en su mente como en la mente de la persona a la que está atacando. Pero
el ataque sigue vivo y bien en su mente y el problema de la ira no se resolverá
hasta que lo aborde en su origen en la mente. Esto implicará reconocer que sus
sentimientos de ira y pensamientos de ataque no tienen nada que ver con la otra
persona a la que se dirigen esos sentimientos y por quien «parecen» haber sido
provocados.
Estar “elevado, y desde un lugar más alto, contemplar” su
ira es recordar que usted es una mente que tiene la opción de mirar el
conflicto con su ego o con el Espíritu Santo como su maestro. Cuando “mire” con
su ego, seguirá creyendo que sus sentimientos de ira están justificados de
alguna manera, que en algún nivel usted ha sido tratado injustamente y que su
reacción es razonable, incluso si decide no actuar en consecuencia. Si esa
sigue siendo tu percepción, no se ha producido ninguna curación.
Pero cuando mire con el Espíritu Santo, llegará a comprender
que el problema no es la otra persona, sino una elección que primero hizo
dentro de su propia mente para verse a sí mismo como separado del amor. Esa
elección, como siempre lo hace, produce culpa, que usted encuentra
insoportable. Y así, la culpa debe ser proyectada fuera de usted mismo, en otra
persona a la que querrá ver como tratándole injustamente, sobre quien la culpa
pueda recaer. Y entonces, los sentimientos de conflicto que provienen de su
propia decisión de separarse en su mente del amor, parecen ser causados por
lo que esta otra persona le “ha hecho”. Y, sin embargo, si no hubiera elegido
la culpa en primer lugar, sus palabras o acciones no tendrían absolutamente
ningún efecto en usted. El hecho es que solo parecen hablarle de su decisión
previa de recurrir a su ego y alejarse del amor. Una vez que haya aceptado esta
comprensión y la corrección ofrecida por el Espíritu Santo — de que no está
separado del amor y nunca lo ha estado — la culpa se desvanece, así como la ira
y el conflicto que fueron su efecto, y ya no necesita ver a alguien más como su
oponente, merecedor de su ataque (¡en defensa propia, por supuesto!).
Por cierto, aunque el Curso dice que “la ira «nunca» está
justificada” (T.30.VI.1:1) — y por qué eso es cierto, debería ser evidente a
partir de lo que acabamos de discutir, el Curso nunca dice que no deberíamos
enojarnos. De hecho, gran parte del Curso está dirigido a decirnos qué sucede
cuando nos enojamos y cómo puede ser corregido, y esto es solo porque Jesús
entiende que continuaremos enojándonos y necesitaremos la corrección que él nos
ofrece. Y a veces podemos ser capaces de poner freno a nuestra ira y a veces
nos sentimos obligados a exteriorizarla, pero el problema -la culpabilidad en
nuestra mente- y la solución -reconocer la elección del propósito que tenemos
en todo ello- siguen siendo los mismos. En lugar de negar nuestra ira, Jesús
quiere que la miremos con él para que podamos reconocer su verdadera fuente, en
lugar de intentar justificarla en base a nuestras percepciones erróneas de
nuestra propia victimización. Nuestras justificaciones, simplemente, son
siempre inválidas.”
~ Una pregunta sobre la práctica del libro de ejercicios. ~
(Q&A – FACIM – #64)
P #64: “¿Cree que hay algunas “contraindicaciones” para
practicar los ejercicios del libro de ejercicios año tras año, continuamente?
¿Sabe, por ejemplo, si Bill o Helen tenían una práctica específica de los 365
ejercicios constantemente?”
A: “Puede o no haber contraindicaciones. Depende
completamente del propósito de repetir las lecciones año tras año. No hay una
manera correcta o incorrecta de hacer el libro de ejercicios, aparte de hacer
las lecciones en orden, como Jesús nos instruye. A algunas personas les resulta
útil repetir las lecciones una y otra vez, pero no es necesario repetirlas más
de una vez. Probablemente sea una buena idea volver a ellas para estudiar lo
que enseñan, pero no es necesario hacer los ejercicios más de una vez, a menos
que esa sea su orientación. Cada persona es guiada individualmente, como
sabemos.
Una señal de advertencia a la que estar alerta es el
desarrollo de una dependencia en las lecciones. Por ejemplo, si descubre que no
puede comenzar el día sin hacer una lección, o que se siente vacío o deprimido
si no hace una lección todos los días, año tras año, sabe que ha formado una
relación especial con el libro de ejercicios. Eso es algo que querría mirar,
porque es más que probable que el ego haya entrado y se haya unido al proceso,
y se perderá la esencia de lo que se tratan las lecciones.
Otra cosa a tener en cuenta es la necesidad de seguir
haciendo las lecciones hasta que las haga perfectamente. Eso, también, vendría
de su ego. Es mucho más acorde con el espíritu del libro de ejercicios, y la
gentil guía de Jesús sobre nosotros, hacer las lecciones “mal” y luego
perdonarnos por olvidarlas o quedarnos dormidos, o lo que sea. En la mitad de
la lección 95 se explica que es mucho más útil enfocar las lecciones de esa
manera, porque eso reflejaría el resultado final de lo que estamos aprendiendo,
que es recordar que no debemos tomarnos en serio la “diminuta y alocada idea”.
Esa es claramente la forma en que Jesús querría que procediésemos.
El entrenamiento implica en gran medida que nos pongamos en
contacto con nuestra resistencia y temor de seguir adelante con el proceso de
desindentificación con nuestro ego. Un pequeña dosis de buena voluntad es todo
lo que se pide. Todo lo que es importante es que «queramos» pensar en Dios o en
Jesús durante el día. Recordar decir todas las declaraciones exactamente a
tiempo cada día no es el punto. Sin embargo, lo que «queremos» es el punto,
independientemente de que completemos con éxito todas las instrucciones según
lo indicado. El «contenido», no la «forma», es a lo que debemos aspirar. Y el
«contenido» es el amor perdonador de Jesús.
Helen y Bill hicieron las lecciones juntos una vez; luego
las volvieron a hacer con Ken Wapnick; y finalmente Helen, Bill y Ken las
hicieron con Judy Skutch, a petición suya.”
~ Una pregunta sobre la naturaleza de la mente. ~ (Q&A –
FACIM – #65)
P # 65: “Por favor, describa “mente”, la naturaleza de la
“mente” y la experiencia de la “mente”. “
R: “No hay una definición simple o fácil de entender para la
mente en el Curso, porque su significado depende del contexto en el que se usa.
Además, su verdadera naturaleza es abstracta y existe fuera del tiempo y el
espacio en todos sus significados, por lo que no estaremos completamente
satisfechos con ninguna explicación de ello. Porque trataremos de comprender la
mente con una parte limitada (e ilusoria) de ella — la mente dividida. Y el
tiempo y el espacio son, de hecho, creaciones falsas de la propia mente
dividida, en lugar de dimensiones en las que opera.
Puede ser útil señalar primero que el uso de la mente en el
Curso es diferente del significado que se le da a la mente en casi todos los
demás sistemas de pensamiento, como las religiones orientales, para las cuales
la mente es solo el ego falso, atrapado en ilusiones; y varias disciplinas
científicas, como la psicología y la neurología, que tienen una visión
reduccionista de la mente, reduciéndola a un epifenómeno, o manifestación, de
las actividades físicas/químicas/eléctricas del cerebro. Incluso Freud, cuyos
poderosos conocimientos sobre la mente están integrados en la exposición del
ego del Curso, aceptó sus orígenes orgánicos sin cuestionarlos.
La discusión más extensa en el Curso del término se
encuentra en la primera sección de la Clarificación de Términos,
“Mente-Espíritu” (C.1). Allí la mente se define inicialmente como “el principio
activo del espíritu, el cual le suministra a éste su energía creativa… El
espíritu es el Pensamiento de Dios que Él creó semejante a Sí Mismo.” (C.1.1:1,3). Pero como no podemos concebir la naturaleza del espíritu o Dios, y la
creación no tiene nada que ver con la forma, la definición arroja poca luz
sobre el significado del término. Generalmente, cuando el Curso se refiere a la
mente en este nivel — nuestra verdadera realidad como espíritu — el término se
escribe con mayúscula y se refiere a Dios o a Cristo, Su Hijo perfecto y
completamente unificado (C.1.1:2). Hay poco más que decir acerca de la mente
en este nivel. Su experiencia es solo de perfecta unicidad, sin conciencia de
diferencias o distinciones de ningún tipo, porque no son reales.
Se puede decir más, aunque todavía no es fácil de entender,
cuando nos movemos al nivel de la división o “mente individual” (C.1.2:3), que
pareció surgir cuando el Hijo de Dios pareció dormirse y soñar que podía estar
separado de su Padre. Esta “parte de la mente es completamente ilusoria y sólo
teje ilusiones.” (C.1.4:1). En este nivel, la mente experimenta la
“conciencia, el mecanismo receptor” (C.1.7:3,4), que necesariamente implica
una separación entre el perceptor y lo percibido, parte de la ilusión. Sólo en
este nivel parece existir la elección, porque no puede haber elección en
nuestra realidad como espíritu, donde, de nuevo, no existen diferencias ni
distinciones. Es dentro de esta mente ilusoria que todo lo que creemos que es
sólido y externo y real es experimentado. El Curso distingue entre dos partes
de esta mente, o dos formas de pensar dentro de esta mente: la mentalidad
errónea representa la elección de escuchar la voz del ego, o el falso yo. La
mentalidad recta representa la elección de escuchar la Voz del Espíritu Santo,
el reflejo de nuestro verdadero Ser o Mente (C.1.5:1,2).
Aunque el Curso intenta hacernos conscientes de que nuestra verdadera realidad es la Mente, su enseñanza está dirigida solo a la mente dividida. El propósito del Curso es entrenar a nuestra mente dividida para recordar que contiene una elección (C.1.7:1), ya que ha aceptado al ego como su única realidad y ha olvidado que el ego es solo una opción. Así el Curso nos ayuda a reconocer las consecuencias de una elección en favor del ego — pecado, culpa, miedo, dolor, pérdida y muerte — y nos recuerda que hay una opción diferente — el Espíritu Santo — que abre la puerta a una experiencia completamente diferente, basada en el perdón — paz, dicha y amor. Con el tiempo, el Curso llevará a nuestras mentes divididas a regresar al punto de decisión inicial donde hicimos una elección aparentemente irreversible en favor del ego. Y ahora podemos hacer una elección diferente, alejándonos del tiempo y del espacio a medida que nos volvemos conscientes del mundo real, el mundo completamente perdonado. Desde aquí, es solo un paso final, “tomado” por Dios Mismo, lo que nos devuelve a la totalidad del espíritu y la unicidad de la Mente que nunca dejamos en realidad (C.1.5: 2,3,4).
~ Una pregunta sobre amigos que nos “decepcionan”. ~
(Q&A – FACIM – #66)
P #66: “He estado estudiando Un Curso de Milagros durante un
año, haciendo las lecciones y participando en dos grupos de estudio. También
estoy en un grupo de 12 pasos. Mi pregunta es sobre la amistad y extender el
amor a los demás. Nunca he sido uno que haya trabajado en las relaciones. El
año pasado intenté extender el amor a mis amigos, pero en algunos casos siento
que su amor no está siendo correspondido. Sé que el amor es libertad e
incondicional, y sin embargo, cuando me comunico con un amigo por teléfono o
correo electrónico y no escucho nada de ellos, me siento decepcionado. ¿Cómo
puedo superar esta decepción?”
R #66: “En primer lugar, como estudiante relativamente nuevo en
el Curso, debe saber que está haciendo lo mejor que puede. El Curso es un
proceso desafiante que requiere tiempo para dominarlo y no es fácil deshacer el
sistema de pensamiento del ego en el que todos hemos estado tan fielmente
comprometidos durante casi todo nuestro tiempo hasta ahora. Su disposición de
que le enseñen un camino diferente es todo lo que Jesús le pide — y se necesita
humildad para reconocer que usted mismo no conoce el camino.
R #66: Como ha estado descubriendo, la máxima del ego “Busca, pero
no halles” (T.16.V.6:5) (L.pI.71.4:2) (M.13.5:8) continúa operando en nuestras
vidas incluso después de que hemos decidido que queremos otra forma de
relacionarnos con los demás. Esto se debe a que todavía no comprendemos el
propósito por el cual fabricamos el mundo y las relaciones. “Existe una marcada
tendencia a pensar que el mundo puede ofrecer consuelo y escape de los mismos
problemas que tiene como propósito perpetuar… el mundo fue concebido
precisamente para que «no» se pudiese escapar de ellos.” (T.31.IV.1,2).
Y así, mientras sigamos buscando alguna satisfacción en el mundo y de los
demás, nos estamos preparando para la decepción. Pero, contrariamente a nuestra
percepción consciente, esta configuración de hecho es intencional.
R #66: Nuestro propósito en el mundo y en nuestras relaciones, que
mantenemos oculto de nosotros mismos, es ser decepcionados, ser tratados de
manera injusta y ser victimizados, de modo que el dolor que realmente proviene
de nuestra propia elección secreta en favor de la separación parece provenir de
las acciones o falta de acción de alguien más. En la Lección 76, Jesús habla de
las diversas “leyes” del ego “que creemos que nosotros [y otros] debemos
obedecer. Estas incluyen … las “leyes” de la amistad, de las “buenas”
relaciones y de la reciprocidad.” (L.pI.76.8:3). Estas reglas aparentemente
razonables para las relaciones sirven al propósito del ego de establecer
expectativas sobre cómo nosotros y los demás debemos actuar para ser felices,
garantizando así nuestra decepción e infelicidad cuando son violadas.
R #66: Ahora Jesús no espera que de repente dejemos de buscar amor fuera de nosotros sólo porque él nos dice que no funcionará (por ejemplo, T.29.VII). Su propósito al decirnos es ayudarnos a abrir gradualmente nuestros ojos a lo que nos estamos haciendo a nosotros mismos para que, con el tiempo, estemos cada vez más dispuestos a tomar una decisión diferente, a traerle nuestro dolor y decepción para que él pueda mostrarnos que la respuesta a lo que buscamos está dentro de nosotros, y siempre lo ha estado. Somos nosotros los que no hemos aceptado el amor, y lo hemos estado alejando por miedo a unirnos y perdernos en un amor total e ilimitado. Y continuaremos resistiendo esa idea en nuestra práctica del Curso y su proceso de perdón. Pero Jesús no nos juzga por eso. Él sabe que solo tenemos miedo, pero que con el tiempo elegiremos su alternativa cada vez más. Y luego llegaremos a reconocer que nuestro miedo que nos impidió experimentar su amor no es diferente del miedo que parece detener a los demás de ser recíprocos cuando permitimos que su amor se extienda a través de nosotros. Y como sabemos que el amor es siempre nuestro para experimentar y compartir, ya no nos decepcionaremos cuando los demás no lo reconozcan por sí mismos. El amor simplemente continuará extendiéndose a través de nosotros hacia ellos, ofreciéndoles un recordatorio de la misma solución que hemos aprendido por nosotros mismos — el amor ya está presente en cada una de nuestras mentes. Solo necesitamos deshacer “los obstáculos a la conciencia de [su] presencia” (T.in.1:7)
~ Una pregunta sobre cómo lograr la mentalidad-recta. ~
(Q&A – FACIM – #67)
P #67: “Tengo un problema para lograr la “mentalidad recta”.
Durante la meditación tranquila, generalmente puedo pensar con bastante
claridad acerca de las enseñanzas metafísicas del Curso y estoy muy motivado
por ellas. Sin embargo, una vez que estoy de vuelta en el sueño ilusorio,
parece que vuelvo rápidamente a la “mentalidad errada”. El problema es que todo
el mundo que vemos parece estar construido sobre la “mentalidad errada”, por lo
que es difícil hacer o pensar cualquier cosa aquí que sea de mentalidad-recta.
De hecho, lograr la “mentalidad-recta” a menudo me parece más difícil que la
contemplación de la metafísica. Sé que Jesús, o el Espíritu Santo, siempre está
ahí para ayudar, si solo mostramos un poco de buena voluntad. Supongo que
necesito seguir intentando y seguir estudiando. Cualquier sugerencia será
apreciada.”
R: “Podría ser útil pensar en la mentalidad-recta como en
mirar su mente errada sin juzgar. No tiene que luchar contra la
mentalidad-errada; sólo debe mirarla sin juzgarse por estar en ese estado. Si
puede mirar su mentalidad-errada sin juzgar, aunque sea brevemente, entonces ha
dejado de lado su ego, porque el ego nunca miraría sin juzgar. Este es el
núcleo del proceso de curación. No tiene que tratar de detener los pensamientos
de mentalidad-errónea; simplemente no se deprima por tenerlos. La definición de
perdón en el libro de ejercicios nos ayuda a mantener esto en mente: el perdón
“es tranquilo y sosegado, y no hace nada… Simplemente observa, espera y no
juzga.” (L.pII.1.4:1,4). Por lo tanto, nuestro enfoque, como estudiantes, no
es en hacer cosas de mentalidad-recta en el mundo, ni tampoco es desterrar los
pensamientos de mentalidad-errada. Nuestro enfoque, más bien, es aprender cómo
mirar nuestros egos sin juzgarnos a nosotros mismos, o a los demás, por tener
un ego.
Siempre parece que eso no es suficiente, y que deberíamos
estar haciendo más que simplemente mirar sin juzgar. Pero eso sería el ego
colándose para tratar de hacer las cosas más complicadas, y para cambiar
nuestra atención del contenido de nuestras mentes a nuestro comportamiento en
el mundo. Jesús nos dice una y otra vez que estamos involucrados en «deshacer»
un sistema de pensamiento que es completamente ilusorio. En este sentido, dice
del milagro que “simplemente contempla la devastación y le recuerda a la mente
que lo que ve es falso.” (L.pII.13.1:3). Por lo tanto, pensar de una manera de
mentalidad-recta implica mirar la devastación que es nuestro mundo, pero sin
ningún sentido de juicio o culpa. Practicar esto lo mejor que podamos resultará
en que nos iremos identificando cada vez menos con nuestro falso yo y, por lo
tanto, cada vez menos temerosos del camino que nos lleva más allá de este falso
yo para aceptar el amor de Jesús como nuestra única realidad. Juzgarnos a
nosotros mismos, a los demás o al mundo es una defensa que mantiene a nuestro
yo y al mundo muy reales, y al amor de Jesús a una “distancia segura” de
nosotros.
En última instancia, somos responsables únicamente del maestro con el que elegimos mirar el mundo. Si miramos el mundo a través de los ojos del ego, terminaremos sintiéndonos culpables. Si elegimos el amor de Jesús como nuestros “ojos”, no nos molestaremos por nada. Cuando estemos enojados, solo debemos recordarnos gentilmente que hemos elegido al maestro equivocado, y eso no es pecado. Eso es todo lo que tenemos que “hacer” para que seamos de mentalidad-recta.”
~ Una pregunta sobre el destino de la mente después de la
muerte corporal. ~ (Q&A – FACIM – #68)
P #68: “¿Qué le sucede a la mente después de la desaparición
del cuerpo? ¿La mente se va a casa y vuelve a unirse, aunque nunca se fue? ¿Qué
pasa con el ego? ¿Dónde puedo encontrar esta respuesta en el Texto?”
R: “La respuesta a sus preguntas radica en comprender la
enseñanza del Curso sobre la vida y la muerte, en contraste con la versión del
ego. Es muy importante recordar que el Curso se refiere a la muerte como la
elección en la mente de creer en la definición del ego de quiénes somos:
pecadores, temerosos, culpables, individuos separados aprisionados en cuerpos.
Esta creencia es la forma en que el ego da un golpe mortal a nuestra conciencia
de quiénes somos realmente como el Hijo inocente de Dios, y esto es lo que el
Curso llama “muerte”. Cuando el Curso habla de “vida”, siempre se refiere a
nuestra vida en el Cielo con Dios. “Fuera del Cielo no hay vida.” (T.23.II.19:1).
Con esto en mente, hay varios pasajes en el Curso que tratan
sobre la muerte, la mente, el cuerpo y el ego que son útiles para comprender
los puntos que menciona. 1) El Curso nos dice que la mente no está en el
cuerpo: “(La mente) no puede hacer un cuerpo, ni tampoco habitar en un cuerpo.”
(L.pI.167.6:3). “Una mente y un cuerpo no pueden ambos coexistir. No trates de
reconciliarlos, pues cada uno de ellos niega que el otro sea real. Si eres lo
físico, tu mente desaparece del concepto que tienes de ti mismo, pues no tiene
un lugar en el que realmente pueda ser parte de ti. Si eres espíritu, el cuerpo
es entonces el que no tiene ningún sentido en tu realidad.” (L.pI.96.3:4,5,6,7).
Por lo tanto, no puede haber ningún cambio en la condición
de la mente debido a la desaparición del cuerpo, nada le sucede y no va a
ninguna parte. Esto nos resulta difícil de entender porque la mayoría de
nosotros nos identificamos con nuestros cuerpos, pero es esencial para entender
la enseñanza del Curso. Tiene razón al decir que, en verdad, la mente nunca
dejó su hogar en el Cielo, donde reside en la Unicidad. Nuestra experiencia
ilusoria en este sueño es el resultado de un pensamiento en la mente dormida
del Hijo, que cree que la separación realmente ocurrió. La mente no vuelve a
casa cuando el cuerpo muere. La mente vuelve a casa cuando toma la decisión
final de aceptar la Expiación y ya no se identifica con el sistema de
pensamiento del ego. Así se despierta a la verdad de que nunca abandonó el
Cielo, nunca se separó de su Fuente.
El ego tampoco está en el cuerpo; es el pensamiento de
separación en la mente que no cambia con la muerte del cuerpo: “El ego es la
parte de la mente que cree en la división.” (T.5.V.3:1). El ego no está en el
cuerpo pero «se identifica» con el cuerpo. Nosotros también nos identificamos
con el cuerpo cuando elegimos el sistema de pensamiento del ego, por eso
aceptamos la experiencia de la muerte del cuerpo y creemos en su significado.
Con el ego lo vemos como “… el sueño central de donde emanan todas las
ilusiones … La creencia fija e inalterable del mundo es que todas las cosas
nacen para morir. Se considera que así es como “opera la naturaleza”, y ello no
se debe poner en tela de juicio, sino que debe aceptarse como la ley “natural”
de la vida.” (M.27.1:1,4,5).
Aunque el ego no muere con la desaparición del cuerpo, porque es un pensamiento en la mente, está obsesionado con la muerte; temiéndola, buscándola, usándola para probar su realidad y la realidad del cuerpo. Puede ser útil revisar “La atracción de la muerte” (T.19.IV.C). Nuestra experiencia en el aprendizaje de una nueva identidad al cuestionar nuestras creencias de quienes «pensamos» que somos, liberándonos para aceptar el mensaje del Espíritu Santo de quienes «realmente» somos, nos permitirá ver la muerte del cuerpo de manera diferente y abrir nuestras mentes a una nueva percepción y experiencia de la vida de la que habla el Curso: “Cuando tu cuerpo, tu ego y tus sueños hayan desaparecido, sabrás que eres eterno. Tal vez pienses que esto se logra con la muerte, pero con la muerte no se logra nada porque la muerte no es nada. Todo se logra con la vida, y la vida forma parte del ámbito de la mente y se encuentra en la mente. El cuerpo ni vive ni muere porque no puede contenerte a ti que eres vida.” (T.6.VA1:1, 2, 3 , 4).
~ Una pregunta sobre cómo encontrar el perdón. ~ (Q&A –
FACIM – #69)
Las siguientes dos preguntas, aunque de forma diferente,
comparten un tema subyacente común y, por lo tanto, se responderán juntas:
P #69-a: “He estado trabajando para perdonar a una persona
en particular durante bastante tiempo y finalmente estoy llegando muy cerca del
perdón total, lo que me debería traer paz. Pero ahora me doy cuenta de que
extraño verlo y hablar con él, lo cual es muy poco pacífico. Esta persona no ha
fallecido, por lo que existe la posibilidad de interacción física, aunque es
muy poco probable porque ambos nos volvimos a casar. Quiero poder actuar de
manera diferente con él y mostrarle mi amor incondicional en lugar de mi miedo,
que arruinó nuestra relación en primer lugar. ¿Que está pasando aqui? ¿Mi ego
todavía está a cargo aunque lo haya perdonado y finalmente estoy contenta y no resentida
por nuestra relación? ¿Perder a alguien es otra confirmación de creer en la
separación? No puedo creer que no tenga toda la paz que esperaba. El que lo
haya echado de menos me ha metido en esta experiencia que, de otro modo, sería
amorosa, y que supongo que no quiero experimentar sola. Me he unido a este
hermano en mi mente y me gustaría representarlo en la forma. ¿Está esto mal, y
si es así, cómo puedo finalmente tener algo de paz al respecto?”
P #69-b: “El perdón es un proceso tan importante en el
Curso, y puede aplicarse a casi todo en nuestra vida diaria. Pero, ¿qué sucede
cuando alguien es asesinado y todo se detiene abruptamente para esa persona?
¿Cómo puede esa mente procesar lo que sucedió cuando ya no existe como la
persona que acaba de ser asesinada? Espero que esta no sea una pregunta
estúpida y tenga alguna relevancia para el Curso.”
R: “El perdón, fundamental para las enseñanzas del Curso, es
un concepto muy difícil de comprender mientras sigamos identificándonos con
nuestro ego y con el yo individual que creemos que somos. Jesús nos advierte
que “el mundo no puede percibir su significado ni proveer un guía que muestre
su beneficencia. No hay un solo pensamiento en todo el mundo que conduzca a un
entendimiento de las leyes que rigen el perdón o del Pensamiento que refleja.
El perdón es algo tan ajeno al mundo como lo es tu propia realidad.” (L.pI.134:13,1,2,3). Y por eso se necesita una gran humildad para abordar el estudio del
Curso, reconociendo que realmente no entendemos. Pero en ese reconocimiento
radica la posibilidad de un aprendizaje real. El perdón, tal como lo define el
Curso, realmente no tiene nada que ver con la otra persona contra la que
creemos que abrigamos un resentimiento. Pero tampoco tiene nada que ver con la
persona que creemos que somos que parece estar abrigando el resentimiento.
Esto no es para negar que experimentaremos los efectos
aparentes del verdadero perdón en nuestras relaciones externas, pero eso no es
realmente lo que está sucediendo. Para entender lo que el Curso quiere decir
con perdón, necesitamos primero entender el propósito del ego para el mundo y
nuestras relaciones. Y ese propósito es siempre ver la culpa que realmente está
en nuestra propia mente — la culpa original sobre el pensamiento de la separación
de Dios — fuera de nosotros mismos en otra persona. Los específicos de mi
resentimientos contra ti no son realmente importantes. Lo importante es que
puedo culparte por mi propia infelicidad. Entonces, el perdón es el proceso que
me permite reconocer primero que, sí, soy infeliz, no estoy en paz, y que tú,
contra quien he estado abrigando un resentimiento, me has ayudado a ver eso.
Pero no eres realmente la fuente de mi pérdida de paz y felicidad. Yo lo soy. Y
así, cuando retire mi proyección de culpa y culpa de ti, puedo dar el siguiente
paso con el Espíritu Santo y reconocer que mi propia culpa no es real. Y la paz
brota de ese reconocimiento. Así que el perdón me permite liberarme de los
juicios erróneos que primero abrigué contra mí mismo y de los que luego te
acusé, porque no quería aceptar la responsabilidad por ellos. Y el perdón que
experimento tiene lugar en mi mente y no tiene nada que ver con el yo que creo
que soy o con el yo que creo que eres.
Con esta breve explicación en mente, pasemos a las preguntas
que se han planteado. Lo que experimentamos como perdón en nuestras relaciones
con otros puede reflejar el verdadero proceso subyacente que está ocurriendo en
nuestra mente. Mientras todavía estemos identificados con nuestros egos,
interpretaremos la experiencia de liberación en nuestra mente en el contexto de
la forma específica de nuestra relación con otra persona. Esto es inevitable
mientras nos aferremos a nuestra identidad falsa como cuerpo. Es un error, pero
ciertamente no es un pecado.
Entonces, si mi experiencia es que te estoy liberando de los
juicios que he sostenido contra ti, y estoy experimentando paz, solo puede ser
un reflejo del hecho de que me estoy liberando de la culpa y los juicios contra
mí mismo en mi mi propia mente. Esto tendría que inducir miedo a mi ego, que
sobrevive y se nutre de la culpa. Y así se necesita ahora una defensa contra el
amor y la paz. Para el ego, cambiar la forma de la relación de odio especial a
amor especial es una solución ideal. La forma cambia, pero el contenido
subyacente sigue siendo el odio y la culpa, aunque ahora están disfrazados y
ocultos. Y así, en lugar de verte como la causa directa de mi infelicidad,
ahora te veo como algo necesario para mi felicidad — que necesito estar contigo
para compartir la experiencia de paz y alegría. Pero, en efecto, es lo mismo,
porque si no estás disponible para mí como me gustaría que lo estuvieras, una
vez más estás contribuyendo a mi infelicidad. De cualquier manera, no estoy en
paz y mi ego ha ganado. La respuesta en este punto no sería tratar de cambiar
nada de esto, sino simplemente reconocer lo que está sucediendo. Y luego
preguntarme a mí mismo, con Jesús o el Espíritu Santo como mi maestro, ¿es esto
realmente lo que querría en lugar de la paz que estaba experimentando cuando
pude liberarnos a ambos de las cadenas de culpa y condenación? Si he
descubierto el propósito de mi ego, es solo cuestión de tiempo antes de que
esté dispuesto a tomar una decisión diferente.
¿Pero qué hay de la situación en la que la vida de una
víctima parece haber terminado por el ataque de otra persona? Para repetir lo
que dijimos antes, el perdón, así como el abrigar resentimientos, realmente no
tiene nada que ver con el yo que creo que soy o el yo que creo que eres. Los
resentimientos se abrigan en la mente y el cuerpo no es en absoluto necesario
para que la mente perdone. La mente tiene la misma elección disponible, tanto
si el cuerpo parece seguir vivo como si no. La proyección de la culpa sobre el
cuerpo de otra persona puede continuar o la culpa puede ser retirada de vuelta
a la mente que es su fuente, donde la elección de liberar la culpa sigue siendo
la misma.
Cualquier diferencia aparente en el proceso surge solo si la
elección es continuar proyectando la culpa, pero esta diferencia está en el
nivel de la forma, no del contenido. Entonces, la mente simplemente encuentra
otra vida con un cuerpo diferente con el que identificarse — una elección que
no es realmente tan diferente de lo que hacemos dentro de una vida cuando
decidimos dejar una relación y pasar a otra. El ciclo de víctima-victimario se
repite, hasta que la mente está lista para hacer una elección diferente y
aceptar la responsabilidad completa por su dolor y la pérdida de la paz. El
asesinato siempre es primero un pensamiento en la mente, una autoacusación por
lo que creemos haberle hecho a Dios. Lo proyectamos fuera de nosotros mismos en
otra persona para evitar las consecuencias que nos hemos dicho que debe seguir
de esa elección. Pero el asesinato y la culpa subsiguiente, así como el mundo
que hacemos como el depositario de la culpa de la que queremos escapar, son
todos igualmente ilusorios. A partir de esta premisa, se deriva el perdón.”
~ Una pregunta sobre la belleza en el arte y la naturaleza.
~ (Q&A – FACIM – #70)
P #70: “Lo que vemos y experimentamos son las formas de la
mente mortal. ¿Es correcto pensar en las formas de belleza en la naturaleza, el
arte y todas las cosas adorables, como el contenido subyacente de la Mente
divina?”
R: “Un Curso de Milagros en realidad enseña algo diferente.
No hay nada en el mundo de la forma que provenga de la Mente divina, incluido el
contenido subyacente. Este es el no dualismo estricto que es el núcleo de la
metafísica del Curso. Es intransigente en este nivel. La extensión del Amor de
Dios — conocida en el Curso como creaciones — no tiene equivalente en el mundo.
Por lo tanto, en la medida en que nos identifiquemos con el mundo de la forma,
no seremos capaces de entender lo que son estas creaciones.”
El mundo de la forma y todo lo que vemos y experimentamos —
ya sea hermoso o grotesco, adorable o repulsivo — proviene de la mente dividida,
la mente posterior a la separación que parece haberse separado de su unicidad
como un Pensamiento en la Mente de Dios. Esto, por supuesto, es todo ilusorio,
y es por eso que la primera lección en el libro de ejercicios es “Nada de lo
que veo … significa nada” y es seguido por “Le he dado a todo… todo el
significado que tiene para mí”.
El enfoque de las enseñanzas y los ejercicios en el Curso es
la mente y no el mundo externo. El entrenamiento está dirigido a hacernos
reconocer que nuestras percepciones son causadas directamente por la elección
que hacemos en nuestras mentes de identificarnos con el ego (nuestra mente
errada) o el Espíritu Santo (nuestra mente correcta). Por lo tanto, se nos
enseña que el mundo “es el testimonio de tu estado mental, la imagen externa de
una condición interna.” (T.21.in.1:5). Esto significa que si hemos elegido el
sistema de pensamiento del perdón del Espíritu Santo para dirigir nuestro
pensamiento, este será el «contenido» de todas nuestras percepciones. Entonces,
cualquier cosa en absoluto podría ser una fuente de inspiración para nosotros y
recordarnos la verdad y la belleza de Dios. Pero esto no sería debido a alguna
cualidad inherente en la propia forma. Una obra de arte o una bella escena en
la naturaleza podría inspirarnos y sacarnos de nuestro mundo finito sólo porque
ya se ha hecho una elección en nuestras mentes para dejar ir nuestra inversión
en ver la separación y la limitación como una realidad. El «contenido» de la
Mente divina es puro Amor, pura unicidad, pura ausencia de forma. Dentro de la
ilusión, dentro del sueño, podemos experimentar el «reflejo» de esto en
nuestras mentes, pero de nuevo sólo porque primero hemos negado la negación de
la verdad, que elimina los obstáculos a la conciencia del amor que siempre está
presente en nuestras mentes.
La clave es considerar todo lo que percibimos como un
símbolo del Espíritu Santo o del ego, recordando “que ni el signo ni el símbolo
se deben confundir con su fuente, pues deben representar algo distinto de ellos
mismos.” (T.19.C. 11:2).”
~ Una pregunta sobre sentirse victimizado en las relaciones.
~ (Q&A – FACIM – #71)
P #71: “Tengo un “patrón” de lo que parece que me pasa en
las relaciones. Sigo viendo que las situaciones terminan conmigo estando solo y
sintiendo que me han quitado algo y que la otra persona tiene algo que quiero y
necesito. Ellos lo consiguen y yo no.
He estado tratando de pedir ayuda en todas las formas que
puedo imaginar. Termino viendo a mi Maestro como torturándome y le tengo miedo.
Últimamente, he estado pidiendo todas las cosas que quiero para mí mismo para
estas otras personas. Parece traer cierto alivio, pero el pensamiento
subyacente de mi Maestro torturándome todavía está allí. ¿Cómo confío en
alguien que me está torturando?”
R: “Parece que la situación que describe en sus relaciones
es una de ser victimizado por su pareja, una situación que ha proyectado en su
Maestro. Dado que usa mayúsculas para “Maestro” y “Él”, debe estar refiriéndose
a Jesús o al Espíritu Santo. Puede ser útil hacer esta suposición al responder
a su pregunta. El Curso nos dice que mientras nuestras mentes no estén sanadas,
todas nuestras relaciones están marcadas con el tema de víctima/victimario.
Esto toma la forma de sentirse necesitado, injustamente tratado y privado.
Culpamos a los demás por causar nuestra sensación de escasez. El Curso nos
invita a ver la causa real de esto para que pueda ser “deshecha”. La verdadera
causa de sentirse privado es que hemos negado nuestra verdadera identidad y
asumido una identidad como individuos separados, estando por nuestra cuenta
separados de Dios. La culpa que sentimos por haber tomado esta decisión de
identificarnos con el ego es demasiado difícil de soportar, por lo que la
proyectamos en otros, «incluido Jesús».
Los culpamos por tratarnos injustamente. Entonces estamos
atrapados en un círculo vicioso porque la culpa no se deshace al proyectarla.
Permanece en la mente y nos impulsa a encontrar continuamente situaciones y
personas para proyectarla. Es por eso que nota un patrón en sus relaciones.
Hacemos lo mismo una y otra vez esperando resultados diferentes. El Curso nos
pide que aceptemos la responsabilidad por la elección que hemos hecho. Este es
el proceso de deshacimiento que es la solución real a nuestro problema. Aunque
todavía podemos percibir que nuestras parejas o Jesús causan nuestros
sentimientos de victimización, hay una parte de nuestra mente que ahora sabe
que el sentimiento proviene de dentro y no de fuera de nosotros mismos. Esto
disipa algunos de los sentimientos y es el paso inicial del proceso de perdón.
Esto es lo que quiere decir el Curso cuando dice “Procura estar dispuesto a
perdonar al Hijo de Dios por lo que él no hizo.” (T.17.III.1:5). Dado que
proyectamos los mismos sentimientos en Jesús, obviamente también está incluido
en el proceso de perdón.
Hay otra razón por la cual es normal que los estudiantes del
Curso se sientan victimizados por Jesús. El ego reconoce que al seguir Su
enseñanza en el Curso los fundamentos de su sistema de pensamiento están siendo
sacados de debajo de él y eventualmente nuestra identificación con él será
abandonada. De hecho, esto puede ser experimentado en una forma leve como si
algo le fuera quitado, o en el extremo como “ser torturado”. El Manual describe
este proceso: “En primer lugar, tienen que pasar por lo que podría calificarse
como un “período de deshacimiento”. Ello no tiene por qué ser doloroso, aunque
normalmente lo es. Durante ese período parece como si nos estuviesen quitando
las cosas, y raramente se comprende en un principio que estamos simplemente
reconociendo su falta de valor.” (M.4.I.A.3: 1,2,3). El propio título de esta
sección, “El Desarrollo de la Confianza”, indica que estamos partiendo de un
lugar de no confiar para ser guiados por un proceso de desarrollo de la
confianza.
Nuestro proceso de aprendizaje con Jesús como nuestro
maestro puede verse como similar a la relación de curación con un médico o
dentista. Cuando vemos a un médico o dentista, sabemos que su ayuda puede
parecer que nos perjudica, pero tratarán nuestra enfermedad y, finalmente, nos
sentiremos mejor. En este sentido Jesús es nuestro “doctor”; él es un maestro
que nos está enseñando un nuevo sistema de pensamiento para curar nuestras
mentes enfermas. Parece doler porque estamos muy confundidos y perdidos en
nuestras percepciones erróneas acerca de todo y estamos apegados a los
pensamientos del ego que realmente han enfermado nuestras mentes y que
necesitan sanación. Puede ser útil tratar de relacionarse con Jesús como lo
haría con un médico amable y amoroso que lo está ayudando de la manera más
gentil posible. Así como el dentista o el doctor no se tomarían los gemidos o
las quejas personalmente, tampoco lo hace Jesús. De hecho, espera que tengamos
quejas contra él y sabe que solo estamos aprendiendo a confiar en él:
“Perdóname hoy. Y sabrás que me has perdonado si contemplas a tu hermano en la
luz de la santidad. Él no puede ser menos santo que yo, y tú no puedes ser más
santo que él.” (L.pII.288.2:1,2,3). Nuestro perdón incluye a Jesús y a todos
nuestros hermanos. Es la respuesta a nuestro problema de separación y nuestros
sentimientos de privación. En el proceso es importante no negar los
sentimientos negativos hacia Jesús, pero sin pensar que tienen algún efecto en
su amor o en su capacidad de ayudar a pesar de nuestro miedo o falta de
confianza. El hecho de que usted pida ayuda debe significar que de alguna
manera «confía» en él y «sabe» que él puede ayudarle.
A medida que aprendemos a ver cómo funcionan las dinámicas
del ego en nuestras relaciones y entendemos su propósito, aprendemos a estar
dispuestos a asumir la responsabilidad por lo que sentimos y ya no creemos en
la interpretación o proyección del ego. Entonces se vuelve más fácil aceptar
que Jesús no es la causa de nuestro dilema; más bien, nos está ofreciendo una
salida del infierno a través de la enseñanza del Curso. Él no nos obliga ni nos
apresura, sino que nos alienta suavemente a lo largo del camino desde el sueño
de tinieblas del ego a la luz de su amor: “¿Qué podría despertar más dulcemente
a un niño que una tierna voz que no lo asusta sino que simplemente le recuerda
que la noche ya pasó y que la luz ha llegado? No se le dice que las pesadillas
que lo estaban aterrorizando tanto no eran reales, pues los niños creen en la
magia. Simplemente se le asegura que ahora está a salvo. Más tarde se le enseña
a distinguir la diferencia entre estar dormido y estar despierto, para que
entienda que no tiene que tener miedo de los sueños. Y así, cuando vuelva a
tener pesadillas, él mismo invocará la luz para desvanecerlas.” (T.6.V. 2).”
~ Una pregunta sobre el “plan” de Dios. ~ (Q&A – FACIM –
#72)
P #72: “El Curso hace referencia al “plan de Dios” en varios
lugares: “Aceptaremos la manera en que el plan de Dios ha de terminar, tal como
aceptamos la manera en que comenzó.” (L.pII.in.10: 6). Además, en el libro de
ejercicios en la introducción a la Sección 10, también dice: “El Juicio Final
de Dios es tan misericordioso como cada uno de los pasos de Su plan para
bendecir a Su Hijo y exhortarlo a regresar a la paz eterna que comparte con él.
No tengas miedo del amor, pues sólo él puede sanar todo pesar, enjugar todas
las lágrimas y despertar tiernamente de su sueño de dolor al Hijo que Dios
reconoce como Suyo.” (L.pII.10.4:1.2.3). Esto parece estar en conflicto con la
afirmación de que Dios desconoce el mundo físico. Entonces, ¿por qué Dios
necesita un plan? A partir de esto, parecería que Dios está consciente de que
Su Hijo está durmiendo. Si no, ¿cómo puede ser que Dios tenga un plan para
“exhortarlo a regresar” y “despertar tiernamente de su sueño de dolor” si Dios
no es consciente de esta necesidad de Su Hijo, Quien según la Verdad no duerme
y por lo tanto no tiene necesidad en verdad de volver al Padre? Si como dice el
Curso, el mundo físico es una ilusión y Dios no es consciente de la ilusión,
¿cuál es la necesidad de un plan para despertar al Hijo? ¿No infieren estos
pasajes que Dios es consciente de lo que no es real? “
R: “Su pregunta es una muy buena. Una de las cosas difíciles
pero esenciales para entender sobre el Curso es cómo usa el lenguaje. Si puede
recordar que el Curso ha venido «sólo» como una corrección para el pensamiento
de separación — que es muy real en nuestra experiencia — y por lo tanto debe
usar los símbolos de separación para lograr la corrección (T.25.I.7:4), todo
empezará a ser más claro. El mito del ego de la separación, en el que creemos a
un nivel profundamente inconsciente, cuenta una historia salvaje de ataque y
contraataque entre el Hijo y el Padre, con el Padre al final buscando destruir
al Hijo por su intento malicioso de usurpar la posición de superioridad del
Padre en el Reino (p. ej., M.17.7). Que esta historia es ampliamente aceptada
es evidente en la creencia fundamental del cristianismo de que el plan de Dios
para nuestra salvación requiere que Su único Hijo sufra y muera una muerte
ignominiosa para expiar por nuestra grave ofensa contra Él, un pecado tan atroz
que nosotros mismos somos completamente incapaces de expiar por ello. Y la
premisa básica del cristianismo es sólo una expresión específica del mito
subyacente del ego, basado en la realidad de la separación y el pecado. Se
pueden ver paralelos en las otras religiones formales del mundo que enfatizan
la necesidad y el valor del sufrimiento y el sacrificio al acercarse a Dios.
El Curso viene como una corrección para la historia falsa
del ego, pero difícilmente sería útil si la corrección no fuera más que una
afirmación de que nada de esto es real, ya que estamos convencidos de lo
contrario y todavía estamos aferrados desesperadamente a este yo pecaminoso que
creemos que la separación ha hecho realidad. Y así, el Curso cuenta una
historia diferente, la historia de un Padre amoroso cuyo plan para nuestra
salvación — nuestro feliz regreso a Él — no tiene un solo elemento de violencia
o de venganza en él, ni exige ningún sacrificio o dolor de parte de Sus hijos.
Esta historia correctiva del plan de Dios para nuestra salvación usa los mismos
símbolos dualistas de separación que la historia del ego, pero como una
representación metafórica en lugar de un relato literal. Y así, los símbolos
están infundidos con un contenido completamente diferente que refleja el Amor
unificado del Cielo en lugar del odio fragmentario del ego. El propósito de la
corrección del Curso es comenzar a deshacer parte de la culpa y el temor que
hemos hecho realidad en nuestras mentes para que podamos comenzar a acercarnos
a la parte de nuestra mente donde reside el Espíritu Santo — la Corrección —
(incluso esto es metafórico) como un reflejo de la unidad y la totalidad de
nuestra verdadera realidad como Cristo. “
~ Una pregunta sobre cómo decidir contra el dolor. ~
(Q&A – FACIM – #73)
P #73: “¿Por qué debería decidir contra el dolor?”
R: “Porque duele, y porque no decidir contra el dolor nos
mantiene en el infierno. Sin embargo, realmente no hay obligación de decidir
contra el dolor. Mientras el dolor sea tolerable, negado o aliviado
temporalmente, es concebible que no se tome ninguna decisión en su contra. El
dolor físico, emocional y psicológico experimentado en el cuerpo es un reflejo
del dolor en la mente, que es el resultado de negar nuestra identidad como el
único Hijo de Dios al elegir separarse de Él. El dolor, por lo tanto, es la
condición del Hijo separado: “El dolor es la forma en que se manifiesta el
pensamiento del mal causando estragos en tu mente santa. El dolor es el rescate
que gustosamente has pagado para no ser libre. En el dolor se le niega a Dios
el Hijo que Él ama. En el dolor el miedo parece triunfar sobre el amor, y el
tiempo reemplazar a la eternidad y al Cielo. Y el mundo se convierte en un
lugar amargo y cruel, donde reina el pesar y donde los pequeños gozos sucumben
ante la embestida del dolor salvaje que aguarda para trocar toda alegría en
sufrimiento.” (L.pI.190.8). ¿Por qué entonces lo querríamos?
Dado que hemos encontrado numerosas formas de adaptarnos a
la experiencia muy dolorosa de negar nuestro verdadero Ser e identificarnos con
el ego, nuestro dolor a menudo pasa desapercibido. Este ajuste al dolor se ve
agravado por nuestro dolor y alegría confusos, como nos dice el Curso: “No
puedes reconocer lo que es doloroso, de la misma manera en que tampoco sabes lo
que es dichoso, y, de hecho, eres muy propenso a confundir ambas cosas. La
función primordial del Espíritu Santo es enseñarte a distinguir entre una y
otra. Lo que a ti te hace dichoso le causa dolor al ego, y mientras tengas
dudas con respecto a lo que eres, seguirás confundiendo la dicha con el dolor.”
(T.7.X .3:4,5,6). Es cuando se reconoce la verdadera profundidad y dolor
abrasador del sistema de pensamiento del ego, y se vuelve intolerable, que se
toman medidas para decidir en contra de él. Este es el objetivo del Curso.
Hasta entonces, se gasta una tremenda energía, tiempo y dinero en hacer
adaptaciones para vivir con el dolor de estar en este mundo.
La decisión contra el dolor es inevitable, porque la
decisión en favor de Dios es inevitable. Podríamos parafrasear una línea muy
familiar en la Introducción al texto: “Es una decisión obligatoria. Sólo el
momento en que decides hacerla es voluntario.” (T.in.1:2,3; cursiva agregada).
Desde el momento del nacimiento buscamos aliviar o evitar el dolor. Este es un
impulso natural para los cuerpos físicos. A menos que exista alguna patología
específica, naturalmente buscamos el alivio de todas las molestias físicas,
psicológicas y emocionales imaginables, ya sea de manera consciente o
inconsciente. El Espíritu Santo hace uso de esta aversión natural al dolor para
guiarnos gentilmente a tomar otra decisión, que terminará con nuestro dolor y
nos sacará del infierno. Cuando hayamos tenido suficiente del dolor en nuestra
psique causado por nuestras decisiones destructivas del ego, estaremos
dispuestos a aceptar Su ayuda y encontrar el alivio que ofrece el perdón: “¿Te
vas dando cuenta, pues, de lo que el perdón hará por ti? Eliminará de tu mente
toda sensación de debilidad, de tensión y de fatiga. Arrasará con todo vestigio
de temor, culpabilidad y dolor. Reinstaurará en tu conciencia la
invulnerabilidad y el poder que Dios le confirió a Su Hijo.” (L.pI.62.3:2,3,4,5). Estar sin debilidad, tensión, fatiga, miedo y culpa parece ser una razón
suficientemente convincente para decidir contra el dolor, sin mencionar la paz
que lo reemplazará, siempre que estemos listos para aceptarlo.”
~ Una pregunta sobre nuestras preocupaciones. ~ (Q&A –
FACIM – #74)
P #74: “Leí en el libro “Ausencia de Felicidad” acerca de
cómo Helen usaba las compras como una defensa contra Jesús. Esto la absorbía
casi por completo, y tuvo éxito en mantener a Jesús fuera de su atención. Mi
trabajo y mis compromisos están haciendo lo mismo para mí. Aunque nunca pensé
que los estaba usando como defensa… sólo para ser normal. ¿Se puede evitar
esto?”
R: “Un enfoque importante de la enseñanza y entrenamiento del Curso es hacer que pensemos en términos de propósito. “¿Qué es lo que quiero que resulte de esta situación? ¿Qué propósito tiene?” (T.17.VI.2:1.2); “La prueba a la que puedes someter todas las cosas en esta tierra es simplemente esta: ¿”Para qué es”? La contestación a esta pregunta es lo que le confiere el significado que ello tiene para ti. De por sí, no tiene ninguno; sin embargo, tú le puedes otorgar realidad, según el propósito al que sirvas.” (T.24.VII.6:1.2.3). Hay solo dos propósitos que están abiertos a elección en nuestras mentes. O hemos elegido reforzar nuestra creencia en la separación o deshacer esta creencia, y nunca hay un instante en el que «no» estemos haciendo esta elección. Otra forma de afirmar esto es que siempre estamos eligiendo alejar el amor de Jesús o unirnos a él. Esto significa que nunca es la actividad en la que estamos involucrados el problema o la razón por la que no estamos en paz, es la decisión que estamos tomando de usar la actividad para mantenernos separados o en conflicto, etc.
El Curso enseña que fabricamos el mundo para que fuera una
distracción y una cortina de humo, para que olvidemos por completo que tenemos
una mente que en cada instante está eligiendo identificarse con el ego o con el
sistema de pensamiento del Espíritu Santo. Nos preocupamos por nuestro trabajo,
nuestras familias, etc., sin darnos cuenta del propósito subyacente que hemos
elegido en nuestras mentes. Justificamos nuestra inmersión en nuestras vidas en
el mundo diciendo: “Todo el mundo hace eso” o “Es normal”. Pero todo es muy
intencional, como se refleja en esta declaración: “El propósito fundamental de
cada relación especial que has entablado es mantener a tu mente tan ocupada que
no puedas oír la llamada de la verdad.” (T.17. IV.3:3). Nosotros, por
supuesto, no somos conscientes de que esto está sucediendo, y por eso el Curso
es tan útil.
En vista de esto, su pregunta sobre cómo evitar usar el
trabajo, o cualquier otra cosa, como una defensa contra el amor de Jesús en
cierto sentido es la pregunta o enfoque equivocado. Como lo indica la cita
anterior, ese es el propósito mismo de nuestro estar en el mundo con todas
nuestras obligaciones y compromisos – estar preocupados con lo que está fuera
de nuestras mentes para que olvidemos completamente que tenemos una mente que
está eligiendo a cada instante. En ese sentido, entonces, no podemos evitar
usar el mundo como una defensa, ¡debido a eso es por lo que estamos aquí!
Entonces, lo que más le ayudaría es simplemente ser honesto acerca de esto como
su intención subyacente de estar ocupado. El propósito no es lo que cree, al
igual que Jesús nos informa en la Lección 5 de que nunca estamos disgustados
por la razón que creemos. Helen sabía esto claramente. Ella sabía que sus
compras eran una forma de mantener alejado a Jesús. Si puede ser claro al
respecto, el problema no se agravará por culpa de la deshonestidad. Tener miedo
de acercarse al amor no es pecado, por lo tanto, la vergüenza y la culpa no
están justificadas. El miedo no es un pecado, y no tiene efecto en el amor de
Jesús por usted. Cuando Helen supo que estaba lista para aceptar el amor de
Jesús, su experiencia fue que él le dijo que ya no tenía que ir de compras y no
hubo ninguna sensación de sacrificio. Siempre fue clara sobre el propósito de
lo que estaba haciendo. Eso es a lo que todos debemos aspirar. ¡Nunca estamos
ocupados por la razón que creemos!
La corrección se produce cuando reconocemos por primera vez
el propósito que hemos elegido en nuestras mentes erradas, y luego le pedimos a
Jesús o al Espíritu Santo que nos ayuden a cambiar nuestro propósito para que
podamos usar todo como un medio para deshacer la separación y ver nuestros
intereses como compartidos con todos los demás en lugar de estar en conflicto
con ellos. El desafío es aprender cómo hacer ambas cosas: cómo ser conscientes
de lo que está pasando en nuestras mentes y al mismo tiempo cumplir con
nuestras obligaciones y responsabilidades en el mundo de la mejor manera
posible. Es posible hacer esto, pero requiere mucha práctica. Para eso están
diseñados los ejercicios en el libro de ejercicios. Aprendemos cómo funcionar
en el mundo de manera efectiva, mientras aprendemos que no somos del mundo.”
~ Una pregunta sobre “los Grandes Rayos”. ~ (Q&A – FACIM
– #75)
P #75: “Un Curso de Milagros habla de los “Grandes Rayos”.
¿Podría explicar qué son los Grandes Rayos?”
R: “Los “Grandes Rayos” es un término usado para referirse a
la luz que irradia desde Dios, extendiéndose a Cristo, Su único Hijo.
Simbólicamente, una chispa de esta luz está presente en la mente recta del hijo
separado. Ni los “Grandes Rayos” ni la chispa son formas físicas de luz, sino
símbolos que no tienen nada que ver con la actual manera de ver de los ojos del
cuerpo. El término se usa para simbolizar una realidad que es espíritu, no
física, en contraste con la identificación del ego con el cuerpo. Cuando
comencemos a identificarnos cada vez menos con el ego, seremos más conscientes
de la verdad de quiénes somos como el único Hijo de Dios, no limitado al
cuerpo. Esta conciencia es una forma de ver, y está simbolizada por una chispa
de luz y los “Grandes Rayos”. A medida que aprendemos a “ver” con el Espíritu
Santo, crecemos de tener una diminuta sospecha, una chispa de conciencia de que
hay una realidad más allá de lo que ven los ojos del cuerpo, a una comprensión
más clara de la realidad del espíritu. “Vemos” que hay una luz en nuestras
mentes que refleja la verdad y representa el recuerdo de Dios, la Unicidad que
todos compartimos. En última instancia, aprenderemos a descartar cualquier
pensamiento del ego que oscurezca nuestra conciencia. Cuando lo hagamos, solo
quedará la luz: “Y partiendo de esa luz, los Grandes Rayos se extenderán hacia
atrás hasta la obscuridad y hacia adelante hasta Dios, para desvanecer con su
resplandor el pasado y así dar lugar a Su eterna Presencia, en la que todo
resplandece en la luz.” (T.18.III.8:7).
Con términos como este, es importante recordar lo que dice
el Curso sobre las palabras: “Las palabras pueden ser útiles, especialmente
para el principiante, ya que lo ayudan a concentrarse y a facilitar la
exclusión, o al menos el control, de los pensamientos foráneos. No olvidemos,
no obstante, que las palabras no son más que símbolos de símbolos. Por lo
tanto, están doblemente alejadas de la realidad.” (M.21.1:8,9,10). Así como
debemos ir más allá del símbolo para aprender el mensaje que el Curso nos está
dando a través de él, aprendemos a ir más allá del cuerpo hacia la luz que está
en todos los que vemos. “Tal como el ego quiere que la percepción que tienes de
tus hermanos se limite a sus cuerpos, de igual modo el Espíritu Santo quiere
liberar tu visión para que puedas ver los Grandes Rayos que refulgen desde
ellos, los cuales son tan ilimitados que llegan hasta Dios. Este cambio de la
percepción a la visión es lo que se logra en el instante santo.” (T.15.IX.1:1,2). Esto no significa necesariamente que veamos rayos reales que emanan de
nadie. Es un cambio en nuestra percepción que tendrá lugar en nuestra mente,
cuando permitimos que el juicio sea reemplazado por el perdón en el instante
santo.”
~ Una pregunta sobre el papel del cuerpo. ~ (Q&A – FACIM
– #76)
P # 76: “Varios filósofos y psicólogos han notado que la
civilización occidental, en el desarrollo de la ciencia y el crecimiento del yo
en un ego individual y autónomo – el ego adulto sano y maduro – se ha
caracterizado por una división aguda entre el cuerpo y la mente (es decir, la
mente ego — el cerebro). Esta división también aparece en la división entre el
hombre y la naturaleza en nuestra civilización. La represión psicológica y la
alienación de la naturaleza han producido una falta de vitalidad, entusiasmo y
ganas de vivir en nuestra cultura. Ahora, el Curso no parece lidiar con este
problema e incluso parece aumentar la alienación diciendo que el cuerpo y el
mundo no existen. Parece que para trascender el ego primero necesitaremos
recuperar gran parte de lo que se perdió. Creo que el Curso está diciendo que a
medida que observamos nuestros egos con el Espíritu Santo y practicamos el
perdón, comenzamos a sanar la represión y la alienación. ¿Es esto correcto?
Parece que incluso si esto es correcto, existe un peligro real de que las
personas que estudian el Curso no se den cuenta de la importancia de tener un
cuerpo fuerte, sensible, alerta y saludable para tener la vitalidad de
trascender el ego.”
R: “No puede haber duda de que la experiencia del sistema de
pensamiento del ego, en cualquier forma en que pueda manifestarse, será de
profunda represión y alienación. Estos son elementos centrales de su premisa
básica — la conveniencia de separarse de la Totalidad, seguida por la negación
de responsabilidad por la decisión y sus consecuencias aparentes
(T.6.II.1,2,3). Y así, lo que usted describe como la caracterización de la
civilización occidental es solo una de las muchas consecuencias diferentes pero
inevitables en la forma del deseo de separación.
Si bien el Curso afirma la irrealidad del cuerpo y del
mundo, en su mayor parte nuestra comprensión de esto será solo intelectual y no
experiencial hasta el final del viaje. Y este no debe ser el enfoque de un
estudiante cuando intentamos poner en práctica los principios del perdón del
Curso, o nos arriesgaremos a profundizar aún más en la negación sobre lo que
está enterrado en nuestra mente inconsciente. Será mucho más importante que
reconozcamos el propósito por el cual hemos fabricado el mundo y nuestros
cuerpos — desempeñar los papeles de víctima y victimario — que simplemente
negar que existan.
Así que si practicamos el perdón como nos enseña el Curso —
liberando los juicios a los que nos hemos aferrado, haciendo que las
diferencias que hemos estado percibiendo entre nosotros mismos y todos y todo
lo demás en el mundo ya no sean importantes — ya no veremos nuestro propósito
como algo separado de todos y todo lo demás. Esto inevitablemente reducirá los
sentimientos de alienación y aislamiento entre nosotros y todo lo que hemos
visto como fuera de nosotros mismos.
Y dado que el cuerpo es realmente neutral en todo esto
(L.pI.294), nuestro enfoque no tiene que estar en el cuerpo sino en nuestros
pensamientos sobre el cuerpo y el propósito para el que elegimos usarlo. Esto
no quiere decir que mientras creamos que nuestro cuerpo es real y nos
identifiquemos tan íntimamente con él que lo descuidemos o abusemos de él. Pero
nuestra creencia en su vulnerabilidad y debilidad y su necesidad de protección
no es más que un desplazamiento de nuestra creencia subyacente sobre nosotros
mismos (nuestra mente), separados del Todo e identificados con el ego. Y es esa
creencia la que necesita corrección y curación.”
~ Una pregunta sobre la quietud del Espíritu Santo.
~(Q&A – FACIM – #77)
P #77: “¿Por qué el Espíritu Santo habla tan suavemente?
Parece que sería mucho más fácil seguir Su guía si Él pudiera gritar algunas
veces.”
R: “¡Se une a un coro de cientos de estudiantes del Curso
que suplican fervientemente al Espíritu Santo que suba el volumen!
Lamentablemente, o más bien «afortunadamente», el problema está en nuestro
extremo, lo que significa que tiene algo que ver con una elección que estamos
haciendo, que ahora podemos cambiar. Es la interferencia que «nosotros»
generamos la que parece hacer que la Voz del Espíritu Santo sea inaudible, así
como las transmisiones de radio a menudo no llegan claramente debido a la
estática. No hay nada malo con la señal. El problema está en el extremo de la
recepción, no en el extremo de envío, nos dice Jesús en lo que parece ser una
gentil reprimenda: “¿Qué respuesta del Espíritu Santo podría llegar hasta ti,
cuando a lo que escuchas es a tu deseo de ser especial, que es lo que pregunta
y lo que responde? Tan sólo prestas oídos a su mezquina respuesta, la cual, ni
siquiera se oye en la melodía que en amorosa alabanza de lo que eres fluye
eternamente desde Dios a ti. Y este colosal himno de honor que amorosamente se
te ofrece por razón de lo que eres parece silencioso e inaudible ante el
“poderío” de tu especialismo. Te esfuerzas por escuchar una voz que no tiene
sonido, y, sin embargo, la Llamada de Dios Mismo te parece insonora.” (T.24.II.4:3,4,5,6). Esto se refuerza en el manual cuando Jesús dice que “son muy pocos
los que pueden oír la Voz de Dios” (M.12.3:3).
Esto es difícil de aceptar, sin embargo, en lugar de
desanimarnos, podemos estar agradecidos de que al menos sepamos cuál es el problema
y que podamos trabajar de la mano con nuestro amado hermano Jesús para
restablecer la comunicación con toda claridad. Si somos verdaderamente honestos
con nosotros mismos, asentiremos con la cabeza reconociendo que su explicación
de que no escuchamos al Espíritu Santo es en realidad la verdad.
A medida que continuamos trabajando con el material, queda
claro que los dos requisitos en los que Jesús insiste son la honestidad y la
humildad. Es profundamente humillante encontrar un pasaje tras otro en el Curso
en el que nos dice que estamos equivocados con respecto a todo lo que creemos y
hemos pensado, y que sólo somos niños espirituales, incluso refiriéndose a
nosotros como bebés (por ej., T .4.II.5:2). También habla sobre los métodos
que debe usar para comunicarse con nosotros, porque hemos erigido tantos
bloqueos a la verdad en nuestras mentes. Por ejemplo, “¿Cómo puedes enseñarle a
alguien el valor de algo que él mismo ha desechado deliberadamente?” (T.4.VI.5:1). Y luego hay muchos pasajes que hablan específicamente del “daño” que hemos
hecho a nuestras propias mentes, como por ejemplo: “lo que has hecho para
hacerle daño a tu mente, la ha vuelto tan antinatural que no recuerda lo que le
es natural.” (T.16.II.3:1). Es tan fácil olvidar que somos nosotros los que
desterramos al Espíritu Santo de nuestras mentes. Ocultamos esto y luego
terminamos pensando que Su ausencia de nuestra conciencia de alguna manera
tiene que ver con una deficiencia de Su parte, o incluso con las instrucciones
de Jesús. Así que, en última instancia, nos vemos obligados a volver a una
posición muy humilde, desde la que todos nuestros esfuerzos deben proceder.
Otro factor importante a tener en cuenta es que la guía del
Espíritu Santo puede venir de muchas maneras diferentes. No debemos esperar que
sea sólo en la forma de palabras que nos digan específicamente qué hacer. Su
Presencia bien podría sentirse como un impulso para ser amable o compasivo en
un momento dado. A menudo, Su guía tiene la forma de una idea que de repente se
nos ocurre, o algo que sucede en un sueño, o simplemente mientras estamos
hablando con un amigo. La corrección del Espíritu Santo de nuestro pensamiento
de mentalidad errada puede venir de muchas maneras.
Y, por último, siempre queremos tener cuidado de no haber
definido el problema y luego esperar que la respuesta llegue en los términos
que nosotros mismos hemos establecido. Esta es una forma muy común de
interferencia de nuestra parte que dificulta el acceso al pensamiento de
mentalidad recta. “Accede, aunque sólo sea por un instante, a dejar tus altares
libres de lo que habías depositado en ellos, y no podrás sino ver [escuchar] lo
que realmente se encuentra allí.” (T.21.II.8:1). Jesús ha garantizado que
nuestros esfuerzos tendrán éxito, y de hecho ya lo han hecho. Solo debemos
aceptar esto sin reservas y luego la Voz que habla por Dios será la única Voz
que escuchemos.”
~ Una pregunta sobre cómo perdonar a los demás sin
encontrarse con ellos. ~ (Q&A – FACIM – #78)
P #78: “Recientemente vi una película basada en la historia
real de un prisionero en Alcatraz que fue puesto en régimen de aislamiento por
un período de tres años. En este tiempo, él estaba en total oscuridad, no tenía
contacto con las personas, con la excepción de ½ hora por año, en Navidad, y
vivía en las condiciones más horrendas que se puedan imaginar. En consecuencia,
se volvió loco (basado, por supuesto, en lo que se consideraría locura en el
mundo de las ilusiones). Estoy teniendo muchos problemas con la forma en que
una persona en su situación aplicaría el Curso, sin absolutamente ningún
contacto con personas o con el mundo exterior. ¿Cómo podría unirse a su
hermano? ¿Cómo podría practicar el perdón, o experimentar milagros? Si fuera
Jesús atrapado allí, ¿qué haría? Este tipo de escenario obviamente genera mucho
miedo para mí, y he estado reflexionando sobre esto durante días. Supongo que
estoy tratando de entender, que incluso en esta situación tan horrible, ¿puede
uno todavía encontrar la paz de Dios?”
R: “Ya que el Curso enseña que todo ocurre en la mente, no
hay necesidad de contacto con las personas para practicar el perdón: “… fuera
de sí mismo no existe ningún mundo…” (T.12.III.6:7 ). Todas nuestras
relaciones (pensamientos) permanecen dentro, por lo que podemos practicar el
perdón con los que parecen estar vivos, así como con los que parecen estar
muertos: “Al igual que tú, tu hermano cree que él es un sueño…Piensa en él más
bien como una mente en la que todavía persisten las ilusiones, pero con la que tienes
una relación fraternal. Lo que él sueña no es lo que lo convierte en tu
hermano, ni tampoco su cuerpo, el “héroe” del sueño, es tu hermano… Tu mente y
la suya están unidas en hermandad.” (T.28.IV.3:1,2,3 , 4,5,6).
En la sección “Sombras del pasado” (T.17.III), Jesús explica
cómo siempre vemos a las personas en términos del pasado, ya sean cosas que
creemos que otros nos han hecho a nosotros o a otras personas, o las
necesidades que creíamos que teníamos, que no fueron satisfechas. En esencia,
explica que en realidad nunca tenemos una relación con nadie en el presente, ya
que estas “sombras” están siempre con nosotros, hasta que son perdonadas. Esto
simplemente reitera la enseñanza de que no necesitas un cuerpo físico presente
para unirte o perdonar.
Respecto a mantener la paz en una condición tan extrema como
usted sugiere, si bien parece formidable, en principio es posible. De lo
contrario, está diciendo que la paz de Dios se limita a ciertas personas,
lugares o situaciones. Sería muy difícil ser un estudiante serio de Un Curso de
Milagros, practicando sus lecciones de perdón, manteniendo todo el tiempo en la
mente la duda persistente: “¿Qué pasa si Dios me abandona ahora?” (Por
supuesto, al ego no le gustaría nada más que esto, ¡pero ese es otro tema!)
A lo largo de la historia ha habido muchas personas que han
mantenido su paz en las circunstancias más crueles. Muchas de estas historias
han salido de los campos de concentración, como las que involucran a las
hermanas Ten Boom, Victor Frankl, etc. Desde el punto de vista del Curso, todas
estas personas tuvieron experiencias de mentalidad recta, en las que otros
intereses no eran vistos como algo separado de los suyos. Esto ya es bastante
difícil de hacer en el día a día aquí y ahora, y mucho menos en circunstancias
tan extremas. Pero se ha logrado y se puede lograr.”
~ Una pregunta sobre el conflicto en la familia. ~ (Q&A
– FACIM – #79)
P #79: “La relación que tengo con mis 5 hermanos es, en su
mayor parte, una de odio especial. Nuestros conflictos han ido escalando en
torno al cuidado de mi madre y la dispersión de su propiedad. Me resulta más
fácil simplemente desvincularme de la familia y del conflicto. Esto no me da
paz pero minimiza la ansiedad. Sé que este es mi salón de clases, pero tengo
ganas de evitar a mi familia hasta el punto de no asistir al funeral de mi
madre cuando llegue el momento. Mi pregunta es: ¿puedo trabajar en el perdón
con mis hermanos mientras elijo evitarlos?”
R: “Es sabio al reconocer que evitar a sus hermanos no le da
paz ni elimina su ansiedad, sino que solo la minimiza. El ego es muy ingenioso
al ofrecernos formas que parecen reducir la culpa y el conflicto y el miedo, a
través de la negación o la evitación, de modo que nunca abordemos el problema,
asegurando así que el conflicto permanezca y nunca se resuelva. “Minimizar el
miedo, pero no deshacerlo, es el empeño constante del ego, y es una capacidad
para la cual demuestra ciertamente gran ingenio.” (T.11.V.9:2).
Por lo tanto, puede que ya le resulte evidente que no hay
forma de que pueda realmente evitar el conflicto, ya sea que esté o no en
contacto o en la presencia física de sus hermanos. Esto se debe a que todas las
relaciones existen sólo en la mente y, créalo o no, el conflicto real no tiene
nada que ver con sus hermanos. Pero tiene todo que ver con lo que ellos
simbolizan para usted, porque el conflicto real también está únicamente dentro
de su propia mente. Y así, cualquier cambio en sus relaciones tendrá que
comenzar primero dentro de su mente.
Aludiendo a este proceso, Jesús observa: “Todo el mundo
inventa un ego o un yo para sí mismo, el cual está sujeto a enormes variaciones
debido a su inestabilidad. También inventa un ego para cada persona a la que
percibe, el cual es igualmente variable. Su interacción es un proceso que los
altera a ambos porque no fueron creados por el Inalterable o mediante Él. «Es
importante darse cuenta de que esta alteración ocurre con igual facilidad tanto
si la interacción tiene lugar en la mente como si entraña proximidad física.
Pensar acerca de otro ego es tan eficaz en el proceso de cambiar la percepción
relativa como lo es la interacción física.» No puede haber mejor ejemplo que
éste de que el ego es solamente una idea y no un hecho.” (T.4.II:2; cursiva
agregada).
Entonces, sí, puede trabajar en sus lecciones de perdón con
sus hermanos sin estar en contacto o cerca de ellos físicamente, siempre y
cuando no esté determinado a evitar mirar dentro de su propia mente el
conflicto que representan para usted, proyectado en el mundo. Sus hermanos le
están brindando la oportunidad de ponerse en contacto con la culpa que está
enterrada profundamente en su propia mente que no ha querido ver, pero ha
preferido ver fuera de usted mismo en otros, en este caso, sus hermanos.
Entonces, una vez que reconozca dónde está el verdadero problema, sus hermanos
pasan del primer plano al fondo en el proceso de perdón.
¿Cuál es entonces el siguiente paso en el proceso? Jesús nos
dice que “hay una manera muy sencilla de encontrar la puerta que conduce al
verdadero perdón y de percibir que está abierta de par en par en señal de
bienvenida. Cuando te sientas tentado de acusar a alguien de algún pecado, no
permitas que tu mente se detenga a pensar en lo que esa persona hizo, pues eso
es engañarse uno a sí mismo. Pregúntate, en cambio: “¿Me acusaría a mí mismo de
eso?”” (L.pII.134.9).
Para descubrir la auto-acusación, simplemente necesita
identificar, en el nivel del contenido, en lugar de la forma específica de lo
que sus hermanos pueden estar haciendo, de lo que los está acusando.
Probablemente será algún aspecto de poner sus propios intereses por encima de
los demás, queriendo controlar o manipular la situación para asegurarse de que
se satisfagan sus propias necesidades, sin preocuparse realmente por nadie más.
Y, entonces, necesita ser honesto consigo mismo al reconocer que a veces opera
exactamente de la misma manera, incluso si no está en esta situación particular
que involucra a su madre.
Es entonces esa «auto»-acusación la que querrá llevar a Jesús o al Espíritu Santo para que se cure, ya que Su percepción de usted será diferente de la suya. La Suya es una aceptación sin prejuicios que siempre percibe miedo y una petición de amor en lugar de ataque y pecado. Cuando pueda compartir Su percepción de usted mismo, liberará la culpa en su propia mente, liberando simultáneamente a sus hermanos de las cadenas de culpabilidad con las que los ha estado aprisionando. Ahora bien, esta liberación no es probable que sea total y completa, de una vez por todas, en un solo intento, ya que nuestro miedo es demasiado grande para aceptar la liberación total para nosotros mismos. Cuando dejemos que vuelva a entrar la culpa, necesitaremos una vez más proyectarla. Y los hermanos con los que tenemos una larga historia de resentimientos son blancos fáciles. Y así, el proceso de perdón con sus hermanos será un proceso que probablemente tomará tiempo. Pero al menos ahora sabe dónde radica el verdadero problema.”
~ Una pregunta sobre “¿Mi conocimiento es conocimiento
real?” ~ Q&A – FACIM – #80)
P #80: “Cuanto más leo el Texto y continúo haciendo las
lecciones, más me doy cuenta de que soy la perfecta creación de Dios a pesar de
lo que veo con mis ojos físicos. En los primeros tres capítulos del Texto, el
tema para mí es que — la única realidad es — que nunca me he separado de Dios —
es poderoso, simple y es la verdad. Yo SÉ esto. El conocimiento no cuestiona.
Solo el ego lo hace. ¿Se trata de un tipo de experiencia intelectual o de una
experiencia “real” — la primera de las cuales es una experiencia disfrazada por
el ego?”
R #80: “Su experiencia puede muy bien ser válida y real, un
reflejo del conocimiento que está presente dentro de todos nosotros como el
Cristo, el único Hijo de Dios. Y la perspectiva más útil sobre la experiencia
(a menos que sienta que ya ha trascendido cualquier necesidad del Curso y su
práctica) puede ser esta: si la experiencia es útil para profundizar su
comprensión y la práctica del perdón, que es el núcleo de la enseñanza y el
propósito del Curso, entonces simplemente puede estar agradecido de haberse
permitido estar abierto a ello — porque eso es lo único que realmente importa.
En otras palabras, si la experiencia le ha permitido reconocer que sus
intereses no están separados de sus hermanos y que los juicios que ha estado
albergando contra sus hermanos o usted mismo carecen de fundamento o
justificación, entonces ha dado un gran paso adelante en su proceso de
sanación.
R #80: Como el Curso dice de sí mismo al comienzo del texto, “Este curso no pretende enseñar el significado del amor, pues eso está más allá de lo que se puede enseñar. Pretende, no obstante, despejar los obstáculos que impiden experimentar la presencia del amor, el cual es tu herencia natural.” (T.in.1:6,7). “Despejar los obstáculos” es todo de lo que se trata el perdón, y esto requiere una voluntad de mirar a nuestro ego, en toda su maldad egocéntrica y sus engaños culpables, para que, con el amor de Jesús a nuestro lado, podamos entonces mirar más allá de esos obstáculos hacia la verdad gozosa sobre nosotros mismos y sobre nuestros hermanos. Si su experiencia le está proporcionando un atisbo del destino final del Curso, entonces es de esperar que pueda mejorar su motivación en favor del medio -el perdón- que el Curso proporciona para llegar allí. ¡Buen viaje!”