La Verdadera Empatía - 23 de 23

La Verdadera Empatía - PARTE XXIII - EXTRACTOS FINALES ~ (23 DE 23) por el Dr. Kenneth Wapnick.
"Es tremendamente importante, como dije al principio del taller, que reconozcamos lo que la metafísica del Curso realmente está enseñando. EL MUNDO ENTERO ES UNA ILUSIÓN, LO QUE SIGNIFICA QUE NADA AQUÍ ES REAL. Esto significa que toda la percepción de las diferencias en este mundo es una invención. Lo que unifica todo en este mundo es que proviene de una sola fuente -- la culpa. Y la culpa viene de una sola fuente - es una defensa contra el Amor de Dios. Todo aquí es una expresión ya sea de la culpa del ego o del Amor del Espíritu Santo. Todos somos uno, no somos diferentes; sólo tenemos la ilusión de ser diferentes. La enfermedad, el sufrimiento y el dolor son dispositivos maravillosos que el ego utiliza para mantenernos SEPARADOS. Tú estás sufriendo, yo no estoy sufriendo. Así que estamos separados, somos diferentes, y en esto hay un juicio inherente hecho - un juicio que es un ataque.
No tengo que experimentar a todo el mundo como uno -- eso no es posible para un cerebro humano. Sin embargo, es posible para mí entender que todos compartimos el mismo propósito. Todos somos diferentes en la forma, pero todos compartimos el mismo propósito - eso es lo importante - eso es lo que unifica. Así que no negamos lo que ven nuestros ojos. Hay un pasaje importante en el manual del maestro que es extremadamente útil en este sentido. Si te encuentras a ti mismo o a aquellos en tu círculo del Curso de Milagros diciendo: "No estoy enfermo, tú no estás enfermo, todos somos uno, y no veo tu cuerpo, sólo veo una luz blanca," estás en negación o estás al borde de una psicosis si eso es lo que ves. No se nos pide que neguemos lo que vemos. Este pasaje es una forma maravillosa de describirlo.
El contexto del pasaje -M-8.6:1-6- es alguien cuya mente ha sido sanada.
(Párrafo 6 - Frase 1) «Los ojos del cuerpo continuarán viendo diferencias.»
No se nos pide que neguemos lo que ven nuestros ojos. No se nos pide que neguemos que, en el nivel de la forma, en el mundo de los símbolos y los nombres, todos tenemos nombres diferentes y todos somos diferentes.
(Párrafo 6 - Frase 2) «Pero la mente que se ha permitido a sí misma ser curada, dejará de aceptarlas.»
En realidad, la frase "se ha permitido a sí misma ser curada" es importante. La mente no ha sido curada, porque ya estamos curados. Simplemente hemos permitido que la curación del Espíritu Santo sea ella misma. Y esta es la doble visión de la que estaba hablando -- veo el mundo y todas las diferencias aquí, pero mi mente automáticamente corrige lo que veo. Reconozco que todas las diferencias son sólo formas diferentes de expresar la unidad de la mente separada del ego, que en sí misma es una defensa contra la unidad de la Mente de Cristo. Y las compartimos ambas. Dentro del sueño compartimos la mente ego y en la realidad compartimos la de Cristo.
(Párrafo 6 - Frase 3) «Habrá quienes parezcan estar más "enfermos" que otros, y los ojos del cuerpo informarán, como antes, de los cambios que se produzcan en su aspecto.»
No se nos pide que neguemos que alguien está muriendo de SIDA o cáncer, o que el cuerpo de alguien ha sido destrozado en un accidente automovilístico, y se ve diferente de un cuerpo que no ha estado en un accidente; ni se nos pide que neguemos que en el mundo algunas personas están más enfermas que otras - alguien que es esquizofrénico está más enfermo que alguien que no lo está.
(Párrafo 6 - Frase 4) «Mas la mente curada los clasificará a todos de la misma manera: como irreales.»
Los que están extremadamente enfermos, los que están moderadamente enfermos, los que están ligeramente enfermos y los que están razonablemente sanos -- todos son irreales.
(Párrafo 6 - Frases 5-6) «Éste es el don de su Maestro [el Espíritu Santo]: el entendimiento de que, al clasificar los mensajes que la mente recibe de lo que parece ser el mundo externo sólo dos categorías son significativas. Y de éstas, sólo una es real.»
De nuevo, no se nos pide que neguemos lo que vemos. Simplemente se nos pide que pongamos todo en una de las dos categorías - ya sea una expresión de amor o una petición de amor. El ego ve muchas categorías diferentes, en las que todos y todo expresa separación y diferencias, que son irreales. El Espíritu Santo ve a todos y a todo como todos iguales -- todos somos hijos del amor. Algunos de nosotros lo expresamos y otros lo pedimos. Pero la realidad es que todos somos uno en ese amor. Aunque usamos diferentes símbolos y creemos que existimos en diferentes formas, todos compartimos el mismo contenido básico -- todos somos Hijos del mismo Dios, lo que significa que todos somos uno.
No se nos pide que neguemos lo que vemos -- no negamos lo que es el sueño. Simplemente decimos que no somos el sueño. Eso es todo. Esa es la doble visión. Cuando Jesús estuvo aquí vio lo que todos los demás vieron, pero su experiencia fue totalmente diferente. Vio gente matando su cuerpo, sus ojos percibieron diferencias, pero su mente no reaccionó a las diferencias porque su mente sólo conocía el Amor de Cristo. Así que sólo experimentó el amor de la Filiación clamando por el amor que creía no tener. El Curso nos está pidiendo - y esto, en cierto sentido, es de lo que trata el entrenamiento del Curso, que es un proceso - que seamos conscientes de que lo que estamos viendo no es lo que es la realidad.
Ahora bien, puede que te encuentres pensando, "Todo esto suena perfectamente bien y bueno, pero tengo miedo de no ser Jesús, y por lo tanto no estoy a la altura de ver el mundo de la manera en que él lo hace". Pero no se nos pide que veamos el mundo como él lo hace. Se nos pide simplemente que «QUERAMOS » ver el mundo como él lo hace. Hay un pasaje en el Curso que dice que la pregunta que debemos hacernos es: “¿Deseo realmente verlo [a mi hermano] como alguien incapaz de pecar?” (T-20.VII.9:2). NO dice que lo «veo» como alguien incapaz de pecar. La pregunta es ¿«QUIERO » verlo como alguien incapaz de pecar? Esa es la pequeña dosis de buena voluntad.
Así que cuando te estás muriendo de cáncer o de SIDA y tu cuerpo se está marchitando delante de mí, NO se me pide que te vea como perfectamente curado e íntegro. Si pudiera verte perfectamente curado e íntegro no estaría aquí, y no necesitaría Un Curso de Milagros. Ahí es donde los estudiantes se quedan atrapados. Se me pide que te vea de la manera en que te veo, pero que esté consciente de que te estoy viendo de esta manera porque tengo miedo de ver el Amor de Dios en «mí». Olvídate de ver el Amor de Dios en ti; tengo miedo de ver el Amor de Dios en mí. Tengo miedo de dejar que ese amor se acerque demasiado a mí. No se me pide que te vea curado. No se me pide que te vea perfecto. Se me pide simplemente que tenga la poca voluntad de que me digan que estoy equivocado, y que el sueño que tengo delante de mí es simplemente un sueño, y que la realidad es el soñador, no el sueño en sí mismo. Así que cuando me encuentro disgustado, lo peor que puedo hacer como estudiante de Un Curso de Milagros es sentirme culpable porque estoy disgustado. El propósito del Curso es liberarnos de la culpa, no hacernos aún más culpables. El Curso nos enseña que para estar libres de culpa necesitamos aceptar que somos culpables y decir que eso está bien. Jesús dice en el texto, "No es en el tiempo donde no eres culpable, sino en la eternidad." (T-13.I.3:2). Él espera que seamos culpables. Espera que nos alteremos cuando un ser querido está enfermo o moribundo. Espera que nos molestemos por lo que sucede en el mundo. Espera que nos disgustemos cuando nos sentimos atacados o injustamente tratados. No se nos pide que no experimentemos estos sentimientos. Simplemente se nos pide que entendamos que experimentar de esa manera viene de una elección que hemos hecho -- y es una elección para alejar a Jesús. Eso es lo que se nos pide que entendamos.
Hay uno de esos lugares en el texto donde todo el Curso se resume en una frase: "Lo único que necesitas hacer es ver el problema tal como es, y no de la manera en que lo has urdido." (T-27.VII.2:2). El contexto del pasaje es el sufrimiento -- todo el sufrimiento que experimentamos en el mundo, ya sea el sufrimiento de los demás o nuestro propio sufrimiento. El ego nos dice que éste es un sufrimiento del que nunca podemos escapar -el mundo es una prisión en la que, como dice el libro de ejercicios más tarde, "las criaturas hambrientas y sedientas vienen a morir." (L-pII.13.5:1). Ese es este mundo desde el punto de vista del ego. Y no hay salida, porque todos sabemos que vamos a morir. Puedo pensar que puedo disminuir un poco mi sufrimiento haciéndote sufrir más, pero al final sé que voy a morir. Así que Jesús nos dice, "Ahora se te está mostrando que «sí puedes» escapar " (T-27.VII.2:1).
Ahora bien, en esta única línea, tal como leí antes en "Los Regalos de Dios", Jesús nos dice cómo podemos escapar de todo el sufrimiento del mundo - ya sea el sufrimiento que percibo fuera de mí con el que me identifico y del que me compadezco y que quiero sanar, o el sufrimiento que experimento dentro de mí mismo. Esto es todo lo que tenemos que hacer: "Lo único que necesitas hacer es ver el problema tal como es, y no de la manera en que lo has urdido." (T-27.VII.2:2). La manera en que hemos urdido el problema es verlo fuera de nosotros.
Por ejemplo, digamos que tengo un amigo que está enfermo y con dolor o que se está muriendo -- ese es el problema. Y siento que tengo que hacer algo al respecto. Básicamente, hemos urdido todas las cosas en el mundo de manera que estamos molestos porque se nos ha hecho algo, o se le ha hecho algo a alguien o a un grupo de personas con las que nos identificamos. Psicológicamente, no importa si el sufrimiento me está sucediendo a mí, a un ser querido, o a un grupo con el que me identifico en el otro lado del mundo. Así es como lo hemos urdido. Estoy con dolor y sufro por algo que me ha hecho el cuerpo -mío o tuyo-. La verdad es que estoy molesto porque primero tuve miedo de la cercanía de Jesús conmigo, así que solté su mano y lo aparté, y luego me sentí terrible -- porque una vez más he abandonado, rechazado y me he alejado del amor. Entonces proyecto la responsabilidad de cómo me siento sobre ti, diciendo que tú eres la razón por la que me siento molesto. Debido a que te estás muriendo de cáncer o de SIDA, o a que te ha ocurrido algo horrible, no puedo dormir por la noche. Me siento despojado y abandonado, solo, molesto, culpable, etc., y es tu culpa. He urdido el problema para que mi malestar sea el efecto de lo que tú me has hecho o de lo que te está pasando. Jesús está diciendo que todo lo que tengo que hacer es ver el problema tal como es -- yo soy el que abandonó el amor, el que se alejó de él, y por eso me siento como estoy.
Volviendo a nuestro ejemplo anterior -- me siento maravilloso y unido y amado mientras estoy aquí en la Fundación. Y tengo miedo de que cuando me vaya de aquí, todo ese amor desaparezca. La forma en que he urdido el problema es que si me quedo aquí me sentiré feliz y en paz y sentiré la cercanía de Jesús, pero si me voy de aquí estos sentimientos desaparecerán. Eso significa que la causa de mi angustia no es nada de lo que estoy haciendo. La causa de mi angustia es una circunstancia que está fuera de mi control. No puedo evitarlo si tengo un trabajo al que tengo que volver. Esto no es algo que yo haya hecho -- sino simplemente las circunstancias en las que dejo este lugar y por lo tanto dejo atrás el amor. Todo lo que tengo que hacer para escapar del sufrimiento que estoy sintiendo es ver el problema tal como es -- de la manera en que lo había descrito anteriormente. El problema es que «yo» soy el que está alejando a Jesús. «Yo» soy el que está limitando su amor, diciendo: "Te dejaré amarme aquí, pero no te dejaré amarme donde vivo".

En otras palabras, todo lo que tengo que hacer para poder dejar el mundo de las tinieblas - que es el mundo de la forma, el mundo del cuerpo - es volver al lugar en mi mente donde tomé la decisión de excluir el amor y de excluir o limitar a Jesús, y decir: "Sí, eso es lo que estoy haciendo". Eso es todo lo que tengo que hacer. Entonces he hecho mi parte para la sanación del mundo, para la sanación de todo el dolor y el sufrimiento que ha existido, existe ahora o existirá alguna vez. Y esto es porque todo el dolor y el sufrimiento - pasado, presente y futuro - viene de separarse del Amor de Dios. Así que mi parte es simplemente volver a unirme a ese amor, eso es todo - ser consciente y mirar lo que he hecho, sin juzgar, sin culpar a la Fundación, sin culpar a la gente de aquí, sin culparme a mí mismo. Si puedo hacer eso, ya estoy unido a Jesús.

Recuerden el pasaje que leímos antes del texto. No tenemos otra elección -- nos unimos a los sueños de miedo o a los sueños de amor, al ego o al Espíritu Santo. No hay otra elección. Si nos unimos con el ego habrá juicio. Tiene que haber juicio porque eso es lo que el ego es -- juicio. Si nos unimos a Jesús no habrá juicio, ni culpa, ni ataque, porque eso es lo que él es. Así que si puedo reconocer que la fuente de mi angustia no es el hecho de dejar un lugar físico e ir a otro, sino más bien que elegí excluir el amor - si puedo mirar eso en mí mismo sin tener mano dura contra mí mismo, o culpar a alguien más por ello, entonces he mirado con Jesús. He deshecho mi error. Mi error fue que había alejado a Jesús, pero ahora lo estoy trayendo de vuelta. Y he terminado. Me he permitido a mí mismo ser curado. He permitido que el mundo sea curado. Ahora, en el próximo momento puedo asustarme de nuevo y soltar la mano de Jesús, pero entonces simplemente hago todo el proceso de nuevo.
Eso es todo lo que se nos pide. Eso es lo que significa aceptar la Expiación para nosotros mismos. Recuerden, todo el dolor y el sufrimiento en el mundo, sin importar cuán grande parezca ser, sin importar cuántos miles de millones de personas abarque, proviene simplemente de alejarnos del amor en nuestras mentes, porque no hay nada más. No hay mundo aquí afuera. El mundo entero descansa en esa pequeña brecha. Recuerden, el mundo entero se erigió para encubrir la culpa en la pequeña brecha - la culpa que vino de separarse del Amor de Dios. Y nosotros lo recreamos una y otra vez. Eso es lo que el Curso quiere decir cuando dice: “cada hora y cada minuto, e incluso cada segundo, estás decidiendo entre la crucifixión y la resurrección” (T-14.III.4:1). Luego, en un pasaje posterior dice prácticamente lo mismo, que elegimos “revivir ese instante en el que la hora del terror ocupó el lugar del amor.” (T-26.V.13:1). Simplemente volvemos a representar ese momento una y otra vez. Pero siempre es el mismo momento, porque sólo hay un instante. Simplemente, como fragmentos aparentemente separados, recreamos esa elección una y otra vez. En el instante en que me siento separado del amor de Jesús, estoy viviendo el error del mundo entero, porque es todo lo mismo. Esto no tiene sentido desde este lado, en el cuerpo. Pero cuando lo miramos desde el lugar de la verdad y lo contemplamos desde allí, entonces entendemos que todo está sucediendo a la vez. Todo lo que tengo que hacer es simplemente decir, "Sí, esto es lo que he hecho. Y no fue un pecado - no voy a ser castigado por ello - fue simplemente un error tonto". Y el Amor de Dios está conmigo, diciendo conmigo: "Sí, no fue más que un error tonto y no tuvo consecuencias". La culpa que llevó a la fabricación de este mundo -y mi mente es parte de eso- y al sostenimiento de este mundo es la culpa por haberse separado del Amor de Dios, que según el ego tuvo una consecuencia desastrosa: Dios está furioso. Si podemos tener la experiencia de vernos alejados del amor, y sin embargo tener el amor mirando con nosotros ese pecado sin juicio, no es más un pecado. Y entonces puedo decir que mi limitación a Jesús, mi alejamiento de él, mi traición a él, mi traición a esta persona, mi amor traicionero, no tuvo ningún efecto. Entonces deja de ser un pecado y se convierte en un mero error, que no necesita defensa. Y la pequeña brecha se ha limpiado y el Amor de Dios está ahí. Eso es todo lo que se necesita, y eso resuelve todo el dolor y el sufrimiento que alguna vez existió.
Volviendo ahora a la Lección 184, la última línea:

(Párrafo 11 - Frase 4) «Usa todos los nombres que el mundo da a esas cosas, pero sólo por conveniencia, mas no te olvides de que comparten el Nombre de Dios junto contigo.»
Nada en este mundo significa nada. Le hemos dado un significado que es asesino. Cuando vemos el mundo como un salón de clases, una vez que regresamos a la luz, los símbolos y los nombres y las palabras del mundo se transforman por esa luz. Así que se nos pide que "usemos todos los nombres que el mundo les da a ellos"; "ellos" serían todos los fragmentos aparentemente separados.
Me seguiré relacionando contigo como si fueras una persona separada -- como si fueras mi madre o mi padre, mi hermana o mi hermano, mi hijo, mi cónyuge, mi amante o mi amigo, o mi paciente, mi terapeuta, mi colega, mi supervisor, mi jefe o mi empleado, etc., etc. Usaré todos esos nombres, pero no olvidaré que todos somos parte del mismo Cristo. Eso no significa que tenga que seguir diciendo la palabra "Cristo" mientras te hablo o que te envuelva en una luz blanca. Significa que no veo tu propósito como algo separado del mío. Todo lo que tengo que hacer es estar consciente de mi tentación, mi necesidad, mi inversión en verte a ti como separado y diferente de mí, para justificar mi juicio de diferencia. Traigo eso al lugar de luz en mi mente, y le digo a Jesús: "Estoy usando esto como un arma, no sólo contra mi hermano o hermana, sino contra ti, porque te tengo miedo". Eso es todo lo que tengo que hacer. Si pudiera hacerlo sin juzgarme a mí mismo o a ti, entonces habría aceptado la Expiación. En ese instante soy sanado y el mundo entero es sanado conmigo. Esa es la verdadera empatía. Estoy empatizando con el Amor de Cristo que está en ti, porque me he identificado con el Amor de Cristo dentro de mí."
~ Extractos del Taller realizado en la Fundación para Un Curso de Milagros, Temecula CA, Kenneth Wapnick, Ph.D.

La Verdadera Empatía - 22 de 23

La Verdadera Empatía - PARTE XXII - Comentarios sobre la Lección 184 "El Nombre de Dios es mi herencia" (párrafo 10, continuación) ~ (22 DE 23) por el Dr. Kenneth Wapnick.
"Para considerar un ejemplo diferente de cómo vemos los problemas fuera de nosotros mismos, los estudiantes en las clases aquí a veces reportan tristeza o ansiedad a medida que los programas están llegando a su fin y se acerca el momento de dejar la Fundación. Si esto te sucede, significa que crees que la paz y el amor que sientes cuando estás aquí no están en ti. Sientes que están aquí en la Fundación (FACIM), y los has obtenido de este lugar. Luego, cuando te vas, crees que están dejando atrás la paz, porque no está en ti. Lo que quieres hacer -y esto sería un buen ejemplo de cómo trabajar con esto- sería darte cuenta: Oh, estoy ansioso por irme porque creo que mi felicidad y mi paz y mi amor están basados aquí en la Fundación y no están dentro de mí - obviamente no me siento digno.
Esto significa que crees que la Fundación tiene algo que tú no tienes - la Fundación tiene el amor de Jesús y tú no lo tienes porque no eres digno de tenerlo. Esa no es una declaración muy bonita para hacer sobre ti mismo, ni tampoco es una declaración muy bonita para hacer sobre la Fundación, porque si nosotros lo tenemos y tú no, ¿de dónde lo obtuvimos? Entonces sientes que la única manera de recuperarlo es canibalizando la Fundación. Así que puedes decir: "Tengo que estar aquí todo el tiempo para poder tener este amor, porque no lo tengo de otra manera". Es entonces cuando tu relación con la Fundación sería una de usar y manipular -- básicamente, canibalismo.
Entonces quieres decir: "Sí, eso es lo que estoy haciendo" y luego le dices a Jesús: "No siento que sea digno de ti". Realmente estás diciendo: "Creo que estás conmigo y estoy asustado". Estás limitando su amor, como Helen hizo con sus compras, diciéndole a Jesús, "Puedo experimentar tu amor cuando estoy aquí (de compras), porque no estoy aquí todo el tiempo -- ese es todo el amor que puedo soportar -- pero no quiero tu amor conmigo cuando vuelva a casa, al mundo".
Lo que realmente le dices a Jesús es que tienes miedo de su amor. Ese es el punto principal, un punto en el que voy a entrar más adelante. Reconoces que tu estar molesto o enojado, tu empatía con el sufrimiento de alguien, tu sentirte ansioso o molesto porque vas a dejar este maravilloso lugar santo y regresar al feo mundo profano, cualquiera de esos sentimientos, en cualquier forma, viene porque tienes miedo del amor que sabes que realmente está contigo. Y por eso usas las circunstancias externas como una forma de alejar ese amor. Si pudieras experimentarte diciéndole a Jesús, o a cualquier otra persona que simbolice ese amor para ti, "Te has acercado demasiado y tengo que apartarte", entonces ya has hecho todo lo que necesitas hacer. Ya has terminado, porque si pudieras decirle eso a Jesús sin juzgar, entonces ya te estás uniendo a él. Hay una parte de ti que está aprendiendo que no tienes que tener tanto miedo de él. Y no tienes que avergonzarte tanto de tu odio o miedo a él, o de las maneras en las que usas a otros para mantenerlo alejado. Y eso es todo lo que haces.
El punto de todo esto nuevamente es que debemos esforzarnos por reconocer la inquietud dentro de nosotros tan rápido como podamos, tratar de no culpar a lo que está fuera de nosotros, y en su lugar regresar a ese lugar de luz solar en nuestras mentes. Pero, de nuevo, esto significa que debemos aceptar la premisa de que no sabemos lo que estamos haciendo.
Hay un pasaje maravilloso justo al final del texto que expresa esto maravillosamente:
“No hay afirmación que el mundo tema oír más que ésta: «No sé lo que soy, por lo tanto, no sé lo que estoy haciendo, dónde me encuentro, ni cómo considerar al mundo o a mí mismo.» [Ahora, eso es un verdadero golpe a los egos de todos nosotros.] Sin embargo, con esta lección [al aceptar esto] nace la salvación. Y lo que tú eres te hablará de Sí Mismo.” (T-31.V.17:6-9).
Así que el Ser que somos nos dirá Quiénes somos a través del Espíritu Santo. La salvación viene de esto porque es la declaración de que mi ego ha estado equivocado. Esto significa que ahora dejo esa pequeña brecha en mi mente libre y clara y vacía y vacante, y eso permite que el Amor del Espíritu Santo me enseñe. Pero debo ser capaz de decir: "El problema no es lo que yo pensaba que era". En otras palabras, debo volver a mi mente.
Para considerar otra forma de entender todo esto: cuando siento que te estoy ayudando, creo que te estoy dando un regalo. Estás en una tremenda necesidad y en un tremendo dolor y sufrimiento, y yo soy el dador del regalo -- voy a darte algo. Voy a aliviarte de tu dolor. Una vez más, esto significa que tengo algo que tú no tienes. Así que estoy viendo separación y diferencia. Estoy haciendo un juicio que realmente es un ataque - aparentemente una expresión de amor y preocupación, pero es realmente un ataque. Creo que te estoy dando el regalo. Una vez que me siento así, he cometido el error -- ¿cómo podría darte el regalo si no sé quién soy, y mucho menos qué estoy haciendo, o cuál es el problema? Tengo que reconocer - y sólo puedo hacerlo volviendo a mi mente y uniéndome a Jesús- que no soy el regalo como un ego separado, como una personalidad con la que me identifico. El regalo que soy es el regalo de Cristo, el regalo del Amor de Dios. Ese es el regalo que soy. Pero no sólo «yo» soy ese regalo, sino que «tú» también eres ese regalo. Básicamente, todo lo que soy es amor, compartiendo con el amor. No el amor que se da a otra persona, sino el amor que se comparte consigo mismo. Yo no soy el regalo. No soy el dador del regalo. No soy nada, porque eso es lo que es el ego. Pero dentro de mí está todo.
Hay una lección en el libro de ejercicios que termina con una línea maravillosa: “No dejes que olvide que mi ser no es nada, pero que mi Ser lo es todo.” (L-pII.358.1:7). La arrogancia del ego es evidente en el pensamiento de que tengo este maravilloso regalo que voy a darte. Y te estoy dando algo porque no creo que lo tengas. Y si no creo que lo tienes, y creo que yo lo tengo, entonces hay una parte de mí que no quiere dártelo. Así que el regalo que te estoy dando tiene una condición -- voy a darte este regalo para que yo pueda obtener un regalo aún más grande de vuelta. Te voy a dar el regalo para que tú, o todos los demás en el mundo, piensen que soy tan maravilloso, y realmente quiero que Dios piense que soy tan maravilloso, así Él me dejará libre de culpa y castigará a alguien más. No es amor si te doy un regalo que no creo que ya tengas. Ver diferencias es siempre un juicio.
El regalo que doy no es mío; es dado a través de mí. Es un regalo que simplemente refleja y comparte con quien lo recibe. Es un intercambio en el que nada se da, nada se gana y nada se pierde. El amor es simplemente reconocido y aceptado. Viene en una forma en la que doy algo y otra persona lo recibe. Esa es la forma. Ese es el símbolo. Si alguien está enfermo y alivio a esa persona del dolor, le he dado a esa persona algo en el nivel de la forma.
Pero, recuerden, la forma no significa nada. Para el ego es un símbolo de mi dar y perder, y tu ganar. Es un símbolo de separación, diferencia, juicio y ataque. No es amor. No es dar. Cuando es Jesús quien da a través de mí, la forma, o el símbolo, es el reflejo de ese amor. Y mi experiencia es que simplemente estoy dejando que el amor se extienda a través de mí, lo que significa que no tengo ninguna demanda de que se me devuelva nada. No tengo ninguna exigencia de que mis regalos sean aceptados. No tengo ninguna demanda de que seas sanado de tu síntoma físico. No tengo ninguna exigencia de que me agradezcas. No tengo ninguna expectativa, ninguna necesidad. Es el amor que simplemente se da a través de mí.
Ahora, obviamente, este es el ideal - no es fácil. Pero la idea es al menos ser consciente de lo que es el ideal y luego ser consciente cuando no lo consigues. Entraré en eso en breve. La idea es darse cuenta de que yo no soy el que da el regalo. Cuando vuelvo al lugar de luz en mi mente, lo cual veremos a medida que leamos, entonces me doy cuenta de lo que es el regalo y de Quién es el Dador del regalo. Soy simplemente una expresión de ese regalo -- y una expresión y un fragmento del Dador, como todos los demás. Es simplemente, de nuevo, un intercambio del amor con el amor.
Y cuando hacemos eso, esto es lo que sucede:
(Párrafo 10 - Frase 2) «Ahí entiendes la Palabra, el Nombre que Dios te ha dado; la única Identidad que comparten todas las cosas; el reconocimiento de lo que es verdad.»
El "aquí" que comienza esta frase se refiere de nuevo a nuestro regreso a esa parte de nuestras mentes en la que habíamos tomado la decisión equivocada. Nos enfrentamos a la misma decisión, pero ahora sabemos que «tenemos» una elección - entre el ego y el Espíritu Santo - y también vemos que nos hemos alejado del ego y nos hemos acercado a Jesús. Esta es otra forma de entender el concepto discutido anteriormente: que cuando me separo de mi sueño y de tu sueño, y vuelvo a la idea de que ambos somos soñadores, reconozco en esa idea que todos somos uno. Esa es la enseñanza clave aquí: "la única Identidad que comparten todas las cosas". Todos somos parte de la Filiación separada. Todos somos parte de esa mente enferma, demente, que creía que seríamos más felices fuera del Cielo que en el Cielo.
Por lo tanto, voy más allá de la oscuridad del mundo -- ya sea que se trate de alguien que me ha atacado física o verbalmente, o alguien que está gravemente enfermo, o en alguna forma extrema de angustia. Si me identifico con eso, estoy haciendo realidad el sueño. Quiero regresar a ese lugar en mi mente donde está el soñador -- yo como el soñador y mi amigo como el soñador -- y luego darme cuenta de que somos iguales. Las formas de nuestro error difieren, pero el contenido del error es el mismo. Todos nos alejamos del Cielo como uno, todos nos alejamos del Espíritu Santo como uno. Y ahora, dentro de nuestras mentes aparentemente fragmentadas e individuales, todos nos hemos alejado de Jesús -- no como uno en la forma, sino que todos nos hemos alejado de esa presencia de amor. Sabemos que todos lo hemos hecho porque todos en este mundo se enojan, se molestan, se enferman, se deprimen, se sienten culpables, etc. Todas estas son elecciones conscientes que hacemos para alejarnos del Amor de Dios. Todos estamos en el mismo barco. Y así, cuando dejamos el mundo de la oscuridad, aunque sea por una fracción de segundo, y volvemos a nuestra mente, esa fracción de segundo es a lo que el Curso se refiere como "el instante santo". El instante santo nos eleva fuera del tiempo, porque cuando nos unimos al Amor de Dios, recordamos que ese Amor es eterno.
Así que, para repasar esta última vez: me encuentro en una situación en la que estoy empezando a alterarme. Siento pena por ti debido a la condición en la que te encuentras y quiero hacer algo al respecto - o estoy enfadado por algo que has hecho y quiero hacer algo al respecto. Entonces me pillo a mí mismo, me doy cuenta de cuál es el problema, vuelvo a ese lugar de luz en mi mente, y de repente todo parece diferente. Me doy cuenta de que lo que sea que estés pasando es una elección que has hecho. Tu angustia no es el dolor en tu cuerpo. La angustia es el dolor en tu mente que se separó de Dios, que refleja el mío. En ese punto nos convertimos en uno, y mi preocupación por ti, mi inversión en ayudarte, mi empatía, mi simpatía, mi compasión por ti, todo desaparece en ese instante. Porque sólo surgen desde el punto de vista del ego.
(Párrafo 10 - Sentencia 3) «Y luego vuelves a la obscuridad, no porque creas que es real, sino sólo para proclamar su irrealidad usando términos que aún tienen sentido en el mundo regido por la obscuridad.»
Una vez que mi mente ha sido sanada, puedo volver al mundo - todo este proceso, una vez más, no tiene que tomar más de un segundo o dos. Pero ahora no me dejo engañar por los símbolos. Sé que tu enfermedad y tu dolor vinieron de tu llamada al Amor de Dios, que es el eco de mi llamada al Amor de Dios. Ya no me dejo engañar por el sueño. No es el sueño lo que quiero ayudar, es el llamado al Amor de Dios que quiero responder. Y comprendo que al responder a tu llamado al Amor de Dios, también estoy respondiendo al mío. Ahora que no me han engañado los símbolos del mundo, puedo usarlos para un propósito totalmente diferente.
Aplicando esto de nuevo a la situación de mi visita a ti en el hospital, y tienes mucho dolor - en el pasado yo habría entrado en la habitación y me habría alterado. Así que hago este pequeño ejercicio: vuelvo a mi mente y me doy cuenta de que ahora podría entrar en esa habitación con Jesús a mi lado en vez de entrar solo. Me doy cuenta de que has elegido la enfermedad como tu forma de defenderte del Amor de Dios, así que has definido la forma del aula. Debido a que ahora estoy en un estado mental en el que reconozco que tú y yo somos uno, y somos uno en el Amor de Dios, dejo que ese Amor de Dios venga a través de mí. Utilizo los símbolos que has hecho, pero con un contenido diferente. Usaste esos símbolos como una forma de excluir a Dios, de atacarte a ti mismo y de hacerme sentir culpable. Ahora uso esos mismos símbolos como una expresión del Amor de Dios que dice que sin importar lo que hayas hecho, no ha tenido ningún efecto en mi amor por ti. Y por tanto haré lo que la mayoría de la gente normal haría -- diré palabras de simpatía, de aliento y de consuelo. Te traeré flores o dulces. Llamaré al doctor por ti. Haré todo lo que hacen los demás, pero el propósito será totalmente diferente, porque no lo haré como una forma de empatizar con tu sueño. Lo haré como un vehículo para expresar el Amor de Dios que me doy cuenta que ambos compartimos y ambos somos.
En este momento me vería como cualquier otra persona, pero el significado de lo que está pasando sería totalmente diferente. Eso es lo que significa la declaración anterior del libro de ejercicios que dice que nos veremos igual que todos los demás, pero que sonreiremos más a menudo (L-pI.155.1:2). En otras palabras, hay una paz interior que no es susceptible de ser arrebatada por el sueño de otra persona.
Ese principio puede aplicarse a absolutamente todas las situaciones en las que me encuentro -- ya sea que esté enojado contigo, enojado conmigo mismo, o que sienta empatía contigo debido a tu sufrimiento y angustia. Ello no significa que no haga cosas para ayudar a otros. Simplemente significa que ahora me doy cuenta de que no soy el "hacedor". No soy el que da el regalo. No soy el que va a traer la paz al mundo o encontrar la cura a todas las enfermedades del mundo, porque me doy cuenta de que todo eso es sólo otra parte del sueño. Así que me permito ser parte del sueño, sabiendo que soy el soñador y no el sueño.
Por lo tanto, esta frase es de vital importancia: "Y luego vuelves a la obscuridad, no porque creas que es real". No porque piense que enviar flores signifique algo, o tomar una aspirina signifique algo, sino porque lo hago simplemente "para proclamar su irrealidad usando términos que aún tienen sentido en el mundo regido por la obscuridad". No dejo que las formas sean un obstáculo para el amor que está dentro de mí. Eso es lo que el amor en este mundo realmente significa.
De nuevo, no significa que le dé la espalda al sufrimiento de los demás, o a la injusticia en el mundo, o a cualquier otra cosa. Simplemente los redefino para que me dé cuenta de que el sufrimiento y la injusticia vienen de dentro de tu mente, así como vienen de dentro de mi mente. Cuando reconozco eso, me uno a ti como el soñador, no como el sueño.
(Párrafo 11 - Frase 1) «Usa todos los nombres y símbolos nimios que caracterizan el mundo de la obscuridad.»
Un buen ejemplo de esto es el propio Curso de Milagros. En el Curso, Jesús usa las palabras y símbolos del mundo occidental, un mundo cristiano y un mundo psicológico - no porque esas palabras sean verdaderas. Él usa palabras, como sabemos, que los cristianos han usado durante siglos, pero las redefine totalmente. Eso es lo que quiere decir cuando dice que el Curso viene "dentro del marco de referencia del ego" (C-in.3:1). Pero él cambia el contenido. Así que "Hijo de Dios" tiene un significado totalmente diferente al de los últimos dos mil años. "Cristo" tiene un significado totalmente diferente. "Expiación" tiene un significado totalmente diferente. "Salvación" tiene un significado totalmente diferente. El "milagro" es algo totalmente diferente. "Perdón" es totalmente diferente. Él usa exactamente las mismas palabras: "el Segundo Advenimiento", "el Juicio Final" -- palabras cargadas emocionalmente de especialismo, de amor especial, de odio especial y de juicio. Él les da la vuelta y ahora se convierten en vehículos para enseñar una lección que es universal y que abraza a todas las personas como una sola. Y él mismo se convierte en el ejemplo perfecto de esa inversión de contenido. Así que de nuevo:
(Párrafo 11 - Frases 1-2) «Usa todos los nombres y símbolos nimios que caracterizan el mundo de la obscuridad. Mas no los aceptes como tu realidad.»
No te dejes engañar por el sueño. Tú no eres el sueño. Así, por ejemplo, puedo darte un medicamento si soy médico, o puedo llevarte a un médico que te dará un medicamento. Esto no significa que esté haciendo realidad el error. De la misma manera, puedo llevarte flores porque estás enfermo; pero de nuevo, esto no significa que esté empatizando contigo falsamente. Significa que me estoy uniendo a ti en los símbolos que son significativos para ti y para mí, pero no estoy olvidando que tenemos un significado que está más allá de todos los símbolos.
Por eso, desde la perspectiva del Curso, no hay una forma correcta o incorrecta de hacer nada en este mundo, como proclamó Hamlet en su maravillosa declaración: "No hay nada bueno o malo, sólo el pensamiento lo hace así". No hay absolutamente ningún comportamiento en este mundo que sea correcto, y ninguno que sea incorrecto. No hay una forma correcta o incorrecta de hacer terapia con el Curso - no hay ninguna técnica. No hay una forma correcta o incorrecta de hacer el Curso. Todo lo que hay es una forma correcta de pensar en nuestra mente - y una forma incorrecta de pensar. Existe el Maestro correcto con el que debemos identificarnos y el maestro equivocado. Decir correcto o incorrecto no es un juicio basado en la moral -- es un juicio que dice que si elijo el ego no seré feliz, si elijo el Espíritu Santo seré feliz. "Por sus frutos los conoceréis" -- así es como evaluamos, no de acuerdo a lo correcto o lo incorrecto en términos de conducta.
(Párrafo 11 - Frase 3) «[El Espíritu Santo] usa todos los nombres que el mundo da a esas cosas [las palabras y los símbolos del mundo], pero sólo por conveniencia, mas no te olvides de que comparten el Nombre de Dios junto contigo.»
Por eso es tan terriblemente importante, como dije al comienzo del taller, que reconozcamos lo que la metafísica del Curso está enseñando realmente. El mundo entero es una ilusión, lo que significa que nada aquí es real. Eso significa que toda la percepción de las diferencias en este mundo es una invención. Lo que unifica todo en este mundo es que proviene de una sola fuente -- la culpa. Y la culpa viene de una sola fuente -- es una defensa contra el Amor de Dios. Todo aquí es una expresión ya sea de la culpa del ego o del Amor del Espíritu Santo. Todos somos uno, no somos diferentes; sólo tenemos la ilusión de ser diferentes. La enfermedad, el sufrimiento y el dolor son dispositivos maravillosos que el ego utiliza para mantenernos separados. Tú estás sufriendo, yo no estoy sufriendo. Así que estamos separados, somos diferentes, y en esto hay un juicio inherente hecho - un juicio que es un ataque.
No tengo que experimentar a todo el mundo como uno -- eso no es posible para un cerebro humano. Sin embargo, es posible para mí entender que todos compartimos el mismo propósito. Todos somos diferentes en la forma, pero todos compartimos el mismo propósito - eso es lo importante - eso es lo que unifica. Así que no negamos lo que ven nuestros ojos. Hay un pasaje importante en el manual para los maestros que es extremadamente útil. Si te encuentras a ti mismo o a aquellos en tu círculo del Curso de Milagros diciendo, "No estoy enfermo, tú no estás enfermo, todos somos uno, y no veo tu cuerpo, sólo veo una luz blanca," estás en negación o estás al borde de una psicosis si eso es lo que ves. No se nos pide que neguemos lo que vemos. Este pasaje es una forma maravillosa de describirlo."
~ Extractos del Taller realizado en la Fundación para Un Curso de Milagros en Temecula CA, Kenneth Wapnick, Ph.D.

La Verdadera Empatía - 21 de 23

(21 DE 23)
~ La Verdadera Empatía - PARTE XXI ~ (21 DE 23) por el Dr. Kenneth Wapnick.
"Quiero ver otra sección-la segunda parte de la Lección 184, "El Nombre de Dios es mi herencia". Esto proveerá un marco en el cual hablar sobre las formas específicas en las que nos encontramos disgustados y lo que podemos hacer al respecto. Cuando lleguemos a esta última parte, enfatizaremos la idea de mirar nuestro ego con Jesús. El pasaje que voy a leer es extremadamente útil para cualquier estudiante o maestro del Curso que tenga que tratar con preguntas que impliquen que el Curso o Jesús nos pediría que no hiciéramos cosas en el mundo-que las cosas en el mundo son malvadas o malas o pecaminosas. Este es un pasaje maravilloso para explicar cómo eso es una lectura errónea de lo que el Curso está enseñando.
Lección 184 - "El Nombre de Dios es mi herencia."
(Párrafo 9 - Frase 1) «Sería en verdad extraño si se te pidiese que fueses más allá de todos los símbolos del mundo y los olvidaras para siempre, y, al mismo tiempo, se te pidiera asumir una función docente.»
Esta es la respuesta de Jesús a la afirmación de que nos está pidiendo que vayamos más allá de todos los símbolos del mundo y que simplemente desaparezcamos en el corazón de Dios. Él no está diciendo eso. Sería imposible para nosotros enseñar si no habláramos el idioma del mundo. Sería imposible para nosotros aprender si nuestro Maestro, es decir, el Espíritu Santo, o el Curso, no nos hablara en nuestro idioma. Recuerden, el Curso no nos hace saltar de los sueños de miedo del ego a la realidad. Nos hace pasar de los sueños de miedo del ego a los sueños felices de perdón y paz del Espíritu Santo. Los sueños felices están todavía dentro del mundo, dentro de la ilusión, pero ahora son los sueños del ego, transformados en contenido.
Usando las compras de Helen como ejemplo: ella inventó las compras y las usó como una defensa contra Jesús, y por lo tanto como un ataque contra él. Era una manera de limitar su amor y de excluirlo. En el contexto cósmico, el Curso dice que “el mundo se fabricó como un acto de agresión contra Dios....se fabricó con la intención de que fuese un lugar en el que Dios no pudiese entrar” (L-pII.3.2:1,4). De manera similar, podemos decir que las compras fueron fabricadas por Helen como un ataque contra Jesús y como un lugar donde él no pudiese entrar. Por lo tanto, lo que ella inventó para excluir, él lo usó para incluir. Él usó sus símbolos -los símbolos de las compras- para unirse a ella, de modo que el contenido se convirtió en compras con él. Hizo una broma de ello y habló de su ayuda como el "Servicio Superior de Compras". Jesús estaba animando a Helen a unirse a él a un nivel que pudiera aceptar sin miedo, porque era muy difícil para ella aceptar unirse a él a nivel del perdón. Era mucho más fácil para ella unirse a él a nivel de las pantimedias verdes, así que eso es lo que hizo. Así que Jesús usó su símbolo (de Helen), aunque era uno odioso porque su propósito era excluirlo. Él simplemente cambió el contenido.
Helen también usó los símbolos de la Iglesia Católica -- ir a misa y rezar rosarios. Estas no eran actividades sagradas para ella - eran dispositivos de distracción. Parecían un poco mejores porque la forma parecía mejor que las compras. Pero su propósito seguía siendo el mismo. Sin embargo, cuando íbamos a misa juntos o rezábamos rosarios juntos, ella invariablemente tenía experiencias de Jesús-aunque la actividad misma era una defensa contra él. Mientras que el símbolo inicialmente tenía un significado de ego para Helen, su significado fue transformado por el Espíritu Santo o Jesús. La sección del texto, llamada "La función especial", explica cómo las relaciones especiales que hicimos para hacer daño, el Espíritu Santo las utiliza como medio para sanar (T-25.VI.4:1). También el punto del pasaje que he citado antes es que el Espíritu Santo nunca nos quita la relación especial, sino que la transforma (T-17.IV.2:3). De eso es de lo que se trata. No se nos pide que vayamos más allá de los símbolos del mundo.
(Párrafo 9 - Oraciones 2-3) «Todavía tienes necesidad de usar los símbolos del mundo. Mas no te dejes engañar por ellos.»
En otras palabras, no confundas la forma con el contenido. La forma -el símbolo en y de sí mismo- carece de significado. Es el contenido lo que le da su significado. Y sólo hay dos contenidos: el contenido de miedo o el contenido de amor; el contenido del ego o el contenido del Espíritu Santo. El símbolo en sí mismo no significa nada. Eso es lo que Jesús quiere decir al decirnos: "Mas no te dejes engañar por ellos". Tenemos que usarlos porque creemos que «nosotros» somos un símbolo. Creemos que somos el sueño. Hemos olvidado que somos el soñador del sueño -- así que creemos que somos el sueño de un cuerpo y una personalidad, de un pasado, un presente y un futuro. Son símbolos. El cuerpo es un símbolo -todas las demás cosas derivadas del cuerpo y del mundo son símbolos.
Hicimos el cuerpo como un símbolo de limitación del amor y de ataque a Dios. El Espíritu Santo puede usar el cuerpo como un instrumento de comunicación -- como un medio por el cual, una vez que nos unimos a Él, podemos unirnos con los demás. Las formas de unión no hacen ninguna diferencia. No tienen ningún significado. Por eso es siempre un error poner una jerarquía de significado o valor en las diferentes cosas del mundo. Una actividad no es mejor ni más santa que otra.
Helen podía encontrar a Jesús cuando iba de compras o cuando estaba sentada en una iglesia - no había ninguna diferencia, aunque el mundo juzgara y valorara las compras como algo diferente a estar en la iglesia.
(Párrafo 9 - Sentencia 4) «[Los símbolos] No representan nada en absoluto, y éste será el pensamiento que en tus prácticas te liberará de ellos.»
En sí mismos, los símbolos no tienen ningún significado - no representan nada. Nosotros tenemos que darles su significado. Y el significado es o bien ser un medio de separación o un medio de unión.
(Párrafo 9 - Frase 5) «Los símbolos no son sino medios a través de los cuales puedes comunicarte de manera que el mundo te pueda entender, pero reconoces que no son la unidad en la que puede hallarse la verdadera comunicación.»
Usando a Jesús y a Helen como ejemplo: Jesús sabe que ir de compras no significa absolutamente nada. Sabe que ir de compras no tiene nada que ver con el Amor o la unidad de Dios. Pero para Helen ir de compras era un símbolo personal importante. Por eso se unió a ella y transformó el significado del símbolo. Aunque él sabía que el símbolo en sí mismo no significaba nada, y sabía que el símbolo, tal como lo había usado Helen, era un ataque, su unión con ella le dio un significado diferente. En ese momento, un símbolo se convierte en santo -- no porque sea santo en sí mismo, sino porque el propósito al que sirve ahora es santo.
Por lo tanto, visitar a un amigo enfermo en una cama de hospital y llevarle flores no es diferente de entrar con Un Curso de Milagros y predicar de él. Una forma no es diferente, o más o menos santa que cualquier otra. Lo que importa es el propósito que se le da -- lo cual es extremadamente importante. Cuando realmente veo el sufrimiento y la enfermedad en el mundo con Jesús a mi lado, transfiero el sufrimiento del cuerpo y del sueño al soñador. En ese momento puedo unirme al soñador, como leímos antes. Me identifico con el soñador, con la mente, y me doy cuenta de que el sufrimiento y el dolor de otro es exactamente como el mío.
La «forma» puede ser muy diferente. Puedes estar muriendo de cáncer y yo no. Pero nuestro sufrimiento sigue siendo el mismo, porque ambos creemos que estamos separados de Dios. Y eso es con lo que me uno. Pero primero me uno al amor de Jesús dentro de mí, lo que me permite unirme al amor de Jesús dentro de ti. Ese amor tomará entonces la forma que sea más útil para ti en ese momento, y yo no invertiré en la forma en la que venga.
Ahora he redefinido el sufrimiento - el sufrimiento y el dolor no son del cuerpo. Puede que haya millones de niños hambrientos en África, pero el sufrimiento no proviene de que estén hambrientos de comida. Ellos están hambrientos por el Amor de Dios. Y es la misma hambruna que yo estoy experimentando. A eso es a lo que me uno. Desde ese lugar de unión, el amor se expresará entonces a través de mí -- puedo enviar muchos alimentos, o mucho dinero, o hacer otras cosas para ayudar. Pero no tendré ninguna inversión en si la ayuda es aceptada o no, o si los niños viven o mueren, porque ya me habré unido a ellos a nivel de la mente. Al final, como veremos más adelante, esto terminará por hacerme mucho más compasivo, amoroso y sensible a las necesidades de los demás -- no menos. La otra forma es la falsa empatía, en la que pensamos que somos sensibles a las necesidades de las personas, pero sólo somos sensibles al sueño, lo que hace que el sueño sea real.
(Párrafo 10 - Frase 1) «Así pues, lo que necesitas cada día son intervalos en los que las enseñanzas del mundo se convierten en una fase transitoria: una prisión desde la que puedes salir a la luz del sol y olvidarte de la obscuridad.»
Permítanme primero explicarles el contexto en el que esto se produce. Esto está en el libro de ejercicios, y por lo tanto los intervalos de los que se habla, literalmente, son los intervalos o períodos de práctica estructurada que se nos pide que demos al Espíritu Santo cada día. Pero el aprendizaje y la disciplina que obtenemos del libro de ejercicios se nos pide que lo generalicemos para todo nuestro día. Por lo tanto, también se habla de los intervalos cada día cuando estamos tentados a olvidar, cuando podríamos entonces regresar a ese lugar de amor y paz en la mente.
Puedes usar cualquier evento particular de tu vida diaria en el que este olvido haya ocurrido -- ¡y normalmente ocurre al menos una vez por minuto! Te encuentras de repente enfadado, molesto, temeroso, deprimido, culpable, enfermo, enfurecido, etc. -- cualquier cosa del ego, cualquier cosa en la que no te sientas en paz, o amado y amoroso, cualquier momento particular en el que no sientas la presencia de Dios, o de Jesús, o del Espíritu Santo. Sería cuando te sientes en la oscuridad del ego - has caído de nuevo en el sueño del ego, y a pesar de la aparente luz a tu alrededor, sigue siendo un sueño de oscuridad. Esa es la prisión.
Las “enseñanzas del mundo” se refiere a sentirnos de esta manera porque creemos que el mundo nos ha hecho algo. Y por supuesto, la enseñanza del mundo es en realidad lo que le enseñamos al mundo para que luego nos enseñe a nosotros, porque el mundo no existe fuera de nuestras mentes. Hemos enseñado al mundo a reflejar en nosotros el hecho de que somos víctimas -que este es un mundo de separación, dolor, enfermedad, castigo, muerte, etc.-.
Lo que sucede entonces es que estoy sentado contigo, o conduciendo a algún lugar, o estoy en el trabajo -lo que sea que esté haciendo- y me doy cuenta de que no me siento en paz. O en el contexto específico de lo que hemos estado hablando durante el taller, yo estoy contigo y tú estás sufriendo y siento mi corazón yendo hacia ti - me siento identificado o empático con tu sufrimiento y dolor. No importa si eres alguien cercano a mí, o alguien de quien he leído en los periódicos o de quien he oído hablar en las noticias. Si me encuentro atrapado en el sueño -- quiero reconocer que lo que estoy experimentando es sólo una parte del aprendizaje del que soy capaz -- es decir, el aprendizaje del ego que el mundo nos refleja. La idea es que esto se convierta en una "fase transitoria", no en algo permanente. El ego nos ha enseñado que una vez que nos hemos identificado con él, su sistema de pensamiento se convierte en la única realidad, y por lo tanto es permanente. La única pregunta entonces es ¿quién va a ser asesinado primero? No hay duda de que alguien va a ser castigado, alguien va a morir -- y a manos de un Dios enojado y vengativo.
La meta es comenzar a reconocer que esto es lo que estoy sintiendo. Estoy sintiendo lástima por ti, me siento solo por la amenaza de tu pérdida, me siento culpable por tu dolor, etc. Reconozco que eso es todo lo que mi ego aprende, y es transitorio. En otras palabras, podría cambiarlo. Cuando estoy experimentando algo de mi ego, esa es la prisión del ego, esa es la visión que el ego tiene del mundo. Es una prisión - una prisión en la que estamos encarcelados por nuestro propio sistema de pensamiento, y no hay forma de salir de esta prisión. El ego me dice que hay una salida: si te mato y te arrastro y te deposito en la prisión, entonces quedo libre. Pero obviamente todo lo que eso hace, en virtud de mi ataque, es mantenerme en mi prisión aún más.
En medio de donde estoy, o creo que estoy, sintiendo todos estos horribles sentimientos, de los que en el pasado no me habría dado cuenta, si no fuera por profundizar en la prisión -intentando escapar del dolor a través de diferentes formas de magia y ataques que no me liberan realmente- el Curso me ayuda a darme cuenta de cómo puedo escapar realmente. Cuando me siento atrapado en una situación en la que me experimento a mí mismo como una víctima, reconozco que la oscuridad del mundo es un espejo de la oscuridad en mi mente. Y es posible para mí retirarme de prestar atención a la oscuridad de las circunstancias externas - ya sea que las circunstancias externas involucren a tu cuerpo o mi cuerpo no importa, ambos están fuera de mi mente - para retirarme de los externos de vuelta a donde la oscuridad realmente está, en mi mente. Y luego recurro a Jesús o al Espíritu Santo -- Ellos representan la luz del sol. De eso se trata: “las enseñanzas del mundo se convierten en una fase transitoria: una prisión desde la que puedes salir a la luz del sol y olvidarte de la obscuridad.”
Básicamente podríamos usar esto como un ejercicio todo el tiempo-y no toma mucho tiempo, no más de un segundo o dos. Reconozco que nunca estoy disgustado por la razón que creo (W-pI.5). No estoy disgustado por la condición en la que «tú estás, estoy disgustado por la condición en la que «yo» creo que estoy. Y la condición en la que creo que estoy es en la que me puse a mí mismo. Así que vuelvo a esa decisión, lejos de la oscuridad -la oscuridad del mundo que he proyectado fuera y que percibo fuera de mí, y la oscuridad de la culpa en mi mente. Y ahora me doy cuenta de que tengo una opción.
Me retiro del sueño y vuelvo al soñador, porque ya no soy el sueño. Mi identidad no es este sueño, no es este cuerpo que aparentemente está siendo afectado o afligido por ti, o por sí mismo. Soy el soñador, soy la mente. Y en mi mente no sólo está la oscuridad del ego, sino la luz del Espíritu Santo -- en ese punto debo estar dispuesto a renunciar a mi inversión en ver la oscuridad fuera de mí.
Como dijimos antes, cuando nos involucramos con enviar luz a las personas que tienen cáncer, o a las partes del mundo que están en conflicto, estamos viendo la oscuridad fuera. Estamos viendo el mundo como real, como una prisión en la que hay oscuridad, en la que gente inocente está atrapada, y en la que gente culpable y pecadora está inflingiendo dolor a gente inocente. Debemos estar dispuestos a renunciar a la inversión que tenemos en estas creencias. No podemos hacerlo a menos que tengamos alguna experiencia de una presencia de amor y luz en nuestras mentes a la cual podamos acudir. De lo contrario, regresaremos a nuestros egos y nos sentiremos aún más culpables, conforme hagamos más juicios contra nosotros mismos o contra los demás.
Tengo que ser capaz de decir: “Nunca estoy disgustado por la razón que creo” (L-pI.5). Esa es una lección increíble del libro de ejercicios. Si realmente la entendiéramos, entenderíamos todo. La lección en sí misma no explica mucho, pero la idea básica tiene todo en ella. No estoy disgustado por lo que te está pasando.
Esto también significa que no debemos sucumbir a la tentación de hacer algo con respecto a la forma de la oscuridad que percibimos fuera de nosotros mismos. Volviendo al ejemplo del grupo del Curso de Milagros que visitó a la paciente moribunda de cáncer - ellos se enfocaron en la oscuridad fuera de ellos, la oscuridad de esta estudiante del Curso de Milagros que eligió enfermarse, la oscuridad del cáncer que se estaba comiendo su cuerpo. Ellos eligieron ver la oscuridad en vez de retirarse del mundo de oscuridad e ir al lugar de luz en sus mentes. Si ellos hubieran hecho eso primero, sus reacciones hubieran sido totalmente diferentes.
Tenemos que resistir la tentación de actuar sobre el problema tal como lo vemos y lo hemos definido. La idea popular de contar primero hasta diez no es tan mala. Eso al menos nos detiene, porque nuestros impulsos son meramente para hacer algo con la oscuridad de afuera -- ya sea para atacarte a ti, a quien he juzgado como atacándome, o para atacar mi cuerpo, que creo que me está atacando, o para resolver un problema que creo que está causando angustia a otros. Antes de actuar quiero pensar primero. Recuerden cómo empezamos -- «nosotros» no pensamos. No es el cerebro el que piensa. Queremos ir a la mente que piensa, y queremos cambiar de la manera de pensar del ego a la manera de pensar del Espíritu Santo. Queremos compartir la visión de Jesús sobre el mundo.
Queremos ser cada vez más sensibles, en primer lugar, a cuando nos sentimos molestos o angustiados o nos falta la paz. Luego, tan pronto como sea posible, queremos reconocer que la falta de paz, o la enfermedad, no viene de afuera, sino de adentro. No estoy atrapado en el mundo de las tinieblas fuera de mi mente; estoy atrapado en el mundo de las tinieblas en mi mente. Y «yo» soy el atrapador, lo que significa que «yo» soy el único que puede cambiar eso. Yo soy el que tiene la llave de la celda de la prisión - nadie más.
Queremos dejar el mundo de las tinieblas e ir al lugar de la luz en la mente, y eso requiere práctica y mucha disciplina. Es útil descubrir lo rápido que olvidamos. En cuestión de segundos podemos encontrarnos atrapados de nuevo en el mundo del cuerpo - mi cuerpo quiere esto o aquello, tu cuerpo quiere esto, yo quiero tu cuerpo, tu cuerpo está haciendo una demanda a mi cuerpo, o hay algo ahí fuera que tengo que hacer. Y rápidamente caigo de nuevo en la oscuridad y creo que es real.
Esto no significa que no deba ocuparme de todas mis necesidades y problemas corporales. Pero antes de ocuparme de ellos, primero quiero volver a ese lugar de tranquilidad y paz en mi mente. Si voy allí primero y luego devuelvo mi atención al mundo, como veremos más adelante en el pasaje, entonces todo lo que haga será amoroso y pacífico - nadie perderá y todos ganarán."
~ Extractos del Taller realizado en la Fundación para Un Curso de Milagros, Temecula CA, Kenneth Wapnick, Ph.D.

La Verdadera Empatía - 20 de 23

La Verdadera Empatía - PARTE XX (T-2.IV.5) ~ (20 DE 23) por el Dr. Kenneth Wapnick.
"El contexto del último párrafo de la sección "La curación y la liberación del miedo" es la idea de traducir el contenido a la forma que resulte más útil.
«El valor de la Expiación no reside en la manera en que ésta se expresa. De hecho, si se usa acertadamente, será expresada inevitablemente en la forma en que le resulte más beneficiosa a aquel que la va a recibir.»
El valor de la Expiación es el «contenido», su «significado», no la forma en que se expresa. Como ejemplo, me gustaría relatar una situación que ocurrió hace muchos años en un grupo del Curso en la ciudad de Nueva York. Una de los miembros del grupo tenía cáncer y estaba en el hospital y se estaba muriendo. Algunos de los miembros del grupo fueron a visitarla y estaban muy molestos. Entraron en la habitación del hospital armados con su Curso de Milagros. Le dijeron: "¿No sabes que la enfermedad es una defensa contra la verdad? Si realmente creyeras en esto, lo cual dijiste que hacías, entonces te levantarías de tu cama y dejarías el hospital con nosotros y el cáncer desaparecería". Y fue de mal en peor después de eso. Huelga decir que la pobre señora en su cama no encontró esto muy reconfortante o útil, se enojó mucho y creo que les pidió que se fueran.
Este es un ejemplo maravilloso de la confusión entre forma y contenido. Lo que le estaban enseñando era absolutamente correcto en el nivel de la forma -la enfermedad es una defensa contra la verdad, etc.- pero no era muy amoroso. El problema fue que confundieron la forma con el contenido. Pensaron que el problema era el cáncer en su cuerpo. El problema era que ella creía que estaba separada. Pues bien, una vez que entendemos que el problema es que la otra persona cree que está separada de Dios, y por lo tanto de todos los diferentes aspectos y fragmentos de Cristo, entonces la solución es unirse. Esas personas no fueron a la habitación del hospital para unirse con la mujer moribunda -- sino que fueron a su habitación para enseñarle. Si se hubieran dado cuenta de que el problema era la separación, entonces la respuesta habría sido obvia -- unirse. Y si primero nos unimos a Jesús antes de entrar en la habitación del hospital, entonces la expresión de esa unión será amorosa. Nos uniremos de cualquier manera que sea útil para el que está enfermo, que obviamente en ese momento sería hacer lo que la gente normal hace. Te consuelo si estás enfermo. Traigo flores, traigo un libro, hago todo lo que puedo para que te sientas física y psicológicamente cómodo - me uno a ti en el nivel de la forma que puedas aceptar.
En efecto, la mujer en la cama del hospital decía: "Creo que estoy separada de Dios, y el temor de eso es abrumador. La única manera de aceptar el amor y el perdón por lo que me he acusado a mí misma es que la gente sea amable conmigo y consuelen mi cuerpo enfermo y mi cerebro enfermo, en términos de toda la angustia que estoy sintiendo". En otras palabras, simplemente por el hecho de que está enferma y sufriendo, decía: "Esta es la forma en la que aceptaré el amor; esta es la «única» forma en la que puedo aceptar el amor en este momento". La gente que entrara a verla escucharía eso si vinieran sin una inversión.
En «El Canto de Oración», cerca del final, Jesús nos pide que digamos a nuestro hermano: "¿Qué puedo hacer por ti, Santo Hijo de Dios?". Los amigos de esta mujer podrían haber entrado en la habitación del hospital con esa pregunta en la mente -- no es que hubieran verbalizado la pregunta. Pero si sus oídos estuvieran abiertos a escuchar lo que Jesús les estaba pidiendo que escucharan y no lo que el ego les estaba pidiendo que escucharan, habría sido muy obvio que la mujer estaba pidiendo ser consolada física y psicológicamente. Esa es la forma en la que ella podría aceptar unirse. El «contenido» de la Expiación es la unión. El «medio» en que se expresa sería consolarla física y psicológicamente -- no enseñándole o predicándole, lo que obviamente es un ataque.
Hay otro nivel al que hay que llegar para entender lo que pasó con la mujer. La lección entonces puede ser generalizada a todos los otros tipos de circunstancias. Las personas que la visitaban no prestaban atención a lo que estaba en sus propias mentes. Si lo hubieran hecho, se habrían dado cuenta de que estaban alterados por su sueño de miedo (de la mujer). Su sueño de miedo era que ella se estaba muriendo de cáncer y eso los alteró. Pero no estaban prestando atención a eso. Si así hubiera sido, primero habrían traído el sueño de miedo a sus propias mentes y se habrían dado cuenta de que el problema no era el sueño de miedo de la mujer -- era «su» sueño de miedo. Entonces se habrían dado cuenta de lo que realmente les alteraba: a saber, que si esta persona tenía cáncer, alguien que había sido estudiante del Curso y miembro de su grupo durante varios años, eso debe significar que el Curso no funciona. Si no funcionó para ella, entonces tampoco funcionará para ellos -- ese es el miedo. No prestaban atención a lo que había dentro en sus mentes. Decidieron cuál era el problema -- esta amiga se estaba muriendo de cáncer, eso era algo terrible, y la respuesta fue golpearla en la cabeza con Un Curso de Milagros. Estaban equivocados desde el principio. El problema no era que se estuviera muriendo de cáncer. El problema era que ella se separó del Amor de Dios. Y la respuesta a eso es expresar el Amor de Dios a ella en cualquier forma que sea de mayor ayuda. Esa es la verdadera empatía.
La falsa empatía puede venir en cualquiera de las dos formas, ya sea en sentir lástima por la persona o en enojarse con ella, como lo hizo este grupo. Pero no importa. Son formas opuestas del mismo error, porque hacen que el problema sea real. Comparten la ilusión de que el sueño de miedo es una realidad. Su grupo olvidó que el problema no era el sueño de cáncer - el problema era el soñador que creía que podía separarse del Amor de Dios.
«Esto quiere decir que para que un milagro sea lo más eficaz posible, tiene que ser expresado en un idioma que el que lo ha de recibir pueda entender sin miedo.»
Muy a menudo, si una persona ha elegido estar enferma, esa persona ya tiene miedo del idioma y de las enseñanzas del Curso - para usar el Curso como un ejemplo específico aquí. Lo que tenemos que hacer, una vez más, es expresar el amor del Curso y el amor de Jesús en cualquier forma que sea útil, una forma que la persona pueda aceptar sin temor. Esto es extremadamente simple de hacer una vez que no tenemos inversión en la forma, o en el resultado, o en el sueño - porque entonces nos damos cuenta de que no hace ninguna diferencia.
«Eso no significa que ése sea necesariamente el más alto nivel de comunicación de que dicha persona es capaz. Significa, no obstante, que ése es el más alto nivel de comunicación de que es capaz «ahora». El propósito del milagro es elevar el nivel de comunicación, no reducirlo mediante un aumento del miedo.»
Podemos ser conscientes de que este no es el nivel más alto con el que esta persona puede entender o relacionarse, pero es donde está ahora. ¿Quiénes somos nosotros para juzgar dónde están las personas y qué necesitan? Esto no es un problema una vez que somos capaces de estar con una persona o escuchar acerca de una situación sin una inversión en el resultado, sin necesidad de ver separación, diferencia, juicio o ataque.
Otro buen ejemplo de esto -- de personas realmente amorosas en la forma en que pueden aceptar, aunque no es el nivel más alto de comunicación o comprensión del que son capaces -- es la forma en que Helen experimentó a Jesús con ella a lo largo de los años. Permítanme dar un ejemplo concreto:
Una de las formas en que Helen mantuvo el amor de Jesús a distancia fue preocupándose por su cuerpo, como todos nosotros - específicamente, sobre cómo vestir su cuerpo. Le encantaba ir de compras. Sus dos áreas de debilidad eran la joyería y los zapatos. En los años que la conocí, ella había dejado de lado la parte de las joyas -ya no le gustaba mucho eso- pero todavía le gustaban los zapatos. Esa fue una manera maravillosa de distraerse de Jesús. Siempre estaba comprando zapatos que no le quedaban bien, lo que significaba que tendría que volver a la semana siguiente para cambiarlos, y esto seguía y seguía. El propósito de distracción de esto era obvio -- Helen era una maestra en ello. Su experiencia fue que Jesús iba de compras con ella. De hecho, en un momento de las primeras semanas de dictarle el Curso, él la instó a que le pidiera que se uniera a ella. Se refirió a sí mismo como parte del Servicio Superior de Compras, y le pidió que se sirviera de este servicio. Y lo hizo. Él le decía dónde ir a comprar lo que necesitaba. A veces era en las tiendas a las que nunca habría ido de otra manera, pero encontraba exactamente lo que quería. Iba a comprar un vestido -quizás necesitaba uno de la talla 10- y le decía que se fijara en los estantes de la talla 14, y había uno de la talla 10. Las veces que estuve con ella para verla hacer esto fueron impresionantes.
Pero lo importante fue que su experiencia era que Jesús iba con ella. Aunque lo que estaba haciendo era obvio para ella -ella era una mujer muy sabia- nunca sintió que Jesús le decía que no lo hiciera. En otras palabras, él expresó la Expiación, que era su amor, en una forma que ella podía aceptar sin temor. Era muy difícil para ella aceptar su ayuda para perdonar a alguien, y rara vez le pedía ayuda en ese sentido. Pero sí le pidió su ayuda para estas cosas menores, porque ese era el único nivel en el que podía experimentar su presencia sin mucho miedo -- siendo el Curso una gran excepción naturalmente.
Un día -unos años después de haber conocido a Helen- habíamos salido del Centro Médico por la tarde, y era un lindo día. Típicamente, habríamos parado en Lord and Taylor o Altmans, o habríamos bajado por la Quinta Avenida y cruzado la calle 34 para llegar a todas las zapaterías. Eso habría matado el resto del día. Este día, cuando estábamos saliendo del Centro Médico, le dije: "¿Adónde quieres ir hoy?" Y Helen dijo: "Jesús me dijo que no debía ir más de compras porque me haría daño". Ella pudo decir eso sin ningún enojo, sin ningún sentimiento de sacrificio o privación. Y nunca usó las compras como una distracción después de eso. Ella compraba lo necesario, pero no hacía las compras que nosotros hacíamos antes.
Creo que ese ejemplo es extremadamente útil. Durante todos esos años, su miedo a Jesús era grande y su necesidad de comprar era importante como defensa. Esto no es diferente de la necesidad de tener cáncer o SIDA, o de las ansiedades y preocupaciones que todos tenemos, no hace ninguna diferencia. No hay grados de dificultad en las defensas. Todas son iguales. La necesidad de defensa de Helen era tan grande que Jesús no intentó quitársela o destruirla. Se unió a ella. Ahora bien, esta es la misma persona que dictó Un Curso de Milagros, y que nos dice que seamos conscientes de todas las baratijas que ponemos en nuestro cuerpo para "atrapar a otro pez". Y sin embargo, la estaba ayudando a hacer lo mismo. Jesús se unió a Helen en la ilusión, hasta el momento en que su miedo había disminuido lo suficiente como para poder dejar ir la defensa. Entonces pudo experimentar que él le decía: "No vuelvas a ir de compras", y no fue un problema. Si hubiera escuchado eso diez años antes, se habría enfurecido, y habría hecho las compras con una venganza aún mayor de la que ya había hecho.
El ejemplo es muy útil para recordar también cuando nos encontramos tentados de decir la "verdad" a la gente y de golpearla en la cabeza con ella. Más bien, lo que queremos hacer es amarlos. No queremos golpearlos en la cabeza con la "verdad", que es siempre la forma. El amor nunca es forma. La verdad nunca es forma -- es contenido. Se expresa en la forma, pero la forma no es el amor. Ya sea que te esté enseñando directamente lo que dice Un Curso de Milagros o que vaya de compras contigo, sabiendo muy bien cuál es el significado de las compras para ti, si el amor está en mi corazón, ese es el mensaje que recibirás. Y ese es el mensaje que voy a ofrecer. Sólo puedo hacerlo si primero me uno al amor en mi propia mente. Esto siempre nos lleva al mismo tema, una y otra vez, que antes de hacer algo, debemos tratar de ser lo más claros posible de que estamos tomando la mano de Jesús en lugar de la del ego. La mano de Jesús siempre nos dejará en paz. La mano del ego siempre nos dejará en un campo de batalla, siendo el problema la llamada verdad de Un Curso de Milagros en lugar del cáncer o alguna forma de sufrimiento.
Estas ideas son similares a partes del Curso donde Jesús nos pide que tomemos su mano y le permitamos que nos guíe a través del mundo. Pero él no puede quitarnos el miedo. Como él dice:
“Deshacer el miedo es tu responsabilidad. Cuando pides que se te libere del miedo, estás implicando que no lo es. En lugar de ello, deberías pedir ayuda para cambiar las condiciones que lo suscitaron. Esas condiciones siempre entrañan el estar dispuesto a permanecer separado.” (T-2.VI.4:1-4)
Jesús está diciendo: "Pídeme que me una a ti", lo que realmente significa que nos unamos a él. Y eso deshace la voluntad de estar separados -- ese es el deshacimiento del miedo. El sentimiento de Helen de que Jesús estaba de compras con ella fue su experiencia de que él estaba con ella -- esa fue la curación. Es por eso que no oramos por la curación física por parte de Jesús, aunque nuestra experiencia de Jesús podría ser alguna forma de curación. Esa sería nuestra experiencia. Pero no sería Jesús quien nos sanaría -- sino lo que podemos aceptar en ese momento.
Refiriéndose de nuevo a «El Canto de Oración», que realmente es la mejor declaración de esto, Jesús dice que lo que queremos es la canción. “Es la canción la que constituye el regalo. Con ella vienen los sobreagudos, las armonías, los ecos, pero estos son secundarios.” (S-1.I.3:2-3). En otras palabras, queremos lo abstracto -- queremos el Amor de Dios. No queremos las formas en que ese amor viene. El anexo, especialmente las primeras páginas, fue escrito originalmente para Helen. Jesús le estaba diciendo en efecto, aunque no se refería a las compras como tales, que no era el ir de compras con él lo que ella quería hacer. Era su amor (de Jesús) por ella y su amor (de Helen) por él lo que ella quería. Todos empezamos en la parte inferior de la escalera, y la parte inferior de la escalera es donde pedimos cosas. Sin embargo, la idea no es quedarse allí, sino simplemente usar eso como una forma de superar nuestro miedo a Jesús, para que podamos empezar a darnos cuenta de que lo que queremos no son las cosas -- no son los espacios de estacionamiento, ni los zapatos, ni la curación del cáncer. Lo que queremos es el Amor de Dios."
~ Extractos del taller realizado en la Fundación para Un Curso de Milagros, Temecula CA, Kenneth Wapnick, Ph.D.

La Verdadera Empatía - 19 de 23

La Verdadera Empatía - PARTE XIX ~ (19 DE 23) por el Dr. Kenneth Wapnick.
"Concluiremos hablando mucho sobre cómo es la verdadera empatía en términos de las formas específicas y prácticas en que nos relacionamos entre nosotros. Hemos estado estudiando los principios de una manera relativamente abstracta, así que lo que haremos ahora es CENTRARNOS MÁS EN SU APLICACIÓN A NUESTRAS RELACIONES CON LAS PERSONAS QUE ESTÁN EN APUROS, QUE ESTÁN SUFRIENDO, QUE ESTÁN ENFERMAS, ETC., y consideraremos esto tanto en la escala más amplia de los problemas del mundo, como en el nivel personal de nuestros propios problemas y en los problemas de los que están cerca de nosotros.
Retomaremos un tema que ya hemos tratado, a saber, la idea de no interactuar hasta que nos UNAMOS PRIMERO EN NUESTRA MENTE CON EL ESPÍRITU SANTO, O CON JESÚS. Como sabemos, la forma de ayudarnos verdaderamente es uno de los temas principales del Curso. Y que cuando tratamos de ayudar, no debemos hacerlo por nuestra cuenta, sino con la ayuda del Espíritu Santo. Tratar de hacerlo por nuestra cuenta fue lo que nos metió en problemas en primer lugar, si recuerdan. El ego creía que podía hacer las cosas por sí mismo, sin la ayuda de Dios, y eso es lo que se transfiere, entonces, a la forma en que normalmente tratamos de resolver los problemas aquí en el mundo -- por nuestra cuenta. «Nosotros» sabemos lo que es mejor para la gente; sabemos cuáles son los problemas y cuáles son las soluciones.
En vista de esto, por lo tanto, pensé que comenzaríamos con un pasaje de "Los Regalos de Dios", el poema en prosa al final del libro de poesía de Helen llamado «Los Regalos de Dios». La sección que voy a leer se llama "Los Dos Regalos", comenzando en la página 118 del libro y terminando en la página siguiente. Este es un pasaje maravillosamente conmovedor en el que Jesús nos habla de tomar su mano, un tema que hemos estado discutiendo mucho. Tomar su mano significa que tenemos que soltar la mano del ego. Él habla específicamente aquí sobre el intercambio de los regalos de miedo del ego o, en el contexto de lo que hemos estado hablando, los sueños de miedo que el ego ha fabricado - los sueños de dolor, sufrimiento, enfermedad, muerte, castigo, etc.- para intercambiarlos primero trayendo a él estos regalos del ego y entregándoselos y, luego, a cambio, recibiendo sus regalos - los regalos de amor, los regalos de curación, y los regalos de Dios.
Algunos de los temas que hemos discutido serán tratados en este pasaje. Si recuerdan, al final de la sección "La unión mayor", Jesús cambia repentinamente el tono y se dirige a Dios, el Padre, y ora por nosotros (T-28.IV.9:1-2). Lo mismo sucede aquí también al final de esta sección.
Mientras lo leen -está escrito en primera persona- traten de escuchar a Jesús mismo hablándoles, pidiéndoles que intercambien sus percepciones e ilusiones y temores por su paz y amor. Esta es básicamente la fórmula para abordar todos los problemas del mundo -- en lugar de creer que sabemos cuál es el problema y la solución, llevamos nuestra percepción errónea a Jesús, para que podamos mirar los problemas, el sufrimiento y el dolor en el mundo a través de sus ojos en lugar de los nuestros.

El mundo, que no es más que una forma específica del sistema de pensamiento del ego, puesto en la boca de Jesús, o la boca de Dios, es la idea de que Dios exige la pérdida. Si queremos cosechar los beneficios de Su Reino y ser bienvenidos de nuevo en Su Casa, tenemos que dejar las cosas. Tenemos que perder. Así que esta línea es una corrección para la idea de que Dios demanda pérdida.

No hay ninguna pérdida. Dios no nos pide que renunciemos a nada en absoluto, excepto a nuestra creencia en la realidad de la culpabilidad. Eso es todo lo que se nos pide que abandonemos. No nos pide que renunciemos a nada en el sueño, porque eso sería absurdo. Si Dios o el Espíritu Santo nos pidiera que renunciáramos a algo en el sueño, tendría que haber un sueño. No se nos pide que abandonemos nada en el sueño. Simplemente se nos pide que renunciemos a nuestra inversión en que haya algo en el sueño.
Esa es otra manera de decir que el Espíritu Santo no nos quita la relación especial - Él la transforma (T-17.IV.2:3). No se nos pide que renunciemos a nada en el mundo. Simplemente se nos pide que transformemos nuestro pensamiento al respecto, mirando a través de los ojos del Espíritu Santo en lugar de los ojos del ego.
«Los Dos Regalos»
"¿Cómo puedes ser salvado de todos los regalos que el mundo te ha ofrecido? ¿Cómo puedes cambiar estos pequeños y crueles ofrecimientos por los que el Cielo da y Dios querría que conservaras? Abre tus manos y dame todas las cosas que has guardado en contra de tu santidad y mantenido como calumnia al Hijo de Dios. Practica con todo aquello que reconozcas como lo que es. Dame esas cosas sin valor en el instante en que las veas a través de mis ojos y entiendas su costo. Abandona entonces esos sueños amargos en cuanto los percibas ahora como eso, y nada más que eso.
Los tomo de ti encantado y los dejo al lado de los regalos de Dios que Él ha colocado sobre el altar a Su Hijo. Y te doy estos a ti para reemplazar aquellos que diste apiadándote de ti mismo.3Estos son los regalos que te pido, y solo estos. Pues en cuanto los dejas, llegas a mí, y puedo venir entonces a ti como salvador. Los regalos de Dios están en mis manos para darlos a todo aquél que intercambie el mundo por el Cielo. Sólo necesitas decir mi Nombre, y pedirme que acepte el regalo de dolor de manos dispuestas que reposarán sobre las mías, las espinas a un lado y los clavos hace mucho desechados, mientras uno a uno los tristes regalos de la tierra son gozosamente abandonados. En mis manos hay todo lo que quieras, necesites y esperes encontrar entre los desvencijados juguetes de la tierra. Los tomo de ti y desaparecen. Y brillando en el lugar que una vez ocupaban, hay una puerta a otro mundo a través de la cual entramos en el Nombre de Dios.
Padre, te damos las gracias por esos regalos que juntos hemos encontrado. Aquí somos redimidos. Pues es aquí donde nos unimos, y desde este lugar de santo encuentro iremos a Ti, porque reconocemos los regalos que diste, y ya no habrá nada más. Cada mano que encuentra su camino a la mía tomará Tus regalos de mí, y así como miramos juntos al lugar sobre el cual deposité por ti tus indignos regalos, solo veremos los regalos de Dios reflejados en el fulgor alrededor de nuestras cabezas.
Santos somos nosotros que conocemos nuestra santidad, pues eres Tú Quien hace brillar Tu luz en nosotros, y nosotros agradecemos en Tu antiguo Nombre, que Tú no has olvidado. Lo que pensamos que hicimos de Ti simplemente ha desaparecido, y con ello las imágenes que hicimos de Tu creación se han ido también. Está consumado. (Juan 19:30, NT) Ahora encomendamos en Tus Manos el espíritu de Tu Hijo que pareció extraviar su camino un corto tiempo, pero que nunca abandonó la seguridad de Tu Amor. (Lucas 23:46, NT) Los regalos de miedo y el sueño de muerte se han acabado. Y damos gracias. Y damos gracias, Amén."

Creo que es difícil escuchar algo así sin sentirse terriblemente conmovido, y es difícil hacer comentarios después de un pasaje tan hermoso. La idea, por supuesto, es escuchar estas palabras que vienen a nosotros de Jesús y creerlas -creer que él realmente nos está diciendo que todo lo que es necesario para que todo nuestro dolor y sufrimiento desaparezca es tomar su mano en la nuestra, e intercambiar nuestros miserables regalos por sus maravillosos regalos de amor y paz.
Cuando soltamos su mano y tomamos la mano del ego, es imposible para nosotros ser gentiles, bondadosos, amorosos o misericordiosos. Obviamente, el ego no conoce el significado de esas palabras. Él cree que sí, y nosotros creemos que sabemos, pero siempre es una gentileza que te da un mordisco. Es una amabilidad que siempre tiene un regateo asociado a ella. El ego sólo da para conseguir.
En ese punto, entonces, usamos los principios del Curso como una manera, no de sanar nuestras mentes o de ser un instrumento de sanación para otras mentes, sino como un club. El Curso entonces se usa como una forma de juzgar, así como la gente a través de los siglos, jugando a ser Dios, ha usado las enseñanzas religiosas para juzgar y separar a otros. El Dios que ellos intentan jugar, sin embargo, no es un Dios amoroso que no ve el error, sino un Dios estricto que ve los pecados y busca deshacerlos a través del castigo.
Por lo tanto, cuando tomamos la mano de Jesús, hemos intercambiado todos los pensamientos y sueños del ego de odio y juicio, separación, diferencias y ataque, por los sueños y pensamientos de bondad, misericordia y amor de Jesús. Eso es lo que nos permite relacionarnos de manera diferente. Es imposible sentirse separado de Jesús y, sin embargo, seguir sintiéndose unido al Amor de Dios, o, obviamente, seguir sintiéndose unido el uno al otro.
A medida que vayamos pasando por otras ideas y ejemplos, veremos cuán esencial es la unión con Jesús. Siempre puedes decir si estás escuchando la voz del ego en vez de la voz de Jesús: algunos de los signos claros son el experimentarte a ti mismo como no siendo gentil y amable, y el mantener los principios del Curso por encima del amor del Curso al querer que la gente «entienda» las cosas locas que están haciendo sin que tú realmente te preocupes por la gente. En esos momentos, todo lo que realmente quieres es demostrar que tienes razón y que ellos están equivocados. Esto puede ser bastante obvio -- y por lo general es obvio para el receptor de tu "amor". En otras ocasiones es muy sutil y puedes sentir que realmente estás ayudando, cuando todo lo que estás haciendo es reforzar el problema que supuestamente estás tratando de sanar.
Lo que permite que este error ocurra es la confusión entre forma y contenido, que es uno de los temas centrales del Curso. Una de las principales maneras en que el Curso distingue entre relaciones especiales y relaciones santas es que las relaciones especiales siempre están involucradas con la forma, y las relaciones santas siempre están involucradas con el contenido. Al enseñar el Curso o al aplicar el Curso en tus relaciones con otros, es un error pensar en el Curso como una serie de enseñanzas o principios, todos los cuales son la forma. El Curso es una expresión del amor de Jesús. Ese es el contenido. De eso se trata el Curso. Viene en una forma específica, pero es el amor lo que quieres, no los principios.
Recuerden que nuestra meta es ser feliz, no tener la razón. Es extremadamente tentador involucrarse con el Curso y creer que tienes razón -que aquí por fin está la verdad- de que durante dos mil años el mundo cristiano ha presumido estar enseñando la verdad pero no lo estaba, y ahora sabemos exactamente cuál es la verdad. En un nivel, creo que eso es cierto, pero no quieres confundir la forma con el contenido. Es el «contenido» del amor lo que quieres.
Permítanme comenzar leyendo un pasaje del texto. Llega relativamente pronto (T-2.IV.4-5), pero creo que debería ser lectura y estudio obligatorio, memorización incluso, para aquellos que piensan que son maestros de Dios -- en otras palabras, un estudiante o un maestro del Curso que quiere trabajar con otros.
El contexto inmediato en el que se produce esta discusión es el uso de la magia. Específicamente, la "magia" a la que se refiere es el uso de la medicina -- por ejemplo, tomar algunas píldoras u otros medicamentos para aliviar el dolor en un cuerpo enfermo. Esto es mágico. En el Curso, la magia es todo lo que el ego nos dice que resolverá el problema que no resuelve el problema. Como hemos visto, el ego ve que todos nuestros problemas involucran al cuerpo. La magia es cualquier cosa en el nivel del mundo que elimina el problema que el ego ha hecho realidad. Debajo de la palabra "problemas" en el gráfico (lo puedes ver en los comentarios a esta publicación), podríamos poner la palabra "magia". La magia es un intento de resolver el problema de la mente, que es la culpa, haciendo algo con el cuerpo. El Curso dice que la "máxima del ego [es] `Busca, pero no halles’ " (T-16.V.6:5). Eso es lo que la magia siempre hace. Busca y busca una solución a un problema que no existe. La magia da la ilusión de que se ha encontrado una solución, pero por supuesto nunca funciona. La magia es un intento de resolver el problema de la mente a nivel del cuerpo. Al principio del texto, en los principios de los milagros y un poco más tarde también, el Curso se refiere a esto como la confusión de niveles - la confusión del nivel de la mente con el nivel del cuerpo (T-1.I.12:2-3; T-2.VI.1:6-8).
El milagro cambia el problema de nuestro cuerpo, donde «creemos» que está, de vuelta a nuestra mente, donde realmente está - el problema es que decidimos que el ego tenía razón y que el Espíritu Santo estaba equivocado. La magia resuelve el problema donde no está. El milagro lleva el problema de vuelta a donde está, de vuelta a la respuesta, y en ese punto ya está resuelto.
Consideren algo como un simple dolor de cabeza como ejemplo. La causa del dolor de cabeza, como la causa de cualquier angustia que experimentamos, es la culpa o el conflicto o la separación en nuestra mente, o la elección del ego en lugar del Espíritu Santo - cualquiera de estas variantes. Si tenemos dolor de cabeza, todos tendemos a tomar aspirina o algo más, algo que aliviará el dolor que experimentamos en nuestra cabeza. Y eso es magia.
El objetivo de este pasaje -que puede generalizarse a la forma en que tratamos a cualquier persona en apuros- es decir que no es un pecado tomar aspirina. En parte, esto fue pensado como una corrección para la práctica de la Ciencia Cristiana -que no siempre es la enseñanza real- de que básicamente es un pecado consultar a un médico si uno tiene dolor físico. En los últimos años ha habido casos judiciales en relación con padres que dejaron morir a su hijo muy enfermo, porque no querían consultar a un médico. Así que la religión de la Ciencia Cristiana, tal como se practica, realmente ha considerado el ir al médico como un pecado, porque el problema está en la mente - la magia entonces sería considerada como un pecado.
Este es el contexto inmediato de este pasaje que vamos a leer: la magia no sana. Sólo deshacer el sistema de creencias en nuestra mente a través del perdón sana. Pero la magia, sin embargo, no es un pecado. Como veremos, Jesús diría que si tienes un dolor de cabeza, e ir al Espíritu Santo no funciona, es decir, no puedes dejar ir la causa del dolor de cabeza, entonces no hay nada de malo en tomar una aspirina para que te sientas mejor, para que el dolor desaparezca y obtengas una buena noche de sueño, o lo que sea. Entonces, tan pronto como puedas perdonar y unirte a quien hayas hecho un símbolo de tu propio ego, lo haces.
Así, básicamente, el Curso enseña que no hay nada de malo en usar magia. Simplemente nos advierte que no debemos atribuir las características del milagro a la magia. La magia no sana -- sólo elimina el síntoma. La causa sigue todavía permanece. Mientras podamos ser conscientes de ello, no hay problema. El problema entra cuando pensamos que hemos resuelto el problema cuando no lo hemos hecho. Si pensamos que lo hemos resuelto, entonces nunca buscaremos la solución real.
Comencemos a leer entonces: Capítulo 2 del texto, Sección IV, Párrafo 4.
«Todos los remedios materiales que aceptas como medicamento para los males corporales son reafirmaciones de principios mágicos.»
Lo importante aquí es que cuando Jesús dice "todos los remedios materiales", quiere decir, literalmente, «todos» los remedios materiales. Hoy en día hacemos distinciones. Por ejemplo, muchas personas en el movimiento de la Nueva Era dicen que la medicina tradicional es mala, pero que otros enfoques son buenos, como la acupuntura, la meditación, el jogging, las vitaminas, la cirugía psíquica, el pararse de cabeza, o hacer una lección del libro de ejercicios todos los días. Jesús está diciendo que todos son iguales. Mientras el propósito sea aliviar el síntoma físico, estás en la magia, porque estás comprando el sueño de miedo -- exactamente de lo que hablamos antes. Estás diciendo que el cuerpo es real, que tú eres el sueño, y que debes hacer algo para arreglarlo.
El milagro dice que tú no eres el sueño. La enfermedad no está en tu cuerpo -- la enfermedad está en tu mente, en el soñador que eligió al ego en vez del Espíritu Santo. Cualquier cosa que trate con el cuerpo -ya sea el cuerpo físico, el cuerpo psicológico, el cuerpo etérico, el cuerpo astral o una aura- es magia. Son todas partes del cuerpo, porque son todas partes del yo separado. Recuerden, no hay una jerarquía de ilusiones. No hay nada de malo en hacer algo que sientas que te va a ayudar, pero trata de evitar la arrogancia de pensar que tu manera, tu magia, es mejor que la magia de otra persona. Es simplemente diferente. No es mejor o peor. De nuevo, cuando Jesús dice "todos los remedios materiales", esto es de lo que está hablando.
«Éste es el primer paso que nos conduce a la creencia de que el cuerpo es el causante de sus propias enfermedades [En otras palabras, la enfermedad es del cuerpo, por lo tanto, la curación es del cuerpo]. El segundo paso en falso es tratar de curarlo por medio de agentes no-creativos.»
"Creativo" aquí significa del espíritu, o del Espíritu Santo. Cualquier cosa que no sea del Espíritu Santo es magia. Cualquier cosa del Espíritu Santo es simplemente el cambio de nuestras mentes. Así que el primer error es pensar que el cuerpo está enfermo; el segundo error es pensar que el cuerpo puede estar bien gracias a algo del mundo.
«Esto no quiere decir, sin embargo, que el uso de tales agentes con propósitos correctivos sea censurable. A veces la enfermedad tiene tan aprisionada a la mente que temporalmente le impide a la persona tener acceso a la Expiación.»
Jesús nos está diciendo que no hay nada de equivocado o malvado o pecaminoso o perverso en el uso de algo material para aliviar el dolor físico. Creo que él está siendo amable, sin embargo, al decir "A veces la enfermedad..." porque claramente no es tan fácil. Entregar la mente a la Expiación significa dejar ir totalmente la inversión en este mundo -- al menos en ese instante. Pero hay tal temor asociado con eso, porque, si recuerdan, el ego nos ha dicho que si dejamos el ego y nos unimos a la Expiación - creyendo lo que el Espíritu Santo nos está diciendo y tomando la mano de Jesús, su mano nos va a llevar de regreso a Dios, Quien nos destruirá. Ese es el miedo - el miedo a la curación, del cual el Curso habla más tarde (T-27.II). Ese es el miedo al perdón. Por lo tanto, todos tendemos a utilizar un enfoque conciliatorio, como se dice en la siguiente frase:
«En ese caso, tal vez sea prudente usar un enfoque conciliatorio entre el cuerpo y la mente en el que a algo externo se le adjudica temporalmente la creencia de que puede curar.»
Supongamos que me duele la cabeza. Aunque soy un buen estudiante del Curso, y sé que el dolor de cabeza viene de alguna falta de perdón en mi mente -- es decir, que he soltado la mano de Jesús y he tomado la mano del ego, la mano de los resentimientos y del ataque -- mi dolor de cabeza sigue ahí. Y hay una parte de mí que todavía cree que tomar una aspirina ayudará a que el dolor de cabeza desaparezca. No hay nada de malo en tomar la aspirina, siempre y cuando esté consciente de que la aspirina puede deshacer el dolor en mi cabeza, pero no deshará el dolor en mi mente, que surgió porque me separé del Amor de Dios.
«Esto se debe a que lo que menos puede ayudar al que no está en su mente recta o al enfermo es hacer algo que aumente su miedo. De por sí ya se encuentra en un estado debilitado debido a éste. »
Sabemos que estamos en un estado debilitado por el miedo, un estado de miedo, porque hemos elegido estar enfermos. La enfermedad es una decisión que tomamos por miedo porque tenemos miedo del Amor de Dios. El hecho mismo de que estemos enfermos ya nos está diciendo que tenemos miedo. En un contexto más amplio, como ya he dicho, sólo el hecho de que estemos aquí en un cuerpo está diciendo que estamos en un estado debilitado debido al miedo - es una expresión de nuestra enfermedad y locura.
El propósito de la defensa es mantener alejado el Amor de Dios. Por lo tanto, golpear a las personas en la cabeza con el Amor de Dios las va a hacer aún más temerosas. Eso no es útil ni amoroso. Y no es gentil ni amable. La verdad siempre es gentil. La verdad es consistente y no vacila, pero siempre es gentil y amable.
Al leer el Curso, pueden notar que su tono tiene mucha autoridad. Jesús tiene claro lo que es la verdad y lo que es la ilusión. No hay duda de ello. Como hemos visto, muchos de los pasajes que hemos visto son muy claros y muy fuertes. Y no hacen concesiones en lo que enseñan. Pero a pesar del tono autoritativo del Curso, no es autoritario, lo que significa que siempre es gentil y amable, aunque Jesús sea firme en lo que dice. Nunca tienes la sensación de que Jesús está a tu lado con un arma o un látigo, diciendo que debes hacer esto bien. Tampoco tienes la sensación de que te está persiguiendo, regañando o castigando. Él simplemente está diciendo: esto es lo que es, y tú estarás más feliz si tomas mi mano y sueltas la mano del ego. Eso es todo lo que dice. Ese es el tono una y otra vez.
El hecho mismo de que estés enfermo ya está diciendo que tienes miedo del Amor de Dios. Tienes miedo de volver a tu mente y tomar la mano de Jesús en vez de la mano del ego. Tu enfermedad ya es una expresión de ese miedo. Estás gritando fuerte y claramente: "Estoy aterrorizado del amor, no quiero a Jesús cerca de mí". En ese momento, no es útil de repente restregar las palabras de Jesús o su presencia en tu cara. Eso es lo que él está diciendo aquí.
«Exponerle prematuramente a un milagro podría precipitarle al pánico, lo cual es muy probable que ocurriese en aquellos casos en que la percepción invertida ha dado lugar a la creencia de que los milagros son algo temible.»
Bueno, sabemos que los milagros son aterradores. No habríamos elegido el mundo si no creyéramos que los milagros son aterradores. Una vez más, el hecho de que estemos en un cuerpo, en este mundo, y creamos que este cuerpo y el mundo son nuestro hogar, y creamos también que realmente hay gente ahí fuera que podría ayudarnos y consolarnos, etc., es prueba de que estamos aterrorizados por el milagro, porque el milagro nos trae de vuelta a la mente. El ego nos aleja de la mente y nos lleva al mundo. El ego está lleno de magia -- es un mago. El Espíritu Santo es Aquel que guarda todos los milagros para nosotros. El hecho de que estemos enfermos, enojados, temerosos, culpables, deprimidos, ansiosos, molestos, nos está diciendo: "Tengo miedo del amor y por eso tuve que rechazarlo. Y lo hice a través de la forma particular de defensa que estoy experimentando ahora -- enfermedad, ira, ansiedad, etc.".
Un pasaje posterior del texto habla del Espíritu Santo como traductor (T-7.II.4). El objetivo de un traductor, que traduce de un idioma a otro, es conservar el contenido pero cambiar la forma. La forma siempre se ajusta a lo que el otro puede leer. Así que si estás traduciendo el Curso para lectores rusos, obviamente no lo vas a hacer en inglés. Vas a traducir el inglés al ruso. Quieres mantener el contenido, o el significado del Curso, pero la forma tiene que ser diferente, porque la mayoría de la gente en Rusia no habla inglés. Así que la forma se cambia para satisfacer las necesidades de aquellos con los que te relacionas, pero el contenido se mantiene igual.
Ese es el sello distintivo de un buen maestro del Curso -- no me refiero a un maestro como alguien que simplemente se pone de pie y dispara con la boca. Todos somos maestros del Curso en términos de reflejar sus principios. El sello distintivo de un buen maestro es ser capaz de mantener el contenido del Curso, que es el perdón y el amor, y sin embargo enseñarlo de la manera que sea más útil, incluso si la forma puede a veces contradecir la forma en que viene el Curso.
Esto obviamente es también lo que hace que un terapeuta sea un buen terapeuta -- hablas con cada paciente como un individuo. No estás enseñando teoría psicoanalítica, si esa es tu perspectiva, sino que ajustas las enseñanzas, cualquiera que sea su nivel de contenido, a una forma que cada paciente pueda aceptar. La forma no importa.
No hay nada sagrado o sacrosanto en las palabras de Un Curso de Milagros. Lo que es sagrado o sacrosanto es el amor que inspiró esas palabras. Las palabras en sí mismas no significan nada -- el contenido que hay debajo es lo significativo."
~ Extractos del taller realizado en la Fundación para Un Curso de Milagros, Temecula CA, Kenneth Wapnick, Ph.D.