Teoría

Un Curso en Milagros distingue entre dos mundos: Dios y el ego, conocimiento y percepción, verdad e ilusión. Estrictamente hablando, cada aspecto del mundo perceptual de la post-separación refleja al ego. Sin embargo, el Curso subdivide aún más el mundo de la percepción entre mentalidad errada y mentalidad correcta. Dentro de esta estructura el Curso casi siempre utiliza la palabra “ego” para denotar la mentalidad errada, mientras que la mentalidad correcta pertenece al dominio del Espíritu Santo, que enseña el perdón, como la corrección del ego. Así pues, podemos hablar de tres sistemas de pensamiento: Mentalidad—uno, que pertenece al conocimiento y mentalidad errada y mentalidad correcta, las cuales reflejan el mundo de la percepción. Esta exposición teórica seguirá esta visión tripartita de la mente.

La gráfica—(ver gráfica mas abajo)—resume la descripción que el Curso hace de la mente y, debe examinarse conjuntamente con las referencias siguientes del Curso, que tratan sobre la relación del espíritu con mente y espíritu con ego, y los tres niveles de la mente:

T1.V.5.

Todo lo que es verdadero es eterno y no puede cambiar ni ser cambiado. El Espíritu es, por lo tanto, inalterable porque ya es perfecto, pero la mente puede elegir a quién desea servir.

El único límite en su elección es que no puede servir a dos amos. La mente, si así lo elige, puede convertirse en el medio a través del cual el Espíritu crea en conformidad con su propia creación. De no elegir eso libremente, retiene su potencial creativo, pero se somete a un control tiránico en lugar de a uno Autoritativo. Como resultado de ello aprisiona, pues tales son los dictados de los tiranos. Cambiar de mentalidad significa poner tu mente a disposición de la verdadera Autoridad

T3.IV.2-6

La conciencia -el nivel de la percepción- fue la primera división que se introdujo en la mente después de la (creencia en la) separación, convirtiendo a la mente de esta manera en un instrumento preceptor en vez de en un instrumento creador. La conciencia ha sido correctamente identificada como perteneciente al ámbito del ego. El ego es un intento erróneo de la mente de percibirte tal como deseas ser, en vez de como realmente eres. Sin embargo, sólo te puedes conocer a ti mismo como realmente eres, ya que de eso es de lo único que puedes estar seguro. Todo lo demás es cuestionable.

El ego es el aspecto inquisitivo del ser (ser-falso) que surgió después de la separación, el cual fue fabricado en vez de creado. Es capaz de hacer preguntas, pero no de percibir respuestas significativas, ya que éstas entrañan conocimiento y no se pueden percibir. La mente está, por consiguiente, confusa porque sólo la Mentalidad-Uno está exenta de confusión. Una mente separada o dividida no puede sino estar confundida. Tiene necesariamente que sentirse incierta acerca de lo que es. Y no puede sino estar en conflicto, puesto que está en desacuerdo consigo misma. Esto hace que sus aspectos sean extraños entre sí, y ésta es la esencia de la condición propensa al miedo en la que el ataque siempre tiene cabida. Tal como te percibes tienes todas las razones del mundo para sentirte atemorizado. De ahí que no te puedas liberar del miedo hasta que no te des cuenta, no sólo de que no te creaste a ti mismo, sino de que tampoco habrías podido hacerlo. Nunca podrás hacer que tus percepciones falsas sean verdaderas, y tu creación no se ve afectada en modo alguno por tu error. Por eso es por lo que, en última instancia, tienes que optar por subsanar la separación.

No se debe confundir a la mente que goza de conocimiento con la mentalidad recta, ya que sólo esta última está vinculada a la percepción verdadera. Puedes tener una mentalidad recta o una mentalidad errada, y aun esto es cuestión de grados, lo cual demuestra claramente que ninguna de ellas tiene nada que ver con el conocimiento. El término “mentalidad-recta” se debe entender como aquello que corrige la “mentalidad errada”, y se refiere al estado mental que induce a una percepción fidedigna. Es un estado de mentalidad milagrosa porque sana la percepción errónea, lo cual es ciertamente un milagro en vista de como te percibes a ti mismo.

La percepción siempre entraña algún uso inadecuado de la mente, puesto que la lleva a áreas de incertidumbre. La mente es muy activa. Cuando elige estar separada, elige percibir. Hasta ese momento su voluntad es únicamente gozar de conocimiento. Una vez que ha elegido percibir, no puede sino elegir ambiguamente, y la única forma de escaparse de la ambigüedad es mediante una percepción clara. La mente retorna a su verdadera función únicamente cuando su voluntad es gozar de conocimiento. Esto la pone al servicio del Espíritu, donde la percepción cambia. La mente elige dividirse a sí misma cuando elige inventar sus propios niveles. Pero no puede separarse completamente del Espíritu, ya que de éste es de donde deriva todo su poder para fabricar o para crear. Aun en la creación falsa la mente está afirmando su origen, pues, de otro modo, simplemente dejaría de existir. Esto último, no obstante, es imposible, ya que la mente le pertenece al Espíritu que Dios creó, y que, por lo tanto, es eterno.

La capacidad de percibir hizo que el cuerpo fuese posible, ya que tienes que percibir algo y percibirlo con algo. Por eso es por lo que la percepción siempre entraña un intercambio o interpretación que el conocimiento no requiere. La función interpretativa de la percepción, que es una forma de creación distorsionada, te permitió entonces llegar a la conclusión de que tú eres tu cuerpo, en un intento de escapar del conflicto que tú mismo habías provocado. El Espíritu, que goza de absoluto conocimiento, no pudo avenirse a esta pérdida de poder, ya que es incapaz de albergar oscuridad. Esto hizo que el Espíritu fuese casi inaccesible a la mente y completamente inaccesible al cuerpo. A partir de ahí, se percibió al Espíritu como una amenaza, puesto que la luz disipa la oscuridad al mostrarte simplemente que ésta no se encuentra ahí. La verdad siempre prevalecerá sobre el error de este modo. No puede ser éste un proceso activo de corrección porque, como ya he puesto de relieve, el conocimiento no hace nada. Puede ser percibido como un agresor, pero no puede atacar. Lo que tú percibes como su ataque es tu propio vago reconocimiento de que el conocimiento siempre se puede recordar, al no haber sido jamás destruido.

T4.I.2

Muchos montan guardia en torno a sus ideas porque quieren conservar sus sistemas de pensamiento intactos, y aprender significa cambiar. Los que creen estar separados siempre temen cambiar porque no pueden concebir que los cambios sean un paso hacia adelante en el proceso de subsanar la separación. Siempre los perciben como un paso hacia una mayor separación, debido a que la separación fue su primera experiencia de cambio.

Crees que si no permites ningún cambio en tu ego alcanzarás la paz. Esta marcada confusión sólo puede tener lugar si sostienes que un mismo sistema de pensamiento puede erigirse sobre dos cimientos distintos. Nada puede llegar al Espíritu desde el ego, ni nada puede llegar al ego desde el Espíritu. El Espíritu no puede ni reforzar al ego, ni aminorar el conflicto interno de éste. El ego en sí es una contradicción. Tu falso ser y el Ser de Dios están en oposición. Y lo están con respecto a sus orígenes, rumbos y desenlaces. Son fundamentalmente irreconciliables porque el Espíritu no puede percibir y el ego no puede gozar de conocimiento. No están, por lo tanto, en comunicación, ni jamás lo podrán estar. El ego, sin embargo, puede aprender, aún cuando su hacedor esté desencaminado. Este, no obstante, no puede hacer que lo que fue infundido con vida sea completamente exánime.

El Espíritu no tiene necesidad de que se le enseñe nada, pero el ego sí. El proceso de aprender se percibe, en última instancia, como algo aterrador porque conduce, no a la destrucción del ego, sino al abandono de éste a la luz del Espíritu. Éste es el cambio que el ego no puede sino temer, puesto que no comparte mi caridad. La lección que yo tuve que aprender es la misma que tú tienes que aprender ahora, y puesto que la aprendí, puedo enseñártela. Nunca atacaré a tu ego, si bien estoy tratando de enseñarte cómo surgió su sistema de pensamiento. Cuando te recuerdo tu verdadera creación, tu ego no puede por menos que reaccionar con miedo.

T7.IX.1

Sólo tú puedes limitar tu poder creativo, aunque la voluntad de Dios es liberarlo. No es Su voluntad que te prives a ti mismo de tus creaciones, de la misma manera en que tampoco es Su voluntad privarse a Sí Mismo de las Suyas. ¡No prives a la Filiación de tus regalos o te privarás a ti mismo de Dios! El Egoísmo es cosa del ego, pero la plenitud del Ser pertenece al ámbito del Espíritu porque así es como Dios lo creó. El Espíritu Santo mora en la parte de la mente que yace entre el ego y el Espíritu, mediando siempre entre ellos en favor del Espíritu. Para el ego eso es ser parcial, y reacciona como si algo estuviese contra él. Para el Espíritu eso es la verdad porque el Espíritu conoce su propia llenura y no puede concebir que haya alguna parte de la que él esté excluido.

El Espíritu sabe que la conciencia de todos sus hermanos está incluida en su propia conciencia, tal como está incluida en Dios. El poder de toda la Filiación y de su creador es, por lo tanto, la propia llenura del Espíritu, que hace que sus creaciones sean igualmente plenas e igualmente perfectas. El ego no puede prevalecer contra una totalidad que incluye a Dios, y toda totalidad tiene que incluir a Dios. Dios le da todo Su poder a todo lo que Él creó porque ello forma parte de Él y comparte Su Ser con Él. Crear es lo opuesto a perder, tal como la bendición es lo opuesto al sacrificio. El Ser tiene que ser extendido. Así es como conserva el conocimiento de sí mismo. El Espíritu anhela compartir su Ser tal como su creador lo compartió. Puesto que el Espíritu fue creado como resultado de un acto de compartir, su voluntad es crear. No desea limitar a Dios, sino que su voluntad es extender Su Ser.

Extender el Ser de Dios es la única función del Espíritu. Su llenura no puede ser contenida, de la misma manera en que la llenura de su creador no se puede contener. La llenura es extensión. El sistema de pensamiento del ego obstaculiza la extensión, y así, obstaculiza tu única función. Obstaculiza, por lo tanto, el fluir de tu gozo, y, como resultado de ello, te sientes insatisfecho: A menos que crees, estarás insatisfecho, pero Dios no conoce la insatisfacción, por lo tanto, no puedes por menos que crear. Puede que no conozcas tus propias creaciones, pero eso no puede afectar su realidad, de la misma forma en que ser inconsciente de tu Espíritu no afecta en modo alguno su ser.

El Reino se extiende para siempre porque está en la mente de Dios. No conoces tu propio gozo porque no conoces la plenitud de tu propio Ser. Excluye cualquier parte del Reino y no podrás gozar de plenitud. Una mente dividida no puede percibir su llenura, y necesita que el milagro de su plenitud alboree en ella y la cure. Esto vuelve a despertar la plenitud en dicha mente; y al aceptar dicha plenitud se reincorpora al Reino. Cuando aprecias por completo la llenura de Ser de tu mente, el Egoísmo se vuelve imposible y la extensión inevitable. Por eso es por lo que el Reino goza de perfecta paz. El Espíritu está cumpliendo su función, y sólo el pleno cumplimiento produce paz.

L96.3

Los problemas que no tienen sentido no se pueden resolver dentro del marco en que se han planteado. Dos seres en conflicto supone una condición que no se puede resolver, y no puede haber tampoco un punto de encuentro entre el bien y el mal.

El ser que tú fabricaste jamás podrá ser tu Ser, ni tampoco puede tu Ser dividirse en dos y seguir siendo lo que es y lo que no puede sino ser eternamente. Una mente y un cuerpo no pueden ambos coexistir.

No trates de reconciliarlos, pues cada uno de ellos niega que el otro sea real. Si eres lo físico, tu mente desaparece del concepto que tienes de ti mismo, pues no tiene un lugar en el que realmente pueda ser parte de ti. Si eres espíritu, el cuerpo es entonces el que no tiene ningún sentido en tu realidad.

La mente es el medio del que el espíritu se vale para expresarse a Sí Mismo. Y la mente que sirve al espíritu está en paz y llena de gozo. Deriva su poder del espíritu y desempeña gustosamente su función aquí. La mente puede, por otro lado, verse también a sí misma como divorciada del espíritu y percibirse como dentro de un cuerpo al que confunde consigo misma. Sin su función, pues, no tiene paz, y la felicidad se vuelve algo ajeno a su pensamiento.

Mas una mente separada del espíritu no puede pensar. Ha negado la Fuente de su fortaleza, y se considera a sí misma desvalida, limitada y débil. Desasociada ahora de su función, cree estar sola y separada, atacada por ejércitos que se organizan contra ella; cree asimismo estar oculta en la frágil estructura del cuerpo. Ahora tiene que reconciliar lo que es diferente con lo que es lo mismo, pues para eso es para lo que piensa que es.

C1 - Clarificación de Términos

1. MENTE - ESPÍRITU

C-1.1. El término mente se utiliza para representar el principio activo del espíritu, el cual le suministra a éste su energía creativa. Cuando el término va con mayúscula, se refiere a Dios o a Cristo (es decir, a la Mente de Dios o a la Mente de Cristo). El espíritu es el Pensamiento de Dios que Él creó semejante a Sí Mismo. El espíritu unificado es el único Hijo de Dios, o Cristo.

C-1.2. En este mundo, puesto que la mente está dividida, los Hijos de Dios parecen estar separados. Sus mentes, asimismo, no parecen estar unidas. En ese estado ilusorio, el concepto de una "mente individual" parece tener sentido. En el curso, por lo tanto, se describe a la mente como si consistiera de dos partes: el espíritu y el ego.

C-1.3. El espíritu es la parte que aún se mantiene en contacto con Dios a través del Espíritu Santo, Quien, aunque mora en esa parte, también ve la otra. No se usa el término "alma" excepto en citas directas de la Biblia, por ser un término sumamente polémico. En cualquier caso, sería un equivalente de "espíritu", entendiéndose que, al formar parte del ámbito de Dios, es eterna y nunca nació.

C-1.4. La otra parte de la mente es completamente ilusoria y sólo teje ilusiones. El espíritu conserva su potencial creativo, pero su Voluntad, que es la de Dios, parecerá estar cautiva mientras la mente no esté unificada. La creación continúa imperturbable porque ésa es la Voluntad de Dios. Dicha Voluntad está siempre unificada, y, por lo tanto, no tiene significado en este mundo. No tiene grados ni opuestos.

C-1.5. La mente puede gozar de rectitud o estar errada, dependiendo de la voz que escuche. La mentalidad recta escucha al Espíritu Santo, perdona al mundo, y en su lugar ve el mundo real a través de la visión de Cristo. Ésta es la visión final, la última percepción, la condición en la que Dios Mismo da el paso final. Ahí, al tiempo y a lo ilusorio les llega su fin.

C-1.6. La mentalidad errada escucha al ego y teje ilusiones; percibe el pecado, justifica la ira, y considera que la culpabilidad, la enfermedad y la muerte son reales. Tanto este mundo como el mundo real son ilusorios, pues la mentalidad recta simplemente pasa por alto o perdona lo que nunca ocurrió. Por lo tanto, la mentalidad recta no es la Mentalidad-Uno de la Mente de Cristo, Cuya Voluntad es una con la de Dios.

C-1.7. La única libertad que aún nos queda en este mundo es la libertad de elegir, y la elección es siempre entre dos alternativas o dos voces. La Voluntad no está involucrada en la percepción a ningún nivel, y no tiene nada que ver con el proceso de elegir. La conciencia es el mecanismo receptor, el cual recibe mensajes tanto del plano superior como del inferior, del Espíritu Santo o del ego. La conciencia tiene niveles y puede cambiar drásticamente de uno a otro, pero no puede trascender el dominio de lo perceptual. En su nivel más elevado, se vuelve consciente del mundo real, y puede ser entrenada para hacer eso cada vez con mayor frecuencia. Sin embargo, el hecho mismo de que tenga niveles y de que pueda ser entrenada demuestra que no puede alcanzar el conocimiento.



Un Curso en Milagros, por lo tanto, está escrito en dos niveles, los cuales reflejan dos divisiones básicas:

El primer nivel presenta la diferencia entre la Mente-uno y la mente separada, mientras que el segundo nivel contrasta la mentalidad errada con la mentalidad correcta, que son parte de la mente separada. En este primer nivel, por ejemplo, el mundo y el cuerpo son ilusiones fabricadas por el ego, y por consiguiente, simbolizan la separación.

El segundo nivel se refiere a este mundo donde creemos que estamos. Aquí, el mundo y el cuerpo son neutrales y pueden servir a uno de los dos propósitos. Para la mente errada del ego, estos son instrumentos para reforzar la idea de separación, mientras que para la mente correcta del Espíritu Santo, son los mecanismos de enseñanza con los que podemos aprender Sus lecciones de perdón. En este nivel las ilusiones se refieren a las falsas percepciones del ego; ejemplo, ver ataque en lugar de un pedido de amor; ver pecado en vez de error. Así pues el Curso se centra en nuestros pensamientos, no en las manifestaciones externas, las cuales son las proyecciones de dichos pensamientos. 

Como dice el Curso “Este es un Curso acerca de causas y no de efectos” (T-21.VII.7:8). 

Se nos exhorta a que no tratemos de cambiar el mundo (efecto), sino de cambiar de mentalidad (causa) acerca del mundo. (T-21.in.1:7). Cuando la Lección 193 afirma “Perdona y esto desaparecerá, aunque no forzosamente la manifestación física del problema”. Por ejemplo, si la lluvia amenaza los planes que nos hemos propuesto y eso nos entristece y perturba, no debemos rezar para que salga el sol, sino más bien rezaremos para recibir ayuda y poder ver las inclemencias del tiempo como una oportunidad que hemos elegido para aprender una lección de perdón, que el Espíritu Santo puede enseñarnos. 

Esto no significa negar que el ego puede afectar el mundo físico, sin embargo como ese mundo físico es inherentemente ilusorio y el resultado de nuestros pensamientos, el énfasis del Curso es en la corrección de estos pensamientos equívocos o distorsionados, que son siempre la verdadera fuente de cualquier problema. Esta corrección permite que el Espíritu Santo pueda guiar nuestro comportamiento en el mundo.

Mentalidad—uno

La mentalidad Uno de Cristo es el mundo del Cielo, del conocimiento; el mundo anterior a la separación del espírituamor, verdad, eternidad, infinitud, y realidad donde la unidad de la creación de Dios, —la suma de todos Sus Pensamientos— permanece intacta. Es el estado natural de comunicación directa con Dios y Su creación que existía antes de que la mente del Hijo de Dios pensara en la separación. En este estado se mantiene la perfecta unión de la Trinidad.

La Trinidad consiste en: (1) Dios, el Padre, (2) Su HijoCristo, nuestro verdadero Ser, y (3) el Espíritu Santo, la Voz que habla por Dios. Dentro de la Segunda Persona de la Trinidad se incluyen nuestras creaciones, las extensiones de nuestro Ser o espíritu. La Segunda persona de la Trinidad no se identifica exclusivamente con Jesús, quien es parte de Cristo, igual que todos nosotros.

Mentalidad errada
El ego consiste en tres conceptos fundamentales:

1. Pecado: la creencia de que nos hemos separado de Dios.

2. Culpa: la experiencia de haber pecado, de haber hecho algo malo, lo cual emana de nuestra creencia de que hemos atacado a Dios y hemos usurpado Su papel como primera Causa, convirtiéndonos en nuestra primera propia causa.

3. Miedo: la emoción que inevitablemente se deriva de la culpa, y que procede de nuestra creencia en el pecado y se fundamenta en el pensamiento de que merecemos ser castigados por el dios de venganza fabricado por el ego.

Para asegurar su supervivencia, el ego continuamente atrae la culpa hacia sí mismo, puesto que la culpa comprueba la realidad del pecado y fue éste el que dio origen al ego. Una vez establecida que la culpa es real, el ego nos enseña que no debemos acercarnos a ésta o ni tan siquiera mirarla, porque si lo hacemos, seremos destruidos por un dios airado y vengativo—un dios que el ego fabricó, en efecto, para satisfacer su propósito—dispuesto a castigarnos por haber pecado en contra suya, si no seremos aniquilados en el olvido de nuestra propia nada. Este miedo mantiene intactos la culpa y el pecado, pues al no verlos como decisiones de nuestras mentes, jamás podremos cambiar nuestra creencia en ellos.

Abandonados por la ansiedad y el terror causados por el miedo a Dios, nuestro único recurso es acudir al ego en busca de ayuda, puesto que Dios se ha convertido en nuestro enemigo. 

El plan que utiliza el ego para salvarnos de la culpa tiene dos partes:


La primera es la negación, mediante la cual apartamos la culpa de nuestra conciencia, con la esperanza de que al no ver el problema, éste desaparecerá.

La segunda parte nos exhorta a qe después de negar la culpa, la proyectemos sobre otra persona, con la esperanza de que nos liberaremos de ella mágicamente al colocarla fuera de nosotros.
La proyección tiene dos formas principales: las relaciones de odio especial y las relaciones de amor especial. En las relaciones de odio especial el odio a uno mismo o la culpa se transfiere a los demás haciéndoles responsables de la miseria que sentimos. Nuestra ira o ataque procura justificar la proyección, al reforzar la culpa de los demás por nuestros pecados que hemos proyectado sobre ellos. Las relaciones de amor especial tienen la misma finalidad de proyectar culpa, aunque la forma difiere grandemente. Nuestra culpa nos muestra que estamos vacíos, insatisfechos, incompletos y necesitados, todos ellos aspectos del principio de escasez.

Al creer que esta carencia jamás puede enmendarse, buscamos fuera a las personas que nos puedan completar. El amor especial, pues, asume esta forma, “tengo ciertas necesidades especiales que Dios no puede satisfacer, pero tú, una persona especial, con atributos especiales, las puedes llenar para mí: Cuando lo hagas te amaré. Si no lo haces, mi amor se convertirá en odio”.

El mundo del ego se divide entre enemigos (odio especial) y salvadores-ídolos (amor especial), y la verdadera identidad de Cristo en los demás se oscurece.

El juicio basado siempre en el pasado más que en la aceptación del presente, es el principio orientador del ego. Por medio de las relaciones especiales el ego mantiene su existencia al perpetuar la culpa, puesto que al utilizar a otros para que satisfagan nuestras necesidades, constituye un ataque, y el ataque en la forma que sea refuerza la culpa. Esto pone en marcha el ciclo culpa-ataque, en el que a mayor culpa, mayor la necesidad de proyectarla y de atacar a otros mediante las relaciones, lo que simplemente incrementa la culpa, y aumenta la necesidad de proyectarla.

La mentalidad errada del ego es un sueño de separación, muy claramente expresado en el mundo físico que se fabricó como “un ataque a Dios” (L-pll.3.2:1).

La existencia del cuerpo es una existencia de enfermedad, sufrimiento, y muerte, lo cual da testimonio de la aparente realidad del cuerpo en comparación con el espíritu, el cual jamás puede sufrir dolor o morir. La crucifixión es el símbolo que utiliza el Curso para referirse al ego y para representar la creencia en el ataque y el sacrificio, donde la ganancia de uno se convierte en la pérdida de otro. Todos los aspectos del mundo separado son ilusiones, puesto que lo que es de Dios nunca puede separarse de Él, y por consiguiente, lo que parece estar separado de Dios, no puede ser real. Esto queda expresado en el principio del curso de que “las ideas no abandonan su fuente”; somos una idea (o Pensamiento) en la Mente de Dios, esta idea jamás abandonó su Fuente.

Mentalidad correcta

La Respuesta de Dios a la separación es el Espíritu Santo, y Su plan para deshacer el ego se llama Expiación. Un curso de milagros utiliza muchos términos que reflejan el plan del Espíritu Santo, y cada uno es un sinónimo del otro. 

Estos son: milagro, perdón salvación, curación, mundo real, percepción verdadera, visión, rostro o faz de Cristo, razón, justicia, instante santo, relación santa, función, sueño feliz, Segunda Venida (Advenimiento), Palabra de Dios, Juicio Final, resurrección, redención, corrección, despertar, y des-hacimiento.

Estos términos, por pertenecer al mundo separado de la percepción, se refieren al proceso (el milagro), que corrige nuestras percepciones equivocadas, al dejar de escuchar la voz del pecado, culpa y miedo del ego, para escuchar la Voz del perdón del Espíritu Santo.

Así, las relaciones profanas o especiales, se tornan santas. Sin estás relaciones no habría manera de liberarnos de la culpa que el ego nos ha enseñado a sepultar por medio de la negación, y a retener a través de la proyección. El Espíritu Santo le da la vuelta al ego al convertir el propósito de éste en una oportunidad para contemplar en el otro la culpa que hemos negado, y de este modo, el Espíritu Santo nos la devuelve, lo que nos permite por fin cambiar la idea sobre la culpa.

Si bien la práctica del perdón o el deshacimiento de la culpa, se experimenta en general como un asunto largo y complejo, se entiende substancialmente, constituido por un proceso de tres pasos.

El (1) primer paso, invierte la proyección al percatarnos de que la culpa no está en el otro sino en nosotros mismos.

El (2) segundo paso, ahora que se ha traído la culpa ante nuestra atención y que reconocemos que su fuente está en nosotros, deshacemos esta decisión eligiendo vernos como los inocentes Hijos de Dios, en lugar de los hijos culpables del ego. Estos dos pasos son nuestra responsabilidad;

el (3) paso final (tercer paso sanador) le corresponde al Espíritu Santo, Quién puede liberarnos de la culpa ahora que se la hemos entregado. Al mirarla unidos en Su Amor y por consiguiente, sin juicio ni culpa. 

Este mirar sin emitir juicio, con una amorosa sonrisa, es el significado del perdón. 

Al utilizar el libro de ejercicios como guía, nos entrenamos para poder escuchar la Voz, y aprendemos que todas las cosas son oportunidades para aprender a perdonar.

Sirva como ejemplo ilustrativo de este proceso-aspecto del perdón las referencias que aparecen bajo períodos de inestabilidad y traer la oscuridad (ilusiones) a la luz (de la Verdad) así como la lección 284 del libro de ejercicios. Todas estas reflejan la casi inevitable dificultad que surge cuando uno comienza a tomar seriamente las lecciones del Espíritu Santo y permite que la culpa tan profundamente negada emerja a la consciencia.

Cuando la culpa se deshaga, como consecuencia de que la mentalidad correcta habrá corregido a la errada, el puente que conduce al mundo real se habrá completado. La memoria de Dios alboreará en nuestras mentes, puesto que todas las interferencias se han eliminado y contemplamos la faz de Cristo en todos. Este mundo de ilusión y separación llega a su fin cuando Dios da el paso final, se inclina y nos alza hacia Sí Mismo. Restituidos a la Mentalidad-Uno de Cristo, “estamos en casa”, donde... Dios quiere que estemos" (T-31.VIII.12:8).


Clarificación de Términos

Introducción

C-in.1 Este no es un curso de especulación filosófica, ni está interesado en una terminología precisa. Se orienta únicamente hacia la Expiación o corrección de la percepción. El medio de la Expiación es el perdón. La estructura de la "conciencia individual" es esencialmente irrelevante, puesto que es un concepto que representa el "error original" o "pecado original". Estudiar el error en si no conduce a la corrección, si es que en efecto quieres tener éxito en poder pasarlo por alto. Y es precisamente este proceso de pasar por alto lo que el curso se propone enseñar.

C-in.2. Todos los términos son potencialmente polémicos, y quienes buscan controversia la encontraran. Mas quienes buscan clarificación, también la encontraran. Deben estar dispuestos, no obstante, a ignorar la controversia, reconociendo que es una defensa contra la verdad que se manifiesta en forma de maniobras dilatorias. Los argumentos teológicos como tales son necesariamente polémicos, ya que dependen de creencias, y, por lo tanto, pueden ser aceptados o rechazados. Una teología universal es imposible, mientras que una experiencia universal no sólo es posible sino necesaria. Alcanzar esa experiencia es lo que el curso se propone. Sólo cuando esta se alcanza es posible la consistencia porque sólo entonces se acaba la incertidumbre.

C-in.3. Este curso opera dentro del marco de referencia del ego, pues ahí es donde se necesita. No se ocupa de lo que está más allá de todo error, ya que está planeado únicamente para fijar el rumbo en dirección a ello. Por lo tanto, se vale de palabras, las cuales son simbólicas y no pueden expresar lo que se encuentra más allá de todo símbolo. El ego es el único que pregunta, puesto que es el único que duda. El curso simplemente ofrece otra respuesta, una vez que se ha planteado una pregunta. Dicha respuesta, no obstante, no recurre a la inventiva o al ingenio. Esos son atributos del ego. El curso es simple. Tiene una sola función y una sola meta. Sólo en eso es totalmente consistente, pues sólo eso puede ser consistente.

C-in.4. El ego exigirá muchas respuestas que este curso no provee. El curso no reconoce como preguntas aquellas que sólo tienen la apariencia de preguntas, pero que son imposibles de contestar. El ego puede preguntar: "?Cómo sucedió lo imposible?", "?A que le ocurrió lo imposible?", y lo puede preguntar de muchas maneras. Mas no hay una respuesta para ello; sólo una experiencia. Busca sólo esta y no permitas que la teología te retrase.

C-in.5. Notaras que el énfasis que el curso pone en las cuestiones estructurales es muy breve y sólo tiene lugar al principio. Dicho énfasis desaparece muy pronto para dar paso a la enseñanza central. Sin embargo, puesto que has pedido aclaraciones, a continuación se ofrecen unas cuantas para algunos de los términos utilizados.


1. MENTE - ESPÍRITU

C-1.1 El termino mente se utiliza para representar el principio activo del espíritu, el cual le suministra a este su energía creativa. Cuando el termino va con mayúscula, se refiere a Dios o a Cristo (es decir, a la Mente de Dios o a la Mente de Cristo). El espíritu es el Pensamiento de Dios que El creó semejante a Si Mismo. El espíritu unificado es el único Hijo de Dios, o Cristo.

C-1.2 En este mundo, puesto que la mente está dividida, los Hijos de Dios parecen estar separados. Sus mentes, asimismo, no parecen estar unidas. En ese estado ilusorio, el concepto de una "mente individual" parece tener sentido. En el curso, por lo tanto, se describe a la mente como si consistiera de dos partes: el espíritu y el ego.

C-1.3 El espíritu es la parte que aún se mantiene en contacto con Dios a través del Espíritu Santo, Quien, aunque mora en esa parte, también ve la otra. No se usa el término "alma" excepto en citas directas de la Biblia, por ser un término sumamente polémico. En cualquier caso, sería un equivalente de "espíritu", entendiéndose que, al formar parte del ámbito de Dios, es eterna y nunca nació.

C-1.4 La otra parte de la mente es completamente ilusoria y sólo teje ilusiones. El espíritu conserva su potencial creativo, pero su Voluntad, que es la de Dios, parecerá estar cautiva mientras la mente no este unificada. La creación continua imperturbable porque esa es la Voluntad de Dios. Dicha Voluntad esta siempre unificada, y, por lo tanto, no tiene significado en este mundo. No tiene grados ni opuestos.

C-1.5 La mente puede gozar de rectitud o estar errada, dependiendo de la voz que escuche. La mentalidad recta escucha al Espíritu Santo, perdona al mundo, y en su lugar ve el mundo real a través de la visión de Cristo. Esta es la visión final, la última percepción, la condición en la que Dios Mismo da el paso final. Ahí, al tiempo y a lo ilusorio les llega su fin.

C-1.6 La mentalidad errada escucha al ego y teje ilusiones; percibe el pecado, justifica la ira, y considera que la culpabilidad, la enfermedad y la muerte son reales. Tanto este mundo como el mundo real son ilusorios, pues la mentalidad recta simplemente pasa por alto -o perdona- lo que nunca ocurrió. Por lo tanto, la mentalidad recta no es la Mentalidad-Uno de la Mente de Cristo, Cuya Voluntad es una con la de Dios.

C-1.7 La única libertad que aún nos queda en este mundo es la libertad de elegir, y la elección es siempre entre dos alternativas o dos voces. La Voluntad no está involucrada en la percepción a ningún nivel, y no tiene nada que ver con el proceso de elegir. La conciencia es el mecanismo receptor, el cual recibe mensajes tanto del plano superior como del inferior, del Espíritu Santo o del ego. La conciencia tiene niveles y puede cambiar drásticamente de uno a otro, pero no puede transcender el dominio de lo perceptual. En su nivel más elevado, se vuelve consciente del mundo real, y puede ser entrenada para hacer eso cada vez con mayor frecuencia. Sin embargo, el hecho mismo de que tenga niveles y de que pueda ser entrenada demuestra que no puede alcanzar el conocimiento.


2. EL EGO - EL MILAGRO

C-2.1 Las ilusiones no perduraran. Su final es indudable y eso es lo único que es seguro en su mundo. Por eso es por lo que es el mundo del ego. ¿Qué es el ego? El ego no es más que un sueño de lo que en realidad eres. Un pensamiento de que estas separado de tu Creador y un deseo de ser lo que El no creó. El ego es un producto de la locura, no de la realidad. Es tan sólo un nombre para lo innombrable. Un símbolo de lo imposible; una elección de opciones que no existen. Le damos un nombre sólo para que nos ayude a entender que no es más que un pensamiento ancestral según el cual aquello que se ha inventado es inmortal. Más que podría proceder de ello, excepto un sueño que, al igual que todos los demás sueños, tan sólo puede terminar en la muerte?

C-2.2 ¿Que es el ego? El ego no es nada, pero se manifiesta de tal forma que parece ser algo. En un mundo de formas no se puede negar al ego, pues sólo el parece real. ¿Más podría el Hijo de Dios tal como su Padre lo creó morar en una forma o en un mundo de formas? Si alguien te pide que definas al ego y expliques cómo se originó, es porque cree que el ego es real e intenta, por definición, asegurarse de que su naturaleza ilusiva quede oculta tras las palabras que parecen otorgarle realidad.

C-2.3 Ninguna definición que se haya hecho de una mentira puede hacer que esta sea verdad. Ni tampoco puede haber una verdad que las mentiras puedan realmente ocultar. La irrealidad del ego no se niega con palabras, ni su significado se vuelve claro por el hecho de que su naturaleza parezca tener una forma. ¿Quién puede definir lo indefinible? Sin embargo, incluso para esto hay una respuesta.

C-2.4 No podemos formular realmente una definición de lo que es el ego, pero si podemos decir lo que no es. Y esto lo podemos ver con perfecta claridad. Basándonos en eso podemos deducir lo que es. Observa su opuesto y veras la única respuesta que tiene sentido.

C-2.5 A lo opuesto al ego, desde cualquier punto de vista origen, efectos y consecuencias le llamamos milagro. En el encontramos todo lo que no tiene que ver con el ego en este mundo. El milagro es lo opuesto al ego, y sólo en el podemos observar lo que era el ego, pues en el vemos lo que este aparentemente hacia; y la causa y sus efectos no pueden sino seguir siendo una misma cosa.

C-2.6 Donde antes había obscuridad, ahora vemos luz. ¿Qué es el ego? Lo que antes era la obscuridad. ¿Dónde está el ego? Donde antes estaba la obscuridad. ¿Qué es ahora y dónde puede encontrársele? No es nada y no se le puede encontrar en ninguna parte. Ahora la luz ha llegado, y su opuesto se ha ido sin dejar ni rastro. Donde antes había maldad, ahora hay santidad. ¿Qué es el ego? Lo que antes era la maldad. ¿Dónde está el ego? En una pesadilla que sólo parecía ser real mientras la estabas soñando. Donde antes había crucifixión ahora está el Hijo de Dios. ¿Qué es el ego? ¿Quién tiene necesidad de preguntar? ¿Dónde está el ego? ¿Quién necesita ir en busca de ilusiones ahora que los sueños han desaparecido?

C-2.7 ¿Que es un milagro? Un milagro es un sueño también. Pero si observas todos los aspectos de ese sueño, jamás volverás a dudar. Observa el bondadoso mundo que se extiende ante ti mientras caminas envuelto en mansedumbre. Observa a los ayudantes que encuentras a lo largo del camino que recorres, felices ante la certeza del Cielo y la garantía de paz. Y observa también, por un instante, lo que por fin dejaste atrás y finalmente pasaste de largo.

C-2.8 Esto es lo que era el ego: el odio cruel, la necesidad de venganza y los gritos de dolor, el miedo a la muerte y el deseo de matar, la ilusión de no tener hermanos, y el yo que parecía estar solo en el universo. El milagro corrige este terrible error con respecto a ti mismo con la misma dulzura con la que una madre amorosa adormece con su canto a su criatura. ¿No preferirías escuchar un canto así? ¿No contestaría ese canto todo lo que pensabas preguntar, haciendo incluso que la pregunta dejase de tener sentido?

C-2.9 Tus preguntas no tienen respuesta, ya que han sido planteadas para acallar la Voz de Dios, la Cual nos hace a todos una sola pregunta: "¿Estás listo ya para ayudarme a salvar el mundo?" Pregunta esto en vez de preguntar que es el ego, y veras un súbito resplandor envolver al mundo que el ego fabricó. Ahora no se le niega a nadie ningún milagro. El mundo se ha salvado de todo lo que tu pensabas que era. Y lo que es, ha sido siempre absolutamente puro y jamás ha sido condenado.

C-2.10 El milagro perdona; el ego condena. No se necesita ninguna otra definición para ninguno de ellos excepto esta. Mas ¿qué definición podría ser más cierta, o estar más a tono con lo que es la salvación? Con esto el problema y la respuesta se llevan uno al lado del otro, y al estar finalmente juntos, la elección es obvia. ¿Quién elegiría el infierno de reconocer que eso es lo que está eligiendo? ¿Y quién no seguiría adelante un poco más, cuando le ha sido dado comprender que el camino es corto y que el Cielo es su meta?

3. EL PERDÓN - LA FAZ DE CRISTO

C-3.1 El perdón es el medio que nos lleva a Dios y que nos permite alcanzarle, mas es algo ajeno a Él. Es imposible concebir que algo creado por Él pueda necesitar perdón. El perdón, entonces, es una ilusión, pero debido a su propósito, que es el del Espíritu Santo, hay algo en ella que hace que sea diferente. A diferencia de las demás ilusiones, nos aleja del error en vez de acercarnos a él.

C-3.2 Al perdón podría considerársele una clase de ficción feliz: una manera en la que los que no saben pueden salvar la brecha entre su percepción y la verdad. No pueden pasar directamente de la percepción al conocimiento porque no creen que esa sea su voluntad. Esto hace que Dios parezca ser un enemigo en lugar de lo que realmente es. Y es precisamente esta percepción demente la que hace que no estén dispuestos a simplemente ascender y retornar a Él en paz.

C-3.3 Y de este modo, necesitan una ilusión de ayuda porque se encuentran desvalidos; un Pensamiento de paz porque están en conflicto. Dios sabe lo que Su Hijo necesita antes de que él se lo pida. Dios no se ocupa en absoluto de la forma, pero al haber otorgado el contenido, Su Voluntad es que se comprenda. Y eso basta. Las formas se adaptan a las necesidades, pero el contenido es inmutable, tan eterno como su Creador.

C-3.4 Antes de que el recuerdo de Dios pueda retornar es necesario ver la faz de Cristo. La razón es obvia. Para ver la faz de Cristo se requiere percepción. El conocimiento no es algo que se pueda ver. Pero la faz de Cristo es el gran símbolo del perdón. Es la salvación. Es el símbolo del mundo real. El que la ve, deja de ver el mundo. Esta tan cerca ya del umbral del Cielo cómo es posible estar mientras aun este afuera. Mas desde ahí, un paso más basta para entrar. Es el paso final. Y ese se lo dejamos a Dios.

C-3.5 El perdón es un símbolo también, pero en cuanto que símbolo exclusivo de la Voluntad del Padre, no puede ser dividido. Y así, la Unidad que refleja se convierte en Su Voluntad. Es lo único que aún está en el mundo en parte, y que, al mismo tiempo es el puente que conduce al Cielo.

C-3.6 La Voluntad de Dios es lo único que existe. Lo único que podemos hacer es pasar de la nada al todo; del infierno al Cielo. ¿Es esto una jornada? No, en verdad no lo es, pues la verdad no va a ninguna parte. Pero las ilusiones cambian según el lugar o la época. El paso final no es más que otro cambio. Por ser una percepción, es en parte irreal. Sin embargo, esa parte desaparecerá. Lo que entonces quedara será la paz eterna y la Voluntad de Dios.

C-3.7 Ahora ya no hay deseos, pues los deseos cambian. Incluso lo que una vez se deseó puede volverse indeseable. Esto es así porque el ego jamás puede estar en paz. Pero la Voluntad es constante, por ser el don de Dios. Y lo que El da es siempre como El Mismo. Este es el propósito de la faz de Cristo. Es el regalo de Dios para la salvación de Su Hijo. Contempla únicamente esto y abras sido perdonado.

C-3.8 ¡Cuan hermoso se vuelve el mundo en ese instante en el que ves la verdad acerca de ti mismo reflejada en el! Ahora estas libre de pecado y contemplas tu impecabilidad. Ahora eres santo y así lo percibes. Y ahora la mente retorna a su Creador: la unión de Padre e Hijo; la Unidad de unidades que se encuentra detrás de toda unión, aunque más allá de todas ellas. No se ve a Dios, sino que únicamente se le comprende. No se ataca a Su Hijo, sino que se le reconoce.

4. LA PERCEPCIÓN VERDADERA - EL CONOCIMIENTO

C-4.1. El mundo que ves no es más que la ilusión de un mundo. Dios no lo creó, pues lo que El crea tiene que ser tan eterno como El. En el mundo que ves, no obstante, no hay nada que haya de perdurar para siempre. Algunas cosas duraran en el tiempo algo más que otras. Pero llegara el momento en el que a todo lo visible le llegue su fin.

C-4.2. Los ojos del cuerpo no son, por lo tanto, el medio a través del cual se puede ver el mundo real, pues las ilusiones que contemplan sólo pueden conducir a mas ilusiones de la realidad. Y eso es lo que hacen. Pues todo lo que los ojos del cuerpo ven, no sólo no ha de durar, sino que además se presta a que se tengan pensamientos de pecado y culpabilidad. Todo lo que Dios creó, por otra parte, está por siempre libre de pecado y, por ende, por siempre libre de culpabilidad.

C-4.3. El conocimiento no es el remedio para la percepción falsa, puesto que al proceder de distintos niveles, jamás pueden encontrarse. La única corrección posible para la percepción falsa es la percepción verdadera. Esta no perdurara. Pero mientras dure, su propósito será sanar. La percepción verdadera es un remedio que se conoce por muchos nombres. El perdón, la salvación, la Expiación y la percepción verdadera son todos una misma cosa. Son el comienzo de un proceso cuyo fin es conducir a la Unicidad que los transciende a todos. La percepción verdadera es el medio por el que se salva al mundo de las garras del pecado, pues el pecado no existe. Y esto es lo que la percepción verdadera ve.

C-4.4. El mundo se yergue como un sólido muro ante la faz de Cristo. Pero la percepción verdadera lo ve sólo como un frágil velo, tan fácil de descorrer que no podría durar más de un instante. Por fin se ve el mundo tal como es. Y ahora no puede sino desaparecer, pues en su lugar ha quedado un espacio vacío que ha sido despejado y preparado. Donde antes se percibía destrucción, aparece ahora la faz de Cristo, y en ese instante el mundo queda olvidado y el tiempo acaba para siempre al disolverse el mundo en la nada de dónde provino.

C-4.5. Un mundo perdonado no puede durar mucho. Era la morada de los cuerpos. Pero el perdón mira más allá de ellos. En eso radica su santidad; así es como sana. El mundo de los cuerpos es el mundo del pecado, pues sólo si el cuerpo existiese sería posible el pecado. El pecado acarrea culpabilidad, tan irremediablemente como el perdón acaba con ella. Y una vez que ha desaparecido todo rastro de culpabilidad, ¿qué queda que pueda seguir manteniendo al mundo separado y fijo en su lugar? Pues la idea de lugar habrá desaparecido también, junto con el tiempo. El cuerpo es lo único que hace que el mundo parezca real, pues, al ser algo separado, no puede permanecer donde la separación es imposible. El perdón prueba que es imposible porque no lo ve. Y lo que entonces pasas por alto, deja de ser comprensible para ti, tal como una vez estabas seguro de su presencia.

C-4.ó. Este es el cambio que brinda la percepción verdadera: lo que antes se había proyectado afuera, ahora se ve adentro, y ahí el perdón deja que desaparezca. Ahí se establece el altar al Hijo, y ahí se recuerda a su Padre. Ahí se llevan todas las ilusiones ante la verdad y se depositan ante el altar. Lo que se ve como que está afuera no puede sino estar más allá del alcance del perdón, pues parece ser por siempre pecaminoso. ¿Qué esperanza puede haber mientras se siga viendo el pecado como algo externo? ¿Qué remedio puede haber para la culpabilidad? Mas al ver a la culpabilidad y al perdón dentro de tu mente, estos se encuentran juntos por un instante, uno al lado del otro, ante un solo altar. Ahí, por fin, la enfermedad y su único remedio se unen en un destello de luz curativa. Dios ha venido a reclamar lo que es Suyo. El perdón se ha consumado.

C-4.7. Y ahora el conocimiento de Dios, inmutable, absoluto, puro y completamente comprensible, entra en su reino. Ya no hay percepción, ni falsa ni verdadera. Ya no hay perdón, pues su tarea ha finalizado. Ya no hay cuerpos, pues han desaparecido ante la deslumbrante luz del altar del Hijo de Dios. Dios sabe que ese altar es el Suyo, así como el de Su Hijo. Y ahí se unen, pues ahí el resplandor de la faz de Cristo ha hecho desaparecer el último instante del tiempo, y ahora la última percepción del mundo no tiene propósito ni causa. Pues ahí donde el recuerdo de Dios ha llegado finalmente, no hay jornada, ni creencia en el pecado, ni paredes, ni cuerpos. Y la sombría atracción de la culpabilidad y de la muerte se extingue para siempre.

C-4.8. ¿Oh hermanos míos, si tan sólo supierais cuanta paz os envolverá y os mantendrá a salvo, puros y amados en la Mente de Dios, no haríais más que apresuraros a encontraros con El en Su altar! Santificados sean vuestros nombres y el Suyo, pues se unen ahí, en ese santo lugar. Ahí Él se inclina para elevaros hasta El, liberándoos de las ilusiones para llevaros a la santidad; liberándoos del mundo para conduciros a la eternidad; liberándoos de todo temor y devolviéndoos al amor.

5. JESÚS - CRISTO

C5.1. No necesitas ayuda para entrar en el Cielo, pues jamás te ausentaste de él. Pero si necesitas una ayuda que proceda de más allá de ti, pues te encuentras limitado por falsas creencias con respecto a tu Identidad, la cual sólo Dios estableció en la realidad. Los ayudantes que se te proveen varían de forma, aunque ante el altar son uno solo. Más allá de cada uno de ellos se encuentra un Pensamiento de Dios, y esto jamás ha de cambiar. Pero sus nombres difieren por un tiempo, puesto que el tiempo necesita símbolos, siendo de por si irreal. Sus nombres son legión, pero no nos extenderemos más allá de los nombres que el curso en si emplea. Dios no provee ayuda, pues no sabe de necesidades. Sin embargo, El crea todos los Ayudantes que Su Hijo pueda necesitar, mientras este siga creyendo que sus fantasías son reales. Dale gracias a Dios por ellos, pues son quienes te conducirán de regreso a tu hogar.

C5.2. El nombre de Jesús es el nombre de uno que, siendo hombre, vio la faz de Cristo en todos sus hermanos y recordó a Dios. Al identificarse con Cristo, dejó de ser un hombre y se volvió uno con Dios. El hombre era una ilusión, pues parecía ser un ser separado que caminaba por su cuenta, dentro de un cuerpo que aparentemente mantenía a su ser separado de su Ser, como hacen todas las ilusiones. Pero ¿quién puede salvar a menos que, al ver las ilusiones, las identifique como lo que son? Jesús sigue siendo un Salvador porque vio lo falso y no lo aceptó como la verdad. Cristo necesitó su forma para poder presentarse ante los hombres y salvarlos de sus ilusiones.

C5.3. En su completa identificación con el Cristo -el perfecto Hijo de Dios, Su única creación y Su felicidad, por siempre como El y uno con El- Jesús se convirtió en lo que todos vosotros no podéis sino ser. Mostró el camino para que le siguieras. Él te conduce de regreso a Dios porque vio el camino ante sí y lo siguió. Jesús hizo una clara distinción, todavía velada para ti, entre lo falso y lo verdadero. Te ofreció una demostración palpable de que es imposible matar al Hijo de Dios, y de que el pecado, la maldad, la malicia, el miedo o la muerte no pueden alterar su vida en modo alguno.

C5.4. Todos tus pecados, por lo tanto, te han sido perdonados, ya que jamás tuvieron consecuencia alguna. Y así, no fueron más que sueños. Levántate con aquel que te mostró esto, ya que se lo debes por haber compartido contigo tus sueños para que pudieran ser disipados. Y todavía los comparte, para mantenerse en unión contigo.

C5.5. ¿Es el Cristo? Por supuesto que sí, junto Contigo. Su vida en la tierra no fue lo suficientemente larga como para poder enseñar la poderosa lección que aprendió por todos vosotros. Mas el permanecerá contigo para conducirte desde el infierno que tu hiciste hasta Dios. Y cuando unas tu voluntad a la suya, veras a través de su visión, pues los ojos de Cristo se comparten. Caminar con él es algo tan natural como caminar con un hermano al que conoces desde que naciste, pues eso es en verdad lo que él es. Se han hecho amargos ídolos de aquel que sólo quiere ser un hermano para el mundo. Perdónale tus fantasías, y comprende lo mucho que amarías a un hermano así. Pues el por fin le brindara descanso a tu mente y la llevara contigo ante tu Dios.

C5.6. ¿Es el único Ayudante de Dios? ¡Por supuesto que no! Pues Cristo adoptara muchas formas con diferentes nombres hasta que se reconozca la unicidad de todas ellas. Mas para ti, Jesús es el portador del único mensaje de Cristo acerca del Amor de Dios. No tienes necesidad de ningún otro. Es posible leer sus palabras y beneficiarse de ellas sin aceptarle en tu vida. Mas él te ayudaría todavía mas si compartieses con el tus penas y alegrías, y renunciases a ambas para hallar la paz de Dios. Con todo, lo que él quiere que aprendas más que nada sigue siendo la lección que vino a enseñar, la cual reza así: La muerte no existe porque el Hijo de Dios es como su Padre. No puedes hacer nada que pueda alterar el Amor Eterno. Olvida tus sueños de pecado y de culpabilidad, y en su lugar ven conmigo a compartir la resurrección del Hijo de Dios. Y trae contigo todos aquellos que Él te ha enviado para que cuides de ellos como yo cuido de ti.

6. EL ESPÍRITU SANTO

C6.1. Jesús es la manifestación del Espíritu Santo, a Quien el invocó para que descendiese sobre la tierra después de su ascensión al Cielo, es decir, después de haberse identificado completamente con el Cristo, el Hijo de Dios tal como Él lo creó. Al ser el Espíritu Santo una creación del Único Creador y al crear junto con Él y a Su semejanza o espíritu, es eterno y nunca ha cambiado. Fue "invocado para que descendiese sobre la tierra", en el sentido de que entonces se hizo posible aceptarle y escuchar Su Voz. Su Voz es la Voz de Dios, y, por lo tanto, ha adquirido forma. Dicha forma no es Su realidad, la cual sólo Dios conoce junto con Cristo, Su verdadero Hijo, Quien es parte de Él.

C6.2. Al Espíritu Santo se le describe a lo largo del curso como Aquel que nos ofrece la respuesta a la separación y nos trae el plan de la Expiación, al asignarnos el papel especial que nos corresponde desempeñar en dicho plan y mostrarnos exactamente en que consiste. Él ha designado a Jesús como el líder para llevar a cabo Su plan, ya que Jesús fue el primero en desempeñar perfectamente su papel. Se le ha dado pleno poder en el Cielo y en la tierra, y lo compartirá contigo cuando tu hayas desempeñado el tuyo. El principio de la Expiación le fue dado al Espíritu Santo mucho antes de que Jesús lo pusiese en marcha.

C6.3. Al Espíritu Santo se le describe como el ultimo vinculo de comunicación que queda entre Dios y Sus Hijos separados. A fin de llevar a cabo esta función especial, Él ha asumido una doble función. Goza de conocimiento porque es parte de Dios; percibe porque fue enviado para salvar a la humanidad. Él es el gran principio corrector, el portador de la verdadera percepción, el poder intrínseco de la visión de Cristo. Él es la luz en la que se percibe el mundo perdonado, en el que solamente puede verse la faz de Cristo. Él nunca se olvida del Creador ni de Su Creación. Él nunca se olvida del Hijo de Dios. Él nunca se olvida de ti. Te brinda el Amor de tu Padre en un eterno resplandor que nunca será extinguido porque Dios Mismo lo depositó ahí.

C6.4. El Espíritu Santo mora en la parte de tu mente que es parte de la Mente de Cristo. El representa a tu Ser y a tu Creador, Quienes son uno. Habla por Dios y también por ti, ya que está unido a Ambos. Por consiguiente, Él es la prueba de que Ambos son uno solo. El Espíritu Santo parece ser una Voz, pues de esa forma es como te comunica la Palabra de Dios. Parece ser un Guía por tierras lejanas, pues esa es la clase de ayuda que necesitas. Y parece ser también cualquier cosa que satisfaga las necesidades que creas tener. Pero Él no se engaña cuando te percibes a ti mismo atrapado por necesidades que no tienes. De ellas es de las que quiere liberarte. De ellas es de las que quiere ponerte a salvo.
C6.5. Tu eres Su manifestación en este mundo. Tu hermano te invoca para que seas Su Voz junto con él. Por si solo no puede ser el Ayudante del Hijo de Dios, pues por sí solo no tiene ninguna función. Pero unido a ti es el resplandeciente Salvador del mundo, Cuyo papel en la redención de este tú has completado. Él te da las gracias a ti y a tu hermano, pues te elevaste con el cuándo el empezó a salvar al mundo. Y estarás con el cuándo el tiempo haya cesado y ya no quede ni rastro de los sueños de rencor en los que bailabas al compás de la exangüe música de la muerte. Pues en su lugar se oirá el himno a Dios por unos momentos más. Y luego ya no se oirá mas la Voz, ya que no volverá a adoptar ninguna forma, sino que retornara a la eterna Amorfía de Dios.

EPÍLOGO

C-ep.1. No olvides que una vez que esta jornada ha comenzado, el final es seguro. Las dudas te asaltaran una y otra vez a lo largo del camino, y luego se aplacaran sólo para volver a surgir. El final, no obstante, es indudable. Nadie puede dejar de hacer lo que Dios le ha encomendado que haga. Cuando te olvides de esto, recuerda que caminas a Su lado, con Su Palabra impresa en tu corazón. ¿Quién puede desalentarse teniendo una Esperanza como esa? Ilusiones de abatimiento parecerán asaltarte, pero aprende a no dejarte engañar por ellas. Detrás de cada ilusión esta la realidad y esta Dios. ¿Porque querrías seguir esperando por esto y substituirlo por ilusiones, cuando Su Amor se encuentra tan sólo un instante más allá en el camino donde todas ellas acaban? El final es indudable y está garantizado por Dios. ¿Quién se detendría ante una imagen inerte, cuando un paso más allá el más Santo de todos los Santos abre una puerta inmemorial que conduce más allá del mundo?

C-ep.2. Tu eres un extraño aquí. Pero le perteneces a Aquel que te ama como Él se ama a Si Mismo. Sólo con que me pidas que te ayude a hacer rodar la piedra, ello se hará conforme a Su Voluntad. Nuestra jornada ya ha comenzado. Hace mucho tiempo que el final se escribió en las estrellas y se plasmó en los Cielos con un rayo de luz brillante que lo ha mantenido a salvo en la eternidad y a lo largo del tiempo, y que aún lo conserva inalterado, imperturbable e inmutable.

C-ep.3. No tengas miedo. No hemos hecho más que reanudar una vieja jornada que comenzamos hace mucho tiempo, pero que aparenta ser nueva. Hemos reanudado nuestra jornada por la misma senda que estábamos recorriendo antes y en la que, por un tiempo, nos perdimos. Y ahora intentamos recorrerla de nuevo. Nuestro nuevo comienzo posee la certeza que le había faltado a la jornada hasta ahora. Levanta la mirada y contempla Su Palabra entre las estrellas, donde Él ha escrito tu nombre junto con el Suyo. Levanta la mirada y halla tu infalible destino que el mundo quiere ocultar, pero que Dios quiere que veas.

C-ep.4. Esperemos aquí en silencio, y arrodillémonos un instante en agradecimiento hacia Aquel que nos llamó y nos ayudó a oír Su Llamada. Y luego levantémonos y recorramos con fe el camino que nos conduce a Él. Ahora estamos seguros de que no caminamos solos. Pues Dios está aquí, y con El todos nuestros hermanos. Ahora sabemos que jamás volveremos a extraviarnos. El canto que sólo se había interrumpido por un instante se vuelve a oír, si bien parece como si nunca antes se hubiese entonado. Lo que aquí ha empezado ganara fuerza, vida y esperanza, hasta que el mundo se detenga por un instante y olvide todo lo que el sueño de pecado hizo de él.

C-ep.5. Salgamos al encuentro de ese mundo recién nacido, sabiendo que Cristo ha renacido en él y que la bendición de su renacimiento perdurara para siempre. Habíamos perdido el rumbo, pero Él lo ha encontrado por nosotros. Démosle la bienvenida a Aquel que regresa a nosotros para celebrar la salvación y el fin de todo lo que creíamos haber hecho. El lucero del alba de este nuevo día contempla un mundo diferente en el que se le da la bienvenida a Dios, y a Su Hijo junto con El. Nosotros que le completamos, le damos las gracias, tal como Él nos las da a nosotros. El Hijo reposa, y en la quietud que Dios le dio, entra en su hogar y por fin esta en paz.

MENTE - ESPÍRITU (C1)

C-1.1. El termino mente se utiliza para representar el principio activo del espíritu, el cual le suministra a este su energía creativa. Cuando el termino va con mayúscula, se refiere a Dios o a Cristo (es decir, a la Mente de Dios o a la Mente de Cristo). El espíritu es el Pensamiento de Dios que El creó semejante a Si Mismo. El espíritu unificado es el único Hijo de Dios, o Cristo.

C-1.2. En este mundo, puesto que la mente está dividida, los Hijos de Dios parecen estar separados. Sus mentes, asimismo, no parecen estar unidas. En ese estado ilusorio, el concepto de una "mente individual" parece tener sentido. En el curso, por lo tanto, se describe a la mente como si consistiera de dos partes: el espíritu y el ego.

C-1.3. El espíritu es la parte que aún se mantiene en contacto con Dios a través del Espíritu Santo, Quien, aunque mora en esa parte, también ve la otra. No se usa el término "alma" excepto en citas directas de la Biblia, por ser un término sumamente polémico. En cualquier caso, sería un equivalente de "espíritu", entendiéndose que, al formar parte del ámbito de Dios, es eterna y nunca nació.

C-1.4. La otra parte de la mente es completamente ilusoria y sólo teje ilusiones. El espíritu conserva su potencial creativo, pero su Voluntad, que es la de Dios, parecerá estar cautiva mientras la mente no este unificada. La creación continua imperturbable porque esa es la Voluntad de Dios. Dicha Voluntad esta siempre unificada, y, por lo tanto, no tiene significado en este mundo. No tiene grados ni opuestos.

C-1.5. La mente puede gozar de rectitud o estar errada, dependiendo de la voz que escuche. La mentalidad recta escucha al Espíritu Santo, perdona al mundo, y en su lugar ve el mundo real a través de la visión de Cristo. Esta es la visión final, la última percepción, la condición en la que Dios Mismo da el paso final. Ahí, al tiempo y a lo ilusorio les llega su fin.

C-1.6. La mentalidad errada escucha al ego y teje ilusiones; percibe el pecado, justifica la ira, y considera que la culpabilidad, la enfermedad y la muerte son reales. Tanto este mundo como el mundo real son ilusorios, pues la mentalidad recta simplemente pasa por alto -o perdona- lo que nunca ocurrió. Por lo tanto, la mentalidad recta no es la Mentalidad-Uno de la Mente de Cristo, Cuya Voluntad es una con la de Dios.

C-1.7. La única libertad que aún nos queda en este mundo es la libertad de elegir, y la elección es siempre entre dos alternativas o dos voces. La Voluntad no está involucrada en la percepción a ningún nivel, y no tiene nada que ver con el proceso de elegir. La conciencia es el mecanismo receptor, el cual recibe mensajes tanto del plano superior como del inferior, del Espíritu Santo o del ego. La conciencia tiene niveles y puede cambiar drásticamente de uno a otro, pero no puede transcender el dominio de lo perceptual. En su nivel más elevado, se vuelve consciente del mundo real, y puede ser entrenada para hacer eso cada vez con mayor frecuencia. Sin embargo, el hecho mismo de que tenga niveles y de que pueda ser entrenada demuestra que no puede alcanzar el conocimiento.

EGO - MILAGRO (C2)

C-2.1. Las ilusiones no perduraran. Su final es indudable y eso es lo único que es seguro en su mundo. Por eso es por lo que es el mundo del ego. ¿Qué es el ego? El ego no es más que un sueño de lo que en realidad eres. Un pensamiento de que estas separado de tu Creador y un deseo de ser lo que El no creó. El ego es un producto de la locura, no de la realidad. Es tan sólo un nombre para lo innombrable. Un símbolo de lo imposible; una elección de opciones que no existen. Le damos un nombre sólo para que nos ayude a entender que no es más que un pensamiento ancestral según el cual aquello que se ha inventado es inmortal. Más que podría proceder de ello, excepto un sueño que, al igual que todos los demás sueños, tan sólo puede terminar en la muerte?

C-2.2. ¿Que es el ego? El ego no es nada, pero se manifiesta de tal forma que parece ser algo. En un mundo de formas no se puede negar al ego, pues sólo el parece real. ¿Más podría el Hijo de Dios tal como su Padre lo creó morar en una forma o en un mundo de formas? Si alguien te pide que definas al ego y expliques cómo se originó, es porque cree que el ego es real e intenta, por definición, asegurarse de que su naturaleza ilusiva quede oculta tras las palabras que parecen otorgarle realidad.

C-2.3. Ninguna definición que se haya hecho de una mentira puede hacer que esta sea verdad. Ni tampoco puede haber una verdad que las mentiras puedan realmente ocultar. La irrealidad del ego no se niega con palabras, ni su significado se vuelve claro por el hecho de que su naturaleza parezca tener una forma. ¿Quién puede definir lo indefinible? Sin embargo, incluso para esto hay una respuesta.

C-2.4. No podemos formular realmente una definición de lo que es el ego, pero si podemos decir lo que no es. Y esto lo podemos ver con perfecta claridad. Basándonos en eso podemos deducir lo que es. Observa su opuesto y veras la única respuesta que tiene sentido.

C-2.5. A lo opuesto al ego, desde cualquier punto de vista origen, efectos y consecuencias le llamamos milagro. En el encontramos todo lo que no tiene que ver con el ego en este mundo. El milagro es lo opuesto al ego, y sólo en el podemos observar lo que era el ego, pues en el vemos lo que este aparentemente hacia; y la causa y sus efectos no pueden sino seguir siendo una misma cosa.

C-2.6. Donde antes había obscuridad, ahora vemos luz. ¿Qué es el ego? Lo que antes era la obscuridad. ¿Dónde está el ego? Donde antes estaba la obscuridad. ¿Qué es ahora y dónde puede encontrársele? No es nada y no se le puede encontrar en ninguna parte. Ahora la luz ha llegado, y su opuesto se ha ido sin dejar ni rastro. Donde antes había maldad, ahora hay santidad. ¿Qué es el ego? Lo que antes era la maldad. ¿Dónde está el ego? En una pesadilla que sólo parecía ser real mientras la estabas soñando. Donde antes había crucifixión ahora está el Hijo de Dios. ¿Qué es el ego? ¿Quién tiene necesidad de preguntar? ¿Dónde está el ego? ¿Quién necesita ir en busca de ilusiones ahora que los sueños han desaparecido?

C-2.7. ¿Que es un milagro? Un milagro es un sueño también. Pero si observas todos los aspectos de ese sueño, jamás volverás a dudar. Observa el bondadoso mundo que se extiende ante ti mientras caminas envuelto en mansedumbre. Observa a los ayudantes que encuentras a lo largo del camino que recorres, felices ante la certeza del Cielo y la garantía de paz. Y observa también, por un instante, lo que por fin dejaste atrás y finalmente pasaste de largo.

C-2.8. Esto es lo que era el ego: el odio cruel, la necesidad de venganza y los gritos de dolor, el miedo a la muerte y el deseo de matar, la ilusión de no tener hermanos, y el yo que parecía estar solo en el universo. El milagro corrige este terrible error con respecto a ti mismo con la misma dulzura con la que una madre amorosa adormece con su canto a su criatura. ¿No preferirías escuchar un canto así? ¿No contestaría ese canto todo lo que pensabas preguntar, haciendo incluso que la pregunta dejase de tener sentido?

C-2.9. Tus preguntas no tienen respuesta, ya que han sido planteadas para acallar la Voz de Dios, la Cual nos hace a todos una sola pregunta: "¿Estás listo ya para ayudarme a salvar el mundo?" Pregunta esto en vez de preguntar que es el ego, y veras un súbito resplandor envolver al mundo que el ego fabricó. Ahora no se le niega a nadie ningún milagro. El mundo se ha salvado de todo lo que tu pensabas que era. Y lo que es, ha sido siempre absolutamente puro y jamás ha sido condenado.

C-2.10. El milagro perdona; el ego condena. No se necesita ninguna otra definición para ninguno de ellos excepto esta. Mas ¿qué definición podría ser más cierta, o estar más a tono con lo que es la salvación? Con esto el problema y la respuesta se llevan uno al lado del otro, y al estar finalmente juntos, la elección es obvia. ¿Quién elegiría el infierno de reconocer que eso es lo que está eligiendo? ¿Y quién no seguiría adelante un poco más, cuando le ha sido dado comprender que el camino es corto y que el Cielo es su meta?

PERDÓN - FAZ DE CRISTO (C3)

C-3.1. El perdón es el medio que nos lleva a Dios y que nos permite alcanzarle, mas es algo ajeno a Él. Es imposible concebir que algo creado por Él pueda necesitar perdón. El perdón, entonces, es una ilusión, pero debido a su propósito, que es el del Espíritu Santo, hay algo en ella que hace que sea diferente. A diferencia de las demás ilusiones, nos aleja del error en vez de acercarnos a él.

C-3.2. Al perdón podría considerársele una clase de ficción feliz: una manera en la que los que no saben pueden salvar la brecha entre su percepción y la verdad. No pueden pasar directamente de la percepción al conocimiento porque no creen que esa sea su voluntad. Esto hace que Dios parezca ser un enemigo en lugar de lo que realmente es. Y es precisamente esta percepción demente la que hace que no estén dispuestos a simplemente ascender y retornar a Él en paz.

C-3.3. Y de este modo, necesitan una ilusión de ayuda porque se encuentran desvalidos; un Pensamiento de paz porque están en conflicto. Dios sabe lo que Su Hijo necesita antes de que él se lo pida. Dios no se ocupa en absoluto de la forma, pero al haber otorgado el contenido, Su Voluntad es que se comprenda. Y eso basta. Las formas se adaptan a las necesidades, pero el contenido es inmutable, tan eterno como su Creador.

C3.4. Antes de que el recuerdo de Dios pueda retornar es necesario ver la faz de Cristo. La razón es obvia. Para ver la faz de Cristo se requiere percepción. El conocimiento no es algo que se pueda ver. Pero la faz de Cristo es el gran símbolo del perdón. Es la salvación. Es el símbolo del mundo real. El que la ve, deja de ver el mundo. Esta tan cerca ya del umbral del Cielocómo es posible estar mientras aun este afuera. Mas desde ahí, un paso más basta para entrar. Es el paso final. Y ese se lo dejamos a Dios.

C-3.5. El perdón es un símbolo también, pero en cuanto que símbolo exclusivo de la Voluntad del Padre, no puede ser dividido. Y así, la Unidad que refleja se convierte en Su Voluntad. Es lo único que aún está en el mundo en parte, y que, al mismo tiempo es el puente que conduce al Cielo.

C-3.6. La Voluntad de Dios es lo único que existe. Lo único que podemos hacer es pasar de la nada al todo; del infierno al Cielo. ¿Es esto una jornada? No, en verdad no lo es, pues la verdad no va a ninguna parte. Pero las ilusiones cambian según el lugar o la época. El paso final no es más que otro cambio. Por ser una percepción, es en parte irreal. Sin embargo, esa parte desaparecerá. Lo que entonces quedara será la paz eterna y la Voluntad de Dios.

C-3.7. Ahora ya no hay deseos, pues los deseos cambian. Incluso lo que una vez se deseó puede volverse indeseable. Esto es así porque el ego jamás puede estar en paz. Pero la Voluntad es constante, por ser el don de Dios. Y lo que El da es siempre como El Mismo. Este es el propósito de la faz de Cristo. Es el regalo de Dios para la salvación de Su Hijo. Contempla únicamente esto y abras sido perdonado.

C-3.8. ¡Cuan hermoso se vuelve el mundo en ese instante en el que ves la verdad acerca de ti mismo reflejada en el! Ahora estas libre de pecado y contemplas tu impecabilidad. Ahora eres santo y así lo percibes. Y ahora la mente retorna a su Creador: la unión de Padre e Hijo; la Unidad de unidades que se encuentra detrás de toda unión, aunque más allá de todas ellas. No se ve a Dios, sino que únicamente se le comprende. No se ataca a Su Hijo, sino que se le reconoce.

PERCEP VERDADERA - CONOCIMIENTO (C4)

C-4.1. El mundo que ves no es más que la ilusión de un mundo. Dios no lo creó, pues lo que El crea tiene que ser tan eterno como El. En el mundo que ves, no obstante, no hay nada que haya de perdurar para siempre. Algunas cosas duraran en el tiempo algo más que otras. Pero llegara el momento en el que a todo lo visible le llegue su fin.

C-4.2. Los ojos del cuerpo no son, por lo tanto, el medio a través del cual se puede ver el mundo real, pues las ilusiones que contemplan sólo pueden conducir a mas ilusiones de la realidad. Y eso es lo que hacen. Pues todo lo que los ojos del cuerpo ven, no sólo no ha de durar, sino que además se presta a que se tengan pensamientos de pecado y culpabilidad. Todo lo que Dios creó, por otra parte, está por siempre libre de pecado y, por ende, por siempre libre de culpabilidad.

C-4.3. El conocimiento no es el remedio para la percepción falsa, puesto que al proceder de distintos niveles, jamás pueden encontrarse. La única corrección posible para la percepción falsa es la percepción verdadera. Esta no perdurara. Pero mientras dure, su propósito será sanar. La percepción verdadera es un remedio que se conoce por muchos nombres. El perdón, la salvación, la Expiación y la percepción verdadera son todos una misma cosa. Son el comienzo de un proceso cuyo fin es conducir a la Unicidad que los transciende a todos. La percepción verdadera es el medio por el que se salva al mundo de las garras del pecado, pues el pecado no existe. Y esto es lo que la percepción verdadera ve.

C4.4. El mundo se yergue como un sólido muro ante la faz de Cristo. Pero la percepción verdadera lo ve sólo como un frágil velo, tan fácil de descorrer que no podría durar más de un instante. Por fin se ve el mundo tal como es. Y ahora no puede sino desaparecer, pues en su lugar ha quedado un espacio vacío que ha sido despejado y preparado. Donde antes se percibía destrucción, aparece ahora la faz de Cristo, y en ese instante el mundo queda olvidado y el tiempo acaba para siempre al disolverse el mundo en la nada de dónde provino.

C-4.5. Un mundo perdonado no puede durar mucho. Era la morada de los cuerpos. Pero el perdón mira más allá de ellos. En eso radica su santidad; así es como sana. El mundo de los cuerpos es el mundo del pecado, pues sólo si el cuerpo existiese sería posible el pecado. El pecado acarrea culpabilidad, tan irremediablemente como el perdón acaba con ella. Y una vez que ha desaparecido todo rastro de culpabilidad, ¿qué queda que pueda seguir manteniendo al mundo separado y fijo en su lugar? Pues la idea de lugar habrá desaparecido también, junto con el tiempo. El cuerpo es lo único que hace que el mundo parezca real, pues, al ser algo separado, no puede permanecer donde la separación es imposible. El perdón prueba que es imposible porque no lo ve. Y lo que entonces pasas por alto, deja de ser comprensible para ti, tal como una vez estabas seguro de su presencia.

C-4.6. Este es el cambio que brinda la percepción verdadera: lo que antes se había proyectado afuera, ahora se ve adentro, y ahí el perdón deja que desaparezca. Ahí se establece el altar al Hijo, y ahí se recuerda a su Padre. Ahí se llevan todas las ilusiones ante la verdad y se depositan ante el altar. Lo que se ve como que está afuera no puede sino estar más allá del alcance del perdón, pues parece ser por siempre pecaminoso. ¿Qué esperanza puede haber mientras se siga viendo el pecado como algo externo? ¿Qué remedio puede haber para la culpabilidad? Mas al ver a la culpabilidad y al perdón dentro de tu mente, estos se encuentran juntos por un instante, uno al lado del otro, ante un solo altar. Ahí, por fin, la enfermedad y su único remedio se unen en un destello de luz curativa. Dios ha venido a reclamar lo que es Suyo. El perdón se ha consumado.

C-4.7. Y ahora el conocimiento de Dios, inmutable, absoluto, puro y completamente comprensible, entra en su reino. Ya no hay percepción, ni falsa ni verdadera. Ya no hay perdón, pues su tarea ha finalizado. Ya no hay cuerpos, pues han desaparecido ante la deslumbrante luz del altar del Hijo de Dios. Dios sabe que ese altar es el Suyo, así como el de Su Hijo. Y ahí se unen, pues ahí el resplandor de la faz de Cristo ha hecho desaparecer el último instante del tiempo, y ahora la última percepción del mundo no tiene propósito ni causa. Pues ahí donde el recuerdo de Dios ha llegado finalmente, no hay jornada, ni creencia en el pecado, ni paredes, ni cuerpos. Y la sombría atracción de la culpabilidad y de la muerte se extingue para siempre.

C-4.8. ¿Oh hermanos míos, si tan sólo supierais cuanta paz os envolverá y os mantendrá a salvo, puros y amados en la Mente de Dios, no haríais más que apresuraros a encontraros con El en Su altar! Santificados sean vuestros nombres y el Suyo, pues se unen ahí, en ese santo lugar. Ahí Él se inclina para elevaros hasta El, liberándoos de las ilusiones para llevaros a la santidad; liberándoos del mundo para conduciros a la eternidad; liberándoos de todo temor y devolviéndoos al amor.

JESUS - CRISTO (C5)

C-5.1. No necesitas ayuda para entrar en el Cielo, pues jamás te ausentaste de él. Pero si necesitas una ayuda que proceda de más allá de ti, pues te encuentras limitado por falsas creencias con respecto a tu Identidad, la cual sólo Dios estableció en la realidad. Los ayudantes que se te proveen varían de forma, aunque ante el altar son uno solo. Más allá de cada uno de ellos se encuentra un Pensamiento de Dios, y esto jamás ha de cambiar. Pero sus nombres difieren por un tiempo, puesto que el tiempo necesita símbolos, siendo de por si irreal. Sus nombres son legión, pero no nos extenderemos más allá de los nombres que el curso en si emplea. Dios no provee ayuda, pues no sabe de necesidades. Sin embargo, El crea todos los Ayudantes que Su Hijo pueda necesitar, mientras este siga creyendo que sus fantasías son reales. Dale gracias a Dios por ellos, pues son quienes te conducirán de regreso a tu hogar.

C-5.2. El nombre de Jesús es el nombre de uno que, siendo hombre, vio la faz de Cristo en todos sus hermanos y recordó a Dios. Al identificarse con Cristo, dejó de ser un hombre y se volvió uno con Dios. El hombre era una ilusión, pues parecía ser un ser separado que caminaba por su cuenta, dentro de un cuerpo que aparentemente mantenía a su ser separado de su Ser, como hacen todas las ilusiones. Pero ¿quién puede salvar a menos que, al ver las ilusiones, las identifique como lo que son? Jesús sigue siendo un Salvador porque vio lo falso y no lo aceptó como la verdad. Cristo necesitó su forma para poder presentarse ante los hombres y salvarlos de sus ilusiones.

C-5.3. En su completa identificación con el Cristo—el perfecto Hijo de DiosSu única creación y Su felicidad, por siempre como El y uno con ElJesús se convirtió en lo que todos vosotros no podéis sino ser. Mostró el camino para que le siguieras. Él te conduce de regreso a Dios porque vio el camino ante sí y lo siguió. Jesús hizo una clara distinción, todavía velada para ti, entre lo falso y lo verdadero. Te ofreció una demostración palpable de que es imposible matar al Hijo de Dios, y de que el pecado, la maldad, la malicia, el miedo o la muerte no pueden alterar su vida en modo alguno.

C-5.4. Todos tus pecados, por lo tanto, te han sido perdonados, ya que jamás tuvieron consecuencia alguna. Y así, no fueron más que sueños. Levántate con aquel que te mostró esto, ya que se lo debes por haber compartido contigo tus sueños para que pudieran ser disipados. Y todavía los comparte, para mantenerse en unión contigo.

C-5.5. ¿Es el Cristo? Por supuesto que sí, junto Contigo. Su vida en la tierra no fue lo suficientemente larga como para poder enseñar la poderosa lección que aprendió por todos vosotros. Mas el permanecerá contigo para conducirte desde el infierno que tu hiciste hasta Dios. Y cuando unas tu voluntad a la suya, veras a través de su visión, pues los ojos de Cristo se comparten. Caminar con él es algo tan natural como caminar con un hermano al que conoces desde que naciste, pues eso es en verdad lo que él es. Se han hecho amargos ídolos de aquel que sólo quiere ser un hermano para el mundo. Perdónale tus fantasías, y comprende lo mucho que amarías a un hermano así. Pues el por fin le brindara descanso a tu mente y la llevara contigo ante tu Dios.

C-5.6. ¿Es el único Ayudante de Dios? ¡Por supuesto que no! Pues Cristo adoptara muchas formas con diferentes nombres hasta que se reconozca la unicidad de todas ellas. Mas para ti, Jesús es el portador del único mensaje de Cristo acerca del Amor de Dios. No tienes necesidad de ningún otro. Es posible leer sus palabras y beneficiarse de ellas sin aceptarle en tu vida. Mas él te ayudaría todavía más si compartieses con el tus penas y alegrías, y renunciases a ambas para hallar la paz de Dios. Con todo, lo que él quiere que aprendas más que nada sigue siendo la lección que vino a enseñar, la cual reza así: La muerte no existe porque el Hijo de Dios es como su Padre. No puedes hacer nada que pueda alterar el Amor Eterno. Olvida tus sueños de pecado y de culpabilidad, y en su lugar ven conmigo a compartir la resurrección del Hijo de Dios. Y trae contigo todos aquellos que Él te ha enviado para que cuides de ellos como yo cuido de ti.