Epílogo
Lecciones 361-365
Lecciones Finales - Introducción
Lección 360
Lección 359
Lección 358
Lección 357
Lección 356
Lección 355
La paz, la dicha y los milagros que otorgaré cuando acepte la Palabra de Dios son ilimitados. ¿Por qué no aceptarla hoy?
1. ¿Por qué debo esperar, Padre mío, para recibir la dicha que Tú me prometiste? Pues Tú mantendrás Tu Palabra, que le diste a Tu Hijo en el exilio. Estoy seguro de que mi tesoro me aguarda y de que sólo tengo que extender la mano para encontrarlo. Incluso ahora mismo mis dedos ya lo están tocando. Está muy cerca. No es necesario que espere ni un instante más para estar en paz para siempre. Es a Ti a Quien elijo, y a mi Identidad junto Contigo. Tu Hijo quiere ser él mismo, y reconocerte como su Padre y Creador, así como su Amor.
Lección 354
Cristo y yo nos encontramos unidos en paz y seguros de nuestro propósito. Su Creador reside en Él, tal como Él reside en mí.
1. Mi unidad con el Cristo me establece como Tu Hijo, más allá del alcance del tiempo y libre de toda ley, salvo de la Tuya. No tengo otro ser que el Cristo que vive en mí. No tengo otro propósito que el Suyo. Y Él es como Su Padre. Por lo tanto, no puedo sino ser uno Contigo, así como con Él. Pues, ¿quién es Cristo sino Tu Hijo tal como Tú lo creaste? ¿Y qué soy yo sino el Cristo en mí?
Lección 353
Mis ojos, mi boca, mis manos y mis pies tienen hoy un solo propósito: estar al servicio de Cristo a fin de que Él pueda utilizarlos para bendecir al mundo con milagros.
1. Padre, hoy le entrego a Cristo todo lo que es mío para que Él lo utilice de la manera que sea más beneficiosa para el propósito que comparto con Él. Nada es exclusivamente mío, pues Él y yo nos hemos unido en un propósito común. De este modo, el aprendizaje casi ha llegado a su señalado final. Por un tiempo colaboraré con Él en el logro de Su propósito. Luego me fundiré en mi Identidad y reconoceré que Cristo no es sino mi Ser.
Lección 352
Los juicios son lo opuesto al amor. De los juicios procede todo el dolor del mundo, y del amor, la paz de Dios.
1. El perdón ve sólo impecabilidad, y no juzga. Ésta es la manera de llegar á Ti. Los juicios me vendan los ojos y me ciegan. El amor, que aquí se refleja en forma de perdón, me recuerda, por otra parte, que Tú me has proporcionado un camino para volver a encontrar Tu paz. Soy redimido cuando elijo seguir ese camino. Tú no me has dejado desamparado. Dentro de mí yace Tu recuerdo, así como Uno que me conduce hasta él. Padre, hoy quiero oír Tu Voz y encontrar Tu paz. Pues quiero amar mi propia Identidad y encontrar en Ella el recuerdo de Ti.
Lección 351
Mi hermano impecable es mi guía a la paz. Mi hermano pecador es mi guía al dolor. Y el que elija ver será el que contemplaré.
1. ¿Quién es mi hermano sino Tu santo Hijo? Mas si veo pecado en él proclamo que soy un pecador, en vez de un Hijo de Dios, y que me encuentro solo y sin amigos en un mundo aterrante. Mas percibirme de esa manera es una decisión que yo mismo he tomado y puedo, por consiguiente, volverme atrás. Puedo asimismo ver a mi hermano exento de pecado, y como Tu santo Hijo. Y si ésta es la alternativa por la que me decido, veo mi impecabilidad, a mi eterno Consolador y Amigo junto a mí, y el camino libre y despejado. Elige, pues, por mí, Padre mío, a través de Aquel que habla por Ti. Pues sólo Él juzga en Tu Nombre.
14. ¿Qué soy?
Lección 350
Lección 349
Lección 348
Lección 347
La ira procede de los juicios. Y los juicios son el arma que utilizo contra mí mismo a fin de mantener el milagro alejado de mi
1. Padre, deseo lo que va en contra de mi voluntad, y no lo que es mi voluntad tener. Rectifica mi mente, Padre mío, pues está enferma. Pero Tú has ofrecido libertad, y yo elijo reclamar Tu regalo hoy. Y así, le entrego todo juicio a Aquel que Tú me diste para que juzgara por mí. Él ve lo que yo contemplo, sin embargo, conoce la verdad. ÉI ve el dolor, mas comprende que no es real, y a la luz de Su entendimiento éste sana. Él concede los milagros que mis sueños quieren ocultar de mi conciencia. Que sea Él Quien juzgue hoy. No conozco mi voluntad, pero Él está seguro de que es la Tuya. Y hablará en mi nombre e invocará Tus milagros para que vengan a mí.
2. Escucha hoy. Permanece muy quedo, y oye la dulce Voz que habla por Dios asegurarte que Él te ha juzgado como el Hijo que Él ama.
Lección 346
Hoy me envuelve la paz de Dios, y me olvido de todo excepto de Su Amor.
1. Padre, al despertar hoy los milagros corrigen mi percepción de todas las cosas. Y así comienza el día que voy a compartir Contigo tal como compartiré la eternidad, pues el tiempo se ha hecho a un lado hoy. No ando en pos de cosas temporales, por lo tanto, ni siquiera las veré. Lo que hoy busco trasciende todas las leyes del tiempo, así como las cosas que se perciben en él. Quiero olvidarme de todo excepto de Tu Amor. Quiero morar en Ti y no saber nada de ninguna otra ley que no sea Tu ley del amor. Quiero encontrar la paz que Tú creaste para Tu Hijo, y olvidarme, conforme contemplo Tu gloria y la mía, de todos los absurdos juguetes que fabriqué.
2. Y al llegar la noche, recordaremos únicamente la paz de Dios. Pues hoy veremos qué clase de paz es la nuestra, cuando nos olvidamos de todo excepto del Amor de Dios.
Lección 345
Hoy sólo ofrezco milagros, pues quiero que retornen a mí.
1. Padre, todo milagro es un reflejo de los regalos que me haces a mí, Tu Hijo. Y cada uno que concedo retorna a mí, recordándome que la ley del amor, es universal. Incluso aquí dicha ley se manifiesta en una forma que se puede reconocer, y cuya eficacia puede verificarse. Los milagros que concedo se me devuelven en la forma que más me puede ayudar con los problemas que percibo. Padre, en el Cielo es diferente, pues allí no hay necesidades. Pero aquí en la tierra, el milagro se parece más a tus regalos que cualquier otro regalo que yo pueda hacer. Así pues, déjame hoy hacer solamente este regalo, que al haber nacido del verdadero perdón, ilumina el camino que debo recorrer para poder recordarte.
2. Que la paz sea con todos los corazones que la buscan. La luz ha venido a ofrecer milagros para bendecir a este mundo exhausto. Éste hallará descanso hoy, pues nosotros ofreceremos lo que hemos recibido.
Lección 344
Hoy aprendo la ley del amor: que lo que le doy a mi hermano es el regalo que me hago a mí mismo.
1. Ésa es Tu ley, Padre mío, no la mía. Al no comprender lo que significaba dar, procuré quedarme con lo que deseaba sólo para mí. Y cuando contemplé el tesoro que creía tener, encontré un lugar vacío en el que nunca hubo nada, en el no hay nada ahora y en el que nada habrá jamás. ¿Quién puede compartir un sueño? ¿Y qué puede ofrecerme una ilusión? Pero aquel a quien perdone me agasajará con regalos mucho más valiosos que cualquier cosa que haya en la tierra. Permite que mis hermanos redimidos llenen mis arcas con los tesoros del Cielo, que son los únicos que son reales. Así se cumple la ley del amor. Y así es como Tu Hijo se eleva y regresa a Ti.
2. ¡Qué cerca nos encontramos unos de otros en nuestro camino hacia Dios! ¡Qué cerca está Él de nosotros! ¡Qué cerca el final del sueño del pecado y la redención del Hijo de Dios!
Lección 343
No se me pide que haga ningún sacrificio para encontrar la misericordia y la paz de Dios.
1. El final del sufrimiento no puede suponer una pérdida. El regalo de lo que lo es todo tan sólo puede aportar ganancias. Tú sólo das. Nunca quitas. Y me creaste para que fuese como Tú, de modo que el sacrificio es algo tan imposible para mí como lo es para Ti. Yo también no puedo sino dar. Y así, todas las cosas me son dadas para siempre. Aún soy tal como fui creado. Tu Hijo no puede hacer sacrificios, pues es íntegro, al ser su función completarte a Ti. Soy íntegro por ser Tu Hijo. No puedo perder, pues sólo puedo dar, y así, todo es mío eternamente.
2. La misericordia y la paz de Dios son gratuitas. La salvación no cuesta nada. Es un regalo que se debe dar y recibir libremente. Y esto es lo que vamos a aprender hoy.
Lección 342
Dejo que el perdón descanse sobre todas las cosas, pues de ese modo es como se me concederá a mí.
1. Te doy gracias, Padre, por el plan que ideaste para salvarme del infierno que yo mismo fabriqué. No es real. Y Tú me has proporcionado los medios para comprobar su irrealidad. Tengo la llave en mis manos, y he llegado hasta las puertas tras las cuales se halla el fin de los sueños. Me encuentro ante las puertas del Cielo, sin saber si debo entrar y estar en casa. No dejes que hoy siga indeciso. Quiero perdonar todas las cosas y dejar que la creación sea tal como Tú quieres que sea y como es. Quiero recordar que soy Tu Hijo, y que cuando por fin abra las puertas, me olvide de las ilusiones ante la deslumbrante luz de la verdad, conforme Tu recuerdo retorna a mí.
2. Hermano, perdóname ahora. Vengo a llevarte a casa conmigo. Y según avanzamos, el mundo se une a nosotros en nuestro camino a Dios.
Lección 341
Tan sólo puedo atacar mi propia impecabilidad, que es lo único que me mantiene a salvo.
1. Padre, Tu Hijo es santo. Yo soy aquel a quien sonríes con un amor y con una ternura tan entrañable, profunda y serena que el universo te devuelve la sonrisa y comparte Tu Santidad. Cuán puros y santos somos y cuán a salvo nos encontramos nosotros que moramos en Tu Sonrisa, y en quienes has volcado todo Tu Amor; nosotros que vivimos unidos a Ti, en completa hermandad y Paternidad, y en inocencia tan perfecta que el Señor de la Inocencia nos concibe como Su Hijo: un universo de Pensamiento que le brinda Su plenitud.
2. No ataquemos, pues, nuestra impecabilidad, ya que en ella se encuentra la Palabra que Dios nos ha dado. Y en su benévolo reflejo nos salvamos.
13. ¿Qué es un milagro?
L-pII.13.1. Un milagro es una corrección. No crea, ni cambia realmente nada en absoluto. Simplemente contempla la devastación y le recuerda a la mente que lo que ve es falso. Corrige el error, mas no intenta ir más allá de la percepción, ni exceder la función del perdón. Se mantiene, por lo tanto, dentro de los límites del tiempo. No obstante, allana el camino para el retorno de la intemporalidad y para el despertar del amor, pues el miedo no puede sino desvanecerse ante el benevolente remedio que el milagro trae consigo.
L-pII.13.2. En el milagro reside el don de la gracia, pues se da y se recibe como uno. Y así, nos da un ejemplo de lo que es la ley de la verdad, que el mundo no acata porque no la entiende. El milagro invierte la percepción que antes estaba al revés, y de esa manera pone fin a las extrañas distorsiones que ésta manifestaba. Ahora la percepción se ha vuelto receptiva a la verdad. Ahora puede verse que el perdón está justificado.
L-pII.13.3. El perdón es la morada de los milagros. Los ojos de Cristo se los ofrecen a todos los que Él contempla con misericordia y con amor. La percepción queda corregida ante Su vista, y aquello cuyo propósito era maldecir tiene ahora el de bendecir. Cada azucena de perdón le ofrece al mundo el silencioso milagro del amor. Y cada una de ellas se deposita ante la Palabra de Dios, en el altar universal al Creador y a la creación, a la luz de la perfecta pureza y de la dicha infinita.
L-pII.13.4. Al principio el milagro se acepta mediante la fe, porque pedirlo implica que la mente está ahora lista para concebir aquello que no puede ver ni entender. No obstante, la fe convocará a sus testigos para demostrar que aquello en lo que se basa realmente existe. Y así, el milagro justificará tu fe en él, y probará que esa fe descansaba sobre un mundo más real que el que antes veías: un mundo que ha sido redimido de lo que tú pensabas que se encontraba allí.
L-pII.13.5. Los milagros son como gotas de lluvia regeneradora que caen del Cielo sobre un mundo árido y polvoriento, al cual criaturas hambrientas y sedientas vienen a morir. Ahora tienen agua. Ahora el mundo está lleno de verdor. Y brotan por doquier señales de vida para demostrar que lo que nace jamás puede morir, pues lo que tiene vida es inmortal.
Lección 340
Hoy puedo liberarme de todo sufrimiento.
1. Padre te doy las gracias por el día de hoy y por la libertad que estoy seguro me ha de brindar. Hoy es un día santo, pues hoy Tu Hijo será redimido. Su sufrimiento ha terminado. Pues él oirá Tu Voz exhortándole a que busque la visión de Cristo a través del perdón y se libere para siempre de todo sufrimiento. Gracias por el día de hoy, Padre mío. Vine a este mundo sólo para llegar a tener este día, así como la alegría y libertad que encierra para Tu santo Hijo y para el mundo que él fabricó, el cual hoy se libera junto con él.
2. ¡Regocíjate hoy! ¡Regocíjate! Hoy no hay cabida para nada que no sea alegría y agradecimiento. Nuestro Padre ha redimido a Su Hijo en este día. Ni uno solo de nosotros dejará de salvarse hoy. No habrá nadie que no esté a salvo del miedo ni nadie a quien el Padre no acoja en Su regazo, despierto ahora en el Cielo, en el Corazón del Amor.
Lección 339
Se me concederá todo lo que pida.
1. Nadie desea el dolor. Pero puede creer que el dolor es placer. Nadie quiere eludir su felicidad, mas puede creer que la dicha es algo doloroso, amenazante y peligroso. No hay nadie que no haya de recibir lo que pida. Pero puede estar ciertamente confundido con respecto a lo que quiere y al estado que quiere alcanzar. ¿Qué podría pedir, pues, que al recibirlo aún lo siguiese deseando? Ha pedido lo que le asustará y le hará sufrir. Resolvamos hoy pedir lo que realmente deseamos, y sólo eso, de manera que podamos pasar este día libres de temor, y sin confundir el dolor con la alegría o el miedo con el amor.
2. Padre, Te ofrezco este día. Es un día en el que no haré nada por mi cuenta, sino que tan sólo oiré Tu Voz en todo lo que haga. Y así, Te pediré únicamente lo que Tú me ofreces y aceptaré únicamente los Pensamientos que Tú compartes conmigo.
Lección 338
Sólo mis propios pensamientos pueden afectarme.
1. Con este pensamiento basta para dejar que la salvación arribe a todo el mundo. Pues es el pensamiento mediante el cual todo el mundo por fin se libera del miedo. Ahora cada uno ha aprendido que nadie puede atemorizarlo, y que nada puede amenazar su seguridad. No tiene enemigos, y está a salvo de todas las cosas externas. Sus pensamientos pueden asustarlo, pero, puesto que son sus propios pensamientos, él tiene el poder de cambiarlos sustituyendo cada pensamiento de miedo por un pensamiento feliz de amor. Se crucificó a sí mismo. Sin embargo, Dios planeó que Su Hijo bienamado fuese redimido.
2. Padre mío, sólo Tu plan es infalible. Todos los demás fracasarán. Y tendré pensamientos que me asustarán hasta que aprenda que Tú ya me has dado el único Pensamiento que me conduce a la salvación. Sólo mis propios pensamientos fracasarán, y no me llevarán a ninguna parte. Mas el Pensamiento que Tú me diste promete conducirme a mi hogar, porque en él reside la promesa que Tú le hiciste a Tu Hijo.