Lección 31

NO SOY VÍCTIMA DEL MUNDO QUE VEO. (Lección 31)
"Esta lección no deja a nadie indiferente, o bien es la favorita de muchos, o bien es la que muchos detestan. Como dije en la lección anterior, la vida de todos se ha desarrollado como una defensa contra el dolor de la victimización infantil, que nuestra sociedad considera sacrosanta. Por lo tanto, tomar esta lección seriamente socava la existencia física y psicológica de todos. Si no eres la víctima del mundo que ves, entonces no necesitas ninguna defensa. ¡Imagina tu vida sin defensas! En la psicología tradicional, si estás sin defensas, se piensa que eres psicótico, lo cual es cierto desde el punto de vista del mundo. Identificarse con el Amor de Dios es, de hecho, una forma de psicosis tal como lo ve el mundo, porque va en contra de todo el mundo juzga como real, comenzando con este desinterés del otro mundo el cual «es» nuestro verdadero Ser. Por lo tanto, si la afirmación "No soy víctima del mundo que veo" es verdadera, tu vida es una mentira - carente de significado y de propósito, que ha sido el tema principal de estas primeras lecciones. Por lo tanto, puedes comprender por qué Un Curso de Milagros debe generar ansiedad, y por qué siempre tendrías que atacarlo de una forma u otra, o atacar a quienes lo representan para ti. Estas enseñanzas socavan todo lo que crees sobre ti mismo, creencias que han dado a tu vida su significado.
📘(1:1-3) «La idea de hoy es la introducción a tu declaración de emancipación. Una vez más, la idea debe aplicarse tanto al mundo que ves fuera de ti como al que ves dentro. Al aplicar la idea de hoy lo haremos de una manera que se utilizará cada vez más, con ciertas modificaciones que ya se irán indicando.»
Obviamente, esto no es una emancipación tal como el mundo la ve. Esta es una declaración de liberación de tu ego, de la prisión de tu vida llena de culpa y de la proyección. Las siguientes líneas describen una nueva forma de ejercicio, que abarca tanto una meditación más sostenida sobre la idea del día como las aplicaciones frecuentes durante el día que caracterizarán nuestra experiencia diaria con el libro de ejercicios. Sin estas "aplicaciones frecuentes", el trabajo de uno podría fácilmente convertirse en mera práctica intelectual. Jesús nos está pidiendo que cultivemos la disciplina de estar cada vez más atentos a la tentación de los pensamientos ilusorios de ataque de nuestro ego, para que podamos llevarlos a la presencia llena de verdad del Espíritu Santo en nuestras mentes, el proceso que estamos llegando a reconocer como el perdón:
📘(1:4) «En general, esta manera de practicar comprende dos aspectos: uno en el que aplicas la idea de manera más prolongada, y otro en el que haces frecuentes aplicaciones de la idea en el transcurso del día.»
Cuando leamos la Lección 95, veremos una discusión sobre la necesidad de perdonarnos a nosotros mismos por olvidar los ejercicios a lo largo del día. Es importante reconocer nuestra resistencia; de lo contrario, es imposible dejarla ir e ir más allá de la defensa a la verdad del Amor de Dios.
📘(2) «La idea de hoy requiere dos sesiones de práctica más largas que de costumbre, una por la mañana y otra por la noche. Se recomiendan de tres a cinco minutos para cada una de ellas. Durante ese intervalo, mira lentamente a tu alrededor mientras repites la idea dos o tres veces. Luego cierra los ojos y aplica la idea a tu mundo interno. Te liberarás de ambos al mismo tiempo, pues el interno es la causa del externo.»
Aquí, nuevamente, Jesús está dejando en claro que lo interno y lo externo son uno y lo mismo. Los ejercicios, entonces, tienen que ver con aplicar la idea tanto a lo que percibes fuera de ti como a lo que piensas dentro de tu propia mente. Seguimos recordándonos que lo interno es la «causa» de lo externo. Este tema causa-efecto adquiere cada vez más importancia a medida que avanza la enseñanza y profundizamos nuestra comprensión.
Si, contrariamente a lo que Jesús ha estado diciendo, creemos que la forma en que nos sentimos es el resultado de la forma en que las personas nos han tratado, estamos diciendo que la causa está fuera de nosotros - lo externo es la causa de lo interno- Este enfoque nos hace absolutamente indefensos en este mundo, porque aunque tengamos la ilusión de poder controlar algunas cosas, es muy poco lo que podemos hacer para controlar todo lo que nos afecta en el mundo. Después de todo, nuestros cuerpos fueron fabricados para ser frágiles y vulnerables, y de hecho lo son.
Si, por otro lado, invertimos esto y vemos que la causa está dentro, no importa lo que pase afuera, porque ahora estamos en control de lo que sentimos: nuestras «reacciones» a los acontecimientos externos. Hemos aprendido que lo que sentimos y experimentamos proviene de una elección que hemos hecho. Mucho más adelante en el libro de ejercicios, Jesús dice que estamos en control del universo (por ejemplo, la Lección 253). Como ya hemos discutido, si elegimos al ego como nuestro maestro, percibimos y experimentamos el mundo de una manera. Si tomamos a Jesús como nuestro maestro, percibiremos y experimentaremos el mundo de otra manera. «Nosotros», por lo tanto, somos los determinantes de nuestras experiencias. Esa es la importancia de esta lección, una importancia que no se debe subestimar, ya que contiene el núcleo de las enseñanzas de Jesús en Un Curso de Milagros.
📘(3) «Mientras exploras tu mundo interno permite simplemente que cualquier pensamiento que cruce tu mente llegue hasta tu conciencia, obsérvalo por un instante, y luego reemplázalo con el siguiente. Trata de no establecer ninguna jerarquía entre ellos. Observa su ir y venir tan desapasionadamente como puedas. No te detengas en ninguno en particular, sino trata de mantener un ritmo uniforme y calmado, sin ningún marcado interés por tu parte. Mientras estés sentado observando tus pensamientos serenamente, repite la idea de hoy en tu interior tan a menudo como quieras, mas sin ninguna sensación de premura.»
Esto es similar a muchos ejercicios de entrenamiento mental budista. La idea es simplemente observar los pensamientos en tu mente. Si los estás observando, ¿quién es el «tú» que los observa? Esta es la clave. Terminarás dándote cuenta de que el «tú» que está observando los pensamientos en tu mente, además de observar tus percepciones externas, se trata del «tomador de decisiones», la parte de tu mente que elige entre el ego y el Espíritu Santo, entre las ilusiones y la verdad. No se trata del «tú» que tu normalmente piensas que eres, porque algunos de los pensamientos que estarás observando van a ser pensamientos acerca de ti mismo. Jesús está de esta forma comenzando el proceso de nuestro entrenamiento para que lleguemos a disociarnos, en el sentido positivo del término, de la identificación que hemos hecho real con nuestro ego. Si yo puedo observar a mis pensamientos y lo que estaré observando es a mi ego en acción, no importa si se trata de aspectos positivos o negativos, el «yo» que observa no es el «yo» que yo pienso ser. Este, de nuevo, es el «tomador de decisiones».
📘(4) «Repítela además tan frecuentemente como puedas en el transcurso del día. Recuerda que al hacerlo estás haciendo una declaración de independencia en nombre de tu propia libertad. Y en tu libertad radica la libertad del mundo.»
Vemos aquí nuevamente la instrucción sobre las repeticiones frecuentes, con la esperanza de que ellas nos lleven a aplicaciones frecuentes de la sabiduría que se encuentra en las lecciones y que esto nos ayude a llevar nuestras ilusiones sin sentido a la sabia verdad que se encuentra en nuestras mentes que está siendo mantenida ahí por el Espíritu Santo. En mi libertad "radica la libertad del mundo" porque el mundo es parte de mí. Yo he fabricado este mundo, que es un producto de mis pensamientos. Si estos cambian, mi mundo tiene que cambiar. Jesús no está hablando acerca de liberar el mundo, ni de liberarlo de su sufrimiento; ni tampoco significa hacer nada con el mundo que se encuentra afuera. Él está hablando solamente de nuestra percepción del mundo; el único mundo que realmente existe.
El lenguaje de Un Curso de Milagros, especialmente en el libro de ejercicios, parece fuertemente sugerir que Jesús en realidad está hablando de salvar un mundo externo. Los cristianos siempre han hablado en estos términos. Primero fue Jesús quien iba a ser el salvador del mundo, y ahora nosotros, como sus discípulos, también vamos a salvarlo. En el Curso, Jesús usa los mismos términos que se han usado en el cristianismo tradicional, pero les ha dado un significado totalmente diferente. Estas lecciones explican esta diferencia de significado. Por ejemplo, la Lección 186 se titula "La salvación del mundo depende de mí"; se trata únicamente de «mi» mundo lo que tiene que ser salvado. A medida que yo cambio mi mente y me libero a mí mismo de la tiranía del ego, el mundo que percibo y experimento será salvado también. Una vez más, Jesús no está hablando de nada externo. Cabe señalar aquí, aunque volveremos a este punto importante más adelante, que esto no debe tomarse como una excusa para no hacer nada en el mundo. Más bien, se nos pide que seamos pasivos con el ego, pero muy «activos» con el Espíritu Santo, cuyo amor guía automáticamente nuestros pensamientos, palabras y acciones.
Es por eso que estos pasajes deben leerse con mucho cuidado y mantenerse dentro del contexto de lo que Jesús ha estado enseñando. Si no hay un mundo externo, ¿cómo podría haber un mundo ahí afuera que tiene que ser salvado? Ahí es cuando los estudiantes de Un Curso de Milagros que aún desean hacer sus egos reales toman oraciones y frases del Curso fuera de contexto sin el entendimiento que les aportaría el marco metafísico y entonces hacen que el Curso parezca decir exactamente lo opuesto de lo que en realidad está diciendo.
La siguiente lección hace que este punto sea aún más claro, pero antes de continuar, el párrafo final de esta lección nos anima a comenzar a hacer las "aplicaciones frecuentes" que Jesús mencionó cerca del comienzo de la lección. Una vez más, sin estas aplicaciones, el libro de ejercicios no habrá tenido éxito en su propósito.
Una cosa más antes de pasar al final de la lección - ten en cuenta la referencia explícita anterior a la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. Los estudiantes pueden recordar una referencia similar en el texto (T-4.III.1: 12-2: 2), cuyo mensaje se repite en este párrafo final:
📘(5) «La idea de hoy es también especialmente útil como respuesta a cualquier tipo de tentación que pueda presentarse. Es una declaración de que no vas a sucumbir a ella, aprisionándote así a ti mismo.»
Al final del texto, Jesús describe la tentación como la creencia de que estamos en un cuerpo, sujeto a fuerzas que están más allá de nuestro control:
“La lección que la tentación siempre quiere enseñar, en cualquier forma en que se presente e independientemente de donde ocurra, es ésta: quiere persuadir al Hijo de Dios de que él es un cuerpo, nacido dentro de lo que no puede sino morir, incapaz de librarse de su flaqueza y condenado a lo que el cuerpo le ordene sentir.” (T-31.VIII. 1:1-2)
Si elegimos al Espíritu Santo y Su sistema de pensamiento, esto cambia nuestra identificación del cuerpo a la mente, que es la causa de todo lo que el cuerpo hace y siente. Así somos finalmente liberados de la esclavitud del ego."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.

Lección 30

DIOS ESTÁ EN TODO LO QUE VEO PORQUE DIOS ESTÁ EN MI MENTE. (Lección 30)
"Esta lección también es extremadamente importante, explicando «por qué» Dios está en todo lo que veo: Él está en mi mente. El contexto, nuevamente, no es lo que percibimos afuera, sino lo que está en nuestras mentes. Por lo tanto, "pensar" puede sustituirse por "ver", porque nuestros ojos nos informan nada más que el reflejo de lo que hemos estado pensando: «la proyección da lugar a la percepción». De hecho, esta lección hace avanzar nuestra comprensión y experiencia de la proyección, la defensa por excelencia del ego para conservar nuestra culpa con el pretexto de deshacernos de ella.
📘(1) «La idea de hoy es el trampolín a la visión. Por medio de esta idea el mundo se abrirá ante ti, y al contemplarlo verás en él lo que nunca antes habías visto. Y lo que antes veías ya no será ni remotamente visible para ti.»
Este es un tema que se repite muchas veces a lo largo de Un Curso de Milagros: cuando nuestras mentes estén despiertas y veamos con el amor de Jesús, todo lo que vimos antes desaparecerá. Nuestros juicios contra los demás y contra nosotros mismos, nuestras extrañas formas de entender los acontecimientos - todo desaparecerá. A medida que reforzamos esta nueva forma de pensar y de ver, esos juicios, que son defensas contra la verdad de nuestra realidad y la de nuestros hermanos, se desvanecerán gradualmente hasta que desaparezcan por completo. Esto es lo que Jesús nos está diciendo aquí. Es fácil ver por qué estas ideas nos pueden asustar. No son solo nuestros juicios, percepciones distorsionadas y pensamientos lo que desaparecerá; «nosotros», como siempre nos hemos conocido a nosotros mismos, también desapareceremos. Este es el verdadero significado de la indefensión: estar «sin» defensas. El ego intentaría convencernos de que necesitamos defensas para protegernos de nuestro dolor, ya sea infligido desde dentro o desde fuera. Nunca nos deja ver su secreto: toda su estructura defensiva está dirigida a protegernos de «Dios».
La psicología - el estudio del ego - nos ayuda a comprender cómo la vida de todos - sin duda en la edad adulta - ha sido construida como una defensa contra el dolor y el sufrimiento de la infancia. Vinimos a este mundo para sentirnos victimizados como niños; ese es el punto de nacer en este mundo, como lo discutí en el Preludio. Toda nuestra vida, desde el punto de vista del ego, está formada por defensas para protegernos de lo que hemos llegado a aceptar como verdades innegables sobre el mundo, y especialmente sobre nuestros mundos personales: no puedo confiar en mi madre, no puedo confiar en mi padre, no puedo confiar en las mujeres, no puedo confiar en los hombres, no puedo confiar en mi cuerpo, no puedo confiar en las autoridades, y así sucesivamente. En la vida de todos, estas conclusiones están perfectamente justificadas, porque nuestros guiones, como ya hemos visto, fueron escritos específicamente para justificar nuestros sentimientos de ser injustamente tratados. Una vez que nuestra victimización es aceptada como verdad, construimos muro sobre muro de defensas para protegernos contra estas heridas, desaires y dolores imaginarios de nuestra infancia y juventud. Son «imaginarios» porque ya no se encuentran ahí. De hecho, nunca estuvieron realmente ahí, siendo sólo parte de nuestro sueño. Sin embargo, nunca queremos mirar esta verdad a través de la visión de Jesús, porque entonces nos daríamos cuenta de que todo fue inventado.
En realidad, no hay justificación para que construyamos muros de defensas, ya que nuestros problemas son inherentemente inexistentes. Esa es la verdad que tememos. El significado que han adquirido nuestras vidas es sobrevivir a los embates de este mundo duro, cruel, insensible, indiferente y perverso - en palabras de Hamlet: "los golpes y las flechas de la injusta fortuna". No hay ninguna duda acerca de que el mundo «es» cruel, insensible y perverso. «Esa es la razón por la que fue fabricado», y es el significado de la declaración: "El mundo se fabricó como un acto de agresión contra Dios." (W-pII.3.2: 1).
Nuestra existencia se basa en la verdad de lo que estamos tan seguros que es la realidad. No queremos que nos digan que hay otra manera de ver, porque es obvio que Jesús no está hablando de otra manera de ver una mesa. Eso es solo un ejercicio para ayudarnos a darnos cuenta de que hay otra forma de vernos a «nosotros mismos». Una vez más, a medida que practiques estas lecciones, pensando y meditando en ellas, intenta ponerte en contacto con el miedo que proviene de comprender lo que están diciendo. Es útil mirar en retrospectiva y ver cómo tu vida ha sido construida como una defensa contra lo que crees que es el problema: cómo sobrevivir como una víctima inocente en un mundo hostil. Jesús nos enseña que hay otra manera de verlo absolutamente todo, pero esta visión tiene un precio: reemplazar nuestro yo victimizado - reforzado por la acumulación de defensas de toda una vida - con un yo que puede ser verdaderamente indefenso - "protegido" por la inocencia que es el reflejo de la impecabilidad del Cielo.
📘(2:1-2) «Hoy vamos a intentar un nuevo tipo de "proyección". No vamos a tratar de deshacernos de lo que no nos gusta viéndolo afuera.»
Si bien la palabra no se usa aquí, Jesús está hablando claramente de la «extensión»; la mitad de la dinámica de mirar adentro, y hacer que esto que hemos visto adentro afecte lo que vemos afuera. Con la proyección, vemos nuestra pecaminosidad y nuestra culpa y nuestro juicio en contra de ella proyectado sobre los demás. Nos deshacemos de eso que no deseamos tener dentro. Así es literalmente como se fabricó el mundo. En una línea que leeremos en la Lección 161, Jesús dice: "Así fue como surgió lo concreto." - fabricamos un mundo de específicos para que pudiéramos tener a alguien y algo sobre quien proyectar la culpa que no queremos.
Jesús nos está enseñando ahora acerca de “un nuevo tipo de 'proyección' ” (extensión), en la cual tomamos el amor que primero hemos contemplado dentro - el Amor de Cristo que somos, el amor de Jesús con el que podemos relacionarnos - y hemos permitido que se extienda para que lo veamos todo a nuestro alrededor. Es muy importante darnos cuenta que el amor extendido de esta forma no lo podemos ver separado de nosotros como sí sucede con nuestra culpa cuando la proyectamos, en donde «debemos» ver la culpa en alguien que no sea nosotros mismos - intrínseco al propósito de la proyección. El Amor de Cristo, el cual primero hemos visto dentro, ahora se experimenta en todos los demás, independientemente de los velos de miedo y de odio utilizados inconscientemente para ocultarlo. Nuevamente, experimentamos este amor en todos, porque primero lo hemos experimentado en nosotros mismos. El cambio que Jesús está discutiendo es el cambio hacia la mentalidad recta - ir de la proyección de la culpa del ego a la extensión del perdón del Espíritu Santo - y es clave para la práctica de Un Curso de Milagros.
📘(2:3) «En lugar de ello, trataremos de ver en el mundo lo que está en nuestras mentes, y lo que deseamos reconocer se encuentra ahí.»
El pensamiento clave es "lo que deseamos reconocer se encuentra ahí". Como dice el texto:
“Parece que es la percepción la que te enseña lo que ves. Sin embargo, lo único que hace es dar testimonio de lo que tú enseñaste. Es el cuadro externo de un deseo: la imagen de lo que tú querías que fuese verdad.” (T-24.VII.8:8-10).
Nuestro deseo secreto es mantener la separación, pero ver la responsabilidad de ello en otro. La "imagen de lo que tú querías que fuese verdad" es la culpa de nuestro hermano. Así, el ego dice que la culpa es real y «no» queremos reconocerla. Al convencernos de no reconocer la culpa de la mente, el ego espera que nunca miremos el amor que ya se encuentra en nuestras mentes. En el texto, Jesús dice que solo tenemos dos emociones: amor y miedo - uno que fabricamos y otro que nos fue dado (T-13.V.10: 1). La emoción del miedo, que en realidad es lo mismo que la culpa, es lo que fabricamos para encubrir el amor que Dios nos dio. Necesitamos reconocer la culpa para poder mirar más allá de ella e identificarnos con el amor que está allí. Esto, por supuesto, es totalmente diferente de la forma de proceder del ego, lo que hace que la culpa sea real y luego nos hace prometer que nunca la veremos. Nos dice que no la reconozcamos en nosotros mismos, sino que nos deshagamos de la culpa al verla en todos los demás. Sin embargo, el ego nunca nos dice que su plan no funciona, ya que la culpa permanece dentro de nuestras mentes, a pesar de nuestros intentos febriles de ignorarla. Todo esto se describe claramente en el texto:
“El propósito fundamental de la proyección es siempre deshacerse de la culpabilidad...Observa, sin embargo, cuán extraña es la solución que el ego ha urdido. Proyectas la culpabilidad para deshacerte de ella, pero en realidad estás simplemente ocultándola. Experimentas culpabilidad, pero no sabes por qué.” (T-13.II.1:1; 2:1-3)
“En cualquier unión con un hermano en la que procures descargar tu culpabilidad sobre él, compartirla con él o percibir su culpabilidad, te sentirás culpable...Verás culpabilidad en esa relación porque tú mismo la sembraste en ella. Es inevitable que quienes experimentan culpabilidad traten de desplazarla, pues creen en ella. Sin embargo, aunque sufren, no buscan la causa de su sufrimiento dentro de sí mismos para así poder abandonarla...Su mayor preocupación es percibir la fuente de la culpabilidad fuera de sí mismos, más allá de su propio control.” (T-13.X.3:1,3-5,7)
Siguiendo la guía del ego, entonces, nos basamos en nuestros antecedentes de décadas de experiencia y declaramos con confianza que la culpa está en todos estos otros. Además, tenemos todas las pruebas necesarias para justificar lo que sentimos por ellos. Explicamos cómo nos han abusado y maltratado, o han abusado y maltratado a otros con quienes nos identificamos como víctimas. Estamos absolutamente seguros de que tenemos razón sobre nuestras conclusiones. Es por eso que Un Curso de Milagros es tan difícil y aterrador. Una y otra vez, Jesús nos dice que estamos equivocados, que "Dios piensa lo contrario" (T-23.I.2: 7). ¡Pero estamos seguros de que Él está equivocado y que nosotros estamos en lo correcto!
📘(2:4-5) «Así pues, estamos tratando de unirnos a lo que vemos, en vez de mantenerlo separado de nosotros. Ésa es la diferencia fundamental entre la visión y tu manera de ver.»
La manera en que vemos, de nuevo, es ver problemas u objetos de placer fuera de nosotros. Siempre queremos mantener separados de nosotros lo que está afuera. Incluso cuando parece que queremos unirnos a otros, realmente estamos tratando de tener la ilusión de unirnos para poder proteger nuestro especialismo. En la visión, sin embargo, ya no nos vemos como separados de nadie. Al principio del manual, Jesús hace una declaración importante que ya he citado: “Sus atributos consisten únicamente en esto: de alguna manera y en algún lugar ha elegido deliberadamente no ver sus propios intereses como algo aparte de los intereses de los demás.” (M-1.1:2). Esa visión sólo puede comenzar al no ver nuestros intereses como separados de los del Espíritu Santo o los de Jesús. Al principio, nuestros intereses están bastante separados, porque si nos unimos a Ellos (Jesús o el Espíritu Santo), la individualidad y el especialismo de nuestros egos desaparecen.
Por lo tanto, «debemos» mantenerlos (a Jesús o el Espíritu Santo) separados de nosotros, tal como lo hemos hecho con Dios. Es sobre esta dinámica de la separación como nos podemos disociar de nuestra culpa, proyectándola en otros que ahora vemos como separados de nosotros. La visión es exactamente lo opuesto, viendo a todas las personas como lo mismo, reflejando nuestra unicidad inherente como Cristo.
La radicalidad del sistema de pensamiento de Un Curso de Milagros es que Jesús no está hablando acerca del cerebro o del cuerpo, sino únicamente acerca de la mente, la cual no puede ser ni vista ni tocada porque está mucho más allá de nuestros sentidos o de cualquier cosa física o cuantificable.
📘(3) «La idea de hoy debe aplicarse tan frecuentemente como sea posible a lo largo del día. Cada vez que tengas un momento, repítela lentamente para tus adentros, mirando a tu alrededor y tratando de comprender que la idea es aplicable a todo lo que ves ahora o podrías ver ahora si estuviese al alcance de tu vista.»
Jesús nos recuerda una vez más acerca de la generalización; no excluir nada en nuestra aplicación de las lecciones. Recuerda, una vez que crees que hay una jerarquía de ilusiones y un rango de lo que percibes, estás diciendo que la separación y las diferencias son realidad y verdad. La única realidad es el pensamiento uno de la Expiación, la única realidad dentro de nuestras mentes. Debido a que ese pensamiento es uno, es visto como uno. Todo en este mundo es lo mismo que todo lo demás, porque todas las cosas comparten el único propósito del perdón.
📘(4) «La verdadera visión no está limitada por conceptos tales como "cerca" o "lejos". Para que te vayas acostumbrando a esta idea, trata de pensar, a medida que aplicas la idea de hoy, en cosas que estén más allá de tu alcance visual, así como en aquellas que de hecho puedes ver.»
Aquí podemos ver a Jesús sutilmente refiriéndose a su punto de que esta idea funciona no sólo para lo que nuestros ojos ven físicamente, sino también acerca de lo que pensamos - lo que vemos en nuestras mentes al igual de lo que "realmente" estamos viendo. Una vez más, la visión real no tiene nada que ver con nada físico. No se aplica a lo que percibimos físicamente (vemos, escuchamos, sentimos, tocamos o lo que sea), sino a lo que «pensamos». Recuerda que no hay diferencia entre lo que pensamos y lo que vemos. Es sólo al aceptar esta verdad que uno puede comenzar a tener el entendimiento que esperamos conduzca a la experiencia de nuestra inherente unicidad, una unidad que sólo puede existir en la mente, ya que los cuerpos separan. Como Jesús nos recuerda en el texto: “Las mentes están unidas; los cuerpos no.” (T-18.VI.3:1).
📘(5:1-2) «La verdadera visión no sólo no está limitada por el espacio ni la distancia, sino que no depende en absoluto de los ojos del cuerpo. La mente es su única fuente.»
No podríamos pedir una declaración más clara que esta. Jesús no está hablando de nada de lo que percibimos, porque siempre estamos viendo alguna forma de separación, lo que significa que lo que vemos proviene de un pensamiento de separación en nuestras mentes, un pensamiento que está intrínsecamente equivocado. Como dice Jesús en una línea que citaremos frecuentemente: "Nada es tan cegador como la percepción de la forma" (T-22.III.6:7).
Aunque aún no se menciona específicamente en estas lecciones, ya discutí en el Preludio la idea que acudir a Jesús o al Espíritu Santo en busca de ayuda es fundamental para nuestra práctica de Un Curso de Milagros. Al separarnos de Ellos, nos estamos separando de Dios, lo que significa que estamos considerando la separación como realidad. Todo lo que pensemos, veamos o creamos a partir de ese momento será incorrecto. Es por eso que hay mucho miedo asociado con hacer este curso. Poco a poco comienza a despuntar de que estamos equivocados sobre todo lo que pensamos, percibimos y juzgamos, sobre nosotros mismos y sobre todos los demás.
📘(5:3-4) «Como ayuda adicional para que te vayas acostumbrando cada vez más a esta idea, dedica varias sesiones de práctica a aplicarla con los ojos cerrados, usando cualquier tema que te venga a la mente, mirando en tu interior en vez de afuera. La idea de hoy es aplicable por igual tanto a lo uno como a lo otro.»
La respuesta a por qué la idea de hoy se aplica igualmente a lo que está adentro y lo que está afuera es que en realidad no hay nada ahí afuera. Lo que aparenta estar afuera es simplemente una proyección de nuestros pensamientos. No importa si estamos contemplando a nuestros pensamientos afuera o a nuestros pensamientos dentro de nuestras mentes, no hace ninguna diferencia. Siguen siendo nuestros pensamientos. Estas dos lecciones son bastante explícitas de que todo comienza en nuestras mentes. Esto está directamente relacionado con el principio descrito en el texto y que ya hemos visto en estas lecciones: «las ideas no abandonan su fuente» - la idea de un mundo, una relación y un cuerpo separados nunca ha abandonado su fuente en la mente. Todo lo que percibimos son nuestros pensamientos proyectados. Lo único que es importante, entonces, es ponerse en contacto con la fuente de estos pensamientos - surgen del ego o del Espíritu Santo. Este es el propósito final de estos ejercicios y del Curso de Milagros mismo. "
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez .

Lección 29

DIOS ESTÁ EN TODO LO QUE VEO. (Lección 29)
"Cuando la gente busca criticar Un Curso de Milagros por motivos de panteísmo - una gran herejía para los católicos que enseña que Dios se encuentra literalmente en la materialidad que es Su manifestación - esta lección en particular, así como la siguiente, son seleccionadas como principales ejemplos. Hace muchos años estaba hablando con un sacerdote jesuita, que me recordaba a un cazador de herejías de los viejos tiempos. Un católico muy conservador, su principal función en la vida parecía ser encontrar todas las enseñanzas heréticas en el cristianismo contemporáneo. Después de que escuchó sobre mí y Un Curso de Milagros, se propuso salvar a las monjas y sacerdotes con los que había estado trabajando para que no cayeran en las profundidades de la perdición con este curso. Pasé una hora con él una noche, durante la cual él procedió a enumerar las herejías del Curso. En realidad, solo había examinado el libro de ejercicios y había dedicado mucho tiempo a esta lección en particular como prueba del panteísmo de Un Curso de Milagros. Es verdad, de hecho, cuando esta declaración inicial, "Dios está en todo lo que veo", se toma en serio, parece ser panteísta: Dios está en la mesa, Dios está en la silla, Dios está en el cuerpo, Dios está en las plantas, etc. Sin embargo, al estudiar esta lección cuidadosamente, queda claro que eso «no» es precisamente de lo que Jesús está hablando. El tema de estas dos lecciones - las Lecciones 29 y 30 - es que el «propósito» de Dios - es decir, el propósito del perdón - está en todo lo que veo. Esto es así porque el propósito está en la mente, que se explicará a medida que avancemos.
El lector puede recordar mi discusión en el Prefacio de este libro de cómo el lenguaje en el libro de ejercicios, por no mencionar en Un Curso de Milagros, puede ser engañoso. Por ejemplo, como mencioné anteriormente, especialmente en el libro de ejercicios, Jesús dirá a «Dios» cuando, técnicamente hablando, se refiere «al Espíritu Santo». Un ejemplo explícito, para citarlo nuevamente, se encuentra en la Lección 193, "Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda", donde en la lección en sí, Jesús claramente dice que Dios no enseña, porque ese es el papel del Espíritu Santo. También en esta lección, al decir que el propósito de Dios está en todo lo que veo, Jesús realmente está hablando del propósito de enseñanza del Espíritu Santo.
📘(1) «La idea de hoy explica por qué puedes ver propósito en todo. Explica por qué nada está separado, por sí mismo o en sí mismo. También explica por qué nada de lo que ves tiene significado alguno. De hecho, explica cada una de las ideas que hemos usado hasta ahora, y también todas las subsiguientes. La idea de hoy es el pilar de la visión.»
Como veremos también en la próxima lección, la visión no tiene absolutamente nada que ver con los ojos del cuerpo, sino con un estado mental o una actitud. Más específicamente, la visión se refiere a haber elegido a Jesús como nuestro maestro, de modo que ahora son sus "ojos" a través de los cuales vemos. Se nos enseña que «lo interno y lo externo son lo mismo». Por lo tanto, lo que percibimos afuera no es más que una sombra de lo que primero percibimos dentro. Cuando Jesús dice "Dios está en todo lo que veo", quiere decir que Dios está en todo lo que yo «pienso», porque ver y pensar son lo mismo: la percepción proviene de los pensamientos, y permanece unida a ellos. La base para la visión es ver el «propósito» de Dios. Veo perdón en todo lo que veo porque he despedido al ego como mi maestro y he contratado a Jesús. Para citar nuevamente estas dos afirmaciones, juntas: “Renuncia ahora a ser tu propio maestro...pues no fuiste un buen maestro.” (T-12.V.8: 3; T-28.I.7: 1). En ese momento, todo lo que percibo, pienso y siento es lo contrario de lo que había sido antes de tomar a Jesús como mi nuevo maestro.
📘(2:1-3) «Es probable que a estas alturas te resulte muy difícil entender la idea de hoy. Puede que creas que es tonta, irreverente, insensata, graciosa e incluso censurable. Ciertamente Dios no está en una silla tal como tú la ves.»
Nos resulta difícil porque pensamos que en realidad hay una mesa que está separada de nuestros cuerpos, y que nuestros ojos realmente la perciben - la versión ilusoria de ver del mundo. En ese sentido, Dios no puede estar en la mesa porque no hay mesa. Nuevamente, el punto a notar es que Jesús está cambiando el énfasis de lo que percibimos «afuera» a lo que vemos «internamente». Es la «forma» en la cual vemos lo que es el enfoque de sus enseñanzas - nuestros pensamientos - que tiene que ver sólo con el propósito o el maestro que estamos eligiendo.
Incidentalmente, si un estudiante que está haciendo estas lecciones por primera vez no se ha dado cuenta de cuán radicalmente diferente es la enseñanza de Jesús aquí, estas dos lecciones deberían dejarlo muy claro. Un Curso de Milagros no se parece en nada a lo que generalmente se enseña en otras disciplinas espirituales. Esta radicalidad se basa en la metafísica subyacente que enseña que el mundo fenoménico es una ilusión. Por lo tanto, lo que percibimos y pensamos aquí no es real en absoluto. Debe ser, entonces, que la verdadera actividad no es lo que sucede en nuestros cuerpos o en el mundo, sino en nuestras mentes. Esto se enuncia más claramente en estas lecciones que hasta ahora.
📘(2:4) «No obstante, ayer subrayamos que una simple mesa comparte el propósito del universo.»
Ese propósito, para repetir, es ser un objeto que aparenta estar fuera de nosotros, sobre el cual proyectamos los pensamientos de ego en nuestras mentes. Con Jesús como nuestro maestro, ahora vemos lo que percibimos y vemos de manera diferente. El perdón implica darse cuenta de que lo que percibimos en el exterior refleja lo que primero hemos hecho realidad en el interior. Por eso, para establecer la definición única del Curso, perdonamos a nuestros hermanos por lo que ellos «no» nos han hecho; ellos no nos han hecho nada en el sentido de tener el poder de arrebatarnos la paz. Lo que hay que perdonar, por lo tanto, son «nuestros» pensamientos de culpa, nacidos de la creencia de que nos hemos separado de la paz; es esta culpa la que hemos proyectado sobre los demás.
📘(2:5) «Y lo que comparte el propósito del universo comparte el propósito de su Creador.»
Aquí, Jesús está usando las palabras «universo» y «Creador» bastante libremente, otro ejemplo de la "holgura" del lenguaje del Curso - porque claramente está hablando del universo físico. Pero Dios no puede ser el creador de lo físico, como es inequívocamente claro a lo largo de Un Curso de Milagros. Si tomas estas líneas literalmente, terminarás completamente desconcertado porque aparentan decir exactamente lo opuesto de lo que Jesús ha estado enseñándonos en otras partes del curso. Lo que quieres hacer es quedarte con el «contenido» de lo que él te está enseñando, en lugar de analizarlo hasta la muerte y discutir con la «forma». Regresaré frecuentemente a este importante punto.
📘(3:1) «Trata hoy, pues, de comenzar a aprender a mirar a todas las cosas con amor, con aprecio y con una mentalidad abierta.»
Si eliges a Jesús como tu maestro, te identificarás con su amor. Por lo tanto, lo que veas afuera será una expresión de amor o una petición de ello. Mirarás con aprecio al mundo, especialmente a tus relaciones especiales, porque estas se habrán convertido en las oportunidades para aprender que estás perdonado y que tu ego puede ser deshecho. La “mentalidad abierta” significa que su mente ya no está cerrada a la verdad del Espíritu Santo. Cuando elegimos al ego como nuestro maestro y descartamos al Espíritu Santo, nuestras mentes se cierran a Su verdad.
La “mentalidad abierta” aquí, como en la décima característica del maestro de Dios discutida en el manual para los maestros (M-4.X), quiere decir que nuestras mentes están abiertas al amor de Jesús. Entonces, no hay distorsión en nuestro pensamiento, lo que a su vez significa que no hay distorsión en nuestra percepción. Lo que escucharemos y veremos provendrá del amor, en lugar de haber superpuesto los pensamientos del ego sobre estos objetos de nuestra percepción.
📘(3:2-4) «Ahora mismo no las ves [es decir, no ves las cosas como realmente son]. ¿Cómo podrías saber lo que en ellas se encierra? Nada es como a ti te parece que es.»
Esta es otra de estas declaraciones que, si te detienes y meditas sobre ella, deberían hacerte sentir extremadamente ansioso. Si tú no ves nada como es - “nada es como a ti te parece que es” y todo lo que percibes lo haces de manera errónea, entonces la forma en la que te percibes a «ti mismo» también tiene que ser errónea. «Todos» tus pensamientos acerca de todo son erróneos.
📘(3:5-6) «Su santo propósito está más allá de tu limitado alcance. Cuando la visión te haya mostrado la santidad que ilumina al mundo, entenderás la idea de hoy perfectamente.»
Esta es una referencia a la Lección 15, la idea de ver bordes de luz alrededor de los objetos. Jesús deja muy claro aquí, así como en las lecciones que ya hemos estudiado, que él no está hablando acerca de auras o de ninguna forma de luz externa. Se refiere a una manera diferente de ver; una visión basada en la luz de la verdad, el nuevo entendimiento que proviene de la manera de mirar de Jesús y no de la estrecha banda de distorsión del ego ("tu limitado alcance").
📘(3:7) «Y no entenderás cómo pudo jamás haberte resultado difícil.»
Todos hemos tenido esta experiencia en un momento u otro: cuando incluso por un instante nuestras mentes se encuentran claras, cuando desaparecen los sentimientos de culpa y de juicio y sentimos el amor de Jesús dentro de nosotros, entonces todo en Un Curso de Milagros se vuelve muy claro. Cuando surge el temor de que nos hayamos dado cuenta de las implicaciones de lo que significa haber estar equivocados y de que Jesús esté en lo cierto, nuestras mentes se cierran de nuevo y la visión y la percepción se distorsionan.
Los dos últimos párrafos repiten las instrucciones habituales:
📘(4) «Nuestras seis sesiones de práctica, de dos minutos cada una, deben seguir la norma habitual: comienza repitiendo la idea en tu interior y luego aplícala a aquellos objetos seleccionados al azar que estén a tu alrededor, nombrando específicamente cada uno de ellos. Trata de evitar la tendencia a dirigir la selección, que, en el caso de la idea de hoy, puede ser una gran tentación debido a su naturaleza totalmente extraña. Recuerda que cualquier orden que tú intentes imponer le es igualmente extraño a la realidad.»
Estas simples directivas reflejan un punto mucho más profundo. Nuestro miedo a abandonar el sueño de las ilusiones del ego en favor de la verdad, este miedo es tan grande que todos estamos muy tentados de llevar la verdad a la ilusión. Una forma de esta tentación es pensar que entendemos lo que se nos enseña y por qué estos ejercicios toman la forma que tienen. Por lo tanto, buscamos imponer nuestro propio sistema de pensamiento familiar sobre este sistema de pensamiento de "naturaleza totalmente extraña" de Jesús, inconscientemente, pero con gran ingenio, negando las enseñanzas y la meta de Un Curso de Milagros. El último párrafo proporciona ejemplos de nuestra libertad de "dirigir la selección":
📘(5:1) «Debes, por lo tanto, evitar al máximo ser tú mismo quien dirige la selección de objetos.»
Los objetos sugeridos incluyen lo "importante" y lo "no importante": dedo, cuerpo, perchero, revista, lámpara, puerta y cesto de basura (5:3-9). Luego, Jesús nos da un indicio de los maravillosos efectos que tendrá nuestro aprendizaje, la paz que se reside más allá de nuestro propio miedo:
📘(5:10-11) «Además de repetir la idea de hoy durante las sesiones de práctica asignadas, repítela como mínimo una vez por hora, mirando lentamente a tu alrededor mientras repites las palabras para tus adentros sin prisa. Por lo menos una o dos veces deberías experimentar una sensación de sosiego mientras haces esto.»
Es el deseo de esta "sensación de sosiego" a lo cual se refiere Jesús en el texto como encontrar el "centro tranquilo" dentro de nuestras mentes (T-18.VII.8) - lo que nos motiva para practicar estos ejercicios y aprender el mensaje que se encuentra en Un Curso de Milagros."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.

Lección 28

POR ENCIMA DE TODO QUIERO VER LAS COSAS DE OTRA MANERA. (Lección 28)
📘(1) «Hoy le estamos dando una aplicación realmente concreta a la idea de ayer. En estas sesiones de práctica vas a hacer una serie de compromisos definitivos. El que los cumplas o no en el futuro no es algo que nos concierna ahora. Si al menos estás dispuesto a hacerlos ahora, habrás dado el primer paso en el proceso de cumplirlos. Y todavía estamos en el principio.»
El compromiso fundamental es demostrar que toda nuestra identidad descansa en una mentira - o para decirlo de una manera menos amenazadora, el compromiso es darnos cuenta de que estamos equivocados y de que Jesús está en lo cierto: hay otra manera de ver el mundo. Una vez más, Jesús no está aplicando ninguna presión de tiempo sobre nosotros; él es muy consciente de nuestra resistencia (o temor) a hacer este compromiso. Por cierto, su última oración recuerda su comentario a los psicoterapeutas:
“La mayoría de los terapeutas profesionales apenas están en el comienzo de la fase inicial del primer viaje. Incluso aquellos que han comenzado a entender lo que tienen que hacer pueden oponerse aún a iniciar el camino.” (P-3.II.8:5-6)
Claramente, Jesús nos ve a «todos» como principiantes, resistentes al cambio y al crecimiento.
📘(2:1-5) «Tal vez te preguntes por qué es importante decir, por ejemplo, "Por encima de todo quiero ver esta mesa de otra manera". De por sí, eso no es importante. Sin embargo, ¿qué existe de por sí? ¿Y qué significa "de por sí"? Ves a tu alrededor una legión de objetos separados, lo cual significa que en realidad no ves nada.»
La Lección 183 se enfoca más directamente en esta idea de dar diferentes nombres a las “cosas separadas” en el mundo, un proceso que refleja la necesidad del ego de hacer que la separación y la individualidad cobre realidad. Jesús nos está pidiendo que entendamos la premisa subyacente de su curso, que es que todo es los mismo porque todo comparte el mismo propósito. En términos de la «forma», las cosas del mundo son claramente diferentes y tienen distintos propósitos unas de otras. En el nivel de «contenido», sin embargo, compartimos el único propósito de permitir que nuestras mentes sean sanadas. En ese sentido, todo es lo mismo, porque todas las cosas pueden ser utilizadas para lograr ese propósito. Un Curso de Milagros, debemos recordar, se enfoca en el «contenido» y no en la «forma».
📘(2:6-8) «O ves o no ves. Cuando hayas visto una sola cosa de otra manera, verás todas las demás cosas de otra manera también. La luz que veas en cualquiera de ellas será la misma luz que verás en todas ellas.»
Lo que cambia no es lo que está afuera, sino nuestra elección de maestro. Cuando nuestro Maestro interior haya sido cambiado, veremos todo a través de Sus ojos en lugar de los del ego.
Una vez más, Jesús no está hablando de una luz física. La luz que veremos es la luz de la visión de Cristo, la luz del entendimiento que reconoce un propósito común o compartido en todos y en todo.
📘(3) «Cuando dices: "Por encima de todo quiero ver esta mesa de otra manera", estás comprometiéndote a abandonar todas las ideas preconcebidas que tienes acerca de la mesa, y a tener una mente receptiva con respecto a lo que esa mesa es y al propósito que tiene. No la estás definiendo en función del pasado. Estás preguntando qué es, en vez de decírselo. No estás constriñendo su significado a tu reducida experiencia con mesas, ni estás limitando su propósito a tus insignificantes pensamientos personales.»
Esta es la humildad que dice: "Yo no sé". Una mesa no es importante ya que normalmente no proyectamos sobre ella, pero sirve como ejemplo para aclarar el punto. Lo más importante es que admitamos humildemente que no sabemos el significado y el propósito de una relación o situación. Si pensamos que lo sabemos, nunca estaremos abiertos a recibir la respuesta y aprender la verdad. Aferrarse al pasado es lo que refleja esta creencia arrogante de que sabemos, la defensa contra la visión que proviene de elegir el instante santo.
📘(4:1-2) «Nadie cuestiona lo que ya ha definido. Y el propósito de estos ejercicios es hacer preguntas y recibir respuestas.»
Una vez más, esto es un llamado a la humildad. Si tú piensas que entiendes Un Curso de Milagros, no estarás abierto a lo que te está enseñando. Si tú piensas que entiendes el propósito de cualquier lección particular de un libro de ejercicios, no estarás abierto a recibir la respuesta que Jesús tiene para ti. Si tú piensas que entiendes, lo que sucede es que repentinamente un muro cae dentro de tu mente y entonces no será posible enseñarte nada. «Pensarás» que estás siendo enseñado, pero lo que estarás “aprendiendo” es simplemente lo que tu ego quería que aprendieras en primer lugar. Ya hemos considerado esta sutil estratagema del ego, en la que conscientemente creemos que estamos pidiendo ayuda, pero lo único que estamos haciendo es decirle a Jesús lo que queremos que nos diga al definir nuestro problema o limitando nuestra pregunta. Esto inevitablemente dicta la respuesta que recibiremos, limitando por consiguiente a Jesús. Él nos recuerda esto en el texto también:
“Has sido tan selectivo con respecto a lo que pones en duda como con respecto a lo que percibes. Una mente receptiva es mucho más honesta que eso.” (T-13.IV.3:7-8)
Todo esto, por supuesto, es una reminiscencia de nuestro intento ontológico de limitar a Dios al definir la naturaleza de nuestro ser. Jesús nos está ayudando así a deshacer o desaprender todo lo que creemos acerca de todo - adquiriendo una «mente receptiva» - incluyendo lo que creemos acerca de este curso. Como él dice en el texto:
“Aprender este curso requiere que estés dispuesto a cuestionar cada uno de los valores que abrigas.” (T-24.in.2:1-2)
📘(4:3-5) «Al decir: "Por encima de todo quiero ver esta mesa de otra manera", te estás comprometiendo a ver. Mas no es éste un compromiso exclusivo. Es un compromiso que es aplicable tanto a la mesa como a cualquier otra cosa.»
Nuevamente vemos los intentos de Jesús de motivarnos para aprender lo que él nos está enseñando y de generalizar esta visión a todas las cosas. De hecho, si no puede generalizarse, no se trata de la verdadera visión.
📘(5) «Podrías, de hecho, alcanzar la visión valiéndote sólo de esa mesa, si pudieses abandonar todas tus ideas acerca de ella y mirarla con una mente completamente receptiva. Tiene algo que mostrarte; algo bello, puro y de infinito valor, repleto de felicidad y esperanza. Oculto tras todas las ideas que tienes acerca de ella se encuentra su verdadero propósito, el cual comparte con todo el universo.»
El propósito compartido con todo el universo es el perdón - “algo bello, puro y de infinito valor” - la fuente de la verdadera felicidad y la genuina esperanza. Ninguno de estos proviene de la mesa en sí, de la experiencia o de una persona. Más bien, nuestra felicidad y esperanza provienen del «propósito», cuya belleza se encuentra en la belleza del Maestro que has elegido. Es por eso que el propósito es siempre la línea de fondo. Para decirlo de nuevo, el propósito no es inherente al objeto, sino en la decisión que toma la mente de aprender del Espíritu Santo cómo ver el mundo verdaderamente.
📘(6) «Al usar la mesa como un sujeto para la aplicación de la idea de hoy, estás en realidad pidiendo ver cuál es el propósito del universo. Y con cada objeto que uses en tus sesiones de práctica estarás haciendo esa misma petición. Y estarás comprometiéndote con cada uno de ellos a dejar que su propósito te sea revelado, en lugar de imponerles tú tu propio dictamen.»
Tu juicio proviene de un pensamiento que dice que tienes razón y que Jesús está equivocado. «Tú» vas a enseñar a «él» lo que su curso debería estar enseñándote, en lugar de estar abierto a que él sea el maestro. Sin embargo, cuando tenemos apertura, se nos puede enseñar la «igualdad» inherente de todas las cosas en el universo. Son «lo mismo» porque comparten «el mismo» propósito. Para decirlo una vez más, el propósito lo es todo. También recuerda que el trabajo que necesitas hacer es pensar acerca de las ideas en estos ejercicios a la luz de los pensamientos que estás teniendo en el momento que estás aplicando las ideas. Es la aplicación específica, hecha con la mayor frecuencia posible, la que facilitará tu aprendizaje. Los párrafos finales reiteran la aplicación consciente y no obsesiva de los ejercicios del día. Intentamos recordar que «deseamos» aprender lo que Jesús nos está enseñando - ver el mundo de manera diferente:
📘(7-8) «Hoy llevaremos a cabo seis sesiones de práctica de dos minutos cada una, en las que primero debes repetir la idea de hoy, y luego aplicarla a cualquier cosa que veas a tu alrededor. No sólo debes escoger los objetos al azar, sino que, al aplicarles la idea de hoy, debes ser igualmente sincero con todos ellos, intentando reconocer de esta manera la idéntica contribución que cada uno de ellos le presta a tu visión.
Como de costumbre, las aplicaciones deben incluir el nombre del objeto en el que tu mirada se pose, y debes mantener tus ojos sobre él mientras dices:
Por encima de todo quiero ver este(a) _______ de otra manera.
Cada aplicación debe hacerse muy despacio y tan a conciencia como sea posible. No hay prisa.»
"Muy despacio", "tan a conciencia como sea posible", "no hay prisa". Estas deberían ser nuestras consignas durante nuestros días. Como nuestro nuevo maestro, Jesús nos está pidiendo que adoptemos una nueva perspectiva que evite la tensión y la presión de deshacer nuestros egos, sino que que busque en lugar de eso un enfoque amoroso y paciente como el que se nos provee en estos ejercicios. Ya que estamos siendo enseñados que nuestras lecciones diarias son la misma, su forma es intangible. Así, importante y carente de importancia, mayor y menor, se vuelven calificativos irrelevantes en nuestros eventos y relaciones. El unir a todas ellas como una sola nos guía a la única elección que podemos hacer: elegir al ego o elegir al Espíritu Santo. Elegir la Voz de Dios para que nos guíe, hace que nuestras vidas se aquieten al ritmo a aquellos quienes saben que el desenlace es seguro. Así, nos movemos en la confianza de que nuestro Maestro nos enseñará todo lo que necesitemos saber y eso, con el tiempo, hará que aprendamos Sus lecciones."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez .

Lección 27

POR ENCIMA DE TODO QUIERO VER.
(Lección 27)
"Esta lección y la siguiente forman un dúo: "Por encima de todo quiero ver" y "Por encima de todo quiero ver las cosas de otra manera", y seguir avanzando en nuestro aprendizaje, volviendo al tema de la motivación. Los maestros reconocen que el rasgo más importante que desean ver en sus alumnos es el «deseo» de aprender. Sin esa motivación, «nada» ocurrirá en el aula. Del mismo modo, los terapeutas no pueden ayudar a sus pacientes a menos que estén motivados a cambiar. Por lo tanto, tenemos que «desear» aprender lo que Un Curso de Milagros nos está enseñando, de lo contrario, incluso el mejor maestro del mundo fracasará. Deseamos aprender el curso de Jesús porque ello nos hará felices. Para hacer esto, Jesús primero tiene que convencernos de que no somos felices ahora. Su necesidad se expresa muy bien en la apertura de "El alumno feliz" en el texto:
“El Espíritu Santo necesita un alumno feliz en quien Su misión pueda llevarse a cabo felizmente. Tú que eres tan partidario de la aflicción, debes reconocer en primer lugar que eres infeliz y desdichado. El Espíritu Santo no puede enseñar sin este contraste, pues tú crees que la aflicción es felicidad. Esto te ha confundido tanto, que te has empeñado en aprender a hacer lo que nunca podrás hacer, creyendo que si no aprendes a hacerlo no serás feliz.” (T-14.II.1:1-4)
Ahora a la lección en sí:
📘(1:1-4) «La idea de hoy expresa algo más fuerte que una simple resolución. Le da prioridad a la visión por encima de todos tus demás deseos. Quizá te sientas indeciso con respecto a si usar esta idea o no, debido a que no estás seguro de si eso es lo que realmente quieres. Eso no importa.»
Jesús no espera que nadie realmente diga de corazón estas palabras. Si renunciamos al juicio y elegimos la visión, es porque hemos optado por abandonar nuestra inversión en el especialismo, lo que para el ego significa que nos estamos dejando desprotegidos y abriendo nuestros flancos para el ataque. El ego nos advierte que sin el especialismo no podremos tener defensa alguna en contra de nuestro vacío y carencia interno, y que nos volveríamos vulnerables al mundo hostil a nuestro alrededor, empecinado en nuestra destrucción.
📘(1:5) «El propósito de los ejercicios de hoy es aproximar un poco más el momento en que esta idea sea completamente verdadera para ti.»
Jesús está dejando en claro, como lo hace a lo largo de Un Curso de Milagros, que esto es un proceso. Por lo tanto, no espera que repentinamente soltemos la mano del ego y que tomemos la suya. Pero él quiere que lleguemos a entender lo que esta elección implica, y así sepamos en lo que estamos madurando.
(2:1) «Puede que sientas una gran tentación de creer que se te está pidiendo algún tipo de sacrificio cuando dices que por encima de todo quieres ver.»
El tema del sacrificio aparecerá más adelante en las lecciones. Para el ego, ver a través de la visión de Cristo es sacrificar nuestra identidad personal, que se basa en la separación y el juicio, el miedo y el odio. Desde el punto de vista del ego, el sacrificio está definitivamente involucrado si hemos de sobrevivir: o sacrificamos nuestra felicidad y placer para expiar por los pecados del pasado, o sacrificamos a otros para que seamos felices y estemos en paz. De cualquier manera, alguien tiene que perder para que otro gane, el principio del ego de «uno o el otro». Las siguientes líneas proporcionan la respuesta del Espíritu Santo a este principio de sacrificio:
📘(2:2-5) «Si te sientes incómodo por la falta de reserva que esta idea entraña, añade:
La visión no le cuesta nada a nadie.
Si el temor a perder algo aún persiste, di además:
Tan sólo puede bendecir.»
Jesús nos está instando a que reflejemos nuestra motivación más profunda de aprender intentando recordar la lección con la mayor frecuencia posible a lo largo del día. Tiene que ser observado aquí, y repetido una y otra vez, que no es un pecado si nos olvidamos. De hecho, tal olvido nos proporciona información muy útil sobre nosotros mismos. Si realmente queremos aprender este curso, primero debemos entender la enorme «resistencia» que tenemos a aprenderlo. A menos que podamos deshacer esta resistencia, en última instancia, nacida de nuestro miedo a perder nuestro yo, vamos a estar constantemente fallando en nuestro proceso de aprendizaje. El primer paso en este proceso del deshacimiento es tomar conciencia del problema. Sólo entonces puede el problema ser verdaderamente atendido y superado.
📘(3) «Necesitas repetir la idea de hoy muchas veces para obtener el máximo beneficio. Se debe repetir por lo menos cada media hora, e incluso más si es posible. Puedes intentarlo cada quince o veinte minutos. Se recomienda que al despertarte o poco después, establezcas un horario fijo según el cual vas a repetir la idea de hoy, y que, trates de adherirte a él durante todo el día. No te será difícil hacerlo, aun si estás conversando u ocupado en otra cosa cuando llegue el momento de repetirla. Siempre se puede repetir una frase corta silenciosamente sin que ello interfiera en nada.»
Pero Jesús conoce muy bien a su audiencia, y por eso nos habla gentilmente. Por un lado, él hace un llamado a nuestra motivación de aprendizaje, expresado en la recomendación de que incrementemos la práctica; y, por otro lado, nos recuerda que «no» nos sintamos culpables cuando tengamos resistencia, como leemos ahora:
📘(4:1-5) «Lo que realmente importa es: ¿con qué frecuencia te vas a acordar [de la lección del día]? ¿Hasta qué punto quieres que esa idea sea verdad? Si contestas una de estas preguntas habrás contestado la otra. Probablemente te saltarás algunas prácticas, o tal vez muchas. No dejes que eso te perturbe, pero sí trata de adherirte al horario establecido de ahí en adelante.»
Así, Jesús nos está diciendo que no nos sintamos culpables cuando nos olvidemos. Él sabe que nos olvidaremos. Pero nos está diciendo que cuando recordemos que hemos olvidado, al menos intentemos entender el «por qué» olvidamos: no estamos completamente seguros de desear aprender este curso. Una parte de nosotros por supuesto que sí, de lo contrario no lo estaríamos haciendo. Sin embargo, hay otra parte que tiene serias reservas acerca de continuar en este camino. Nuestra identificación con el ego y su sistema de pensamiento de separación y juicio es aún sumamente fuerte.
📘(4:6) «Si sientes que una sola vez durante todo el día fuiste completamente sincero al repetir la idea de hoy, puedes estar seguro de que con ello te habrás ahorrado muchos años de esfuerzo.»
En el texto, Jesús hace referencia a ahorrarnos miles de años (por ejemplo, T-1.II.6: 7). Incluso si sólo puedes ser sincero una vez durante el día, eso ya ha logrado mucho. Es útil recordar que el tiempo lineal es una ilusión, y dado que nuestra existencia misma se encuentra predicada sobre la realidad del tiempo y el espacio, es imposible que entendamos la verdad de esta última declaración. Afortunadamente, nuestro entendimiento no es necesario, únicamente lo es nuestra pequeña dosis de buena voluntad (T-18.IV.7: 5-6).
En la siguiente lección, Jesús expande estas ideas."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" porel Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.

Lección 26

MIS PENSAMIENTOS DE ATAQUE ATACAN MI INVULNERABILIDAD. (Lección 26)
"Esta es otra lección crucial y, como acabo de indicar en la lección anterior, lleva nuestro aprendizaje (y práctica) un paso más allá. Si tengo pensamientos de ataque, debo creer que soy vulnerable. Si creo que soy vulnerable, no puedo ser el Cristo porque Él es invulnerable. Si, como Jesús me recordará repetidamente, "Soy tal como Dios me creó" (Hay más de 140 apariciones de este concepto a lo largo de Un Curso de Milagros), y si mi realidad es espíritu, debo ser uno con todo y con todos. Por lo tanto, literalmente no hay nada ni nadie "allá afuera" que pueda hacerme daño. Sin embargo, en la medida en que creo que puedo ser herido - ya sea en mi propio cuerpo o en el de otra persona - estoy atestiguando mi vulnerabilidad. Además, al decir que soy vulnerable, también estoy diciendo que tengo razón en mi autoevaluación y que el Espíritu Santo está equivocado.
📘(1:1-3) «Seguramente resulta obvio que si puedes ser atacado es que no eres invulnerable. Ves el ataque como una amenaza real. Esto se debe a que crees que realmente puedes atacar.»
El hecho mismo de que estoy aquí me está demostrando que realmente puedo atacar, porque sólo pude haber llegado aquí atacando a Dios primero. Y "sé" que he atacado primero porque percibo ataque a todo mi alrededor. La dinámica de la «proyección» me ayuda a comprender cómo se produce este fenómeno de la percepción del ataque: «la proyección da lugar a la percepción» - lo que percibo afuera es la proyección de lo que he hecho real dentro, un punto que retomaremos más adelante:
📘(1:4-6) «Y lo que tendría efectos a través tuyo también tiene que tenerlos en ti. Ésta es la ley que en última instancia te salvará, pero de la que ahora estás haciendo un uso indebido. Debes, por lo tanto, aprender a usarla en beneficio de lo que más te conviene en vez de en su contra.»
Como hemos visto varias veces en estas primeras lecciones, lo interno y lo externo son uno y lo mismo. El pensamiento de atacar y el pensamiento de ser atacado provienen del mismo sistema de pensamiento. Proyectamos nuestros pensamientos de ego, y luego creemos que nos harán daño a cambio. Como Jesús enseña en el texto, en el contexto de nuestra necesidad de proyectar para ("deshacernos del") conflicto ("que no deseamos"):
“...la idea de que puedes deshacerte de algo que no deseas dándoselo a otro. Dándolo es precisamente como lo «conservas». La creencia de que viéndolo fuera de ti lo excluyes de tu interior es una distorsión total del poder de la extensión. Por eso es por lo que los que proyectan se preocupan tanto por su seguridad personal. Temen que sus proyecciones van a retornar a ellos y a hacerles daño. Puesto que creen haberlas desalojado de sus mentes, creen también que esas proyecciones están tratando de volverse a adentrar en ellas. Pero como las proyecciones no han abandonado sus mentes, se ven obligados a mantenerse continuamente ocupados a fin de no reconocer esto.” (T-7.VIII.3:6-11)
También es cierto, como hemos visto, que el Amor de Dios que permitimos que venga a través de nosotros en el perdón regresará de nuevo a nosotros de la misma forma, es ese Amor el que percibiremos alrededor de nosotros; ya sean expresiones de él o peticiones por él. Las leyes de la proyección y la extensión operan de manera similar, pero con contenidos diferentes. Es por eso que, al principio del texto, Jesús habla de la proyección como un "uso inapropiado de la extensión" (T-2.I.1: 7) - fue la misma ley de la mente, simplemente "usada indebidamente", lo que ha llevado a la creación falsa en lugar de la verdadera creación. Esta ley, en última instancia, nos salvará también en otro sentido, porque refleja que todo es una ilusión. Lo que aparenta estar afuera es una ilusión porque lo que aparenta estar adentro - el sistema de pensamiento del ego - es una ilusión. Reconocer esto es el deshacimiento del ego.
📘(2:1-2) «Puesto que no podrás sino proyectar tus pensamientos de ataque, temerás ser atacado. Y si temes ser atacado, es que crees que no eres invulnerable.»
Esto es lo que prueba que tienes razón y que Jesús está equivocado. Jesús pregunta: "¿Por qué estás tan molesto? Todo esto es un sueño". Y le decimos: "¿Qué quieres decir con que todo esto es un sueño? ¡Mira cómo me han atacado! ¡Mira cómo sufro y todo el dolor que siento! Mira lo que sienten los demás: «¡todos somos vulnerables!» Por favor, no me digas que esto es un sueño". Así es como probamos que nuestras percepciones son correctas. Nuestro dolor - ya sea en los demás o en nosotros mismos - es la prueba final de que Dios está muerto y de que existimos en Su lugar.
📘(2:3-5) «Los pensamientos de ataque, por lo tanto, hacen que seas vulnerable en tu propia mente, que es donde se encuentran. Los pensamientos de ataque y la invulnerabilidad no pueden aceptarse al unísono, pues se contradicen entre sí.»
Si percibo pensamientos de ataque en ti, es sólo porque primero los he hecho reales para mí, lo cual he hecho por el deseo de hacer que mi separación de Dios - el ataque original - también sea real. Solo «después» de esa decisión de establecer que el ataque es real, el plan de mi ego me pide que los proyecte, por lo que me vuelvo vulnerable a mi ataque percibido de los demás. Está claro que estos pensamientos de ataque - una vez más, que reflejan la separación de Dios y, por lo tanto, de todos los demás - "no pueden aceptarse al unísono" con nuestra invulnerabilidad tal como Dios nos creó. Esta es otra manera de decir que Dios y el ego se excluyen mutuamente. La dinámica de la «disociación» es lo que nos permite mantener estas creencias contradictorias en nuestras mentes, como lo explica el texto en estos dos pasajes:
“El ego y el espíritu no se conocen. Sólo mediante la disociación puede la mente separada mantener vigente la separación.” (T-4.VI.4:1-2)
“La disociación es un proceso de pensamiento distorsionado, en el que se abrigan dos sistemas de creencias que no pueden coexistir. Si se pone uno al lado del otro, resulta imposible aceptarlos a los dos. Pero si uno de ellos se mantiene oculto del otro, su separación parece mantenerlos vigentes a los dos y hace que parezcan ser igualmente reales. Poner uno al lado del otro, por lo tanto, se convierte en motivo de miedo, pues si haces eso, no podrás por menos que dejar de aceptar uno de ellos. No puedes quedarte con los dos, pues cada uno supone la negación del otro. Si se mantienen separados, este hecho se pierde de vista, pues al estar entonces en lugares diferentes es posible creer firmemente en los dos.” (T-14.VII.4:3-8)
📘(3:1) «La idea de hoy introduce el pensamiento de que siempre te atacas a ti mismo primero.»
Para repetir, si percibo que me estás atacando y luego reacciono como si eso fuera cierto, es sólo porque ataqué primero. Esto no tiene nada que ver con el comportamiento, porque el ataque sólo existe en mi mente. La idea de hoy se refleja bien en un pasaje incisivo en el texto: “Si no te habla de Cristo, es que tú no le hablaste de Cristo a él.” (T-11.V.18: 6). La proyección es el principio dominante que gobierna la actividad de la mente, ya que determina cómo «percibimos» el mundo que nos rodea. Recuerda, la percepción es «interpretación»: «cómo» vemos, no lo «que» vemos.
No se puede decir con demasiada frecuencia que para comprender correctamente pasajes como estos, el estudiante debe darse cuenta de que Jesús nunca está hablando sobre lo que las personas están haciendo de manera conductual, sino sólo sobre nuestra «percepción» de lo que los demás están haciendo. Cuando sientes que otro te ha atacado, has «interpretado» su comportamiento. Esto no significa que no veas pensamientos de ataque en otras personas - Jesús ve pensamientos de ataque en todos sus estudiantes. Es en nuestros juicios que los pensamientos de ataque se hacen reales. Así leemos en el manual para los maestros:
“Tal vez sea útil recordar que nadie puede enfadarse con un hecho. Son siempre las interpretaciones las que dan lugar a las emociones negativas, aunque éstas parezcan estar justificadas por lo que «aparentemente» son los hechos.” (M-17.4:1-2)
📘(3:2-5) «Si los pensamientos de ataque entrañan forzosamente la creencia de que eres vulnerable, su efecto no es otro que debilitarte ante tus propios ojos. De este modo, han atacado tu percepción de ti mismo. Y puesto que crees en ellos, ya no puedes creer en ti mismo. Una falsa imagen de ti mismo ha venido a ocupar el lugar de lo que eres.»
Habiéndonos debilitado ante nuestros propios ojos (nuestra vulnerabilidad), hemos demostrado una vez más que tenemos razón y que el Espíritu Santo está equivocado; somos hijos del ego en lugar de Hijos de Dios. Ya no creemos que somos el Cristo, de lo cual el Espíritu Santo en nuestra mente recta es el recordatorio. Hemos reemplazado la verdad de quienes somos con una imagen falsa - un yo especial, único e individualizado. Nuevamente, es nuestro uso de la «disociación» lo que nos permite mantener dos imágenes contradictorias de nosotros mismos: la verdad del conocimiento que hemos elegido olvidar y la ilusión de ataque que elegimos recordar. Estos pasajes describen de manera convincente esta dinámica y su deshacimiento a través del Espíritu Santo:
“A menos que primero conozcas algo no puedes disociarte de ello. El conocimiento, entonces, debe preceder a la disociación, de modo que ésta no es otra cosa que la decisión de olvidar...Ofrécele al Espíritu Santo únicamente tu voluntad de estar dispuesto a recordar, pues Él ha conservado para ti el conocimiento de Dios y, de ti mismo, y sólo espera a que lo aceptes...Su Voz te dirá que eres parte de Él cuando estés dispuesto a recordarle y a conocer de nuevo tu realidad...Recordar es simplemente restituir en tu mente lo que «ya se encuentra allí». Tú no eres el autor de aquello que recuerdas, sino que sencillamente vuelves a aceptar lo que ya se encuentra allí, pero había sido rechazado...Cuando atacas te estás negando a ti mismo...Tu negación de la realidad te impide aceptar el regalo de Dios, puesto que has aceptado otra cosa en su lugar. Si entendieses que esto siempre constituye un ataque contra la verdad, y que Dios es la verdad, comprenderías por qué esto siempre da miedo...Todo ataque es un ataque contra uno mismo…[y] es, por lo tanto, la manera en que pierdes conciencia de tu identidad, pues cuando atacas es señal inequívoca de que has olvidado quién eres. Y si tu realidad es la de Dios, cuando atacas no te estás acordando de Él.” (T-10.II.1:1-2; 2:3,5; 3:1-2;4:1,3-4; 5:1,4-5)
📘(4) «Practicar con la idea de hoy te ayudará a entender que la vulnerabilidad o la invulnerabilidad son el resultado de tus propios pensamientos. Nada, excepto tus propios pensamientos, puede atacarte. Nada, excepto tus propios pensamientos, puede hacerte pensar que eres vulnerable. Y nada, excepto tus propios pensamientos, puede probarte que esto no es así.»
El enfoque de nuestros ejercicios es únicamente en nuestros pensamientos, la fuente del problema y su solución. De hecho, todo es pensamiento, cuya aceptación es el objetivo del entrenamiento mental del libro de ejercicios. Estos pensamientos no son de un órgano físico, el cerebro, sino de la mente, provenientes de la identificación con el ego o con Jesús. De estos dos pensamientos o sistemas de pensamiento - culpabilidad o inocencia - surge un mundo y nuestra percepción del mundo. Si te sientes atacado, has elegido al ego como tu maestro y, por lo tanto, crees que eres vulnerable y que mereces ataque. Esto no tiene nada que ver con el comportamiento; tiene que ver sólo con la forma en que percibes el comportamiento. Por otro lado, si recordamos nuestra invulnerabilidad como la creación perfecta de Dios, nuestra percepción del mundo cambia en consecuencia. Un pasaje cerca del final del texto expresa sucintamente el principio de que «la proyección da lugar la percepción»:
“Solamente se pueden aprender dos lecciones. Cada una de ellas da lugar a un mundo diferente. Y cada uno de esos mundos se deriva irremediablemente de su fuente. El mundo que ves es el resultado inevitable de la lección que enseña que el Hijo de Dios es culpable. Es un mundo de terror y desesperación. En él no hay la más mínima esperanza de hallar felicidad....En el mundo que resulta de la lección que afirma que el Hijo de Dios es inocente no hay miedo, la esperanza lo ilumina todo y una gran afabilidad refulge por todas partes. No hay nada en él que no te invite amorosamente a ser su amigo y a que le permitas unirse a ti.” (T-31.I.7:1-6,9; 8:1-2)
El resto de la lección presenta un ejercicio e instrucciones con los que ya estamos familiarizados. El enfoque, como siempre, es en nuestros pensamientos y sentimientos que parecen alterarnos, contemplándolos de la manera más desapasionada posible, y con más que una atención superficial. Es esta no-evaluación consciente lo que nos permite comprender que «todos» estos enfados comparten el mismo propósito subyacente de mantenernos alejados del Amor de Dios, el cual nuestros pensamientos de ataque están intentando ocultar. En otras palabras, todas las formas de enfado reflejan el «contenido» oculto de habernos atacado a nosotros mismos mediante la negación de Quién somos como el Hijo uno de Dios.
📘(5-7) «La idea de hoy requiere seis sesiones de práctica. Se deben dedicar dos minutos completos a cada una de ellas, que pueden reducirse a uno en caso de que la incomodidad sea demasiado grande. No deben reducirse a menos de eso. Comienza cada sesión repitiendo la idea de hoy, luego cierra los ojos y trae de nuevo a la mente aquellas cuestiones aún sin resolver cuyos posibles desenlaces te inquietan. La inquietud puede manifestarse en forma de depresión, ansiedad, ira, una sensación de coacción, miedo, malos presentimientos o preocupación. Cualquier problema aún sin resolver que tienda a reaparecer en tus pensamientos durante el día constituye un sujeto adecuado. No podrás abarcar muchos de ellos en cada sesión de práctica porque se debe dedicar más tiempo del habitual a cada uno de ellos. La idea de hoy debe aplicarse de la siguiente manera:
Primero, nombra la situación:
Estoy preocupado acerca de _______.
Luego examina todos los posibles desenlaces que se te hayan ocurrido en conexión con la situación que te hayan causado inquietud, y refiriéndote a cada uno de ellos de manera muy concreta, di lo siguiente:
Temo que lo que pueda ocurrir es que _______. »
Este ejercicio refleja el principio axiomático del ego: la culpa exige castigo, un resultado que justificadamente tememos. Nuestras preocupaciones sobre lo que sucederá - "las cuestiones aún sin resolver cuyos posibles desenlaces te inquietan" - conducen inevitablemente al temor de lo que sucederá. Por lo tanto, no tenemos más remedio que erigir defensas contra estos objetos de nuestro miedo, predichos por nuestra culpa. Volveremos más adelante a este importante tema de la defensa.
📘(8-9) «Si has estado haciendo los ejercicios correctamente, deberías haber encontrado cinco o seis posibilidades desagradables para cada una de las situaciones en cuestión, y probablemente más. Es mucho mejor examinar detenidamente unas cuantas situaciones que revisar un número mayor superficialmente. A medida que la lista de los desenlaces que prevés se haga más larga, es probable que algunos de ellos, especialmente aquellos que se te ocurran hacia el final, te resulten menos aceptables. Procura, no obstante, en la medida de lo posible, de tratarlos a todos por igual.
Después de que hayas nombrado cada desenlace que temes, di para tus adentros:
Este pensamiento es un ataque contra mí mismo.
Concluye cada sesión de práctica repitiendo una vez más para tus adentros la idea de hoy.»
Esto, por supuesto, es el punto. Traemos la oscuridad de nuestras ilusiones a la luz de la verdad de Jesús. El problema «no» está en el resultado que esperamos, sino en la decisión subyacente de atacarnos a nosotros mismos al negar a Dios. Después de estas primeras veinticinco lecciones, puedes ver cómo - paso a paso, lección tras lección - Jesús nos guía lenta y gentilmente a la experiencia «específica» de las enseñanzas más «abstractas» del texto."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.