Lección 31

NO SOY VÍCTIMA DEL MUNDO QUE VEO. (Lección 31)
"Esta lección no deja a nadie indiferente, o bien es la favorita de muchos, o bien es la que muchos detestan. Como dije en la lección anterior, la vida de todos se ha desarrollado como una defensa contra el dolor de la victimización infantil, que nuestra sociedad considera sacrosanta. Por lo tanto, tomar esta lección seriamente socava la existencia física y psicológica de todos. Si no eres la víctima del mundo que ves, entonces no necesitas ninguna defensa. ¡Imagina tu vida sin defensas! En la psicología tradicional, si estás sin defensas, se piensa que eres psicótico, lo cual es cierto desde el punto de vista del mundo. Identificarse con el Amor de Dios es, de hecho, una forma de psicosis tal como lo ve el mundo, porque va en contra de todo el mundo juzga como real, comenzando con este desinterés del otro mundo el cual «es» nuestro verdadero Ser. Por lo tanto, si la afirmación "No soy víctima del mundo que veo" es verdadera, tu vida es una mentira - carente de significado y de propósito, que ha sido el tema principal de estas primeras lecciones. Por lo tanto, puedes comprender por qué Un Curso de Milagros debe generar ansiedad, y por qué siempre tendrías que atacarlo de una forma u otra, o atacar a quienes lo representan para ti. Estas enseñanzas socavan todo lo que crees sobre ti mismo, creencias que han dado a tu vida su significado.
📘(1:1-3) «La idea de hoy es la introducción a tu declaración de emancipación. Una vez más, la idea debe aplicarse tanto al mundo que ves fuera de ti como al que ves dentro. Al aplicar la idea de hoy lo haremos de una manera que se utilizará cada vez más, con ciertas modificaciones que ya se irán indicando.»
Obviamente, esto no es una emancipación tal como el mundo la ve. Esta es una declaración de liberación de tu ego, de la prisión de tu vida llena de culpa y de la proyección. Las siguientes líneas describen una nueva forma de ejercicio, que abarca tanto una meditación más sostenida sobre la idea del día como las aplicaciones frecuentes durante el día que caracterizarán nuestra experiencia diaria con el libro de ejercicios. Sin estas "aplicaciones frecuentes", el trabajo de uno podría fácilmente convertirse en mera práctica intelectual. Jesús nos está pidiendo que cultivemos la disciplina de estar cada vez más atentos a la tentación de los pensamientos ilusorios de ataque de nuestro ego, para que podamos llevarlos a la presencia llena de verdad del Espíritu Santo en nuestras mentes, el proceso que estamos llegando a reconocer como el perdón:
📘(1:4) «En general, esta manera de practicar comprende dos aspectos: uno en el que aplicas la idea de manera más prolongada, y otro en el que haces frecuentes aplicaciones de la idea en el transcurso del día.»
Cuando leamos la Lección 95, veremos una discusión sobre la necesidad de perdonarnos a nosotros mismos por olvidar los ejercicios a lo largo del día. Es importante reconocer nuestra resistencia; de lo contrario, es imposible dejarla ir e ir más allá de la defensa a la verdad del Amor de Dios.
📘(2) «La idea de hoy requiere dos sesiones de práctica más largas que de costumbre, una por la mañana y otra por la noche. Se recomiendan de tres a cinco minutos para cada una de ellas. Durante ese intervalo, mira lentamente a tu alrededor mientras repites la idea dos o tres veces. Luego cierra los ojos y aplica la idea a tu mundo interno. Te liberarás de ambos al mismo tiempo, pues el interno es la causa del externo.»
Aquí, nuevamente, Jesús está dejando en claro que lo interno y lo externo son uno y lo mismo. Los ejercicios, entonces, tienen que ver con aplicar la idea tanto a lo que percibes fuera de ti como a lo que piensas dentro de tu propia mente. Seguimos recordándonos que lo interno es la «causa» de lo externo. Este tema causa-efecto adquiere cada vez más importancia a medida que avanza la enseñanza y profundizamos nuestra comprensión.
Si, contrariamente a lo que Jesús ha estado diciendo, creemos que la forma en que nos sentimos es el resultado de la forma en que las personas nos han tratado, estamos diciendo que la causa está fuera de nosotros - lo externo es la causa de lo interno- Este enfoque nos hace absolutamente indefensos en este mundo, porque aunque tengamos la ilusión de poder controlar algunas cosas, es muy poco lo que podemos hacer para controlar todo lo que nos afecta en el mundo. Después de todo, nuestros cuerpos fueron fabricados para ser frágiles y vulnerables, y de hecho lo son.
Si, por otro lado, invertimos esto y vemos que la causa está dentro, no importa lo que pase afuera, porque ahora estamos en control de lo que sentimos: nuestras «reacciones» a los acontecimientos externos. Hemos aprendido que lo que sentimos y experimentamos proviene de una elección que hemos hecho. Mucho más adelante en el libro de ejercicios, Jesús dice que estamos en control del universo (por ejemplo, la Lección 253). Como ya hemos discutido, si elegimos al ego como nuestro maestro, percibimos y experimentamos el mundo de una manera. Si tomamos a Jesús como nuestro maestro, percibiremos y experimentaremos el mundo de otra manera. «Nosotros», por lo tanto, somos los determinantes de nuestras experiencias. Esa es la importancia de esta lección, una importancia que no se debe subestimar, ya que contiene el núcleo de las enseñanzas de Jesús en Un Curso de Milagros.
📘(3) «Mientras exploras tu mundo interno permite simplemente que cualquier pensamiento que cruce tu mente llegue hasta tu conciencia, obsérvalo por un instante, y luego reemplázalo con el siguiente. Trata de no establecer ninguna jerarquía entre ellos. Observa su ir y venir tan desapasionadamente como puedas. No te detengas en ninguno en particular, sino trata de mantener un ritmo uniforme y calmado, sin ningún marcado interés por tu parte. Mientras estés sentado observando tus pensamientos serenamente, repite la idea de hoy en tu interior tan a menudo como quieras, mas sin ninguna sensación de premura.»
Esto es similar a muchos ejercicios de entrenamiento mental budista. La idea es simplemente observar los pensamientos en tu mente. Si los estás observando, ¿quién es el «tú» que los observa? Esta es la clave. Terminarás dándote cuenta de que el «tú» que está observando los pensamientos en tu mente, además de observar tus percepciones externas, se trata del «tomador de decisiones», la parte de tu mente que elige entre el ego y el Espíritu Santo, entre las ilusiones y la verdad. No se trata del «tú» que tu normalmente piensas que eres, porque algunos de los pensamientos que estarás observando van a ser pensamientos acerca de ti mismo. Jesús está de esta forma comenzando el proceso de nuestro entrenamiento para que lleguemos a disociarnos, en el sentido positivo del término, de la identificación que hemos hecho real con nuestro ego. Si yo puedo observar a mis pensamientos y lo que estaré observando es a mi ego en acción, no importa si se trata de aspectos positivos o negativos, el «yo» que observa no es el «yo» que yo pienso ser. Este, de nuevo, es el «tomador de decisiones».
📘(4) «Repítela además tan frecuentemente como puedas en el transcurso del día. Recuerda que al hacerlo estás haciendo una declaración de independencia en nombre de tu propia libertad. Y en tu libertad radica la libertad del mundo.»
Vemos aquí nuevamente la instrucción sobre las repeticiones frecuentes, con la esperanza de que ellas nos lleven a aplicaciones frecuentes de la sabiduría que se encuentra en las lecciones y que esto nos ayude a llevar nuestras ilusiones sin sentido a la sabia verdad que se encuentra en nuestras mentes que está siendo mantenida ahí por el Espíritu Santo. En mi libertad "radica la libertad del mundo" porque el mundo es parte de mí. Yo he fabricado este mundo, que es un producto de mis pensamientos. Si estos cambian, mi mundo tiene que cambiar. Jesús no está hablando acerca de liberar el mundo, ni de liberarlo de su sufrimiento; ni tampoco significa hacer nada con el mundo que se encuentra afuera. Él está hablando solamente de nuestra percepción del mundo; el único mundo que realmente existe.
El lenguaje de Un Curso de Milagros, especialmente en el libro de ejercicios, parece fuertemente sugerir que Jesús en realidad está hablando de salvar un mundo externo. Los cristianos siempre han hablado en estos términos. Primero fue Jesús quien iba a ser el salvador del mundo, y ahora nosotros, como sus discípulos, también vamos a salvarlo. En el Curso, Jesús usa los mismos términos que se han usado en el cristianismo tradicional, pero les ha dado un significado totalmente diferente. Estas lecciones explican esta diferencia de significado. Por ejemplo, la Lección 186 se titula "La salvación del mundo depende de mí"; se trata únicamente de «mi» mundo lo que tiene que ser salvado. A medida que yo cambio mi mente y me libero a mí mismo de la tiranía del ego, el mundo que percibo y experimento será salvado también. Una vez más, Jesús no está hablando de nada externo. Cabe señalar aquí, aunque volveremos a este punto importante más adelante, que esto no debe tomarse como una excusa para no hacer nada en el mundo. Más bien, se nos pide que seamos pasivos con el ego, pero muy «activos» con el Espíritu Santo, cuyo amor guía automáticamente nuestros pensamientos, palabras y acciones.
Es por eso que estos pasajes deben leerse con mucho cuidado y mantenerse dentro del contexto de lo que Jesús ha estado enseñando. Si no hay un mundo externo, ¿cómo podría haber un mundo ahí afuera que tiene que ser salvado? Ahí es cuando los estudiantes de Un Curso de Milagros que aún desean hacer sus egos reales toman oraciones y frases del Curso fuera de contexto sin el entendimiento que les aportaría el marco metafísico y entonces hacen que el Curso parezca decir exactamente lo opuesto de lo que en realidad está diciendo.
La siguiente lección hace que este punto sea aún más claro, pero antes de continuar, el párrafo final de esta lección nos anima a comenzar a hacer las "aplicaciones frecuentes" que Jesús mencionó cerca del comienzo de la lección. Una vez más, sin estas aplicaciones, el libro de ejercicios no habrá tenido éxito en su propósito.
Una cosa más antes de pasar al final de la lección - ten en cuenta la referencia explícita anterior a la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. Los estudiantes pueden recordar una referencia similar en el texto (T-4.III.1: 12-2: 2), cuyo mensaje se repite en este párrafo final:
📘(5) «La idea de hoy es también especialmente útil como respuesta a cualquier tipo de tentación que pueda presentarse. Es una declaración de que no vas a sucumbir a ella, aprisionándote así a ti mismo.»
Al final del texto, Jesús describe la tentación como la creencia de que estamos en un cuerpo, sujeto a fuerzas que están más allá de nuestro control:
“La lección que la tentación siempre quiere enseñar, en cualquier forma en que se presente e independientemente de donde ocurra, es ésta: quiere persuadir al Hijo de Dios de que él es un cuerpo, nacido dentro de lo que no puede sino morir, incapaz de librarse de su flaqueza y condenado a lo que el cuerpo le ordene sentir.” (T-31.VIII. 1:1-2)
Si elegimos al Espíritu Santo y Su sistema de pensamiento, esto cambia nuestra identificación del cuerpo a la mente, que es la causa de todo lo que el cuerpo hace y siente. Así somos finalmente liberados de la esclavitud del ego."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.