Lección 25

NO SÉ CUÁL ES EL PROPÓSITO DE NADA. (Lección 25)
"Esta lección trata directamente el tema del «propósito», tan crucial en Un Curso de Milagros. De hecho, se podría decir que sólo el propósito nos ayuda a comprender el sistema de pensamiento del ego, el papel del mundo dentro de él y cómo, a través de cambiar el propósito del mundo, el Espíritu Santo usa el plan del ego para deshacerlo.
📘(1) «Propósito es significado. La idea de hoy explica por qué nada de lo que ves tiene significado. No sabes para qué es. Por consiguiente, no tiene significado para ti. Todo existe para tu beneficio. Para eso es para lo que es; ése es su propósito; ése es su significado. Al reconocer esto, tus objetivos se unifican. Al reconocer esto, lo que ves cobra significado.»
Jesús está recolectando un poco aquí de las lecciones anteriores, incluida la última, al ayudarnos a darnos cuenta de por qué aquí nada significa nada. Algo tiene significado para nosotros solo porque no entendemos para qué sirve, lo que procede de no saber lo que más conviene. Pensamos que esto tiene que ver con satisfacer nuestras necesidades especiales, ya sean físicas o emocionales, mientras que lo que verdaderamente nos interesa es aprender a perdonar. Es por eso que todo en este mundo es para nuestro propio beneficio, si elegimos al Maestro correcto.
Cada situación o relación puede convertirse en un aula de aprendizaje en la que se nos ayuda a comprender que el mundo que fabricamos proviene de nuestros pensamientos de ataque, y todo lo que vemos, entregado al Espíritu Santo para que lo reinterprete por nosotros, puede ser un recordatorio de que podemos elegir ver el mundo de otra manera. Este proceso, como ya hemos visto, y lo veremos muchas veces, implica cambiar nuestra percepción del problema y, por lo tanto, nuestra comprensión de lo que más nos conviene, del «cuerpo» a la «mente». Lograr tal cambio perceptivo es el objetivo principal de estas lecciones, sin mencionar el Curso de Milagros en sí mismo.
El ego ve el significado y el propósito de todo en el mundo como una oportunidad para satisfacer sus necesidades de especialismo. Jesús, por otro lado, ve oportunidades, una vez que nuestra decisión inicial fue cometer el error de escuchar al ego, de acudir a él en busca de ayuda y entonces Jesús pueda enseñarnos que hay otra manera de ver todo. Esta otra forma de ver, resumida en los tres pasos del perdón en la Lección 23, es darse cuenta de que lo que vemos fuera es una proyección de lo que primero hemos visto dentro. Una vez más, Jesús nos está enseñando a cambiar nuestra atención del cuerpo a la mente.
Aprendemos que nuestras percepciones, y la forma en que organizamos nuestro mundo personal y nos relacionamos con los demás, se basan en la premisa de que tenemos un ego que debe ser tratado de cierta manera; que tenemos necesidades definidas basadas en nuestra existencia separada que dictan cómo debemos ver nuestro mundo, especialmente las personas en él. Ahora que tenemos un maestro que nos muestra que lo que percibimos afuera es una proyección de un pensamiento interno, podemos cambiar este pensamiento cambiando de maestro. El mundo ahora tiene un gran significado para nosotros, ya que su nuevo propósito se ha convertido en nuestro salón de clases, en el que aprendemos de nuestro nuevo maestro sus lecciones de perdón.
Cuando Jesús dice que el propósito es todo, quiere decir que hay dos: el propósito del ego de enraizarnos en este mundo para que nuestra individualidad - localizada en la mente - esté a salvo; y el propósito del Espíritu Santo de que nos demos cuenta de que no hay mundo, porque no hay nada en nosotros que necesite defensa. Por lo tanto, es el nuevo propósito del mundo ayudarnos a aprender ese hecho feliz, que es nuestra salvación de nuestra creencia en la culpa. “Percepción y elección” en el texto resume el doble propósito de nuestra mente dividida:
“Pero este mundo fue construido por dos hacedores que no lo ven de la misma manera. Para cada uno de ellos el mundo tiene un propósito diferente, y es el medio perfecto para apoyar el objetivo para el que se percibe...En el mundo al que el error dio lugar existe otro propósito porque el mundo tiene otro Hacedor que puede reconciliar el objetivo del mundo con el propósito de Su Creador. En Su percepción del mundo, no hay nada que no justifique el perdón y la visión de la perfecta impecabilidad” (T-25.III.3:3-4; 5:1-2)
Así es el mundo real del perdón hecho por el Espíritu Santo como corrección y sustituto del mundo de culpa y odio lleno de errores del ego.
📘(2:1) «Tú percibes al mundo y a todo lo que éste contiene como significativo desde el punto de vista de los objetivos del ego.»
Esta idea no podría haberse expresado más claramente. Los "objetivos del ego", como hemos visto, son una expresión de la necesidad de preservar tu propia identidad, individualidad y especialismo. A través de los ejercicios de búsqueda mental debes darte cuenta de lo cierto que es eso. Observe la manera en que piensas acerca de las cosas a lo largo del día - no necesariamente toda tu vida, sólo tu día; cómo todo está organizado alrededor de lo que satisfará sus necesidades, lo que te hará sentirte bien física y emocionalmente. Luego, observa cómo esas necesidades distorsionan la forma en que percibes el mundo. De hecho, ¡son esas mismas necesidades de especialismo las que te hacen creer que estás percibiendo el mundo en absoluto!
📘(2:2-4) «Estos objetivos no tienen nada que ver con lo que más te conviene, ya que tú no eres el ego. Esta falsa identificación no te permite entender cuál es el propósito de nada. Consecuentemente, no puedes sino hacer un uso indebido de ello.»
Esta es una declaración extremadamente importante. El «tú» del que habla Jesús no es el ego - el yo físico o psicológico; es a lo que nos hemos referido como el tomador de decisiones que se encuentra en la mente. Jesús hace lo mismo en el texto, como ya hemos visto, cuando pregunta retóricamente: “¿Quién es el "tú" que vive en este mundo?” (T-4.II.11:8). Esta lección en los inicios de nuestro entrenamiento es donde comenzamos a establecer el escenario para des-identificarnos o desasociarnos de este yo del ego y darnos cuenta de que el «tú» al que Jesús se está refiriendo se encuentra en la mente.
En virtud de haber elegido al maestro errado ahora inevitablemente nos identificaremos incorrectamente. En consecuencia, vamor a no entender, malinterpretar y distorsionar todo lo que sucede a nuestro alrededor porque nuestras percepciones estarán orientadas a cumplir el propósito de preservar esa identificación. La culpa asociada con nuestras relaciones especiales es así reforzada, porque estamos haciendo un uso indebido de todos y de todo. Esta culpa parece tan enorme que nunca nos vamos a permitir a nosotros mismos mirar a lo que estamos haciendo.
Por eso es tan importante cambiar de maestros y permitir a Jesús que mire a nuestra culpa con nosotros. Permitirle que mire con nosotros a nuestras percepciones erradas, usos equivocados, distorsiones y ataques, y él nos ayudará a darnos cuenta de que provienen de un error. Cuando nos unimos con Jesús se deshace el error de la separación del amor.
📘(2:5) «Cuando creas esto, te esforzarás por retirar los objetivos que le has asignado al mundo, en vez de intentar reforzarlos.»
Cuando nos demos cuenta de lo que estamos haciendo, inevitablemente cambiaremos el objetivo. En el texto, Jesús refleja este cambio como el cambio de la relación profana a la santa; una relación cuyo propósito era la culpa o la ilusión se convierte en una cuyo propósito es el perdón o la verdad - el abandono de la culpa:
“Y así como la relación no santa es un continuo himno de odio en alabanza de su hacedor, así también la relación santa es un feliz cántico de alabanza al Redentor de las relaciones.
La relación santa..es la relación no santa de antes, pero transformada y vista con otros ojos.” (T-17.V.1:7-2:2)
📘(3) «Otra forma de describir los objetivos que ahora percibes es decir que sólo tienen que ver con tus intereses "personales". Pero puesto que no tienes intereses personales, tus objetivos en realidad no guardan ninguna relación con nada. Al abrigarlos, por lo tanto, no estás abrigando ningún objetivo en absoluto. Por consiguiente, no sabes cuál es el propósito de nada.»
"Personales" se encuentra entre comillas porque no existe lo "personal". Dentro del sueño, tener intereses personales significa que tengo intereses que están separados de los tuyos. Esto sólo puede ser cierto si la separación fuera real. Sin embargo, si las mentes están unidas, no pueden existir los intereses personales; sólo el único interés que compartimos como el Hijo uno de Dios de despertar de este sueño y regresar a casa.
Una lectura atenta y reflexiva de estas líneas está destinada a generar una tremenda ansiedad, y esto ciertamente sería la consecuencia de un ligero entendimiento. Jesús está diciendo que no tienes intereses personales, y ¿eso dónde te deja a ti sino en ninguna parte? En esencia esto significa que tú ni siquiera existes. Por cierto, «personal» en este contexto tiene el mismo significado que «especial».
Una vez más, Jesús no te está pidiendo que aceptes sus palabras y que vivas como si fueran la verdad; solo te está pidiendo que comiences a comprender la locura de tu pensamiento y de tus percepciones distorsionadas porque estás literalmente creyendo y viendo lo que no se encuentra ahí. Si no cuestionas estas creencias y percepciones, aunque solo sea intelectualmente, nunca estarás listo para abrirte a recibir la respuesta que se encuentra esperando por ti. Por lo tanto, debes observar tus pensamientos cotidianos, momento a momento, y darte cuenta de cómo provienen de todo lo que Jesús está hablando. Todos se basan en preservar un objetivo del ego, que es tu propia identidad. Esto quiere decir que a ti en realidad no te importa nadie o nada más sino que únicamente estás interesado en satisfacer tus necesidades y en cumplir tus objetivos.
📘 (4) «Antes de que puedas entender los ejercicios, es necesario un pensamiento adicional. En los niveles más superficiales reconoces el propósito de todas las cosas. Sin embargo, el propósito de algo no se puede entender en esos niveles. Por ejemplo, entiendes que el propósito de un teléfono es hablar con alguien que no se encuentra físicamente en tu proximidad inmediata. Lo que no comprendes es para qué quieres ponerte en contacto con él. Y es eso lo que hace que tu contacto con él sea o no significativo.»
Todos somos conscientes de los propósitos superficiales, pero no somos conscientes de los verdaderos propósitos subyacentes a ellos. Usando el ejemplo del teléfono, el «verdadero» propósito de la llamada es proporcionar una oportunidad para que reconsideremos el objetivo del ego de intereses separados a favor del objetivo del Espíritu Santo de intereses compartidos o comunes. Por lo tanto, lo que hace que Un Curso de Milagros sea tan simple es que nos enseña que sólo hay dos propósitos que debemos considerar, como ya hemos discutido: el propósito del ego, que es conservar la individualidad y la separación, hacer que el mundo sea real y demostrar Jesús está equivocado; y el propósito de Jesús, que es desaprender todo lo que habíamos aprendido antes, y finalmente aceptar con humildad que él estaba en lo cierto y que estábamos equivocados - la separación de Dios fue un sueño que nunca sucedió en realidad.
📘(5:1) «Es fundamental para tu aprendizaje que estés dispuesto a renunciar a los objetivos que le has adjudicado a todas las cosas.»
Recuerda, debido a que el objetivo que has establecido para todo es la preservación de tu individualidad, Jesús te está pidiendo que abandones este propósito. Es por eso que estas lecciones son tan difíciles, y nuestros egos deben considerarlas como extremadamente amenazadoras.
El resto de la lección subraya un punto que ya hemos visto: las ilusiones siguen siendo ilusiones, independientemente de los atributos que proyectemos en ellas. Desde el punto de vista del ego, todas las ilusiones - «buenas» o «malas», «importantes» o «no importantes», «humanas» o «no humanas» - sirven el único propósito de convencernos de que ellas «son» lo que «no» son. Esta es la razón por la cual nosotros nos sabemos para qué son. Estas frases aparentemente simples continúan nuestro entrenamiento mental de la mano de Jesús para ayudarnos a no hacer distinciones entre las ilusiones, aprendiendo en cambio a hacer la única distinción que es válida - entre los propósitos del ego y los del Espíritu Santo:
📘(5:2-6:8) «Reconocer que dichos objetivos no tienen sentido, en vez de considerarlos como "buenos" o "malos", es la única manera de lograrlo. La idea de hoy es un paso en esa dirección.
Hoy se requieren seis sesiones de práctica, cada una de dos minutos de duración. Comienza cada sesión repitiendo la idea de hoy lentamente, luego mira a tu alrededor y deja que tu mirada se pose sobre cualquier cosa que te llame la atención, esté lejos o cerca, sea "importante" o "nimia", "humana" o "no humana". Mientras tus ojos descansan sobre cada objeto así seleccionado, di, por ejemplo:
No sé para qué es esa silla.
No sé para qué es ese lápiz.
No sé para qué es esta mano.
Dilo lentamente, sin apartar los ojos del objeto hasta que hayas terminado la frase. Pasa luego al siguiente y aplica la idea de hoy de la misma manera.»
Una declaración más sofisticada de esta enseñanza de la naturaleza ilusoria de todo se encuentra en el siguiente pasaje del texto, que describe la locura compartida de nuestras relaciones especiales - nuestras "míseras e insensatas substituciones":
“Tus míseras e insensatas substituciones, trastocadas por la locura y formando torbellinos que se mueven sin rumbo cual plumas arrastradas por el viento, son insubstanciales. Se funden, se juntan y se separan, de acuerdo con patrones cambiantes que no tienen sentido y que no tienen que ser juzgados en absoluto. No tiene objeto juzgarlos individualmente. Las insignificantes diferencias que en lo relativo a la forma parece haber entre ellas no son diferencias reales en absoluto. Ninguna de tus substituciones tiene importancia. Eso es lo único que tienen en común, nada más. Sin embargo, ¿qué otra cosa es necesaria para hacer que todas sean lo mismo?” (T-18.I.7:6-12)
Reconocer la falta de significado inherente de todo nos permite aceptar el propósito del Espíritu Santo, dejando espacio para que Su verdad pueda ser usada comom un reemplazo de las ilusiones del ego.
Ahora estamos listos para pasar al siguiente segmento de nuestro entrenamiento: comprender la relación entre nuestros pensamientos de ataque y nuestras percepciones de ataque."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.