Lección 24

NO PERCIBO LO QUE MÁS ME CONVIENE. (Lección 24)
"Esta lección introduce el tema de la humildad. Estamos completamente seguros de saber qué es lo mejor para nosotros, y no sólo eso sino que también estamos seguros de saber qué es lo mejor para los demás. En cierto sentido, como esta lección deja en claro, es comprensible que pensemos de esa manera. De una forma u otra, se nos ha enseñado que si no cuidamos de nosotros mismos, ¿quién lo hará? Aprendemos que no podemos confiar en el mundo; no está configurado para satisfacer nuestras necesidades de forma instantánea - física o emocionalmente. Tampoco podemos confiar completamente en nuestros padres, ya que incluso los mejores de ellos, según el juicio del mundo, nunca estarían allí para nosotros «todo» el tiempo. Una parte de nosotros aprende así que debemos cuidarnos a nosotros mismos: no podemos confiar plenamente en nadie. El contexto de esta lección, por lo tanto, es la corrección de la convicción de que sabemos lo que más nos conviene.
📘(1) «No te das cuenta en ninguna de las situaciones que se presentan ante ti del desenlace que te haría feliz. No tienes, por lo tanto, una pauta por la que regir debidamente tus acciones, ni manera alguna de juzgar sus resultados. Lo que haces está determinado por tu percepción de la situación de que se trate, y esa percepción es errónea. Es inevitable, pues, que nada de lo que hagas sea en beneficio de lo que más te conviene. No obstante, lo que más te conviene constituye tu único objetivo en toda situación que se perciba correctamente. De lo contrario, te resultará imposible reconocerlo.»
¡Ningún ego va a leer estas líneas sin sentirse muy insultado! Jesús está diciendo que no tenemos guía porque nos hemos elegido a nosotros mismos como el guía, que recuerda las líneas del texto que cito con frecuencia: “Renuncia ahora a ser tu propio maestro ... pues no fuiste un buen maestro.” (T-12.V .8: 3; T-28.I.7: 1). Esto, entonces, es una sugerencia muy sutil para que elijamos a Jesús como nuestro guía.
El razonamiento detrás de esta enseñanza es obvio, una vez que pensamos en ello. Saber qué es lo que más nos conviene presupone que realmente conozcamos nuestras necesidades, problemas y deseos. Solo entonces, no hace falta decirlo, podríamos saber cómo satisfacer nuestras necesidades, resolver nuestros problemas y cumplir nuestros deseos. Y, sin embargo, como ya hemos visto y se nos ha enseñado claramente en el texto, el mundo y el cuerpo fueron «literalmente» fabricados para mantener el problema real de la separación - en nuestras mentes - oculto de nosotros. Por lo tanto, nuestra experiencia de nuestras necesidades y problemas no es más que una cortina de humo, cuyo propósito es arraigar nuestra atención en nuestros «cuerpos» - tanto de manera física como psicológica - lo que nos distrae de la «mente», donde se encuentra el problema y la respuesta.
Además, un resultado inevitable de nuestra arrogancia inicial lo complica aún más al pedirle a Jesús o al Espíritu Santo que nos ayuden con un problema cuya necesidad de que sea resuelto ha sido determinada por «nosotros». Por lo tanto, esperamos que Ellos compartan nuestra necesidad demente de proteger nuestra separación para que nunca sea deshecha. Regresaremos a este importante tema más adelante.
📘(2) «Si te dieses cuenta de que en realidad no percibes lo que más te conviene, se te podría enseñar lo que ello es. Pero como estás convencido de que lo sabes, no puedes aprender. La idea de hoy es un paso encaminado a hacer que tu mente se vuelva receptiva de manera que el aprendizaje pueda dar comienzo.»
La humildad requerida es admitir que no sabes qué es lo mejor para ti, y que hay Alguien dentro de ti que sí lo sabe, y a Quien tienes que ir a pedirle ayuda. El siguiente paso es darte cuenta de lo mucho que no deseas Su ayuda, y cuando la solicitas, con frecuencia lo haces para recibirla en tus propios términos, en cuyo caso no estás renunciando a tu inversión en creer que tú sabes cuál es el problema «y» cuál es la solución.
Más aún, ¿por qué vas a aprender algo cuando ya crees que tienes la respuesta? Entonces, ¿cómo puede ayudarte si ya crees que sabes la respuesta a tu pregunta o la solución a tu problema? Por eso, en Un curso de Milagros, Jesús necesita que entiendas que «tú no sabes». Por lo tanto, él te enseña que el verdadero aprendizaje es un desaprendizaje: tú no puedes aprender la verdad hasta que primero entiendas que no la conoces. Es por eso que Jesús siempre está haciendo la impronta a todos sus estudiantes de que su corrección siempre conlleva el aspecto del «deshacimiento» (ver, por ejemplo, T-1.I.26: 2-3; T-28.I.1: 1-4; W-pII.2.3: 1-3; M-4.X.3: 6-7).
Jesús nos está pidiendo aquí que confiemos en él lo suficiente como para suspender todas nuestras creencias, y entonces decir con sinceridad: "Yo no percibo lo que más me conviene". Esto es una súplica en favor de una humildad total, implícito en esta súplica está el hecho de que elegimos a Jesús como nuestro maestro en lugar del ego. El comienzo del siguiente párrafo hace eco de esta súplica que nos hace Jesús:
📘(3) «Los ejercicios de hoy requieren mucha más honestidad de la que estás acostumbrado a usar. Te será más útil examinar unos pocos temas honesta y minuciosamente en cada una de las cinco sesiones de práctica que se deben llevar a cabo hoy, que un mayor número superficialmente. Se recomiendan dos minutos para cada uno de los períodos de búsqueda mental que los ejercicios de hoy requieren.»
Al expresarse de esta manera, Jesús nos está diciendo que hasta ahora no hemos sido del todo honestos. Es por esto que hay un énfasis repetido en los procesos de indagación o búsqueda mental. Parte del problema inherente en nuestra búsqueda mental es que pensamos que estamos buscando en nuestros cerebros. En este punto, realmente no entendemos la distinción en Un Curso de Milagros entre el cerebro y la mente, un error comprensible cuando consideramos nuestra identificación casi completa con el cuerpo. Así nos olvidamos que nuestro cerebro es una defensa. Si el mundo fue fabricado como un ataque a Dios, ciertamente, el cuerpo también fue fabricado como un ataque a Dios, y el cerebro es el órgano principal del cuerpo: gobierna lo que piensa, percibe, dice y hace.
Jesús nos está pidiendo que podamos acercarnos a él y decirle: “Yo no entiendo nada. Por favor, enséñame”. Necesitamos ponernos en contacto con lo difícil que nos resulta esto. Ya que hay una parte de nosotros que verdaderamente cree que ya sabe lo que más nos conviene.
📘(4) «Las sesiones de práctica se deben comenzar repitiendo la idea de hoy, a lo que debe seguir una búsqueda mental con los ojos cerrados de aquellas situaciones en tu vida que aún no estén resueltas y que actualmente te están causando desasosiego. Debes hacer hincapié en descubrir cuál es el resultado que deseas. Te darás cuenta muy pronto de que tienes varios objetivos en mente como parte del resultado que deseas y también de que esos objetivos se encuentran en diferentes niveles y de que con frecuencia son conflictivos.»
Date cuenta del uso que Jesús hace de la palabra «descubrir» en la oración 2, haciendo eco de nuestra discusión de la centralidad que tiene el proceso de «deshacimiento» en la práctica del perdón. De acuerdo con las instrucciones de Jesús, también queda claro cómo no sabemos «realmente» qué es lo que más nos conviene. ¿Cómo podríamos saberlo? En caso de que tengamos alguna duda al respecto, el siguiente ejercicio nos lo deja muy claro:
📘(5) «Al aplicar la idea de hoy, nombra cada situación que se te ocurra, y luego enumera minuciosamente todos los objetivos que te gustaría alcanzar en el desenlace de la misma. El modelo que se debe seguir en cada caso debe ser más o menos así:
Lo que me gustaría que ocurriese en relación con _______ es que _______ y que _______ sucediese,
y así sucesivamente.
Trata de abarcar tantos diferentes desenlaces como honestamente se te ocurran, aun cuando algunos de ellos no parezcan estar directamente relacionados con la situación, o, lo que es más, ni siquiera parezcan tener nada que ver con ella.»
Esto prepara el escenario para el siguiente párrafo, que contiene el punto central de la lección:
📘(6) «Si haces estos ejercicios correctamente, te darás cuenta de inmediato de que estás exigiendo de cada situación un gran número de cosas que no tienen nada que ver con ella. Te percatarás asimismo de que muchos de tus objetivos son contradictorios, que no tienes un resultado concreto en mente, y que no puedes por, menos que experimentar desilusión con respecto a algunos de tus objetivos, independientemente de como se resuelva finalmente la situación.»
El mensaje de esta lección, por lo tanto, es que si somos verdaderamente honestos, reconoceremos la naturaleza contradictoria de muchos de nuestros deseos y objetivos. Esto es inevitable cuando se considera la imposibilidad de tener objetivos no conflictivos cuando no reconocemos lo que más nos conviene. Para nuestros egos, este interés es la autopreservación, pero dado que este yo conflictivo de ego se encuentra lleno de culpa y miedo, ¿cómo podría entonces la satisfacción de nuestros objetivos ser otra cosa que algo tenso y conflictivo que no es sino a lo que la culpa y el miedo siempre nos llevan? El párrafo final de la lección enfatiza una vez más el punto esencial que tenemos que aprender si es que vamos a completar con éxito nuestro estudio de Un Curso de Milagros:
📘(7) «Después de pasar revista a tantos objetivos anhelados como puedas para cada situación aún sin resolver que cruce tu mente, di para tus adentros:
No percibo lo que más me conviene en esta situación,
y pasa a la siguiente.»
Jesús desea que generalicemos esta lección a todas las situaciones en nuestras vidas. Para estar seguros de que no perdimos el punto, ni lo olvidamos, él continúa esta enseñanza en la Lección 25."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick.Traduccion al Español por Alfonso Martinez.