Lección 30

DIOS ESTÁ EN TODO LO QUE VEO PORQUE DIOS ESTÁ EN MI MENTE. (Lección 30)
"Esta lección también es extremadamente importante, explicando «por qué» Dios está en todo lo que veo: Él está en mi mente. El contexto, nuevamente, no es lo que percibimos afuera, sino lo que está en nuestras mentes. Por lo tanto, "pensar" puede sustituirse por "ver", porque nuestros ojos nos informan nada más que el reflejo de lo que hemos estado pensando: «la proyección da lugar a la percepción». De hecho, esta lección hace avanzar nuestra comprensión y experiencia de la proyección, la defensa por excelencia del ego para conservar nuestra culpa con el pretexto de deshacernos de ella.
📘(1) «La idea de hoy es el trampolín a la visión. Por medio de esta idea el mundo se abrirá ante ti, y al contemplarlo verás en él lo que nunca antes habías visto. Y lo que antes veías ya no será ni remotamente visible para ti.»
Este es un tema que se repite muchas veces a lo largo de Un Curso de Milagros: cuando nuestras mentes estén despiertas y veamos con el amor de Jesús, todo lo que vimos antes desaparecerá. Nuestros juicios contra los demás y contra nosotros mismos, nuestras extrañas formas de entender los acontecimientos - todo desaparecerá. A medida que reforzamos esta nueva forma de pensar y de ver, esos juicios, que son defensas contra la verdad de nuestra realidad y la de nuestros hermanos, se desvanecerán gradualmente hasta que desaparezcan por completo. Esto es lo que Jesús nos está diciendo aquí. Es fácil ver por qué estas ideas nos pueden asustar. No son solo nuestros juicios, percepciones distorsionadas y pensamientos lo que desaparecerá; «nosotros», como siempre nos hemos conocido a nosotros mismos, también desapareceremos. Este es el verdadero significado de la indefensión: estar «sin» defensas. El ego intentaría convencernos de que necesitamos defensas para protegernos de nuestro dolor, ya sea infligido desde dentro o desde fuera. Nunca nos deja ver su secreto: toda su estructura defensiva está dirigida a protegernos de «Dios».
La psicología - el estudio del ego - nos ayuda a comprender cómo la vida de todos - sin duda en la edad adulta - ha sido construida como una defensa contra el dolor y el sufrimiento de la infancia. Vinimos a este mundo para sentirnos victimizados como niños; ese es el punto de nacer en este mundo, como lo discutí en el Preludio. Toda nuestra vida, desde el punto de vista del ego, está formada por defensas para protegernos de lo que hemos llegado a aceptar como verdades innegables sobre el mundo, y especialmente sobre nuestros mundos personales: no puedo confiar en mi madre, no puedo confiar en mi padre, no puedo confiar en las mujeres, no puedo confiar en los hombres, no puedo confiar en mi cuerpo, no puedo confiar en las autoridades, y así sucesivamente. En la vida de todos, estas conclusiones están perfectamente justificadas, porque nuestros guiones, como ya hemos visto, fueron escritos específicamente para justificar nuestros sentimientos de ser injustamente tratados. Una vez que nuestra victimización es aceptada como verdad, construimos muro sobre muro de defensas para protegernos contra estas heridas, desaires y dolores imaginarios de nuestra infancia y juventud. Son «imaginarios» porque ya no se encuentran ahí. De hecho, nunca estuvieron realmente ahí, siendo sólo parte de nuestro sueño. Sin embargo, nunca queremos mirar esta verdad a través de la visión de Jesús, porque entonces nos daríamos cuenta de que todo fue inventado.
En realidad, no hay justificación para que construyamos muros de defensas, ya que nuestros problemas son inherentemente inexistentes. Esa es la verdad que tememos. El significado que han adquirido nuestras vidas es sobrevivir a los embates de este mundo duro, cruel, insensible, indiferente y perverso - en palabras de Hamlet: "los golpes y las flechas de la injusta fortuna". No hay ninguna duda acerca de que el mundo «es» cruel, insensible y perverso. «Esa es la razón por la que fue fabricado», y es el significado de la declaración: "El mundo se fabricó como un acto de agresión contra Dios." (W-pII.3.2: 1).
Nuestra existencia se basa en la verdad de lo que estamos tan seguros que es la realidad. No queremos que nos digan que hay otra manera de ver, porque es obvio que Jesús no está hablando de otra manera de ver una mesa. Eso es solo un ejercicio para ayudarnos a darnos cuenta de que hay otra forma de vernos a «nosotros mismos». Una vez más, a medida que practiques estas lecciones, pensando y meditando en ellas, intenta ponerte en contacto con el miedo que proviene de comprender lo que están diciendo. Es útil mirar en retrospectiva y ver cómo tu vida ha sido construida como una defensa contra lo que crees que es el problema: cómo sobrevivir como una víctima inocente en un mundo hostil. Jesús nos enseña que hay otra manera de verlo absolutamente todo, pero esta visión tiene un precio: reemplazar nuestro yo victimizado - reforzado por la acumulación de defensas de toda una vida - con un yo que puede ser verdaderamente indefenso - "protegido" por la inocencia que es el reflejo de la impecabilidad del Cielo.
📘(2:1-2) «Hoy vamos a intentar un nuevo tipo de "proyección". No vamos a tratar de deshacernos de lo que no nos gusta viéndolo afuera.»
Si bien la palabra no se usa aquí, Jesús está hablando claramente de la «extensión»; la mitad de la dinámica de mirar adentro, y hacer que esto que hemos visto adentro afecte lo que vemos afuera. Con la proyección, vemos nuestra pecaminosidad y nuestra culpa y nuestro juicio en contra de ella proyectado sobre los demás. Nos deshacemos de eso que no deseamos tener dentro. Así es literalmente como se fabricó el mundo. En una línea que leeremos en la Lección 161, Jesús dice: "Así fue como surgió lo concreto." - fabricamos un mundo de específicos para que pudiéramos tener a alguien y algo sobre quien proyectar la culpa que no queremos.
Jesús nos está enseñando ahora acerca de “un nuevo tipo de 'proyección' ” (extensión), en la cual tomamos el amor que primero hemos contemplado dentro - el Amor de Cristo que somos, el amor de Jesús con el que podemos relacionarnos - y hemos permitido que se extienda para que lo veamos todo a nuestro alrededor. Es muy importante darnos cuenta que el amor extendido de esta forma no lo podemos ver separado de nosotros como sí sucede con nuestra culpa cuando la proyectamos, en donde «debemos» ver la culpa en alguien que no sea nosotros mismos - intrínseco al propósito de la proyección. El Amor de Cristo, el cual primero hemos visto dentro, ahora se experimenta en todos los demás, independientemente de los velos de miedo y de odio utilizados inconscientemente para ocultarlo. Nuevamente, experimentamos este amor en todos, porque primero lo hemos experimentado en nosotros mismos. El cambio que Jesús está discutiendo es el cambio hacia la mentalidad recta - ir de la proyección de la culpa del ego a la extensión del perdón del Espíritu Santo - y es clave para la práctica de Un Curso de Milagros.
📘(2:3) «En lugar de ello, trataremos de ver en el mundo lo que está en nuestras mentes, y lo que deseamos reconocer se encuentra ahí.»
El pensamiento clave es "lo que deseamos reconocer se encuentra ahí". Como dice el texto:
“Parece que es la percepción la que te enseña lo que ves. Sin embargo, lo único que hace es dar testimonio de lo que tú enseñaste. Es el cuadro externo de un deseo: la imagen de lo que tú querías que fuese verdad.” (T-24.VII.8:8-10).
Nuestro deseo secreto es mantener la separación, pero ver la responsabilidad de ello en otro. La "imagen de lo que tú querías que fuese verdad" es la culpa de nuestro hermano. Así, el ego dice que la culpa es real y «no» queremos reconocerla. Al convencernos de no reconocer la culpa de la mente, el ego espera que nunca miremos el amor que ya se encuentra en nuestras mentes. En el texto, Jesús dice que solo tenemos dos emociones: amor y miedo - uno que fabricamos y otro que nos fue dado (T-13.V.10: 1). La emoción del miedo, que en realidad es lo mismo que la culpa, es lo que fabricamos para encubrir el amor que Dios nos dio. Necesitamos reconocer la culpa para poder mirar más allá de ella e identificarnos con el amor que está allí. Esto, por supuesto, es totalmente diferente de la forma de proceder del ego, lo que hace que la culpa sea real y luego nos hace prometer que nunca la veremos. Nos dice que no la reconozcamos en nosotros mismos, sino que nos deshagamos de la culpa al verla en todos los demás. Sin embargo, el ego nunca nos dice que su plan no funciona, ya que la culpa permanece dentro de nuestras mentes, a pesar de nuestros intentos febriles de ignorarla. Todo esto se describe claramente en el texto:
“El propósito fundamental de la proyección es siempre deshacerse de la culpabilidad...Observa, sin embargo, cuán extraña es la solución que el ego ha urdido. Proyectas la culpabilidad para deshacerte de ella, pero en realidad estás simplemente ocultándola. Experimentas culpabilidad, pero no sabes por qué.” (T-13.II.1:1; 2:1-3)
“En cualquier unión con un hermano en la que procures descargar tu culpabilidad sobre él, compartirla con él o percibir su culpabilidad, te sentirás culpable...Verás culpabilidad en esa relación porque tú mismo la sembraste en ella. Es inevitable que quienes experimentan culpabilidad traten de desplazarla, pues creen en ella. Sin embargo, aunque sufren, no buscan la causa de su sufrimiento dentro de sí mismos para así poder abandonarla...Su mayor preocupación es percibir la fuente de la culpabilidad fuera de sí mismos, más allá de su propio control.” (T-13.X.3:1,3-5,7)
Siguiendo la guía del ego, entonces, nos basamos en nuestros antecedentes de décadas de experiencia y declaramos con confianza que la culpa está en todos estos otros. Además, tenemos todas las pruebas necesarias para justificar lo que sentimos por ellos. Explicamos cómo nos han abusado y maltratado, o han abusado y maltratado a otros con quienes nos identificamos como víctimas. Estamos absolutamente seguros de que tenemos razón sobre nuestras conclusiones. Es por eso que Un Curso de Milagros es tan difícil y aterrador. Una y otra vez, Jesús nos dice que estamos equivocados, que "Dios piensa lo contrario" (T-23.I.2: 7). ¡Pero estamos seguros de que Él está equivocado y que nosotros estamos en lo correcto!
📘(2:4-5) «Así pues, estamos tratando de unirnos a lo que vemos, en vez de mantenerlo separado de nosotros. Ésa es la diferencia fundamental entre la visión y tu manera de ver.»
La manera en que vemos, de nuevo, es ver problemas u objetos de placer fuera de nosotros. Siempre queremos mantener separados de nosotros lo que está afuera. Incluso cuando parece que queremos unirnos a otros, realmente estamos tratando de tener la ilusión de unirnos para poder proteger nuestro especialismo. En la visión, sin embargo, ya no nos vemos como separados de nadie. Al principio del manual, Jesús hace una declaración importante que ya he citado: “Sus atributos consisten únicamente en esto: de alguna manera y en algún lugar ha elegido deliberadamente no ver sus propios intereses como algo aparte de los intereses de los demás.” (M-1.1:2). Esa visión sólo puede comenzar al no ver nuestros intereses como separados de los del Espíritu Santo o los de Jesús. Al principio, nuestros intereses están bastante separados, porque si nos unimos a Ellos (Jesús o el Espíritu Santo), la individualidad y el especialismo de nuestros egos desaparecen.
Por lo tanto, «debemos» mantenerlos (a Jesús o el Espíritu Santo) separados de nosotros, tal como lo hemos hecho con Dios. Es sobre esta dinámica de la separación como nos podemos disociar de nuestra culpa, proyectándola en otros que ahora vemos como separados de nosotros. La visión es exactamente lo opuesto, viendo a todas las personas como lo mismo, reflejando nuestra unicidad inherente como Cristo.
La radicalidad del sistema de pensamiento de Un Curso de Milagros es que Jesús no está hablando acerca del cerebro o del cuerpo, sino únicamente acerca de la mente, la cual no puede ser ni vista ni tocada porque está mucho más allá de nuestros sentidos o de cualquier cosa física o cuantificable.
📘(3) «La idea de hoy debe aplicarse tan frecuentemente como sea posible a lo largo del día. Cada vez que tengas un momento, repítela lentamente para tus adentros, mirando a tu alrededor y tratando de comprender que la idea es aplicable a todo lo que ves ahora o podrías ver ahora si estuviese al alcance de tu vista.»
Jesús nos recuerda una vez más acerca de la generalización; no excluir nada en nuestra aplicación de las lecciones. Recuerda, una vez que crees que hay una jerarquía de ilusiones y un rango de lo que percibes, estás diciendo que la separación y las diferencias son realidad y verdad. La única realidad es el pensamiento uno de la Expiación, la única realidad dentro de nuestras mentes. Debido a que ese pensamiento es uno, es visto como uno. Todo en este mundo es lo mismo que todo lo demás, porque todas las cosas comparten el único propósito del perdón.
📘(4) «La verdadera visión no está limitada por conceptos tales como "cerca" o "lejos". Para que te vayas acostumbrando a esta idea, trata de pensar, a medida que aplicas la idea de hoy, en cosas que estén más allá de tu alcance visual, así como en aquellas que de hecho puedes ver.»
Aquí podemos ver a Jesús sutilmente refiriéndose a su punto de que esta idea funciona no sólo para lo que nuestros ojos ven físicamente, sino también acerca de lo que pensamos - lo que vemos en nuestras mentes al igual de lo que "realmente" estamos viendo. Una vez más, la visión real no tiene nada que ver con nada físico. No se aplica a lo que percibimos físicamente (vemos, escuchamos, sentimos, tocamos o lo que sea), sino a lo que «pensamos». Recuerda que no hay diferencia entre lo que pensamos y lo que vemos. Es sólo al aceptar esta verdad que uno puede comenzar a tener el entendimiento que esperamos conduzca a la experiencia de nuestra inherente unicidad, una unidad que sólo puede existir en la mente, ya que los cuerpos separan. Como Jesús nos recuerda en el texto: “Las mentes están unidas; los cuerpos no.” (T-18.VI.3:1).
📘(5:1-2) «La verdadera visión no sólo no está limitada por el espacio ni la distancia, sino que no depende en absoluto de los ojos del cuerpo. La mente es su única fuente.»
No podríamos pedir una declaración más clara que esta. Jesús no está hablando de nada de lo que percibimos, porque siempre estamos viendo alguna forma de separación, lo que significa que lo que vemos proviene de un pensamiento de separación en nuestras mentes, un pensamiento que está intrínsecamente equivocado. Como dice Jesús en una línea que citaremos frecuentemente: "Nada es tan cegador como la percepción de la forma" (T-22.III.6:7).
Aunque aún no se menciona específicamente en estas lecciones, ya discutí en el Preludio la idea que acudir a Jesús o al Espíritu Santo en busca de ayuda es fundamental para nuestra práctica de Un Curso de Milagros. Al separarnos de Ellos, nos estamos separando de Dios, lo que significa que estamos considerando la separación como realidad. Todo lo que pensemos, veamos o creamos a partir de ese momento será incorrecto. Es por eso que hay mucho miedo asociado con hacer este curso. Poco a poco comienza a despuntar de que estamos equivocados sobre todo lo que pensamos, percibimos y juzgamos, sobre nosotros mismos y sobre todos los demás.
📘(5:3-4) «Como ayuda adicional para que te vayas acostumbrando cada vez más a esta idea, dedica varias sesiones de práctica a aplicarla con los ojos cerrados, usando cualquier tema que te venga a la mente, mirando en tu interior en vez de afuera. La idea de hoy es aplicable por igual tanto a lo uno como a lo otro.»
La respuesta a por qué la idea de hoy se aplica igualmente a lo que está adentro y lo que está afuera es que en realidad no hay nada ahí afuera. Lo que aparenta estar afuera es simplemente una proyección de nuestros pensamientos. No importa si estamos contemplando a nuestros pensamientos afuera o a nuestros pensamientos dentro de nuestras mentes, no hace ninguna diferencia. Siguen siendo nuestros pensamientos. Estas dos lecciones son bastante explícitas de que todo comienza en nuestras mentes. Esto está directamente relacionado con el principio descrito en el texto y que ya hemos visto en estas lecciones: «las ideas no abandonan su fuente» - la idea de un mundo, una relación y un cuerpo separados nunca ha abandonado su fuente en la mente. Todo lo que percibimos son nuestros pensamientos proyectados. Lo único que es importante, entonces, es ponerse en contacto con la fuente de estos pensamientos - surgen del ego o del Espíritu Santo. Este es el propósito final de estos ejercicios y del Curso de Milagros mismo. "
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez .