Lección 91

LOS MILAGROS SE VEN EN LA LUZ.
(Lección 91)
"Las veinte lecciones que comprenden esta próxima serie comparten el mismo tema, aunque se expresan de diferentes maneras, reflejando la forma musical del «tema y sus variaciones». El tema es el contraste entre el ser del ego y el verdadero Ser, y la Lección 91 se enfoca en el poder de nuestras mentes para elegir entre la interpretación del ego de nuestra identidad - un ser pecaminoso, culpable y temeroso - y el recordatorio del Espíritu Santo de Quiénes somos como Cristo. Otro aspecto de este tema es que puesto que nuestro ego se manifiesta directamente en el cuerpo, finalmente cambiamos esta identificación al espíritu que es nuestro Ser.
El título de la primera lección de esta serie expresa su tema del milagro, cuya elección es la «causa» que conduce a la visión, el «efecto». Se nos recuerda que la visión no tiene nada que ver con los ojos del cuerpo, sino con un estado mental que se logra al elegir a Jesús como nuestro maestro. De este modo, percibimos el mundo a través de la lente del perdón, en lugar del juicio del ego.
📘 (1:1) «Es importante recordar que los milagros y la visión van necesariamente de la mano.»
Señalé anteriormente que el «milagro» en Un Curso de Milagros puede definirse mejor como una corrección de la falsa percepción, que no tiene nada que ver con nada externo. Cambia nuestra manera de ver el mundo - separación, diferencias, ataques y cuerpos - a la visión de Jesús del mundo como un aula que nos ofrece oportunidades para aprender a perdonar. Por lo tanto, el efecto inmediato de elegir el milagro es esta nueva forma de ver - el significado de la visión.
🔸️(1:2) «Esto necesita repetirse una y otra vez.»
La razón obvia es que hemos aprendido y sobre-aprendido que lo que el ego nos ha enseñado es cierto. En consecuencia, se necesita concentración y vigilancia para revertir un sistema de pensamiento - tan minuciosamente construido - que ha formado la base de nuestra existencia. El siguiente pasaje, parte del cual ya hemos examinado, profundiza en nuestro sobre-aprendizaje del ego y la necesidad de aprender de un Maestro diferente, Cuyas lecciones no pueden fallar:
“Lo que te has enseñado a ti mismo constituye una hazaña de aprendizaje tan gigantesca que es ciertamente increíble...Nadie que entienda lo que tú has aprendido, con cuánto esmero lo aprendiste, y los sacrificios que llevaste a cabo para practicar y repetir las lecciones una y otra vez, en toda forma concebible, podría jamás dudar del poder de tu capacidad para aprender. No hay un poder más grande en todo el mundo. El mundo se construyó mediante él, y aún ahora no depende de nada más. Las lecciones que te enseñaste a ti mismo las aprendiste con tanto esmero y se encuentran tan arraigadas en ti que se alzan como pesadas cortinas para nublar lo simple y lo obvio...Ahora tu viejo y remachado aprendizaje se alza implacable ante la Voz de la verdad y te enseña que Sus lecciones no son verdad, que son demasiado difíciles de aprender y de entender, y que son diametralmente opuestas a lo que realmente es verdad. No obstante, las aprenderás, pues ése es el único propósito de tu capacidad para aprender que el Espíritu Santo ve en todo el mundo. Sus sencillas lecciones de perdón son mucho más poderosas que las tuyas, pues te llaman desde Dios y desde tu Ser.” (T-31.I.2:7; 3:1-4; 5:4-6)
Uno de los medios que Jesús usa para revertir el sobre-aprendizaje de la enseñanza del ego son estas lecciones del libro de ejercicios, que nos piden que practiquemos, practiquemos, practiquemos lo que él nos pide que aprendamos.
🔸️(1:3) «Es una de las ideas centrales de tu nuevo sistema de pensamiento, y de la percepción a la que da lugar.»
Jesús nos está dejando saber explícitamente que nos está enseñando una nueva forma de pensar. Una vez aceptado, tenemos una nueva forma de ver. Nuevamente, esta percepción no está arraigada en un cambio externo, sino en el cambio mental de los maestros.
🔸️(1:4-5) «El milagro está siempre aquí. Tu visión no causa su presencia, ni su ausencia es el resultado de que no veas.»
Una vez más, la visión es el «efecto» y el milagro es la «causa». La corrección que trae está siempre en nuestras mentes a través de la Presencia del Espíritu Santo. El problema es que elegimos no aprovecharnos de Su corrección amorosa, y en su lugar elegimos creer que nuestra individualidad es la verdad, lo que inevitablemente conduce a la creencia de que la unidad es el enemigo.
🔸️(1:6-7) «Es únicamente tu conciencia de los milagros la que se ve afectada. Los verás en la luz, mas no los verás en la obscuridad.»
Recordar que el milagro es una corrección aclara estos pasajes. Nuestra decisión de no aceptarlo no significa que se haya ido, sino simplemente que nosotros nos hemos ido. Cuando nuestro tomador de decisiones divaga, ya no reconocemos la corrección porque buscamos en el lugar equivocado. Siguiendo la pelota que rebota del ego - ¿recuerdas la pelota que rebota de Mitch Miller? - terminamos en el mundo, buscando continuamente soluciones donde el ego nos ha llevado. Ya no identificados con la mente, buscamos en la oscuridad del mundo respuestas que nunca podremos encontrar, ya que los milagros sólo se ven en la luz de perdón de la mente, la elección salvaguardada para nosotros por el Espíritu Santo.
📘(2:1) «Para ti, pues, la luz es crucial.»
Para repetir este importante pensamiento, la luz no tiene nada que ver con lo físico, incluidas las auras o cualquier otra expresión psíquica. En Un Curso de Milagros, la luz se equipara con la corrección del Espíritu Santo - la Expiación, el perdón, el milagro. Por eso es tan crucial para nosotros. Es la salida del oscuro infierno de culpa del ego.
🔸️(2:2-3) «Mientras sigas en la obscuridad no podrás ver el milagro. Por lo tanto, estarás convencido de que no está ahí.»
Cuando estamos inmersos en el sistema de pensamiento de oscuridad del ego, parece que no hay ninguna corrección - ni Jesús o Espíritu Santo - y Un Curso de Milagros es una mentira. Parece que nos hemos atrincherado con éxito contra el milagro, fabricando nuestra falsa identificación primero en el pensamiento, y luego en el cuerpo - para ser la verdad. De hecho, es por eso que fabricamos el mundo: para proporcionar evidencia que confirme que tenemos razón y que el Espíritu Santo está equivocado, lo que demuestra de manera convincente que la separación se ha logrado en realidad.
🔸️(2:4) «Esto se deriva de las mismas premisas de las que procede la obscuridad.»
La obscuridad se equipara con el sistema de pensamiento del ego, basado en la premisa de que la separación de Dios es un hecho. Además, el ego nos dice que cuando nos separamos, Dios fue destruido. Si Él es la Unicidad y la Totalidad perfectas, Él no puede ser separado de y permanecer como Él es. Por lo tanto, si creemos que lo imposible ha sucedido y parecemos ser el testigo viviente de ese "hecho" - Dios no puede ser la Unicidad y la Totalidad perfectas. Por lo tanto, Él deja de ser Dios, y ¿cómo puede ser conocido si Él no está allí? Esto, por cierto, es el fundamento del antiguo argumento sofista de que la verdad no es absoluta sino relativa. La verdad ahora puede ser lo que uno elija, porque la verdad absoluta ya no existe.
🔸️(2:5-7) «Negar la luz hace que te resulte imposible percibirla. No percibir la luz es percibir la obscuridad. La luz entonces no te sirve de nada, a pesar de que está ahí.»
Si equiparamos la luz con Jesús, el Espíritu Santo, Un Curso de Milagros y no nosotros mismos, Ellos no nos sirven porque no estamos incluidos. Nos hemos separado de la verdad y estamos tercamente convencidos de que tenemos razón. La obscuridad reina suprema porque la luz no está en ninguna parte para ser vista.
🔸️(2:8-9) «No la puedes usar [la luz] porque su presencia te es desconocida. Y la aparente realidad de la obscuridad hace que la idea de la luz no tenga sentido.»
Ese es el propósito servido por el cuerpo y el mundo - hacer realidad la obscuridad de la separación. La creencia del ego en la significancia de la obscuridad y la falta de significado de la luz hace imposible, por lo tanto, conocer la presencia de la luz; y puesto que creemos que vemos la obscuridad, la luz y su significado han desaparecido.
📘(3:1-2) «Si se te dijera que lo que no ves se encuentra ahí, ello te parecería una locura. Es muy difícil llegar a convencerse de que lo que en verdad es una locura es no ver lo que se encuentra ahí, y, en su lugar, ver lo que no está ahí.»
Una y otra vez vemos a Jesús usando esta definición clásica de psicosis. Entre los signos clínicos reveladores de la enfermedad mental se encuentran las alucinaciones visuales y auditivas. Este es otro ejemplo de Jesús diciéndonos suavemente que estamos locos. Una vez más, vemos la naturaleza intencional del mundo y el cuerpo, y su importancia estratégica en el plan del ego para mantenernos en un estado de insensatez (sin mente). El cuerpo es testigo de la aparente realidad de "lo que no está ahí", mientras que "lo que está ahí" no se puede ver. Este es el significado del siguiente pasaje del texto:
“Cuando hiciste que lo que no es verdad fuese visible, lo que «es» verdad se volvió invisible para ti. No obstante, de por sí no puede ser invisible, pues el Espíritu Santo lo ve con perfecta claridad. Es invisible para ti porque estás mirando a otra cosa.” (T-12.VIII.3:1-3)
Es el cuerpo el que nos permite mirar esa "otra cosa" y creer que está ahí.
🔸️(3:3-5) «Tú no dudas de que los ojos del cuerpo puedan ver. No dudas de la realidad de las imágenes que te muestran. Tienes absoluta fe en la obscuridad, no en la luz.»
Jesús discute ampliamente la fe en el texto, en el contexto del poder de decisión de la mente para depositar su fe en lo que cree que es verdad: el ego o el Espíritu Santo (por ejemplo, T-19.I y T-21.III). La fe, entonces, es neutral: ¿Elegimos creer las enseñanzas del ego sobre la separación, o depositamos nuestra fe en el mensaje de Jesús de su naturaleza ilusoria? Si nuestra fe está en la obscuridad, creeremos que eso es verdad; si está en la luz, esa será nuestra creencia. El siguiente pasaje resume nuestra elección por la falta de fe, la creencia en las ilusiones:
“Cada situación en la que te encuentras no es más que un medio para satisfacer el propósito que se estableció para tu relación. Si la ves como algo diferente, es que te falta fe...La falta de fe es la sierva de lo ilusorio, y es totalmente fiel a su amo. Haz uso de ella, y te llevará directamente a las ilusiones...No aceptes la ilusión de paz que te ofrece, sino que, por el contrario, contempla su ofrecimiento y reconoce que «es» una ilusión.” (T-17.VII.5: 1-2,5-6,9)
Para volver a señalar este punto importante, el propósito del cuerpo, desde su concepción en el sistema de pensamiento del ego, es hacer que creamos que la ilusión es la realidad, y que la realidad es la ilusión. Nuestra fe, por lo tanto, se deposita en lo que no es nada, sin embargo, permanecemos inconscientes de la falta de fe de nuestra decisión.
🔸️(3:6-7) «¿Cómo se puede invertir esto? Tú no lo podrías hacer solo, pero no estás solo en esto.»
El «tú», como siempre, es el tomador de decisiones. Esta no es una inversión que logremos por nosotros mismos, la acción que comenzó la separación cuando intentamos estar separados de Dios. Nuestra decisión de separarnos se corrige cambiando nuestra identificación con el ego al Espíritu Santo. Este es el significado de "no estás solo en esto". En otras palabras, hay otro sistema de pensamiento y Maestro que puede ayudarnos. El propósito de estas lecciones es facilitar la aceptación de esta ayuda.
📘(4:1) «Tus esfuerzos, por insignificantes que sean, están fuertemente respaldados.»
Esto es un eco del tema familiar de «la pequeña dosis de buena voluntad» que es tan importante en el texto:
“El instante santo es el resultado de tu decisión de ser santo...Preparas tu mente para él en la medida en que reconoces que lo deseas por encima de todas las cosas. No es necesario que hagas nada más; de hecho, es necesario que comprendas que no puedes hacer nada más. No te empeñes en darle al Espíritu Santo lo que Él no te pide, o, de lo contrario, creerás que el ego forma parte de Él y confundirás a uno con otro. El Espíritu Santo pide muy poco. Él es Quien aporta la grandeza y el poder...El instante santo no procede únicamente de tu pequeña dosis de buena voluntad. Es siempre el resultado de combinar tu buena voluntad con el poder ilimitado de la Voluntad de Dios.” (T-18.IV.1:1, 4-8; 4:1-2)
No se nos pide que hagamos mucho, como enseñar las lecciones del Espíritu Santo, sino sólo que lo elijamos a Él como nuestro Maestro como una expresión de nuestra pequeña dosis de buena voluntad. Ni siquiera se nos pide que aprendamos Sus lecciones, porque eso vendrá más tarde. Jesús sólo nos pide que reconozcamos que hemos estado equivocados en nuestra elección de maestro, y que entendamos que hay Otro en nuestras mentes a Quien podemos acudir.
A medida que nuestro miedo disminuye y elegimos al Maestro correcto, aprendemos Sus lecciones. Al principio la pequeña dosis de buena voluntad expresa el pensamiento feliz de que estamos equivocados. Estamos aún más agradecidos de que haya Alguien dentro de nosotros que tiene razón. Este es el primer paso, y tal vez el más importante, porque nos lleva al camino correcto. Para usar otra imagen, nos coloca en la escalera correcta. El tiempo que lleva subir a lo alto no es una preocupación real, porque lo único que es importante es que Jesús nos ayude a encontrar el camino a casa. Encontrarlo, de nuevo, significa darse cuenta felizmente de que estamos equivocados sobre dónde pensábamos que estaba.
🔸️(4:2-5) «Sólo con que te percatases de cuán grande es esa fortaleza, tus dudas desaparecerían. Hoy dedicaremos el día a tratar de que sientas esa fortaleza. Cuando hayas sentido la fortaleza que mora en ti, la cual pone fácilmente a tu alcance todos los milagros, dejarás de dudar. Los milagros que tu sensación de debilidad ocultan se harán patentes de inmediato en tu conciencia una vez que sientas la fortaleza que mora en ti.»
Esto se basa en una cosa y una cosa que sólo utiliza el poder de la mente para corregir nuestro error previo de identificarnos con la debilidad del ego. El siguiente párrafo es explícito sobre la distinción entre mente y cuerpo. Reconocer esta distinción es esencial, ya que si no somos un cuerpo, la única opción restante es que seamos una mente. Casi al final del texto, como ya hemos visto, Jesús explica nuestra simple elección:
“Siempre eliges entre tu debilidad y la fortaleza de Cristo en ti. Y lo que eliges es lo que crees que es real. Sólo con que te negases a dejar que la debilidad guiase tus actos, dejarías de otorgarle poder. Y la luz de Cristo en ti estaría entonces a cargo de todo cuanto hicieses. Pues habrías llevado tu debilidad ante Él, y, a cambio de ella, Él te habría dado Su fortaleza.” (T-31.VIII.2:3-7)
La fortaleza de Cristo yace en nuestras mentes, recordada cuando entendemos que la debilidad y la vulnerabilidad provienen de haber elegido al ego como nuestro ser, una decisión que culmina en la identificación con el cuerpo. El milagro es la amorosa corrección de nuestro error.
📘(5:1) «Reserva diez minutos en tres ocasiones hoy para tener un rato de quietud en el que trates de dejar atrás tu debilidad.»
A medida que avanzan las lecciones, vemos cómo Jesús aumenta el tiempo que pasamos con él cada día. Al comienzo del libro de ejercicios, pidió solo un par de minutos, si es que podíamos manejar eso. Ahora él lo eleva hasta diez minutos, tres veces al día, y el tiempo seguirá aumentando.
🔸️(5:2) «Esto se puede lograr fácilmente si te das instrucciones a ti mismo de que no eres un cuerpo.»
¿Quién es el «tú» que se da instrucciones a sí mismo? - el tomador de decisiones enseñándose a sí mismo no es un cuerpo. De esta manera, el «tú» que se da instrucciones no es el cuerpo, y el «tú mismo» que está siendo instruido es el yo que creemos que somos como una personalidad. Esta, entonces, es la respuesta a la pregunta retórica de Jesús, formulada cerca del comienzo del texto:
“Te preguntarás cómo puede ser posible esto [darse cuenta de que «toda» percepción es innecesaria] mientras parezca que vives en este mundo. Ésa es una pregunta razonable. No obstante, tienes que asegurarte de que realmente la entiendes. ¿Quién es el "tú" que vive en este mundo?” (T-4.II.11:5-8)
En última instancia, la percepción es innecesaria porque no hay nadie allí que perciba, y mucho menos que sea percibido. Devolver nuestra autoconciencia a la mente, específicamente a la parte de la mente que toma las decisiones, es lo que nos permite finalmente darnos cuenta de que ¡no hay tomador de decisiones en absoluto!
🔸️(5:3) «La fe se canaliza hacia lo que deseas, y tú diriges la mente en conformidad con ello.»
El «tú», de nuevo, es la parte de la mente que elige. Depositamos nuestra fe en el ego o en el Espíritu Santo, reflejando el deseo de seguir siendo una entidad individual separada de Dios, o de regresar a casa y despertar a nuestra realidad como el Hijo uno de Dios.
🔸️(5:4-6) «Tu voluntad sigue siendo tu maestro, y dispone de toda la fortaleza necesaria para hacer lo que desea. Puedes escaparte del cuerpo si así lo decides. Puedes experimentar la fortaleza que mora en ti.»
Por voluntad, Jesús se refiere al poder de nuestras mentes para elegir entre el ego y el Espíritu Santo. Hemos visto este uso antes, y destaca la importancia de recurrir a esta voluntad para deshacer la usurpación del ego de la voluntad de Dios. La debilidad del ego no es rival para la fortaleza de Cristo, que el Espíritu Santo conserva para nosotros en nuestras mentes, incluso mientras buscamos ocultarla, sustituyendo en su lugar la creencia del ego en la dominación, disfrazada de fortaleza.
Tenemos que tener cuidado de no tomar la oración 5 fuera de contexto ("Puedes escaparte del cuerpo si así lo decides"). En verdad no podemos escapar del cuerpo porque no estamos en el cuerpo. Jesús realmente nos está diciendo que podemos escapar del sistema de pensamiento con el que nos hemos identificado y en el que nos hemos aprisionado a nosotros mismos. Este aprisionamiento se expresa en la forma cuando se proyecta en el cuerpo. Así pues, parece - como ha parecido a siglos de filósofos y teólogos - que de hecho estamos atrapados en el cuerpo. ¿Cómo, sin embargo, podemos estar atrapados en un cuerpo que no existe? Solo podemos estar atrapados en la ilusión de un cuerpo, que descansa dentro de nuestro sistema de pensamiento. La creencia de la mente en la culpa es la prisión, y si la culpa no se deshace, permaneceremos aprisionados para siempre, independientemente de lo que hagamos con el cuerpo. Este tema es el tema de "Más allá del cuerpo" en el Capítulo 18 del texto, y el siguiente pasaje resume su pensamiento central:
“Te ves a ti mismo encerrado en una celda aparte, aislado e inaccesible, y tan incapaz de establecer contacto con otros como de que otros lo establezcan contigo. Odias esta prisión que has construido, y procuras destruirla. Pero no quieres escaparte de ella ni dejarla indemne y libre de toda culpa.
Sin embargo, ésa es la única manera de escapar. La morada de la venganza no es tu hogar. El lugar que reservaste para que albergase a tu odio no es una prisión, sino una ilusión de ti mismo...Todo el mundo ha experimentado lo que podría describirse como una sensación de ser transportado más allá de sí mismo...Si examinases lo que esa sensación de ser "transportado" realmente supone, te darías cuenta de que es una súbita pérdida de la conciencia corporal, y una experiencia de unión con otra cosa en la que tu mente se expande para abarcarla...No hay violencia alguna en este escape. No se ataca al cuerpo, sino simplemente se le percibe correctamente...En realidad no se te "saca" de él, ya que no puede contenerte. Te diriges hacia donde realmente quieres estar, adquiriendo, no perdiendo, una sensación de Ser.” (T-18.VI.7:5-8:2; 11:1,4; 13:1-2,4-5).
Así logramos suavemente nuestro escape de la pequeñez de la debilidad a la grandeza de la fortaleza.
📘(6:1-5) «Comienza las sesiones de práctica más largas con esta declaración que entraña una auténtica relación de causa y efecto: Los milagros se ven en la luz. Los ojos del cuerpo no perciben la luz. Mas yo no soy un cuerpo. ¿Qué soy entonces?»
Esa pregunta es el problema. Recuerda, fabricamos el mundo y el cuerpo en primer lugar como un Hijo colectivo - para escapar de la ira vengativa de Dios que el ego nos dijo que es la realidad de la mente. El ego nos dijo que nuestra independencia de Dios fue comprada a costa del pecado. Destruimos a Dios, y ahora Él se levantará y nos devolverá el favor. Ese es el terror que el ego colocó en la mente de todos, y que nos sacó de nuestras mentes de manera figurativa y literal - conformando el mundo físico: la versión del Curso del Big Bang.
La pregunta que Jesús hace es: si no eres un cuerpo, ¿qué eres? Leer esto cuidadosamente debería causar terror en tu corazón, porque de repente tendrías que responder a su pregunta. ¿Quién eres tú si no tus problemas, lista de resentimientos, personalidad, color de piel, sexo, altura, peso, edad, nacionalidad, etc.? De este modo, volvemos a la línea de fondo de Un Curso de Milagros: nuestra capacidad para comprender que todo lo que fabricamos es falso. Nuestro objetivo es decir que nos alegramos de verdad - que estamos equivocados. El milagro es el medio por el cual llegamos a reconocer nuestra elección errónea, hecha no en el cuerpo sino en la mente, y por tanto corregida allí.
🔸️(6:6) «La pregunta con la que finaliza esta declaración es crucial para los ejercicios de hoy.»
A medida que avanzamos en el libro de ejercicios, notamos que las apuestas están aumentando. Las noventa lecciones anteriores nos han llevado suavemente a este punto. Se nos han presentado varias ideas clave, entre las cuales se encuentra que nuestros pensamientos dan significado a todo, fabrican el mundo y, en última instancia, no existe un mundo fuera de nosotros. Estas ideas se han presentado de tal manera que la mayoría de las veces no pensamos seriamente en su implicación: si no hay un mundo fuera de nuestras mentes, tampoco puede haber nadie fuera de nuestras mentes. Esto significa enfrentar la pregunta: ¿Quién soy yo? Jesús nos ha llevado al punto en nuestro entrenamiento donde nos pide que hagamos precisamente eso.
🔸️(6:7) «Lo que piensas que eres es una creencia que debe ser erradicada.»
Pensamos que somos cuerpos, subyacente a la creencia de que somos “la morada del mal, de las tinieblas y del pecado.” (W-pI.93.1: 1). Esto es lo que debe ser erradicado. Nota la palabra «creencia». Nuestros cuerpos no son hechos, sino creencias. No puedes cambiar un hecho, que por supuesto es el punto del sistema de pensamiento del ego. Nuestra separación, encarnada en nuestros cuerpos, se toma como un hecho, parte del llamado orden natural. Su inmutabilidad parece habernos expulsado permanentemente del Cielo, para no volver jamás. Es por eso que Jesús ha puesto tanto énfasis en nuestra comprensión del poder del pensamiento - en la mente, no en el cerebro. La separación, y el cuerpo que resultó de ella, es una creencia, y por lo tanto puede cambiarse ejerciendo el poder de la mente para elegir un pensamiento diferente, aprendiendo a «depositar» su fe en la Expiación del Espíritu Santo y retirándola de la separación del ego.
🔸️(6:8) «Pero lo que realmente eres es algo que tiene que serte revelado.»
Lo que realmente somos es un solo Ser, revelado a nosotros, no por lo que Jesús nos dice, sino por levantar el velo que mantuvo alejado el recuerdo de este Ser. La culminación de la estrategia del ego de mantener la verdad oculta es el cuerpo con el que nos identificamos. El perdón - el proceso de retirar nuestra culpa proyectada - elimina los velos que nos han mantenido inconscientes de la presencia del amor (T-in.1: 7): lo que realmente somos.
🔸️(6:9-10) «La creencia de que eres un cuerpo necesita ser corregida, ya que es un error. La verdad de lo que eres apela a la fortaleza que mora en ti para que lleve a tu conciencia lo que el error oculta.»
Aquí vemos enunciado el error que oculta la verdad. En esta lección, Jesús se enfoca en el error de identificarse con el cuerpo. Como he dicho, Jesús no quiere que renunciemos al cuerpo. Más bien, solo se nos pide que pensemos en su naturaleza. Esta es solo la Lección 91, y cuando lleguemos al final del libro de ejercicios, Jesús nos dirá que estamos al principio (W-ep.1: 1). Una vez más, no espera que sus estudiantes dejen ir el cuerpo, sino que recapaciten y piensen seriamente sobre su papel en el sistema de pensamiento de especialismo del ego. Tal ejercicio refleja los pasos suaves que nos ayudan a cambiar la identificación del sistema de pensamiento de debilidad del ego a la parte de la toma de decisiones de nuestras mentes que ahora sería libre de elegir la fortaleza de Cristo como su realidad.
📘(7:1) «Si no eres un cuerpo, ¿qué eres entonces?»
Ahora viene el verdadero terror, que refleja el pensamiento que llega a la conclusión de “El concepto del yo frente al verdadero Ser”: “No hay afirmación que el mundo tema oír más que ésta:
«No sé lo que soy, por lo tanto, no sé lo que estoy haciendo, dónde me encuentro, ni cómo considerar al mundo o a mí mismo.»” (T-31.V.17:6-7)
Esta es la declaración que el ego ha buscado poderosamente evitar que pronunciemos. Marca el final de su cuidadosamente concebido sistema de pensamiento de ocultación. El hecho de que elevemos esta preocupación a la conciencia nos permite mirar la aparente certeza de nuestra identidad como un yo culpable y corporal, abriendo así la posibilidad, por fin, de cuestionar la premisa fundamental del ego mismo: la creencia de que la separación de Dios ocurrió realmente. Cuestionar esa premisa nos permite cuestionar la premisa de que nosotros - los seres físicos y psicológicos - también hemos ocurrido.
🔸️(7:2-4) «Necesitas hacerte consciente de lo que el Espíritu Santo utiliza para reemplazar en tu mente la imagen de que eres un cuerpo. Necesitas sentir algo en lo que depositar tu fe a medida que la retiras del cuerpo. Necesitas tener una experiencia real de otra cosa, algo más sólido y seguro; algo más digno de tu fe y que realmente esté ahí.»
Esto nos da un atisbo incisivo de la metodología de Jesús. A lo largo de Un Curso de Milagros nos presenta ambos lados de la mente dividida. Es explícito acerca de la necesidad, si no de la urgencia, de que miremos al ego y entendamos su sistema de pensamiento. Al mismo tiempo, nos ayuda a darnos cuenta de cómo intenta ocultar la verdad. Si bien nuestro terror es que renunciemos al ego y no tengamos nada, tenemos estas palabras y lecciones para ayudarnos a aprender que abandonar el ego es el medio para descubrir la gloriosa verdad sobre nosotros mismos, el Todo de Dios.
Por lo tanto, Jesús no solo está diciendo que no somos cuerpos. También está diciendo que hay algo palpablemente real dentro de nosotros que reemplazará nuestra identificación corporal. Es por eso que este es un proceso a largo plazo: una parte de nosotros entiende que comenzar a liberar nuestra identidad del ego, con su especialismo y juicios, significa que nuestra individualidad no se queda atrás. Eso es lo que nos asusta. En ninguna parte se encuentra esta extraña situación - nuestro miedo a la verdad - más directamente expresada que en "El miedo a la redención". El siguiente párrafo es un extracto representativo de esta importante sección, que describe el miedo a despertar a la verdad de nuestra Identidad como hijos de Amor:
“Has construido todo tu demente sistema de pensamiento porque crees que estarías desamparado en Presencia de Dios, y quieres salvarte de Su Amor porque crees que éste te aniquilaría. Tienes miedo de que pueda alejarte completamente de ti mismo y empequeñecerte porque crees que la magnificencia radica en el desafío y la grandeza en el ataque. Crees haber construido un mundo que Dios quiere destruir, y que amando a Dios -y ciertamente lo amas- desecharías ese mundo, lo cual es, sin duda, lo que «harías». Te has valido del mundo, por lo tanto, para encubrir tu amor, y cuanto más profundamente te adentras en los tenebrosos cimientos del ego, más te acercas al Amor que yace allí oculto. «Y eso es lo que realmente te asusta».” (T-13.III.4)
Una vez más, Jesús no nos está pidiendo que abandonemos nuestra individualidad, sino simplemente que cuestionemos su validez. Él comienza enseñándonos que no somos un cuerpo, introduciéndonos gentilmente en el proceso que finalmente - ¡no será mañana! - nos lleve a casa. Así él nos consuela:
“No temas que se te vaya a elevar y a arrojar abruptamente a la realidad. El tiempo es benévolo, y si lo usas en beneficio de la realidad, se ajustará al ritmo de tu transición.” (T-16.VI.8:1-2)
Anteriormente en el texto, refuerza este proceso suave de nuestro despertar:
“Primero soñarás con la paz, y luego despertarás a ella. Tu primer intercambio de lo que has hecho por lo que realmente deseas es el intercambio de las pesadillas por los sueños felices de amor.” (T-13.VII.9:1-2)
En un pasaje que ya hemos examinado, Jesús explica cómo el Espíritu Santo no nos pide que despertemos directamente de nuestras pesadillas. Más bien, Él toma con nosotros los pequeños y suaves pasos de los sueños felices de perdón, para que se produzca la paz en lugar del terror:
“Todo lo que aterrorizó al Hijo de Dios y le hizo pensar que había perdido su inocencia, repudiado a su Padre y entrado en guerra consigo mismo no es más que un sueño fútil. Mas ese sueño es tan temible y tan real en apariencia, que él no podría despertar a la realidad sin verse inundado por el frío sudor del terror y sin dar gritos de pánico, a menos que un sueño más dulce precediese su despertar y permitiese que su mente se calmara para poder acoger -no temer- la Voz que con amor lo llama a despertar; un sueño más dulce, en el que su sufrimiento cesa y en el que su hermano es su amigo. Dios dispuso que su despertar fuese dulce y jubiloso, y le proporcionó los medios para que pudiese despertar sin miedo.” (T-27.VII.13:3-5)
Así comenzamos a aprender, sin temor, que de hecho hay algo más allá de nuestros egos: paz en lugar de conflicto, perdón en lugar de especialismo, milagros en lugar de ataque. El sustituto para el ego en este punto de nuestro viaje no es un ser carente de yo, un pensamiento más allá de la forma, porque eso todavía es demasiado amenazador. El ser sustituto todavía se experimenta dentro de un cuerpo, pero es uno benévolo; un pensamiento amable, por lo que Jesús habla de sueños felices. El perdón todavía es parte de la ilusión de separación, pero es una ilusión con menos culpa, ansiedad, terror y especialismo. Así, Jesús dice que tenemos algo "más sólido y más seguro" en lo que depositar nuestra fe. Sin embargo, más allá incluso de este ser amable y feliz está el glorioso Cristo que Dios creó como nuestro Ser, el Fin más allá del fin del viaje.
📘(8:1-2) «Si no eres un cuerpo, ¿qué eres entonces? Hazte esta pregunta honestamente, y dedica después varios minutos a dejar que los pensamientos erróneos que tienes acerca de tus atributos sean corregidos y a que sus opuestos ocupen su lugar.»
Este es un ejemplo de lo que hemos estado discutiendo. Jesús nos está dejando saber que «él» sabe que no vamos a soltar el cuerpo tan rápido, y que todavía tendremos muchos pensamientos erróneos. Por lo tanto, no cambiará nuestras ilusiones por la verdad, sino que intercambiará nuestras ilusiones odiosas y malévolas por otras más amables y gentiles. Ese es el significado de las siguientes declaraciones. No deben tomarse como afirmaciones, como he dicho antes, sino como recordatorios de hacia dónde nos está guiando Jesús. Así él nos dice:
🔸️(8:4-9) «No soy débil, sino fuerte.
No soy un inútil, sino alguien todopoderoso.
No estoy limitado, sino que soy ilimitado.
No tengo dudas, sino seguridad.
No soy una ilusión, sino algo real.
No puedo ver en la obscuridad, sino en la luz.»
Jesús nos está diciendo que llevemos las ilusiones de nuestros pensamientos erróneos a la verdad de nuestra Identidad. Así comenzamos a sustituir las imágenes felices de nosotros mismos por las infelices. Al final, todas las imágenes desaparecerán. Sin embargo, él no nos está pidiendo que esa sea nuestra experiencia ahora. Su enseñanza es siempre amable y paciente.
A medida que practicamos una lección como esta, debemos ser conscientes de nuestros pensamientos sobre nosotros mismos, para que podamos aprender que son errores. De hecho, hay una corrección para cada pensamiento erróneo en nuestra mente, y tenemos que llevar a Jesús con nosotros para que podamos mirar juntos estos pensamientos de insuficiencia, fracaso y odio hacia uno mismo. Tal mirada no juzgadora promulga la corrección, permitiéndonos ver a través de las ilusiones a la luz de la verdad.
📘(9:1-3) «En la segunda parte de tu sesión de práctica, trata de experimentar estas verdades acerca de ti mismo. Concéntrate en especial en la experiencia de fortaleza. Recuerda que toda sensación de debilidad está asociada con la creencia de que eres un cuerpo, la cual es una creencia errónea y no merece que se tenga fe en ella.»
Toda experiencia de debilidad proviene de la identificación con el cuerpo. Como siempre, las referencias no son solo físicas, sino también psicológicas. Nuevamente, nuestra sensación de dolor, sufrimiento y fracaso proviene de poner fe en nuestros cuerpos. Sin embargo, el cuerpo no es el problema. Como Jesús nos dijo anteriormente en el libro de ejercicios, es la encarnación del sistema de pensamiento del ego (W-pI.72.2: 1-3), por lo que el problema real es simplemente nuestra identificación con el uso del cuerpo por parte del ego. Una vez más, no se nos pide que neguemos nuestros cuerpos, sino simplemente que corrijamos el propósito que les habíamos dado.
🔸️(9:4) «Deja de tener fe en ella, aunque sólo sea por un instante.»
Podemos ver cuán no amenazante es Jesús en sus instrucciones, sin tener expectativas de nuestro aprendizaje. Su propósito primordial para nosotros es bastante explícito, pero él sigue siendo gentil. No nos está pidiendo que suspendamos la identificación con el cuerpo, sino que lo intentemos por un minuto. El término «fe», puedes recordar, se refiere a donde el tomador de decisiones coloca su creencia, o qué maestro elige como su instructor.
🔸️(9:5) «A medida que avancemos te irás acostumbrando a tener fe en lo que es más valioso en ti.»
Una vez más, Jesús nos está haciendo saber que este es un programa de entrenamiento paso a paso que se lleva a cabo durante muchos, muchos años. Lo que expresa la pequeña dosis de buena voluntad es mirar lo que creemos que es verdad y decir: "Gracias a Dios que estoy equivocado". Esto conlleva la declaración implícita: "Gracias a Dios hay Alguien dentro de mí que tiene razón". La paz y la dicha que viene de renunciar a esta necesidad de tener razón refuerza nuestra elección del Espíritu Santo como el objeto más valioso de nuestra fe.
📘(10:1) «Relájate durante el resto de la sesión de práctica, confiando en que tus esfuerzos, por insignificantes que sean, tienen todo el respaldo de la fortaleza de Dios y de todos Sus Pensamientos. De Ellos es de donde procederá tu fortaleza. A través de Su fuerte respaldo es como sentirás la fortaleza que mora en ti. Dios y todos Sus Pensamientos se unen a ti en esta sesión de práctica, en la que compartes un propósito semejante al de Ellos. De Ellos es la luz en la que verás milagros porque Su fortaleza es tuya. Su fortaleza se convierte en tus ojos para que puedas ver.»
Esta es otra manera de señalar que nuestro papel en la Expiación es pequeño y que el del Espíritu Santo es grande. Suya es la fortaleza que utilizamos para corregir nuestra elección errónea en favor de la debilidad del ego. Jesús nos pide sólo un poco de buena voluntad para practicar la lección del día. De hecho, como ya hemos discutido, es en el ejercitar estos esfuerzos, "por insignificantes que sean", que llegamos a reconocer el verdadero poder de nuestras mentes para elegir. Es el uso de mentalidad correcta de este poder lo que nos une con la fortaleza de Cristo. Sin que nosotros lo elijamos, su fortaleza permanece latente, y sin esa fortaleza nuestras mentes permanecen para siempre en esclavitud a la obscuridad del ego, cegadas por su debilidad.
📘(11:1) «Cinco o seis veces por hora, a intervalos razonablemente regulares, recuérdate a ti mismo que los milagros se ven en la luz. Asegúrate también de hacerle frente a cualquier tentación con la idea de hoy. La siguiente variación podría resultarte útil para este propósito especial: Los milagros se ven en la luz. No voy a cerrar los ojos por causa de esto.»
En el repaso anterior, Jesús continuamente usó la palabra "esto", refiriéndose a todo lo que nos tienta a lo largo del día a estar molestos. El propósito del libro de ejercicios es proporcionarnos ideas que luego aplicaríamos a nuestras situaciones cotidianas. Sin embargo, estas ideas no tienen sentido si simplemente pensamos en ellas sin practicar, porque necesitamos practicar especialmente cuando estamos tentados a vernos a nosotros mismos como inadecuados, o a proyectar nuestra debilidad y ver a alguien más de esta manera. En otras palabras, siempre que tengamos la tentación de hacer juicios sobre nosotros mismos u otros es cuando debemos pensar en la lección del día. La decisión de practicar es la decisión de ver: visión en lugar de juicio. Como el texto nos recuerda:
“Puedes elegir ver o juzgar, pero nunca ambas cosas.” (T-20.V.4:7) "
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.

Títulos de las Lecciónes 91 - 110

91 – Los milagros se ven en la luz.
92 – Los milagros se ven en la luz, y la luz y la fortaleza son una.
93 – La luz, la dicha y la paz moran en mí.
94 – Soy tal como Dios me creó.
95 – Soy un solo Ser, unido a mi Creador.
96 – La salvación procede de mi único Ser.
97 – Soy espíritu.
98 – Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación.
99 – La salvación es mi única función aquí.
100 – Mi papel en el plan de salvación de Dios es esencial.
101 – La Voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad.
102 – Comparto con Dios Su Voluntad de que yo sea feliz.
103 – Dios, al ser Amor, es también felicidad.
104 – Busco únicamente lo que en verdad me pertenece.
105 – Mías son la paz y la dicha de Dios.
106 – Déjame aquietarme y escuchar la verdad.
107 – La verdad corregirá todos los errores de mi mente.
108 – Dar y recibir son en verdad lo mismo.
109 – Descanso en Dios.
110 – Soy tal como Dios me creó.

Lección 90

Lección 90
(Repaso II)
"Esta lección también trata sobre dos lecciones paralelas: un sólo problema, una sola solución.
📘(1:1) (79) «PERMÍTASEME RECONOCER EL PROBLEMA PARA QUE PUEDA SER RESUELTO.»
El problema se define como un resentimiento y la solución como el milagro que deshace el problema. ¿Podría ser algo más simple? Preguntaría Jesús.
🔹️(1:2-3) «Hoy quiero darme cuenta de que el problema es siempre alguna forma de resentimiento que quiero abrigar. Quiero comprender también que la solución es siempre un milagro al que le permito ocupar el lugar del resentimiento.»
Encontramos reflejado aquí el deshacimiento de la primera ley del caos del ego - “Existe una jerarquía de ilusiones” (T-23.II.2: 3) por el primer principio de los milagros del Espíritu Santo: “No hay grados de dificultad en los milagros.” (T-1.I.1:1). A pesar de las apariencias, nuestros problemas se remontan a un resentimiento, como por ejemplo: "Si sólo hubieras sido diferente, yo sería feliz.” La solución es el milagro del perdón, porque el problema era la proyección de la culpa, que ahora felizmente reclamo para que pueda ser liberada.
🔹️(1:4-6) «Hoy quiero recordar la simplicidad de la salvación, reforzando la lección de que sólo hay un problema y sólo una solución. El problema es un resentimiento; la solución, un milagro. E invito a la solución cuando perdono la causa del resentimiento y le doy la bienvenida al milagro que entonces ocupa su lugar.»
Estas dos lecciones forman la piedra angular del período de repaso, porque expresan claramente que cada problema que experimentamos durante el día es una forma de ataque o resentimiento - ya sea que estemos conscientes de ello o no - y la única forma en que podemos ser felices y recordar nuestra función es dejar ir el ataque. Liberamos el resentimiento al pedirle a Jesús que nos ayude a darnos cuenta de que estamos equivocados porque estamos percibiendo la situación erróneamente. Así, una vez más, tomando prestado el título del capítulo final del texto, vemos y aceptamos la simplicidad de la salvación: un sólo problema, una sola solución; Un resentimiento, un milagro. Así diríamos, por ejemplo, en la primera aplicación de la idea de hoy:
🔹️(2:2) «Esto supone un problema para mí que quiero que se resuelva.»
El problema que percibimos y el remedio que buscamos son igualmente ilusorios. La "solución" puede resolver su expresión específica, pero no el problema último, el resentimiento que abrigamos contra nosotros mismos y contra Dios. Por lo tanto, si realmente queremos estar en paz, debemos pedirle a Jesús que nos ayude a percibir la situación de otra manera. Le pedimos que nos muestre que lo que estamos viendo en esta persona o circunstancia es un reflejo de la decisión de la mente de excluir al amor. Si bien las «formas» varían en nuestras aplicaciones específicas, el «contenido» sigue siendo el mismo. Elegir separarse del Amor de Dios es el problema; elegir reincorporarnos a lo que nunca dejamos realmente es la solución. Así hoy elegimos el milagro:
🔹️(2:3-4) «El milagro que se encuentra tras este resentimiento lo resolverá por mí.
La solución de este problema es el milagro que el problema oculta.»
La incapacidad de tomar esta decisión - de mirar más allá del problema a la solución - refleja nuestra negativa a hacerlo, nacida de la resistencia a "perder" el problema y, por lo tanto, "perder" nuestra identidad. Solo reconociendo que nos aferramos a una ilusión, una ilusión que es la fuente de nuestra infelicidad, estaremos motivados a elegir el milagro.
📘(3:1) (80) «PERMÍTASEME RECONOCER QUE MIS PROBLEMAS SE HAN RESUELTO.»
🔹️(3:2-3) «La única razón de que parezca tener problemas es que estoy usando el tiempo indebidamente. Creo que el problema ocurre primero, y que debe transcurrir cierto tiempo antes de que pueda resolverse.»
Esto es ciertamente verdadero desde el punto de vista del ego. Jesús - y esto es importante - no está diciendo que no debemos tratar de resolver problemas en el mundo. Sin embargo, si el verdadero problema es un resentimiento, que oculta nuestra culpa, entonces la solución - el deshacimiento de la culpa - es instantánea.
“El único problema pendiente es que todavía ves un intervalo entre el momento en que perdonas y el momento en que recibes los beneficios que se derivan de confiar en tu hermano...Sin embargo, la salvación es inmediata.” (T-26.VIII.1:1; 3:1)
Jesús no está hablando de resolver un problema mundano o realizar una tarea, lo que muy a menudo toma tiempo. Después de todo, Helen tardó siete años en tomar un Curso de Milagros. Él se refiere a la corrección del problema de la mente: el perdón que elimina nuestra culpa; los milagros que deshacen nuestros resentimientos.
Una vez más, Jesús no nos está pidiendo que ignoremos el mundo. Más bien, él nos enseña que nuestro problema no es externo, sino la decisión de la mente de excluirlo. Estamos abrumados por la culpa de este "pecado" de traición, y esa es la fuente de nuestro dolor, que puede ser remediado en un instante. Todo lo que necesitamos hacer, nos dice, es: “Tráeme de vuelta, y habla honestamente sobre lo que has hecho. Permíteme decirte que no has cometido un pecado, sino que simplemente has expresado tu temor. Deja que mi amor sea el dulce recordatorio de que estás mejor conmigo que solo.” Este, entonces, es el sentido en el cual la curación es inmediata, tomando sólo un instante:
“Llevar a cabo la corrección en su totalidad no requiere tiempo en absoluto. Pero aceptar que la corrección se puede llevar a cabo parece prolongarse una eternidad.” (T-26.VIII.6:1-2)
Como Jesús nos dice en la Lección 188, “¿Por qué esperar al Cielo?” (W-pI.188.1: 1).
🔹️(3:4-5) «No veo el problema y la solución como acontecimientos simultáneos. Ello se debe a que aún no me he dado cuenta de que Dios ubicó la solución junto al problema, de manera que el tiempo no los pudiera separar.»
Recuerda que lo que consideramos como tiempo no es más que la proyección en la forma de la impía trinidad de pecado, culpa y miedo del ego, lo que resulta en la percepción del tiempo lineal: pasado, presente y futuro. Tanto el problema de la separación como la respuesta de la Expiación se encuentran en la mente, más allá del tiempo y el espacio. Por lo tanto, no se necesita tiempo para corregir nuestra elección de mentalidad errada. Sólo cuando el problema y la respuesta se proyectan en un mundo temporal y espacial, parece que la salvación toma tiempo. Una vez más, vemos cómo todo depende de revertir nuestras proyecciones y recuperar el poder de nuestras mentes temporales para elegir.
🔹️(3:6-7) «El Espíritu Santo me enseñará esto si se lo permito. Y comprenderé que es imposible que yo pudiera tener un problema que no se hubiese resuelto ya.»
El problema es que «nosotros no queremos que Él nos enseñe», porque tememos perder nuestra identidad individual. Resolver el problema de la separación es un suicidio para el ego, y mientras nos identifiquemos con su sistema de pensamiento como lo hacemos cuando nos identificamos con nuestros yoes físicos y psicológicos - también se convierte en un suicidio para nosotros. ¿Quién, entonces, elegiría voluntariamente la aniquilación de uno mismo? Es por eso que, dentro de la ilusión temporal, toma tiempo cambiar nuestra identificación del ego al Espíritu Santo. Comenzamos cambiando nuestra identidad de un yo culpable y enojado a un yo perdonador y pacífico. De estos sueños felices, nacidos de los milagros, finalmente despertamos - gradual, amorosa y pacientemente - al Ser verdadero de la Unicidad viviente de Dios. Así hemos elegido finalmente aceptar la solución al problema que ya ha sido resuelto.
Finalmente, las tres aplicaciones que nos aceleran en nuestro viaje:
🔹️(4:2-4) «No tengo que esperar a que esto se resuelva.
La solución a este problema ya se me ha dado, si estoy dispuesto a aceptarla.
El tiempo no puede separar este problema de su solución.»
Tal vez lleve algún tiempo resolver el problema externo, pero nuestro problema interno, el «único» problema - se resuelve de inmediato, ya que la paz simplemente espera nuestra aceptación. La salvación de todo dolor y sufrimiento está en nuestras mentes, donde "Dios la colocó". Retirar nuestra atención del mundo de los cuerpos al lugar del problema y su respuesta - la mente - es todo lo que Jesús requiere para enseñarnos que el problema de la culpa ya ha sido reemplazado por la paz."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.

Lección 89

Lección 89
(Repaso II)
"Este repaso contiene dos lecciones que tratan específicamente sobre los milagros.
📘 (1:1) (77) «TENGO DERECHO A LOS MILAGROS.»
Esta declaración corrige la afirmación del ego de que tenemos derecho al castigo por nuestro pecado. Jesús nos enseña que tenemos derecho a la corrección amorosa que el milagro otorga a nuestras torturadas y aterrorizadas mentes.
🔹️(1:2-3) «Tengo derecho a los milagros porque no me gobiernan otras leyes que las de Dios. Sus leyes me liberan de todos mis resentimientos y los reemplazan con milagros.»
Las leyes de Dios son una expresión en nuestro sueño del principio de Expiación. Su ley en el Cielo es la Unicidad de Su Amor. Como se refleja aquí, es el pensamiento que dice que la separación nunca ocurrió, expresada en el reconocimiento de que los resentimientos que abrigamos contra los demás - nuestros pecados de los cuales acusamos a todos los demás - tampoco han ocurrido. Por lo tanto, los "pecados" de nuestro hermano no han tenido efecto en nosotros. Elegir a Jesús como nuestro maestro y el milagro como la corrección nos ayuda a darnos cuenta de que todo lo que se abriga contra los demás se abriga secretamente contra nosotros mismos. Sin embargo, esto no ha cambiado nuestra realidad.
🔹️(1:4-5) «Voy a aceptar los milagros en lugar de los resentimientos, los cuales no son sino ilusiones que ocultan los milagros que se encuentran tras ellos. Voy a aceptar ahora solamente aquello a lo que las leyes de Dios me dan derecho, de manera que pueda usarlo en beneficio de la función que Él me ha dado.»
El punto importante, enfatizado una y otra vez, es que elegimos abrigar agravios porque tenemos miedo del amor en nuestras mentes, porque en su presencia nuestra existencia especial desaparece. Por lo tanto, nuestros resentimientos son intencionales, y hasta que cambiemos nuestro propósito - de permanecer dormidos a despertar - los resentimientos persistirán, si no conscientemente, y luego permanecerán ferozmente activos en las bóvedas de culpa mucho más allá de nuestra conciencia. Nuestra función de perdón también permanecerá oculta para nosotros mientras continuemos obedeciendo las leyes del ego de culpabilidad y proyección en lugar de la ley de Dios, reflejada en el milagro del Espíritu Santo.
Las aplicaciones específicas del día siguen directamente de la enseñanza de la lección:
🔹️(2:2-4) «Detrás de esto hay un milagro al que tengo derecho. No voy a abrigar ningún resentimiento contra ti, [nombre], sino que te voy a ofrecer el milagro al que tienes derecho.Visto correctamente, esto me ofrece un milagro.»
Una vez más observamos la simplicidad del mensaje de Jesús: sin fórmulas ni ejercicios complicados; sin metafísica ni teología intrincadas. Todo lo que necesitamos hacer es observar, con su amable amor gentilmente a nuestro lado, cómo nuestros juicios nos alejan de la paz que tan fervientemente deseamos. Cada circunstancia a lo largo del día nos ofrece la oportunidad de perdonarnos a nosotros mismos eligiendo el milagro en lugar de un resentimiento. La verdadera percepción de Jesús - la visión de Cristo - es ahora nuestra para pedir y aceptar. Quizás hoy.
📘(3:1-2) (78) «¡QUE LOS MILAGROS REEMPLACEN TODOS MIS RESENTIMIENTOS! 
Mediante esta idea uno mi voluntad a la del Espíritu Santo y percibo las dos cual una sola.»
Recuerda, la separación comenzó con el pensamiento de que nuestra comprensión de la diminuta y alocada difería de la del Espíritu Santo. En ese instante, no solo dijimos que nuestra voluntad estaba separada de la de Dios, sino también separada del Espíritu Santo - sabemos mejor que Él. Después de todo, nuestra existencia misma es una prueba de que logramos lo imposible, así que Él está equivocado y nosotros tenemos razón. No hace falta decir que llevamos esta postura arrogante de "tener la razón" a los eventos específicos de nuestras vidas específicas. En algún momento, sin embargo, nos damos cuenta de que tiene que haber otra manera, y que tener razón no nos ha traído felicidad. Nos damos cuenta de que somos felices porque estábamos equivocados, cuando volvemos al punto de elección en nuestras mentes y le pedimos al Espíritu Santo que nos ayude a ver la situación de otra manera: Su manera en lugar de la nuestra. Llegamos a reconocer que percibir intereses separados es la fuente de nuestro dolor, mientras que aceptar los intereses compartidos de los Hijos de Dios es cómo encontramos felicidad y paz, incluso en medio de un mundo de miseria y muerte.
🔹️(3:3-4) «Mediante esta idea acepto mi liberación del infierno. Mediante esta idea expreso que estoy dispuesto a que todas mis ilusiones sean reemplazadas por la verdad de acuerdo con el plan de Dios para mi salvación.»
Al elegir perdonar en lugar de condenar, ver la verdad de nuestra igualdad inherente en lugar del ilusorio mundo de diferencias del ego, elijo dejar mi morada en el infierno por mi lugar legítimo a la diestra de Dios, junto con toda la Filiación: el Cristo tal como Dios lo creó.
Las siguientes dos oraciones proporcionan declaraciones claras de la decisión de no ser especial:
🔹️(3:5-6) «No haré excepciones ni substituciones. Lo que quiero es todo el Cielo y sólo el Cielo, tal como la Voluntad de Dios ha dispuesto que lo tenga.»
Ya no queremos hacer sustitutos del amor de Jesús, diciendo que su amor no es suficiente, pero que el amor, la atención y la devoción de otra persona sí lo son. Ya no queremos afirmar que somos felices cuando podemos estar enojados y encontrar docenas que justifiquen nuestros resentimientos. Nos damos cuenta de que esta locura no nos hace pacíficos, lo que sólo ocurre cuando recordamos que el Hijo de Dios es uno, y que no existen diferencias significativas entre los fragmentos aparentes de la Filiación. Prometemos ahora que esta es la lección que deseamos aprender: la universalidad de las mentes correctas y erradas del Hijo y la unicidad del amor del Cielo. Deseamos aprender esto, y nada más, y así lo decimos felizmente a lo largo del día:
🔹️(4:2-4) «No quiero excluir este resentimiento de mi salvación.
[Nombre], dejemos que los milagros reemplacen todos nuestros resentimientos.
Detrás de esto se encuentra el milagro que reemplaza todos mis resentimientos.»
Cuando seamos tentados a estar molestos por algo en este mundo - lo cual refleja un resentimiento - se nos pide que comprendamos que esto no nos hace felices. Por lo tanto, en su lugar elegimos el milagro de la corrección para asegurarnos de que nuestras lágrimas de miseria sean reemplazadas por lágrimas de gratitud y esperanza. Al permitir que los milagros reemplacen todos los resentimientos, dejamos que estas lágrimas de dicha limpien todo sufrimiento y dolor. ¿Quién podría desear algo más?"
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.

Lección 88

Lección 88
(Repaso II)
📘(1:1) (75) «LA LUZ HA LLEGADO.»
"La luz ha llegado porque la luz siempre ha estado en nuestras mentes. Esto se refleja en la primera frase:
🔹️(1:2) «Al elegir la salvación en lugar del ataque, estoy simplemente eligiendo reconocer lo que ya está ahí.»
Es por eso que "la luz ha llegado". La luz de la Expiación está en nuestras mentes, pero cuando la elegimos la experimentamos como viniendo a nosotros. En verdad, sin embargo, hemos venido a ella. Dejamos la luz cuando elegimos la oscuridad del ego, y ahora hemos regresado.
Llegar a la luz es la salvación, así como dejarla constituyó el primer ataque, reflejado en los ataques específicos dentro de nuestras vidas que son meramente los fragmentos sombríos del pensamiento original.
🔹️(1:3-5) «La salvación es una decisión que ya se tomó. El ataque y los resentimientos no existen como opciones. Por eso es por lo que siempre elijo entre la verdad y la ilusión; entre lo que está ahí y lo que no está ahí.»
Dentro del sueño somos libres de creer que podemos elegir el ataque y los resentimientos. En realidad, sin embargo, no elegimos nada, porque el sistema de pensamiento del ego es inexistente. Esto refleja la idea fundamental de que creemos que tenemos el poder de elegir ilusiones, pero la única elección significativa que se nos ofrece es deshacer la creencia en las ilusiones que nunca existieron.
🔹️(1:6-8) «La luz ha llegado. Solamente puedo elegir la luz porque no hay otra alternativa. La luz ha reemplazado a la obscuridad, y la obscuridad ha desaparecido.»
Cuando elegimos la luz, reconocemos que la oscuridad nunca estuvo allí. En nuestro sueño delirante, creímos en la oscuridad de la separación y el ataque. Sin embargo, cuando elegimos tomar la mano de Jesús y recorrer el sendero que nos despierta del sueño, la oscuridad desaparece y nos damos cuenta de que ni siquiera estaba allí.
Nuestras tres aplicaciones destacan esta elección:
🔹️(2:2-4) «Esto no puede mostrarme la obscuridad, pues la luz ha llegado.
Tu luz, [nombre] es lo único que quiero ver.
No quiero ver en esto más que lo que hay ahí.»
Confrontados por las percepciones de especialismo del ego - el mundo oscurecido de culpa, juicio, odio, castigo y miedo - acudimos rápidamente a Jesús para que podamos ver la situación de otra manera. Su visión - todas las personas pidiendo amor o expresándolo; «todas» las personas que comparten la locura del odio del ego y la cordura del perdón del Espíritu Santo - refleja la luz del Cielo. Esta luz, nacida de nuestra igualdad inherente como el Hijo de Dios, ahora la deseamos ver en los demás, porque es lo que deseamos ver en nosotros mismos.
📘(3:1) (76) «NO ME GOBIERNAN OTRAS LEYES QUE LAS DE DIOS.»
Pasamos un tiempo considerable discutiendo esto cuando leímos la Lección 76, por lo que esta lección es realmente un repaso.
🔹️(3:2-3) «He aquí la perfecta declaración de mi libertad. No me gobiernan otras leyes que las de Dios.»
Esto es lo mismo que decir "No hay más voluntad que la de Dios". Todas las leyes que creemos gobiernan nuestras vidas física y psicológicamente tienen efectos solo porque elegimos ser un ego. Por lo tanto, al elegir ser un individuo separado y colocarnos bajo la guía "divina" del ego, debemos suscribirnos a sus leyes. Por otro lado, cuando elegimos a Jesús como nuestro maestro y nos elevamos por encima del campo de batalla, fuera del sueño, las "leyes" del mundo - que reflejan las "leyes" de la mente equivocada - no tienen ningún poder.
Ahí radica nuestra libertad.
🔹️(3:4-6) «La tentación de inventar otras leyes y de permitir que me subyuguen me acecha constantemente. Sufro únicamente porque creo en ellas. Pero en realidad no me afectan en absoluto.»
Estas son palabras importantes. Por ejemplo, creemos en las leyes del cuerpo: si ingerimos veneno o comemos alimentos dañinos, nos sentimos mal; si nos exponemos a un virus, nos enfermamos. Entonces creemos que nuestra angustia se debe a los elementos nocivos que recibimos del exterior. Sin embargo, la verdad es que solo sufrimos debido a nuestra creencia en estas leyes. Sin embargo, Jesús ciertamente no está diciendo que debemos sentirnos culpables porque nos sentimos mal, pero nos está pidiendo que seamos conscientes de la verdadera fuente de nuestro dolor. Esto no se encuentra en los cuerpos, ni en nada externo, sino en la decisión de la mente de afirmar su individualidad y rechazo de Cristo. Por lo tanto, estamos involucrados con las leyes del odio y su justificación. Esta decisión de separarse, protegida por proyección, es la causa de todo sufrimiento.
🔹️(3:7-8) «Estoy perfectamente a salvo de los efectos de cualquier ley, excepto las de Dios. Y las Suyas son las leyes de la libertad.»
Por otro lado, al elegir aprender de Jesús, aprendemos que las únicas leyes que verdaderamente son válidas son las de Dios. Puesto que nada fuera de Su Mente es real, también debe ser que ninguna ley fuera de Él es válida. Por lo tanto, las leyes del mundo no pueden tener efecto a menos que, una vez más, elijamos creer que sí. Nuestra libertad radica en la decisión de ser libres; sin que nos gobiernen otras leyes excepto las de Dios
Vemos ahora nuestras tres aplicaciones:
🔹️(4:2-4) «Mi percepción de esto me muestra que creo en leyes que no existen.
Veo únicamente las leyes de Dios operando en esto.
Permítaseme dejar que sean las leyes de Dios las que operen en esto, y no las mías.»
Todo lo que percibimos afuera nos muestra que creemos en las "leyes que no existen" del ego. Por lo tanto, nuestra práctica diaria consiste en mirar primero al mundo a través de los ojos del ego de intereses especiales y separados, el reflejo de su ley fundamental de separación. Reconocer esta percepción falsa me permite, a continuación, pedirle a mi nuevo Maestro que me enseñe su corrección. Y así el Espíritu Santo me instruye amablemente en la práctica del perdón, el reflejo en la tierra de la ley del amor de Dios. Independientemente de la situación en la que me encuentre, independientemente del dolor (o el placer) que me proporcione una relación, puedo ver las leyes de Dios reflejadas al ver la oportunidad de aprender cómo los intereses separados conducen al infierno, mientras que el propósito compartido conduce al Cielo que realmente nunca abandoné - el Hogar de las leyes de amor y vida de Dios."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick.Traducción al Español por Alfonso Martinez.