Lección 88

Lección 88
(Repaso II)
📘(1:1) (75) «LA LUZ HA LLEGADO.»
"La luz ha llegado porque la luz siempre ha estado en nuestras mentes. Esto se refleja en la primera frase:
🔹️(1:2) «Al elegir la salvación en lugar del ataque, estoy simplemente eligiendo reconocer lo que ya está ahí.»
Es por eso que "la luz ha llegado". La luz de la Expiación está en nuestras mentes, pero cuando la elegimos la experimentamos como viniendo a nosotros. En verdad, sin embargo, hemos venido a ella. Dejamos la luz cuando elegimos la oscuridad del ego, y ahora hemos regresado.
Llegar a la luz es la salvación, así como dejarla constituyó el primer ataque, reflejado en los ataques específicos dentro de nuestras vidas que son meramente los fragmentos sombríos del pensamiento original.
🔹️(1:3-5) «La salvación es una decisión que ya se tomó. El ataque y los resentimientos no existen como opciones. Por eso es por lo que siempre elijo entre la verdad y la ilusión; entre lo que está ahí y lo que no está ahí.»
Dentro del sueño somos libres de creer que podemos elegir el ataque y los resentimientos. En realidad, sin embargo, no elegimos nada, porque el sistema de pensamiento del ego es inexistente. Esto refleja la idea fundamental de que creemos que tenemos el poder de elegir ilusiones, pero la única elección significativa que se nos ofrece es deshacer la creencia en las ilusiones que nunca existieron.
🔹️(1:6-8) «La luz ha llegado. Solamente puedo elegir la luz porque no hay otra alternativa. La luz ha reemplazado a la obscuridad, y la obscuridad ha desaparecido.»
Cuando elegimos la luz, reconocemos que la oscuridad nunca estuvo allí. En nuestro sueño delirante, creímos en la oscuridad de la separación y el ataque. Sin embargo, cuando elegimos tomar la mano de Jesús y recorrer el sendero que nos despierta del sueño, la oscuridad desaparece y nos damos cuenta de que ni siquiera estaba allí.
Nuestras tres aplicaciones destacan esta elección:
🔹️(2:2-4) «Esto no puede mostrarme la obscuridad, pues la luz ha llegado.
Tu luz, [nombre] es lo único que quiero ver.
No quiero ver en esto más que lo que hay ahí.»
Confrontados por las percepciones de especialismo del ego - el mundo oscurecido de culpa, juicio, odio, castigo y miedo - acudimos rápidamente a Jesús para que podamos ver la situación de otra manera. Su visión - todas las personas pidiendo amor o expresándolo; «todas» las personas que comparten la locura del odio del ego y la cordura del perdón del Espíritu Santo - refleja la luz del Cielo. Esta luz, nacida de nuestra igualdad inherente como el Hijo de Dios, ahora la deseamos ver en los demás, porque es lo que deseamos ver en nosotros mismos.
📘(3:1) (76) «NO ME GOBIERNAN OTRAS LEYES QUE LAS DE DIOS.»
Pasamos un tiempo considerable discutiendo esto cuando leímos la Lección 76, por lo que esta lección es realmente un repaso.
🔹️(3:2-3) «He aquí la perfecta declaración de mi libertad. No me gobiernan otras leyes que las de Dios.»
Esto es lo mismo que decir "No hay más voluntad que la de Dios". Todas las leyes que creemos gobiernan nuestras vidas física y psicológicamente tienen efectos solo porque elegimos ser un ego. Por lo tanto, al elegir ser un individuo separado y colocarnos bajo la guía "divina" del ego, debemos suscribirnos a sus leyes. Por otro lado, cuando elegimos a Jesús como nuestro maestro y nos elevamos por encima del campo de batalla, fuera del sueño, las "leyes" del mundo - que reflejan las "leyes" de la mente equivocada - no tienen ningún poder.
Ahí radica nuestra libertad.
🔹️(3:4-6) «La tentación de inventar otras leyes y de permitir que me subyuguen me acecha constantemente. Sufro únicamente porque creo en ellas. Pero en realidad no me afectan en absoluto.»
Estas son palabras importantes. Por ejemplo, creemos en las leyes del cuerpo: si ingerimos veneno o comemos alimentos dañinos, nos sentimos mal; si nos exponemos a un virus, nos enfermamos. Entonces creemos que nuestra angustia se debe a los elementos nocivos que recibimos del exterior. Sin embargo, la verdad es que solo sufrimos debido a nuestra creencia en estas leyes. Sin embargo, Jesús ciertamente no está diciendo que debemos sentirnos culpables porque nos sentimos mal, pero nos está pidiendo que seamos conscientes de la verdadera fuente de nuestro dolor. Esto no se encuentra en los cuerpos, ni en nada externo, sino en la decisión de la mente de afirmar su individualidad y rechazo de Cristo. Por lo tanto, estamos involucrados con las leyes del odio y su justificación. Esta decisión de separarse, protegida por proyección, es la causa de todo sufrimiento.
🔹️(3:7-8) «Estoy perfectamente a salvo de los efectos de cualquier ley, excepto las de Dios. Y las Suyas son las leyes de la libertad.»
Por otro lado, al elegir aprender de Jesús, aprendemos que las únicas leyes que verdaderamente son válidas son las de Dios. Puesto que nada fuera de Su Mente es real, también debe ser que ninguna ley fuera de Él es válida. Por lo tanto, las leyes del mundo no pueden tener efecto a menos que, una vez más, elijamos creer que sí. Nuestra libertad radica en la decisión de ser libres; sin que nos gobiernen otras leyes excepto las de Dios
Vemos ahora nuestras tres aplicaciones:
🔹️(4:2-4) «Mi percepción de esto me muestra que creo en leyes que no existen.
Veo únicamente las leyes de Dios operando en esto.
Permítaseme dejar que sean las leyes de Dios las que operen en esto, y no las mías.»
Todo lo que percibimos afuera nos muestra que creemos en las "leyes que no existen" del ego. Por lo tanto, nuestra práctica diaria consiste en mirar primero al mundo a través de los ojos del ego de intereses especiales y separados, el reflejo de su ley fundamental de separación. Reconocer esta percepción falsa me permite, a continuación, pedirle a mi nuevo Maestro que me enseñe su corrección. Y así el Espíritu Santo me instruye amablemente en la práctica del perdón, el reflejo en la tierra de la ley del amor de Dios. Independientemente de la situación en la que me encuentre, independientemente del dolor (o el placer) que me proporcione una relación, puedo ver las leyes de Dios reflejadas al ver la oportunidad de aprender cómo los intereses separados conducen al infierno, mientras que el propósito compartido conduce al Cielo que realmente nunca abandoné - el Hogar de las leyes de amor y vida de Dios."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick.Traducción al Español por Alfonso Martinez.