Lección 82

Lección 82
( Repaso II )
📘(1:1) (63) «La luz del mundo le brinda paz a todas las mentes a través de mi perdón.»
Esta lección extiende la anterior.
🔹️️️(1:2-5) «Mi perdón es el medio por el que la luz del mundo se expresa a través de mí. Mi perdón es el medio por el que cobro conciencia de la luz del mundo en mí. Mi perdón es el medio por el que el mundo sana, junto conmigo. Permítaseme, entonces, perdonar al mundo para que éste pueda sanar junto conmigo.»
Vemos el tema ya familiar de que la mente del Hijo de Dios es una, la base para la curación del mundo. Si te perdono, debo perdonarme porque venimos del mismo ser culpable. Cuando acepto el amor de Jesús como mi identidad en lugar del amor especial del ego, me doy cuenta de que no hay separación en la Filiación. Por lo tanto, es imposible perdonar una parte de la filiación sin perdonar toda ella. Esta es una parte esencial del mensaje del Curso. Para decirlo de nuevo, Jesús no está hablando acerca de sanar un mundo externo. «¡No hay ningún mundo externo!» Por eso dice en el texto: “No trates, por lo tanto, de cambiar el mundo, sino elige más bien cambiar de mentalidad acerca de él.” (T-21.in.1: 7). El mundo, siendo una idea, nunca ha abandonado su fuente en la mente; por lo tanto, todavía existe allí. Así, cuando mi mente es sanada de los pensamientos de separación (pecado, culpa y ataque) - el mundo debe ser sanado en consecuencia.
A continuación vemos estas tres declaraciones, para ser aplicadas en nuestra práctica diaria:
🔹️(2:2-4) «Que la paz se extienda desde mi mente hasta la tuya, [nombre].
Comparto la luz del mundo contigo, [nombre].
Mediante mi perdón puedo ver esto tal como es.»
Si hay paz en tu mente, debe extenderse a todos. Una forma clara de discernir si has elegido la paz de Dios o el odio del ego es prestar atención a tus percepciones. Si percibes que algo te perturba en el mundo, la paz no puede estar en tu mente. Esto refleja las primeras lecciones que enseñaron que todo lo que percibimos afuera proviene de nuestros pensamientos. Así nos daremos cuenta de que si no estamos en paz afuera, nuestras mentes no pueden estar en paz. Esto nos ayuda a comprender la elección del ego que hemos hecho, la cual podemos corregir y deshacer.
Si bien en este punto de nuestra práctica de Un Curso de Milagros no estamos directamente en contacto con nuestras mentes, podemos reconocerlas entendiendo que lo que percibimos afuera refleja directamente lo que hemos hecho realidad dentro. Para decirlo de nuevo, si queremos saber si hemos elegido a Jesús o al ego como nuestro maestro, necesitamos prestar atención a nuestras reacciones en el mundo. Necesitamos recordar que cada vez que nos encontramos juzgando o enojándonos, esto es una bandera roja que dice: “He elegido mi ego de nuevo. En lugar de asumir la responsabilidad de esta decisión, elijo proyectarla, viéndola en todos los demás, pero no en mí.” Este pensamiento demente es fácilmente deshecho a través del perdón.
📘(3:1) (64) «No dejes que me olvide de mi función.» 
Volvemos al tema de nuestro verdadero Ser.
🔹️(3:2) «No me olvidaré de mi función porque quiero recordar mi Ser.»
Si realmente quiero recordar Quién soy y regresar a casa, debo perdonar. Mi función del perdón, entonces, es el medio por el cual logro el fin de recordar mi Identidad.
Si te encuentras a ti mismo haciendo juicios - de odio especial o de amor especial - esa es una señal segura de que has elegido no despertar del sueño y recordar tu Ser, has elegido en su lugar permanecer prisionero, pero culpando a otros por tu condición. Cuando descubras lo que has hecho, no debes juzgarte ni sentirte culpable. Simplemente pide ayuda a Jesús para recordar que no eres feliz aquí, y que ningún juicio que hayas hecho, o especialismo que hayas buscado, te ha traído nada más que la ilusión de felicidad y paz. Pídele a Jesús que te ayude a mirar sin juzgarte, lo que también significa mirar a los demás sin juzgarlos.
Para repetir, si quieres saber lo que está pasando en tu mente, presta atención a lo que estás pensando, percibiendo y sintiendo. Si hay paz y un espíritu de unirse con otros en un objetivo común, sabrás que has elegido al Espíritu Santo como tu Maestro. Por otro lado, si te sientes inquieto, esa es la señal segura de que has elegido al ego.
🔹️(3:3) «No puedo desempeñar mi función si la olvido.»
Por lo tanto, necesitamos un Maestro que nos recuerde nuestra función de perdón, que puede definirse como dejar de lado el juicio. Por lo tanto, si te encuentras juzgando, estás eligiendo - no sucede automáticamente - olvidar tu función porque no deseas volver a casa. El olvido es intencional.
🔹️(3:4) «Y a menos que desempeñe mi función, no experimentaré la dicha que Dios dispone que yo tenga.»
Cada vez que nos sentimos especiales, emitimos juicios o nos involucramos en algo del sistema del ego, decimos que no queremos la dicha que Dios dispone para nosotros, sino que aceptamos el sustituto del ego. En nuestra culpa por alejar la dicha de Dios, la proyectamos fuera y encontramos faltas en todos los demás. La idea, una vez más, no es juzgarnos a nosotros mismos por proyectar, sino ser conscientes de que esto es lo que hemos hecho y el tremendo costo para nosotros de haberlo hecho.
Luego se nos pide que practiquemos aplicando esta idea, diciendo:
🔹️(4:2) «No me valdré de esto para ocultarme a mí mismo mi función.»
"Esto" es cualquier cosa que estemos experimentando durante el día; por ejemplo, estar descontento con el cambio de clima o con lo que alguien hizo o no hizo. Entonces deberíamos decir: "Estoy eligiendo la situación como una excusa para ocultarme a mí mismo mi función, lo cual quiero hacer para mantener alejada la dicha de Dios".
🔹️(4:3) «Me valdré de esto como una oportunidad para desempeñar mi función.»
En lugar de utilizar una situación como una oportunidad para negar nuestra función, podemos dejar que Jesús la redefina como una oportunidad para perdonar. En otras palabras, podemos ver todo como un aula que el Espíritu Santo puede usar para enseñarnos que nuestra felicidad no reside en nada externo, ni en ser un yo separado, sino en elegir a Jesús como el maestro que nos guía más allá de nuestro especialismo y nos lleva a casa. Esto, una vez más, se aplica a cualquier cosa que suceda durante el día.
🔹️(4:4) «Esto podrá ser una amenaza para mi ego, pero no puede alterar mi función en modo alguno.»
En otras palabras, si percibo lo que alguien dice o hace como algo amenazante, esto no significa que mi función haya desaparecido. Sólo significa que he elegido estar molesto porque quiero ocultarla. Sin embargo, descansa a salvo dentro de mí porque su Maestro lo hace. Por lo tanto, nada tiene el poder de quitarme la función de perdón, «excepto mi propia decisión». "
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.