Lección 69

MIS RESENTIMIENTOS OCULTAN LA LUZ DEL MUNDO EN MÍ. (Lección 69)
📘(1:1) «Nadie puede ver lo que tus resentimientos ocultan.»
Esa es la idea principal. La "luz del mundo" es el Espíritu Santo en nuestras mentes, el recuerdo del Amor de Dios que hemos tratado de olvidar tan enérgicamente. En la Lección 136, Jesús habla sobre el doble escudo del olvido. El tema ahí es la enfermedad, pero también podríamos hablar del ataque, ya que comparte la misma dinámica. Nos estamos defendiendo contra la luz del mundo - el recuerdo de nuestra Identidad como Cristo- que espera hasta que elijamos recordarla.
El primer escudo es la culpabilidad, nuestro odio a nosotros mismos. El segundo escudo surge cuando proyectamos la culpabilidad de nuestra mente y atacamos los cuerpos. Atacarnos a nosotros mismos constituye la enfermedad; atacar a los demás es ira. Por lo tanto, el propósito de abrigar resentimientos es permitirnos decir: "La culpa no está en mí, sino en ti". Este segundo escudo nos protege de la culpabilidad, que a su vez nos protege del amor.
🔸️(1:2) «Debido a que tus resentimientos ocultan la luz del mundo en ti, todo el mundo se halla inmerso en la obscuridad, y tú junto con ellos.»
La Filiación es una. Si tomo la mano de Jesús y estoy en su luz, toda la filiación estará conmigo. Si suelto su mano, mi mente nuevamente se llena de la oscuridad de mi pecado y mi culpa. La Filiación también está allí conmigo, al menos en mi mente delirante.
🔸️(1:3-5) «Pero a medida que el velo de tus resentimientos se descorre, tú te liberas junto con ellos. Comparte tu salvación con aquel que se encontraba a tu lado cuando estabas en el infierno. Él es tu hermano en la luz del mundo que os salva a ambos.»
Este descorrimiento del velo - la esencia del perdón o el milagro - no tiene nada que ver con lo que la otra persona acepta o no, cree o percibe. Tiene que ver solo con lo que está en nuestras mentes, la esfera de acción del sueño. No hay nada dentro de nosotros excepto los pensamientos del Cielo o el infierno, el «nosotros» que es el Hijo uno de Dios.
📘(2) «Intentemos hoy nuevamente llegar a la luz en ti. Antes de emprender esto en nuestra sesión de práctica más larga, dediquemos varios minutos a reflexionar sobre lo que estamos tratando de hacer. Estamos intentando literalmente ponernos en contacto con la salvación del mundo. Estamos tratando de ver más allá del velo de tinieblas que la mantiene oculta. Estamos tratando de descorrer el velo y de ver las lágrimas del Hijo de Dios desaparecer a la luz del sol.»
Antes que nada, debemos tener en cuenta cuánto «no queremos» hacer esto. En la presencia de la luz de Cristo, nuestra individualidad se ha ido. Es esto lo que tememos, el lugar de nacimiento de nuestra resistencia a Un Curso de Milagros y, más específicamente, a este tipo de lección.
El siguiente gráfico (lo puedes ver en los comentarios) es paralelo a la discusión de Jesús en esta y la siguiente lección. El círculo en el centro representa el círculo de luz al que él se referirá en breve. Para los propósitos de estas lecciones, este será el lugar de la mente correcta. Como Jesús explicará, este contiene el reflejo de nuestro Ser real. El verdadero Ser, por supuesto, no se encuentra en la ilusión.
Cubrimos el reflejo de la verdad con un círculo de nubes, que se relaciona con nuestra experiencia física. Creemos - el «tú» a quien Jesús habla - que somos un cuerpo en las nubes. El “Tú” está puesto entre comillas porque no es el tú real - por la misma razón el «tomador de decisiones» está entre comillas - el cual se encuentra en la mente.
Creemos que estamos en las nubes y, por lo tanto, no vemos nada más. Si estás en medio de un banco de nubes, no ves el sol. Si tomas un vuelo en un día nublado, no verás la luz del sol hasta que el avión atraviese las nubes. Ya hemos visto porciones de un pasaje en el que Jesús usa la imagen de las nubes ocultando nuestra culpabilidad. Aquí hay más de ese pasaje, que comienza con las ilusiones perceptuales que se encuentran al observar un banco de nubes:
“Pero en ese banco de nubes es fácil ver todo un mundo. Las cordilleras, los lagos y las ciudades que ves, son todos producto de tu imaginación; y desde las nubes, los mensajeros de tu percepción regresan a ti, asegurándote que todo eso se encuentra allí. Se destacan figuras que se mueven de un lado a otro, las acciones parecen reales, y aparecen formas que pasan de lo bello a lo grotesco. Y esto se repite una y otra vez, mientras quieras seguir jugando el juego infantil de pretender ser otra cosa. Sin embargo, por mucho que quieras jugar ese juego, e independientemente de cuánta imaginación emplees, no lo confundes con el mundo que le subyace ni intentas hacer que sea real. Asimismo debería ser con las tenebrosas nubes de la culpabilidad, las cuales son igualmente vaporosas e insubstanciales. No te pueden magullar al atravesarlas. Deja que tu Guía te muestre su naturaleza insubstancial a medida que te conduce más allá de ellas, pues debajo de ellas hay un mundo de luz sobre el que esas nubes no arrojan sombras. Sus sombras sólo nublan el mundo que se encuentra más allá de ellas, el cual está aún más alejado de la luz. Sin embargo, no pueden arrojar sombras sobre la luz.” (T-18.IX.7-8)
Una vez que atraviesas las nubes, ves el sol y su luz. No habían desaparecido, a pesar de que las nubes afectaron negativamente nuestra vista. El punto obvio es que nuestra creencia en el pecado y la culpabilidad no ha afectado el amor que es nuestro Ser. Una vez más, esa hermosa línea: "no se perdió ni una sola nota del himno celestial." (T-26.V.5:4).
📘(3) «Hoy daremos comienzo a nuestra sesión de práctica más larga plenamente conscientes de que esto es así y armados de una firme determinación por llegar hasta aquello que nos es más querido que ninguna otra cosa. La salvación es nuestra única necesidad. No tenemos ningún otro propósito aquí ni ninguna otra función que desempeñar. Aprender lo que es la salvación es nuestra única meta. Pongamos fin a la ancestral búsqueda descubriendo la luz en nosotros y poniéndola en alto para que todos aquellos que han estado buscando con nosotros la vean y se regocijen.»
Más palabras de ánimo de parte de Jesús, instándonos a recordar «por qué» estamos aquí, mientras dejamos de lado nuestra "ancestral [e inútil] búsqueda" que no nos condujo a ninguna parte. Ahora, después de haber elegido la luz en lugar de la oscuridad, nos convertimos en recordatorios para que los demás tomen la decisión que hemos tomado.
📘(4) «Y ahora, muy serenamente y con los ojos cerrados, trata de deshacerte de todo el contenido que generalmente ocupa tu conciencia. Piensa en tu mente como si fuera un círculo inmenso, rodeado por una densa capa de nubes obscuras. Lo único que puedes ver son las nubes, pues parece como si te hallaras fuera del círculo y a gran distancia de él.»
El «tú», una vez más, es el «tú» que he puesto entre comillas en el gráfico. El contenido que Jesús nos pide que abandonemos implica resentimientos del pasado, pensamientos de especialismo del presente y temores del futuro - todos relacionados con los cuerpos. Solo vemos las nubes porque estamos en las nubes. Estamos fuera del círculo de luz y, por lo tanto, creemos que estamos "a gran distancia de él". La culpabilidad es la gran cegadora del universo. Una vez que nos identificamos con ella, no podemos sino "ver" a través de sus ojos. Pero esos ojos se hicieron para no ver, como ya hemos discutido. Por lo tanto, no podemos ver el círculo de luz, a pesar de que está a nuestro alrededor; de hecho, aunque «seamos» nosotros.
📘(5:1) «Desde donde te encuentras no ves nada que te indique que detrás de las nubes hay una luz brillante.»
En otras palabras, para continuar con el punto anterior, todo lo que conocemos es nuestra individualidad y nuestro especialismo - que creemos que es real. Debido a que percibimos un mundo de cuerpos, una locura compartida por miles de millones de personas, creemos que esto es la realidad, y no somos conscientes de la verdad subyacente. De nuevo, la oscuridad de la culpabilidad nos ciega a la luz. Recuerda esa declaración importante:
“Nada es tan cegador como la percepción de la forma.” (T-22.111.6:7)
🔸️(5:2-5) «Las nubes parecen ser la única realidad. Parece como si fueran lo único que se puede ver. Por lo tanto, no tratas de atravesarlas e ir más allá de ellas, lo cual sería la única manera de convencerte realmente de su insubstancialidad. Eso es lo que vamos a intentar hoy.»
No intentamos atravesar las nubes porque no vemos ninguna razón para hacerlo. Al igual que los prisioneros encadenados de Platón que solo vieron la parte posterior de la cueva, ajenos a la fuente de las sombras proyectadas sobre la pared, no conocemos nada más. Por lo tanto, no tenemos más remedio que reorganizar las nubes para sentirnos mejor. Por ejemplo, fabricamos luz artificial para que podamos ver: literalmente, la luz artificial de la electricidad, la luz metafísicamente artificial del sol y, quizás lo más importante, la luz artificial de nuestro especialismo. Al no conocer la luz verdadera, hacemos lo mejor que podemos. Creemos que nuestros problemas se encuentran en los bancos de nube del mundo, así como creemos que nuestras soluciones se encuentran ahí también. La estrategia del ego de establecer la insensatez como realidad ha sido notablemente exitosa.
📘(6:1) «Después que hayas pensado en cuán importante es para ti y para el mundo lo que estás intentando hacer,...»
Date cuenta una vez más de que Jesús no está hablando de salvar un mundo externo - «¡No hay un mundo externo!» Él está hablando del mundo en el que creemos, proyectado desde nuestras mentes.
Creemos en un mundo de separación de Dios, el hogar del pecado, la culpa, el miedo, el ataque y la muerte. Proyectamos este sistema de pensamiento, y ahora creemos que existe un mundo fuera de nosotros y necesita ser salvado. De nuevo, cuando Jesús habla de que somos la luz salvadora del mundo, claramente no está hablando de nada externo, lo cual sería exactamente lo contrario de su mensaje. Salvamos el mundo porque nos salvamos a nosotros mismos; nos salvamos a nosotros mismos porque salvamos al mundo - nuestro ser y el mundo son uno y lo mismo: «las ideas no abandonan su fuente». Lo siguiente resume sucintamente las enseñanzas de Jesús sobre la relación mente-mundo y la naturaleza de la salvación:
“[El mundo] se compone de lo que tú no deseas, lo cual has proyectado desde tu mente porque tienes miedo de ello. Sin embargo, un mundo así sólo se puede encontrar en la mente de su hacedor, junto con su verdadera salvación. No creas que se encuentra fuera de ti, ya que únicamente reconociendo dónde se encuentra es como podrás tener control sobre él. Ciertamente tienes control sobre tu mente, ya que la mente es el mecanismo de decisión.” (T-12.III.9:7- 1 0)
🔸️(6:1-3) «...trata de alcanzar un estado de perfecta quietud, recordando únicamente la intensidad con la que deseas alcanzar hoy mismo, en este mismo instante, la luz que resplandece en ti. Resuélvete a atravesar las nubes. Extiende tu mano y, en tu mente, tócalas.»
Al decir "en tu mente, tócalas", Jesús enfatiza que las nubes no son externas. Son los pensamientos de ataque de la mente, proyectados como experiencia corporal. Este énfasis, huelga decirlo, refleja el deshacimiento de la estrategia de insensatez del ego haciendo que recordemos que tenemos una mente. También refleja el hecho de que Jesús nos anima a elegir la felicidad, la cual solo puede alcanzarse al elegir ser conducidos a través de las nubes de la culpabilidad hacia la luz de la verdad.
🔸️(6:4-5) «Apártalas con la mano, y siente como rozan tus mejillas, tu frente y tus ojos a medida que las atraviesas. Sigue adelante; las nubes no te pueden detener.»
Esta es otra forma de decir que las ilusiones no tienen ningún poder a menos que elijamos dárselo. Lo que nos motiva a aprender esta lección es reconocer que nuestro especialismo no funciona para nosotros. El cese de nuestro dolor se convierte así en nuestra motivación:
“La resistencia al dolor puede ser grande, pero no es ilimitada. A la larga, todo el mundo empieza a reconocer, por muy vagamente que sea, que tiene que haber un camino mejor.” (T-2.III.3:5-6)
Nuestro dolor nos hace admitir que estábamos equivocados. Abrigar juicios, resentimientos y especialismo en cualquier forma no funciona. Nada funciona, «excepto dejarlos ir a todos». En algún punto llegaremos a aceptar esta verdad por nosotros mismos. Hasta entonces, la lección es simplemente algo que hacemos en el nivel del comportamiento. Las nubes de culpabilidad no pueden detenernos a menos que nuestras mentes les den el poder para hacerlo.
📘(7) «Si estás haciendo los ejercicios correctamente, empezarás a sentir como si estuvieses siendo elevado y transportado hacia adelante. Tus escasos esfuerzos y tu limitada determinación invocan el poder del universo para que venga en tu ayuda, y el Propio Dios te sacará de las tinieblas y te llevará a la luz. Estás actuando de acuerdo con Su Voluntad. No puedes fracasar porque tu voluntad es la Suya.»
¿Cómo podemos perder? Esto, por supuesto, es todo el asunto. Nuestros egos quieren que perdamos, ¡y ni siquiera lo sabemos! No podemos perder porque "el desenlace es tan seguro como Dios" (T-4.II.5: 8 ). Aprendemos que esto es cierto cuando aceptamos la Expiación para nosotros mismos, lo que significa que aceptamos el hecho feliz de que la separación de Dios nunca ocurrió. Todo lo que se requiere para esta aceptación son nuestros "escasos esfuerzos y limitada determinación" - nuestra pequeña dosis de buena voluntad - para permitir que esta verdad sea restaurada a nuestra conciencia por el Espíritu Santo, como Jesús nos asegura en los siguientes pasajes en el contexto del instante santo:
“El instante santo es el resultado de tu decisión de ser santo...Preparas tu mente para él en la medida en que reconoces que lo deseas por encima de todas las cosas. No es necesario que hagas nada más; de hecho, es necesario que comprendas que no puedes hacer nada más...El instante santo no procede únicamente de tu pequeña dosis de buena voluntad. Es siempre el resultado de combinar tu buena voluntad con el poder ilimitado de la Voluntad de Dios.” (T-18.IV.1:1,4-5; 4:1-2)
“Tu papel consiste únicamente en estar dispuesto, aunque sea mínimamente, a que Él [Espíritu Santo] elimine todo vestigio de odio y de temor y a ser perdonado. Sobre tu poca fe, unida a Su entendimiento, Él establecerá tu papel en la Expiación y se asegurará de que lo cumplas sin ninguna dificultad. Y con Él construirás los peldaños, tallados en la sólida roca de la fe, que se elevarán hasta el Cielo.” (T-18.V.2:5-7)
📘(8:1-2) «Ten confianza en tu Padre hoy y certeza de que Él te ha oído y te ha contestado. Es posible que aún no reconozcas Su respuesta, pero puedes estar seguro de que se te ha dado y de que la recibirás.»
Este pasaje es importante porque nos refleja que Jesús sabe que este es un proceso: "Es posible que aún no reconozcas Su respuesta". Él no espera que nosotros atravesamos instantáneamente las nubes de la ilusión hacia su luz. Como en muchos otros lugares, Jesús nos recuerda el objetivo, la fuerza de nuestro deseo de lograrlo y la cantidad de práctica que tenemos por delante. Una vez más, "el desenlace es tan seguro como Dios", y simplemente espera la disminución de nuestro temor de que podamos aceptar la respuesta de Dios.
🔸️(8:3-5) «Trata de tener presente esta certeza, según intentas atravesar las nubes en dirección a la luz. Trata de recordar que por fin estás uniendo tu voluntad a la de Dios. Trata de mantener claro en tu mente el pensamiento de que lo que emprendes con Dios no puede sino tener éxito.»
Esto, entonces, se convierte en el prototipo para vivir en el mundo. A medida que experimentamos las nubes de culpabilidad y miedo, ansiedad y depresión del ego, tratamos de recordar Quién va con nosotros. Es solo a través de esta experiencia de confianza en un poder que no somos nosotros - el Amor de Dios y no el ego - que finalmente podemos pasar a través de las nubes hacia la luz. Como Jesús explica, hablando del círculo de miedo en palabras que ya hemos citado:
“Pero Dios puede llevarte hasta allí, si estás dispuesto a seguir al Espíritu Santo a través del aparente terror, confiando en que Él no te abandonará ni te dejará allí. Pues Su propósito no es atemorizarte, aunque el tuyo lo sea. Te sientes seriamente tentado de abandonar al Espíritu Santo al primer roce con el anillo de temor, pero Él te conducirá sano y salvo a través del temor y más allá de él.” (T-18.IX.3:7-9)
Debido a nuestro Compañero debemos tener éxito, porque la verdad siempre tendrá éxito sobre la ilusión, ya que la verdad es todo lo que hay.
🔸️(8:6) «Deja entonces que el poder de Dios obre en ti y a través de ti, para que se haga Su Voluntad y la tuya.»
Como acabamos de ver, no somos nosotros quienes realizamos esta unión, sino el poder de Dios. Esto en realidad significa el Espíritu Santo, Quien restaura a nuestra conciencia la unidad de voluntades que es nuestra única realidad.
📘(9:1-2) «En las sesiones de práctica más cortas, que te conviene llevar a cabo tan a menudo como sea posible en vista de la importancia que la idea de hoy tiene para ti así como para tu felicidad, recuérdate a ti mismo que tus resentimientos ocultan la luz del mundo de tu conciencia. Recuérdate también que no la estás buscando solo y que sabes dónde encontrarla.»
Jesús no se está refiriendo a sí mismo o al Espíritu Santo aquí. «Ellos» no buscan. Quiere decir que no estamos buscando la luz solos, porque nuestros hermanos son uno con nosotros en la Filiación de Dios. Ese entendimiento viene cuando pedimos ayuda al Espíritu Santo en lugar de al ego demente, siempre que tenemos la tentación de aferrarnos a un resentimiento.
La motivación para tal cambio viene con el reconocimiento de que nuestra felicidad depende de ello:
🔸️(9:3-6) «Di entonces:
Mis resentimientos ocultan la luz del mundo en mí. No puedo ver lo que he ocultado. Mas por mi salvación y por la salvación del mundo, deseo que me sea revelado.»
No solo «nuestra» felicidad depende de ello, sino nuestra salvación del infierno de la culpabilidad; no solo «nuestra» salvación, sino la de toda la Filiación ya que, una vez más, nuestras mentes son una.
🔸️(9:7-8) «Asegúrate asimismo de decir para tus adentros:
Si abrigo este resentimiento la luz del mundo quedará velada para mí, si sientes hoy la tentación de abrigar algún resentimiento contra alguien.»
En otras palabras, Jesús nos dice que debemos monitorear nuestras mentes para todos los pensamientos de ataque - "grandes" o "pequeños", "justificados" o "injustificados" - y darnos cuenta de que están ocultando la luz del mundo de nosotros. Dejar a un lado el hecho de que nuestros resentimientos ocultan la luz de esta otra persona; «nos» mantiene en la oscuridad. Nuestro liberación es la motivación - la única motivación que realmente funcionará - para dejarlos ir."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.