Lección 81

Lección 81
(Repaso II)
"Como mencioné al discutir el primer repaso, Helen le había informado a Jesús que no quería que se repitiera la misma declaración introductoria mundana en todo momento. Uno de sus criterios para juzgar si Jesús realmente era quien decía ser, era ver si dictaba diferentes palabras para la apertura de cada lección (por ejemplo, «Nuestras ideas para el repaso de hoy son»; «Repasaremos estas ideas hoy»; «Hoy vamos a repasar estas ideas»; etc.). Habiendo visto ahora otro ejemplo de cómo estas lecciones comparten el mismo contenido, pero diferente forma, podemos pasar de lo ridículo a lo sublime.
📘(1) (61) «Yo soy la luz del mundo.
¡Cuán santo soy yo, a quien se le ha encomendado la función de iluminar el mundo! Concédaseme poder permanecer en quietud ante mi santidad. Que en su serena luz desaparezcan todos mis conflictos. Y que en su paz pueda recordar Quién soy.»
En esta primera lección encontramos una clara declaración de nuestro verdadero Ser, que se refleja en lo que la Voz del Espíritu Santo nos recuerda: nuestra función de iluminar el mundo. Como habíamos visto cuando discutimos esta lección anteriormente, no iluminamos un mundo externo, como lo haría una lámpara que emite su resplandor. El mundo existe sólo en la mente del Hijo de Dios, y se oscurece porque hemos elegido escuchar al ego. Al elegir así al Espíritu Santo, nos convertimos en Su luz de verdad. Dado que el Hijo de Dios es uno, y que el mundo se encuentra en la mente del Hijo, también nos convertimos en la luz del mundo. En esta luz, el conflicto no puede ser, porque existe sólo en la oscuridad del sistema de pensamiento del ego de oposición.
🔸️(2) «Algunas variaciones específicas para aplicar esta idea cuando parezcan surgir dificultades podrían ser: No he de nublar la luz del mundo en mí. Que la luz del mundo resplandezca a través de esta apariencia. Esta sombra desaparecerá ante la luz.»
Cuando elegimos a Jesús, las sombras del mundo - la proyección de nuestra culpa - deben desaparecer. Ellas no tienen poder ante la luz, siempre y cuando elijamos la luz, independientemente de la forma de las sombras. Una ilusión es una ilusión es una ilusión, y no tiene poder ante la verdad. Por lo tanto, nuestra función diaria es llevar nuestras percepciones de oscuridad a la luz de la verdad de Jesús.
La siguiente lección trata sobre el perdón, el tema principal de Un Curso de Milagros.
📘(3:1) (62) «Perdonar es mi función por ser la luz del mundo.»
Nuestra función en el Cielo es crear, con la cual nadie aquí está en contacto, porque no tiene una referencia mundana. Por otro lado, el perdón tiene un significado para nosotros. Anticipando la Lección 192, se nos recuerda:
“La santa Voluntad de tu Padre es que tú lo completes...extendiendo amor y creando en su
Nombre, por siempre uno con Dios y con tu Ser. Mas ¿qué sentido puede tener tal función en un mundo de envidia, odio y ataque?
Tienes, por lo tanto, una función en el mundo de acuerdo a sus propias normas. Pues, ¿quién
podría entender un lenguaje que está mucho más allá de lo que buenamente puede entender? El perdón es tu función aquí.” (W-pI.192.1:1-2:3)
En otra parte del texto, como recordarás, Jesús dice que nuestra función es curar:
“De la misma manera en que tu función en el Cielo es crear, aquí en la tierra es curar. Dios comparte tu función contigo en el Cielo, y el Espíritu Santo comparte la Suya contigo en la tierra.” (T-12.VII.4: 7-8)
Es nuestra función de perdón (o curación) la que nos permite liberar el sistema de pensamiento del ego, primero al no verlo en otro, y luego al darnos cuenta de que tampoco está realmente presente en nuestras mentes. Este deshacimiento de la culpa elimina las barreras que mantenían oculta nuestra verdadera función de creación, ya que mantenían oculta nuestra Identidad como Cristo.
🔸️(3:2-3) «Sólo aceptando mi función podré ver la luz en mí. Y en esa luz mi función se perfilará claramente y sin ambigüedad alguna ante mis ojos.»
Una y otra vez vemos el enfoque en eliminar los obstáculos - el significado del perdón - que alejan de nosotros la Luz del Amor de Cristo. Siempre es útil recordar el comienzo del texto:
“Este curso no pretende enseñar el significado del amor, pues eso está más allá de lo que se puede enseñar. Pretende, no obstante, despejar los obstáculos que impiden experimentar la presencia del amor, el cual es tu herencia natural.” (T-in.1:6-7)
🔸️(3:4-5) «Esta aceptación no depende de que yo reconozca lo que mi función es, pues aún no comprendo lo que es el perdón. Sin embargo, confío en que en la luz lo veré tal como es.»
Esto es importante. Cuando comenzamos nuestro trabajo con Un Curso de Milagros, pensamos que el perdón es algo que hacemos con alguien más. Incluso más al punto, creemos que el perdón implica pasar por alto algo terrible que otros nos han hecho y decir que los perdonamos. Un paso más arriba es darnos cuenta: "No, yo soy el pecador en lugar de ti." Esto nos lleva a comprender que el perdón no tiene nada que ver con nadie más, sino sólo con nosotros mismos, porque no hay un mundo aparte de nuestras mentes.
Jesús está diciendo así que podemos comenzar este proceso sin entender realmente lo que implica; haciendo nuestro ascenso por la escalera sin ser conscientes de sus peldaños superiores, y mucho menos del Dios que está más allá de la escalera por completo. Basta con saber que hemos estado equivocados acerca de todo lo que hemos pensado, sentido y percibido. Podemos hacerlo muy bien ahora sin entender la respuesta al problema del ego. En efecto:
“Todavía estás convencido de que tu entendimiento constituye una poderosa aportación a la verdad y de que hace que ésta sea lo que es. Mas hemos subrayado que no tienes que comprender nada. La salvación es fácil de alcanzar precisamente porque no te pide nada que no puedas dar ahora mismo.” (T-18.IV.7:5-7)
Sin embargo, al menos podemos entender que no sabemos. Ese es el primer paso. Los siguientes son fáciles de seguir a medida que practicamos, como en estas tres aplicaciones específicas:
🔸️(4:2-4) «Que esto me ayude a aprender el significado del perdón.
No dejes que separe mi función de mi voluntad.
No me valdré de esto para apoyar un propósito ajeno a mí.»
Como siempre, Jesús nos pide que veamos nuestras experiencias diarias como oportunidades para aprender a perdonar. Una vez más, anticipamos la maravillosa Lección posterior, «Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda» (W-pI.193). Aprendemos el uso apropiado del poder de nuestra mente, pasando del propósito extraño de ataque del ego al propósito de mentalidad correcta de curación del Espíritu Santo. Así devolvemos nuestra voluntad a la Voluntad que Dios creó."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.