Lección 213

Lección 213 - (Repaso VI)
(1) (193) «Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda.»
Una lección es un milagro que Dios me ofrece, en lugar de los pensamientos que concebí que me hacen daño. Lo que aprendo de Él se convierte en el modo en que me libero. Por eso elijo aprender Sus lecciones y olvidarme de las mías.
“Primero soy consciente de mi dolor. Luego, a través de mi nuevo Maestro, aprendo que este daño proviene de una decisión que tomé – ellos son «mis» pensamientos dañinos. Ahora elijo aprender Sus lecciones y olvidarme de las mías. Las lecciones del Espíritu Santo están en mi mente, pero debo elegirlas antes de que sus efectos benéficos se conviertan en mi experiencia.”
~ Del libro “Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM” por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.

Lección 212

Lección 212 - (Repaso VI)
(1) (192) «Tengo una función que Dios quiere que desempeñe.»
Busco la función que me ha de liberar de todas las vanas ilusiones del mundo. Solamente la función que Dios me dio puede ofrecerme libertad. Eso es lo único que busco y lo único que aceptaré como propio.
“Se nos recuerda que nuestra función de perdón nos libera de las ilusiones del mundo. A medida que nos volvemos conscientes de ellas, recordamos que podemos elegir ser guiados por un Maestro diferente; Uno de libertad, no de aprisionamiento.”
~ Del libro “Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM” por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.

Lección 211

Lección 211 - (Repaso VI)
(1) (191) «Soy el santo Hijo de Dios Mismo.»
En silencio y con verdadera humildad busco la gloria de Dios a fin de contemplarla en el Hijo que Él creó como mi Ser.
"Volvemos al tema de estar en silencio, lo que significa acallar la voz del ego eligiendo en contra de él. Claramente implícito es que el Hijo no es sólo yo, sino todos los demás también. Es sólo desde el lugar tranquilo de mi mente que puedo mirar fuera y ver a todos como mi hermano, y en esa hermandad somos uno en el silencio de Dios."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kennneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.

Lección 210

Lección 210 - (Repaso VI)
(1) (190) «Elijo el júbilo de Dios en lugar del dolor.»
El dolor es mi propia invención. No es un pensamiento de Dios, sino uno que yo pensé aparte de Él y de Su Voluntad. Su Voluntad para Su Hijo bienamado es dicha y sólo dicha. Y eso es lo que elijo en lugar de lo que yo inventé.
“Hemos discutido repetidamente cómo el dolor es una elección; un pensamiento que proviene de la mente, no del mundo. Una vez más, Jesús nos llama a elegir el júbilo de Dios en lugar del dolor, a vernos como extensiones de la Voluntad de Dios en lugar de proyecciones de la culpabilidad del ego. Cuando finalmente se hace la elección correcta, todo el dolor desaparece.”
~ Del libro “Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM” por el Dr. Kenneth Wapnick . Traducción al Español por Alfonso Martinez.

Lección 209

Lección 209 - (Repaso VI)
(1) (189) «Siento el Amor de Dios dentro de mí ahora.»
“Lee cuidadosamente, esta lección nos dice que el Amor de Dios siempre está presente en nosotros.”
«El Amor de Dios es lo que me creó. El Amor de Dios es todo lo que Soy. El Amor de Dios proclamó que yo soy Su Hijo. El Amor de Dios dentro de mí es mi liberación.»
“Jesús, por supuesto, se refiere a la mente, no al yo físico / psicológico. El Amor de Dios está dentro de mi mente recta, el cual aprendo a elegir – el propósito de Un Curso de Milagros.”
~ Del libro “Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM” por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.

Lección 208

Lección 208 - (Repaso VI)
(1) (188) «La paz de Dios refulge en mí ahora.»
Permaneceré muy quedo y dejaré que la tierra se aquiete junto conmigo. Y en esa quietud hallaremos la paz de Dios. Está dentro de mi corazón, el cual da testimonio de Dios Mismo.
"Cuando Jesús habla de estar quedo, se refiere a silenciar los chillidos estridentes del ego. Cuando mi mente ya no esté llena de ruido, tampoco lo oiré en el mundo. El silencio y la quietud en mi mente se reflejan ahora en mi experiencia del mundo - tanto mi mente como la tierra están quedas. Lo que sucede aquí no tiene ningún efecto sobre mi paz interior, porque he elegido la Voz de la quietud en lugar de la voz del ruido. “Y en esa quietud hallaremos la paz de Dios. Está dentro de mi corazón, el cual da testimonio de Dios Mismo” - Su paz se encuentra en mi mente recta, el hogar del Amor y ahora, felizmente, mi hogar también."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick.~ Traducción al Español por Alfonso Martinez.

Lección 207

Lección 207 - (Repaso VI)
(1) (187) «Bendigo al mundo porque me bendigo a mí mismo.»
La bendición de Dios irradia sobre mí desde dentro de mi corazón, donde Él mora. No necesito más que dirigirme a Él y todo pesar desaparece conforme acepto Su infinito Amor por mí.
"Jesús habla poéticamente aquí acerca de nuestras mentes. Obviamente, Dios no habita en un corazón físico, pero Su Amor mora en nuestras mentes rectas a través del Espíritu Santo. Sin embargo, primero tengo que ser consciente de mi dolor e infelicidad, dándome cuenta de que aquí nada funciona. Sólo entonces estoy motivado para decir: “Tiene que haber otra manera, otro Maestro en mi mente.” Vemos el mismo pensamiento expresado en la Lección 208."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traduccion al Español por Alfonso Martinez.

Lección 206

Lección 206 - (Repaso VI)
(1) (186) «De mí depende la salvación del mundo»
Se me han confiado los dones de Dios porque soy Su Hijo. Y deseo otorgarlos allí donde Él dispuso que se dieran.
"Los dones de Dios, a través del Espíritu Santo, no son dados al mundo para que tuviera un cuerpo más feliz y un sueño más feliz. Su don es el principio de la Expiación, la Presencia del Amor reflejada en mi mente. Así, el regalo que le doy a mi hermano es el don de la paz, que le dice que he aceptado la corrección de mi mente, y él es libre de hacer la misma elección en favor de la salvación."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.

Lección 205

Lección 205 - (Repaso VI)
(1)(185) «Deseo la paz de Dios.»
La paz de Dios es lo único que quiero. La paz de Dios es mi única meta, la mira de todo mi vivir aquí, el fin que persigo, mí propósito, mi vida y mi función, mientras habite en un lugar que no es mi hogar.
"Esta lección nos recuerda por qué elegimos contra el ego: queremos la paz de Dios. Para dar este paso, necesitamos ser conscientes de que lo que sucede en el mundo no nos trae esta paz. En otras palabras, elegir contra haber elegido contra la paz permite que su dulce verdad sea nuestra."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martínez.

Lección 204

Lección 204 - (Repaso VI)
(1) (184) «El Nombre de Dios es mi herencia.»
El Nombre de Dios me recuerda que yo soy Su Hijo; que no soy esclavo del tiempo, que no estoy sujeto a las leyes que gobiernan el mundo de las ilusiones enfermizas, y que soy libre en Dios y eternamente uno con Él.
"Pedir ayuda nos recuerda que de hecho hay otra Voz en nuestras mentes, otro Maestro Cuyas lecciones de perdón eliminan las cadenas que nos atan a las crueles leyes de enfermedad y muerte del mundo. Ahora somos libres de recordar que nuestro Nombre es el de Dios, “y en Su certeza, descansamos en paz.”
(T-31.VIII.9: 5)."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.

Lección 203

Lección 203 - (Repaso VI)
(1) (183)«Invoco el Nombre de Dios y el mío propio.»
«El Nombre de Dios es mi liberación de todo pensamiento de maldad y de pecado porque es mi nombre, así como el de Él.»
“Primero tengo que ser consciente de mis pensamientos de maldad y pecado, no es que sean verdaderos, pero es lo que me dice la culpa. Llevo esos pensamientos de maldad, pecado y culpa al Nombre de Dios, que me ayuda a comprender el contenido detrás de la forma: mi verdadera Identidad y herencia como Hijo de Dios. La siguiente lección expresa la misma idea.”
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.

Lección 202

Lección 202 - (Repaso VI )
(1) (182) «Permaneceré muy quedo por un instante e iré a mi hogar.»
«¿Por qué habría de elegir quedarme un solo instante más donde no me corresponde estar, cuando Dios Mismo me ha dado Su Voz, la cual me exhorta a retornar a mi hogar?»
“Jesús nos insta - como veremos a lo largo de este Repaso - a que hagamos otra elección. Este mundo no es nuestro hogar, pero si elegimos tenerlo a él como nuestro maestro nos llevará lejos del infierno y hacia el Cielo. Cuando seamos tentados por el ego, deberíamos invocar el Nombre de Dios. Como vimos cuando discutimos la Lección 183, Jesús no quiere decir literalmente que invoquemos el Nombre de Dios, Quien no tiene un nombre. El Nombre de Dios no es más que un símbolo para la corrección de mentalidad correcta del sistema de pensamiento del ego.”
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.

Lección 201

Lección 201 - (Repaso VI)
(1) (181) «Confío en mis hermanos, que son uno conmigo.»
“No hay nadie que no sea mi hermano. He sido bendecido con la unidad de la que gozo con el universo y con Dios mi Padre, el único Creador de la totalidad que es mi Ser, el cual es eternamente uno conmigo.”
Jesús comienza este repaso recordándonos que la realidad es nuestra unicidad y unidad. Nuestro objetivo, por lo tanto, es llevar a esa verdad todas las ilusiones de separación, individualidad y especialismo.
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.

Introducción - Repaso VI

INTRODUCCIÓN - (Repaso VI)
"Prefaciamos nuestra discusión del sexto y último repaso volviendo a los comentarios realizados anteriormente cuando analizamos el quinto repaso. Todos los repasos ayudan a reforzar nuestro propósito de hacer el libro de ejercicios al repasar las lecciones anteriores, al igual que los maestros que presentan el material en clase, y luego de un período de tiempo lo repasan para asegurarse de que los estudiantes entiendan lo que se ha enseñado. Jesús hace lo mismo aquí. Como veremos en esta Introducción, el valora mucho cada lección, y nos dice que su plan de estudios completo se puede encontrar en cualquiera de ellas. De hecho, podemos hacer la declaración idéntica de cada idea central de la lección, por no mencionar casi todas las oraciones. Una vez más, el propósito de Jesús es reforzar la seriedad con que toma su libro de ejercicios, y que le gustaría que lo tomáramos con la misma seriedad. Por lo tanto, no son sólo palabras bonitas que nos pide que digamos unas cuantas veces al día, sino palabras e ideas que quiere que apliquemos continuamente a nuestras vidas.
Cuando consideramos la construcción del libro de ejercicios y lo que los ejercicios diarios nos piden, podemos ver que el propósito de Jesús es entrenarnos para traerle nuestras ilusiones - dolor, ataque y especialismo - y no dejar a ninguna persona fuera del amor sanador de su Expiación. Recordemos:
“La ofrenda de la Expiación es universal. Es aplicable por igual a todo el mundo y en cualquier circunstancia. En ella reside el poder de curar a cualquier persona de cualquier clase de enfermedad.” (M-22.6:1-3)
Por eso se nos pide que estemos vigilantes. Las lecciones, y especialmente los períodos de repaso, resaltan la importancia de esta vigilancia. Lo tendremos en cuenta a medida que avancemos en este período de repaso final de la Parte I.
📘(1:1-2) «Para este repaso utilizaremos sólo una idea por día y la practicaremos tan a menudo como podamos. Además del tiempo que le dediques mañana y noche, que no debería ser menos de quince minutos, y de los recordatorios que han de llevarse a cabo cada hora durante el transcurso del día, usa la idea tan frecuentemente como puedas entre las sesiones de práctica.»
Mientras lees estas palabras, pregúntate: ¿Por qué no harías esto? ¿Qué te impide llevar todas las experiencias a lo largo del día - especialmente aquellas que traen dolor, ansiedad y sentimientos de ser injustamente tratados - al pensamiento central que Jesús presenta? La respuesta es obvia. Si hicieras lo que él te pidió, ya no podrías retener pensamientos de victimización y especialismo, sin los cuales tu concepto de ti mismo desaparecería.
Por lo tanto, estate consciente de cuán a menudo olvidas lo que dice Jesús, y cómo no quieres hacer de este libro de ejercicios, y del Curso de Milagros mismo, el enfoque central de tu vida; específicamente - hacer de estos ejercicios, lecciones e ideas los puntos focales de tu experiencia diaria. Ten en cuenta lo rápido que olvidas y dejas de lado los pensamientos, poniendo tus propias necesidades especiales por delante de ellos. Date cuenta de que lo haces porque preferirías tener razón en lugar de ser feliz, prefieres ser miserable para poder culpar a alguien más - todo esto en lugar de acudir a Jesús y simplemente decir: "Gracias a Dios que estaba equivocado".
🔹️(1:3-4) «Cada una de estas ideas por sí sola podría salvarte si verdaderamente la aprendieses. Cada una de ellas sería suficiente para liberaros a ti y al mundo de cualquier clase de cautiverio, e invitar de nuevo el recuerdo de Dios.»
Si realmente entendieras, practicaras e integraras plenamente cualquier idea en este curso, lo habrías aprendido en su totalidad, porque el todo se encuentra en cada parte, como es cierto, de hecho, de la Filiación y el sistema de pensamiento del ego. Por ejemplo, si se comprende correctamente, el primer principio de los milagros, "No hay grados de dificultad en los milagros." (T-1.I.1:1) - contiene la clave del sistema de pensamiento de Un Curso de Milagros: el ataque del ego y el perdón del Espíritu Santo. Jesús ahora reafirma este punto, en caso de que lo perdamos:
📘(2:1-2) «Con esto en mente, demos comienzo a nuestras prácticas, en las que repasaremos detenidamente los pensamientos con los que el Espíritu Santo nos ha bendecido en nuestras últimas veinte lecciones. Cada uno de ellos encierra dentro de sí el programa de estudios en su totalidad si se entiende, se practica, se acepta y se aplica a todo cuanto parece acontecer a lo largo del día.»
Cada idea y título de lección serían suficientes si se aceptaran como verdaderas y se aplicaran a nuestras vidas. Así, Jesús nos pide que apliquemos estos pensamientos a "todo cuanto parece acontecer a lo largo del día", y debemos darnos cuenta de la importancia que les damos. Pensamos que lo que sucede en nuestras vidas no solo es real, sino vital. Incluso pensamos que a veces es una cuestión de vida o muerte. Esto muestra la locura arrogante de todos los que creemos que estamos aquí, y es el significado del adjetivo "parece".
🔹️(2:3-4) «Uno solo basta. Mas no se debe excluir nada de ese pensamiento.»
Si recuerdas los primeros ejercicios del libro de trabajo, una de las reglas que Jesús nos pide que sigamos es no hacer excepciones a medida que aplicamos la idea del día a todo lo que hay en la habitación, o a cualquier otra cosa que las instrucciones nos pidan. No es que necesitemos incluirlo todo, porque eso sólo nos convertiría en buenos obsesivos compulsivos.
Más bien, Jesús quiere que estemos seguros de que no estamos excluyendo intencionalmente nada. Ese es el principio que afirma aquí de no hacer excepciones a los "sucesos aparentes" que le traemos. Si hiciéramos excepciones, estaríamos apoyando el principio del ego de que hay una jerarquía de ilusiones, su primera ley del caos (T-23.II.2: 3) - y por lo tanto, decidimos mantener algunas, mientras gustosamente damos otras a él. Sin embargo, puesto que no hay grados de dificultad en los milagros - la respuesta del Espíritu Santo a la primera ley del caos del ego - cada problema es el mismo problema, cada falta de perdón es toda falta de perdón.
Por lo tanto, la visión final de Jesús contiene esta declaración familiar:
“Ya no se le otorga fe a ninguna ilusión, ni queda una sola mota de obscuridad que pudiese ocultarle a nadie la faz de Cristo.” (T-31.VIII.12: 5).
🔹️(2:5) «Necesitamos, por lo tanto, usarlos todos y dejar que se vuelvan uno solo, ya que cada uno de ellos contribuye a la suma total de lo que queremos aprender.»
Debido a que aún no somos capaces de dominar una sola lección, Jesús proporciona trescientas sesenta y cinco, y las usamos todas hasta que alcanzamos el punto de generalización, dándonos cuenta de que dicen lo mismo. Por lo tanto, se nos pide que practiquemos esto mismo día tras día, de la Lección 1 a la Lección 365. Lo hacemos también durante el resto de nuestras vidas, trayendo todo lo que nos causa angustia -en nosotros mismos o en otro- a su amor perdonador.
📘️(3:1-5) «Al igual que nuestro último repaso, estas sesiones de práctica giran alrededor de un tema central con el que comenzamos y concluimos cada lección. El tema para el presente repaso es el siguiente:
No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.»
Como hemos visto, este es probablemente el tema más importante que Jesús repite a lo largo de Un Curso de Milagros. Haré más comentarios al comenzar el repaso.
🔹️(3:6-8) «El día comienza y concluye con esto. Y lo repetiremos asimismo cada vez que el reloj marque la hora, o siempre que nos acordemos, entre una hora y otra, que tenemos una función que transciende el mundo que vemos. Aparte de esto y de la repetición del pensamiento que nos corresponda practicar cada día, no se requiere ningún otro tipo de ejercicio, excepto un profundo abandono de todo aquello que abarrota la mente y la hace sorda a la razón, a la cordura y a la simple verdad.»
Esta instrucción recuerda la conclusión del manual, donde Jesús nos pide que comencemos y terminemos nuestro día con el Espíritu Santo y que pensemos en Dios con la mayor frecuencia posible entremedias:
“Prepárate para ello [el regalo de la sabiduría del Espíritu Santo] cada mañana; recuerda a Dios cuantas veces puedas a lo largo del día; pídele ayuda al Espíritu Santo siempre que te sea posible, y por la noche, dale las gracias por Sus consejos. Tu confianza estará ciertamente bien fundada.” (M-29.5:9-10)
Nuestra resistencia a esto, sin embargo, se explica por la presencia del abarrotamiento de especialismo de la mente, que nos hace sordos "a la razón, a la cordura y a la simple verdad", desviando nuestra atención del tomador de decisiones de la mente que puede elegir la razón en lugar de la locura. Este abarratomiento, así como el desorden proyectado de nuestras vidas corporales, es intencional. Hacemos que la distracción funcione para nosotros mismos y creamos problemas cuando en realidad no hay ninguno: cada problema externo es una sombra del problema interno de la culpa, que también es ilusorio. El propósito del ego, de nuevo, es evitar que recordemos y, por lo tanto, elijamos el sistema de pensamiento de mentalidad correcta del Espíritu Santo.
📘(4:1) «Lo que nos proponemos en este repaso es ir más allá de todas las palabras y de las diferentes maneras de practicar.»
Jesús nos recuerda - como vimos en estas lecciones posteriores - que el contenido es crucial, no la forma. Por lo tanto, no son las palabras o los conceptos los que son importantes, ni los ejercicios específicos de la lección, sino a dónde nos llevan y lo que reflejan. En otras palabras, es el significado o propósito más allá de los específicos lo que es esencial:
“Por consiguiente, [el Espíritu Santo] se opone a la idea de que las diferencias en lo relativo a la forma sean significativas, subrayando siempre que esas diferencias no importan. El significado de su mensaje es siempre el mismo: lo único que importa es el significado.” (T-7.II.5:3-4)
Para reafirmar el punto, es el amor más allá de las palabras - el contenido más allá de la forma - lo que es importante. De este modo, Jesús continúa entrenando nuestras mentes para ver el único significado detrás de todas las relaciones, situaciones y experiencias. De tal visión es su reino en la tierra.
🔹️(4:2) «Pues lo que estamos intentando esta vez es ir más de prisa por una senda más corta que nos conduce a la serenidad y a la paz de Dios.»
"¿Por qué esperar al Cielo?", como dijo Jesús antes (W-pI.13 1.6: 1; 188.1: 1). ¿Por qué demorar la felicidad y continuar manteniendo la ilusión de que la miseria traerá paz? Lo que ayuda a acelerar nuestro ritmo es pensar en estas ideas y practicarlas a lo largo del día.
🔹️(4:3-4) «Sencillamente cerramos los ojos y nos olvidamos de todo lo que jamás habíamos creído saber y entender. Pues así es como nos liberamos de todo lo que ni sabíamos ni pudimos entender.»
Olvidar significa elegir contra los pensamientos del ego - el mundo "que jamás habíamos creído saber y entender" - para que podamos aprender algo diferente. Así, olvidamos el miedo que recordamos, y recordamos el amor que olvidamos. Como dice el texto:
“...la enseñanza del Espíritu Santo es una lección que enseña a recordar...Él enseña a recordar y a olvidar, pero olvidar sirve únicamente para que recuerdes de manera más consistente. Olvidas para poder recordar mejor.” (T-7.II.6:3-5)
📘(5:1-2) «Hay una sola excepción a esta falta de estructura. No dejes pasar un solo pensamiento trivial sin confrontarlo.»
Esta es la clave. A pesar de que los períodos de práctica se dejan relativamente desestructurados, Jesús quiere que nos impongamos una estructura a lo largo del día - que seamos conscientes de los pensamientos del ego. Nos pide que veamos con qué rapidez volvemos a caer en el hábito de que el especialismo sea lo más importante en nuestras mentes, y nuestras necesidades e intereses se vuelven más importantes que los de los demás. Esta es una directiva importante - "No dejes pasar un solo pensamiento trivial sin confrontarlo" - y trata de ver qué tan rápido te olvidas. Entrenarse a uno mismo para volverse consciente, sin embargo, deshace la amnesia intencional del ego.
🔹️(5:3) «Si adviertes alguno, niega su dominio sobre ti y apresúrate a asegurarle a tu mente que no es eso lo que quiere.»
La mente a la que apelamos es el tomador de decisiones. Nos damos cuenta de que aferrarnos a un resentimiento o dedicarnos al especialismo, aunque no sea pecaminoso, no nos hará felices, y ciertamente no nos traerá la paz de Dios. Es esencial que veamos las consecuencias dolorosas de nuestros pensamientos triviales, ya que esta será nuestra motivación para dejarlos ir - el punto detrás de esta declaración familiar, aunque sorprendente, del texto:
“Tú que eres tan partidario de la aflicción, debes reconocer en primer lugar que eres infeliz y desdichado. El Espíritu Santo no puede enseñar sin este contraste, pues tú crees que la aflicción es felicidad.” (T-14.II.1:2-3 )
Los pensamientos triviales ocultos al Espíritu Santo traen miseria; el perdonar conduce a la felicidad.
🔹️(5:4) «Luego descarta tranquilamente el pensamiento que negaste y de inmediato y sin titubear substitúyelo por la idea con la que estés practicando ese día.»
Esto es lo que se entiende por “entregar las cosas” al Espíritu Santo. Este no es un ejercicio de magia, en el que le pedimos que nos quite algo doloroso, mientras todavía nos aferramos a ello. Puesto que negamos la importancia de la idea del día, sustituyendo gustosamente un pensamiento del ego a cambio, primero debemos decidir que ya no lo queremos, eligiendo dejar ir al ego. Jesús nos recuerda que debemos asumir la responsabilidad total de todo lo que sentimos y pensamos. Nadie ni nada es responsable por nosotros, y por lo tanto, nadie ni nada, incluido Jesús, pueden quitarnos el ego. Sus manos están abiertas, pero debemos poner los pensamientos del ego en ellas. Así traemos la oscuridad a la luz, el odio al amor, la negación a la conciencia, como lo dice este pasaje del texto que se cita a menudo:
📘(6:1-3) «Cuando la tentación te asedie, apresúrate a proclamar que ya no eres su presa, diciendo: No quiero este pensamiento. El que quiero es ________. »
El espacio en blanco es la forma apropiada de corrección. Por ejemplo, el pensamiento de ataque hacia esta persona ya no es lo que queremos; elegimos perdonar en su lugar. Sin embargo, sabemos que decir estas palabras no es nada. Debemos decirlas de corazón y estar dispuestos a dejar de lado un sistema de pensamiento que creíamos que brindaba seguridad y consuelo, dándonos cuenta ahora de que era una mentira. Por lo tanto, reconocemos que nuestra identidad separada como un yo especial no promueve la felicidad o la paz, y por lo tanto, al menos tenemos la pequeña dosis de buena voluntad de elegir otra cosa.
🔹️(6:4) «Y entonces repite la idea del día y deja que ocupe el lugar de lo que habías pensado.»
El comienzo del párrafo 4 nos dijo que fuéramos más allá de las palabras, porque Jesús no quiere decir que usemos estas palabras -la idea del día- como mantras o afirmaciones que misteriosamente disipan los pensamientos de ego de la mente. Este no es un libro de ejercicios sobre rituales, sino sobre el uso de las formas para buscar el contenido detrás de las palabras. En un pasaje que apunta implícitamente al uso excesivo del ritual por parte del cristianismo, Jesús expone la adoración de la relación especial por la forma sobre el contenido.
“Cada vez que alguna forma de relación especial te tiente a buscar amor en ritos, recuerda que el amor no es forma sino contenido. La relación especial es un rito de formas, cuyo propósito es exaltar la forma para que ocupe el lugar de Dios a expensas del contenido. La forma no tiene ningún significado ni jamás lo tendrá.” (T-16.V.12:1-3)
Por lo tanto, este pasaje familiar nos advierte contra el error de convertir a Un Curso de Milagros en una práctica ritual, sus palabras un sustituto del amor más allá de ellas.
🔹️(6:5) «Además de estas aplicaciones especiales de la idea diaria, sólo añadiremos unas cuantas expresiones formales o pensamientos específicos para que te ayuden con tu práctica.»
Jesús explica que añadirá algunas oraciones al título de la lección, que está enmarcado por la declaración: “No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.”
🔹️(6:6) «Por lo demás, le entregamos estos momentos de quietud al Maestro que nos enseña en silencio, nos habla de paz e imparte a nuestros pensamientos todo el significado que jamás puedan tener.»
Este repaso trata sobre la elección entre el ego y el Espíritu Santo, aprendiendo que el ego nos traerá dolor, y el Espíritu Santo, paz. Nuevamente leemos la pregunta de Jesús en el texto:
“¿A quién que esté respaldado por el amor de Dios podría resultarle difícil elegir entre los milagros y el asesinato?” (T-23.IV.9:8)
El propósito general del libro de ejercicios, y este repaso específicamente, es ayudarnos a ver las implicaciones de la elección entre el ego y el Espíritu Santo. Con nuestra adquisición de esta nueva percepción, la elección correcta no es difícil de hacer.
📘(7:1-2) «A Él le ofrezco este repaso por ti. Te pongo en Sus manos, y dejo que Él te enseñe qué hacer, qué decir y qué pensar cada vez que recurres a Él.»
Jesús dice virtualmente lo mismo al final del libro de ejercicios:
“Y ahora os pongo en Sus manos, para que seáis Sus fieles seguidores y Él, vuestro Guía en toda dificultad o dolor que consideréis real...Cada vez que tengas que tomar una decisión se te indicará claramente cuál es la Voluntad de Dios para ti al respecto. Y Él hablará por Dios y por tu Ser, asegurándose así de que el infierno no te reclame, y de que cada decisión que tomes te acerque aún más al Cielo.” (W-ep.4:1; 5:3-4)
Podríamos estar tentados a tomar estas palabras fuera de contexto y pensar que Jesús nos está diciendo que continuamente preguntemos al Espíritu Santo qué debemos hacer en nuestras vidas. Pedir por tales específicos constituye la parte inicial de nuestro entrenamiento, pero Jesús ahora quiere que traigamos nuestros pensamientos de ego al Espíritu Santo, porque estas son las interferencias para nuestro regreso a casa. Cuando estos desaparecen, Su Amor nos guía naturalmente en todo lo que pensamos, decimos y hacemos.
El mensaje aquí es estar atento al ego, no tratar de escuchar la Voz del Espíritu Santo. Para reafirmar este punto crucial: este no es un curso para aprender a escuchar Su Voz específicamente, sino para aprender cómo llevar las interferencias del ego a Su Presencia. Así será Su Amor la única fuente de lo que parece que hacemos aquí en el mundo. Recordemos una vez más estas líneas sumamente importantes del texto:
“Tu tarea no es ir en busca del amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras dentro de ti que has levantado contra él. No es necesario que busques lo que es verdad, pero sí es necesario que busques todo lo que es falso.” (T-16.IV.6:1-2)
🔹️(7:3) «Él estará a tu disposición siempre que acudas a Él en busca de ayuda.»
El Espíritu Santo siempre está disponible porque Él siempre está en nuestras mentes. Nos hicimos inaccesibles a Él, pero cuando regresamos, Él de repente está allí.
🔹️(7:4) «Ofrezcámosle este repaso que ahora comenzamos, y no nos olvidemos de Quién es al que se le ha entregado, según practicamos día tras día, avanzando hacia el objetivo que Él fijó para nosotros, dejando que nos enseñe cómo proceder y confiando plenamente en Él para que nos indique la forma en que cada sesión de práctica puede convertirse en un amoroso regalo de libertad para el mundo.»
Una vez más, no te olvides del Espíritu Santo o de Jesús a lo largo del día. Si has llegado tan lejos con el libro de ejercicios, obviamente te has comprometido. ¿Qué te impide entonces hacerlo totalmente, pensar cómo puedes aprender mejor de cada situación en tu vida? La respuesta sólo podría ser que no deseas renunciar a tu yo individual y especial. No quieres aprender que has estado equivocado y que Jesús tuvo razón todo el tiempo.
El enfoque de este día y de todos los días debe ser el propósito dado por tu maestro. Si estás en angustia de cualquier tipo, es sólo porque has elegido escuchar al ego en lugar de a él.
Repasaremos estas lecciones con relativa rapidez. Sin embargo, ten en cuenta que su tema es que nuestra identidad no es el cuerpo sino la mente, y la elección entre dolor y dicha, miedo y amor, siempre está disponible para nosotros. Si no estamos en paz, es porque elegimos no estar en paz; si nos vemos a nosotros mismos como separados, es porque elegimos no vernos unidos con los demás. Aunque la consideración principal es que no somos cuerpos, ciertamente no se sugiere que debamos sentirnos culpables porque tenemos necesidades físicas y psicológicas. Sólo necesitamos darle al cuerpo un propósito diferente. Recuerda estas líneas citadas con frecuencia cerca del final del texto, una amable advertencia de Jesús de no abandonar nuestros auto-conceptos demasiado rápido, porque todavía tenemos demasiado miedo:
“No hay afirmación que el mundo tema oír más que ésta:
No sé lo que soy, por lo tanto, no sé lo que estoy haciendo, dónde me encuentro, ni cómo considerar al mundo o a mí mismo.” (T-31.V.17:6-7)
Antes de que se nos pida que abandonemos nuestro yo individual, nos guían a cambiar nuestro autoconcepto de la cara de inocencia que oculta la cara de asesinato, a la verdadera cara de inocencia que refleja el yo perdonado y perdonador, compartiendo un sólo propósito con todos sus hermanos.
El propósito de un repaso como este es para recordarnos nuestro objetivo final. A nivel práctico, nuevamente, no se nos pide que neguemos que somos un cuerpo a lo largo del día- "una forma de negación particularmente inútil" (T-2.IV.3: 11) - sino que más bien que neguemos el propósito del ego para nuestros cuerpos, que es siempre atacar en su glorificación de separación y especialismo. Queremos elegir en contra de ese propósito y en favor del Espíritu Santo, que ve el cuerpo sólo como un salón de clases. Para ser claros, Jesús no nos está instruyendo a negar nuestros cuerpos. El hecho mismo de que estas palabras aparezcan en una página frente a nosotros, a la que Jesús nos pide que prestemos atención, reconoce que sabe que todavía creemos que somos cuerpos - leyendo estas palabras con ojos que creemos que pueden ver, y pensando sobre ello con cerebros que creemos que pueden pensar. Nuestro maestro simplemente nos pide que le permitamos que nos diga su propósito para el cuerpo - enseñarnos una manera diferente de mirarnos a nosotros mismos y al mundo."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.

Lección 200

NO HAY MÁS PAZ QUE LA DE DIOS. (Lección 200)
“Esta es la última lección completa en la Parte I, una maravillosa culminación de nuestras discusiones anteriores. Al centrarse en el tema de la búsqueda y el hallazgo, e incluso en algunas de sus frases, esta lección refleja “No busques fuera de ti mismo” (T-29.VII). Jesús nos ayuda a reconocer que nunca somos realmente exitosos en la búsqueda de la felicidad y la libertad del dolor en el mundo. Cualquiera que sea el placer y la paz que parecemos alcanzar es de corta duración, porque la verdadera felicidad viene solo de recordar quiénes somos como hijos del amor. Sin embargo, si el cuerpo es una limitación que se le impone al amor, y el mundo fue fabricado como un ataque al amor, es imposible encontrar el amor que buscamos aquí. Dado que hemos estado buscando en el lugar equivocado y, como resultado, al no encontrar lo que queremos, vivimos en un estado de constante desesperanza. La esperanza real, ofrecida por Un Curso de Milagros, reside en volver al problema y la solución – «en nuestras mentes». Si buscamos la solución donde está, ciertamente la encontraremos. Este mensaje, entonces, es el peso de la lección.
📘(1:1-2)«Deja de buscar. No hallarás otra paz que la paz de Dios.»
La paz no se puede encontrar aquí, porque el cuerpo y el mundo fueron hechos específicamente para ocultar la fuente de paz en la mente.
🔹️(1:3-5) «Acepta este hecho y te evitarás la agonía de sufrir aún más amargos desengaños, o de verte invadido por una sombría desesperación y una gélida sensación de desesperanza y de duda. Deja de buscar. No puedes hallar otra cosa que la paz de Dios, a no ser que lo que busques sea infelicidad y dolor.»
El ego quiere que busquemos el dolor en el mundo, que lo encontremos y que culpemos a los demás por nuestra miseria. Nunca quiere que entendamos que la fuente de nuestro sufrimiento radica en nuestra elección por su sistema de pensamiento en lugar del del Espíritu Santo. Para mantener esta elección oculta y para garantizar que nunca cambiemos de mentalidad, el ego fabricó un mundo para que sea la fuente de dolor, comenzando desde el nacimiento y siguiendo el camino de nuestra vida hasta que morimos. Sin embargo, la miseria no es culpa nuestra -nosotros que buscamos lo que nunca pudimos encontrar- porque fueron los ídolos de especialismo los que nos fallaron.
“El mundo cree en ídolos. Nadie viene a él a menos que los haya venerado y trate todavía de buscar uno que aún le pueda ofrecer un regalo que la realidad no posee…Todo idólatra abriga la esperanza de que sus deidades especiales le han de dar más de lo que otras personas poseen…Y cuando uno falla otro viene a ocupar su lugar, y tú esperas que te pueda conseguir más de otra cosa.” (T-29.VIII.8:4-6, 10)
“No se da cuenta de lo que está pidiendo, y, por lo tanto, lo busca de mil maneras y en mil lugares distintos creyendo en cada ocasión que está allí, pero siempre acaba desilusionado. “Busca, pero no halles” sigue siendo el decreto implacable de este mundo, y nadie que persiga los objetivos del mundo puede eludirlo.” (M-13.5:6-8)
📘(2) «Este es el punto final al que en última instancia todo el mundo tiene que llegar para dejar de lado toda esperanza de hallar felicidad allí donde no la hay; de ser salvado por lo que tan sólo puede causar dolor; y de hacer paz del caos, dicha del dolor y Cielo del infierno. No sigas tratando de ganar por medio de la pérdida ni de morir para vivir. Pues no estarás sino pidiendo la derrota.»
El punto final al que llegamos es la comprensión de que hemos estado equivocados; nunca encontraremos esperanza o felicidad, Dios o la verdad aquí. De hecho, nunca encontraremos nada de valor, porque nada aquí es significativo. Si, como dice Jesús, el propósito de Un Curso de Milagros es ahorrarnos tiempo, no necesitamos agotar todas las posibilidades de la relación especial, esperando que “esta vez funcione”. Nunca funcionará, así que es mejor que ni siquiera comencemos. En última instancia, nos damos cuenta de que él tenía razón y nosotros estábamos equivocados, pero mientras tanto nos causamos un dolor y un sufrimiento innecesarios al continuar buscando la felicidad y la esperanza en el especialismo del cuerpo. En algún momento debemos ver nuestro error al creer que la dicha y la libertad son el dolor y el aprisionamiento, y viceversa:
“El Espíritu Santo te dirigirá sólo a fin de evitarte dolor. Obviamente nadie se opondría a este objetivo si lo reconociese. Mas el problema no estriba en si lo que el Espíritu Santo dice es verdad o no, sino en si quieres escucharle o no. No puedes reconocer lo que es doloroso, de la misma manera en que tampoco sabes lo que es dichoso, y, de hecho, eres muy propenso a confundir ambas cosas. La función primordial del Espíritu Santo es enseñarte a distinguir entre una y otra. Lo que a ti te hace dichoso le causa dolor al ego, y mientras tengas dudas con respecto a lo que eres, seguirás confundiendo la dicha con el dolor.” (T-7.X.3:1-6)
“Hemos dicho que el Espíritu Santo te enseña la diferencia que existe entre el dolor y la dicha. Eso es lo mismo que decir que te enseña la diferencia que hay entre estar aprisionado y ser libre. No puedes hacer esta distinción sin Él porque te has enseñado a ti mismo que el aprisionamiento es libertad. ¿Cómo ibas a poder distinguir entre una cosa y otra cuando crees que ambas son lo mismo? ¿Cómo ibas a poder pedirle a la parte de tu mente que te enseñó a creer que son lo mismo que te enseñase de qué manera son diferentes?” (T-8.II.5)
En las dos últimas oraciones del pasaje anterior del libro de ejercicios encontramos una referencia al principio del ego de «uno o el otro»: yo gano por la pérdida de otro, yo vivo y otro muere; o yo muero para que pueda vivir más allá de la tumba.
📘(3:1-2) «No obstante, con la misma facilidad puedes pedir amor, felicidad y vida eterna en una paz que no tiene fin. Pide esto, y sólo puedes ganar.»
Como Jesús nos asegura a menudo, no nos está negando el amor, la felicidad o la paz, sino que señala que nunca los encontraremos en el mundo. Su curso, sin embargo, nos los ofrece, por el aprendizaje:
“Decide en favor de Dios, y todo se te dará sin costo alguno. Decide contra Él, y escoges lo que no es nada, a costa de la conciencia de lo que es todo…La Expiación es para ti. Tu aprendizaje la reivindica y tu aprendizaje la provee. El mundo no te la ofrece, pero aprende este curso y será tuya.” (M-13.8:2-3,7-10)
🔹️(3:3-4) «Pedir lo que ya tienes te lleva al éxito. Pedir que lo que es falso sea verdadero sólo puede conducir al fracaso.»
Esto es obvio cuando observamos nuestras locas vidas en las que intentamos demostrar que la verdad de Dios es incorrecta y nuestras ilusiones verdaderas: un mundo de odio, traición, soledad y desesperación. Sin embargo, puesto que la verdad ya está dentro de nosotros, nos ponemos en un conflicto perpetuo – dividido entre maestros que nos guían en direcciones opuestas. ¿Cómo podríamos no dejar de aprender?
“El plan de estudios de la Expiación es el opuesto al que tú elaboraste para ti, y lo mismo se puede decir de su resultado. Si el resultado, de tu plan de estudios te ha hecho infeliz, y deseas otro diferente, obviamente es necesario que se efectúen cambios en el plan de estudios. El primer cambio que debe efectuarse es un cambio de dirección. Un plan de estudios que tenga sentido no debe ser inconsistente. Si lo planean dos maestros que creen en ideas diametralmente opuestas, no puede ser un plan integrado. Si esos dos maestros lo ponen en práctica simultáneamente, cada uno de ellos no hará sino ser un obstáculo para el otro…Antes de que pueda efectuarse un auténtico cambio de dirección es necesario reconocer plenamente la total insensatez de semejante plan de estudios. No puedes aprender simultáneamente de dos maestros que están en completo desacuerdo con respecto a todo. Su plan de estudios conjunto constituye una tarea de aprendizaje imposible. Te están enseñando cosas completamente diferentes de forma completamente diferente, lo cual sería posible si no fuera porque las enseñanzas de ambos son acerca de ti. Ninguno de ellos puede alterar tu realidad, pero si los escuchas a los dos, tu mente estará dividida con respecto a lo que es tu realidad.” (T-8.I.5:1-6; 6)
🔹️(3:5) «Perdónate a ti mismo tus vanas imaginaciones y deja de buscar lo que no puedes encontrar.»
Por lo tanto, miramos con Jesús nuestra culpa y lo escuchamos decir: “Mira tus vanas imaginaciones, cuán equivocado has estado – pero mira sin juzgar. «Hay» otra manera de ver el mundo, no como un medio para cumplir los sueños de tu ego, sino como un aula en la que aprendes sobre la realidad más allá de todos los sueños – tu propósito para estar aquí”:
“Para cambiar todo esto [sueños de depresión, muerte, y desencanto], y abrir un camino de esperanza y liberación en lo que aparenta ser un círculo interminable de desesperación, necesitas tan sólo aceptar que no sabes cuál es el propósito del mundo. Le adjudicas objetivos que no tiene, y de esta forma, decides cuál es su propósito. Procuras ver en él un lugar de ídolos que se encuentran fuera de ti…Tus ídolos hacen lo que tú quieres, y tienen el poder que les adjudicas. Y los persigues fútilmente en el sueño porque deseas adueñarte de su poder.” (T-29.VII.8:1-3, 5-6)
🔹️(3:6) «Pues, ¿qué podría ser más absurdo que buscar el infierno una y otra vez cuando no tienes más que abrir los ojos y mirar para darte cuenta de que el Cielo se encuentra ante ti, allende el umbral de una puerta que se abre fácilmente para darte la bienvenida?»
Esa puerta se abrirá fácilmente para darnos la bienvenida cuando le demos la bienvenida, logrado por la visión de Cristo. Sin embargo, no le damos la bienvenida, porque entonces nuestro especialismo desaparecería. Para reafirmar este punto central, necesitamos ver cómo casi todo lo que hacemos oculta un pensamiento que dice: “Voy a probar que este curso no funciona, y que Jesús no dice la verdad”. Es imperativo que nos demos cuenta cuán sutilmente ese pensamiento subyacente influye en nuestras experiencias diarias.
📘(4) «Regresa a casa. Jamás encontraste felicidad en lugares extraños, ni en formas que te son ajenas y que no tienen ningún significado para ti, si bien trataste de que lo tuvieran. No te corresponde estar en este mundo. Aquí eres un extraño. Pero te es dado encontrar los medios a través de los cuales el mundo deja de parecer una prisión o una cárcel para nadie.»
Entre otros, esto se refiere específicamente a la Lección 160, “Yo estoy en mi hogar. El miedo es el que es un extraño aquí.”, y la Lección 182,”Permaneceré muy quedo por un instante e iré a mi hogar.” Jesús no podría ser más explícito: el cuerpo no es nuestro hogar, ni pertenecemos aquí. Recuerda esta descripción de nuestro hogar mundano, y considera si el cuerpo es realmente donde queremos permanecer – prisioneros de la culpa y el dolor:
“El mundo que ves es el sistema ilusorio de aquellos a quienes la culpabilidad ha enloquecido. Contempla detenidamente este mundo y te darás cuenta de que así es. Pues este mundo es el símbolo del castigo, y todas las leyes que parecen regirlo son las leyes de la muerte. Los niños vienen al mundo con dolor y a través del dolor. Su crecimiento va acompañado de sufrimiento y muy pronto aprenden lo que son las penas, la separación y la muerte. Sus mentes parecen estar atrapadas en sus cerebros, y sus fuerzas parecen decaer cuando sus cuerpos se lastiman. Parecen amar, sin embargo, abandonan y son abandonados. Parecen perder aquello que aman, la cual es quizá la más descabellada de todas las creencias. Y sus cuerpos se marchitan, exhalan el último suspiro, se les da sepultura y dejan de existir.” (T-13.in.2:2-10)
📘(5:1-2) «Se te concede la libertad allí donde no veías más que cadenas y puertas de hierro. Mas si quieres hallar escapatoria tienes que cambiar de parecer con respecto al propósito del mundo.»
Esta es otra afirmación sólida, que refleja el texto: “No trates, por lo tanto, de cambiar el mundo, sino elige más bien cambiar de mentalidad acerca de él.” (T-21.in.1:7). El propósito del mundo, mantenido oculto por el ego, es mantenernos sin mente. En cambio, nos dice que el propósito del mundo es maximizar nuestro placer, minimizar nuestro dolor y culpar a todos los demás por lo que no funciona al no aceptar ninguna responsabilidad por el mundo y sus vicisitudes. Sin embargo, al elegir un nuevo Maestro, vemos el propósito del mundo de ser un salón de clases en el que aprendemos las lecciones del Espíritu Santo:
“El ego construyó el mundo tal como lo percibe, pero el Espíritu Santo -el reintérprete de lo que el ego construyó- ve el mundo como un recurso de enseñanza para llevarte a tu hogar…Haz todas las correcciones que tengas que hacer, procura aprender y mantén una actitud receptiva con respecto al aprendizaje. Tú no creaste la verdad, pero la verdad puede todavía hacerte libre. Contempla todo tal como el Espíritu Santo lo contempla, y entiende todo tal como Él lo entiende.” (T-5.III.11:1,4-6)
🔹️(5:3-5) «Permanecerás encadenado hasta que veas el mundo como un lugar bendito, liberes de tus errores a cada hermano y lo honres tal como es. Tú no lo creaste, así como tampoco te creaste a ti mismo. Y al liberar a uno, el otro es aceptado tal como es.»
En el nivel del ego hicimos a nuestro hermano y a nosotros mismos. Sin embargo, todo lo que hicimos fueron las ilusorias “sombras del pasado” (T-17.III). Nuestro Ser real no tiene nada que ver con lo irreal, por lo que no debemos hacer nada más que cambiar de mentalidad y mirar a través de la visión de Cristo. Todos estamos libres de nuestros errores porque somos uno, no puede haber excepciones. Así, Jesús nos lleva a bendecir a todos en nuestra relación santa, que su amor ejemplifica:
“Santo hermano mío, quiero formar parte de todas tus relaciones, e interponerme entre tus fantasías y tú. Permite que mi relación contigo sea algo real para ti, y déjame infundirle realidad a la percepción que tienes de tus hermanos…No te separes de mí ni dejes que el santo propósito de la Expiación se pierda de vista en sueños de venganza. Las relaciones en las que tales sueños se tienen en gran estima me excluyen a mí. En el Nombre de Dios, déjame entrar a formar parte de ellas y brindarte paz para que tú a tu vez puedas ofrecerme paz a mí.” (T-17.III.10:1-2, 6-8)
📘(6:1-4) «¿Qué función tiene el perdón? En realidad no tiene ninguna, ni hace nada, pues es desconocido en el Cielo. Es sólo en el infierno donde se le necesita y donde tiene una formidable función que desempeñar.»
Al comienzo de la Parte II, leeremos sobre el perdón: “es tranquilo y sosegado, y no hace nada…Simplemente observa, espera y no juzga.” (W-pII.1.4: 1,3). No hay nada que hacer, porque no hay mundo en el que actuar. El perdón simplemente deshace la creencia en tal mundo ilusorio, y por lo tanto no tiene lugar en la verdad del Cielo, que no necesita corrección.
🔹️(6:5-6) «¿No es acaso un propósito loable ayudar al bienamado Hijo de Dios a escapar de los sueños de maldad, que aunque son sólo fabricaciones suyas, él cree que son reales? ¿Quién podría aspirar a más, mientras parezca que hay que elegir entre el éxito y el fracaso, entre el amor y el miedo?»
La elección entre el éxito y el fracaso, el amor y el miedo es ilusoria. Sin embargo, dentro del sueño del mundo es la única opción disponible para mí. Mientras crea que puedo elegir uno u otro, ambos se han vuelto reales, lo que significa que el amor ha dejado de ser él mismo y se ha convertido en un amor especial. La verdadera elección – entre verdad e ilusión, ocurre cuando me doy cuenta de que el mundo no ofrece nada. Una vez que reconozco que elijo entre dos ilusiones, ambas desaparecen. Incluso el perdón que finalmente elijo es una ilusión, y sin embargo, nos lleva más allá de todas ellas a medida que pasamos de las pesadillas a los sueños felices, y luego nos despertamos a la realidad que nunca perdimos:
“Primero soñarás con la paz, y luego despertarás a ella. Tu primer intercambio de lo que has hecho por lo que realmente deseas es el intercambio de las pesadillas por los sueños felices de amor. En ellos se encuentran tus verdaderas percepciones, pues el Espíritu Santo corrige el mundo de los sueños, en el que reside toda percepción. El conocimiento no necesita corrección. Con todo, los sueños de amor conducen al conocimiento. En ellos no ves nada temible, y por esa razón constituyen la bienvenida que le ofreces al conocimiento. El amor espera la bienvenida, pero no en el tiempo, y el mundo real no es sino tu bienvenida a lo que siempre fue. Por lo tanto, la llamada al júbilo se encuentra en él, y tu gozosa respuesta es tu despertar a lo que nunca perdiste.” (T-13.VII.9)
Como lo recomienda Jesús en la oración 5, pregúntate a ti mismo a medida que trancurra tu día: ¿No es un propósito digno para mí ver este día como uno que podría hacerme feliz? ¿No soy digno de recibir este regalo? Mira cómo tu día responde a la negativa que dice: “No, no soy digno de despertar de los sueños malvados del mundo de tristeza y miedo”. Recuerda esta última estrofa del poema de Helen “The Quiet Dream”, que expresa bellamente nuestro sí a los frutos llenos de paz del perdón de Jesús:
“¿Qué puede quedar del mal en el mundo
Que la visión de Cristo contempla? ¿Y qué podría aún
Parecerme temeroso, con la luz
De Su perfección en él? ¿Qué podría enseñarme
Que la pena tiene una causa, o que la muerte es real?
Ayúdame a perdonar al mundo. La paz que das
En mi perdón me será entregada.”
(Los Regalos de Dios, p. 65)
📘(7:1) «No hay más paz que la paz de Dios porque Él sólo tiene un Hijo, que no puede construir un mundo en oposición a la Voluntad de su Padre o a la suya propia, la cual es la misma que la de Él.»
No hay paz en este mundo porque no hay mundo. Sólo pensamos que lo había. La presencia del Espíritu Santo en nuestras mentes garantiza que nuestras pesadillas más salvajes y nuestros pensamientos más perversos no hayan tenido ningún efecto en la paz del Cielo, que permanece mucho más allá de nuestras ilusiones:
“Tú, cuya mente está ensombrecida por las dudas y la culpabilidad, recuerda esto: Dios te dio el Espíritu Santo a Quien le encomendó la misión de eliminar toda duda y todo vestigio de culpabilidad que Su amado Hijo jamás se hubiese echado encima. Su misión no puede fracasar, pues nada puede impedir el logro de lo que Dios ha dispuesto que se logre. La Voluntad de Dios se hace sean cuales fueren tus reacciones a la Voz del Espíritu Santo, sea cual fuere la voz que elijas escuchar y sea cuales fueren los extraños pensamientos que te asalten. Encontrarás la paz en la que Dios te ha establecido porque Él no cambia de parecer…Gozarás de paz porque Su paz fluye todavía hacia ti desde Aquel Cuya Voluntad es la paz. Dispones de ella…Date cuenta de que incluso la más tenebrosa pesadilla que perturba la mente del Hijo durmiente de Dios no tiene poder alguno sobre él…¿Cómo iba a poder el Hijo de Dios perderse en sueños, cuando Dios ha puesto dentro de él la jubilosa llamada a despertar y a ser feliz?” (T-13.XI.5:1-5; 8:4-5; 9:5; 10:1)
🔹️(7:2-6) «¿Qué podría esperar encontrar en semejante mundo? Éste no puede ser real, ya que nunca fue creado. ¿Es acaso ahí adonde iría en busca de paz? ¿O bien tiene que darse cuenta de que tal como él ve el mundo, éste sólo puede engañar? Puede aprender, no obstante, a verlo de otra manera y encontrar la paz de Dios.»
Al pedir la ayuda de Jesús, miramos los específicos de nuestras relaciones especiales y nos damos cuenta de que no funcionan. Engañan porque nunca proporcionarán lo que queremos: el regreso a casa. Nadie realmente quiere estar en este lugar de miseria, dolor y muerte. Sin embargo, debemos ver cómo valoramos la ilusión de que aquí hay un motivo de esperanza. En el contexto del pago en psicoterapia, Jesús refleja la condición del ego de buscar en el mundo, pero nunca encontrando la salvación que verdaderamente buscamos:
“¿Cuánto se gana al esforzarse por conservar ilusiones? ¿Cuánto se pierde al desechar a Dios? ¿Y es posible hacerlo? Es, sin duda, poco práctico esforzarse por nada, e intentar hacer lo imposible. Por eso, detente un momento, lo suficiente para pensar en esto: tal vez has estado buscando la salvación sin reconocer hacia dónde mirar.” (P-3.III.7:3-7)
📘(8:1) «La paz es el puente que todos habrán de cruzar para dejar atrás este mundo.»
En el texto, Jesús se refiere al puente hacia el mundo real (T-16.VI) y cómo el Espíritu Santo es nuestro Puente al Cielo (T-16.IV.12: 2). La paz, entonces, es el efecto inevitable de aprender a perdonar y de tomar la mano de Jesús y viajar con él hacia nuestro Dios:
“El Espíritu Santo es el puente que conduce hasta Él…Démosle ahora juntos la espalda a todas las ilusiones sin vacilación alguna, y no permitas que nada obstruya el camino que conduce a la verdad. Juntos emprenderemos el último viaje inútil que nos aleja de la verdad, y de ahí iremos juntos directamente a Dios, en gozosa respuesta a Su petición de que se le complete.” (T-16.IV.12:2, 5-6)
🔹️(8:2) «Pero se empieza a tener paz en él cuando se le percibe de otra manera, y esta nueva percepción nos conduce hasta las puertas del Cielo y lo que yace tras ellas.»
La totalidad del viaje se resume en esta declaración. Comienzo en mi mundo perceptivo compuesto de diferencias, el hogar del especialismo. Entonces me doy cuenta de que la paz no viene de obtener lo que quiero de ti, sino de darme cuenta de que lo que quiero ya está dentro de mí. Solo necesito elegirlo. Me doy cuenta de que tú y yo somos lo mismo, y esta nueva percepción, nacida del milagro, me lleva hasta las puertas del Cielo – el mundo real – y estoy en casa:
“Los milagros que llevas a cabo en la tierra son elevados hasta el Cielo y hasta Él. Dan testimonio de lo que no sabes, y cuando llegan a las puertas del Cielo, Dios las abre, pues Él nunca dejaría afuera y excluido de Sí Mismo a Su Hijo bienamado.” (T-13.VIII.10:5-7)
🔹️(8:3-4) «La paz es la respuesta a las metas conflictivas, a las jornadas insensatas, a las búsquedas vanas y frenéticas y a los empeños sin sentido. Ahora el camino es fácil, y nos conduce por una ligera pendiente hasta el puente donde la libertad yace dentro de la paz de Dios.»
Esta paz es desconocida en el Cielo, pero viene del perdón aquí, lo que nos permite recordar Quiénes somos como el Hijo de Dios. Es una corrección de mentalidad correcta por haber elegido la mente errada; la decisión de perdonar en lugar de condenar:
“¿Cuán dispuesto estás a perdonar a tu hermano? ¿Hasta qué punto deseas la paz en lugar de los conflictos interminables, el sufrimiento y el dolor? Estas preguntas son en realidad la misma pregunta, aunque formuladas de manera diferente. En el perdón reside tu paz, pues en él radica el fin de la separación y del sueño de peligro y destrucción, de pecado y muerte, de locura y asesinato, así como de aflicción y pérdida.” (T-29. VI.1:1-4)
📘(9:1-3) «No volvamos a perder el rumbo hoy. Nos dirigimos al Cielo, y el camino es recto. Sólo si procuramos desviarnos podemos retrasarnos y perder el tiempo innecesariamente por escabrosas veredas.»
Podemos retrasar esto mientras lo deseemos, pero el resultado es todavía cierto. ¿Por qué, sin embargo, quisiéramos continuar viajando a lo largo de desvíos dolorosos y espinosos, cuando pudiéramos experimentar la alegría de unirnos a Jesús y a todos nuestros hermanos en las praderas del Cielo?
“¡Alegrémonos de poder caminar por el mundo y de tener tantas oportunidades de percibir nuevas situaciones donde el regalo de Dios se puede reconocer otra vez como nuestro! Y de esta manera, todo vestigio del infierno, así como los pecados secretos y odios ocultos, desaparecerán. Y toda la hermosura que ocultaban aparecerá ante nuestros ojos cual prados celestiales, que nos elevarán más allá de los tortuosos senderos por los que viajábamos antes de que apareciese el Cristo. Oídme, hermanos míos, oídme y uníos a mí. Dios ha decretado que yo no pueda llamaros en vano, y en Su certeza, yo descanso en paz.” (T-31.VIII.9:1-5)
🔹️(9:4-7) «Sólo Dios es seguro, y Él guiará nuestros pasos. Él no abandonará a Su Hijo necesitado, ni permitirá que se extravíe para siempre de su hogar. El Padre llama; el Hijo le oirá. Y eso es todo lo que hay con respecto a lo que parece ser un mundo separado de Dios, en el que los cuerpos son reales.»
No se puede encontrar nada de certeza en este mundo, cuyo único propósito es ser un salón de clases en el que aprendamos a reconocer, y luego responder al Llamado del Espíritu Santo en nuestras mentes. Dentro de esa seguridad, el mundo desaparece en la quietud de Dios:
“Síguele luego lleno de júbilo, confiando en que Él te conducirá a salvo a través de todos los peligros que este mundo pueda presentar ante ti para alterar tu paz mental. No te postres ante los altares del sacrificio, ni busques lo que sin duda perderías. Conténtate con lo que, sin duda también, has de conservar, y no pierdas la calma, pues el viaje que estás emprendiendo hacia la paz de Dios, en cuya quietud Él quiere que estés, es un viaje sereno.” (T-13.VII.15)
📘(10:1-4) «Ahora reina el silencio. Deja de buscar. Has llegado a donde el camino está alfombrado con las hojas de los falsos deseos que antes anhelabas, caídas ahora de los árboles de la desesperanza. Ahora se encuentran bajo tus pies.»
El camino por el que transitamos es el camino del mundo, marcado por la desesperanza y la desesperación. Ahora nos damos cuenta de que hay otra forma de mirar. Las hojas caídas de los falsos deseos están tras nosotros, y reconocemos el camino que nos llevará más allá de ellos a nuestro hogar. Esto requiere nuestro reconocimiento inequívoco de que nada en este mundo ha funcionado. Sin embargo, debemos darnos cuenta de cuán enérgicamente nos resistimos a este paso, porque todavía creeremos que algo aquí nos traerá felicidad. Es necesario que veamos cuán abiertos estamos a cambiar cualquier cosa, siempre y cuando no tengamos que cambiar de mentalidad.
Recuerda el poema de Helen “Conversión”, que contrasta el silencio del ego con el de Dios. Aquí están las dos primeras estrofas, que reflejan cada silencio:
“Hay un silencio que traiciona al Cristo
Porque la Palabra de Dios no es escuchada
Por aquellos en amarga necesidad. Aún sin decir,
La Palabra salvación se mantiene para ellos, y mantuvo
Alejada su resurrección de un mundo
Que no es sino el infierno y ajeno al Hijo de Dios.
Vagabundean sin hogar, sin hallar paz en ninguna parte,
Desconocidos, sin saber, ciegos en la oscuridad, y
No nacidos en el silencio de la tumba.
Hay un silencio en el que la Palabra de Dios
Ha vertido un significado ancestral, y sigue existiendo.
Nada queda sin decir ni recibir.
Los sueños extraños son lavados en las aguas doradas
Del silencio ardiente de la paz de Dios,
Y lo que era malvado de repente se convierte en
El regalo de Cristo para aquellos que lo invocan.
Su regalo final no es más que un sueño,
Sin embargo, en ese único sueño el soñar ha terminado.”
(Los Regalos de Dios, 61)
🔹️(10:5-6) «Y tú levantas la mirada y miras al Cielo con los ojos del cuerpo, que ahora te sirven sólo por un instante más. Por fin la paz ha sido reconocida, y tú puedes sentir como su tierno abrazo envuelve tu corazón y tu mente con consuelo y amor.»
Cuando cambiamos de mentalidad sobre el propósito del mundo, todo cambia. En lugar de que el mundo sea una prisión, se convierte en el medio por el cual abandonamos la prisión por completo. Ese es el consuelo, el amor y el suave abrazo de paz que ahora empezamos a sentir. El mundo no cambia; «nosotros» cambiamos. En lugar de luchar constantemente por las “hojas de los falsos deseos” del mundo, nos elevamos por encima de ellos, nuestra mirada dirigida sólo hacia el Cielo.
📘(11:1-3) «Hoy no buscamos ídolos. La paz no se puede encontrar en ellos. La paz de Dios es nuestra, y no habremos de aceptar o querer nada más.»
Esto no es fácil. Recuerda que la Lección 185, “Deseo la paz de Dios”, comenzó con las palabras: “Decir estas palabras no es nada. Pero decirlas de corazón lo es todo.” Por lo tanto, debemos dejar ir la paz que buscamos aquí, entendiendo que la búsqueda continua de sus ídolos no funcionará:
“Todos los ídolos de este mundo fueron concebidos para impedirte conocer la verdad que se encuentra en tu interior y para que le fueses leal al sueño de que para ser íntegro y feliz tienes que encontrar lo que se encuentra fuera de ti mismo. Es inútil rendirle culto a los ídolos y esperar hallar paz. Dios mora en tu interior, y tu plenitud reside en Él…Para..abrir un camino de esperanza y liberación en lo que aparenta ser un círculo interminable de desesperación, necesitas tan sólo aceptar que no sabes cuál es el propósito del mundo…Procuras ver en él un lugar de ídolos que se encuentran fuera de ti…haz que el final de los ídolos venga cuanto antes a un mundo entristecido y enfermo como consecuencia de los ídolos que se ven en él. Tu santa mente es el altar a Dios, y donde Él está no puede haber ídolos.” (T-29.VII.6:1-3; 8:1, 3; 9:4-5)
🔹️(11:4-5) «¡Que la paz sea con nosotros hoy! Pues hemos encontrado una manera sencilla y grata de abandonar el mundo de la ambigüedad, y de reemplazar nuestros objetivos cambiantes por un solo propósito, y nuestros sueños solitarios por compañerismo.»
Lo que unifica tus experiencias mundanas es el único propósito que proviene del único maestro en tu mente. Mira todo lo que ocurre durante el día como parte de tu guión para esclavizarte a ti y a todos los demás, pero que ahora se convierte en un aula feliz que Jesús usa para enseñarte a despertar del sueño. Sin embargo, mira qué tan rápido te olvidas. Cierras su libro y olvidas todo lo que acabas de leer. Por lo tanto, únete a Jesús para observar esta reacción del ego, y escúchale explicar el miedo de darte cuenta de que estabas equivocado, lo que significa que tu identidad estaba equivocada – no estás separado y solo, sino que eres uno con la Filiación, el Espíritu Santo, y Dios.
🔹️(11:6) «Pues la paz es unión, si procede de Dios.»
La Unicidad de Cristo dentro de Sí Mismo, y Su Unicidad con Dios se reflejan aquí en el único propósito de perdón que compartimos con todos. La paz no puede sino seguir.
🔹️(11:7-9) «Hemos abandonado toda búsqueda. Nos encontramos muy cerca de nuestro hogar, y nos acercamos aún más a él cada vez que decimos: No hay más paz que la paz de Dios, y estoy contento y agradecido de que así sea.»
La clave es estar contentos y agradecidos de que este mundo nunca nos dará lo que queremos. Nuestros egos son ingratos, esto es así, ya que no quieren que veamos que el mundo no satisface nuestras necesidades. Sin embargo, la verdadera gratitud viene al darse cuenta: “Gracias a Dios me equivoqué, porque ahora encuentro la paz que siempre anhelé. No se encontrará aquí, pero con gratitud sé que está en mi mente, junto con Jesús y mis hermanos” . Y luego, en el bendito silencio de la paz de Dios, nuestras palabras están quietas, porque nuestro corazón canta su silencioso himno de gratitud como en el poema de Helen “La paz de Dios”:
“Silencio y nada más. No hay sonido
Y no hay nada que ver. Ningún dedo sigue
Sujetando al mundo. Todas las oraciones han sido olvidadas,
Porque ya no hay nada que se pueda pedir.
La Voz de Dios ya no emite sonido. No hay
Necesidad de quedarse. Hubo una vez,
Ahora sin recordar, cuando había un mundo.
Se pronuncia una Palabra y el mundo se termina.”
(Los Regalos de Dios, p. 94) “
~ Del libro “Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM” por el Dr. Kenneth Wapnick.