Lección 197

NO PUEDE SER SINO MI PROPIA GRATITUD LA QUE ME GANO. (Lección 197)
Además de continuar con el tema de la lección anterior, esta trata sobre algunas de las ideas que discutimos en la Lección 195, incluyendo la unidad de gratitud y amor que refleja la unidad de nuestra realidad en el Cielo.
📘(1:1) He aquí el segundo paso que damos en el proceso de liberar a tu mente de la creencia en una fuerza externa enfrentada a la tuya.
El objetivo de la estrategia del ego es hacernos creer, sin ninguna duda, que hay fuerzas externas enfrentadas contra nosotros.
🔹️(1:2-4) Tratas de ser amable y de perdonar. Pero si no recibes muestra de gratitud procedentes del exterior y de las debidas gracias, tus intensiones se convierten de nuevo en ataques. Aquel que recibe tus regalos los tiene que recibir con honor, o de lo contrario, se los quitas.
Esta es la versión de dar del ego, el núcleo de la relación especial: dar para obtener. Por lo tanto, te daré amabilidad, perdón y todo lo que quieras, pero de regreso exijo tu gratitud, lealtad, amor y atención. Jesús expone la naturaleza de esta dación: si falta tu gratitud hacia mí, veo cuán rápido me vuelvo resentido y amargado, lo que significa que hubo un sutil anzuelo en mi entrega. En otras palabras, si me muestras que no eres digno de mi regalo, lo recuperaré. Después de todo, hice mi parte - ser amoroso, dador, amable y generoso - pero no lo apreciaste adecuadamente. Pidiendo prestada la frase de perdón-para-destruir de El Canto de la Oración, podemos hablar de esto como dar-para-destruir, y volveremos a ello a continuación. Por ahora, vuelve a leer esta descripción del texto de la versión de dar del ego - es decir, hacer tratos - en contraste con la entrega ilimitada del Cielo, que refleja su Unidad:
El ego… siempre exige derechos recíprocos, ya que es competitivo en vez de amoroso. Está siempre dispuestos a hacer tratos, pero no puede comprender que ser igual a otro significa que no es posible hacer ningún trato al respecto. Para ganar tienes que dar, no regatear. Regatear es imponer límites en lo que se da, y eso no es la Voluntad de Dios….. Dios no limita en modo alguno Sus regalos. (T-7.I.4:1-4,6)
Esto no significa que la gente no deba apreciarnos y estar agradecida con nosotros, pero por su propio beneficio, no por el nuestro. Simplemente hemos dejado que el regalo del amor de Jesús se extienda a través de nosotros, y permitir que eso suceda es nuestra única preocupación. Dejamos a otros sus reacciones a este regalo.
🔹️(1:5) Y así, consideras que los dones de Dios son, en el mejor de los casos, préstamos; y en el peor, engaños que te roban tus defensas para garantizar que cuando Él dé Su golpe de gracia, éste sea mortal.
Secretamente creo que los dones de Dios no son ni eternos ni totalmente amorosos. Piden algo de mí, y si no le doy a Él lo que Él quiere, seguramente me matará. Por lo tanto, necesito retener mis defensas, porque si permito que Dios entre en mi vida, le habré entregado a Él mi ego, dejándome totalmente vulnerable a Su destrucción de mi yo pecaminoso, como ahora leemos:
El pecado no es ni siquiera un error, pues va más allá de lo que se puede corregir al ámbito de lo imposible. Pero la creencia de que es real ha hecho que algunos errores parezcan estar por siempre más allá de toda esperanza de curación y ser la eterna justificación del infierno. Si esto fuese cierto, lo opuesto al Cielo se opondría a él y sería tan real como él. Y así, la Voluntad de Dios estaría dividida en dos, y toda la creación sujeta a las leyes de dos poderes contrarios, hasta que Dios llegase al límite de Su paciencia, dividiese el mundo en dos y se pusiese a Sí Mismo a cargo del ataque. De este modo Él habría perdido el Juicio, al proclamar que el pecado ha usurpado Su realidad y ha hecho que Su Amor se rinda finalmente a los pies de la venganza. (T-26.VII.7:1-5)
Lo que pienso sobre Dios se representa en mis relaciones especiales y santas, pues lo que creo que es la verdad acerca de Él, debo creer que es verdad para todos en mi vida:
Él [tu hermano] representa a su Padre, a Quien ves ofreciéndote tanto vida como muerte….. Sin embargo, los regalos que crees que tu hermano te ofrece representan los regalos que sueñas que tu Padre te hace a ti. (T-27.VII.15:7; 16:2)
📘(2:1) ¡Cuán fácilmente confunden a Dios con la culpabilidad los que no saben lo que sus pensamientos pueden hacer!
En "La ilusión del ego-cuerpo", Jesús habla de la locura de un sistema de pensamiento que no puede distinguir entre los Pensamientos de Dios y los pensamientos del cuerpo. El ego nos dice debemos temer a Dios y al cuerpo. ¡Qué loco tener miedo de dos cosas que se excluyen mutuamente, explica Jesús, porque terminamos temiendo al amor y a la culpa! Así confundimos a Dios y al cuerpo, creyendo que ambos nos harán daño. Aquí está el pasaje relevante:
Una de las causas principales del estado de desequilibrio del ego es su falta de discernimiento entre lo que es el cuerpo y lo que son los Pensamientos de Dios. Los Pensamientos de Dios son inaceptables para el ego porque apuntan claramente al hecho de que él no existe. El ego, por lo tanto, los distorsiona o se niega a aceptarlos. Pero no puede hacer que dejen de existir. El ego, por consiguiente, trata de ocultar no sólo los impulsos “inaceptables” del cuerpo, sino también los Pensamientos de Dios, ya que ambos suponen una amenaza para él. Dado que lo que básicamente le preocupa es su propia supervivencia ante cualquier amenaza, el ego los percibe a ambos como si fueran lo mismo. Y al percibirlos así, evita ser aniquilado, como de seguro lo sería en presencia del conocimiento.
Cualquier sistema de pensamiento que confunda a Dios con el cuerpo no puede por menos que ser demente. Sin embargo, esa confusión es esencial para el ego, que juzga únicamente en función de lo que supone o no una amenaza para él. En cierto sentido su temor a Dios es cuando menos lógico, puesto que la idea de Dios hace que el ego se desvanezca. Pero que le tenga miedo al cuerpo, con el que se identifica tan íntimamente, no tiene ningún sentido. (T-4.V.2-3)
🔹️(2:2) Niega tu fortaleza, y la debilidad se vuelve la salvación para ti.
Cuando niego la fortaleza de Cristo, solo me queda depender de la debilidad de mi ego, que por un lado me dice que es fortaleza. Por otro lado, sin embargo, el ego me lleva a reforzar mi debilidad robando lo que percibo como la fortaleza de otras personas. Ese es el aspecto caníbal del especialismo, que se describe vívidamente en el siguiente pasaje del texto:
Piensas que estás más a salvo dotando al pequeño yo que inventaste con el poder que le arrebataste a la verdad al vencerla y dejarla indefensa. Observa la precisión con la que se ejecuta este rito en la relación especial. Se erige un altar entre dos personas separadas, en el que cada una intenta matar su yo e instaurar en su cuerpo otro yo que deriva su poder de la muerte de otro. Este rito se repite una y otra vez….. La relación especial debe reconocerse como lo que es: un rito absurdo en el que se extrae fuerza de la muerte de Dios y se transfiere a Su asesino como prueba de que la forma ha triunfado sobre el contenido y de que el amor ha perdido su significado. (T-16.V.11:3-6; 12:4)
Este loco sistema de pensamiento nunca ha abandonado su fuente en la mente que cree que, de hecho, ha matado a Dios y vive de Su fortaleza. Sin embargo, es su debilidad subyacente reforzada por la culpa, que para el ego es su única fuerza real.
🔹️(2:3-4) Considérate cautivo, y los barrotes se vuelven tu hogar. Y no abandonarás la prisión, ni reivindicarás tu fortaleza mientras creas que la culpabilidad y la salvación son la misma cosa, y no percibas que la libertad y la salvación son una, con la fortaleza a su lado, para que las busques y las reivindiques, y para que sean halladas y reconocidas plenamente.
Recuerda la Lección 39, "Mi santidad es mi salvación", donde Jesús habló de nuestro confundir la culpa y la santidad, equiparando así la culpa con la salvación. Él hace el mismo punto aquí, y explica el atractivo de la culpa para el ego. El primer nivel de defensa del ego es hacer que la culpa sea real, porque esto confirma la realidad de la separación. Luego proyecto la culpa y la veo en ti, el segundo nivel. Por lo tanto, me atrae encontrar culpa en los demás porque eso me libera del anzuelo - el primer obstáculo a la paz. Esta dinámica se convierte en la fuente de mi "fortaleza", y no la reconozco como una prisión - que cuando te ataco te mantengo en prisión y que yo también estoy confinado. Parece que estamos en lados opuestos de los barrotes, pero en verdad ambos estamos encarcelados por el sistema de pensamiento de culpa y castigo.
📘(3:1-2) El mundo no puede sino darte las gracias cuando lo liberas de tus ilusiones. Más tú debes darte las gracias a ti mismo también, pues la liberación del mundo es sólo el reflejo de la tuya propia.
Esto es así porque la mente y el mundo son uno. Cuando sane mi mente pidiendo la ayuda de Jesús, el mundo se sana en consecuencia, ya que no hay un mundo aparte de mis pensamientos. Por lo tanto, cuando cambio mi mente, estaré agradecido con el tomador de decisiones por haberse dado cuenta de que cometió un error. Mi gratitud a Jesús o al Espíritu Santo refleja mi agradecimiento a mí mismo por haber tomado la decisión correcta. Elegí contra Ellos; y ahora puedo cambiar mi mente y elegir en favor de Ellos.
🔹️(3:3-5) Tu gratitud es todo lo que requieren tus regalos para que se conviertan en la ofrenda dura-dera de un corazón agradecido, liberado del infierno para siempre. ¿Es esto lo que quieres impedir cuando decides reclamar los regalos que diste porque no fueron honrados? Eres tú quien debe honrarlos y dar las debidas gracias, pues eres tú quien ha recibido los regalos.
Estoy agradecido porque elegí reconocer la locura del sistema de pensamiento del ego, liberándome así del infierno. Mis regalos para ti, por lo tanto, no son realmente para ti, sino para mí mismo - tú simplemente eres una parte separada de mí. No hay ninguna diferencia si la figura en mi sueño que llamo "tú" está agradecida o no. Se requiere mi gratitud por los regalos que doy, no la tuya. Puede ser importante que experimentes gratitud, pero eso no tiene nada que ver conmigo. Me doy cuenta de que, si esto es realmente un regalo de amor, el regalo es el amor de Jesús que elegí en mi mente el cual se extendió a través de mí. El producto final de esa extensión no es una preocupación. Mi tarea es solo elegir el milagro. Lo que sigue a mi decisión es irrelevante para mí. Recuerda:
La extensión de la santidad no es algo que te deba preocupar, pues no comprendes la naturaleza de los milagros. Tampoco eres tú el que los obra. Esto lo demuestra el hecho de que los milagros se extienden más allá de los límites que tú percibes. ¿Por qué preocuparte por cómo se va a extender el milagro a toda la Filiación cuando no entiendes lo que es un milagro? (T-16.II.1:3-6)
📘(4) ¿Qué importa si otro piensa que tus regalos no tienen ningún valor? Hay una parte en su mente que se une a la tuya para darte las gracias. ¿Qué importa si tus regalos parecen haber sido un desperdicio y no haber servido de nada? Se reciben allí donde se dan. Mediante tu agradecimiento se aceptan universalmente, y el Propio Corazón de Dios los reconoce con gratitud. ¿Se los quitarías cuando Él los ha aceptado con tanto agradecimiento?
No importa si los demás no aprecian tus regalos - una parte de sus mentes sí lo hace. Es por eso que en la Lección 181 se nos pide que confiemos en nuestros hermanos que son uno con nosotros. El ego de nuestro hermano no es uno con nosotros, más de lo que nuestro ego es uno con el de él. Por el contrario, confiamos en que la luz de Cristo brilla en él, a pesar de su ego, lo que refuerza el hecho de que la misma luz brilla en nosotros, a pesar de nuestro especialismo. Por lo tanto, estamos agradecidos por la verdad de la Expiación de que nosotros y nuestros hermanos somos uno, en cuya unidad recordamos nuestra unidad con Dios, reconociendo el Corazón de Dios Mismo.
Nuestros regalos se reciben en la mente del Hijo de Dios porque se dan en la mente del Hijo de Dios, quien es uno. Cuando damos a través del instante santo, al haber elegido a Jesús como nuestro maestro, recordamos que somos este Hijo, y por lo tanto sabemos que damos y recibimos, pero para nosotros mismos, desde nosotros mismos - dar y recibir son indivisibles. Es por eso que es nuestra gratitud la que ganamos - la gratitud del Hijo de Dios. Si la reconocemos o no la reconocemos específicamente, no es importante, ya que como nuestras mentes son una, hay una parte de nosotros que ya la ha reconocido.
Este mismo pensamiento, por cierto, subyace en los pasajes del manual sobre la curación, específica-mente en aquellos donde Jesús aborda el tema de si la curación debe ser repetida (M-7). Su respuesta es "no", porque cuando ofreces curación ésta es aceptada. En ese contexto, Jesús hace la declaración aparen-temente escandalosa de que estar continuamente preocupándose por alguien es realmente un ataque, no una expresión de amor. En tu preocupación ves a la otra persona como diferente de ti, como parte del odioso sueño de separación del ego, nacido de la desconfianza en la Expiación del Espíritu Santo:
Una de las tentaciones más difíciles de reconocer es que dudar de la curación debido a que los síntomas siguen estando presentes es un error que se manifiesta en forma de falta de confianza. Como tal, es un ataque. Normalmente parece ser justamente lo contrario. No parece razonable, en un principio, que se nos diga que preocuparnos continuamente es un ataque. Tiene todas las apariencias de ser amor. Más el amor sin confianza es imposible, ya que la duda y la confianza no pueden coexistir. Y el odio es lo opuesto al amor, sea cual sea la forma de sus resultados. (M-7.4:1-8)
Cuando ofreces curación, se recibe, el mismo principio que se encuentra aquí, porque la mente del Hijo de Dios es una. Te ofreces curación y perdón solo a ti mismo, porque no hay nadie más. Estar preocupado por las palabras o acciones de otros es parte del plan del ego para desviarnos de la Unidad del Cielo. No puedes entender estas enseñanzas, ni su aplicación personal si no comprendes su metafísica subyacente. Si tú no sabes que somos uno en el Cielo como Cristo, y uno en este mundo como un ego, estas declara-ciones no tendrán sentido, porque pensarás que Jesús está diciendo algo más que lo que está claramente contenido en sus palabras y enseñanzas.
📘(5:1-2) Dios bendice cada regalo que le haces, y todo regalo se le hace a Él porque sólo te lo puedes hacer a ti mismo. Y lo que le pertenece a Dios no puede sino ser Suyo.
El razonamiento implícito en esta declaración es que solo me doy a mí mismo, porque soy la única mente del único Hijo de Dios, Quien es uno con su Fuente. Este tema de la unidad es crucial, ya que deshace la creencia en la separación, sobre la cual descansa el ego y su mundo. Nosotros deshacemos su sistema de pensamiento al reflejar la unidad del Cielo aquí, aprendiendo que todos compartimos el objetivo de volver a nuestra inocencia como parte de la creación perfecta y brillante de Dios:
El único regalo que el Padre te pide es que no veas en la creación más que la esplendorosa gloria del regalo que Él te hizo. Contempla a Su Hijo, Su regalo perfecto, en quien su Padre refulge eternamente, y a quien toda la creación le ha sido dada como propia. Y puesto que Él dispone de ella te la da a ti. Por lo tanto, contempla tu paz allí donde la creación se encuentra en él. La calma que te rodea mora en él, y de esa quietud emanan los sueños felices en los que vuestras manos se unen candorosamente. (T-29.V.5:1-4)
🔹️(5:3) Pero mientras perdones sólo para volver a atacar, jamás te darás cuenta de que sus regalos son seguros, eternos, inalterables e ilimitados; de que dan perpetuamente, de que extienden amor y de que incrementan tu interminable júbilo.
Jesús describe el perdón-para-destruir o dar-para-destruir, y nos pide que seamos conscientes del especialismo del ego, cuyo signo revelador es la percepción de separación y las diferencias que fomenta esta dinámica, como leemos ahora:
El perdón-para-destruir adopta muchas formas, al ser un arma del mundo de las formas. No todas son obvias, y algunas se ocultan cuidadosamente bajo lo que aparenta ser caridad. Pero todas las formas que parece adoptar tienen una sola meta: separar y hacer que lo que Dios creó igual sea diferente. (S-2.II.1:1-3)
Por lo tanto, sé perspicaz para cualquier anzuelo sutil en tu ser amoroso y sé útil para otros. Siempre y cuando encuentres ese anzuelo de separación, no saltes sobre ti mismo y te sientas culpable, sino dile a Jesús: “Ahí voy otra vez, tratando de cambiar tu amor por el mío. Me doy cuenta ahora que esto no me hará feliz”. Sin embargo, ¿cómo puedes decirle eso sin primero reconocer lo que haces? Presta mucha atención y sé consciente de lo que pierdes con el dar-para-obtener especialismo: quiero que me gustes, me aprecies y me ames, y así seré amable y servicial. Sin embargo, si realmente eres amable y servicial, es porque has permitido que el amor de Jesús fluyera a través de ti. En ese momento no hay inversión en forma o resultado, y ciertamente no hay inversión en gratitud externa. Lo que queda es el agradecimiento a ti mismo por haber acogido de nuevo el amor en tu vida.
📘(6:1) Retira los regalos que has hecho y pensarás que lo que se te ha quitado a ti se te ha quitado.
Aunque la palabra proyección no se usa, esto es lo que Jesús describe. Si yo te retiro los regalos, me sentiré culpable por mi ataque, recordándome el ataque original cuando creí que retiré los regalos del amor de Dios. Proyecto mi abrumadora y, por lo tanto, inaceptable culpa, creyendo así que Dios está retirando Sus regalos de mí. Manifestar esta dinámica en mi vida personal es la creencia de que la gente me hará lo que yo me acuso en secreto de hacerles. Si retengo el amor de los demás, esperaré que me lo retengan y encontraré fácilmente muchos de esos casos - reales o de otro tipo - que demostrarán que tengo razón y que Jesús está equivocado. Es como si corriera hacia él y le dijera: "Para tu información, déjame mostrarte cuán insensibles son las personas; qué crueles, poco amorosas e ingratas". Este pasaje citado anteriormente resume sucintamente el pan y la mantequilla del ego de la dinámica del pecado, la culpa y la proyección:
El ataque nunca podría suscitar más ataques si no lo percibieses como un medio para privarte de algo que deseas. Sin embargo, no puedes perder algo a no ser que no lo valores, y que, por lo tanto, no lo desees. Esto hace que te sientas privado de ello, y, al proyectar tu propio rechazo, crees entonces que son otros los que te lo están quitando a ti. No podrás por menos que sentirte atemorizado si crees que tu hermano te está atacando para arrebatarte el Reino de los Cielos. Ésta es la base fundamental de todas las proyecciones del ego….. Al proyectar su creencia demente de que tú has traicionado a tu Creador, el ego cree que tus hermanos, que son tan incapaces de ello como tú, están intentando desposeerte de Dios. Siempre que un hermano ataca a otro, eso es lo que cree. La proyección siempre ve tus deseos en otros. Si eliges separarte de Dios, eso es lo que pensarás que otros están haciendo contigo.
(T-7.VII.8; 9:2-5)
Sin embargo, la única respuesta de Jesús a mis acusaciones es un suave toque en el hombro, diciendo: "Hermano mío, mira esto de nuevo. Crees que tú eres insensible, descortés, no-amoroso y desagradecido". Recordemos la corrección del Espíritu Santo a nuestra ira en el manual para el maestro, que deshace suavemente la culpa que dio origen a nuestra proyección de la ira:
Confundes tus interpretaciones con la verdad, y te equivocas. Más un error no es un pecado ni tus errores han derrocado a la realidad de su trono. Dios reina para siempre, y sólo Sus leyes imperan sobre ti y sobre el mundo. Su amor sigue siendo lo único que existe. El miedo es una ilusión, pues tu eres como Dios. (M-18.3:7-12; cursivas omitidas)
🔹️(6:2-3) Más si aprendes a dejar que el perdón desvanezca los pecados que crees ver fuera de ti, jamás podrás pensar que los regalos de Dios son sólo préstamos a corto plazo que Él te arrebatará de nuevo a la hora de tu muerte. Pues la muerte no tendrá entonces ningún significado para ti.
Casi todos creen que Dios nos da la vida, y cuando Él así lo dispone te quita esa vida. Aquí hay una descripción de la locura viciosa de Dios:
Si el universo [en el que todas las cosas mueren] que percibimos fuese tal como Dios lo creó, sería imposible pensar que Dios es amoroso. Pues aquel que ha decretado que todas las cosas mueran y acaben en polvo, desilusión y desesperanza, no puede sino inspirar temor. Tu insignificante vida está en sus manos, suspendida de un hilo que él está listo para cortar sin ningún remordimiento y sin que le importe, tal vez hoy mismo. Y aun si esperase, el final es seguro de todas formas. (M-27.2:1-4)
En lo profundo de nuestras mentes, por lo tanto, el ego nos dice que la inevitabilidad de la muerte es una prueba de nuestro pecado, y que por eso Dios nos trata con tanta mano dura. Cuando nos damos cuenta de lo que estamos haciendo y de lo infeliz que nos hace, suplicamos: "Debe haber otra manera y otro maestro". Así entramos y le pedimos ayuda a Jesús, mirando todo de manera diferente y sin preocuparnos por el resultado. ¿Cómo puede preocuparnos algo cuando sentimos el amor y la paz que viene de fuera del mundo de la ilusión? Esa es la súplica de Jesús para nosotros aquí.
📘(7:1-2) Y con el fin de esta creencia, el miedo se acaba también para siempre. Dale gracias a tu Ser por esto, pues Él sólo está agradecido a Dios y se da las gracias a Sí Mismo por ti.
El tú que agradece es el tomador de decisiones que lo elige a Él. Esto es similar a lo que vimos en la Lección 182, donde el Niño pequeño le está agradecido por haberlo llevado a Su hogar. Obviamente, no es Cristo Quien regresa a casa; nosotros nos llevamos a nosotros mismos.
🔹️(7:3) Cristo aun ha de venir a todo aquel que vive, pues no hay nadie que no viva y no se mueva en Él.
La frase final está tomada de la declaración de San Pablo en las Actas de los Apóstoles (17:28). Se cita varias veces en Un Curso de Milagros, y la veremos de nuevo en la Lección 222. El punto clave es la unidad de la creación, reflejada en la mente aparentemente separada. Así Jesús dice: "Cristo aun ha de venir a todo aquel que vive” - ¡Él ya ha venido!
🔹️(7:4-5) Su Ser descansa seguro en Su Padre porque la Voluntad de Ambos es una. La gratitud que Ambos sienten por todo lo que han creado es infinita, pues la gratitud sigue siendo parte del amor.
No hay división en el Cielo y, por lo tanto, toda división aquí es ilusoria. Leemos la alegre aclamación de Jesús de esta feliz verdad:
La Unicidad de Dios y la nuestra no están separadas, porque Su Unicidad incluye la nuestra. Unirte a mí es restituir Su poder en ti toda vez que es algo que compartimos. Te ofrezco únicamente el reconoci-miento de Su Poder en ti, pero en eso radica toda la verdad. A medida que tú y yo nos unimos, nos unimos a Él. ¡Gloria a la unión de Dios con Sus santos Hijos! Toda gloria reside en ellos porque están unidos. Los milagros que obramos dan testimonio de lo que la Voluntad del Padre dispone para Su Hijo, y de nuestro gozo al unirnos a lo que Su Voluntad dispone para nosotros. (T-8.V.3)
📘(8:1-2) Gracias te sean dadas a ti, el santo Hijo de Dios. Pues tal como fuiste creado, albergas dentro de tu Ser todas las cosas.
En la Lección 195 discutimos el significado de las cosas vivientes. Al decir "albergas dentro de tu Ser todas las cosas", Jesús enseña que los fragmentos separados de la Filiación están contenidos dentro de cada uno de nosotros. Solo necesito elegir estar con él, y en ese instante santo me convierto en el recuerdo de Cristo, en el que me doy cuenta de la unidad del Hijo de Dios. Recuerda la oración de Jesús a Dios en nuestro nombre:
Te doy las gracias, Padre, sabiendo que Tú vendrás a salvar cada diminuta brecha que hay entre los fragmentos separados de Tu santo Hijo. Tu santidad, absoluta y perfecta, mora en cada uno de ellos. ¡Cuán sagrado en el más diminuto grano de arena, cuando se reconoce que forma parte de la imagen total del Hijo de Dios! Las formas que los diferentes fragmentos parecen adoptar no significan nada, pues el todo reside en cada uno de ellos. Y cada aspecto del Hijo de Dios es exactamente igual a todos los demás. (T-28.IV.9)
🔹️(8:3) Y aún eres tal como Dios te creó.
Independientemente de las mentiras del ego, el hecho es que la unidad de mi Ser nunca cambió. Sigo siendo el Hijo impecable que Dios creó, como "Nuestro pan de cada día" de Helen en silencio nos recuerda:
Déjame que este día surja en silencio
Sólo con pensamientos de impecabilidad, a través de los cuales
Pueda mirar el mundo. Déjame hoy
Contemplar el mundo como Tú quisieras que fuera,
Porque soy tal como Tú me creaste.
Esto acepto hoy. Y cuando el día
Llegue a su fin, todos los pensamientos que no perdonan
Habrán desaparecido y la noche llegará en silencio
Para bendecir un día que en silencio ha comenzado,
Y terminado con el perdón del Hijo de Dios.
(Los Regalos de Dios, p. 5) (En inglés)
(8:4-5) No puedes atenuar la luz de tu perfección. En tu corazón se encuentra el Corazón de Dios Mismo.
En mi mente correcta - que es lo que Jesús quiere decir con "corazón" - se encuentra el recuerdo del Corazón de Dios. Me doy cuenta de que los dos son uno, y en esa experiencia el mundo desaparece junto con la mente separada, y estoy de vuelta en el Corazón que nunca abandoné.
🔹️📘(8:6-9:2) Él te aprecia porque tú eres Él. Eres digno de toda gratitud por razón de lo que eres. Da gracias según las recibes. No abrigues ningún sentimiento de ingratitud hacia nadie que complete tu Ser. Observa tu ingratitud y comprende que, si te sientes tratado injustamente, declaras que otros son diferentes y que están separados de ti. Así habrás crucificado de nuevo a Cristo y a Su Unidad perfecta. Por lo tanto, cuando te sientas tentado de excluir a alguien de Su Amor, reconoce que se lo estás haciendo a tu Ser y felizmente te habrás ganado tu gratitud.
🔹️(9:3-4) Y nadie está excluido de ese Ser. Da gracias por los incontables canales que extienden ese Ser.
Estos "incontables canales" son todo lo que percibimos fuera de nosotros, porque cada uno contiene el recuerdo del Amor de Dios que está dentro de nosotros, el cual recordamos a través del perdón. Comenzamos con nuestros hermanos y terminamos agradecidos con nosotros mismos, el único regalo verdadero que podemos darle a nuestro Ser. Recuerda el final del poema de Helen, "Él pide solo esto", que describe el regalo a Dios de nuestro perdón:
Porque queda dentro de mí todavía un regalo
Que todavía es digno de serle dado a Él.
Déjame perdonarme a mí mismo. Porque eso es todo
Lo que Él pide y necesita. Y Él tomará este regalo,
Y se lo llevará a Su Padre desde Sí Mismo.
(Los Regalos de Dios, p. 37) (En inglés)
🔹️(9:5-6) Todo lo que haces se le da a Él. Lo único que piensas son Sus Pensamientos, ya que compartes con Él los santos Pensamientos de Dios.
Una manera encantadora de hablar de la perfecta Unidad.
🔹️(9:7) Gánate ahora la gratitud que te negaste al olvidar la función que Dios te dio.
La función que Dios nos ha dado en el Cielo es crear, y en este mundo es perdonar:
El Espíritu Santo lo perdona todo porque Dios lo creó todo. No trates de asumir Su función, o te olvidarás de la tuya. Acepta únicamente la función de sanar mientras estés en el tiempo porque para eso es el tiempo. Dios te encomendó la función de crear en la eternidad. No necesitas aprender cómo crear, pero necesitas aprender a desearlo. Todo aprendizaje se estableció con este propósito. Así es como el Espíritu Santo utiliza una capacidad que tú inventaste, pero que no necesitas. ¡Ponla a Su disposición! (T-9.III.8:1-8)
Y así lo haremos, ganándonos nuestra gratitud, mientras recibimos con agradecimiento la del Cielo.
🔹️(9:8) Pero nunca pienses que Él ha dejado de darte las gracias a ti.
Nuevamente, no es que Dios literalmente nos agradezca. Esta declaración simplemente expresa la verdad de que siempre somos parte de Dios y Él es parte de nosotros - la unidad de Su Amor es nuestra realidad como Cristo. Jesús habla de gratitud porque hay mucha falta de gratitud aquí, y él necesita que seamos cada vez más conscientes de esta ingratitud para con nuestros hermanos, así como por las aulas en las que aprendemos a recordar quiénes somos como el único Hijo de Dios. A lo largo de nuestro día, por lo tanto, debemos darnos cuenta de cuánto deseamos alejarnos de esta verdad porque nos asusta y la alegría de nuestra gratitud cuando la aceptamos. Cerramos con este pasaje del texto, que resume bellamente nuestro punto final, así como toda la lección:
¿Cómo no iba a complacer al Señor de los Cielos que aprecies Su obra maestra? ¿Qué otra cosa podría hacer sino darte las gracias a ti que amas a Su Hijo tal como Él lo ama? ¿No te daría a conocer Su Amor, sólo con que te unieses a Él para alabar lo que Él ama? Dios ama la creación como el perfecto Padre que es. Y de esta manera, Su alegría es total cuando cualquier parte de Él se une a Sus alabanzas y comparte Su alegría. Este hermano es el perfecto regalo que Él te hace. Y Dios se siente feliz y agradecido cuando le das las gracias a Su perfecto Hijo por razón de lo que es. Y todo Su agradecimiento y felicidad refulge sobre ti que haces que Su alegría sea total, junto con Él. Y así, tu alegría se vuelve total. Aquellos cuya voluntad es que la felicidad del Padre sea total, y la suya junto con la de Él, no pueden ver ni un solo rayo de obscuridad. Dios Mismo ofrece Su gratitud libremente a todo aquel que comparte Su propósito. Su Voluntad no es estar solo. Ni la tuya tampoco.
[Tú y tu hermano] Sois lo mismo, tal como Dios Mismo es Uno, al no estar Su Voluntad dividida. Y no podéis sino tener un solo propósito, puesto que Él os dio el mismo propósito a ambos. Su Voluntad se unifica a medida que unes tu voluntad a la de tu hermano, a fin de que se restaure tu plenitud al ofrecerle a él la suya. No veas en él la pecaminosidad que él ve, antes bien, hónrale para que puedas apreciarte a ti mismo como a él. Se os ha otorgado a cada uno de vosotros el poder de salvar, para que escapar de las tinieblas a la luz sea algo que podáis compartir, y para que podáis ver como uno solo lo que nunca ha estado separado ni excluido de todo el Amor de Dios, el cual Él da a todos por igual. (T-25.II.9,11)
Del libro “Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM” por el Dr. Kenneth Wapnick. TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL POR DANIEL BEZVESELNY.