Lección 187

BENDIGO AL MUNDO PORQUE ME BENDIGO A MÍ MISMO. (Lección 187)
El tema de forma-contenido regresa, en el contexto de dar y recibir, otro tema destacado en el Curso. Para el Espíritu Santo, dar y recibir son lo mismo porque no hay nadie fuera de la mente, y por lo tanto solo me doy a mí mismo: "... sólo te relacionas contigo mismo” (T-31.V.15:5). Para el ego, lo que doy ya no lo tengo, porque ahora pertenece a otra persona - el significado del sacrificio, como lo enseña esta lección. Si yo debo recibir de ti, tengo que dar algo a cambio; y mi esperanza es dar menos y recibir más. Esto no es más que otra forma del principio del ego de uno u otro. Si doy, tú tienes lo que yo no tengo; tú ganaste y yo perdí. Sin embargo, si soy más listo que tú, te daré algo que considero de poco valor, y te engañaré para que me des algo que yo valoro mucho más. Puede parecer que ganaste, pero en mi mente es todo lo contrario - un triunfo que es el corazón de la relación especial. La lección refuerza así la idea de que dar y recibir es lo mismo, y que el sacrificio es imposible.
📘(1:1-5) Nadie puede dar lo que no tiene. De hecho, dar es la prueba de que se tiene. Hemos hecho mención de esto anteriormente. Más no es eso lo que hace que sea difícil de creer. Nadie duda de que primero se debe poseer lo que se quiere dar.
Todos estarían de acuerdo en que no puedes dar algo a menos que lo poseas. Yo no puedo dar mil dólares, por ejemplo, a menos que primero los tenga; no puedo amar a menos que me sienta amado. Las personas en relaciones miserables a menudo se justifican diciendo que posiblemente no pueden extender el amor a otro cuando ellos mismos lo carecen; o que ellos no pueden ser generosos mientras no se satisfagan sus necesidades.
🔹️(1:6-7) Es en la segunda parte de la afirmación donde el mundo y la percepción verdadera difieren. Si has tenido y has dado, el mundo afirma que has perdido lo que tenías.
Esto refleja la cuarta ley del caos, que hemos citado muchas veces antes:
El ego atribuye valor únicamente a aquello de lo que se apropia. Esto conduce a la cuarta ley del caos, que… no puede sino ser verdad. Esta supuesta ley es la creencia de que posees aquello de lo que te apropias. De acuerdo con esa ley, la pérdida de otro es tu ganancia y, por consiguiente, no reconoce el hecho de que nunca puedes quitarle nada a nadie. (T-23.II.9:1-4)
Una vez más, esta dinámica de sacrificio - uno gana y otro pierde - es fundamental para el especialismo de todos.
Jesús ahora explica que todo lo que podemos dar es una idea, un principio frecuentemente discutido en el texto:
🔹️️(1:8-2:5) La verdad mantiene que dar incrementa lo que posees. ¿Cómo va a ser posible esto? Pues es seguro que si das una cosa finita tus ojos físicos dejarán de percibirla como tuya. No obstante, hemos aprendido que las cosas sólo representan los pensamientos que dan lugar a ellas. Y no careces de pruebas de que cuando compartes tus ideas, las refuerzas en tu propia mente. Tal vez la forma en que el pensamiento parece manifestarse cambie al darse.
Claramente, si tengo dos mil dólares y te doy la mitad, tú tienes lo que ahora no tengo. La forma - mi situación financiera - ha cambiado definitivamente: “Si compartes una posesión física, ciertamente divides su propiedad” (T-5.I.1:10). Sin embargo, si hago esto con Jesús, el amor en mí no ha cambiado en absoluto. Por eso es esencial para los estudiantes del Curso el recordar su metafísica que enseña que no hay un mundo fuera de la mente, así que no puede ser el cuerpo el que da - los títeres no pueden dar nada. Mi mente solo da un sistema de pensamiento, que es el significado de los comentarios de Jesús en el manual cuando discute la enseñanza y el aprendizaje:
… enseñar es un proceso continuo, que ocurre en todo momento del día y que continúa igualmente en los pensamientos que se tienen durante las horas de sueño.
Enseñar es demostrar. Existen solamente dos sistemas de pensamiento, y tú demuestras constantemente tu creencia de que uno u otro es cierto. De tu demostración otros aprenden, al igual que tú. No es cuestión de si vas a enseñar o no, ya que en eso no hay elección posible. Podría decirse que el propósito del curso es proporcionarte los medios para que elijas lo que quieres enseñar en base a lo que quieres aprender. No puedes darle nada a otro, ya que únicamente te das a ti mismo, y esto se aprende enseñando. (M-in.1:6-2:6)
Enseñas lo que crees que eres: tu yo de mentalidad-errada, refuerza la creencia de que tú tienes razón y que Dios está equivocado; y tu yo de mentalidad-correcta, refuerza la creencia de que estabas equivocado y que Dios tiene razón. Así enseñas y das una de estas dos ideas: culpa-miedo o perdón-amor. Un sistema de pensamiento se fortalece al enseñarlo, que es el significado de dar lo que te ha sido dado. Al enseñar lo que creo, refuerzo su verdad dentro de mí mismo. Por ejemplo, si te extiendo amor, fortalezco su presencia en mí mismo, como Jesús explica:
Más si compartes una idea, no la debilitas. Toda ella te sigue perteneciendo, aunque la hayas dado completamente. Lo que es más, si aquel a quien se la has dado la acepta como suya, eso la refuerza en tu mente, y, por lo tanto, la expande. Si puedes aceptar el concepto de que este mundo es un mundo de ideas, la creencia en la falsa conexión que el ego hace entre dar y perder desaparece.
Demos comienzo a nuestro proceso de re-despertar con unos cuantos conceptos simples:
Los pensamientos se expanden cuando se comparten.
Cuantos más creen en ellos, más poderosos se tornan.
Todo es una idea.
¿Cómo, entonces, puede asociarse dar con perder? (T-5.I.1:11-2:5)
El principio también funciona a la inversa: si creo que la culpa es mi realidad, darla a otros, a través de la proyección y el ataque - me hace sentir más culpable. "Las defensas dan lugar a lo que quieren defender" (T-17.IV.7:1) - si mi mente tiene miedo y erijo defensas como protección, me vuelvo más temeroso, ya que estas defensas me recuerdan su propósito de protegerme del miedo. Además, cuanto más ataco, más miedo me da el contraataque, como el siguiente pasaje describe:
Si te identificas con el ego, no podrás sino percibirte a ti mismo como culpable. Siempre que le hagas caso al ego experimentarás culpabilidad y temerás ser castigado. El ego es literalmente un pensamiento atemorizante….. Hacerle caso a la voz del ego significa que crees que es posible atacar a Dios, y que has arrancado una parte de Él y te has apoderado de ella. De ahí procede el miedo a las represalias externas, ya que el sentimiento de culpabilidad es tan intenso que tiene que ser proyectado.
(T-5.V.3:5-7,10-11)
No hace falta decir que esto no tiene nada que ver con el cuerpo, sino solo con nuestros pensamientos: amor o miedo, perdón o culpa.
🔹️(2:6-8) No obstante, éste tiene que retornar al que lo da. Y la forma que adopte no puede ser menos aceptable. Tiene que ser más.
De ahí las exigencias de la relación especial: si te doy mil dólares, hay un pensamiento oculto que dice que quiero algo de vuelta que sea más de lo que yo te he dado - por ejemplo, tu eterna gratitud para que siempre esté allí para mí. Yo compro tu amor por mil dólares, y a cambio recibo una vida de servidumbre. Las formas de tales negociaciones difieren ampliamente, pero su contenido subyacente es constante: querer mucho y dar poco.
📘(3:1-2) Las ideas primero tienen que pertenecerte antes de que las puedas dar. Y si has de salvar al mundo, tienes que primero aceptar la salvación para ti mismo.
Vimos en la Lección 154 - "Me cuento entre los ministros de Dios" - que los mensajes que les damos a los demás, primero nos los damos a nosotros mismos. Cómo puedo enseñar este curso a otros si yo no lo vivo, estaría enseñando palabras vacías - la forma - y el amor que es Un Curso de Milagros - el contenido -se perdería. Por lo tanto, si realmente quieres enseñar como Jesús, por supuesto, debes ejemplificarlo. Nuevamente, nuestra enseñanza no viene a través de las palabras, sino a través del sistema de pensamiento con el que nos identificamos. Así Jesús nos dice a sus alumnos:
No enseñes que mi muerte fue en vano. Enseña, más bien, que no morí, demostrando que vivo en ti. (T-11.VI.7:3-4)
🔹️(3:3-5) Más no creerás que ésta se ha consumado en ti hasta que no veas los milagros que les brindas a todos aquellos a quienes contemples. Con esto, la idea de dar se clarifica y cobra signifi-cado. Ahora puedes percibir que al dar, tu caudal aumenta.
Una de las formas en que sabemos qué maestro hemos elegido es notar los resultados. Así, por ejemplo, lo que me enseña que he aceptado la verdad de Un Curso de Milagros es darme cuenta de lo diferente que soy con los demás. Veo su cambio cuando están a mi alrededor: ya no se esconden con miedo cuando me ven, sino que realmente están contentos de estar en mi presencia, o donde una vez estuvieron felices de estar conmigo porque les exaltaba su especialismo, ellos ahora vienen alegremente porque les reflejo el amor. Quizás recuerdes este pasaje de "La prueba de la verdad":
Existe una sola prueba - tan infalible como Dios - con la que puedes reconocer si lo que has aprendido es verdad. Si en realidad no tienes miedo de nada, y todos aquellos con los que estás, o todos aquellos que simplemente piensen en ti comparten tu perfecta paz, entonces puedes estar seguro de que has aprendido la lección de Dios, y no la tuya. (T-14.XI.5:1-2)
Una vez más, ves los milagros de paz traídos por tu cambio de mente, y eso demuestra que lo que estás enseñando es verdad.
📘(4:1) Protege todas las cosas que valoras dándolas, y así te asegurarás de no perderlas nunca.
Jesús nos enseña a no retener el amor, ni a escondernos detrás de nuestro egoísmo. Más bien, aprendemos a ser desinteresados, como él dice, en efecto: "Si quieres aprender este curso, tú debes practicarlo protegiendo todas las cosas que valoras". En verdad, únicamente valoramos la paz que viene de deshacer la culpa del especialismo, protegiéndola al extenderla a otros. En realidad, sería mejor decir que dejamos que se extienda a través de nosotros, ya que, al liberar toda la inversión en intereses egoístas, dejamos que la paz del Espíritu Santo fluya naturalmente a través de nuestras mentes sanadas. Por lo tanto, estamos seguros de que nunca la perderemos.
🔹️(4:2-6) Y con ello queda demostrado que lo que no creías tener te pertenece. Más no le atribuyas valor a su forma. Pues ésta cambiará, y con el tiempo no será reconocible por mucho que trates de conservarla. Ninguna forma perdura. El pensamiento tras la forma de todo es lo que es inmutable.
No podríamos pedir una declaración más clara de nuestro tema de forma-contenido, tan central en Un Curso de Milagros. Las relaciones especiales valoran la forma: nuestros cuerpos, o los de otros. Recordemos esta discusión explícita sobre el uso que hace el ego de las formas de especialismo para triunfar sobre el contenido del amor:
Cada vez que alguna forma de relación especial te tiente a buscar amor en ritos, recuerda que el amor no es forma sino contenido. La relación especial es un rito de formas, cuyo propósito es exaltar la forma para que ocupe el lugar de Dios a expensas del contenido. La forma no tiene ningún significado ni jamás lo tendrá. La relación especial debe reconocerse como lo que es: un rito absurdo en el que se extrae fuerza de la muerte de Dios y se transfiere a Su asesino como prueba de que la forma a triunfado sobre el contenido y de que el amor ha perdido su significado. (T-16.V.12:1-4)
Las cosas mundanas cambian, pero el pensamiento subyacente del amor de Jesús no cambia. Tener esa realización como un objetivo constante unifica nuestras experiencias diarias. Este pasaje también nos ayuda a entender por qué Dios no pudo haber creado este mundo, ni tener nada que ver con eso - todas las formas del mundo son del ego, del cual Dios no sabe nada.
📘(5:1-2) Da gustosamente, pues con ello sólo puedes beneficiarte.
Damos gustosamente y con agradecimiento porque nos damos cuenta de que, al cambiar nuestra percepción de otros, siendo más amorosos y pacíficos, nos volvemos más amorosos y pacíficos con nosotros mismos. Al ser más amables con los demás, aprendemos de la bondad de Jesús; si no somos amables, es porque estamos tratando de demostrar lo poco amable que él es con nosotros, justificando así nuestra propia falta de amabilidad. Jesús nos pide que practiquemos su enseñanza y no bloqueemos su amor perdonador. Si nosotros lo bloqueamos, no aprenderemos de él, porque el amor debe extenderse, si es que es amor. Nuestro trabajo es ser conscientes de cómo bloqueamos esta extensión natural; cómo no retenemos el juicio, pero sí retenemos el amor. Por lo tanto, debemos ser conscientes de que realmente no estamos dando a los demás, sino solo a nosotros mismos - al maldecir a otros, nos maldecimos a nosotros mismos; al bendecir a otros, nos bendecimos a nosotros mismos.
🔹️(5:3-5) El pensamiento sigue vivo y su fuerza aumenta a medida que se refuerza al darse. Los pensamientos se extienden al compartirse, pues no se pueden perder. No hay un dador y un receptor en el sentido en el que el mundo los concibe.
El mundo no concibe dar y recibir como lo mismo, y la visión del Curso de dar es lo que hace que sea tan difícil de comprender. En su sistema no-dualista, no hay dador (Dios) y receptor (Cristo) en el Cielo: Ellos son Uno, como lo son dar, amor y creación:
A tus creaciones les corresponde estar en ti del mismo modo en que a ti te corresponde estar en Dios. Tú eres parte de Dios, tal como tus hijos son parte de Sus Hijos. Crear es amar. El amor se extiende hacia afuera simplemente porque no puede ser contenido. Nunca deja de fluir porque es ilimitado….. Disponer de lo mismo que Dios es crear como Él. Dios no limita en modo alguno Sus regalos. Tú constituyes Sus regalos, por consiguiente, tus regalos son necesariamente como los Suyos. Los regalos que le haces al Reino no pueden sino ser como los regalos que Él te hace a ti. (T-7.I.3:1-5; 4:5-8)
Nuestro dar aquí refleja la unidad inherente del Cielo - la base de la creación y la fuente del dar de mentalidad-correcta en la ilusión.
🔹️(5:6-7) Hay un dador que conserva lo que da, y otro que también habrá de dar. Y ambos ganarán en este intercambio, pues cada uno de ellos dispondrá del pensamiento en la forma que le resulta más útil.
Esta participación en un único interés - "ambos ganarán en este intercambio" - refleja la unidad del Cielo.
🔹️(5:8) Lo que aparentemente pierde es siempre algo que valorará menos que aquello que con toda seguridad le será devuelto.
Lo que seguramente nos será devuelto es amor. Porque hemos valorado los dones del ego más que los de Dios, necesitamos distinguir entre lo que no tiene valor y lo que sí tiene valor. El primero siempre se puede perder, porque no es nada; pero el último - el don del Amor de Dios - nunca se puede perder. Es lo que somos, junto con la Filiación. Está más allá del valor de lo terrenal y, siendo de Dios, no tiene costo. Nota bien esta discusión del texto, porque nos ayuda comprender por qué nos sentimos tan poca cosa - ¡es nuestro valor!
Nunca te olvides, por consiguiente, que eres tú el que determina el valor de lo que recibes, y el que fija el precio de acuerdo con lo que das. Creer que es posible obtener mucho a cambio de poco es creer que puedes regatear con Dios….. Al dar, recibes. Pero recibir es aceptar, no tratar de obtener algo….. lo que das, por lo tanto, equivale al valor que le has adjudicado a lo que tienes, al ser la medida exacta del valor que le adjudicas. Y esto, a su vez, es la medida de cuánto lo deseas. (T-9.II.11:1-2,4-5,8-9)
📘(6:1-3) Nunca te olvides que sólo te das a ti mismo. El que entiende el significado de dar, no puede por menos que reírse de la idea del sacrificio. Tampoco puede dejar de reconocer las múltiples formas en que se puede manifestar el sacrificio.
Jesús nos dice que es ridículo pensar que alguien debe perder para que otro gane. Nosotros vimos en las Lecciones 163 y 167 las muchas formas que toma el pensamiento de la muerte: tristeza, miseria, infeli-cidad, etc. Ahora Jesús nos hablará sobre las diferentes formas de sacrificio:
🔹️(6:4) Se ríe asimismo del dolor y de la pérdida, de la enfermedad y la aflicción, de la pobreza, del hambre y de la muerte.
Si se toma fuera de contexto, esta oración parece absolutamente terrible. Los críticos de Un Curso de Milagros podrían usar fácilmente declaraciones como esta para demostrar que te enseña a ser insensible a los demás, a reírse de su miseria, desgracia y sufrimiento. Sin embargo, eso es el opuesto exacto a la enseñanza de Jesús. Cuando te unes con él fuera del sueño, te das cuenta de que todos ganan y nadie pierde; no es uno u otro, como afirma el ego. Aceptando esa verdad, vuelves al sueño de sacrificio del ego con la dulce risa mencionada en la siguiente oración, que dice que nada de esto es cierto. Si te crees ser una figura en el sueño, una risa como esta inevitablemente sería burlona, ​​y no sería amable en absoluto. Es amable solo cuando te paras con Jesús fuera del sueño, dándote cuenta de que, dado que el Hijo de Dios nunca ha crucificado, nunca ha sido crucificado. Es decir, el por qué, desde el punto de vista de Jesús, la crucifixión no fue un evento - no pasó nada, y entonces él sonrió gentilmente ante la estupidez del mundo al pensar que algo sucedía. Para las Iglesias Cristianas, arraigadas en el sistema de pensamiento de sacrificio del ego, era imperativo creer que la crucifixión fue un evento real con un significado serio, justificado al ser visto como parte del plan de Dios.
Una vez más, la risa es verdaderamente dulce solo cuando te unes a Jesús y aceptas la verdad de que dar y recibir son lo mismo. La mencionada cuarta ley del caos - la versión del ego de dar y recibir - es una mentira. Cerca del final del Capítulo 27, Jesús hace el mismo punto cuando dice que si no miras la causa sin sentido - la creencia en el pecado - lo que sucede en este mundo realmente parece trágico:
No es fácil percibir tal ironía cuando lo que tus ojos ven a tu alrededor son sus graves consecuencias, más no su frívola causa. Sin causa, sus efectos parecen ser tristes y graves. Sin embargo, no son más que consecuencias. Su causa, en cambio, es lo que no es consecuencia de nada, al no ser más que una farsa.
El Espíritu Santo, sonriendo dulcemente, percibe la causa y no presta atención a los efectos. ¿De qué otra manera podría corregir tu error, cuando has pasado por alto la causa enteramente? Él te exhorta a que lleves todo efecto temible ante Él para que juntos miréis su descabellada causa y os riais juntos por un rato. Tú juzgas los efectos, pero Él ha juzgado su causa. Y mediante Su juicio se eliminan los efectos. Tal vez vengas con los ojos arrasados en lágrimas, más óyele decir: “Hermano mío, santo Hijo de Dios, contempla tu sueño fútil en el que sólo algo así podría ocurrir”. Y saldrás del instante santo riendo, con tu risa y la de tu hermano unida a la de Él. (T-27.VIII.8:4-9:8)
En esa misma sección, Jesús dice "es motivo de risa pensar que el tiempo pudiese llegar a circunscribir a la eternidad ..." (T-27.VIII.6:5). No es divertido cuando estás en medio del problema; no es una broma cuando olvidas su "frívola causa", la causa sin causa del pecado. Aceptar el pecado en realidad significa, que creemos que los cuerpos son reales, al igual que el sufrimiento de las personas. Jesús no nos pide - como siempre que pensemos que estamos aquí - que le demos la espalda al dolor. Sin embargo, él está diciendo: "Pídeme ayuda para verlo de manera diferente, y te enseñaré que el sistema de pensamiento en el que el sufrimiento del mundo descansa - el pensamiento sacrificial de uno u otro - es defectuoso. Y luego nos reiremos juntos:"
Más tú le puedes mostrar [a tu hermano] que su sufrimiento no tiene ningún propósito ni causa alguna….. Y la risa reemplazará a vuestros lamentos, pues el Hijo de Dios habrá recordado que él es el Hijo de Dios. (T-27.II.8:6,9)
En esa dulce risa somos curados juntos de la seriedad del pecado:
🔹️(6:5) Reconoce que el sacrificio sigue siendo la única idea que yace tras todo esto, y con su dulce risa todo ello sana.
¿Cómo se sana el sufrimiento? Cuando mi mente se sana, el Hijo de Dios se sana. La importancia de esto no puede ser exagerada - cuando estoy sanado, me doy cuenta de que Dios solo tiene un Hijo: la separa-ción nunca sucedió, y todo aquí no es sino un mal sueño. Así el mundo es salvado de sus ilusiones, como vemos ahora:
📘(7:1) Una vez que una ilusión se reconoce como tal, desaparece.
Esta declaración refleja el tema de mirar. Cuando reconozco la naturaleza ilusoria del ego, éste desapa-rece. Al no mirar la fuente del mundo - el pensamiento de separación en la mente - olvido que vino de la nada. Por lo tanto, creo que lo que sucede aquí es real e importante, como lo es mi estar aquí; que, de hecho, soy real e importante. Una vez atrapado en la red del ego, inevitablemente interpretaré mal las declaraciones del Curso para indicar que mi función es salvar al ignorante mundo enseñando Un Curso de Milagros, donando dinero a varias causas o ayudando a personas en apuros. Sin embargo, cuando me alejo de mi ego con Jesús, reconozco la naturaleza ilusoria del sueño. El mundo luego desaparece en mi experiencia, como vemos en esta declaración paralela del texto:
Las alucinaciones desaparecen cuando se reconocen como lo que son. Ésa es la cura y el remedio. No creas en ellas, y desaparecen. Lo único que necesitas reconocer es que todo ello es tu propia fabricación. Una vez que aceptas este simple hecho y recuperas el poder que les habías otorgado, te liberas de ellas. (T-20.VIII.8:1-5)
🔹️(7:2) Niégate a aceptar el sufrimiento y eliminarás el pensamiento de sufrimiento.
Jesús nos dice en "La unión mayor" que no nos unamos al sueño de enfermedad de nuestro hermano, pero que nos quedemos con él fuera del sueño. Si el sueño no nos atrapa, no nos identificaremos con el sufrimiento de nuestro hermano. Sabremos que cree que sufre, y ciertamente no minimizaremos su experiencia, ni tampoco nos identificaremos con ella. Si somos atrapados, esto será la falsa empatía que reflejará la confusión que separa la forma y el contenido. En la verdadera empatía nos damos cuenta de que la fuerza de Cristo - nuestro verdadero contenido - está en mi hermano y en mí, porque nosotros somos uno. Aquí hay un extracto de esa sección, destacando nuestro aprendizaje al identificarnos con la mente - el contenido del soñador - y no con el cuerpo - la forma de la figura del sueño; el primero nos une; este último nos mantiene separados:
Niégate a ser parte de ningún sueño de miedo, sea cual sea su forma, pues si lo haces perderás tu identidad en ellos. La manera de encontrarte a ti mismo es negándote a aceptar tales sueños como tu causa, o como que tienen efectos en ti. Tú no tienes nada que ver con ellos, pero sí con aquel que los sueña. De esta manera, separas al soñador del sueño, al unirte a uno y abandonar el otro. El sueño no es más que una ilusión de la mente. Y a esta te puedes unir, pero jamás al sueño. (T-28.IV.2:2-7)
🔹️(7:3-5) Cuando eliges ver todo sufrimiento como lo que es, tu bendición desciende sobre todo aquel que sufre. El pensamiento de sacrificio da lugar a todas las formas que el sufrimiento aparenta adoptar. Más el sacrificio es una idea tan demente que la cordura la descarta de inmediato.
El sacrificio es demente porque es una parte inherente del sistema de pensamiento demente del ego que dice que me he separado de Dios, por lo que debo pagar un precio, que con suerte alguien más pagará. Mira estas declaraciones representativas del texto:
El sacrificio es una noción que Dios desconoce por completo. Procede únicamente del miedo, y los que tienen miedo pueden ser crueles. Cualquier forma de sacrificio es una violación de mi exhortación de que debes ser misericordioso al igual como nuestro Padre en el Cielo lo es. (T-3.I.4:1-3)
No puedes sacrificarte solo a ti mismo, pues el sacrificio es total. Si de alguna manera el sacrificio fuese posible, incluiría a toda la creación de Dios y al Padre junto con Su Hijo bienamado.
En tu liberación del sacrificio se pone de manifiesto la de tu hermano, haciéndose así evidente que tu liberación es la suya. Más cada vez que sufres ves en ello la prueba de que él es culpable por haberte atacado. (T-27.I.1:7-2:2)
📘(8:1-3) Jamás creas que puedes hacer sacrificio alguno. No hay cabida para el sacrificio en lo que tiene valor. Si surge tal pensamiento, su sola presencia demuestra que se ha cometido un error, el cual es necesario corregir.
No debemos creer en el principio de uno u otro, ni que las relaciones especiales que nos darán lo que queremos. Sin embargo, esto no significa que debamos sentirnos culpables por tener tales pensamientos. Jesús nos dice que cuando el especialismo levante su fea cabeza, deberíamos recurrir a él y él nos mostrará su fuente sin causa, deshaciendo así esta presencia demente en nuestras mentes.
🔹️(8:4-5) Tu bendición lo corregirá. Habiéndosete dado a ti primero, ahora es tuya para que tú a tu vez la des.
Si me enojo porque tienes dolor, estoy tan enfermo como tú y no te podré ayudar con ningún problema a ti o a otros. Por lo tanto, necesito recurrir al Espíritu Santo para ver la situación de manera diferente, aprendiendo que la decisión de mi mente es la causa de mi falsa percepción. En el instante santo en que mi mente está sana, regreso a la oscuridad del cuerpo con una bendición. Puedo comportarme exactamente como una persona basada en el ego, pero mi paz interior habrá trascendido la experiencia de sufrimiento - demostrando que la luz interna no se ha extinguido por el sueño de oscuridad:
Aceptar la Expiación para ti mismo significa no prestar apoyo a los sueños de enfermedad y muerte de nadie. Significa que no compartes con ningún individuo su deseo de estar separado ni dejas que vuelque sus ilusiones contra sí mismo. Tampoco deseas que éstas se vuelquen contra ti. De este modo, no tienen ningún efecto. Y te liberas de los sueños de dolor porque permites que él se libere de ellos. (T-28.IV.1:1-5)
Este amor no puede extenderse a través de mí a menos que primero lo acepte dentro de mí - mi única responsabilidad es aceptar la Expiación para mí mismo:
🔹️(8:6) Ninguna forma de sacrificio o sufrimiento puede prevalecer por mucho tiempo ante la faz de uno que se ha perdonado y bendecido a sí mismo.
Cuando libero mi sistema de pensamiento, ya no percibiré sacrificios y sufrimiento. Mis ojos pueden verlos en ti, pero no habré hecho real esta locura para mí mismo.
📘(9:1) Las azucenas que te ofrece tu hermano se depositan ante tu altar, junto con las que tú le ofreces a él.
Las azucenas son un símbolo de Un Curso de Milagros para el perdón, que enseña que dar y recibir son lo mismo: tú y yo somos a la vez dadores y receptores. Esto no tiene sentido en los cuerpos, en los cuales tales dones son imposibles, pero la mente curada del único Hijo lo entiende perfectamente:
Si los regalos se han de dar y recibir de verdad, no se pueden dar a través del cuerpo….. Sólo la mente puede evaluar, y sólo ella puede decidir lo que quiere recibir y lo que quiere dar….. No te olvides que es a tu salvador a quien le ofreces el regalo. Ofrécele espinas y te crucificas a ti mismo. Ofrécele azucenas y es a ti mismo a quien liberas. (T-20.II.2:1,3; 3:7-9)
Ya dispones de la visión que te permite no ver el cuerpo. Y al contemplar a tu hermano verás en él un altar a tu Padre tan santo como el Cielo, refulgiendo con radiante pureza y con el destello de las deslum-brantes azucenas que allí depositaste. (T-20.VIII.4:3-4)
🔹️(9:2-3) ¿Quién podría tener miedo de contemplar una santidad tan hermosa? La gran ilusión del temor a Dios queda reducida a la nada ante la pureza que aquí has de contemplar.
Cuando no te veo separado de mí, niego el sistema de pensamiento del ego que descansa en la creencia de que estoy separado de Dios y, por lo tanto, que soy pecaminoso, culpable y merecedor de castigo. Cuando me doy cuenta de que tú y yo compartimos los mismos intereses - donantes y receptores de amor - el sistema de pensamiento de separación desaparece y ya no temo perder mi identidad especial. Al darnos cuenta de que el concepto de un yo individual es irrelevante, el regateo necesario para mantener nuestros intereses en conflicto desaparece, siendo reemplazado por el alegre reconocimiento de que somos lo mismo.
🔹️(9:4-5) No tengas miedo de mirar. La bendición que has de contemplar eliminará todo pensamiento de forma, y en su lugar dejará allí para siempre el regalo perfecto, el cual aumentará eternamente, será por siempre tuyo y será por siempre dado.
El ego nos dice que nunca debemos mirar, porque nuestros ojos se posarán sobre el pecado y Dios nos cegará (T-21.IV.2:3). Sin embargo, Jesús nos dice que no tengamos miedo, porque veremos solo luz. En ninguna parte esta imagen se presenta más claramente como en "Los dos cuadros". Nosotros hemos exami-nado los pasajes relacionados con la imagen de la muerte del ego, pero no con la imagen de luz del Espíritu Santo, la que Jesús nos insta a mirar ahora en el instante santo. Aquí están sus palabras de la sección:
El instante santo es una miniatura de la eternidad….. Pues de la misma manera en que todo el sistema de pensamiento del ego radica en sus regalos, del mismo modo el Cielo en su totalidad radica en este instante, que se tomó prestado de la eternidad y se montó en el tiempo para ti.
Se te ofrecen dos regalos….. Cada uno de ellos es un cuadro de todo lo que puedes tener, aunque desde una perspectiva muy diferente….. Contempla los dos cuadros….. El cuadro del Cielo y de la eternidad se vuelve más convincente a medida que lo contemplas….. El cuadro de luz, en claro e inequívoco contraste, se transforma en lo que está más allá del cuadro. A medida que lo contemplas, te das cuenta de que no es un cuadro, sino una realidad….. El marco se desvanece suavemente y brota en ti el recuerdo de Dios, ofreciéndote toda la creación a cambio de tu insignificante cuadro, que no tenía ningún valor ni ningún significado. (T-17.IV.11:4,8-12:1,3,8; 14:3; 15:1-2,5)
📘(10) Ahora somos uno en pensamiento, pues el miedo ha desaparecido. Y aquí, ante el altar a un solo Dios, a un solo Padre, a un solo Creador y a un solo Pensamiento, nos alzamos juntos como el único Hijo de Dios. No estamos separados de Aquel que es nuestra Fuente ni distan-ciados de los hermanos que forman parte de nuestro único Ser, Cuya inocencia nos ha unido a todos cual uno solo, sino que nos alzamos en gloriosa bendición y damos tal como hemos recibido. Tenemos el Nombre de Dios en nuestros labios. Y cuando miramos en nuestro interior, vemos brillar la pureza del Cielo en nuestro reflejo del Amor de nuestro Padre.
Ten en cuenta la repetición de la palabra un para enfatizar nuestra unidad entre nosotros y Dios. Esta es nuestra realidad. Si dentro del sueño compartimos un interés con una persona, el principio de uno u otro desaparece, dejando solo un Hijo de Dios, unido por fin con el Uno. El Epílogo de la clarificación de términos expresa conmovedoramente este feliz final de nuestro viaje:
Esperemos aquí en silencio, y arrodillémonos un instante en agradecimiento hacia Aquel que nos llamó y nos ayudó a oír Su Llamada. Y luego levantémonos y recorramos con fe el camino que nos conduce a Él. Ahora estamos seguros de que no caminamos solos. Pues Dios está aquí, y con Él todos nuestros hermanos. (C-ep.4:1-4)
Así se ve el reflejo del Amor de Dios en una relación santa: la relación especial transformada al pedirle ayuda a Jesús para cambiar su propósito. Al no estar más centrada en la creencia en el sacrificio, la relación refleja nuestro interés compartido de retornar a casa.
📘(11:1) Ahora somos bendecidos y ahora bendecimos al mundo.
Ahora que nuestras mentes han aceptado la bendición del Espíritu Santo en lugar de la maldición del ego, esta se extiende a través de nosotros, porque lo que está dentro de la mente fluye hacia afuera. Si es culpa, nosotros proyectamos y atacamos; si es perdón, lo extendemos, abrazando a todo el mundo con la percepción unificada de la paz de Jesús.
🔹️(11:2-3) Queremos extender lo que hemos contemplado porque queremos verlo en todas partes. Queremos verlo refulgir con la gracia de Dios en todos nuestros hermanos.
Contemplamos el refulgir de la gracia de Dios, independientemente de la forma. De hecho, no podemos evitar verlo en todas partes. Podrías estar mirando a los asesinos más viciosos, y aun así saber que la luz de Cristo brilla en sus mentes detrás de la locura de su sistema de pensamiento. Ese es el significado de "Confío en mis hermanos, que son uno conmigo", como vimos en la Lección 181. Para estar seguro, no confío en sus egos, sino en el Amor del Espíritu Santo que espera a la elección por la mentalidad-correcta.
🔹️(11:4) No queremos que se le niegue a nada de lo que vemos.
Sentiría paz si mirara un día brillante o uno nublado, un jardín de hermosas flores o uno de malas hierbas, alguien que creo que es un santo o alguien que he considerado que es un atroz pecador. Estoy tentado a citar las siguientes líneas ya familiares en todas y cada una de las lecciones; ya que son muy importantes:
Traigo a vuestros cansados ojos una visión de un mundo diferente, tan nuevo, depurado y fresco que os olvidaréis de todo el dolor y miseria que una vez visteis. Más tenéis que compartir esta visión con todo aquel que veáis, pues de lo contrario, no la contemplaréis. (T-31.VIII.8:4-5)
En la visión de Jesús que incluye a todos, encontramos el deshacimiento del sistema de pensamiento del ego de separación y especialismo.
🔹️(11:5-6) Y para cerciorarnos de que esta santa visión es nuestra, se la ofrecemos a todo lo que veamos. Pues allí donde la veamos, nos será devuelta en forma de azucenas que podremos depositar sobre nuestro altar, convirtiéndolo así en un hogar para la Inocencia Misma, la cual mora en nosotros y nos ofrece Su Santidad para que sea nuestra.
Trata de ver con qué frecuencia buscas retener esa bendición. Observa como la ofreces a los "buenos" y no a los "malos", a las "cosas buenas" que estás haciendo y no a las "cosas malas". Si la bendición del amor de Jesús es tuya, debe extenderse para abarcar a todos en tu trabajo, en las relaciones y actividades corporales. Cuanto más ejemplifiques esta visión en tu vida, más fortaleces la presencia del amor en tu mente. Por lo tanto, si eres realmente serio acerca de recordar tu Identidad como el Hijo de Dios, debes compartir Su unidad con todos los que ves. Así el altar de la mente estará cubierto con las azucenas de perdón, que suavemente deshacen las espinas del pecado que ocultaban la inocencia del santísimo Hijo de Dios. Cerramos esta hermosa lección con uno de los poemas de Pascua de Helen, "El lugar de la resurrección". Se presenta el mensaje de Jesús que acaba con el sueño de crucifixión del ego, aquí en el contexto de los temas de Pascua del perdón y la resurrección - el despertar del mundo de pesadilla, de castigo y muerte:
Hay un altar que busco. Porque allí Y solo allí se puede encontrar ciertamente la paz. La luz de la santidad brilla sobre la blancura de Su quietud refrescante envuelta en azucenas. Aquí está el lugar donde aquellos que pensaban que la muerte Reinaba sobre la vida, deben venir para aprender de UnoQue parecía morir, que la vida reina sobre la muerte.
Al lado de las azucenas, los sueños enfermizos se abandonan Y la quietud extiende una manta sobre todo lo Que parecía no saber descansar y no encontrar paz, Para traer un dormir tranquilo y sin sueños En el cual sus sueños cesarán para siempre. Aquí despertamos, mis hermanos y yo mismo,
Para que todos los que vienen aquí puedan encontrar el camino Para poder despertar del sueño del pecado, que el mundo Fue fabricado para representar. Venimos a poner Nuestra culpa al lado del altar y dar un paso atrás,Dejando a un lado las ilusiones y los errores,Y ante una tumba vacía aprender a ver, Que no ha muerto Quien aquí fuese crucificado.
(Los Regalos de Dios, p.99) (En inglés)
Del libro “Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM” por el Dr. Kenneth Wapnick.TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL POR DANIEL BEZVESELNY.