Lección 195

EL AMOR ES EL CAMINO QUE RECORRO CON GRATITUD (Lección 195)
La gratitud ha sido un tema importante en varias lecciones del libro de ejercicios, y es mencionado en todo el texto también. En esta lección, Jesús contrasta la gratitud del ego con la nuestra al Espíritu Santo. La noción de gratitud del ego se basa en las diferencias, el núcleo de la relación especial - estoy agradecido con alguien que es diferente de mí. Nuestra gratitud al Espíritu Santo, sin embargo, se basa en la unidad - estoy agradecido de conocerte y no estoy separado de ti. Al final de la lección, Jesús dice que la gratitud es un aspecto del Amor de Dios. Si ese Amor es la unidad perfecta, entonces la gratitud debe reflejar esa unidad. Cuando hablamos en esta lección de dos tipos de gratitud, hablamos así del contraste entre diferencia y unidad.
📘(1:1-6) Para aquellos que contemplan el mundo desde una perspectiva errónea, la gratitud es una lección muy difícil de aprender. Lo más que pueden hacer es considerar que su situación es mejor que la de los demás. Y tratan de contentarse porque hay otros que aparentemente sufren más que ellos. ¡Cuán tristes y lamentables son semejantes pensamientos! Pues, ¿quién puede tener motivos para sentirse agradecido si otros no los tienen? ¿Y quién iba a sufrir menos porque ve que otro sufre más?
Esto describe la gratitud típica de las relaciones especiales, basada en el principio de uno u otro. Los ejemplos abundan: estoy agradecido de que hayas perdido, porque eso significa que gané; estoy agradecido de que la prueba de laboratorio haya dado negativa y no tengo cáncer, aunque otras personas no fueron tan afortunadas. Estoy agradecido de que Dios me haya salvado de esta tragedia, incluso aunque no te salvó a ti. Obtuve lo que quería, incluso de Dios Mismo; pero eso significa que alguien tenía que perder, y estoy ciertamente agradecido de que no haya sido yo. Popularmente se dice "No me pasó nada, gracias a Dios", no es un pensamiento amable y amoroso. Así es nuestra gratitud basada en las diferencias, inherentes a lo que es la noción de la comparación. El siguiente pasaje de El Canto de la Oración resalta esta loca idea, y sustituyo con Gratitud-para-destruir en lugar de Perdón-para-destruir, usando gratitud por perdón para ilustrar el lugar que ocupa la diferencia y la comparación en la gratitud del ego:
La gratitud-para-destruir adopta muchas formas, al ser un arma del mundo de las formas. No todas son obvias, y algunas se ocultan cuidadosamente bajo lo que aparenta ser caridad. Pero todas las formas que parece adoptar tienen una sola meta: separar y hacer que lo que Dios creó igual sea diferente. La diferencia resulta evidente en algunos casos en los que la comparación intencionada no puede dejar de notarse, ni es su propósito realmente que no se note….. Todas las formas que la gratitud adopte que no te aparten de la ira, de la condena y de comparaciones de cualquier clase son la muerte. Pues eso es lo que sus propósitos han establecido. No te dejes engañar por ellas, sino abandónalas y deja a un lado sus despreciables y trágicas ofrendas. (S-2.II.1; 8:1-3; cursivas mías)
🔹️(1:7) Debes estarle agradecido únicamente a Aquel que hizo desaparecer todo motivo de sufrimiento del mundo.
Nuestra gratitud más profunda es al Espíritu Santo, nuestro Maestro del perdón y la gratitud. El siguiente pasaje expresa muy bien este sentimiento:
Él sólo te pide que aceptes por Él la gratitud que le debes. Y cuando contemplas a tu hermano con infinita benevolencia, lo estás contemplando a Él….. Cuando Dios Mismo haya dado el paso final, el Espíritu Santo reunirá todas las gracias que le hayas dado y toda la gratitud que le hayas ofrecido, y las depositará dulcemente ante Su Creador en el Nombre de Su santísimo Hijo. (T-19.IV.3:1-2,8)
📘(2:1) Es absurdo dar gracias por el sufrimiento.
Esta es la otra cara de la moneda. Recuerdo a un amigo mío, un religioso Católico que no estudiaba Un Curso de Milagros, contándome su experiencia de una noche cuando él conducía a casa. Las condiciones del camino eran malas y su auto se deslizó fuera del camino. Mientras se dirigía a un terraplén decía: "Gracias Jesús, gracias Jesús, gracias Jesús". Fue solo después, que se dio cuenta de que algo andaba muy mal con esa imagen. Estaba agradeciendo a Jesús porque eso es lo que se supone que un buen Católico debe hacer: agradecerle por brindar esta maravillosa oportunidad en la que quizá muera. Al mismo tiempo, sin embargo, estaba aterrorizado de lo que parecía esperarle. La declaración anterior está destinada a deshacer este pensamiento loco.
Tiene sentido estar agradecido por el sufrimiento si creemos que Dios exige expiación por nuestros pecados a través del dolor y el sacrificio, y que seremos recompensados después de la muerte con nuestra aceptación en el Cielo. Sin embargo, esta imagen de Dios no tiene sentido para la mente cuerda. Esta es la forma en la que el mundo piensa, pero ciertamente no es la forma en que Dios piensa - "Dios, no obstante, sabe que eso no es posible” (T-23.I.2:7). No tenemos idea de que proyectamos nuestra propia locura viciosa sobre Él.
Crees que todo el mundo exige algún sacrificio de ti, pero no te das cuenta de que eres tú el único que exige sacrificios, y únicamente de ti mismo. Exigir sacrificios, no obstante, es algo tan brutal y tan temible que no puedes aceptar dónde se encuentra dicha exigencia….. A Él le atribuiste la traición del ego, e invitaste a éste a ocupar Su lugar para que te protegiese de Él. Y no te das cuenta de que a lo que abriste las puertas es precisamente lo que te quiere destruir y lo que exige que te sacrifiques totalmente. (T-15.X.8:1-2,5-6)
Así, Jesús nos enseña a perdonar a Dios por nuestras proyecciones de especialismo sobre Él:
Dios te pide que perdones. Él no quiere que la separación se interponga, como si de una voluntad ajena se tratase, entre lo que tanto Su Voluntad como la tuya disponen para ti….. Perdona al gran Creador del universo - la Fuente de la vida, del amor y de la santidad, el Padre perfecto de un Hijo perfecto - por tus ilusiones de ser especial….. Perdona al Santísimo por no haber podido concederte el especialismo, que tú entonces inventaste. (T-24.III.5:1-2; 6:1,7)
📘(2) Es absurdo dar gracias por el sufrimiento. Más es igualmente absurdo no estarle agradecido a Uno que te ofrece los medios por los cuales todo dolor se cura y todo sufrimiento queda reempla-zado por la risa y la felicidad. Ni siquiera los que están parcialmente cuerdos podrían negarse a dar los pasos que Él indica, ni dejar de seguir el camino que Él les señala a fin de escapar de una prisión que creían que no tenía salida a la libertad que ahora perciben.
La implicación de estas declaraciones es que debes estar completamente loco si le das la espalda a Jesús y no sigues los pasos que él te pide. Incluso si fueras en parte cuerdo lo escucharías, lo que significa que cuando no escuchas, no estás en tu mente correcta. Por lo tanto, es imperativo darse cuenta de que no debes confiar en lo que piensas, crees o sientes. Cada vez que tienes pensamientos con el más mínimo indicio de especialismo - pensamientos de comparación o diferencias - te has alejado de Jesús o del Espíritu Santo hacia el ego, lo que significa que estás nuevamente loco. El propósito de Un Curso de Milagros es que te des cuenta de tu locura, para que puedas aprender a volverte cuerdo a través de la guía del Espíritu Santo:
El Espíritu Santo te lleva dulcemente de la mano, y desanda contigo el camino recorrido en el absurdo viaje que emprendiste fuera de ti mismo, conduciéndote con gran amor de vuelta a la verdad y a la seguridad de tu interior. Él lleva ante la verdad todas tus dementes proyecciones y todas tus descabelladas substitu-ciones, las cuales ubicaste fuera de ti. Así es como Él invierte el curso de la demencia y te devuelve a la razón. (T-18.I.8:3-5)
📘(3:1) Tu hermano es tu “enemigo” porque lo ves como el rival de tu paz: el saqueador que te roba tu dicha y no te deja nada salvo una negra desesperación, tan amarga e implacable que acaba con toda esperanza.
Este es el corazón de la relación de amor u odio especial. Crees que te falta algo, y que lo que te falta alguien te lo robó. Por lo tanto, la única forma de recuperar este "tesoro" es tomarlo nuevamente - la cuarta ley del caos del ego:
¿Qué es esa cosa tan preciada, esa perla de inestimable valor, ese tesoro oculto, que con justa indignación debe arrebatársele a éste el más pérfido y astuto de los enemigos? Debe ser lo que siempre has anhelado, pero nunca hallaste. Y ahora “entiendes” la razón de que nunca lo encontraras. Este enemigo te lo había arrebatado y lo ocultó donde jamás se te hubiera ocurrido buscar. Lo ocultó en su cuerpo, haciendo que este sirviese de refugio para su culpabilidad, de escondrijo de lo que es tuyo. Ahora su cuerpo se tiene que destruir y sacrificar para que tú puedas tener lo que te pertenece. La traición que él ha cometido exige su muerte para que tú puedas vivir. (T-23.II.11:2-8)
🔹️(3:2-3) Lo único que puedes desear ahora es la venganza. Lo único que puedes hacer ahora es tratar de arrastrarlo a la muerte junto contigo, para que sea tan impotente como tú, y para que en sus ambiciosas manos quede tan poco como en las tuyas.
El objetivo final del especialismo, como Jesús nos dice repetidamente en el texto, es el asesinato y la muerte. Quiero tu muerte, pero también la mía, porque la muerte prueba el ego tiene razón y que Dios está equivocado. Por lo tanto, Jesús nos pide que nos preguntemos cómo podríamos estar agradecidos a alguien que secretamente creemos que nos está robando. Recordemos que el ego gobierna por el principio de uno u otro: si voy a ser feliz, tú no puedes serlo; si quieres ser feliz, yo no puedo serlo. Además, dado que estás hecho literalmente a mi imagen y semejanza, sé que estás dispuesto a hacer exactamente lo mismo que yo hago: obtener la felicidad a expensas de otra persona; robar amor y no dar nada a cambio. ¿Cómo puedo confiar en alguien, y mucho menos estar agradecido, cuando yo he hecho que este sistema de pensamiento sea real en mi mente? No tengo más remedio que matar para poder protegerme, ya que tú debes matarme. Recordemos este explícito - uno podría decir demasiado explícito - pasaje del texto:
Más deja que tu deseo de ser especial dirija su [de tu hermano] camino, y tú lo recorrerás con él. Y ambos caminaréis en peligro, intentando conducir al otro a un precipicio execrable y arrojarlo por él, mientras os movéis por el sombrío bosque de los invidentes, sin otra luz que la de los breves y oscilantes destellos de las luciérnagas del pecado, que titilan por un momento para luego apagarse. Pues, ¿en qué puede deleitarse el deseo de ser especial, sino en matar? ¿Qué busca sino la muerte? ¿Adónde conduce, sino a la destruc-ción? (T-24.V.4:1-5)
📘(4:1) No le das gracias a Dios porque tu hermano esté más esclavizado que tú, ni tampoco podrías en tu sano juicio, enfadarte si él parece ser más libre.
No deberías agradecerle a Dios porque has escapado de ser herido cuando otros no - el significado, de nuevo, de "No me pasó nada, gracias a Dios"; ni deberías estar enfadado si alguien tiene más que tú: atención, amor, dinero o mejor salud.
🔹️(4:2) El amor no hace comparaciones.
Una línea casi idéntica se encuentra al comienzo de "La perfidia de creerse especial”. Sabes que has aceptado el sistema de pensamiento del ego si comparas tu carencia, por ejemplo, con la abundancia de otro. Este es un concepto crucial en el sistema de pensamiento de especialismo del ego:
Hacer comparaciones es necesariamente un mecanismo del ego, pues el amor nunca las hace. Creerse especial siempre conlleva hacer comparaciones. Pues se establece al ver una falta en otro, y se perpetúa al buscar y mantener claramente a la vista cuanta falta se pueda encontrar. Esto es lo que persigue el especialismo, y esto es lo que contempla. (T-24.II.1:1-4)
🔹️(4:3) Y la gratitud sólo puede ser sincera si va acompañada de amor.
Recuerda, el amor es unidad perfecta. Por eso es imposible amar o agradecerle a Jesús si crees que él es diferente de ti. De hecho, no puedes amar a alguien que percibes como diferente - no por las diferencias superficiales obviamente, sino por esas que juzgamos que son significativas - porque los ves como teniendo algo que te falta. O: si tú lo tienes y ellos no lo tienen, el ego te dice: "Es tuyo porque se lo robaste y ellos están justificados para robártelo". El significado de "la gratitud sólo puede ser sincera si va acompañada de amor" es que estoy agradecido porque tú y yo somos iguales, no diferentes. Tomando prestado de un pasaje que describe la justicia unida al amor, sustituyo gratitud por justicia para ilustrar esta conexión entre el amor y la gratitud:
Tú puedes ser un testigo perfecto del poder del amor y de la gratitud….. Tu función especial te muestra que sólo la gratitud perfecta puede prevalecer sobre ti….. El mundo engaña, pero no puede reemplazar la gratitud de Dios con su propia versión. Pues sólo el amor es justo y sólo él puede percibir lo que la gratitud no puede sino concederle al Hijo de Dios. Deja que el amor decida, y nunca temas que, por no ser justo, te vayas a privar a ti mismo de lo que la gratitud de Dios ha reservado para ti. (T-25.VIII.12:1; 14:3,5-7; cursivas mías)
🔹️(4:4-6) Le damos gracias a Dios nuestro Padre porque todas las cosas encontrarán su libertad en nosotros. Es imposible que algunas puedan liberarse mientras otras permanecen cautivas. Pues, ¿quién puede regatear en nombre del amor?
La oración 5 es otra referencia a los evangelios donde Jesús enseña a los apóstoles que a quienquiera que aten o liberen, ellos mismos serán atados o liberados. Aquí, sin embargo, Jesús enseña que no puede ser que algunos sean perdonados y otros condenados, algunos sometidos a esclavitud y otros liberados. Si la Filiación de Dios es una, lo que es cierto para una parte debe ser cierto para todos. Si mi experiencia es otra, me he identificado con el ego que ve el regateo como la dinámica esencial en todas las relaciones:
El ego… Está siempre dispuesto a hacer tratos, pero no puede comprender que ser igual a otro signi-fica que no es posible hacer ningún trato al respecto. Para ganar tienes que dar, no regatear. Regatear es imponer límites en lo que se da, y eso no es la Voluntad de Dios….. Tú constituyes Sus regalos, por consi-guiente, tus regalos son necesariamente como los Suyos. (T-7.I.4:1-4,7)
📘(5:1) Da gracias, por lo tanto, pero con sinceridad.
Nuestra gratitud es sincera solo si proviene de querer volver a casa y despertar del sueño. Esto significa elegir a Jesús como nuestro maestro y aprender sus lecciones; específicamente, el aprender que cualquier creencia en las diferencias impedirá nuestro regreso. Esta es, por lo tanto, nuestra voluntad de aprender cuán equivocados hemos estado al percibir a los demás y a nosotros mismos.
🔹️(5:2-3) Y deja que en tu gratitud haya cabida para todos los que se han de escapar contigo: los enfermos, los débiles, los necesitados y los temerosos, así como los que se lamentan de lo que parece ser una pérdida, los que sienten un aparente dolor y los que pasan frío o hambre y caminan por el camino del odio y la senda de la muerte. Todos ellos te acompañan.
El punto de Jesús, nuevamente, es que nadie está excluido de nuestra gratitud amorosa. Cuando noso-tros estamos fuera del sueño de dolor y muerte, sonreímos alegremente, reconociendo que este mundo es nada más que un tonto sueño de separación, sin poder para cambiar la perfecta Unidad del Padre y del Hijo:
Debe observarse con especial atención que Dios tiene solamente un Hijo. Si todas las creaciones de Dios son Hijos Suyos, cada una de ellas tiene que ser parte integral de toda la Filiación. La Filiación, en su Unicidad, trasciende la suma de sus partes. (T-2.VII.6:1-3)
🔹️(5:4) No nos comparemos con ellos, pues al hacer eso los separamos de nuestra conciencia de la unidad que compartimos con ellos y que ellos no pueden sino compartir con nosotros también.
La comparación, nuevamente, es del ego, la cual evita que recordemos el conocimiento de Dios:
El ego vive literalmente a base de comparaciones. La igualdad es algo que está más allá de lo que puede entender y, por lo tanto, le es imposible ser caritativo….. El conocimiento nunca admite compara-ciones. En eso estriba su diferencia principal con respecto a cualquier cosa que la mente pueda comprender. (T-4.II.7:1-2; 11:12-13)
Para evitar el conocimiento de nuestra unidad indiferenciada, continuamente nos comparamos a nosotros mismos con otros, culpándolos por las diferencias entre nosotros.
📘(6:1) Le damos las gracias a nuestro Padre sólo por una cosa: que no estamos separados de ninguna cosa viviente, y, por lo tanto, somos uno con Él.
Por lo tanto, estamos agradecidos con Dios, no porque Él nos dé regalos especiales o que nos ahorre vidas a nosotros o a aquellos que nos rodean, sino por el Amor y la Unidad que son Su realidad y la nuestra también.
Permítanme comentar brevemente sobre la frase cosas vivientes, que aparece a lo largo de Un Curso de Milagros. Para evitar confusiones, debes tener en cuenta, nuevamente, que Jesús no es consistente en su lenguaje. Él nos dice que "fuera del Cielo no hay vida" (T-23.II.19:1), lo que significa que no hay cosas vivientes en el mundo. Sin embargo, en nuestra experiencia corporal las cosas vivientes existen. Como esa es nuestra experiencia, Jesús usa términos que son significativos para nosotros en el contexto mundano, aunque nada realmente vive aquí. El lenguaje es inconsistente porque el propósito de Jesús es específico de la lección que quiere que aprendamos en cualquier momento dado, el cual difiere de sus lecciones en otros lugares. Aquí, Jesús se refiere a nuestra experiencia de separación, y por eso hacemos comparaciones entre nosotros y lo que percibimos como otras cosas vivientes - de ahí el uso de la frase. El mensaje dentro del sueño no es que somos uno, sino que compartimos la misma locura y necesitamos escapar del manicomio del ego. Practicar esta lección eventualmente nos llevará a reconocer la verdad última: "Fuera del Cielo no hay vida".
🔹️(6:2) Y nos regocijamos de que jamás puedan hacerse excepciones que menoscaben nuestra plenitud o inhiban o alteren en modo alguno nuestra función de completar a Aquel que es en Sí Mismo la compleción.
Desde nuestro punto de vista completamos a Dios; pero en verdad Él ya está completo. El mensaje aquí es que no hay excepciones para Su compleción. Por lo tanto, dentro de la ilusión no debemos hacer excep-ciones en nuestro perdón. Solo entonces podemos recordar nuestra compleción como Cristo, el único Hijo de Dios. Esto incluye nuestras creaciones - las extensiones de nuestro Ser:
El Cielo aguarda silenciosamente, y tus creaciones extienden sus manos para ayudarte a cruzar y para que les des la bienvenida. Pues son ellas lo que andas buscando. Lo único que buscas es tu compleción, y son ellas las que te completan….. La aceptación de tus creaciones es la aceptación de la Unicidad de la creación, sin la cual nunca podrías ser completo….. Al otro lado del puente [que conduce del mundo al Cielo] se encuentra tu compleción, pues estarás completamente en Dios, sin querer nada en especial, excepto ser exactamente como Él, y mediante tu compleción le brindarás a Él la Suya. (T-16.IV.8:1-3,6; 9:1)
🔹️(6:3) Damos gracias por toda cosa viviente, pues, de otra manera, no estaríamos dando gracias por nada, y estaríamos dejando de reconocer los dones que Dios nos ha dado.
Agradecer a una persona, pero no a otra es "dar gracias por nada", porque implícitamente damos gracias por reforzar el sistema de pensamiento del ego, que no es nada. Una vez más, las cosas vivientes son las que percibimos en nuestras vidas, y nuestra gratitud no es para lo que hacen por nosotros, sino para Aquel Que nos enseña que nuestras percepciones de separación provienen del sistema de pensamiento ilusorio de la mente. Ahora que somos conscientes de que el problema no es lo que percibimos afuera sino el pensamiento de separación interno, podemos corregir nuestra decisión equivocada. Así vemos a través de los ojos de Cristo, Cuya visión nos enseña que nuestra compleción yace en "cada cosa viviente":
El Cristo en ti está muy quedo….. Él te contempló primero, pero reconoció que no estabas completo. De modo que buscó lo que te completa en cada coda viviente que Él contempla y ama. Y aún lo sigue buscando, para que cada una pueda ofrecerte el Amor de Dios. (T-24.V.6:1,7-9)
📘(7) Permitamos, entonces, que nuestros hermanos reclinen su fatigada cabeza sobre nuestros hombros y descansen por un rato. Damos gracias por ellos. Pues si podemos dirigirlos a la paz que nosotros mismos queremos encontrar, el camino quedará por fin libre y franco para nosotros. Una puerta ancestral vuelve a girar libremente; una Palabra - hace tiempo olvidada - resuena de nuevo en nuestra memoria y cobra mayor claridad al estar nosotros dispuestos a escuchar una vez más.
La puerta ancestral es para nuestras mentes correctas, que el odio había cerrado. Sin embargo, al darnos cuenta de que nos hemos equivocado y que el Espíritu Santo tiene razón, permitimos que la puerta se abra. Al ayudar a otros a encontrar la paz - dejando que nuestro perdón se extienda a todos sin excepción - lo reforzamos en nosotros mismos. Así hacemos que "un viejo odio ... [desaparezca] del mundo" (T-30.V.9:1), porque "el más santo de todos los lugares en la tierra es aquel donde un viejo odio se ha convertido en un amor presente” (T-26.IX.6:1). La desaparición del odio permite que nuestro Ser abra la puerta a nuestro Ser - el único Hijo de Dios:
Él [Cristo] está junto a la puerta para la que el perdón es la única llave. Dásela a Él para que la use en tu lugar, y verás la puerta abrirse silenciosamente revelándote la radiante faz de Cristo. Contempla a tu hermano ahí, tras la puerta; el Hijo de Dios tal como Él lo creó. (S-2.III.7:6-8)
📘(8:1-2) Recorre, pues, con gratitud el camino del amor. Pues olvidamos el odio cuando dejamos a un lado las comparaciones.
La verdadera gratitud va de la mano con la unidad del amor y, por lo tanto, nuestra gratitud a otros refleja el amor que Jesús nos tiene como una bendición:
Al Hijo de Dios se le bendice siempre cual uno solo. Y a medida que su gratitud llega hasta ti que le bendijiste, la razón te dirá que es imposible que tú estés excluido de la bendición. La gratitud que él te ofrece te recuerda las gracias que tu Padre te da por haberlo completado a Él….. Tu Padre está tan cerca de ti como tu hermano. Sin embargo, ¿qué podría estar más cerca de ti que tu propio Ser? (T-21.VI.10:1-3,5-6)
🔹️(8:3-6) ¿Qué podría ser entonces un obstáculo para la paz? El temor a Dios [el último obstáculo] por fin es obliterado, y perdonamos sin hacer comparaciones. Y así, no podemos elegir pasar por alto sólo ciertas cosas, mientras retenemos bajo llave otras que consideramos “pecados”. Cuando tu perdón sea total tu gratitud lo será también, pues te darás cuenta de que todas las cosas son acreedoras al derecho a ser amadas por ser amorosas, incluyendo tu propio Ser.
Mi Ser es amor total y, por lo tanto, todos comparten Su amor como parte del Ser. Si alguien cree que está fuera de ese amor, merece que se lo recuerden. Cuando yo ataco a otros, les digo que no merecen tal recuerdo. Sin embargo, habré fallado en recordar que, al excluirlos, me excluyo a mí mismo - el único Hijo de Dios. Sin embargo, Jesús nunca se cansa de recordarme:
El Cielo es el regalo que le debes a tu hermano, la deuda de gratitud que le ofreces al Hijo de Dios como muestra de agradecimiento por lo que él es y por aquello para lo que su Padre lo creó. (T-19.IV-D.19:6)
📘(9:1-2) Hoy aprenderemos a pensar en la gratitud en vez de en la ira, la malicia y la venganza. Se nos ha dado todo.
El ego nos dice que no se nos ha dado nada y que existe una grave carencia en nosotros, lo que da lugar a las comparaciones y regateos que son el sello distintivo de la relación especial. En respuesta, el Espíritu Santo nos enseña pacientemente sobre nuestra abundancia y a entender cómo el ego la camufla con ataque - "ira, malicia y venganza":
En todas las mentes hay un solo Maestro que enseña la misma lección a todo el mundo. Él siempre te enseña la inestimable valía de cada Hijo de Dios, y lo hace con infinita paciencia, nacida del Amor infinito en nombre del cual habla. Todo ataque es un llamamiento a Su paciencia, puesto que Su paciencia puede transformar los ataques en bendiciones. Los que atacan no saben que son benditos. Atacan porque creen que les falta algo. Por lo tanto, comparte tu abundancia libremente y enseña a tus hermanos a conocer la suya. No compartas sus ilusiones de escasez, pues, de lo contrario, te percibirás a ti mismo como alguien necesitado. (T-7.VII.7:2-8)
🔹️(9:3) Si nos negamos a reconocer esto, ello no nos da derecho a sentirnos amargados o a percibirnos como que estamos en un lugar donde se nos persigue despiadadamente y se nos hostiga sin cesar, o donde se nos atropella sin la menos consideración por nosotros o por nuestro futuro.
Puedes recordar esta importante idea de la Lección 166: nunca estamos justificados en percibirnos a nosotros mismos como tratados injustamente - abandonados, traicionados o perseguidos. Tal declaración, tomada fuera de contexto, de hecho, parece cruel; no es así, sin embargo, cuando se entiende el punto central: todo esto es elegido - por nosotros. En lugar de gratitud a Dios o al Espíritu Santo por recordarnos nuestra unidad como Cristo, elegimos la ira, la malicia y la venganza, creyendo que nos falta lo que necesi-tamos. La amnesia sigue mientras negamos que nos desgarramos al apartarnos de Dios y de Su Voz, desechando el tesoro del Cielo y atesorando en cambio un yo separado. Creíamos que algo nos faltaba, pero al escuchar las mentiras de ego concluimos que fue porque alguien nos quitó el tesoro. Esta percepción errónea justificó nuestros intentos de recuperarla, el génesis de la dinámica del especialismo del ataque. Por lo tanto, si nos negamos a reconocer que ya lo tenemos todo, no podemos culpar a nadie; ni a la sociedad, al sistema educativo, a nuestros padres, cónyuges, amantes, cuerpos o algunas bacterias. Si sentimos que algo nos falta, es solo porque nosotros elegimos contra el amor y la abundancia del Cielo:
La razón de que tengas tan poca fe en ti mismo es que no estás dispuesto a aceptar el hecho de que dentro de ti se encuentra el amor perfecto. (T-15.VI.2:1)
Por lo tanto, no le damos derecho a nuestra amargura porque la gente nos fastidia sin descanso, nos persigue, o nos empuja sin cuidado por nuestro bienestar. Jesús nos dice que no nos justifiquemos en nuestros resentimientos y acusaciones porque no son ciertos - nuestros sentimientos, de nuevo, vienen de nuestra decisión. Sin embargo, no se nos insta a renunciar a nuestro sistema de pensamiento de victimización, sino simplemente se nos pide que no lo justifiquemos, aprendiendo a reconocer el dolor que nos trae - aferrarse no es algo sin un costo. Ir a Jesús en busca de ayuda nos permite ver cuán equivocados creíamos estar al creer que éramos víctimas inocentes, porque su amor nos enseña que nosotros solo somos víctimas de nosotros mismos. Recuerda:
El secreto de la salvación no es sino éste: que eres tú el que se está haciendo todo esto a sí mismo. (T-27.VIII.10:1)
Volveremos a este importante tema en la próxima lección.
🔹️(9:4-6) La gratitud se convierte en el único pensamiento con que substituimos estas percepciones descabelladas. Dios ha cuidado de nosotros y nos llama Su Hijo. ¿Puede haber algo más grande que eso?
La forma en que me reconozco como el Hijo de Dios es a través de la práctica diaria del principio de la unidad - especialmente cuando siento la tentación de creer que otros están tratando de atraparme, o tienen algo que necesito. La gratitud, una vez más, no es por lo que recibo, sino por la conciencia de que somos uno. Por lo tanto, estoy agradecido por la oportunidad que mis percepciones erróneas me proveen, porque me permitieron entender que hay otra manera de ver lo que estoy viendo. De esta manera, el especialismo con el que mi ego solía atacar, se convierte en la manera de Jesús de enseñarme a perdonar. Además, mi súplica por otra manera me puso en contacto con el amor de Jesús, la otra manera de mirar. Por lo tanto, estoy agradecido por el aula y el maestro que me recuerda quién soy, deshaciendo todas las percepciones de victimización y llevándome al Dios Cuyo Amor siempre he buscado:
Confía en Él, Cuya Voz escuchaste, y no creas que Él no escucha tu voz asustada que llama desde una agonía susurrante ... No te desesperes por Aquel Que te ama con un Amor eterno; Quien conoce tu necesidad y te cuida en todo momento con una vigilancia incesante.
No olvides Su agradecimiento, y comprende que la gratitud de Dios va mucho más allá de todas las cosas que el mundo puede ofrecer, porque Sus Dones durarán para siempre en Su Corazón y en el nuestro. Agradece Su Amor y Su cuidado ...
Y así nuestro Padre Mismo nos dice:
Eres Mi Hijo ... Ven ... abre tu corazón y déjame brillar sobre ti ... Tú eres Mi luz y lugar de morada ... Te llamo desde el amor, así como en el que tú Me contestarás ... El recuerdo del amor, está tan cerca que no puedes dejar de tocar su corazón porque late en ti.
(Los Regalos de Dios, pp. 127-28) (En inglés)
📘(10:1-2) Nuestra gratitud allanará el camino que nos conduce a Él y acortará la duración de nuestro aprendizaje mucho más de lo que jamás podrías haber soñado. La gratitud y el amor van de la mano, y allí donde uno de ellos se encuentra, el otro no puede sino estar.
El Amor es la perfecta Unidad de Dios y de Cristo, de la cual nadie está excluido. Por lo tanto, observa cómo excluyes a las personas y luego justificas el ataque. Observa la tentación para encontrar aliados y unir tu gratitud al sentimiento de que tienes razón. Entonces toma el siguiente paso y date cuenta de lo infeliz que eso te hace al final - el especialismo no era lo que pensabas, porque no te dio lo que querías. No estás estu-diando Un Curso de Milagros para que seas más feliz en el sueño - el objetivo del especialismo - sino por los pequeños pasos del perdón que te llevan a despertar del sueño. Sin embargo, su camino necesita disciplina y diligencia en el monitoreo de los pensamientos de tu ego, porque la resistencia al amor es formidable.
🔹️(10:3) Pues la gratitud no es sino un aspecto del Amor, que es la Fuente de toda la creación.
La gratitud, en este sentido, no es de Dios, sino una corrección a la falta de gratitud del ego. Es un aspecto, o un reflejo de mentalidad-correcta de Su Amor.
🔹️(10:4) Dios te da las gracias a ti, Su Hijo, por ser lo que eres: Su Propia compleción y la Fuente del amor junto con Él.
No hace falta decir que Dios no da las gracias. Estos son pensamientos encantadores y reconfortantes que transmiten un amor que trasciende nuestra comprensión y que encuentran eco en "Los Regalos de Dios":
No hay regalo de fe que Dios no acepte con gratitud. Él ama a Su Hijo. Y a medida que le da Sus regalos, también está agradecido por los regalos que Su Hijo le da. La gratitud es el canto que el Cielo regala, la única armonía que se canta por toda la creación a la vez que con su Creador. Porque la gratitud es amor expresado al unirse; la condición previa necesaria para la extensión y el requisito para la paz. (Los Regalos de Dios p. 123) (En inglés)
🔹️(10:5-6) Tu gratitud hacia Él es la misma que la Suya hacia ti. Pues el amor no puede recorrer ningún camino que no sea el de la gratitud, y ése es el camino que recorremos los que nos encaminamos hacia Dios.
Si eres sincero acerca de regresar a casa, serás sincero acerca de practicar el perdón que logrará tu objetivo. Cuando tengas la tentación de decir que el perdón es demasiado difícil de lograr, recuerda a aquel al que se lo pides, diciéndote que si puedes. Date cuenta de que tus ingratas protestas reflejan que te has puesto en la posición de que sabes más que Jesús. Al final, nuestra gratitud es a Dios, Cuyo Amor nos enseña a ver de manera diferente a todos y a todo en el mundo. Cerramos con estas encantadoras líneas de gratitud de "Los Regalos de Dios":
Hijo del Amor Eterno, ¿qué regalo hay que tu Padre quiera de ti excepto a ti mismo? ¿Y qué es lo que preferirías dar, porque lo preferirías tener? Has olvidado quién eres realmente ... Escucha la llamada del amor, por amor, en amor a ti, y asciende con el amor a tu lado para devolver el regalo de amor que Dios te ha dado, y tú le has dado a Él en gratitud.
(Los Regalos de Dios p. 125) (En inglés)
Del libro “Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM” por el Dr. Kenneth Wapnick. TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL POR DANIEL BEZVESELNY.