Lección 193

TODAS LAS COSAS SON LECCIONES QUE DIOS QUIERE QUE YO APRENDA. (Lección 193)
"La lección 193 continúa el mensaje del perdón. Como en la lección anterior, el uso del lenguaje por parte de Jesús es un factor importante para entender su enseñanza. Alguna inconsistencia será evidente, y nuevamente distinguiremos entre significados metafóricos y literales. La apertura de esta lección deja en claro que Dios no enseña, porque Él no sabe de un aprendizaje que tenga sentido sólo en un mundo dualista y erróneo que necesita corrección. Además, aquí, y en otras partes del libro de ejercicios, la palabra «Dios» significa el Espíritu Santo. Así, por ejemplo, cuando Jesús dice "Dios está en todo lo que veo porque Dios está en mi mente" (W-pI.30) se refiere al Espíritu Santo, el recuerdo de Dios que alberga el propósito del perdón en nuestras mentes. De hecho, a lo largo de Un Curso de Milagros nuestro maestro es el Espíritu Santo, y cuando entendemos el «contenido» detrás de la «forma», los problemas en este nivel se disuelven y podemos fluir con el amor más allá de las palabras. Finalmente, esta lección es importante porque describe el propósito del mundo: un aula de aprendizaje en la que nuestro Maestro nos instruye sobre el significado del perdón.
📘(1:1) «El aprendizaje es algo que le es ajeno a Dios.»
Una vez más, esta declaración de apertura parece contradecir la declaración del título. Sin embargo, cuando se entiende el «contenido», la aparente contradicción desaparece.
🔹️(1:2-4) «Su Voluntad, no obstante, se extiende hasta lo que Él no entiende, en el sentido de que Él dispone que la felicidad que Su Hijo heredó de Él permanezca incólume, sea perpetua y por siempre en aumento, que se expanda eternamente en la dicha de la creación plena, que sea eternamente receptiva y absolutamente ilimitada en Él. Ésa es Su Voluntad. Por lo tanto, Su Voluntad provee los medios para garantizar que se cumpla.»
Hemos visto en la lección anterior que no tenemos manera de entender la naturaleza eterna de la creación. Sin embargo, podemos entender su reflejo: el sistema de pensamiento de perdón del Espíritu Santo. Esta es la extensión de la Voluntad de Dios "hasta lo que Él no entiende". Cuando, a través del perdón, los obstáculos que colocamos en nuestras mentes hayan desaparecido, entenderemos a través de la experiencia directa que somos para siempre parte de la Voluntad de Dios. Nuestra comprensión, sin embargo, espera a que desaprendamos el sistema del ego con el que nos hemos identificado, pero permanece oculto en nuestras mentes. Nuestro único acceso a este sistema de pensamiento reprimido es que el Espíritu Santo nos enseñe a ver su sombra en el mundo que percibimos. En Su visión, el mundo se convierte en un salón de clases amoroso, no por ningún valor intrínseco, sino porque se le ha dado el propósito de reflejar el mundo interior del cual no estábamos conscientes. Ahora reconocemos que el odio que dirigimos a los demás proviene de nuestro odio hacia nosotros mismos, y «que nosotros» podemos hacer algo al respecto. Hasta que no supimos que teníamos una mente que mantenía este sistema de pensamiento, ningún cambio significativo era posible. Este es el mensaje de sanación de la lección.
📘(2:1-2) «Dios no ve contradicciones. Sin embargo, Su Hijo cree verlas.»
Creemos que hay luz y oscuridad, amor y miedo, y sobre todo, vida y muerte. Sin embargo, estos son contradictorios. En el Cielo no hay opuestos: luz, amor, y vida, «y nada más»:
“No hay nada externo a ti. Esto es lo que finalmente tienes que aprender, pues es el reconocimiento de que el Reino de los Cielos te ha sido restaurado. Pues eso fue lo único que Dios creó, y Él no lo abandonó ni se separó a Sí Mismo de él. El Reino de los Cielos es la morada del Hijo de Dios, quien no abandonó a su Padre ni mora separado de Él. El Cielo no es un lugar ni tampoco una condición. Es simplemente la conciencia de la perfecta unicidad y el conocimiento de que no hay nada más: nada fuera de esta unicidad, ni nada adentro.” (T-18.VI.1)
En este estado de perfecta Unicidad no hay diferenciación y, por lo tanto, no existen los opuestos y las contradicciones.
🔹️(2:3) «Por eso tiene necesidad de Alguien que pueda corregir su defectuosa manera de ver y ofrecerle una visión que lo conduzca de nuevo al lugar donde la percepción cesa.»
Esta es la mente. Al elegir al Espíritu Santo como nuestro Maestro, el mundo que creemos que está fuera de nosotros adquiere un nuevo propósito. La percepción es traída de vuelta a nuestras mentes, dónde comenzó y dónde se puede cambiar. El rol del Espíritu Santo es, por lo tanto, ver por nosotros, lo que Él no puede hacer si nos negamos a traer nuestras percepciones erróneas a Su visión sanadora:
“Él ve por ti, pero a menos que tú mires con Él, Él no puede ver. La visión de Cristo no es sólo para Él, sino para ti y para Él. Llévale, por lo tanto, todos tus pensamientos tenebrosos y secretos, y contémplalos con Él...Uniéndote a Su manera de ver es como aprendes a compartir con Él la interpretación de la percepción que conduce al conocimiento...Ver con Él te mostrará que todo significado, incluyendo el tuyo, no procede de una visión doble, sino de la dulce fusión de todas las cosas en un solo significado, una sola emoción y un solo propósito...La única visión que el Espíritu Santo te ofrece brindará esta unicidad a tu mente con una claridad y una luminosidad tan intensas que por nada del mundo dejarías de aceptar lo que Dios quiere que tengas.” (T-14.VII.6:6-8; 7:1,5,7)
Compartir el único propósito del perdón con el Espíritu Santo y con nuestros hermanos es el medio por el cual regresamos a la Unicidad del Cielo, la verdadera percepción se ha fusionado con el conocimiento.
🔹️(2:4) «Dios no percibe en absoluto.»
Esta es otra manera de decir que Dios no tiene nada que ver con el universo dualista de la percepción. ¿Cómo puede la Perfecta Unicidad saber algo más que de Sí Misma? Por lo tanto, la percepción, el estado de conciencia posterior a la separación - el mundo de sujeto y objeto - no existe. El resultado de la ilusión solo puede ser ilusión:
“Antes de que la separación introdujese las nociones de grados, aspectos e intervalos, la percepción no existía. El espíritu no tiene niveles...La conciencia -el nivel de la percepción- fue la primera división que se introdujo en la mente después de la separación, convirtiendo a la mente de esta manera en un instrumento perceptor en vez de en un instrumento creador. La conciencia ha sido correctamente identificada como perteneciente al ámbito del ego. El ego es un intento erróneo de la mente de percibirte tal como deseas ser, en vez de como realmente eres.” (T-3.IV.1:5-6; 2:1-3)
🔹️(2:5-6) «Él es, no obstante, Quien provee los medios para que la percepción se vuelva lo suficientemente hermosa y verdadera como para que la luz del Cielo pueda resplandecer sobre ella. Él es Quien responde a las contradicciones de Su Hijo y Quien mantiene su inocencia a salvo para siempre.»
Dios, a través del Espíritu Santo, es la Fuente de esta nueva percepción. De nuevo, Dios no hace nada. Sin embargo, Jesús describe la sanación de nuestras percepciones erróneas en estos términos porque es la única forma en que podemos entender el proceso que está más allá de nuestra comprensión.
📘(3:1-2) «Éstas son las lecciones que Dios quiere que aprendas. Su Voluntad se refleja en todas ellas, y ellas reflejan Su amorosa bondad para con el Hijo que Él ama.»
La lección es el perdón, el reflejo de la Voluntad amorosa de Dios. Para volver a señalar este punto, el Amor de Dios está más allá del mundo, pero su recuerdo se ha mantenido con nosotros para enseñar la Expiación, simbolizado en nuestras mentes por el Espíritu Santo.
🔹️ (3:3-5) «Cada lección encierra un pensamiento central, que se repite en todas ellas. Su forma es lo único que varía, según las circunstancias, los acontecimientos, los personajes o los temas, los cuales parecen ser reales, pero no lo son. Su contenido fundamental es el mismo…»
El principio del Cielo es la perfecta Unicidad, que se refleja al ver la unidad en todas las lecciones. Recuerda la Lección 99, donde Jesús usó muchas de las mismas palabras para enseñar el mismo pensamiento: el Espíritu Santo ve el «contenido» único del perdón detrás de toda «forma». Al realizar esta unidad de propósito, comenzamos a comprender que somos lo mismo dentro del sueño. Este es el significado de la oración al final del Capítulo 15: “Haz que este año sea diferente al hacer que todo sea lo mismo.” (T-15.XI.10: 11). En otras palabras, Jesús nos pide que no nos dejemos engañar por las diversas formas de nuestros problemas, sino que veamos detrás de cada uno de ellos el propósito del perdón del Espíritu Santo:
“Todos los problemas son iguales para Él, puesto que cada uno se resuelve de la misma manera y con el mismo enfoque...Un problema puede manifestarse de muchas maneras, y lo hará mientras el problema persista. De nada sirve intentar resolverlo de una manera especial. Se presentará una y otra vez hasta que haya sido resuelto definitivamente y ya no vuelva a surgir en ninguna forma. Sólo entonces te habrás liberado de él.” (T-26.II.1:3,5-8)
Por lo tanto, se nos pide que unamos nuestra visión con la del Espíritu Santo, percibiendo la única necesidad de perdón en cada relación y situación. Jesús ahora nos dice el «contenido» detrás de la «forma»:
🔹️(3:6-7) «...y es éste: Perdona, y verás esto de otra forma.»
No hace ninguna diferencia lo que está pasando a tu alrededor. Cambia de mentalidad y "verás esto de otra forma", lo que significa que lo experimentarás de otra manera. Tus ojos físicos pueden ver el horror, la enfermedad, el dolor o la maravilla, pero tu interpretación y, por lo tanto, tu experiencia, serán diferentes. Cambiamos nuestras mentes, no el mundo. Esto tiene mucho sentido cuando se considera la metafísica no-dualista de Un Curso de Milagros; específicamente el principio de que «las ideas no abandonan su fuente». Como no hay un mundo fuera de nuestros pensamientos, sólo estos pueden cambiar significativamente. Recuerda esta declaración del texto:
“Las ideas no abandonan su fuente, y sus efectos sólo dan la impresión de estar separados de ellas. Las ideas pertenecen al ámbito de la mente. Lo que se proyecta y parece ser externo a la mente, no se encuentra afuera en absoluto, sino que es un efecto de lo que está adentro y no ha abandonado su fuente.” (T-26.VII.4:7-9)
Este principio es la base del perdón: no perdono lo que parece estar fuera de mi mente, sino sólo lo que está dentro de ella, ya que son lo mismo - «la proyección da lugar a la percepción».
📘(4:1) «Es cierto que no parece que todo pesar no sea más que una falta de perdón.»
Esta es una de esas líneas enloquecedoras con negaciones negativas. El significado es que el sufrimiento ciertamente no parece provenir de la falta de perdón, un pensamiento que se repite en la Lección 198 (9: 5). El sufrimiento y la angustia parecen provenir de todo menos de la falta de perdón. Una declaración paralela habla de nuestro desconocimiento del papel de la culpabilidad en causar sufrimiento. Aquí está de nuevo, en su contexto completo:
“Hubo un tiempo en que no eras consciente de cuál era la causa de todo lo que el mundo parecía hacerte sin tú haberlo pedido o provocado. De lo único que estabas seguro era de que entre las numerosas causas que percibías como responsables de tu dolor y sufrimiento, tu culpabilidad no era una de ellas. Ni tampoco eran el dolor y el sufrimiento algo que tú mismo hubieses pedido en modo alguno. Así es como surgieron todas las ilusiones. El que las teje no se da cuenta de que es él mismo quien las urde ni cree que la realidad de éstas dependa de él. Cualquiera que sea su causa, es algo completamente ajeno a él, y su mente no tiene nada que ver con lo que él percibe. No puede dudar de la realidad de sus sueños porque no se da cuenta del papel que él mismo juega en su fabricación y en hacer que parezcan reales.” (T-27.VII.7:3-9)
Así es la culpabilidad o la falta de perdón protegida por nuestra ceguera, deshecha al elegir perdonar, lo cual restaura a la mente su función de ser causa. (T-28.II.9:3)
🔹️(4:2-3) «No obstante, eso es lo que en cada caso se encuentra tras la forma. Esta uniformidad es lo que hace que el aprendizaje sea algo seguro, ya que la lección es tan simple que al final no se puede rechazar.»
La lección es: "Nunca estoy disgustado por la razón que creo" (W-pI.5). Lo que sea que me moleste o me dé placer no tiene nada que ver con lo externo. La mente errada ha configurado el mundo para producir el resultado deseado del ego - culpa o miedo; mientras que la mente recta lo invierte para lograr el resultado del Espíritu Santo - perdón o amor:
“Dije anteriormente que sólo puedes experimentar dos emociones: amor y miedo. Una de ellas es inmutable aunque se intercambia continuamente, al ser ofrecida por lo eterno a lo eterno. Por medio de este intercambio es como se extiende, pues aumenta al darse. La otra adopta muchas formas, ya que el contenido de las fantasías individuales difiere enormemente. Mas todas ellas tienen algo en común: son todas dementes.” (T-13.V.1:1-5)
La igualdad inherente a las ilusiones permite que el perdón las cure a todas: un solo contenido de miedo, un solo contenido de perdón - la simplicidad de la salvación (T-31.I).
🔹️(4:4) «Nadie se puede ocultar para siempre de una verdad tan obvia, que aunque se presenta en innumerables formas, se puede reconocer con la misma facilidad en todas ellas, sólo con desear ver la simple lección que allí se encierra.»
El punto es que no queremos ver esta simple lección, porque hacerlo significa que nunca más volveremos a tomar nuestras vidas en serio, socavando así la estrategia del ego destinada a asegurar que nos tomemos el cuerpo y el mundo más en serio. En consecuencia, no pensamos en la mente en absoluto. Lo que nos permite reírnos de la enfermedad, el hambre, la pobreza y la muerte - es decir, no darles el poder de quitarnos la paz - es que hemos reconocido que hay una mente más allá de este mundo y este cuerpo. Por lo tanto, no son lo que parecen ser - el pensamiento que el ego nunca quiere que consideremos, porque al volver a la mente reconoceremos nuestra elección equivocada y elegiremos de nuevo, marcando el comienzo del fin del ego.
Cuando el dolor del ego se vuelve insoportable y pedimos ayuda - tiene que haber otra manera de vivir aquí - hemos invitado a Jesús a nuestras mentes. Él puede enseñarnos que lo que hemos estado experimentando no es más que nuestro propio guión, y quiere ayudarnos a ver por qué lo inventamos. Hay por lo tanto un contenido simple detrás de todo:
📘(5:1) «Perdona, y verás esto de otra forma.»
Si quieres sentir y ver de manera diferente, dice Jesús, debes liberar la obstinada insistencia de que tienes razón y él está equivocado; renunciar a tu posición autoimpuesta y dejar que sea tu maestro.
🔹️(5:2) «Éstas son las palabras que el Espíritu Santo te dice en medio de todas tus tribulaciones, todo dolor y todo sufrimiento, sea cual sea la forma en que se manifiesten.»
Al final del texto, Jesús nos recuerda:
“En toda dificultad, disgusto o confusión Cristo te llama y te dice con ternura: "Hermano mío, elige de nuevo".” (T-31.VIII.3:2)
Elegir de nuevo - al Espíritu Santo sobre el ego - es la respuesta a todo nuestro dolor y sufrimiento.
🔹️(5:3-5) «Éstas son las palabras con las que a la tentación le llega su fin, y la culpabilidad, abandonada ahora, deja de ser objeto de reverencia. Éstas son las palabras que ponen fin al sueño de pecado y eliminan todo miedo de la mente. Éstas son las palabras mediante las cuales al mundo entero le llega la salvación.»
El ego es deshecho y el mundo salvado por la simple realización de que estábamos equivocados: no es el mundo el que nos causó dolor, sino la elección errónea de la mente.
📘(6) «¿No deberíamos acaso aprender a decir estas palabras cada vez que nos sintamos tentados de creer que el dolor es real y la muerte se vuelva nuestra elección en lugar de la vida? ¿No deberíamos acaso aprender a decirlas una vez que hayamos comprendido el poder que tienen para liberar a todas las mentes de la esclavitud? Éstas son palabras que te dan poder sobre todos los acontecimientos que parecen tener control sobre ti. Ves esos acontecimientos correctamente cuando mantienes estas palabras en tu conciencia, sin olvidarte de que son aplicables a todo lo que ves o a todo lo que cualquier hermano contemple erróneamente.»
No hay excepciones. La idea es recordar - en el momento en que nos sentimos tentados a creer que el dolor es real en nosotros mismos o en los demás - que el sufrimiento, la enfermedad y el juicio expresan un sistema de pensamiento de muerte que conduce a la infelicidad. Luego decimos: “Puedo ver esto de otra manera si solo perdono. Esto significa que le pido ayuda a Alguien más, porque no puedo hacerlo solo. Debo aprender a no tener miedo de Su Amor, sabiduría y bondad, porque solo esto me traerá felicidad ”. Este principio se aplica sin excepción a todo lo que vemos de manera errónea, y todo lo que alguien más ve de manera errónea, también.
En el párrafo 7, junto con tres lugares en el texto que citaré a continuación, Jesús nos proporciona un criterio simple para juzgar si estamos escuchando con nuestras mentes correctas o erróneas. El criterio es la paz interior - si no estás en paz, has elegido al maestro equivocado; si estás inquieto por algo que escuchaste en las noticias, te lo dijo un familiar o amigo, o algo que piensas o sientes, te has separado de la fuente de la tranquilidad en tu mente, diciéndole a Jesús: "Tu amor y tu paz no son suficientes. Quiero estar por mi cuenta." Tal afirmación es la fuente del malestar que proyectamos sobre el mundo, afirmando que estamos preocupados por "causas" externas, ninguna de las cuales es cierta:
“Existe una sola prueba -tan infalible como Dios- con la que puedes reconocer si lo que has aprendido es verdad. Si en realidad no tienes miedo de nada, y todos aquellos con los que estás, o todos aquellos que simplemente piensen en ti comparten tu perfecta paz, entonces puedes estar seguro de que has aprendido la lección de Dios, y no la tuya. A menos que sea así, es que todavía quedan lecciones tenebrosas en tu mente que te hieren y te limitan, y que hieren y limitan a todos los que te rodean. La ausencia de una paz perfecta sólo significa una cosa: crees que no quieres para el Hijo de Dios lo que su Padre dispuso para él.” (T-14.XI.5:1-4)
“¿Cómo puedes saber sí has elegido las escaleras que llevan al Cielo o el camino que conduce al infierno? Muy fácilmente. ¿Cómo te sientes? ¿Estás en paz? ¿Tienes certeza con respecto a tu camino? ¿Estás seguro de que el Cielo se puede alcanzar? Si la respuesta es no, es que caminas solo.”
(T-23.II.22:6-12)
“Lo único que es seguro en este mundo cambiante que no tiene sentido en la realidad es esto: cuando no estás completamente en paz, o cuando experimentas cualquier clase de dolor, es que has percibido un pecado en tu hermano y te has regocijado por lo que creíste ver en él.” (T-24.IV.5:2)
Jesús proporciona un criterio adicional, con el mismo contenido que acabamos de ver:
📘(7) «¿Cómo puedes saber cuándo estás viendo equivocadamente o cuándo no está alguien percibiendo la lección que debería aprender? ¿Parece ser real el dolor en dicha percepción? Si lo parece, ten por seguro que no se ha aprendido la lección, y que en la mente que ve el dolor a través de los ojos que ella misma dirige permanece oculta una falta de perdón.»
Si el dolor es real para ti - en ti o en cualquier otra persona - date cuenta de inmediato que elegiste al ego, porque hay una culpa en tu mente que necesita deshacerse («falta de perdón» es otra expresión para «culpa» o «ataque»). Si deseas saber quién se sienta contigo para mirar las noticias, sólo tienes que darte cuenta de si tu paz se ve perturbada por los relatos de sufrimiento. Esto de ninguna manera sugiere que debas negar lo que ven tus ojos, o negar el dolor de las personas. El punto es que si ya no estás en paz, no es por la transmisión de las noticias, sino porque tomaste la decisión de alejar a Jesús. Si él estuviera contigo, estarías mirando con compasión los temas de la noticia, sabiendo que estás entre ellos - y de hecho, todos están entre ellos. Si estuvieras observando con Jesús, entenderías que los relatos de sufrimiento en tu familia o en el mundo son formas específicas del dolor que todos experimentamos, y por lo tanto no harías distinciones entre los que sufren.
Esto no significa, una vez más, que te vuelvas cruelmente insensible a los sufrimientos de los demás. Significa, sin embargo, que los verías de otra manera, a través de los ojos de un maestro diferente. Darle la espalda a la gente, descartando su dolor diciendo que es una ilusión difícilmente es amoroso. Sin embargo, quieres ver el sufrimiento, pero en «todos» - en los que sufren, en los que infligen el dolor y en los que observan el dolor. Este es el dolor universal de creer en la separación irreparable e irremediable de Dios. Sin embargo, asegúrate de no usar estas declaraciones contra ti mismo, sino de verlas como regalos de Jesús que ayudan a identificar la fuente del problema, para que puedas experimentar el amor que has mantenido fuera de tu conciencia.
📘(8) «Dios no quiere que sigas sufriendo de esa manera. Él quiere ayudarte a que te perdones a ti mismo. Su Hijo no recuerda quién es, y Dios no quiere que se olvide de Su Amor ni de todos los dones que Su Amor trae consigo. ¿Renunciarías ahora a tu propia salvación? ¿Dejarías acaso de aprender las sencillas lecciones que el Maestro celestial pone ante ti para que todo dolor desaparezca y el Hijo pueda recordar a su Padre?»
El Amor de Dios está siempre presente. Renunciamos a él, y por lo tanto podemos reclamarlo. Sólo necesitamos la voluntad de que se nos muestre que estábamos equivocados, especialmente al creer que es la Voluntad de Dios que suframos como pago por nuestros pecados contra Él. Al principio del texto, Jesús cita el versículo bíblico "La venganza es mía, dice el Señor" como un grave error de percepción, nacido de nuestra culpa:
“La afirmación...es una percepción falsa mediante la cual uno le atribuye a Dios su propio pasado "malvado". Ese pasado "malvado" no tiene nada que ver con Dios. Él no lo creó, ni tampoco lo sustenta. Dios no cree en el castigo. Su Mente no crea de esa manera. Dios no tiene nada contra ti por razón de tus "malas" acciones.” (T-3.I.3:1-6)
De hecho, lo que verdaderamente albergamos contra Dios es que Él no desea que suframos, sino sólo que recordemos Su Amor y nuestro Ser. Así nos dice Jesús en el texto:“Perdona a tu Padre el que no fuese Su Voluntad que tú fueses crucificado.” (T-24.III.8:13)
📘(9) «Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que aprendas. Él no deja ningún pensamiento rencoroso sin corregir, ni que ninguna espina o clavo lastime en modo alguno a Su santo Hijo. Él quiere asegurarse de que su santo descanso permanezca sereno e imperturbable, sin preocupaciones, en un hogar eterno que cuida de él. Él quiere que todas las lágrimas sean enjugadas y que no quede ni una sola más por derramar, ni ninguna que sólo esté esperando el momento señalado para brotar. Pues Dios ha dispuesto que la risa reemplace a cada una de ellas y que Su Hijo sea libre otra vez.»
La palabra clave en la primera oración es «todas» - la salvación no tiene excepciones. Nuestras vidas son aulas, y «todo» lo que ocurre es una oportunidad para aprender y practicar el perdón.
Por supuesto, Dios no enjuga literalmente las lágrimas, lo que por cierto es una referencia bíblica (Is 25: 8; Rv 7:17; 21: 4a). El mensaje de Jesús es que nuestras lágrimas en última instancia provienen de una elección equivocada, que corregimos al unirnos a él. Esta elección se expresa a través de nuestro cambio - para tomar prestado el simbolismo de la Pascua - de las espinas y los clavos de la crucifixión a las azucenas de perdón. Estos son los regalos que damos a nuestros hermanos y a nosotros mismos, el único regalo que Dios nos pide, como se expresa en el poema de Helen "He Asks but This":
"Mi pequeño imperio no es un regalo
Apropiado para el Hijo santísimo de Dios. Su Padre
Le da Dominio infinito y estado
Ilimitado, extendiéndose hacia afuera para
Abrazar el universo.
¿Qué puedo ofrecerle a Aquel que vino a
Salvarme del mundo que fabriqué, excepto a Sí Mismo?
Porque todavía queda en mí un regalo
Que aún es digno de serle dado.
Déjame perdonarme a mí mismo. Porque eso es todo
Lo que Él pide y necesita. Y tomará este regalo,
Y se lo llevará a Su Padre desde Sí Mismo."
(Los Regalos de Dios, p. 37)
En este perdón son borradas las lágrimas nacidas de la culpa, felizmente reemplazadas por la sonrisa gentil que presagia nuestro regreso al hogar que nunca dejamos.
📘(10:1-4) «Hoy trataremos de superar en un solo día miles de aparentes obstáculos a la paz. Deja que la misericordia llegue a ti cuanto antes. No trates de posponer su llegada ni un sólo día, minuto o instante más. Para eso se hizo el tiempo.»
Originalmente, el ego el tiempo se hizo para ser despiadado, ya que refleja su yo despiadado:
“El ego...considera que la función del tiempo es extenderse a sí mismo en lugar de extender la eternidad...El único propósito que el ego percibe en el tiempo, es que, bajo su dirección, haya continuidad entre pasado y futuro, y que el presente quede excluido a fin de que no se pueda abrir ninguna brecha en su propia continuidad.” (T-13.IV.8:1-2)
Sin embargo, cuando pedimos ayuda a Jesús, el tiempo nos libera de sí mismo. No es que Dios creó el tiempo, o que Jesús lo hizo, sino que él corrige nuestro error de haberlo hecho, asignándole un propósito diferente - el instante santo:
“Empieza a usar el tiempo tal como lo hace el Espíritu Santo: como un instrumento de enseñanza para alcanzar paz y felicidad. Elige este preciso instante, ahora mismo, y piensa en él como si fuese todo el tiempo que existe. En él nada del pasado te puede afectar, y es en él donde te encuentras completamente absuelto, completamente libre y sin condenación alguna. Desde este instante santo donde tu santidad nace de nuevo, seguirás adelante en el tiempo libre de todo temor y sin experimentar ninguna sensación de cambio con el paso del tiempo.” (T-15.I.9:4-7)
Así la misericordia de Jesús llega más rápidamente, porque el tiempo y el espacio están bajo su control (T-2.VII.7:9).
🔹️(10:5-6) «Úsalo hoy para lo que es. Dedica, mañana y noche, el tiempo que puedas a lo que éste tiene como propósito, y no permitas que el tiempo que dediques sea menos que el que sea necesario para satisfacer tu más imperiosa necesidad.»
En otras palabras, trata de no meditar u orar con un cronómetro. Simplemente descansa en la tranquilidad del amor de Jesús, trayendo a esa tranquilidad tu inquietud, de modo que su amor pueda desvanecerla suavemente.
📘(11) «Da todo lo que puedas, y luego da un poco más. Pues ahora nos levantaremos apresuradamente e iremos a casa de nuestro Padre. Hemos estado ausentes demasiado tiempo y ya no queremos seguir demorándonos más aquí. Según practicamos, pensemos en todas las cosas con las que nos hemos quedado para resolverlas por nuestra cuenta y que hemos mantenido fuera del alcance de la curación. Entreguémoselas a Aquel que sabe cómo contemplarlas de manera que desaparezcan. La verdad es Su mensaje; la verdad es Su enseñanza. Suyas son las lecciones que Dios quiere que aprendamos.»
Jesús nos pide que llevemos nuestros pensamientos de especialidad a su amor sanador, porque pierden su atractivo cuando nos damos cuenta de que se interponen en el camino de nuestro regreso a casa. Además, se nos pide específicamente que le traigamos los problemas que buscábamos resolver por nuestra cuenta, esperando mágicamente que nos protegiéramos de su amor, ya que creímos al ego que su oscuridad mantendría fuera de su luz, preservando nuestro especialismo. Jesús quiere que veamos a través de esta estratagema, reconociendo el dolor que trae consigo. Por lo tanto, pregunta: "¿Por qué permanecer fuera del Reino, cuando mi mano amorosa espera que la tomes para llevarte a casa?"
📘(12) «Hoy, y en los días venideros, dedica un poco de tiempo cada hora a practicar la lección del perdón tal como se indique. Trata de aplicarla a lo acontecido en esa hora, de manera que la próxima esté libre de todo ello. De esta manera, las cadenas del tiempo se desatarán fácilmente. No dejes que ninguna hora arroje su sombra sobre la siguiente, y cuando haya transcurrido, deja que todo lo acontecido se vaya con ella. De este modo, permanecerás libre y en paz eterna en el mundo del tiempo.»
Como ejemplo, lo que me dijiste hace treinta minutos no tiene poder para molestarme «ahora». Lo que me dijiste hace treinta segundos no tiene poder para molestarme «ahora». No tienen el poder de mantenerme en el infierno o llevarme al Cielo. El ego quiere que crea que ellos lo tienen, así olvidaría que todo poder en el Cielo y en la tierra me fue dado - «en mi mente». He negado ese poder y te lo he dado, proclamando que puedes hacerme feliz o triste. Por lo tanto, a medida que transcurra tu día, mira cómo te has aprisionado al pasado - ya sea hace treinta años, ayer o el minuto anterior.
Date cuenta que le has dado tu poder a un pedazo de polvo - tu propio cuerpo o el de alguien más - y luego creíste que tenía poder para evitar que recordaras el amor del Cielo. Al liberarnos a través del instante santo, al mismo tiempo liberamos a nuestros hermanos, a quienes habíamos encadenado a nuestra culpa. Conociendo la locura del ego, quien en su sano juicio no elegiría este instante bendito, pregunta Jesús:
“¿Cuánto dura un instante?..Practica conceder ese bendito instante de libertad a todos aquellos que están esclavizados por el tiempo, haciendo así que para ellos éste se convierta en su amigo. Mediante tu dación, el Espíritu Santo te da a ti el bendito instante que tú les das a tus hermanos. Al tú ofrecerlo, Él te lo ofrece a ti...En la cristalina pureza de la liberación que otorgas radica tu inmediata liberación de la culpabilidad.” (T-15.I.13:1, 3-5, 7)
Siempre que te encuentres atado al pasado, elige lo más rápido posible el instante santo y pide la ayuda de Jesús para ver la situación de otra manera. Al elegir el instante santo, te elevas por encima del mundo del tiempo y el espacio al lugar en tu mente donde comprendes que tu dolor fue causado por haber elegido erróneamente, una elección que ahora deshaces y encuentras paz. Este es el uso correcto del tiempo, ya que no se refuerza, sino que lo lleva a un final feliz.
📘(13:1-3) «Esta es la lección que Dios quiere que aprendas: Hay una manera de contemplarlo todo que te acerca más a Él y a la salvación del mundo. A todo lo que habla de terror, responde de esta manera: Perdonaré, y esto desaparecerá.»
La frase anterior era: "Perdona, y verás esto de otra manera". Cuando perdono totalmente, terminando así el viaje, el problema literalmente desaparece. Jesús nos está enseñando su otra manera, y tenemos que estar dispuestos a aprenderla, lo que implica la voluntad de aprender que estábamos equivocados y que él tenía razón - ¡acerca de todo!
🔹️(13:4) «Repite estas mismas palabras ante toda aprensión, preocupación o sufrimiento.»
La palabra clave de nuevo es «toda» - no hay excepciones. Cuando algo te moleste - de menor o mayor importancia - recuérdate a ti mismo que podrías estar en paz si volvieras a la mente, pidiendo la ayuda de tu maestro para ver la situación de otra manera. Recuerda, este es un curso acerca de deshacer el ego, lo que significa mirarlo sin juzgar ni miedo. Mirar, por lo tanto, lleva la oscuridad de las ilusiones a la luz de la verdad de Jesús; nuestro imaginario conflicto entre Dios y el ego -la fuente de todo sufrimiento- a la paz que trasciende todo cuidado y dolor:
“¡Observa cómo desaparece el conflicto que existe entre las ilusiones cuando se lleva ante la verdad! Pues sólo parece real si lo ves como una guerra entre verdades conflictivas...Así pues, el conflicto es la elección entre dos ilusiones...En esta situación el Padre jamás podrá ser recordado. Sin embargo, no hay ilusión que pueda invadir Su hogar y alejarlo de lo que Él ama eternamente. Y lo que Él ama no puede sino estar eternamente sereno y en paz porque es Su hogar.” (T-23.I.9)
🔹️(13:5-7) «Y entonces estarás en posesión de la llave que abre las puertas del Cielo y que hace que el Amor de Dios el Padre llegue por fin hasta la tierra para elevarla hasta el Cielo. Dios Mismo dará este paso final. No te niegues a dar los pequeños pasos que te pide para que puedas llegar hasta Él.»
Estos pequeños pasos comprenden nuestras experiencias cotidianas: lo que sucede de momento en momento. No dejes, pide Jesús, que pase una pequeña punzada de molestia sin prestarle atención y recordándote a ti mismo: "Esto expresa mi deseo de mantener el amor alejado para que mi especialismo permanezca intacto." Entonces pregunta: "¿Es esto lo que realmente quiero?" A medida que practiquemos cada vez más los instantes santos, ocurrirán con mayor frecuencia, uniéndose al fin en un solo instante santo. Así hemos alcanzado el mundo real, cuando Dios se inclina y nos eleva hacia Él. Este es el último paso que nunca fue realmente, como Jesús nos explica al cerrar esta maravillosa lección, que nos lleva de vuelta al Dios que nunca dejamos:
“Dios no da pasos porque Sus obras no se realizan de forma gradual...No hace nada al final, porque El creó primero y para siempre...Por lo tanto, el "último paso" que Dios dará fue cierto al principio, es cierto ahora y será cierto eternamente. Lo que es eterno está siempre presente porque su ser es eternamente inmutable. No cambia al aumentar porque fue creado para expandirse eternamente. Si no percibes su expansión significa que no sabes lo que es, ni tampoco Quién lo creó. Dios no te revela esto porque nunca estuvo oculto. Su luz jamás estuvo velada porque Su Voluntad es compartirla. ¿Y cómo iba a ser posible que lo que se comparte plenamente se hubiese ocultado primero para luego ser revelado?”
(T-7.I.7:1, 3, 8-9,13-15)"
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.