Leccion 63

LA LUZ DEL MUNDO LE BRINDA PAZ A TODAS LAS MENTES A TRAVÉS DE MI PERDÓN (Leccion 63)
“La Lección 63 regresa al tema de la unicidad. Como hemos visto en lecciones anteriores, Jesús toma un tema central y lo sigue desarrollando. Aquí nos está enseñando que cuando perdonamos, la paz debe extenderse a toda la Filiación, ya que todos somos una sola mente. Ello no significa, sin embargo, que cada fragmento aparente de la Filiación lo aceptará de inmediato. Simplemente significa que ahora me convierto en otro símbolo o pensamiento en la mente del Hijo de Dios, que sirve como un recordatorio para tomar la decisión correcta que es lo único que traerá la paz.
📘(1:1) «¡Cuán santo eres tú que tienes el poder de brindar paz a todas las mentes!»
Por favor, ten en cuenta que Jesús no dice a «todos los cuerpos». El perdón no es algo que hacemos físicamente con las palabras, ya que es un pensamiento que consideramos verdadero en nuestras mentes. Recordemos nuestro pasaje del Manual Para el Maestro citado anteriormente (M-5.III.2) de que la curación se comparte simplemente por haberla elegido, esa elección convoca a otros a hacer lo mismo. En este sentido, emulamos al Espíritu Santo, que simplemente nos recuerda la elección correcta:
“El Espíritu Santo te insta tanto a recordar como a olvidar. Has elegido estar en un estado de oposición en el que los opuestos son posibles. Como resultado de ello, hay ciertas decisiones que tienes que tomar…Elegir implica que la mente está dividida. El Espíritu Santo es una de las alternativas que puedes elegir…Su Voz es simplemente un recordatorio. Es apremiante únicamente por razón de lo que te recuerda. Le ofrece a tu mente el otro camino, permaneciendo serena aun en medio de cualquier confusión a que puedas dar lugar.” (T-5.II.6:1-3,6-7;7:4-6)
Así recordamos a nuestros hermanos, como nos recordamos a nosotros mismos, que la paz es una decisión, y que nos une a todos como un solo Hijo. También podría señalar la similitud en forma y «contenido» entre la primera oración de esta lección y la apertura de “Pues ellos han llegado.” en el texto:
“¡Cuán santo debes ser tú, que desde ti la Voz de Dios llama amorosamente a tu hermano para que puedas despertar en él la Voz que contesta tu llamada!” (T-26.IX.1:1)
La mano sinfónica de nuestro compositor está presente en todas partes en su obra maestra.
🔸️(1:2-3) «¡Cuán bendito eres que puedes aprender a reconocer los medios por lo que esto se puede lograr a través de ti! ¿Qué otro propósito podrías tener que pudiese brindarte mayor felicidad? »
Una vez más, Jesús nos recuerda que el perdón es el medio por el cual alcanzaremos la felicidad. Esto es inevitable una vez que elegimos dejar ir nuestros juicios, que nos mantienen separados: la fuente de toda nuestra miseria. Una vez que este obstáculo se ha ido, la felicidad fluye a través de nuestras mentes, sin obstáculos, y abraza a la Filiación como una sola.
📘(2:1-2) «Ciertamente eres la luz del mundo con semejante función. El Hijo de Dios apela a ti para su redención.»
Como veremos un poco más adelante, el Hijo de Dios que nos busca para la redención somos nosotros mismos; el Niño pequeño – de quien Jesús habla en la Lección 182 – Quien se ha alejado: el Niño que representa a Cristo en nosotros que hemos ocultado y olvidado; el Niño que espera pacientemente nuestro perdón de los demás y de nosotros mismos; el Niño que hace posible perdonar, al mismo tiempo que Él mismo es perdonado. Suya es la luz que resplandece en cada uno de nosotros y en todos nosotros; Suya la luz que «es» el Hijo, que somos nosotros mismos.
🔸️(2:3-4) «En tus manos está poder concedérsela porque te pertenece. No aceptes en su lugar ningún propósito trivial ni ningún deseo insensato, o te olvidarás de tu función y dejarás al Hijo de Dios en el infierno.»
Implícito aquí es que hacemos una elección activa para elegir un “propósito trivial o un deseo insensato” para reemplazar la gloriosa verdad acerca de nosotros mismos. Este propósito y deseo expresa algún aspecto del deseo de ser especiales. Hemos señalado antes que el especialismo no tiene nada que ver con el comportamiento sino con una actitud, en la cual usamos a los demás – personas y cosas- como sustitutos del Amor de Dios o la paz de Jesús. Por lo tanto, Jesús habla acerca de la decisión en favor del Cielo o del infierno.
🔸️(2:5-6) «No se te está haciendo una petición vana. Se te está pidiendo que aceptes la salvación, para que así la puedas dar.»
La forma en que damos la salvación es aceptarla en nuestras mentes. Esta aceptación niega el sistema de pensamiento del ego y automáticamente significa que le damos la salvación al mundo, que es uno con nosotros. Así, “la simplicidad de la salvación” (T-31.1), en contraste con la complejidad del plan del ego de “salvarnos” de la culpa a través del especialismo, reforzando así el problema del que se nos dijo que seríamos salvos. En otras palabras, el ego refuerza nuestra separación entre nosotros, mientras que el Espíritu Santo la deshace enseñando nuestra unidad inherente. Esto no es una cuestión trivial; nuevamente, la elección es entre el Cielo o el infierno.
📘(3) «Puesto que reconocemos la importancia de esta función, estaremos más que dispuestos a recordarla tan a menudo como nos sea posible a lo largo del día. Empezaremos el día reconociendo nuestra función y lo concluiremos pensando en ella. Repetiremos lo siguiente tantas veces como nos sea posible en el transcurso del día:
La luz del mundo le brinda paz a todas las mentes a través de mi perdón. Yo soy el instrumento que Dios ha designado para la salvación del mundo.»
Una vez más, vemos a Jesús ayudándonos a apreciar la importancia «para nosotros» de los recordatorios frecuentes de la idea central de la lección. Es lo que él nos recuerda al final del texto: cómo mantenemos el regalo de la visión de Cristo que es lo único que termina con todo sufrimiento. Estas líneas maravillosas serán un recordatorio frecuente para nosotros de la naturaleza todo-inclusiva de la visión de Jesús:
“Mas tenéis que compartir esta visión con todo aquel que veáis, pues, de lo contrario, no la contemplaréis. Dar este regalo es la manera de hacerlo vuestro. Y Dios ordenó, con amorosa bondad, que lo fuese.” (T-31.VI11.8:5-7)
Jesús nos insta a perdonar a «todas» las personas, porque esta es la única forma en que sabremos que somos perdonados. En esta visión del perdón de cada mente encontramos nuestra salvación y la salvación del mundo.
📘(4:1-3) «Si cierras los ojos probablemente te resultará más fácil dejar que acudan a tu mente pensamientos afines, durante el minuto o dos que debes dedicar a reflexionar sobre esto. No obstante, no esperes a que se presente tal oportunidad. No se debe perder ni una sola ocasión para reforzar la idea de hoy.»
Todavía una vez más, Jesús nos pide que no desperdiciemos la oportunidad de recordar que nuestra felicidad y nuestra función son una sola.
🔸️(4:4-5) «Recuerda que el Hijo de Dios apela a ti para su salvación. ¿Y quién sino tu Ser es el Hijo de Dios?»
Este Ser es el Cristo en nosotros, el Niño pequeño que aparentemente ha perdido Su camino. Por supuesto, el Niño no está perdido; «nosotros» somos los que hemos perdido la conciencia de Su Presencia. La aceptación de nuestra feliz función de perdonar es lo que restaura esta conciencia feliz a nosotros.”
~ Del libro “Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM” por el Dr. Kenneth Wapnick .Traducción al Español por Alfonso Martínez.