Lección 5

Nunca estoy disgustado por la razón que creo. 
 
Esta es una de las lecciones que cito con frecuencia, ya que va al corazón de nuestra práctica. Obviamente, pensamos que estamos molestos por lo que está pasando en el mundo y cómo nos afecta. Pero la única razón por la que estamos molestos, que no se enseña explícitamente aquí, aunque está implícito, es que elegimos al ego como nuestro maestro en lugar de Jesús.

L-pI.5.1 «Esta idea, al igual que la anterior, puede aplicarse a cualquier persona, situación o acontecimiento que creas que te está causando dolor. Aplícala específicamente a lo que, según tú, es la causa de tu disgusto, y usa, para describir el sentimiento, el término que te parezca más preciso. El disgusto puede manifestarse en forma de miedo, preocupación, depresión, ansiedad, ira, odio, celos o un sinnúmero de otras formas, y cada una de ellas se percibirá como algo diferente. Mas no es cierto que sean diferentes. Sin embargo, hasta que aprendas que la forma no importa, cada una de ellas constituirá materia apropiada para los ejercicios de hoy. Aplicar la misma idea a cada una de ellas por separado es el primer paso que te lleva a reconocer finalmente que todas ellas son lo mismo.»

Expresado aquí, nuevamente, está la paradoja de que debemos seguir practicando con específicos para que aprendamos que todo es lo mismo y no-específico. De hecho, este es el tema central del proceso que se nos da en Un Curso de Milagros que nos despertará del sueño. Al practicar el perdón «todas y cada una de las veces» que experimentamos un disgusto o enfermedad —la forma de nuestro malestar— nos daremos cuenta del «contenido» subyacente de culpa que «es» la fuente del malestar. Entonces es cuando finalmente aprendemos la inherente «igualdad» de todas las ilusiones. En este punto, desaparecerán, dejando únicamente el «contenido» del amor, nuestro único consuelo y la verdadera fuente de paz. Esta lección es extremadamente importante porque todos nos enfadamos y siempre estamos seguros sobre la causa. Esto nos ayuda a darnos cuenta de que no estamos molestos por lo que está afuera, sino sólo por la forma en que «vemos» lo que está afuera. La asignación «específica» de la lección de identificar la forma «específica» de molestia y la causa que atribuimos a ella es la siguiente:

L-pI.5.2 «Al aplicar la idea de hoy a lo que percibas como la causa específica de cualquier forma de disgusto, usa el nombre del disgusto de que se trate, así como la causa que le atribuyes. Por ejemplo:

No estoy enfadado con ________ por la razón que creo.
No tengo miedo de _______ por la razón que creo.»

Jesús ahora nos mueve rápidamente del mundo corporal de los sentimientos al mundo mental de nuestros pensamientos:
L-pI.5.3 «Pero una vez más, esto no debe substituir a las sesiones de práctica en las que primero examinas tu mente en busca de lo que crees son las "causas" del disgusto, y las formas de disgusto que, según tú, resultan de ellas.»

Jesús nos devuelve al aspecto de «búsqueda mental» de su entrenamiento. Debemos acostumbrarnos a mirar hacia adentro, aprender a prestar atención a nuestra hasta ahora reprimida culpa, la fuente última de lo que creemos que son nuestros disgustos.

L-pI.5.4 «En estos ejercicios, incluso más que en los anteriores, es posible que te resulte más difícil ser imparcial y evitar concederles más importancia a unos temas que a otros. Tal vez te resulte útil encabezar los ejercicios con la siguiente afirmación:

No hay disgustos pequeños. Todos perturban mi paz mental por igual.»

Todos tendemos a discriminar. Cuando algo de poca importancia nos disgusta, pensamos que solo estamos "ligeramente irritados". Luego, más tarde en el día, sucede algo importante y nos enfadamos mucho. Y creemos que hay una diferencia. Este es el tema que hemos estado abordando. El ego nos hace reafirmar el principio de que existe una jerarquía de ilusiones, ya que esta es una de sus principales defensas contra la Unicidad de Dios: la especificidad del mundo dualista contradice la realidad unificada de la Abstracción Divina, para usar un enfoque del texto T-4.VII.5:4. Esta es la realidad que el ego nunca quiere que recordemos o reflejemos aquí, ya que eso significa el fin del ego.

Jesús continúa sus instrucciones para nosotros en el mismo sentido:

L-pI.5.5-6 «Luego busca en tu mente cualquier cosa que te esté afligiendo, independientemente de si te está afligiendo poco o mucho. Es posible también que te sientas menos dispuesto a aplicar la idea de hoy a algunas de las causas de los disgustos que percibes que a otras. De ocurrir eso, piensa en primer lugar en lo siguiente:
No puedo conservar esta forma de disgusto y al mismo tiempo desprenderme de las demás. Para los efectos de estos ejercicios, pues, las consideraré a todas como si fuesen iguales.»

Esto es lo que tenemos que decir cuando nos sintamos tentados a jerarquizar lo que nos molesta. Y luego Jesús reitera el punto en la siguiente oración:

L-pI.5.7:1 «Escudriña luego tu mente durante un minuto más o menos y trata de identificar las diferentes formas de disgustos que te estén perturbando, haciendo caso omiso de la relativa importancia que tal vez les atribuyas.»

Podemos ver cuántas veces en estas lecciones tempranas Jesús nos recuerda cómo tratamos continuamente de hacer una jerarquía de nuestras experiencias, creyendo que algunas cosas son importantes y otras no. Él nos está entrenando para que nos demos cuenta de que todas ellas son lo mismo. Una vez más, una ilusión no es otra cosa que una ilusión que una ilusión. Un estudio más profundo de lo que se enseña en Un Curso de Milagros conlleva a que tengamos una revelación bastante perturbadora: cuando estamos enfadados es porque «queremos» estar enfadados, ya que eso demuestra que somos las víctimas inocentes de lo que el victimario nos está haciendo. Volveremos a esta muy importante enseñanza del curso más adelante, pero por ahora puedo mencionar dos discusiones muy específicas sobre esto:

"El cuadro de la crucifixión" (T-27.I) y
"El concepto del yo frente al verdadero Ser" (T-31.V).

El resto del párrafo repite la instrucción dada anteriormente, enfatizando la necesidad de que seamos tanto específicos como amables en nuestra práctica.

L-pI.5.7.2-6 «Aplica la idea de hoy a cada una de ellas, usando el nombre de la causa del disgusto tal como la percibas, y el del sentimiento tal como lo experimentes. Los siguientes son ejemplos adicionales:

No estoy preocupado acerca de _____ por la razón que creo.
No estoy deprimido acerca de ______ por la razón que creo.
Tres o cuatro veces al día será suficiente.»

~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martínez.