Lección 13

Un mundo sin significado engendra temor.
    
L-pI.13.1 «La idea de hoy es realmente una variación de la anterior, excepto que es más específica en cuanto a la emoción suscitada. [La emoción no es que te disgusta, sino que te da miedo] De hecho, un mundo sin significado es imposible. Lo que no tiene significado no existe. Sin embargo, de eso no se deduce que tú no puedas pensar que percibes algo que no tiene significado. Por el contrario, eres especialmente propenso a pensar que sí lo percibes.»

Esto se debe a que no quieres darte cuenta de que lo que percibes no tiene significado. Una vez más, si lo que veo ahí afuera en el mundo no tiene significado, el pensamiento interno que lo originó tampoco lo tiene. Puesto que «yo» soy mis pensamientos, se deduce que «yo» no tengo ningún significado, lo que significa que «yo» no existo. Por lo tanto, en lugar de darme cuenta que todo carece de significado, tanto dentro como fuera, lo que haré es sustituir en esto mi propio significado. Obviamente, si percibo algo que pienso que está ahí afuera, lo que me afecta, ya lo he declarado real. Y quiero mantener real el pensamiento subyacente para poder seguir siendo real.

L-pI.13.2:1 «El reconocimiento de esa falta de significado produce una aguda ansiedad en todos los que se perciben como separados.»

La ansiedad surge porque en algún nivel me doy cuenta de que lo que no tiene significado se extiende a «mi» existencia. Regresaremos a esta idea en breve.

L-pI.13.2:2 «Representa una situación en la que Dios y el ego se "desafían" entre sí con respecto a qué significado ha de escribirse en el espacio vacío provisto por dicha falta.»

El ego desafía, pero Dios no lo hace; es por eso que la palabra desafío se encuentra entre comillas. Para el ego, entonces, la competencia es la naturaleza de su relación con Dios. Existe un "espacio vacío" porque el ego no es nada. Sin embargo, cree que tiene que tiene que hacerse cargo de este espacio vacío antes de que lo haga Dios, para reclamar entonces la identidad del Hijo como la suya propia; De ahí la competencia percibida con el Creador. Si mi existencia como un ego se basa en la creencia del principio de «uno o el otro» - yo existo a expensas de Dios; lo he asesinado para que yo pueda vivir - proyectaré ese pensamiento y creeré que Dios está intentando hacer lo mismo a mí. Esta creencia profundamente arraigada es la fuente de nuestra percepción de que las personas nos persiguen, nos lastiman, nos abandonan y nos sabotean, porque nos acusamos a nosotros mismos de hacer lo mismo con los demás y, en última instancia, con Dios. Como dice Jesús al final del texto:

“...nunca odias a tu hermano por sus pecados, sino únicamente por los tuyos. Sea cual sea la forma que sus pecados parezcan adoptar, lo único que hacen es nublar el hecho de que crees que son tus propios pecados y, por lo tanto, que el ataque es su "justo" merecido.” (T-31.III.1:5-6)

L-pI.13.2:3-4 «El ego se abalanza frenéticamente para establecer allí sus propias ideas, temeroso de que, de otro modo, el vacío pueda ser utilizado para demostrar su propia impotencia e irrealidad. Y solamente en esto está en lo cierto.»

Es decir, que no es nada. El ego lo sabe, y como ya he explicado anteriormente, el poder que tiene el ego es el que tú - como mente tomadora de decisiones - le otorgas, porque el ego en sí mismo es impotente. Para asegurarse de que nunca reconozcamos su nada inherente y su falta de significado, busca hacerse importante y poderoso por medio del pecado, la culpa y el miedo. Si he pecado contra Dios y lo he destruido, ciertamente soy importante y poderoso. Esto también me da miedo, pero al menos me he convertido en algo que Dios nota, lo que también me hace importante.

Lo más aterrador de todo es darse cuenta de que Dios ni siquiera sabe de nosotros, porque entonces literalmente no somos nada - impotentes e irreales. Por eso queremos que Dios nos preste atención, ya sea porque somos su seguidor más devoto o el pecador más desgraciado. No hace ninguna diferencia para el ego, siempre y cuando Dios se dé cuenta. Nuestro verdadero temor, por supuesto, es que Él no sabe nada de nosotros. En algún lugar en el fondo sabemos que eso es verdad. Pero en lugar de aceptar su verdad, la encubrimos con las mentiras del ego; primero con los pensamientos de separación - pecado, culpa y miedo - y luego con un mundo que refleja esos pensamientos.

L-pI.13.3:1 «Es esencial, por lo tanto, que aprendas a reconocer lo que no tiene significado y a aceptarlo sin temor.»

Esta aceptación proviene del desarrollo de una relación con Jesús o con el Espíritu Santo que te permite mirar a tu ego sin miedo, ayudándote a darte cuenta de su falta de significado. Si tienes miedo o te sientes culpable acerca de tu ego, o si lo abrazas, obviamente crees que es real. Sin embargo, una vez más, si das un paso atrás y contemplas toda esta "extravagancia de sucesos del ego" seguir su curso, te darás cuenta de que no es nada y de que su significado reside en tratar de protegerte de lo que «sí tiene» significado. Finalmente, ya que deseamos este significado más que cualquier otra cosa - debido a que es nuestra identidad como Hijo de Dios - entonces nos daremos cuenta de que todo lo demás no tiene sentido y elegiremos en contra de eso.

L-pI.13.3:2 «Si tienes miedo, no podrás por menos que dotar al mundo con atributos que no posee, y abarrotarlo con imágenes que no existen.»

En este sentido, hablamos del mundo como poderoso, hostil, amenazador, maravilloso, pacífico, dichoso, santo, etc. Estos son sus atributos; y las "imágenes que no existen" son todo lo que vemos en el mundo, que son, por supuesto, las proyecciones de pensamientos que no existen.

L-pI.13.3:3 «Para el ego, las ilusiones son dispositivos de seguridad, como deben serlo también para ti que te equiparas con él.»

Estos dispositivos de seguridad son defensas. El pecado, la culpa, el miedo y el mundo que surge de ellos son ilusiones, cuyo propósito es preservar la ilusión fundamental de que yo existo como un individuo separado. Y ahora en el próximo párrafo nos encontraremos una línea que seguramente será el éxito de taquilla:

L-pI.13.4 «Los ejercicios de hoy, que deben hacerse unas tres o cuatro veces, sin que excedan un minuto cada vez, han de practicarse de manera ligeramente distinta de los anteriores. Repite la idea de hoy para tus adentros con los ojos cerrados. Luego abre los ojos y mira lentamente a tu alrededor mientras dices:

Estoy contemplando un mundo que no tiene significado.Repite esta afirmación para tus adentros mientras miras a tu alrededor. Luego cierra los ojos y concluye con: Un mundo que no tiene significado engendra temor porque creo que estoy compitiendo con Dios. Por lo tanto, pasamos de los pensamientos de nuestra mente a las percepciones de nuestros cuerpos, y luego regresamos a nuestro interior. Para decirlo una vez más, el mundo es fundamentalmente carente de significado. Sin embargo, nos esforzamos por darle un significado, ya que, en última instancia, da significado a nuestro yo separado. Al escuchar el ego, fabricamos un sistema de pensamiento de «pecado», «culpa» y «miedo»: nuestro «pecado» de la separación nos lleva a la experiencia de la «culpa», que culmina en la «atemorizante» creencia de que merecemos ahora ser castigados por un Dios vengativo, que ahora está en competencia mortal con nosotros por la existencia; o Él sobrevive, o nosotros lo hacemos, o, como dice el manual para los maestros: “mata o te matarán” (M-17.7:11). Pero la inherente falta de significado de esta constelación de locura no impide que tenga un poder tremendo, ya que hemos invertido el poder de nuestra creencia en ella. Dicha inversión significa que debemos esforzarnos por darle un significado para poder defendernos contra el sistema de pensamiento carente de significado del ego, que es la base de nuestra identidad carente de significado.

Para resumir este punto importante: cuando me doy cuenta de que el mundo no es nada, ya que es simplemente una defensa contra los pensamientos de mi mente, soy llevado de nuevo a la conciencia de la mente y a confrontarme con estos pensamientos. Si el mundo carece de significado y yo carezco de significado, entonces no existo, esto quiere decir que Dios ha ganado. Pero en lugar de perder la batalla, me esfuerzo por otorgarme significado a mí mismo y al mundo que me rodea. Jesús nos está ayudando a darnos cuenta de cómo proyectamos todo en el mundo. Si prestamos mucha atención a nuestras percepciones y lo que valoramos aquí, nos daríamos cuenta que nada de ello proviene de algo inherente al mundo, porque no hay mundo. No son más que el resultado de una necesidad dentro de nosotros mismos para justificar y reforzar el hecho espúreo de que existimos.

L-pI.13.5:1-2 «Tal vez te resulte difícil evitar resistirte, en una forma u otra, a esta última afirmación. Sea cual fuere la forma en que se manifieste dicha resistencia, recuérdate a ti mismo que en realidad tienes miedo de esa clase de pensamiento debido a la "venganza" del "enemigo". »

El temor es que esta es una competencia que no podemos ganar - Dios saldrá victorioso. El terror engendrado por tal locura está más allá de lo que podemos tolerar. Nos defendemos contra Él construyendo un sistema de pensamiento y luego un mundo, detrás del cual podemos escondernos. Una vez que nos hemos identificado con esta defensa que culmina en el cuerpo, nos «resistimos» a que nos sea quitado, lo que ciertamente haríamos si expusiéramos los cimientos de toda esta demencia delante de la verdad del Principio de la Expiación. Por consiguiente, no consideramos si tiene sentido que exista la ira de Dios acerca de todo esto, ya que este este pensamiento, tan aterrorizante como pueda ser, sirve sin embargo el propósito de proteger nuestra identidad individual al mantenernos alejados de que aceptemos el principio de la Expiación.

L-pI.13.5:3-4 «No se espera que a estas alturas creas esta afirmación, y probablemente la descartarás por considerarla absurda. Observa cuidadosamente, no obstante, cualquier señal de temor patente o encubierto que dicha afirmación pueda suscitar.»

Obviamente, si eres relativamente nuevo en Un Curso de Milagros, esta afirmación no tendrá sentido. Pero Jesús está pidiendo tu vigilancia, que prestes mucha atención a cualquier ansiedad o temor que esté dentro de ti.

L-pI.13.6 «Ésta es la primera vez que intentamos exponer una relación explícita de causa y efecto de una clase que aún eres muy inexperto en reconocer. No te enfrasques en esa última afirmación, y no trates ni siquiera de pensar en ella, excepto durante las sesiones de práctica. Eso es suficiente por ahora.»

La conexión de causa y efecto es entre nuestros pensamientos - el sistema de pensamiento del ego de pecado, culpa, y miedo - y la forma en que percibimos el mundo. En otras palabras, tengo miedo «no» por lo que se encuentra fuera de mí, sino por mi sistema de pensamiento, que me dice que la supervivencia es entre Dios y yo. Ten en cuenta, también, cómo Jesús no confronta ni tampoco ataca nuestra resistencia. Él simple y gentilmente nos recuerda la verdad. Esto nos permitirá aceptarla cuando «nosotros» estemos listos, sin ningún tipo de presión ni de culpa autoimpuesta. ¡Este es un ejemplo maravilloso para todos los estudiantes del Curso!

~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martínez.