Lección 11

Mis pensamientos sin significado me están mostrando un mundo sin significado.
 
Ahora Jesús establece explícitamente la conexión entre nuestros pensamientos y lo que percibimos, así que la razón por la que nada de lo que vemos a nuestro alrededor tiene algún significado (Lección 1) es que lo que supuestamente estamos viendo proviene de un pensamiento que no tiene significado. Esta lección expresa claramente esa relación causa-efecto.

L-pI.11.1:1-2 «De todas las ideas que hemos presentado hasta ahora, ésta es la primera que está relacionada con una de las fases principales del proceso de corrección: la inversión de la manera de pensar del mundo. Parece como si fuese el mundo el que determina lo que percibes.»

Podríamos añadir: “lo que sientes, lo que piensas, tus emociones, tus problemas”, etc. Por ejemplo, percibo a dos personas peleando a causa de que se encuentran en una pelea. O mi cuerpo siente frío porque la temperatura está bajo cero. Así es como piensa el mundo, y cómo todos experimentan el mundo. Sin embargo, si todo esto proviene de nuestros pensamientos, parte del sueño del ego de la separación, deben ser estos pensamientos los que soñaron la temperatura de congelación y los cuerpos los que reaccionan a ella. Nuestro aparato sensorial, por lo tanto, nos prueba que hay un mundo que es independiente de nosotros y que somos las víctimas inocentes de eventos fuera de nuestro control. Esto desde luego no significa que nos sintamos culpables si nos sentimos incómodos por un día muy frío. Simplemente significa que debemos darnos cuenta de que tenemos frío porque nos identificamos con el cuerpo, lo que a su vez significa que nos identificamos con el sistema de pensamiento del ego de la separación, todo lo cual carece de significado. De nuevo:

L-pI.11.1:3-5 «La idea de hoy introduce el concepto de que son tus pensamientos los que determinan el mundo que ves. [Ellos también determinan el mundo que experimentas.] Alégrate en verdad de practicar la idea en su forma original, pues en esta idea reside la certeza de tu liberación. La llave del perdón se encuentra en ella.»

Esta es una declaración extremadamente importante. Jesús nos está diciendo simplemente que lo escuchemos y practiquemos esta idea en su forma inicial. Podemos ver implícitamente que Jesús nos está diciendo que esta idea formará parte de los cimientos sobre los cuales trabajaremos el libro de ejercicios durante todo el año y también durante nuestro estudio sistemático del texto del Curso. Así es como aprendemos el perdón. No puedo perdonar un mundo que es real. No puedo perdonar a otros por lo que realmente han hecho, independientemente del efecto aparente que ha tenido sobre mí. Solo puedo perdonarte si me doy cuenta de que soy yo quien te ha puesto en «mi» sueño, y de que se trata de mi sueño. Esa es la clave del perdón y de la definición importante en Un Curso de Milagros de que perdonas a tu hermano por lo que él «no» te ha hecho (por ejemplo, W-pII.1.1:1). Es muy posible que la persona te haya hecho a ti o a otras personas una gran cantidad de cosas en el nivel físico o psicológico. Pero en el nivel de tu mente él no ha hecho nada, porque no es más que un pensamiento en tu mente. Así como tú, la víctima del victimario, también eres un pensamiento en tu mente. Víctima y victimario son uno y lo mismo. Cabe señalar que la mente, que es anterior al mundo temporal y espacial, está fuera del tiempo y el espacio. Como mencioné anteriormente en este libro, el tiempo y el espacio no son más que la proyección en forma del contenido de la mente de separación, y pecado, culpa y miedo.

Todo esto está implícito aquí, aunque no se dice de manera explícita. De hecho, Jesús no tiene que decirlo claramente aquí, porque ese es el propósito del texto. El propósito del libro de ejercicios es que «comencemos» el proceso de aplicar estas ideas y que «empecemos» a comprender que lo que creemos que vemos no es lo que realmente estamos viendo. Solo vemos una proyección de un pensamiento dentro de nuestras mentes; un pensamiento intencional, como mencioné brevemente antes,que asegura que nuestro sistema de pensamiento triunfe y el de Jesús pierda; nosotros tenemos razón y él está equivocado. El mundo separado de dolor y sufrimiento atestigua el hecho de que tenemos razón. Esta es la razón por la que lo hemos fabricado de la forma que lo hemos hecho. Ahora a las gentiles instrucciones para el ejercicio del día:

L-pI.11.2 «Las sesiones de práctica con la idea de hoy deben llevarse a cabo de forma ligeramente distinta de las anteriores. Comienza con los ojos cerrados y repite la idea lentamente para tus adentros. Abre luego los ojos y mira a tu alrededor, así como a lo que está cerca, a lo que está lejos y a lo que está encima o debajo de ti. Mira por todas partes. Durante el minuto más o menos a emplear usando la idea, simplemente repítela en silencio y asegúrate de hacerlo sin prisa y sin ninguna sensación de urgencia o esfuerzo.»

Comenzamos el ejercicio con los ojos abiertos a medida que miramos a nuestro alrededor y luego los cerramos. Jesús nuevamente subraya que no hay diferencia entre lo que vemos y lo que pensamos. Esto es lo mismo, ya que lo interno y lo externo son lo mismo. Date cuenta nuevamente en las instrucciones de Jesús acerca de hacerlo sin esfuerzo y con facilidad ya que la presión fortalece el mismo sistema de pensamiento del ego que estamos tratando de deshacer. Las palabras de Jesús en el siguiente párrafo subrayan el «proceso» del entrenamiento mental hacia donde él está guiando nuestros pensamientos:

L-pI.11.3 «Para derivar el máximo beneficio de estos ejercicios, los ojos deben pasar de una cosa a otra con cierta rapidez, ya que no deben detenerse en nada en particular. Las palabras, en cambio, deben usarse pausada, e incluso, relajadamente. La introducción a esta idea, en particular, debe practicarse de la manera más casual que puedas. Contiene los cimientos de la paz, de la relajación y de la ausencia de preocupación que estamos tratando de lograr. Al final de los ejercicios, cierra los ojos y repite lentamente la idea para tus adentros una vez más.»

Tal y como la tortuga nos enseña: despacio y fácil gana la carrera. Jesús está marcando el tono de nuestro aprendizaje, deshaciendo la necesidad del ego de pelear, luchar y vencer - incluso a sí mismo. Nos pide que practiquemos, usando términos como "sin prisa", "apaciguadamente", "casualmente", "pacíficamente", "relajadamente", "libre de preocupaciones" y "lentamente". Nuestro entrenamiento mental debería transcurrir tan libre de tensiones y conflictos como sea posible. El párrafo final de la lección contiene estas instrucciones de que procedamos gentilmente que a estas alturas ya deberían resultarnos familiares.

L-pI.11.4 «Tres sesiones de práctica probablemente serán suficientes hoy. No obstante, si no sientes ningún desasosiego o si éste es muy ligero, y te sientes inclinado a ello, puedes hacer hasta cinco. Más de eso no es recomendable.»

Más no es mejor, al menos no en el sistema de pensamiento que Jesús nos está impartiendo. Si podemos hacer cinco sesiones de práctica, bien. Si no, entonces tres serán suficientes. Pero, no nos afanemos por hacer más, dice Jesús. Él no está en el Cielo tomando nota de cuántas veces hacemos las lecciones. En otras palabras, Jesús está únicamente interesado en el «contenido» y no en la «forma»; en la calidad y no en la cantidad.

~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martínez.