Lección 15

Mis pensamientos son imágenes que yo mismo he fabricado

L-pI.15.1:1) «No reconoces que los pensamientos que piensas que piensas no son nada debido a que aparecen como imágenes.»

Las "imágenes" son lo que percibimos en el mundo externo a nosotros. El ego toma nuestros pensamientos de separación (pecado, culpa y miedo) y los proyecta de modo que los "veamos" en el mundo, en lugar de aceptar su presencia dentro de nosotros. Por lo tanto, percibimos estos pensamientos como imágenes de una persona, habitación, perchero, reloj y todo lo demás. Podemos tener una imagen de un Dios vengativo o benevolente, un mundo feliz o miserable, pero todas las imágenes de formas específicas son proyecciones de nuestros pensamientos de separación. Debido a que creemos que vemos algo afuera, creemos que lo que vemos es real.

Este proceso, entonces, se convierte en la última línea de defensa del ego. Ya que creemos que el mundo externo es real, nunca pensamos en el hecho de que las imágenes que percibimos en el exterior provienen de nuestros pensamientos internos y, si no sabemos que provienen de nuestros pensamientos, no hay forma de que podamos darnos cuenta de que los pensamientos en sí mismos no son realmente nada. Todo el sistema de pensamiento del ego y todos los pensamientos específicos asociados con él no son «nada» - son una defensa en contra de la realidad de Quién somos, nuestra verdadera Identidad como Cristo.

La frase "los pensamientos que piensas que piensas" es extremadamente importante. En realidad, pensamos que estamos pensando, tal como lo discutimos en las lecciones anteriores. De hecho, podríamos decir que el problema fundamental del ego es que «pensamos» - no tanto lo «que» pensamos como el hecho de que pensamos que «podemos» pensar (ver, de nuevo, T-31.V.14:3-4). Creemos que nuestros pensamientos «son» nuestros pensamientos. En otras palabras, creemos que «nos» pertenecen y no nos damos cuenta de que el único Pensamiento verdadero es el Pensamiento de nuestra Identidad como Cristo, que es uno con el Pensamiento de Dios.

Por lo tanto, el hecho de que creamos que podemos pensar presupone que tenemos una mente o un yo autónomos que se encuentran afuera y son independientes de Dios. Una vez más, puedes ver cómo, aunque el lenguaje de estas primeras lecciones es simple, es una simplicidad engañosa en el sentido de que revela de manera encubierta el fundamento metafísico del Curso.

L-pI.15.1:2-6 «Piensas que los piensas [tus pensamientos], y por eso piensas que los ves. Así es como se forjó tu manera de ver. Ésta es la función que le has atribuido a los ojos del cuerpo. Eso no es ver. Eso es fabricar imágenes.»

Jesús pone "manera de ver" entre comillas porque esto en realidad no se puede llamar ver. Debido a que lo que vemos es literalmente la nada, ¿cómo podríamos estar viendo algo? El ego nos hace sustituir la grandeza de nuestra Identidad como Cristo por la pequeñez de nuestra individualidad autónoma, que es lo que atesoramos por encima de todo lo demás. Para que mantengamos esta individualidad intacta, el ego nos hace identificarnos con el pecado de separarnos de Dios. Esto lleva a la culpa, lo que significa que creemos que merecemos ser castigados. Esta es la competencia con Dios discutida en la Lección 13.

Esta constelación de separación y pecado es tan aterradora que la negamos y la proyectamos afuera para olvidarla, lo que a su vez protege el pensamiento de individualidad. Nos quedamos con las imágenes que hemos fabricado, pero sin ningún recuerdo de cómo las fabricamos. En ese punto no hay absolutamente ninguna esperanza para la corrección. Nuevamente, por "fabricar imágenes" lo que Jesús quiere decir es que literalmente fabricamos una imagen de nuestros propios pensamientos. Dado que nuestros pensamientos no son nada, las imágenes que vienen a ellos también deben ser nada.

L-pI.15.1:7 «Lo cual ocupa el lugar de la visión, y la reemplaza con ilusiones.»

 En lugar de compartir la visión de Cristo o del Espíritu Santo, basada en el pensamiento de la Expiación que dice que la separación nunca ocurrió, el ego reemplaza esa visión o pensamiento con la suya propia. Así, primero hacemos realidad estos pensamientos del ego en nuestras mentes, y luego los proyectamos y los "vemos" como cosas reales fuera de nosotros. Jesús nos enseña en esta lección que las imágenes que percibimos fuera de nosotros no son más que los reflejos o las sombras de los pensamientos que hemos hecho realidad en nuestro interior.

Él, por supuesto, no está hablando realmente de las imágenes de un reloj, papelera o lápiz. Su objetivo final es que nos demos cuenta de que el aspecto más aterrador de este proceso es la imagen que hemos fabricado de nosotros mismos - seres independientes y autónomos, en control de nuestras vidas. Esta imagen de nosotros mismos también proviene de un pensamiento - el deseo de estar separados - y es por eso que, como he dicho, si realmente prestas cuidadosa atención a estas lecciones, deberías sentir terror en tu corazón, porque literalmente te están diciendo que tú no existes. Por lo tanto, quieres explorar cada vez más cuán aterradores son estos pensamientos, tratando de identificar cómo te defiendes contra ellos. Esto es extremadamente importante - observar cómo te defiendes contra lo que te enseñan estas lecciones.

L-pI.15.2:1 «Esta idea introductoria al proceso de fabricar imágenes que tú llamas ver, seguramente no tendrá mucho significado para ti al principio.»
Jesús una vez más está haciendo un leve eufemismo. La idea no tendrá mucho significado para nosotros porque no queremos aceptar lo que está diciendo. Una de las líneas de defensa más importantes que usa el ego es evitar que entendamos lo que Jesús realmente está diciendo aquí. Es por eso que dice, una vez más, que esto probablemente no tendrá mucho significado para ti. Y si leemos de nuevo Jesús ni siquiera está diciendo "probablemente". Dice que no tendrá mucho significado para ti, y eso se debe a que nos estamos defendiendo en contra del significado mismo como una manera de defender nuestra identidad individual.

L-pI.15.2:2-4 «Comenzarás a entenderla cuando hayas visto pequeños bordes de luz alrededor de los mismos objetos que ahora te resultan familiares. Ése es el comienzo de la verdadera visión. Puedes estar seguro de que ésta no tardará en llegar una vez que eso haya ocurrido.»

En mi conjunto de cintas, "El Libro de Ejercicios de Un Curso de Milagros: El Lugar que Tiene en el Plan de Estudio, Teoría y Práctica", yo desarrollé este pasaje en mucha profundidad. En lugar de repetir eso aquí, permíteme decir brevemente que Jesús no está hablando de ver literalmente bordes de la luz alrededor de los objetos. Esto fue originalmente destinado a un amigo de Helen y Bill. Te conviene mucho más entender esta declaración en términos del contenido. Cuando Jesús dice que verás "pequeños bordes de luz" alrededor de los objetos, realmente está hablando acerca de la luz del entendimiento o la visión que está llegando a ti. En otras palabras, comprenderás que los objetos son imágenes que tú fabricas como proyecciones de los pensamientos de separación que no deseas mirar en tu mente. Si intentas tomar esto literalmente, te sentirás culpable y fracasado cuando no veas estos "pequeños bordes de luz" alrededor de los objetos, sin mencionar además que terminarás glorificando a aquellos que afirmen que sí los ven.

L-pI.15.3:1-4 «A medida que avancemos, tal vez experimentes muchos "episodios de luz". Éstos pueden manifestarse de muchas maneras distintas, algunas de ellas bastante inesperadas. No tengas miedo de ellos. Son la señal de que por fin estás abriendo los ojos.»

Si tienes percepciones de la luz, todo bien y si no tampoco pasa nada, pero Jesús está diciendo que lo que realmente infundiría miedo en ti es tu repentino reconocimiento de que esta cosa que estás mirando no está allí en absoluto. Cuando de repente una "luz" se enciende en tu mente y dices: "¡Dios mío! De esto es de lo que habla Jesús", y te das cuenta de que si esta papelera no está realmente ahí, siendo una proyección de un pensamiento, ¿qué pasa con aquellos que creen que están percibiendo la papelera? Una vez más, ese reconocimiento es la fuente del miedo. A nadie le importa realmente si hay una papelera o no, pero «sí» te importa si «tú» estás ahí o no.

L-pI.15.3:5-7 «No seguirán ocurriendo, pues simbolizan meramente la percepción verdadera y no guardan relación alguna con el conocimiento. Estos ejercicios no han de revelarte el conocimiento, pero allanarán el camino que conduce a él.»

En muchos lugares, especialmente en el texto, Jesús deja en claro que la meta de Un Curso de Milagros no es el Cielo, el conocimiento o el amor (T-in.1:6-7; T-8.in.1:1-2), sino la corrección de la percepción falsa del ego, que sería la percepción o visión verdadera, la paz que produce el perdón o el milagro. Jesús también hace el mismo punto en el texto que hace aquí en 3:5: "...las visiones, por muy santas que sean, son efímeras." (T-3.III.4:6). Esto es debido a que todas las formas, independiente de que tan santo pueda ser su contenido, siguen siendo parte de la ilusión de la separación. Por lo tanto, únicamente son un «reflejo» de la verdad, pero no la verdad en sí misma.

Los dos párrafos restantes reiteran la necesidad de ser no-selectivos y no compulsivos, y enfatizan la idea crucial de la aplicación específica cuando nos sintamos tentados de estar enfadados o alterados. Estos énfasis son el contenido que se encuentra detrás de la forma de los ejercicios:

L-pI.15.4-5 «Al practicar con la idea de hoy, repítela primero para tus adentros, y luego aplícala a cualquier cosa que veas a tu alrededor, usando el nombre del objeto en cuestión y dejando descansar tu mirada sobre él mientras dices:

Esta(e) _______ es una imagen que yo mismo he fabricado.
Ese(a) _______ es una imagen que yo mismo he fabricado.

No es necesario incluir un gran número de objetos específicos al aplicar la idea de hoy. Pero sí es necesario que continúes mirando cada objeto mientras repites la idea para tus adentros. La idea debe repetirse muy lentamente en cada caso.

Si bien es obvio que no podrás aplicar la idea a un gran número de objetos durante el minuto más o menos de práctica que se recomienda, trata de seleccionarlos tan al azar como sea posible. Si te empiezas a sentir incómodo, menos de un minuto será suficiente. No lleves a cabo más de tres sesiones de práctica con la idea de hoy a no ser que te sientas completamente a gusto con ella, pero no hagas más de cuatro. Puedes, no obstante, aplicar la idea durante el transcurso del día según lo dicte la necesidad.»

Ser fieles a los aspectos específicos de los ejercicios diarios nos permite generalizar la lección de la inherente igualdad de todas las cosas a todas y cada una de las experiencias de nuestras vidas. Dicha generalización es el corazón del perdón y la clave para lograr la paz que es la meta que Jesús tiene para todos nosotros.

~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick.Traducción al Español por Alfonso Martinez.