Lección 22

LO QUE VEO ES UNA FORMA DE VENGANZA.
(Lección 22)
"Esto continúa con la Lección 21, que discutió la ira y el ataque; específicamente que no hay diferencias entre sus muchas formas - desde una leve molestia hasta una intensa furia - ya que todas ellas ocultan el pensamiento de separación y victimización. Esta lección lleva esos principios un paso más allá.
Es extremadamente importante, a medida que continuemos, no perder de vista que es imposible estar en este mundo sin albergar pensamientos de ataque. Si el mundo está hecho como un ataque contra Dios, como dice Jesús mucho más adelante en el libro de ejercicios (W-pII.3.2: 1) - para demostrar que tenemos razón y que Él está equivocado - y si nos identificamos con este mundo y el cuerpo, somos una parte inherente de ese sistema de pensamiento de ataque. Por lo tanto, el concepto mismo de existencia individual implica ataque, si no asesinato, debido a que para poder contar con la existencia, Dios ha tenido que ser destruido.
En consecuencia, es imposible identificarse con el cuerpo - física y psicológicamente - sin compartir la totalidad del sistema de pensamiento del ego. Entre las muchas palabras que podríamos usar para encapsular el ego, «ataque» debería ocupar un lugar prominente en esta lista.
📘(1:1-2) «La idea de hoy describe con gran precisión la manera en que todo aquel que alberga en su mente pensamientos de ataque no puede sino ver el mundo. Habiendo proyectado su ira sobre el mundo, lo que ve es la venganza a punto de devolverle el golpe.»
Mientras haya pensamientos de ataque en nuestra mente, debemos ver el mundo a punto de ejecutar su venganza sobre nosotros. La segunda frase, que es una descripción clásica de la proyección, nos proporciona la razón. Todos albergamos pensamientos de ataque, porque, nuevamente, nuestra identidad individual se basa en ello. Dado su origen - para que yo pueda existir, entonces Dios tiene ser destruido - se basa en el principio de «uno o el otro» o «matar o te matarán». Todos creemos que somos pecadores porque creemos que atacamos a Dios. Este sentido de ser pecador, junto con la culpa que inevitablemente se deriva de ello, es tan abrumador que no puede ser tolerado. Por lo tanto, el ego nos dice que empujemos el pecado y la culpa en nuestro inconsciente y entonces proyectarlos hacia afuera.
Además, como la expectativa de castigo es inherente a la idea misma de culpa, el mundo surge como el medio del ego para demostrar que merecemos ser castigados, tratados injustamente y victimizados.
El comienzo de nuestra vida física - la concepción y el nacimiento - se considera una prueba de que somos las víctimas inocentes de lo que otras personas nos han hecho. No estamos aquí como resultado de nuestras propias elecciones, sino de un accidente biológico. Esto refleja la creencia casi universal de que no tuvimos nada que ver con nuestro nacimiento. Todo lo que nos sucede desde el momento en que somos concebidos es visto en el contexto de ser víctimas inocentes de poderes y fuerzas más allá de nuestro control. El ego siempre interpretará estos poderes y fuerzas como una forma de ataque contra nosotros, lo que el ego nos convence de que merecemos debido a nuestro ataque original contra Dios.
Esta es la idea central de la lección. De hecho, sin comprender esta dinámica inconsciente, uno no será capaz de entender Un Curso de Milagros - ni el sistema de pensamiento del ego o su deshacimiento mediante el Espíritu Santo. Mientras creamos que estamos separados, creemos que tenemos pensamientos de ataque, y estos pensamientos de ataque «deben» ser proyectados afuera. Por lo tanto, seguiremos creyendo que otros están haciendo, están a punto de hacer o ya nos han hecho lo que creemos que originalmente hicimos a Dios y a Su Hijo.
Podemos tener la certeza de que los deberes que Jesús les asigna continuamente a sus estudiantes es que entiendan estas dinámicas en el contexto de las lecciones y ejercicios en el libro de ejercicios. Luego nos pide que apliquemos los principios de su deshacimiento - el perdón - a nuestras vidas personales reconociendo cómo manifestamos estos pensamientos del ego en nuestro comportamiento cotidiano.
📘(1:3) «De esta manera, percibe su propio ataque como un acto en defensa propia.»
Olvidamos que tuvimos el pensamiento original de ataque, ya que lo hemos proyectado y ahora vemos a todos y a cada aspecto del mundo dispuestos a atacarnos a «nosotros». Por lo tanto nos sentimos justificados en atacar en defensa propia. Esta es la "cara de la inocencia" que mencioné anteriormente, un concepto que se describe con mayor detalle en muchos lugares del texto (por ejemplo, T-27.I; T-31.V). En la Lección 170 veremos este concepto de defensa propia elaborado en mucha mayor profundidad.
📘(1:4-6) «Esto se convierte progresivamente en un círculo vicioso hasta que esté dispuesto a cambiar la manera como ve las cosas. De lo contrario, los pensamientos de ataque y contraataque le consumirán y poblarán todo su mundo. ¿De qué paz mental podría gozar en tales condiciones?»
Jesús dice que este círculo vicioso de ataque y defensa — la defensa siempre es un contraataque — no puede cambiar hasta que cambiemos como vemos. Esto significa cambiar la forma en que pensamos, porque la percepción y el pensamiento son uno: «las ideas no abandonan su fuente». Lo que percibimos afuera es simplemente una sombra de lo que primero percibimos y hacemos realidad en nuestras mentes. Cada vez que nos sentimos a merced de fuerzas más allá de nuestro control - fuerzas dentro de nuestros propios cuerpos, los cuerpos de otros, las leyes del mundo o de la naturaleza - afirmamos la verdad del sistema de pensamiento del ego, lo que significa que la realidad de Dios y El amor de Dios es falso.
Nuevamente, una vez que comencemos con la premisa de que existimos como yoes separados e individuales, es imposible no quedar atrapados en este círculo vicioso de ataque y contraataque. No hay salida a menos que cambiemos la premisa de nuestra manera de pensar, un proceso que se explica con mayor profundidad en la Lección 23.
📘(2:1-2) «De esta fantasía salvaje es de lo que te quieres escapar. ¿No es maravilloso recibir las buenas nuevas de que no es real?»
Definitivamente «no» serán buenas ni gozosas noticias si aún crees que existes y eres importante, por no mencionar especial. Mientras te aferres a tu identidad individual, no van a ser noticias gozosas que te digan que puedes escapar de todo esto. Esto explica la resistencia que todos tenemos a estas lecciones, tanto para comprenderlas como para aplicarlas, sin mencionar la resistencia a lo que enseña el texto. Será de suma utilidad para ti, a medida que continúes tu estudio y tu trabajo con esto, que identifiques cuanto te estás aferrando a tu yo y a la convicción de que tú tienes razón.
📘(2:3-5) «¿No te alegra sobremanera descubrir que te puedes escapar de ella? Tú has fabricado lo que deseas destruir; lo que odias y lo que quieres atacar y matar. Nada de lo que temes existe.»
Lo que querríamos destruir es a otras personas, así como a cualquier otro objeto de nuestra ira. Fabricamos el mundo que buscamos destruir, y que creemos que busca destruirnos. Todo lo que odiamos, atacaríamos y mataríamos es parte de nuestra "fantasía salvaje", cuyo propósito es demostrar nuestra existencia, pero que alguien más es responsable de ello. Una vez más, nos percibimos como las víctimas inocentes de lo que nos han hecho. A medida que hagas esta lección, trata de identificar el miedo y la ansiedad que surgen cuando empiezas a pensar en lo que Jesús está diciendo. El siguiente párrafo proporciona una buena oportunidad para practicar esto:
📘(3:1-6) «Mira hoy al mundo que te rodea por lo menos cinco veces, durante no menos de un minuto cada vez. A medida que tus ojos pasen lentamente de un objeto a otro, de un cuerpo a otro, di para tus adentros:
Veo únicamente lo perecedero.
No veo nada que vaya a perdurar.
Lo que veo no es real.
Lo que veo es una forma de venganza.»
Haz este ejercicio frente a un espejo y mira cuánto crees en lo que dice. Mientras contemplas un reflejo de tu yo separado, di: "Veo únicamente lo perecedero"; "No veo nada que vaya a perdurar". Si haces esto de manera adecuada y muy conscientemente, surgirá inevitablemente la ansiedad. Si no lo hace, indaga en tu mente a ver cómo te estás defendiendo en contra de esto. Ya que mientras que tú pienses que existes, eres especial, único e importante - ya sea de manera positiva o negativa - encontrarás estas lecciones difíciles y vas a ver que inducen ansiedad, y tendrás que identificar la resistencia en ti mismo. Por lo tanto, será más capaz de abordar honestamente las tres oraciones finales:
📘(3:7-9) «Al final de cada sesión de práctica, pregúntate: ¿Es éste el mundo que realmente quiero ver? La respuesta será obvia.»
Si bien la respuesta puede ser bastante obvia para la mente recta, para nuestros egos, este yo perecedero es, sin embargo, «nuestro» yo, así que desgraciadamente nuestra respuesta honesta cuando nos identificamos con el ego es: "Sí, esto es lo que quiero ver". Es conveniente, para no desilusionarnos, recordar lo que nos dice el anexo de «Psicoterapia: Propósito, Proceso y Práctica»: “apenas nos encontramos en el comienzo de la fase inicial de la primera jornada” (P-3.II.8: 5). Así que todavía tenemos muchísimo que aprender."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martínez.