La Verdadera Empatía - 11 de 23

La Verdadera Empatía - PARTE XI: Comentarios sobre la Sección "El acuerdo a unirse" (T-28.III) (cont.) ~ (11 DE 23) por el Dr. Kenneth Wapnick.
"(Párrafo 4 - Frases 1-2 ) «El final del sueño es el fin del miedo, pues el amor nunca formó parte del mundo de los sueños. La brecha «es» pequeña.»
Esta es otra clara declaración de que el amor no está presente en este mundo de sueños. El «reflejo» del amor está presente en el mundo de los sueños, pero no el amor en sí mismo, porque el sueño fue hecho para excluir el amor. El mundo fue hecho para mantener a Dios fuera; el cuerpo fue hecho como una limitación al amor. Una vez que se limita el amor, deja de ser lo que es.
Si "el final del sueño" es el fin del miedo, podríamos decir que el principio del sueño es el principio del miedo. Básicamente el miedo viene del sueño del ego, que es que nos hemos separado de Dios. En realidad, sin embargo, "la brecha es pequeña". De hecho, en otro nivel podemos decir que la brecha es inexistente, que esta pequeña brecha es absolutamente nada. Eso es lo que el Curso llama "el brevísimo lapso de tiempo". Eso es todo lo que es -- una pequeña zambullida de la eternidad que no tuvo ningún efecto.
(Párrafo 4 - Frases 2-3) «La brecha «es» pequeña. Sin embargo, contiene las semillas de la pestilencia y toda suerte de males, puesto que es el deseo de perpetuar la separación y de impedir la unión.»
Aunque "la brecha «es» pequeña" -en comparación es como el más pequeño de los rayos del sol; o como la ola más pequeña en la superficie del océano (T-18.VIII.3:3-4) - dentro de esta pequeña brecha está contenido todo el mundo de dolor que experimentamos. Esto nos parece imposible a nosotros que creemos que estamos aquí. Pero creemos que estamos aquí para no ver lo que esta pequeña brecha es realmente -- una diminuta e insignificante pieza de nada. Y aún así le hemos dado el poder de destruir el Cielo.
Ese es otro ejemplo de la arrogancia del ego. Creemos que esta pequeña e insignificante nada tenía el poder de destruir a Dios, destruir el Cielo, y, aún más, literalmente volver loco a Dios para que Él se convierta en la imagen de nosotros mismos. En vez de ser la imagen de Dios, Él se convierte en la imagen de nosotros -- un maníaco furioso que hace que el pecado sea real y sólo quiere venganza. Así que Él hace real la separación, la diferencia, el juicio y el ataque. Todo esto viene de la "diminuta y alocada idea", de la pequeña brecha. Si pudiéramos verlo, nos daríamos cuenta de que no hay nada allí.
Cuando elegimos no mirar la brecha, estamos escuchando al ego. El ego nos aconseja: "No mires esta pequeña brecha, porque está llena de tu pecado y culpa. Contiene la furiosa venganza de Dios, ante la cual deberías estar aterrorizado". Le decimos al ego: "Sí, entiendo lo que dices. Tienes razón, nunca lo volveré a mirarla. Me alejaré de ella tan rápido como pueda. Haré un mundo, y me esconderé allí." Y nunca miramos. Si lo hiciéramos, nos daríamos cuenta de que no hay nada allí.
Por lo tanto, también podemos decir que nuestros problemas consisten en no considerar su causa, su origen. Si el problema se define como no mirar, entonces la solución es clara: miramos. No mirar al ego significa que hemos escuchado al ego y nos hemos alejado del Espíritu Santo. Por lo tanto, mirar al ego significa que estamos dejando caer la mano del ego y estamos mirando con el Espíritu Santo, que nos dice: "Mirad todo esto, no es más que un sueño tonto en el que no ha pasado absolutamente nada. Y la brecha es muy, muy pequeña. No hay nada ahí". Cuando no miramos la brecha, hacemos que el pecado y la culpa sean reales. Esa es la causa de todos nuestros problemas y de todo nuestro dolor. El mundo entero está contenido en esta pequeña brecha.
El "deseo" al que se refiere el pasaje es el deseo de mantenernos alejados de Dios, aparte del recuerdo del Amor de Dios, el Espíritu Santo. Debido a que ese es el deseo que fabricó el mundo, entonces deseamos mantenernos separados de todos aquí. Tenemos la ilusión de unirnos unos con otros, pero eso es especialismo -- unirnos para satisfacer nuestras necesidades. Ese tipo de unión refuerza el sistema de pensamiento del ego, y por lo tanto no es una unión real en absoluto.
(Párrafo 4 - Frase 4) «Y así, [la pequeña brecha] parece conferirle a la enfermedad una causa que no es su causa.»
Debido a que hacemos que la brecha y el sistema de pensamiento del ego sean reales y los proyectamos hacia el mundo, la causa de la enfermedad se ve en el cuerpo, externa a la mente. La verdad, sin embargo, es que la causa se mantiene dentro de esta pequeña brecha. Si alguna vez pudiéramos mirar la brecha con los ojos abiertos, nos daríamos cuenta de lo que es y lo dejaríamos ir.
(Párrafo 4 - Frases 5-6) «El propósito de la brecha es la única causa de la enfermedad. Pues [la brecha] se concibió a fin de mantenerte separado y dentro de un cuerpo que tú ves como si fuese la causa del dolor.»
El propósito de la brecha es el deseo de mantenerse separados y aparte. Eso es lo que es la enfermedad -- la elección de mantenernos separados y aparte unos de otros y de Dios. Con esta definición de la enfermedad y el cuerpo, la definición de la curación se hace clara. Dentro de la pequeña brecha está todo el sistema de pensamiento del ego. El propósito de este sistema de pensamiento es mantener la pequeña brecha real -- estamos separados de Dios, pero nunca miraremos la brecha. Esa es la idea clave -- nunca la miraremos. En vez de eso, miramos su efecto aparente, olvidando que el mundo es un efecto de la causa. Al separar el efecto de la causa, al permitir que este velo de negación caiga sobre la mente, olvidamos de dónde vino todo -el mundo, la separación y la enfermedad. No sabiendo sobre la mente, lo que significa que no sabemos sobre la brecha, todo lo que vemos es el cuerpo.
Como este es el único mundo que conocemos, buscamos aquí las causas de nuestros problemas. Buscamos aquí la causa de la enfermedad. Aquí buscamos la causa del dolor. No sabemos nada más, así que no hay ningún otro lugar donde podamos buscar. Por lo tanto, seguimos buscando aquí en el mundo. Ese es el propósito de la pequeña brecha y del sistema de pensamiento del ego -- protegerse a sí mismo y mantenernos separados. El ego protege la separación manteniéndonos separados de la separación. La separación está en la mente -- el ego nos separa de eso. Así como el Amor de Dios no puede sino extenderse - es el amor extendiéndose al amor extendiéndose al amor, una continua expresión y extensión del amor - así también, el sistema de pensamiento del ego, basado en la separación y la fragmentación, sólo puede reproducirse a sí mismo. Así que separa y fragmenta, y separa y fragmenta. El ego nos separa de Dios, luego nos separa de la separación en la mente, inventando un cuerpo que está separado. Luego seguimos buscando cosas separadas fuera de nosotros para explicar por qué nos sentimos tan mal como nos sentimos. Y es infinito -- sigue y sigue y sigue y sigue. La única salida es darse cuenta de que el problema no está en el mundo en absoluto, está de vuelta en la mente. Eso es lo que hace el milagro. Pero nos parece que el cuerpo es la causa de todo y no la mente.
(Párrafo 5 - Frase 1) «La causa del dolor es la separación, no el cuerpo, el cual es sólo su efecto.»
El cuerpo es el efecto de la separación, de un pensamiento en la mente, de una decisión que la mente tomó de separarse de Dios y del Espíritu Santo.
Lo que es realmente importante en el trabajo con el Curso es primero entender los principios que se enseñan; luego ser capaces de aplicar esos principios cada vez que tengamos la tentación de hacer que el dolor sea real y hacer que la causa del dolor sea algo o alguien externo a la mente; y luego sólo estar conscientes de lo rápido que olvidamos todo.
En efecto, el propósito del libro de ejercicios es poner en marcha el proceso. Es un programa de entrenamiento de un año, para entrenar nuestras mentes a comenzar a ver que la causa de todo está en la mente. Las lecciones al principio del libro de ejercicios comienzan de esa manera. Estas lecciones nos ayudan a comprender que la mente compone todo lo que vemos, que nuestros pensamientos son importantes, que el significado que le hemos dado a todo viene de nuestro pasado, y que tenemos el poder de cambiar eso. Así que empezamos a sentirnos molestos y nuestra primera reacción es culpar a algo que comimos o bebimos anoche y que no debimos haber ingerido, o a algo que alguien nos dijo. Pero podemos tratar de detenernos tan rápido como podamos después de que eso suceda y recordarnos a nosotros mismos que no es por eso que estamos molestos. "Nunca estoy disgustado por la razón que creo", como enseña el libro de ejercicios. Estoy molesto porque solté la mano de Jesús. Por eso estoy molesto. Me sentía solo, y mi ego sólo buscaba algo o alguien más a quien culpar. Quería culpar a la comida, o a la compañía con la que estaba, o a lo que esta persona me hizo o no me hizo -- algo fuera de mí. Así que hice real la enfermedad y luego busqué la causa afuera. Luego, por supuesto, lo que quería hacer era conseguir que los demás estuvieran de acuerdo conmigo.
Así comenzamos a reconocer que esa es la falsa empatía que el ego fomenta.
(Párrafo 5 - Frases 2-4) «Sin embargo, la separación no es más que un espacio vacío, que no contiene nada ni hace nada, y que es tan insubstancial como la estela que los barcos dejan entre las olas al pasar. Dicho espacio vacío se llena con la misma rapidez con la que el agua se abalanza a cerrar la estela según las olas se unen. ¿Dónde está la estela que había entre las olas una vez que éstas se han unido y han llenado el espacio que por un momento parecía separarlas?»
Esta imagen es de un barco que se mueve a través del agua, haciendo una estela a su paso. Tan rápido como se hace la estela, las olas se precipitan y la cubren, de modo que en cuestión de segundos ya no hay ninguna estela. Esa es básicamente la explicación del Curso de lo que sucedió en la separación. Cuando pareció que nos quedamos dormidos y tuvimos la "diminuta y alocada idea" contenida en esta pequeña brecha -que nos habíamos separado de Dios- al mismo tiempo, el recuerdo del Amor de Dios en nuestras mentes que llevamos con nosotros al sueño cubrió la brecha. Si nos identificamos con ese recuerdo del Amor de Dios, entonces la brecha desaparece. La brecha me está diciendo que hay una separación entre Dios y yo, pero a través de ese recuerdo la brecha se cierra. La brecha se cerró en el instante en que pareció ocurrir. Recuerden, "no se perdió ni una sola nota del himno celestial" (T-26.V.5:4). Pareció haber una brecha, pero tan rápido como pareció haberla, tan rápido como fue deshecha. Tan rápido como el brevísimo lapso de tiempo pareció ocurrir, igual de rápido fue borrado. El problema es que seguimos creyendo que estamos aquí, y vivimos como si la brecha fuera real y estuviéramos realmente separados.
La verdad es que el error ya ha sido deshecho por la presencia del Espíritu Santo en la mente. El problema es que nos hemos alejado de Él. Así como creíamos que nos habíamos apartado de Dios al principio, ahora creemos que podemos apartarnos del Espíritu Santo. El propósito del Curso es volvernos hacia Él. Cuando nos volvemos hacia el Espíritu Santo y nos identificamos con Él, aceptamos el hecho de que el sueño ya ha terminado. Eso es lo que el Curso quiere decir cuando dice que el guión está escrito y que el viaje ya ha terminado. Sólo pensamos que todavía estamos en el camino. Todo el error ya se ha deshecho. Y así, al igual que la estela en el agua cuando el barco pasa es un espacio vacío que no contiene nada, así también lo es este pensamiento. El ego nunca ocurrió.
(Párrafo - Frase 5) «¿Dónde está la base de la enfermedad una vez que las mentes se han unido para cerrar la diminuta brecha que había entre ellas y en la que las semillas de la enfermedad parecían germinar?»
La unión original es entre nosotros y el Espíritu Santo, lo cual se refleja en nuestra unión con los demás. Mientras continuamos decidiendo no culpar a otros por nuestra angustia, estamos comenzando el proceso de aceptar nuestra unidad con los demás, que es el reflejo de nuestra aceptación en nuestras mentes de nuestra unidad con el Espíritu Santo.
En principio esto sucede en un instante. En nuestra experiencia dentro del sueño, toma mucho tiempo y mucho trabajo y práctica. Podemos ver cuán fuerte es nuestra resistencia simplemente reconociendo cuán rápidamente atribuimos nuestra enfermedad, nuestra incomodidad, nuestro dolor y nuestra molestia a algo más que a nuestra propia elección. Estoy disgustado "por...." Pero nunca es que estoy disgustado porque me asusté del Amor de Dios y me separé de él. Me asusté de que el Espíritu Santo o Jesús se acercaran demasiado y me separé de Ellos. Tuve miedo de lo feliz y libre del pasado que me sentía y, por lo tanto, tuve que inventar un problema.
Una manera de trazar el progreso de uno en el Curso -y me refiero a esto medio-en-serio, porque siempre hay un peligro cuando tratamos de medir nuestro progreso- es ver cuán rápido podemos recordar la causa real de nuestra angustia. Con el tiempo, nuestro tiempo de reacción -el tiempo entre el momento en que nos enfadamos y el momento en que recordamos por qué nos enfadamos- se hará cada vez más corto. Así que dejamos de culpar a alguien o a otra persona y decimos: "Me molesté porque me asusté del amor".
El peligro en esto es que, si me juzgo por tener miedo del amor, entonces una vez más me habré separado del amor. Si el amor de Jesús mira conmigo mi temor de él, será sin juicio. Y simplemente diré: "Me asusté de tu amor, así que solté tu mano y culpé a esta persona y me enfadé o enfermé". Si puedo hacerlo así, entonces estoy mirando con Jesús. Pero si me deprimo porque soy tan estúpido, lo olvidé, y lo estoy haciendo de nuevo, etc., entonces estoy de vuelta en la misma trampa del ego."
~ Extractos del taller realizado en la Fundación para Un Curso de Milagros, Temecula CA, Kenneth Wapnick, Ph.D.