Lección 131

NADIE QUE SE PROPONGA ALCANZAR LA VERDAD PUEDE FRACASAR. (Lección 131)
"En cierto sentido, esta lección (131) es un comentario sobre el famoso pasaje del Sermón de la Montaña sobre buscar y hallar: "... buscad, y hallaréis; ... el que busca halla " (Mateo 7: 7b, 8b) - el pasaje bíblico más frecuentemente citado en Un Curso de Milagros. Así encontramos enunciado aquí el importante tema de lo que buscamos lo encontraremos: si buscamos la felicidad en el mundo, tendremos la ilusión de encontrarla allí; sin embargo, si la buscamos en nuestras mentes, realmente la encontraremos.
📘(1:1) «El fracaso te acechará mientras persigas metas inalcanzables.»
Esta declaración expresa la máxima fundamental del ego: «Busca, pero no halles»
(T-16.V.6: 5). Nos dice que el problema está en el mundo y su solución allí también. La guía del ego tiene como objetivo distraernos de la fuente real del problema: el tomador de decisiones de la mente que elige al ego sobre el Espíritu Santo. Por lo tanto, la solución también debe estar en nuestras mentes: revertir nuestra decisión equivocada. El ego camufla ese hecho, haciéndonos creer en cambio que vivimos en un cuerpo. Como todos experimentamos problemas físicos y malestar, nuestra felicidad está relacionada con minimizar el dolor y maximizar el placer. Por lo tanto, buscamos la felicidad aquí, y nuestra existencia como criaturas del mundo está configurada para que nunca la encontremos realmente, pero la busquemos continuamente. La frustración, la desilusión y la desesperación son inevitables, como lo dejan claro estos dos pasajes:
“Lo que aprendiste en el pasado tiene que haberte enseñado lo que no te convenía, por la sencilla razón de que no te hizo feliz. Sólo por esto debería ponerse en duda su valor. Si el propósito del aprendizaje es producir cambios -y ése es siempre su propósito- ¿te sientes satisfecho con los cambios que tu aprendizaje ha producido en ti? Si no estás contento con lo que aprendiste es señal evidente del fracaso de dicho aprendizaje, ya que significa que no conseguiste lo que deseabas.” (T-8.I.4)
“No hay nada más frustrante para un alumno que un plan de estudios que no pueda aprender. Cuando eso ocurre su sensación de ser competente se resiente, y no puede por menos que deprimirse. Enfrentarse a una situación de aprendizaje imposible es la cosa más deprimente del mundo. De hecho, es la razón por la que, en última instancia, el mundo en sí es deprimente. El plan de estudios del Espíritu Santo nunca es deprimente porque es un plan de estudios que produce dicha. Siempre que se reacciona con depresión ante el aprendizaje, es porque se ha perdido de vista el verdadero objetivo del plan de estudios.” (T-8.VII.8)
Por lo tanto, solo cuando elijamos al Espíritu Santo como nuestro Maestro, podremos regresar a la fuente de nuestro descontento - la elección equivocada de la mente, que ahora felizmente corregimos.
El siguiente párrafo continúa la discusión de buscar algo que nunca encontraremos.
🔸️(1:2) «Buscas la permanencia en lo pasajero, el amor donde éste no se encuentra, la seguridad en medio del peligro y la inmortalidad en las tinieblas del sueño de muerte.»
Todos estos se enfocan en el cuerpo. La ciencia moderna nos ayuda a extender la vida física, reflejando la esperanza prevaleciente de que un día nos volveremos inmortales - la prueba final de que teníamos razón y de que Dios estaba equivocado. Además, hacemos a Dios uno mejor. No solo seremos inmortales en la eternidad, sino también en el cuerpo - el mismo cuerpo (y mundo) donde Dios no está permitido: "El mundo, por lo tanto, se fabricó con la intención de que fuese un lugar en el que Dios no pudiese entrar ..." (WpII. 3.2: 4). Nuestra permanencia como egos demostraría así el triunfo final sobre nuestro Creador. Sin embargo, para gran disgusto del ego, ello fracará: "La eternalidad es la única función que el ego ha tratado de desarrollar, si bien ha fracasado repetidamente." (T-4.V.6: 2).
De hecho, ¿cómo podría el ego tener éxito en su plan demente, y cómo podríamos tener éxito en nuestra búsqueda si lo seguimos? Jesús aborda esto específicamente en la siguiente oración:
🔸️(1:3) «¿Quién puede triunfar cuando la contradicción es el marco de su búsqueda así como el lugar adonde va en busca de estabilidad?»
Todo en este mundo implica contradicción. De hecho, una forma de reconocer que este mundo no es de Dios y, por lo tanto, no es real, es que es un lugar de opuestos; que fue hecho intencionalmente para ser el opuesto del Cielo. Nuestro estado natural y verdadero es la unicidad, el estado no dualista en el que solo hay Dios. Reexaminando esta importante declaración, leemos:
“No hay nada externo a ti. Esto es lo que finalmente tienes que aprender, pues es el reconocimiento de que el Reino de los Cielos te ha sido restaurado. Pues eso fue lo único que Dios creó, y Él no lo abandonó ni se separó a Sí Mismo de él. El Reino de los Cielos es la morada del Hijo de Dios, quien no abandonó a su Padre ni mora separado de Él. El Cielo no es un lugar ni tampoco una condición. Es simplemente la conciencia de la perfecta unicidad y el conocimiento de que no hay nada más: nada fuera de esta unicidad, ni nada adentro.” (T-18.VI.1)
En nuestro mundo dualista, todo tiene opuestos y es reconocido en contrastes. Entendemos el amor como lo opuesto al odio o el miedo, y vivimos por conceptos dualistas tales como alto y bajo, gordo y flaco, viejo y joven, hombre y mujer, y vida y muerte. Todos estos emanan de nuestros intentos inconscientes de probar que la Unicidad del Cielo no dualista es una mentira, y la individualidad dualista del ego es la verdad. Sin embargo, ¿es posible el éxito del ego cuando la verdad de la unicidad está más allá de las ilusiones que buscamos?
📘(2:1) «Las metas que no tienen sentido son inalcanzables.»
Este es el secreto que el ego nunca nos deja ver. Nuestras vidas - tanto física como psicológicamente - están programadas para el fracaso, y con cada uno estamos motivados para esforzarnos aún más para que nuestros próximos intentos resulten diferentes: nuestro próximo trabajo será gratificante; nuestra próxima relación será satisfactoria; nuestro próximo automóvil superará a todos los demás; y sigue y sigue y sigue. Tales intentos, sin embargo, son intrínsecamente carentes de sentido porque no funcionarán. Esto es lo que quiere decir Jesús al involucrarnos con cuestiones tangenciales (o que no tienen sentido):
“El ego transige con la cuestión de lo eterno, al igual que con todas las cuestiones que de algún modo tienen que ver con la verdadera pregunta, la cual espera encubrir y mantener fuera de la conciencia ocupándose de asuntos marginales. La tendencia típica del ego de estar continuamente ocupado con nimiedades tiene como objeto apoyar ese propósito. Uno de sus ardides favoritos para obstaculizar el aprendizaje es embarcarse en problemas diseñados de tal manera que su resolución sea imposible.” (T-4.V.6:4-6)
Por lo tanto, nos esforzamos por encontrar algo que satisfaga; y nada lo hará, sin embargo, seguimos intentándolo e intentándolo. Detrás de todos nuestros intentos, sin embargo, está la risa maliciosa del ego que dice: "Por supuesto, no funcionará, porque no mereces ser feliz". Ese pensamiento se convierte en uno de los testigos finales de la realidad de nuestra culpa y es la fuerza principal detrás de nuestro buscar y nunca hallar.
🔸️(2:2-5) «No hay manera de alcanzarlas, pues los medios que empleas para ello están tan desprovistos de sentido como ellas mismas. ¿Quién puede esperar alcanzar algo valiéndose de medios tan desatinados? ¿Adónde podrían conducirte? ¿Y qué pueden lograr que ofrezca alguna esperanza de ser real?»
Ese es el secreto, una vez más, que el ego nunca nos deja ver. Un Curso de Milagros, como hemos visto, quita los velos que ocultan la estrategia del ego, permitiéndonos mirar nuestras mentes y comprender lo que el ego está haciendo. El párrafo inicial de "Las leyes del caos" expresa el objetivo de Jesús de descubrir el propósito del ego para su sistema de pensamiento demente:
“Puedes llevar las "leyes" del caos ante la luz, pero nunca las podrás entender. Las leyes caóticas no tienen ningún significado y, por lo tanto, se encuentran fuera de la esfera de la razón. No obstante, aparentan ser un obstáculo para la razón y para la verdad. Contemplémoslas, pues, detenidamente, para que podamos ver más allá de ellas y entender lo que son, y no lo que quieren probar. Es esencial que se entienda cuál es su propósito porque su fin es crear caos y atacar la verdad. Éstas son las leyes que rigen el mundo que tú fabricaste. Sin embargo, no gobiernan nada ni necesitan violarse: necesitan simplemente contemplarse y transcenderse.” (T-23 .II.1)
Si nunca elegimos a Jesús como nuestro maestro, no tenemos forma de identificar la estrategia del ego, y así continuaremos buscando y nunca hallando. El medio de nuestra búsqueda es el cuerpo, buscando significado allí. Sin embargo, una vez que entendemos - al mirar a través de los ojos de Jesús al ego - el propósito oculto detrás de la locura del mundo y la nuestra por creer en él, pasamos fácilmente de lo que no tiene sentido a la verdad.
🔸️(2:6) «Ir en pos de lo imaginario conduce a la muerte porque es la búsqueda de lo que no es nada, y mientras vas en pos de la vida estás clamando por la muerte.»
Este es otro tema común en Un Curso de Milagros, su declaración más clara aparece al principio del texto, donde Jesús describe el conflicto básico entre lo que hacemos y lo que pensamos (T2.VI). Por ejemplo, si estamos motivados para ser útiles, pero en el fondo odiamos a quienes buscamos ayudar, debe haber conflicto. En un nivel más amplio, si buscamos la felicidad y la paz aquí - "Ir en pos de lo imaginario" - pero al mismo tiempo existe un pensamiento que nos dice que no lo merecemos, debe haber conflicto. Este es el enfoque de Jesús aquí: el conflicto inherente del cual no somos conscientes nos lleva más lejos en el mundo, asegurando que nunca tendremos éxito en nuestro objetivo. De hecho, la mente dividida en sí misma es el conflicto: el ego versus el Espíritu Santo, la muerte contra la vida, el odio en contra del perdón. Ambos sistemas de pensamiento están en la mente, asegurándose de que nuestras vidas reflejen este conflicto, hasta que elijamos el instante santo y permitamos que el Espíritu Santo sea nuestro único Maestro.
🔸️(2:7) «Quieres estar a salvo y tener seguridad, mientras que en tu corazón clamas por el peligro y por protección para el mísero sueño que urdiste.»
Esta es otra bomba, si pensamos en su significado. Externamente, nuestro yo consciente cree que estamos buscando seguridad, felicidad y paz. Simultáneamente, sin embargo, nuestro ego inconsciente nos hace buscar el peligro, porque esto significa que somos víctimas de fuerzas que están fuera de nuestro control: algo afuera que puede dañarnos, y nuestro sufrimiento lo demuestra. Si somos así las víctimas inocentes de las fuerzas externas destructivas, Dios no nos castigará, sino a los perpetradores de nuestro sufrimiento en su lugar. Esto afirma nuestra cara de inocencia, que exige que todos los que nos rodean sean pecaminosos, culpables y merecedores de castigo.
Por un lado, por lo tanto, buscamos la felicidad y la seguridad, pero por el otro, elegimos al ego como nuestro maestro y guía, una elección que inevitablemente lleva a identificarse con su sistema de pensamiento de culpa y odio. Proyectando esta culpa, la vemos en todas partes menos en nosotros mismos, y la odiamos. Nuestro problema se convierte en la amenaza percibida en el exterior, pero nunca en el problema interno. La protección del mísero sueño que hicimos del mundo refuerza el mísero sueño del sistema de pensamiento del ego que valoramos en nuestras mentes. Esto es paralelo a la distinción que hace Jesús en el texto entre el sueño del mundo del cuerpo y el sueño secreto de la mente:
“La brecha que separa a la realidad de los sueños no se encuentra entre lo que el mundo sueña y lo que tú sueñas en secreto. Pues en ambos casos se trata del mismo sueño. El sueño del mundo no es sino una parte de tu propio sueño de la que te desprendiste y luego viste como si fuese el principio y el final del tuyo. No obstante, lo que dio comienzo al sueño del mundo fue tu propio sueño secreto, lo cual no percibes, si bien es lo que causó la parte que ves, de cuya realidad no dudas.” (T-27.VII.11:4-7)
Una vez más, en esta lección, Jesús está usando el término «mísero sueño» para denotar el «sueño secreto que nosotros» mantenemos enterrado en nuestras mentes. Si está enterrado, obviamente no nos damos cuenta de ello, y nunca podemos recordar que lo hayamos elegido. Sin recordar, nunca podremos cambiar nuestra decisión. En otras palabras, mientras busquemos reforzar el sistema de pensamiento ilusorio del ego, nunca encontraremos la verdad. Sin embargo, cuando nos demos cuenta de que lo que hemos buscado ha sido un error, y que la verdad que buscamos fuera está dentro, todo cambiará, porque finalmente habremos encontrado lo que realmente buscamos.
📘(3:1-2) «No obstante, la búsqueda es inevitable aquí. Para eso viniste, y es indudable que harás lo que viniste a hacer.»
La búsqueda que hemos venido a hacer - de hecho, por qué nacimos - es encontrar la felicidad, lo que para el ego significa sacrificar a alguien más. Una vez que se percibe que nuestros problemas están fuera de nosotros, nuestros juicios y ataques están justificados - el núcleo del sistema de pensamiento del ego de «uno o el otro, mata o te matarán». Si existo, Dios debe ser destruido. Si he de ser inocente y escapar de Su ira, otro debe ser pecador. Esa es la naturaleza de nuestra búsqueda, haciendo que la verdad y la felicidad sean el efecto de encontrar fallas en alguien más.
Esto nos libra de la culpa del pecado, como lo explica el siguiente pasaje:
“Cuídate de la tentación de percibirte a ti mismo como que se te está tratando injustamente. Desde este punto de vista, tratas de encontrar inocencia únicamente en ti y no en ellos, a expensas de la culpabilidad de otro..No importa cómo se juegue el juego de la culpabilidad, alguien siempre tiene que salir perdiendo.
Crees que tu hermano es injusto contigo porque crees que uno de vosotros tiene que ser injusto para que el otro pueda ser inocente.” (T-26.X.4:1-2, 7-5:1)
Otra declaración importante sigue:
🔸️(3:3) «Pero el mundo no puede determinar la meta que debes perseguir, a menos que tú le otorgues ese poder.»
En verdad, el mundo no tiene poder y no puede dañarnos, porque su aparente poder está alojado en el tomador de decisiones de la mente - el «tú» al que se refiere Jesús. Si el mundo, su gente y su enfermedad tienen poder para quitarnos la paz y privarnos del Amor de Dios, es solo porque nosotros primero - como el soñador de la mente del sueño - les dimos ese poder. Recuerda, es nuestro sueño, y por tanto nuestras experiencias de amenaza, dolor y ataque representan el sueño que hemos establecido para evitar la responsabilidad por las situaciones en las que nos encontramos. Sin embargo, el problema nunca está en algo externo, sino que siempre está en nuestras mentes. El poder de causarnos dolor - de hecho, todos los pensamientos de ataque - reside solo en nosotros.
Recuerda esta importante declaración del texto:
“«No le tengas miedo al ego». Él depende de tu mente, y tal como lo inventaste creyendo en él, puedes asimismo desvanecerlo dejando de creer en él. No proyectes sobre otros la responsabilidad por esa creencia, o, de lo contrario, prolongarás su existencia. Cuando estés dispuesto a asumir total responsabilidad por la existencia del ego, habrás dejado a un lado la ira y el ataque, pues éstos surgen como resultado de tu deseo de proyectar sobre otros la responsabilidad de tus propios errores.” (T-7.VIII.5 :1-4)
🔸️(3:4) «Y si esto es así, aún eres libre de elegir una meta que se encuentra más allá del mundo y de todo pensamiento mundano, y que procede de una idea que rechazaste, pero que aún recuerdas; una idea ancestral, pero a la vez nueva; un eco de un patrimonio olvidado, pero que encierra todo lo que realmente anhelas.»
Aunque hemos elegido contra el Espíritu Santo y Su Expiación, el recuerdo de Dios permanece en nuestras mentes. Solo tenemos que elegirlo, y la verdadera libertad consiste en no darle al mundo el poder para aprisionarnos. El corazón del plan de estudios de Jesús es que aprendamos a elegir un maestro diferente, el significado de cambiar de mentalidad. Nuestro único problema - que data del instante original - es que elegimos al ego en lugar del Espíritu Santo. Una vez que tenemos claro que este único error es la fuente de nuestra infelicidad, la solución es obvia: elegimos otro maestro. En ese punto, nuestro objetivo cambia de la ilusión de la individualidad a la verdad de nuestra unicidad como Hijo de Dios, cuando escuchamos la canción olvidada, el "eco de un patrimonio olvidado":
“Escucha... tal vez puedas captar un leve atisbo de un estado inmemorial que no has olvidado del todo; tal vez sea un poco nebuloso, mas no te es totalmente desconocido: como una canción cuyo título olvidaste hace mucho tiempo, así como las circunstancias en las que la oíste. No puedes acordarte de toda la canción, sino sólo de algunas notas de la melodía, y no puedes asociarla con ninguna persona o lugar, ni con nada en particular. Pero esas pocas notas te bastan para recordar cuán bella era la canción, cuán maravilloso el paraje donde la escuchaste y cuánto amor sentiste por los que allí estaban escuchándola contigo.” (T-21.I.6)
El propósito de Jesús es convencernos de que queremos escuchar el eco de la canción, cuyo hermoso sonido nos llama desde "más allá del mundo y de todo pensamiento mundano" hacia la Fuente de toda la canción.
📘(4:1-2) «Alégrate de que tengas que buscar. Alégrate también de aprender que lo que andas buscando es el Cielo, y de que no puedes sino alcanzar la meta que realmente deseas.»
La búsqueda es el corazón de nuestra naturaleza como tomadores de decisiones. Buscamos la individualidad e intentamos asegurarla, reforzando el sistema de pensamiento del ego y su mundo; o nos damos cuenta de que cometimos un error y buscamos la verdad, lo que significa que elegimos al maestro que nos llevará allí. Ese es el significado de "Alégrate de que tengas que buscar" - alégrate de que tengas un tomador de decisiones que pueda buscar. Por lo tanto, Jesús nos insta a buscar la verdad en lugar de las ilusiones, porque "nadie que se proponga alcanzar la verdad puede fracasar".
🔸️(4:3-6) «Nadie puede dejar de querer esta meta, ni nadie puede, en última instancia, dejar de alcanzarla. El Hijo de Dios no puede buscar en vano, a pesar de que trata de demorarse, de engañarse a sí mismo y de pensar que lo que busca es el infierno. Cuando se equivoca, encuentra corrección. Cuando se extravía, se le conduce de nuevo a la tarea que le fue asignada.»
Una vez, Jesús le dijo a Helen que cuando ella hiciera su voluntad, él lo respetaría, y cuando ella no lo hiciera, él lo corregiría. Ella no puede perder. Ese es el punto de Jesús aquí: cuando cometemos un error, no es un pecado por el cual seremos castigados, sino simplemente un intento de encubrir la respuesta que ya está allí. Cuando nos hemos llenado de dolor y desilusión, estamos motivados para pedir ayuda a Jesús, la cual nunca podemos dejar de recibir.
Él nos recuerda que todo lo que ponemos en nuestras mentes es ilusorio, y por lo tanto no existe. Este reconocimiento restaura el Cielo a nuestra conciencia. Para el ego esto es el infierno, sin embargo, el cielo que el ego nos dice que será nuestro es en verdad el infierno del especialismo.
📘(5:1) «Nadie permanece en el infierno, pues nadie puede abandonar a su Creador ni alterar en modo alguno Su perfecto, intemporal e inmutable Amor.»
Esto reafirma el principio de Expiación: la separación de Dios nunca ocurrió. Somos libres de soñar que nos hemos separado y vivimos en el infierno, pero eso no cambia la realidad. Queda la Presencia de mentalidad recta del Espíritu Santo, que refleja el "perfecto, intemporal e inmutable Amor" que une nuestra voluntad con la de Dios:
“El plan de Dios para tu salvación no se habría podido establecer sin tu voluntad y consentimiento. Tuvo que haber sido aceptado por el Hijo de Dios, pues lo que Dios dispone para él, él no puede sino aceptarlo. Y Dios no dispone nada sin Su Hijo, ni Su Voluntad depende del tiempo para consumarse. Por lo tanto, lo que se unió a la Voluntad de Dios tiene que encontrarse en tí ahora, puesto que es eterno. Tienes que haber reservado un lugar en el que el Espíritu Santo puede morar, y donde ya se encuentra.” (T-21.V.5:1-5)
🔸️(5:2-5) «Hallarás el Cielo. Cualquier otra cosa que busques que no sea esto desaparecerá. Mas no porque se te vaya a quitar, sino porque realmente no la deseas.»
Este es otro principio central de Un Curso de Milagros: Jesús no nos quita cosas. Él nos dice en el texto, como ya hemos visto, que el Espíritu Santo transforma nuestras relaciones especiales. Por lo tanto, las cosas que hemos buscado aparte del Cielo desaparecerán porque esa habrá sido nuestra decisión. Como Jesús dice en el texto, implorándonos que hagamos otra elección:
“¡Renuncia al mundo! Pero no con una actitud de sacrificio, pues nunca lo deseaste. ¿Qué felicidad que jamás buscaste en él no te ocasionó dolor? ¿Qué momento de satisfacción no se compró con monedas de sufrimiento y a un precio exorbitante? La dicha no cuesta nada. Es tu sagrado derecho, pues por lo que pagas no es felicidad.” (T-30.V.9:4-10)
Sin embargo, Jesús no puede hacer esa elección por nosotros. Él solo puede recordarnos la elección disponible dentro de nosotros para aceptar el Cielo que no está solo dentro de nosotros, sino que «es» nosotros. Elegimos gustosamente contra el infierno del ego, dándonos cuenta de que ya no es lo que queremos. ¿Quién podría elegir el sacrificio y el sufrimiento por encima de la dicha y la felicidad, una vez que la elección entre ellos estuviese clara?
El problema, una vez más, es que las personas creen que «sí quieren» la verdad. Sin embargo, si lo hicieran, no estarían aquí. Las personas ingeniosamente niegan el miedo, el conflicto y la culpa que secretamente sienten, porque quieren estar por su cuenta y no regresar a casa. Un Curso de Milagros enseña que mientras mantengas que quieres regresar a casa cuando no lo haces, el verdadero deseo de regresar permanece enterrado bajo el deseo de existir aquí y probar que Jesús está equivocado.
Por eso es esencial que Jesús te enseñe no solo que estás percibiendo mal el mundo, sino que tus percepciones erróneas son proyecciones del pensamiento básico de la mente: "Quiero existir y tener la razón". Necesitas mirar ese pensamiento, y cuando cambies de mentalidad, desaparecerá.
🔸️(5:6) «Alcanzarás la meta que realmente anhelas, y esto es tan seguro como que Dios te creó libre de pecado.»
En dos lugares ya citados en el texto, Jesús dice que el resultado es tan seguro como Dios (T-2.III.3: 10; T-4.II.5: 8). Al final regresaremos a casa, porque en verdad nunca nos fuimos. ¿Cómo no podríamos regresar al lugar en el que ya estamos?
📘(6:1-3) «¿Por qué esperar al Cielo? Se encuentra aquí hoy. El tiempo es la gran ilusión de que el Cielo se encuentra en el pasado o en el futuro.»
La Lección 188 comienza con la línea: "La paz de Dios refulge en mí ahora" (WpI.188). El tiempo, el mecanismo «por excelencia» del ego, nos dice que el Cielo está en el pasado porque lo desechamos - el significado del pecado. También dice que aunque lo desechamos, si sufrimos y nos sacrificamos lo suficiente, pagando a Dios por lo que Le hicimos en el pasado, recuperaremos el Cielo en el futuro.
🔸️(6:4-6) «Mas esto no puede ser cierto si el Cielo es el lugar en el que la Voluntad de Dios dispone que Su Hijo esté. ¿Cómo iba a ser que la Voluntad de Dios estuviese en el pasado o aún por cumplirse? Lo que Él dispone está aquí ahora mismo, sin pasado y completamente sin futuro,»
La ventana a esta experiencia es el instante santo. Cuando elegimos estar con Jesús, no puede haber ninguna separación del Amor de Dios porque él «es» el Amor de Dios.
Si no hay separación, no hay pecado, culpa, o miedo, sin los cuales no puede haber proyección hacia un mundo que produce un pasado, presente y futuro. Así, el instante santo es el camino de regreso a la conciencia de "donde la Voluntad Dios dispone que Su Hijo esté", en el eterno presente de Su Amor. La apertura de "La morada inmutable" expresa bellamente este lugar donde Dios "espera" a Su Hijo:
“Hay un lugar en ti en el que este mundo en su totalidad ha sido olvidado, y en el que no quedan memorias de pecado ni de ilusiones. Hay un lugar en ti donde el tiempo ha desaparecido y donde se oyen ecos de la eternidad. Hay un lugar de descanso donde el silencio es tan absoluto que no se oye ningún sonido, excepto un himno que se eleva hasta el Cielo para brindar júbilo a Dios el Padre y al Hijo. Allí donde Ambos moran, allí Ambos son recordados. Y allí donde Ambos están, allí se encuentran el Cielo y la paz.
No creas que puedes cambiar el lugar donde Ellos moran. Pues tu Identidad reside en Ellos, y allí donde Ellos están, allí tienes que estar tú para siempre. La inmutabilidad del Cielo se encuentra tan profundamente dentro de ti, que todas las cosas de este mundo no hacen sino pasar de largo, sin notarse ni verse. La sosegada infinitud de la paz eterna te envuelve dulcemente en su tierno abrazo, tan fuerte y serena, tan tranquila en la omnipotencia de su Creador, que nada puede perturbar al sagrado Hijo de Dios que se encuentra en tu interior.” (T-29.V.1-2)
🔸️(6:7) «y tan alejado del tiempo como lo está una pequeña vela de una estrella distante, o lo que elegiste de lo que realmente deseas.»
Esta morada inmutable - nuestro verdadero hogar - está tan lejos del tiempo como es concebible. Es la luz del Cielo, totalmente desconocida para todos excepto el Pensamiento de que Dios creó a uno con Él:
“Los Pensamientos de Dios están mucho más allá de cualquier posibilidad de cambio y su resplandor es eterno. No están esperando a nacer, sino a que se les dé la bienvenida y se les recuerde. El Pensamiento que Dios abriga de ti es como una estrella inmutable en un firmamento eterno. Se encuentra tan alto en el Cielo que aquellos que se encuentran fuera del Cielo no saben que está allí. No obstante, brillará por toda la eternidad sereno, puro y hermoso. En ningún momento ha dejado de estar allí, ni ha habido jamás un instante en que su luz se haya atenuado o haya perdido su perfección.
El que conoce al Padre conoce esta luz, pues Él es el eterno firmamento que la mantiene a salvo, por siempre elevada y firmemente anclada. La perfecta pureza de esa luz no depende de si se ve en la tierra o no. El firmamento la envuelve y la mantiene dulcemente en su perfecto lugar, el cual está tan lejos de la tierra como la tierra lo está del Cielo.” (T-30.III.8:1-9:3)
En el resto de esta maravillosa lección, Jesús contrasta los escasos e infinitesimales regalos del ego con el regalo maravilloso de nuestra creación: la grandeza de Cristo.
📘(7) «El Cielo sigue siendo la única alternativa a este extraño mundo que construiste y a todas sus idiosincrasias; a sus patrones cambiantes y metas inciertas; a sus dolorosos placeres y trágicas alegrías. Dios no creó contradicciones. Aquello que niega su propia existencia y se ataca a sí mismo no es parte de Él. Dios no creó dos mentes, de las que el Cielo es el grato efecto de una, y la tierra, lo opuesto al Cielo desde cualquier punto de vista, el lamentable resultado de la otra.»
Esta es una declaración clásica de la no dualidad del Cielo. Dios no creó opuestos - lo bueno y lo malo, el Cielo y el mundo. Estas son «nuestras» creaciones erróneas, nuestra forma de tratar de combinar el Cielo y el infierno. La frase "dolorosos placeres y trágicas alegrías" resume la naturaleza de las relaciones especiales. Lo que creemos que trae alegría es trágico; lo que creemos que trae placer es doloroso. No hay concesiones en este sentido. Recuerda la explicación de Jesús en el manual:
“No olvides que el sacrificio es total. No hay sacrificios a medias. No puedes renunciar parcialmente al Cielo. No puedes estar en el infierno sólo un poco. La Palabra de Dios no admite excepciones. Esto es lo que hace que sea santa y que esté más allá del mundo. Es su santidad la que señala hacia Dios.” (M-13.7:1-7)
Las malas noticias para nuestro yo de mentalidad errónea es que la verdad es «todo o nada». Las buenas noticias para nuestro ser de mentalidad correcta es que la verdad es «todo o nada».
📘(8:1-3) «Dios no está en conflicto, ni Su creación está dividida en dos. ¿Cómo iba a ser posible que Su Hijo estuviese en el infierno, cuando Dios Mismo lo ubicó en el Cielo?»
El infierno es el sistema de pensamiento del ego de separación y dualidad, por no mencionar de pecado, culpa y miedo. Cuando se proyecta este sistema, se convierte en el mundo. Por lo tanto, no es el mundo el que es el infierno, sino el sistema de pensamiento del cual el mundo es la sombra proyectada. Además, Dios no solo «no» sufre conflicto, Él no percibe el mal ni el pecado; Él ni siquiera percibe los errores. Él no percibe nada, porque nada existe fuera de Su Mente. Por lo tanto, ciertamente Él no puede experimentar que "Su creación está dividida en dos", como el ego nos haría creer. El Hijo de Dios es Uno, indivisible en una unidad que se niega cuando atacamos a otro, como lo explica el siguiente pasaje:
“La niegas [la Palabra de Dios] cada vez que, por la razón que sea, atacas a un hermano. Pues entonces es cuando te separas de Dios. Mas esa separación no es posible. Es una separación que no puede ocurrir, una separación, no obstante, en la que sin duda creerás porque habrás dado lugar a una situación imposible. Y en esa situación, lo imposible parece ocurrir. Y parece ocurrir "a expensas" de la verdad.” (M-13.7:9-14)
🔸️(8:4) «¿Cómo podría él perder lo que la Voluntad Eterna le ha dado para que sea su morada para siempre?»
De nuevo, este es el principio de Expiación que dice que el Hijo de Dios nunca se separó de Su Fuente. Es por eso que, como se discutió anteriormente, cuando Jesús habla de la Respuesta de Dios a la separación o Su plan de salvación, está usando la metáfora. Si sus palabras fueran literalmente verdaderas, Dios habría perdido a Su Hijo para pecar, exactamente lo que el ego quiere que creamos.
🔸️(8:5-6) «No sigamos tratando de imponer una voluntad ajena al único propósito de Dios. Él está aquí porque ésa es Su Voluntad, y lo que Su Voluntad dispone se encuentra aquí ahora, más allá del alcance del tiempo.»
Donde Dios está, no es el mundo, ni es la mente dividida. Sin embargo, Su recuerdo está en nuestras mentes como el Espíritu Santo, y unirse a Él lleva al reconocimiento de que todo esto es un sueño.
Por lo tanto, no es realmente que Dios está con nosotros, sino que estamos con Él y, de hecho, siempre hemos estado con Él. Nuestros sueños de separación no han tenido ningún efecto sobre la realidad.
📘(9:1-2) «Hoy no elegiremos una paradoja en lugar de la verdad. ¿Cómo iba a poder el Hijo de Dios concebir el tiempo para que anulase la Voluntad de Dios?»
Una vez más, los estudiantes de Un Curso de Milagros a menudo dicen que Jesús quiere decir que solo nuestras interpretaciones del mundo son ilusorias. No es así. El mundo ilusorio es el universo de tiempo y espacio, materialidad y cambio. Este no puede ser el mundo eterno e infinito de Dios, como el lector puede recordar de estas conmovedoras líneas en el texto:
“A todo lo que «parece» eterno le llegará su fin. Las estrellas desaparecerán, y la noche y el día dejarán de ser. Todas las cosas que van y vienen, la marea, las estaciones del año y las vidas de los hombres; todas las cosas que cambian con el tiempo y que florecen y se marchitan, se irán para no volver jamás. Lo eterno no se encuentra allí donde el tiempo ha fijado un final para todo. El Hijo de Dios jamás puede cambiar por razón de lo que los hombres han hecho de él. Será como siempre ha sido y como es, pues el tiempo no fijó su destino, ni marcó la hora de su nacimiento ni la de su muerte. El perdón no lo cambiará. No obstante, el tiempo sólo está a la espera del perdón para que las cosas del tiempo puedan desaparecer, ya que no son de ninguna utilidad.” (T-29.VI.2:7-14)
🔸️(9:3-4) «Al hacer eso, niega lo que él mismo es y contradice lo que no tiene opuestos. Cree haber hecho un infierno en contraposición al Cielo y morar en un lugar que no existe, mientras que el Cielo es el lugar que no puede encontrar.»
No encontraremos el Cielo mientras pensemos que el Cielo está aquí, o que sus cualidades - el amor y la inmortalidad - sean alcanzables en nuestro mundo. Tenemos que decirle a nuestro nuevo maestro: "Gracias a Dios, estoy equivocado sobre todo y tú tienes razón. ¿Cómo podría haber pensado que vivo en un mundo que no existe, y no en el mundo en el que ya estoy? De hecho, me alegro y estoy agradecido de haberme equivocado ".
📘(10:1) «Deja hoy atrás esos pensamientos tan absurdos y haz que tu mente se vuelva receptiva a ideas verdaderas.»
Los pensamientos absurdos son cualquier cosa que hace que este mundo sea real en nuestra experiencia - aspectos de especialismo. Las ideas verdaderas nos alejan del mundo - expresiones de perdón. Ten en cuenta que el cambio al perdón implica dejar atrás nuestros pensamientos de especialismo.
🔸️(10:2) «Nadie que se proponga alcanzar la verdad puede fracasar, y es la verdad lo que nos proponemos alcanzar hoy.»
Aunque no se menciona aquí, se da a entender que no podemos buscar la verdad si elegimos un maestro que represente su antítesis. La verdad solo puede encontrarse en las manos de un Maestro que nos llevará allí. Por lo tanto, la idea fundamental es elegir al Maestro correcto:
“No puedes aprender simultáneamente de dos maestros que están en completo desacuerdo con respecto a todo. Su plan de estudios conjunto constituye una tarea de aprendizaje imposible. Te están enseñando cosas completamente diferentes de forma completamente diferente, lo cual sería posible si no fuera porque las enseñanzas de ambos son acerca de ti. Ninguno de ellos puede alterar tu realidad, pero si los escuchas a los dos, tu mente estará dividida con respecto a lo que es tu realidad.” (T-8.I.6:2-5)
Solo un Maestro habla en favor de la verdad de nuestra realidad. ¿Quién elegiría uno que no sabe Quiénes somos?
🔸️(10:3) «Dedicaremos diez minutos a este objetivo en tres ocasiones hoy, y pediremos que se nos conceda poder ver el despuntar del mundo real para que reemplace las imágenes descabelladas que en tanta estima tenemos por ideas verdaderas que ocupen el lugar de los pensamientos que no tienen significado, efectos, ni fundamento o substancia basados en la verdad.»
El puente entre experimentar este mundo y el Cielo es el mundo real, logrado al renunciar a las valoradas imágenes descabelladas que sostuvimos en su lugar. Este objetivo sin duda vale hoy treinta minutos de nuestro tiempo.
📘(11:1-4) «Esto es lo que reconocemos al iniciar nuestras sesiones de práctica. Comienza con lo siguiente: Pido que se me conceda ver un mundo diferente y tener pensamientos distintos de aquellos que inventé. El mundo que busco no lo construí yo solo, y los pensamientos que quiero tener no son los míos.»
Aquí se refleja la idea de que no podemos pedir "ver un mundo diferente y tener pensamientos distintos" a menos que estemos conscientes de nuestros pensamientos del ego. Por eso es esencial pedirle ayuda a Jesús para no encubrirlos - ni ser culpables o temerosos de ellos - sino exponer su insensatez trayéndolos a él. A medida que aprendemos a hacer esto, nos volvemos conscientes de que el Hijo de Dios es uno, tanto dentro de la ilusión como en el Cielo: la afirmación "El mundo que busco no lo construí yo solo" es verdadera tanto desde el punto de vista del ego como del Espíritu Santo .
Este mundo que realmente buscamos es el mundo real. Un pasaje en el texto se refiere al Espíritu Santo como el Hacedor del mundo - el mundo real - y Jesús usa "Hacedor" en lugar de "Creador" porque Su mundo también es una ilusión. El mundo real no es un lugar, sino un sistema de pensamiento que es el total opuesto del ego, y de hecho representa su deshacimiento. Elegir uno se logra al liberar el otro. «Uno o el otro» sigue siendo el único principio que rige nuestra decisión: la oscuridad del ego o la luz del Espíritu Santo; la ilusión o la verdad; el error o su corrección. Aquí está el pasaje:
“El mundo tiene otro Hacedor, el Corrector simultáneo de la creencia desquiciada de que es posible establecer y mantener algo sin un vínculo que lo mantenga dentro de las leyes de Dios,... error corregido es error eliminado. Y de este modo, Dios ha seguido protegiendo a Su Hijo, incluso en su error.
En el mundo al que el error dio lugar existe otro propósito porque el mundo tiene otro Hacedor que puede reconciliar el objetivo del mundo con el propósito de Su Creador…Todo aquel que se encuentra aquí ha venido a las tinieblas, pero nadie ha venido solo ni necesita quedarse más de un instante. Pues cada uno ha traído la Ayuda del Cielo consigo, lista para liberarlo de las tinieblas y llevarlo a la luz en cualquier momento. Esto puede ocurrir en cualquier momento que él decida, pues la ayuda está aquí, esperando tan sólo su decisión.” (T-25.III.4:1-5:1; 6:1-4)
🔸️(11:5) «Durante varios minutos observa tu mente y contempla, aunque tus ojos estén cerrados, el mundo insensato que crees que es real.»
El lector sin duda recuerda esta forma de instrucción de las primeras lecciones. La siguiente lección explica la premisa de esta afirmación: si nuestros ojos están abiertos o cerrados, es irrelevante. Ya que el mundo no es más que nuestros pensamientos proyectados de separación y culpa, aún podemos ser conscientes de ello con los ojos cerrados.
🔸️(11:6) «Revisa asimismo los pensamientos que son compatibles con dicho mundo que tú crees que son verdad.»
Repasamos no solo las circunstancias o relaciones, sino los pensamientos de especialismo y culpa que están debajo de ellos. Después de todo, estos pensamientos «son» el mundo que pensamos que vemos.
🔸️(11:7-8) «Luego descártalos y deslízate por debajo de ellos hasta llegar al santo lugar donde no pueden infiltrarse. Debajo de ellos hay una puerta en tu mente, la cual no pudiste cerrar completamente cuando quisiste ocultar lo que se encuentra más allá.»
La puerta conduce a la mente correcta, que el perdón abre como la llave de la felicidad. Es la puerta que atravesamos con la ayuda de Jesús, que se abre cuando podemos - con Jesús a nuestro ladov - mirar el mundo del ego, sus pensamientos y su proyección en la forma. Estos descabellados pensamientos de especialismo han utilizado capas de culpa y odio para cubrir el santo lugar en el que se encuentran los pensamientos compatibles y de mentalidad correcta que nos llevarán a casa.
📘(12:1-3) «Busca esa puerta hasta que la encuentres. Pero antes de tratar de abrirla recuerda que nadie que se proponga alcanzar la verdad puede fracasar. Y es esto lo que estás pidiendo que se te conceda hoy.»
Debemos recordar que Jesús nos llevará a través de la puerta, incluso cuando el ego nos dice que seremos destruidos y aniquilados a medida que desaparezcamos en el olvido. Por lo tanto, necesitamos esta seguridad adicional de que las consecuencias de pasar por la puerta son felices. Como dice la lección anterior: "Tú piensas que se te está destruyendo, sin embargo, se te está salvando." (W-pI.93.4: 4). Pasar significa el final del ego, pero no el final de nosotros, y estamos motivados para buscar y encontrar la puerta al darnos cuenta de que nada funciona aquí. Absolutamente nada, porque nunca encontraremos verdadera felicidad, paz o dicha en este mundo. Es por eso que Jesús nos pide que confiemos en Aquel que es nuestro Maestro. Como nos recuerda, en un mensaje que ya ha proporcionado consuelo:
“Pero Dios puede llevarte hasta allí, si estás dispuesto a seguir al Espíritu Santo a través del aparente terror, confiando en que Él no te abandonará ni te dejará allí. Pues Su propósito no es atemorizarte, aunque el tuyo lo sea. Te sientes seriamente tentado de abandonar al Espíritu Santo al primer roce con el anillo de temor, pero Él te conducirá sano y salvo a través del temor y más allá de él.” (T-18.IX.3:7-9)
Una vez que tomamos conciencia del guía que hemos elegido para guiarnos a través del anillo de temor, no dudaremos ni un instante más en elegir otro Guía que no puede fracasar en ayudarnos a alcanzar la verdad.
🔸️(12:4) «Nada excepto esto tiene ahora significado; ahora no valoras ni persigues ninguna otra meta, no hay nada que se encuentre a este lado de la puerta que realmente desees y sólo andas en pos de lo que se encuentra detrás.»
Jesús nos recuerda lo que realmente queremos, porque la tentación es fuerte en este punto para regresar al mundo de los cuerpos. Cuando nuestro odio a nosotros mismos se eleva ante nosotros, nos enfermamos o queremos enfermar a otros; vienen los juicios, y el especialismo se convierte una vez más en un feo espectro que oculta la verdad. Todas estas son defensas contra tomar estos pasos con Jesús. A medida que nos acercamos a la puerta, la voz del ego se vuelve más insistente; sin embargo, es una voz que no hace más que expresar nuestro deseo de individualidad. Nuestra identidad separada es todo lo que está amenazado, y reconocer la falta de significado última de este yo es lo que nos permite valorar la meta que Jesús y su curso nos ofrecen.
📘(13:1) «Empuja la puerta, y ve cuán fácilmente se abre sólo con tu intención de cruzarla.»
En otras palabras, no hay nada allí. En el texto, Jesús habla sobre el pecado que parece ser una sólida pared de granito, por la cual nunca podemos pasar. Sin embargo, con un objetivo y maestro diferente, la puerta del pecado se abre fácilmente. De hecho, cuando lo hace y la cruzamos, nos damos cuenta de que no había puerta - la puerta y la habitación donde entramos han desaparecido, porque en verdad nunca existieron. Solo en nuestros alucinantes sueños de pecado parecían sólidos, una "realidad" suavemente disipada por la razón del Espíritu Santo:
“El pecado es un obstáculo que se alza como un formidable portón -cerrado con candado y sin llave- en medio del camino hacia la paz. Nadie que lo contemplase sin la ayuda de la razón osaría traspasarlo. Los ojos del cuerpo lo ven como si fuese de granito sólido y de un espesor tal que sería una locura intentar atravesarlo. La razón, en cambio, ve fácilmente a través de él, puesto que es un error. La forma que adopta no puede ocultar su vacuidad de los ojos de la razón.” (T-22.III.3:2-6).
🔸️(13:2) «Allí ángeles alumbran el camino, disipando toda obscuridad, y tú te yergues en una luz tan brillante y tan diáfana que puedes entender todo lo que allí ves.»
Además de entender todas las cosas que vemos, olvidamos todas las cosas que una vez vimos. En este punto, una vez más, no hay nada que recordar porque el ego ha desaparecido. Los ángeles del perdón han echado fuera las tenebrosas figuras de pecado y juicio:
“Los ángeles revolotean amorosamente a tu alrededor, a fin de mantener alejado de ti todo sombrío pensamiento de pecado y asegurarse de que la luz permanezca allí donde ha entrado. Las huellas de tus pasos iluminan al mundo, pues por donde tú caminas, el perdón te acompaña jubilosamente.” (T-26.IX.7:1-2)
🔸️(13:3) «Un breve momento de sorpresa, tal vez, haga que te detengas antes de que te des cuenta de que el mundo que ves ante ti, en la luz, refleja la verdad que siempre has conocido y de la que no te habías olvidado totalmente mientras vagabas en sueños.»
Esto recuerda la hermosa sección que ya hemos visto, "La canción olvidada", que describe maravillosamente el recuerdo que nos lleva de vuelta a la verdad que nunca olvidamos.
“En Dios estás en tu hogar, soñando con el exilio.” (T-10.I.2:1)
“Tú no moras aquí, sino en la eternidad. Eres un viajero únicamente en sueños, mientras permaneces a salvo en tu hogar.” (T-13.VII. 17:6-7)
📘(14:1-4) «Hoy no puedes fracasar. Contigo va el Espíritu que el Cielo te envió para que algún día pudieras aproximarte a esa puerta y deslizarte fácilmente con Su ayuda más allá de ella hasta llegar a la luz. Hoy ha llegado ese día. Hoy Dios cumple la promesa que antaño le hiciera a Su santo Hijo, y Su Hijo recuerda la que le hizo a Él.»
Cerca del final de "Los votos secretos", Jesús habla de la promesa del Hijo a su Padre:
“Esto fue lo que Su Padre le dijo al crearlo: "Te amaré eternamente, como tú a Mí. Sé tan perfecto como Yo, pues nunca podrás estar separado de Mí". Su Hijo no recuerda que le contestó: "Sí, Padre", si bien nació como resultado de esa promesa.” (T-28.VI.6:4-6)
Esta es la promesa de deshacer los votos secretos de separación que prometimos, y aun así nos prometemos el uno al otro; nuestra promesa de que seremos uno con nuestro Creador. A través de Su Voz se mantiene esta promesa ancestral, cuando la luz de la verdad alborea en nuestras mentes que despiertan.
🔸️(14:5) «Éste es un día de júbilo, pues hemos llegado al lugar y momento señalados en los que encontrarás el objetivo de toda tu búsqueda aquí y de toda la búsqueda del mundo, las cuales finalizan al unísono al cruzar tú el umbral de esa puerta.»
En otras palabras, las mentes equivocadas y correctas desaparecen; el mundo de la percepción y el mundo corregido de la verdadera percepción. Un bello pasaje de "Verdadera Percepción-Conocimiento" en la Clarificación de Términos describe este final glorioso, cuando las ilusiones de mentalidad correcta y errónea desaparecen en una radiante luz en el altar de nuestro Ser:
“Y ahora el «conocimiento» de Dios, inmutable, absoluto, puro y completamente comprensible, entra en su reino. Ya no hay percepción, ni falsa ni verdadera. Ya no hay perdón, pues su tarea ha finalizado. Ya no hay cuerpos, pues han desaparecido ante la deslumbrante luz del altar del Hijo de Dios.” (C-4.7:1-4)
📘(15:1) «Recuerda tan a menudo como puedas que hoy debe ser un día de especial gozo, y abstente de abrigar pensamientos desalentadores y quejas banales.»
A medida que avanzamos en nuestro día, Jesús nos pide que seamos conscientes de nuestros "pensamientos desalentadores y quejas banales" y los velos de amor especial que usamos para ocultarlos. No es hasta que identificamos estos pensamientos del ego - "amorosos" y odiosos - que Jesús puede ayudarnos a dejarlos ir. Sin embargo, no podemos dejar ir algo que no creemos que esté allí; la negación es difícilmente una práctica espiritual. Estas lecciones, por lo tanto, identifican la triste falta de sentido de nuestras quejas, por lo que podemos elegir otro estribillo para reemplazar el fúnebre coro del ego. Tal elección, por ejemplo, es el medio para curar al paciente de psicoterapia:
“La sanación ocurre a medida que un paciente comienza a escuchar el canto fúnebre que entona y a cuestionar su validez. Hasta que no lo escuche, no puede entender que es él quien se lo canta a sí mismo. Escucharlo es el primer paso en la recuperación. Cuestionarlo tiene que convertirse entonces en su elección.” (P-2.VI.1:5-8)
🔸️(15:2-7) «La hora de la salvación ha llegado. Hoy es el día señalado por el mismo Cielo como un tiempo de gracia para ti y para el mundo. Si te olvidas de este feliz hecho tráelo nuevamente a tu conciencia repitiendo lo siguiente: Hoy busco y encuentro todo lo que deseo. Mi único propósito me lo brinda. Nadie que se proponga alcanzar la verdad puede fracasar.»
Para afirmar la orientación tantas veces repetida, lo que da sentido a nuestra práctica es aprender cuánto no queremos decir de corazón las palabras de la lección, aceptando que una parte de nosotros no quiere la verdad aterradora que nos liberará de nuestro especialismo. Por lo tanto, antes de decir y decir de corazón estas palabras, primero debemos ser conscientes de la verdad del ego, necesitando a Jesús para que nos ayude a perdonar estos pensamientos especiales que prefieren el ego a él. En otras palabras, antes de que la verdad pueda alborear en nuestras mentes, debemos perdonarnos a nosotros mismos por rechazarla. Así llegamos a conocer el hecho feliz de que alejar a Jesús no tuvo ningún efecto: no fue a ninguna parte y, afortunadamente, tampoco lo hicimos nosotros. Sin un efecto, el pecado de separación no es una causa, y no existe nada que no sea causal. Por lo tanto, el pecado no existe y no hay nada que perdonar. Esta es la verdad y, al elegir perdonar, elegimos buscar lo que realmente deseamos encontrar. Nuestro único propósito asegura que lo hagamos, porque nadie que se proponga alcanzar la verdad puede fracasar."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.