Lección 156

CAMINO CON DIOS EN PERFECTA SANTIDAD. (Lección 156)
"Esta es una lección maravillosa (156), que nos recuerda que tenemos una mente recta. Muchas lecciones no se enfocan en nuestra vigilancia contra el ego, sino que se enfocan - como lo hacen esta y la siguiente - en Quién somos como el Hijo de Dios. Estas lecciones inspiradoras, por lo tanto, ayudan a recordarnos la verdad dentro de nosotros, y con Quién caminamos hacia esa verdad.
📘(1:1-2) «La idea de hoy no hace sino expresar la simple verdad que hace que el pensamiento de pecado sea imposible. Esta idea nos asegura que la culpabilidad no tiene causa, y que, por lo tanto, no existe.»
Si "camino con Dios en perfecta santidad", no estoy separado de Él, y por lo tanto no puede haber pecado. El pecado da lugar a la culpa, que causa el miedo que lleva a la fabricación del mundo como una defensa. Toda esa locura puede desaparecer en un instante - un tema central en Un Curso de Milagros y la base del perdón: «si un pensamiento no tiene ningún efecto, no puede ser una causa. Si no es una causa, no puede existir». La única forma en que el pecado de la separación puede ser real es si tiene efectos. Por lo tanto, estar con Dios significa que no hay separación y el pecado no tiene ningún efecto. Por lo tanto, no existe y el Hijo de Dios es por siempre inocente - no hay pecado, no hay culpa. Enseñar esto es el rol del milagro, como lo explica el siguiente pasaje:
“Lo que tú recuerdas nunca sucedió, pues procedió de una ausencia de causa, que tú pensaste que era una causa. Cuando te des cuenta de que has estado recordando consecuencias que carecen de causa y de que, por lo tanto, jamás pudieron haber tenido efectos, no podrás por menos que reírte. El milagro te recuerda una Causa que está eternamente presente y que es inmune al tiempo y a cualquier interferencia. Dicha Causa nunca ha dejado de ser lo que es. Y tú eres Su efecto, tan inmutable y perfecto como Ella Misma.” (T-28.I.9:1-6)
Yo, el Efecto de Dios, nunca lo he abandonado, la Causa que es mi Fuente. Esta expresión del principio de Expiación nos lleva a las siguientes oraciones:
🔹️(1:3-5) «Es la consecuencia lógica de la idea fundamental que tan a menudo se menciona en el texto, la cual reza así: las ideas no abandonan su fuente. Si esto es verdad, ¿cómo ibas a poder estar separado de Dios? ¿Cómo ibas a poder caminar por el mundo solo y separado de tu Fuente?»
Hemos estudiado este principio muchas veces. Si «las ideas no abandonan su fuente», y yo soy una idea en la Mente de Dios, nunca he abandonado mi Fuente, lo que significa que todo lo que el ego ha enseñado es incorrecto. Sin embargo, Jesús me enseña la verdad, expresada de manera similar en el texto:
“Causa y efecto no son dos cosas separadas, sino una sola. Dios dispone que aprendas lo que siempre ha sido verdad: que Él te creó como parte de Sí Mismo y que esto no puede sino seguir siendo verdad porque las ideas no abandonan su fuente. Ésta es la ley de la creación...Y creer que las ideas pueden abandonar su fuente es tratar inútilmente de hacer que las ilusiones sean verdad. Pues nunca será posible engañar al Hijo de Dios.” (T-26.VII.13:1-3, 5-6)
Sin embargo, si camino solo, separado de Dios y de todos los demás, afirmo que esta lección no es la verdad y que camino con el ego en perfecta impiedad. La culpa por mi separación pecaminosa demuestra que este estado profano es real.
📘(2:1) «No somos inconsistentes con los pensamientos que presentamos en nuestro programa de estudios.»
Aquí, como en muchos otros lugares, Jesús declara que su Curso es lógicamente consistente dentro de sí mismo. Los siguientes son dos ejemplos del texto:
“En vista de lo simple y directo que es este Curso, no hay nada en él que no sea consistente.”
(T-20. VII.1:3)
“Este Curso o bien se creerá enteramente o bien no se creerá en absoluto. Pues es completamente cierto o completamente falso, y no puede ser creído sólo parcialmente.” (T-22.II.7:4-5)
Este es un plan de estudios integrado, por lo que es importante no dejar que la metafísica se aleje demasiado de ti. El mundo es literalmente una ilusión y observa - sin culpa - cómo comprometes esta simple verdad. La presencia amorosa de Jesús en tu mente hace posible esta ausencia de condena.
🔹️(2:2-3) «La verdad tiene que ser verdad de principio a fin, si es que es la verdad. No puede contradecirse a sí misma, ni ser dudosa en algunas partes y segura en otras.»
La verdad no puede ser verdad en esta circunstancia, pero no en otras; Jesús no puede estar presente en esta situación específica, pero no en otras. Si la verdad y Jesús están presentes, están presentes todo el tiempo porque están en nuestras mentes. Hablando de su Curso, Jesús nos anima a tomar la decisión en favor de la verdad y sólo la verdad, abandonando nuestra identificación previa con la ilusión:
“He afirmado que los conceptos básicos a los que este Curso hace referencia no admiten grados. Algunos conceptos fundamentales no pueden entenderse en función de sus opuestos. Es imposible concebir la luz y la obscuridad, o todo y nada, como posibilidades compatibles. Estos conceptos son o completamente verdaderos o completamente falsos. Es esencial que te des cuenta de que tu pensamiento seguirá siendo errático hasta que te comprometas firmemente con la luz o con la obscuridad.” (T-3.II.1:1-5)
🔹️(2:4-9) «No puedes caminar por el mundo separado de Dios porque no podrías existir sin Él. Él es lo que tu vida es. Donde tú estás, Él está. Hay una sola vida. Ésa es la vida que compartes con Él. Nada puede estar separado de Él y vivir.»
Puesto que todo en el mundo está separado de Dios, y fue hecho para estar separado de Él, nada aquí vive. A eso se refiere Jesús cuando dice: "Fuera del Cielo no hay vida." (T-23.11.19: 1). Veremos esto desarrollado más adelante en la Lección 167, "Sólo hay una vida y ésa es la vida que comparto con Dios" (W-pI.167). Aquí las ideas apuntan a esa lección, que continúa el examen del principio de que «las ideas que no abandonan su fuente» - si no hemos abandonado nuestra Fuente, ¿cómo podemos estar separados de Él? No puedes escapar de lo que eres. Porque Dios es misericordioso, y no permitió que Su Hijo lo abandonara. Por lo que Él está agradecido, pues en eso consiste tu escape de la locura y de la muerte. En ninguna parte, excepto dónde Él está, te puedes encontrar (T-31.IV.11: 3-6).
Uno de los poemas de amor de Helen a Jesús, apropiadamente llamado "Love Song" (Canción de Amor), expresa conmovedoramente su amor por su Señor, como lo hace el nuestro, haciéndose eco de nuestro amor por nuestro Creador y Fuente. Aquí están los versículos de apertura y cierre:
«Mi Señor, mi Amor, mi Vida, Yo vivo en ti.
No hay vida aparte de lo que eres.
Respiro tus palabras, descanso en tus brazos.
Mi vista está santificada por tu única estrella.
Olvidarte es olvidarme de mí mismo,
De por qué he venido y a dónde voy.
Mi Señor, mi Amor, mi Vida, déjame olvidar
Todas las cosas excepto la hermosura que Tú conoces.»
(Los Regalos de Dios, p. 53)
📘(3) «Y ahí donde Él está tiene que haber santidad así como vida. Él no posee ningún atributo que no comparta con todas las cosas vivientes. Todo lo que vive es tan santo como Él, pues lo que comparte Su vida es parte de la Santidad y no puede ser pecaminoso, de la misma manera en que el sol no puede elegir ser de hielo, el mar estar separado del agua o la hierba crecer con las raíces suspendidas en el aire.»
Jesús no está hablando de la vida como un cuerpo, sino del espíritu: nuestra verdadera Identidad como Cristo. Esta Identidad es totalmente una con Dios, por lo que todo lo que es de Dios debe ser compartido con Su Hijo:
“Dios se extiende hacia afuera, más allá de todo límite y más allá del tiempo, y tú que eres co-creador con Él, extiendes Su Reino eternamente y más allá de todo límite...Pensar como Dios es compartir Su certeza acerca de lo que eres, y crear como Él es compartir el Amor perfecto que Él comparte contigo.” (T-7.I.5:4; 6:1)
En cuanto a la última frase del párrafo, ahora hay un tipo de hierba que crece con sus raíces en el aire, pero el significado aquí es claro: no podemos dejar de ser Quién somos, a pesar de nuestros sueños febriles de separación. Lo que no es natural nunca puede ocurrir; lo que es irreal no puede ser; lo que es sólo de Dios es - nuestro Padre nunca podría estar sin Su Hijo.
📘(4:1) «Hay una luz en ti que jamás puede extinguirse y cuya presencia es tan santa que el mundo se santifica gracias a ti.»
Esa luz no está en ti como un yo físico / psicológico, sino en la mente recta, representada por el Espíritu Santo.
🔹️(4:2-4) «Todo lo que vive no hace sino ofrecerte regalos y depositarlos con gratitud y alegría ante tus pies. El aroma de las flores es su regalo para ti. Las olas se inclinan ante ti, los árboles extienden sus brazos para protegerte del calor y sus hojas tapizan el suelo para que camines sobre algo mullido, mientras que el sonido del viento amaina hasta convertirse en un susurro en torno a tu santa cabeza.»
Jesús está escribiendo como poeta, obviamente sus palabras no están destinadas a ser tomadas literalmente, sino como una bella representación metafórica de lo que será el mundo cuando nos demos cuenta de que no somos de él - un lugar de amorosa gratitud por la luz que hemos traído a la Filiación que todavía cree en la oscuridad. Un sentimiento similar de agradecimiento se expresa en este hermoso pasaje de "Pues Ellos han llegado":
“Los ángeles revolotean amorosamente a tu alrededor, a fin de mantener alejado de ti todo sombrío pensamiento de pecado y asegurarse de que la luz permanezca allí donde ha entrado. Las huellas de tus pasos iluminan al mundo, pues por donde tú caminas, el perdón te acompaña jubilosamente. No hay nadie en la tierra que deje de dar gracias a aquel que ha restaurado su hogar, protegiéndolo así del crudo invierno y del gélido frío. ¿Y cómo podrían el Señor de los Cielos y Su Hijo dar menos como muestra de agradecimiento cuando han recibido mucho más?” (T-26.IX.7)
Dicho sea de paso, el pasaje del libro de ejercicios es una referencia específica a las cosas que Jesús le había dicho a Helen. Al principio de la escritura, la comparó con un rayo de luz pura, ante el cual incluso los ángeles se inclinaron. * Obviamente, ese rayo de luz pura es también de todos nosotros, porque Jesús no comparte nuestra autoimagen repleta de culpa:
“...Cristo es el Hijo de Dios, que vive en Su Creador y refulge con Su gloria. Cristo es la extensión del Amor y de la belleza de Dios, tan perfecto como Su Creador y en paz con Él.
Bendito es el Hijo de Dios cuyo resplandor es el de su Padre, y cuya gloria él quiere compartir tal como su Padre la comparte con él...¡Que la paz sea contigo que descansas en Dios, y en quien toda la Filiación descansa!” (T-11.IV.7:4-8:1, 4)
📘(5:1) «La luz que refulge en ti es lo que el universo ansía contemplar.»
Todo el mundo sufre, y la ilusión de placer defiende contra el dolor de creer que no pertenecemos aquí, y ni siquiera sabemos a dónde pertenecemos. Sin embargo, la luz no nos ha abandonado, y es la chispa de nuestro verdadero Ser, los Grandes Rayos de los que habla el texto con tanta frecuencia. Dentro del sueño podemos conocer la chispa, llevándonos más allá del sueño a nuestro hogar, "La luz...que el universo ansía contemplar":
“El poder de una mente puede irradiar hasta otra porque todas las lámparas de Dios fueron encendidas por la misma chispa, la cual está en todas partes y es eterna.
En muchos lo único que queda es la chispa, pues los Grandes Rayos están velados. Aun así, Dios ha mantenido viva la chispa de manera que los Rayos nunca puedan olvidarse completamente...La chispa, no obstante, sigue siendo tan pura como la luz mayor porque es lo que queda de la llamada de la creación. Deposita toda tu fe en ella y Dios Mismo te contestará.” (T-10.IV.7:5-8:1-2, 6-7)
Otros verán esa luz en ti en la medida en que dejer ir tus ilusiones, permitiendo que Jesús sea tu maestro y guía. En este sentido la luz brillará en tu mente, y los demás también lo sabrán, experimentándolo como una llamada que les dice: "Pueden hacer la misma elección que yo hice". Todos anhelan ver esta luz, que es no física o externa, sino el recordatorio de Quién somos como Cristo, el hogar de los Grandes Rayos. La razón por la que las personas se sienten atraídas por Un Curso de Milagros, independientemente de lo que puedan hacer después, es que perciben la presencia de luz que resplandece a través de sus palabras. Esto es lo que llama a las personas, incluso a aquellos que no lo entienden. Sienten una presencia que no es de este mundo, y ahí radica su esperanza.
🔹️(5:2-4) «Todas las cosas vivientes se detienen en silencio ante ti, pues reconocen a Aquel que camina a tu lado. La luz que llevas contigo es la suya propia. Y así, ven en ti su propia santidad, y te saludan como salvador y como Dios.»
La frase "todas los cosas vivientes", utilizada esporádicamente en Un Curso de Milagros, se refiere a lo que «nosotros» identificamos como cosas vivientes. Cristo, la única y verdadera "cosa viviente", no te mira. Jesús habla así de lo que consideramos que está vivo aquí, aquellos con quienes nos relacionamos. De hecho, sin embargo, no son más que expresiones de un pensamiento de separación y desesperanza, anhelando que se demuestre lo contrario. Huelga decir que en este punto, Jesús no se refiere a nada externo, sino a la luz de Cristo brillando en cada fragmento aparentemente separado de la Filiación.
🔹️(5:5) «Acepta su reverencia, pues le corresponde a la Santidad Misma, que camina a tu lado, transformando con Su dulce Luz todas las cosas en Su semejanza y en Su pureza.»
Cuando las personas expresen gratitud, no debes tomarlo como algo personal y convertirlo en un culto de especialismo, pero tampoco debes rechazarlo por falsa humildad. La gratitud debe ser aceptada porque no es para ti personalmente, sino por la esperanza que has dado: el amor y la luz que experimentan en ti también brillan en ellos, a pesar de sus pensamientos tenebrosos de pecado y culpa.
📘(6:1-2) «Así es como opera la salvación. Al tú hacerte a un lado, la luz que refulge en ti da un paso adelante y envuelve al mundo.»
Vimos esto en la lección anterior, "Me haré a un lado y dejaré que Él me muestre el camino". Hacernos a un lado del ego significa que ya no nos identificamos con su sistema de pensamiento de separación, sino con la luz de Expiación que brilla en nuestras mentes. Pusto que las mentes están unidas, la luz brilla en todos. Esta no es una luz externa que envuelve al mundo - después de todo, el mundo es solo un pensamiento - pero la mente, hasta ahora llena de las tinieblas del ego y ahora resplandeciente con la luz de la verdad, brilla a través de nuestro perdón:
“Y partiendo de esa luz, los Grandes Rayos se extenderán hacia atrás hasta la obscuridad y hacia adelante hasta Dios, para desvanecer con su resplandor el pasado y así dar lugar a Su eterna Presencia, en la que todo resplandece en la luz.” (T-18.III.8:7)
🔹️(6:3) «No proclama que el castigo y la muerte vayan a ser el final del pecado.»
El cristianismo tradicional siempre ha enseñado lo contrario: el pecado terminará cuando los malhechores sean castigados y todos mueran, y los bienaventurados resuciten a la vida eterna con Dios. Jesús nos enseña, sin embargo, que el pecado se desvanecerá silenciosamente en el olvido de su irrealidad a medida que aprendamos a sonreírle:
🔹️(6:4-5) «Éste desaparecerá entre jolgorios y risas, pues se reconocerá su extraña absurdidad. Es un pensamiento descabellado, un sueño tonto, ridículo quizá, pero no temible. Mas ¿quién pospondría un solo instante su acercamiento a Dios a cambio de un capricho tan absurdo?»
El mundo terminará con una sonrisa, como vimos en el manual para los maestros - entre jolgorios y risas:
“El mundo acabará con alegría porque es un lugar triste. Cuando la alegría haya llegado, el propósito del mundo habrá terminado. El mundo acabará en paz porque es un campo de batalla. Cuando la paz haya llegado, ¿qué propósito podrá tener el mundo? El mundo acabará entre risas porque es un valle de lágrimas.” (M-14.5:1-5)
El pecado también terminará de esta manera. En otras palabras, no hacemos nada con el pecado más que elegir contra él. Luego desaparece, porque se mantuvo en su lugar solo por nuestra creencia en él. Cuando nos hacemos a un lado y entendemos que nuestro mundo descansa en la creencia de que el pecado y la separación son reales, nos damos cuenta de que Jesús nos está diciendo que no nos tomemos nada aquí en serio. Esto no significa que damos la espalda al mundo - es un aula de aprendizaje en el que todavía tenemos que aprender - ni significa negarlo o hacer creer que no somos cuerpos. Jesús simplemente dice: "No permitas que nada en este mundo se interponga entre tú y yo. Si lo hace, no es por la cosa en sí, sino por tu miedo a perder tu individualidad a través de mi amor. Ese miedo infundado es lo que te hizo aceptar el mundo en lugar de mí." El punto fundamental es la seriedad con la que originalmente recibimos la "diminuta y alocada idea" (T-27.VIII.6: 2-3). En cambio, se nos pide que nos riamos con Jesús:
“Juntos podemos hacer desaparecer ambas cosas riéndonos de ellas, y darnos cuenta de que el tiempo no puede afectar a la eternidad. Es motivo de risa pensar que el tiempo pudiese llegar a circunscribir a la eternidad, cuando lo que ésta «significa» es que el tiempo no existe.” (T-27.VIII.6:4-5)
Sin embargo, la "extraña absurdidad" del pecado no es motivo suficiente para una sonrisa alegre cuando estamos inmersos en su sueño de dolor y culpa, sufrimiento y muerte:
“No es fácil percibir tal ironía cuando lo que tus ojos ven a tu alrededor son sus graves consecuencias, mas no su frívola causa.” (T-27.VIII.8:4)
Sin embargo, cuando caminamos con Jesús fuera del sueño del pecado, percibimos su tontería, porque nuestro perdón nos ha permitido recordar nuestra Causa, en cuya presencia el pecado que es la causa del sueño simplemente desaparece:
“Sin causa, sus efectos parecen ciertamente ser tristes y graves. Sin embargo, no son más que consecuencias. Su causa, en cambio, es lo que no es consecuencia de nada, al no ser más que una farsa.” (8:5-7)
📘(7:1-3) «No obstante, tú has desperdiciado muchos, pero que muchos años precisamente en este pensamiento descabellado. El pasado ha desaparecido junto con todas sus fantasías.»
El mundo puede atarnos solo en la medida en que elijamos dejar que tenga ese poder. Cuando la mente retira el poder, el mundo y el cuerpo pierden toda capacidad de aprisionarnos. Este es el papel sanador del milagro - liberarnos de un pasado pecaminoso que nunca sucedió en realidad; y así sus efectos dolorosos también se han ido. Recordemos:
“Hace mucho que este mundo desapareció. Los pensamientos que lo originaron ya no se encuentran en la mente que los concibió y los amó por un breve lapso de tiempo. El milagro no hace sino mostrar que el pasado ya pasó, y que lo que realmente ya pasó no puede tener efectos. Recordar la causa de algo tan sólo puede dar lugar a ilusiones de su presencia, pero no puede producir efectos.
Todos los efectos de la culpabilidad han desaparecido, pues ésta ya no existe. Con su partida desaparecieron sus consecuencias, pues se quedaron sin causa.” (T-28.I.1:6-2:3)
🔹️(7:4-5) «Éstas ya han dejado de hacer presa en ti. El acercamiento a Dios se avecina. Y en el pequeño espacio de duda que todavía queda, es posible que pierdas de vista a tu Compañero y que lo confundas con el sueño ancestral e insensato que ya pasó.»
Al comenzar nuestro viaje tomando la mano de Jesús, nos asustamos y, como defensa, buscamos resucitar un pasado de dolor, culpa y especialismo que ya no existe. Además, buscamos fingir que estamos aquí cuando realmente no lo estamos, el miedo básico del ego. Intuimos que seguir Un Curso de Milagros «tal» como está escrito, y como Jesús nos está guiando, significa que perderemos nuestro yo físico y psicológico. Esta es la pérdida final que induce al terror y hace que el Amor de Dios sea tan amenazante, como ya hemos leído.
“Has construido todo tu demente sistema de pensamiento porque crees que estarías desamparado en Presencia de Dios, y quieres salvarte de Su Amor porque crees que éste te aniquilaría. Tienes miedo de que pueda alejarte completamente de ti mismo y empequeñecerte porque crees que la magnificencia radica en el desafío y la grandeza en el ataque. Crees haber construido un mundo que Dios quiere destruir, y que amando a Dios -y ciertamente lo amas- desecharías ese mundo, lo cual es, sin duda, lo que harías. Te has valido del mundo, por lo tanto, para encubrir tu amor, y cuanto más profundamente te adentras en los tenebrosos cimientos del ego, más te acercas al Amor que yace allí oculto. Y eso es lo que realmente te asusta.” (T-13.III.4)
Para garantizar que el escenario inevitable del ego no suceda, llevamos a Jesús al sueño para reforzar su realidad y la nuestra. Es por eso que él nos recuerda en Los Regalos de Dios que él "no es un sueño que se burla" (p.121).
📘(8:1-2) « "¿Quién camina a mi lado?" Debes hacerte esta pregunta mil veces al día hasta que la certeza haya aplacado toda duda y establecido la paz.»
En otras palabras, ten en cuenta que has elegido el especialismo del ego como compañero en lugar del Amor del Espíritu Santo. El propósito del libro de ejercicios es facilitar esta toma de conciencia.
🔹️(8:3-6) «Deja que hoy cesen las dudas. Dios habla por ti al contestar tu pregunta con estas palabras:
Camino con Dios en perfecta santidad. Ilumino el mundo, ilumino mi mente, así como todas las mentes que Dios creó una conmigo.»
El desafío es reconocer que caminar con el ego nunca te traerá lo que quieres, pero caminar con tu Creador sí lo hará. El poema de Helen, "La Casa de mi Padre", escrito en Nochebuena, resume bellamente esta hermosa lección, tejiendo sus diversos temas:
«Santificado mi nombre. Soy un Hijo de Dios
Quien camina en quietud. Extiendo mi mano,
Y desde la punta de mis dedos la quietud
Recorre el mundo para aquietar a todos los seres vivientes
Y cubrirlos de santidad. Su descanso
Se une al mío, porque yo soy uno con ellos.
No hay dolor que mi quietud no pueda sanar,
Porque procede de Dios. No hay tristeza
Que no se convierta en risa con mi llegada.
No vengo solo. Allí camina conmigo
La Luz que el Cielo contempla como propia.
Soy un Hijo de Dios. Mi nombre es el Suyo.
La casa de mi Padre es donde está mi quietud.»
(Los Regalos de Dios, p. 59) "
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.