EN SU PRESENCIA HE DE ESTAR AHORA. (Lección 157)
Esta lección, al igual que la anterior, refleja nuestras mentes correctas y nos ayuda a darnos cuenta de la verdad hacia la que estamos caminando. El foco no está en lo que está mal en nuestras mentes, sino en la visión del perdón, devolviéndonos así al tema principal de las anteriores lecciones.
📘(1) Éste es un día de silencio y de fe. Es un tiempo especial y muy prometedor en el calendario de tus días. Es un tiempo que el Cielo ha reservado para brillar sobre él y verter una luz perenne en la que se oyen ecos de la eternidad. Este es un día santo, pues anuncia una nueva experiencia; una manera de sentir distinta y una conciencia diferente. Son muchos los días y las noches que te has pasado celebrando la muerte. Hoy vas a aprender a sentir el júbilo de la vida.
Jesús nos dice: "Estoy tratando de ayudarte a recordar la verdad que está dentro de ti, una verdad de felicidad y paz. Te llevará a una experiencia que reflejará Quién eres como Cristo ¿No es hora de dejar de lado el dolor de haber elegido la muerte? Hoy vamos a elegir la vida". El medio para lograr este fin es el perdón: las oportunidades diarias que nuestros días nos ofrecen para pedir la ayuda de Jesús y ver más allá de la impiedad -- la nuestra y la de nuestro hermano -- hasta el santo Cristo que nos une como un solo Hijo. Jesús conmovedoramente nos da una idea de los dones maravillosos que nos ofrece cuando lo dejamos ver por nosotros. Esta hermosa visión se hace eco de la belleza de la eternidad:
Cuando hayas contemplado lo que parecía infundir terror y lo hayas visto transformarse en paisajes de paz y hermosura; cuando hayas presenciado escenas de violencia y de muerte y las hayas visto convertirse en serenos panoramas de jardines bajo cielos despejados, con aguas diáfanas, portadoras de vida, que corren felizmente por ellos en arroyuelos danzantes que nunca se secan, ¿qué necesidad habrá de persuadirte para que aceptes el don de la visión? Y una vez que la visión se haya alcanzado, ¿quién podría rehusar lo que necesariamente ha de venir después? Piensa sólo en esto por un instante: puedes contemplar la santidad que Dios le dio a Su Hijo. Y nunca más tendrás que pensar que hay algo más que puedas ver. (T-20.VIII.11)
📘(2:1-2) Éste es otro punto decisivo en el plan de estudios. Añadimos ahora una nueva dimensión: otra clase de experiencia que arroja una nueva luz sobre todo lo que hemos aprendido y nos prepara para lo que todavía nos queda por aprender.
Aquí, nuevamente, Jesús nos recuerda lo que hemos aprendido y hasta dónde hemos llegado - la preparación hacia donde todavía nos ha de llevar. Él nos ha enseñado -- mirando las anteriores lecciones del libro de ejercicios -- que el mundo es una ilusión, sin diferencias entre nuestras percepciones y pensamientos, y que hay otro Maestro que podemos elegir, Quién poco a poco nos llevará del cuerpo a la mente. Jesús comienza con nuestras experiencias externas, su propósito es mostrarnos que estas son sombras o reflejos de las decisiones de la mente. Por lo tanto, nos enseña, de dónde hemos venido y adónde nos está guiando. Nosotros solo necesitamos continuar sosteniendo su mano, ya que juntos atravesaremos el camino del perdón.
🔹️(2:3-4) Nos lleva a las puertas donde finaliza el aprendizaje y donde captamos un atisbo de lo que se encuentra mucho más allá de lo que el aprendizaje puede lograr. Nos deja aquí por un instante, y nosotros seguimos adelante, seguros de nuestro rumbo y de nuestro único objetivo.
El propósito de Un Curso de Milagros es llevarnos a lo que el texto denomina "La puerta del Cielo" -- el mundo real. En ese punto cesa todo aprendizaje, seguido de la experiencia del amor. Jesús explica, en ésta y también en la próxima lección, que la experiencia del Amor de Dios, la Unidad que es nuestro Ser, está más allá de lo que podemos aprender. Sin embargo, nos puede enseñar a eliminar las interferencias a esa experiencia. Estas lecciones, por lo tanto, son un programa de entrenamiento de un año que nos ayuda a desaprender lo que el ego nos ha enseñado. El desaprendizaje se logra mediante el perdón, que nos lleva a través del mundo del odioso pasado al mundo real -- la puerta del Cielo -- y luego al amor:
Perdona el pasado y olvídate de él, pues ya pasó. Ya no te encuentras en el espacio que hay entre los dos mundos. Has seguido adelante y has llegado hasta el mundo que yace ante las puertas del Cielo. Nada se opone a la Voluntad de Dios ni hay necesidad de que repitas una jornada que hace mucho que concluyó. Mira a tu hermano dulcemente, y contempla el mundo donde la percepción de tu odio ha sido transformada en un mundo de amor. (T-26.V.14)
En efecto, Jesús nos dice: "¿Por qué elegirías permanecer en un mundo de odio, cuando te ofrezco mi mundo de amor? Hermano mío, elige de nuevo". Esto se reitera en “Los Regalos de Dios”:
"Elegir de nuevo" sigue siendo tu única esperanza. La oscuridad no puede ocultar los regalos de Dios a menos que así lo desees. En paz vengo, y los insto ahora a poner fin al tiempo y entrar en la eternidad conmigo... toma mi mano cuando regreses porque nos reuniremos. Ahora los ejércitos del Cielo vienen con nosotros, para barrer todos los vestigios de sueños y todo pensamiento que descansa sobre la nada. Cuán querido eres para Dios, Quien te pide que camines conmigo y traigas Su luz a un mundo enfermo, que el miedo a drenado de amor, vida y esperanza. (Los Regalos de Dios p. 117) (En inglés)
📘(3:1) Hoy se te concederá tener un atisbo del Cielo, aunque regresarás nuevamente a las sendas del aprendizaje.
Una vez más, Jesús nos dice que sabe que esto es un proceso. Sin embargo, habrás acelerado el tiempo si tratas de hacer las lecciones correctamente y trabajas diligentemente a través de este año con el libro de ejercicios. La experiencia de la verdad del amor llegará en la medida en que dejemos ir nuestros egos, aunque sea sólo por un instante. Eso no significa que nuestro viaje o que nuestro aprendizaje hayan terminado, sino que el “atisbo del Cielo” es una señal de que Jesús nos está llevando a la realidad, ya presente en nuestro interior.
🔹️(3:2-3) Tu progreso, no obstante, ha sido tal que puedes alterar el tiempo lo suficiente como para poder superar sus leyes y adentrarte en la eternidad por un rato. Aprender a hacer esto te resultará cada vez más fácil, a medida que cada lección, fielmente practicada, te lleve con mayor rapidez a este santo lugar y te deje, por un momento, con tu Ser.
Jesús vuelve a enfatizar nuestra necesidad de practicar fielmente estas lecciones, lo que significa que necesitamos practicarlas una y otra vez. Cuando ensayas líneas en una obra, las repites hasta que hayan sido dominadas. Jesús nos está pidiendo que hagamos lo mismo con las líneas en su obra de la Expiación. Esto no significa repetir continuamente la idea del día, sino la repetición en la sensación de llevar continua-mente nuestros errores a su corrección, permitiéndole así llevarnos a casa.
📘(4) Él dirigirá tu práctica hoy, pues lo que estás pidiendo ahora es lo que Su Voluntad dispone. Y al haber unido tu voluntad a la Suya en este día, es imposible que no se te conceda lo que estás pidiendo. No necesitas más que la idea de hoy para iluminar tu mente y dejar que descanse en tranquila expectación y en sereno gozo, desde los cuales dejas atrás repetidamente al mundo.
Vemos en este párrafo un mayor desarrollo de los temas de las últimas dos lecciones "No necesitas más que la idea de hoy" porque Jesús no requiere nada de nosotros excepto elegir estar en la presencia de Cristo en lugar de estar en el ego. No solo aprendo que yo cometí un error al elegir a este último como mi maestro, sino que tengo otro Maestro para poder elegir. Aquí, por cierto, las palabras de Jesús hablan de Cristo en este papel, aunque es realmente el Espíritu Santo Quien enseña.
📘(5:1) A partir de hoy, tu ministerio adquirirá un genuino fervor y una luminosidad que se transmitirá desde tus dedos hasta aquellos a quienes toques, y que bendecirá a todos los que contemples.
Por favor, no lo tomes literalmente, de lo contrario parecerás un tonto tocando a la gente con tu dedo santo, o apagando las luces para que la gente te vea brillar. Estos son símbolos, y claramente no deben tomarse como la verdad literal. Como Jesús es tan claro que el cuerpo es una ilusión, ¿por qué te diría que las yemas de tus dedos deberían brillar? Solo menciono esto porque hay quienes podrían estar tentados a tomar estas palabras literalmente. Son nuestras mentes las que "brillan" -- con la luz perdonadora de Cristo que abraza la Filiación en nuestra devoción por la verdad que brilla en nosotros como uno.
🔹️(5:2-3) Una visión llegará a todos aquellos con quienes te encuentres, a todos aquellos en quienes pienses y a todos aquellos que piensen en ti. Pues la experiencia que has de tener hoy transformará tu mente de tal manera que se convertirá en la piedra de toque de los santos Pensamientos de Dios.
Volvemos a la enseñanza básica de Un Curso de Milagros: no uno u otro, sino todo o nada. O bien la visión de Cristo toca a todos los Hijos de Dios, o no toca a ninguno de ellos, incluyéndonos a nosotros. Recordemos esta maravillosa declaración de la visión al final del texto:
Traigo a vuestros cansados ojos una visión de un mundo diferente, tan nuevo, depurado y fresco que os olvidaréis de todo el dolor y miseria que una vez visteis. Más tenéis que compartir esta visión con todo aquel que veáis, pues, de lo contrario, no la contemplaréis. Dar este regalo es la manera de hacerlo vuestro. Y Dios ordenó, con amorosa bondad, que lo fuese. (T-31.VIII.8:4-7)
Anteriormente en el texto, Jesús hace el mismo punto al hablar de la relación santa como un heraldo de la eternidad que proclama la unidad del amor:
Cada heraldo de la eternidad anuncia el fin del pecado y del miedo. Cada uno de ellos habla en el tiempo de lo que se encuentra mucho más allá de éste. Dos voces que se alzan juntas hacen un llamamiento al corazón de todos para que se hagan de un solo latir. Y en ese latir se proclama la unidad del amor y se le da la bienvenida. ¡Qué la paz sea con vuestra relación santa, la cual tiene el poder de conservar intacta la unidad del Hijo de Dios! Lo que le das a tu hermano es para el bien de todos, y todo el mundo se regocija gracias a tu regalo. (T-20.V.2:1-6)
Felizmente aprendemos la lección de Jesús de “juntos, o no en absoluto” (T-19.IV-D.12:8): la visión que transforma nuestra mente y la mente de la Filiación mediante el pensamiento de perdón total, reflejando el Pensamiento de Dios del amor total.
📘(6:1) Tu cuerpo será santificado hoy, al ser su único propósito ahora iluminar el mundo con la visión de lo que has de experimentar en este día.
Obviamente, no es el cuerpo el que es santificado. El punto de Jesús es inconfundible: el propósito hace que el cuerpo sea santo, porque en sí mismo no es nada, ni santo ni profano. La mente sirve al propósito impío del ego de reforzar el pecado de separación, o al propósito santo del Espíritu Santo de deshacer esa elección y corregir los errores del ego a través del perdón. Porque creemos que somos cuerpos, sin embargo, esta lección debe ser traducida por la mente en una forma que podamos aceptar y entender. Una vez más, lo santo es el contenido, no la forma. El siguiente pasaje del texto contrasta estos dos propósitos de la mente -- juicio o visión, pecado o impecabilidad:
El cuerpo es el medio a través del cual el ego trata de hacer que la relación no santa parezca real….. Y su propósito aquí es el pecado….. Y si lo que ves es el cuerpo, es que has optado por los juicios en vez de por la visión. Pues la visión, al igual que las relaciones, no admite grados. O ves o no ves.
Todo aquel que ve el cuerpo de un hermano ha juzgado a un hermano y no lo ve. No es que realmente lo vea como un pecador, es que sencillamente no lo ve. En la penumbra del pecado su hermano es invisible…. Y ahí, en la obscuridad, es donde te imaginas que la realidad de tu hermano es un cuerpo, el cual ha entablado relaciones no santas con otros cuerpos y sirve a la causa del pecado por un instante antes de morir.
Existe ciertamente una clara diferencia entre este vano imaginar y la visión. La diferencia no estriba en ellos, sino en su propósito. Ambos son únicamente medios, y cada uno de ellos es adecuado para el fin para el que se emplea….. Tú te enseñaste a ti mismo a juzgar; más tener visión es algo que se aprende de Aquel que quiere anular lo que has aprendido. Su visión no puede ver el cuerpo porque no puede ver el pecado. Y de esta manera, te conduce a la realidad. (T-20.VII.5:1,3,7-9; 6:1-3,7; 7:1-3; 8:4-6)
Todo aquel que ve el cuerpo de un hermano ha juzgado a un hermano y no lo ve. No es que realmente lo vea como un pecador, es que sencillamente no lo ve. En la penumbra del pecado su hermano es invisible…. Y ahí, en la obscuridad, es donde te imaginas que la realidad de tu hermano es un cuerpo, el cual ha entablado relaciones no santas con otros cuerpos y sirve a la causa del pecado por un instante antes de morir.
Existe ciertamente una clara diferencia entre este vano imaginar y la visión. La diferencia no estriba en ellos, sino en su propósito. Ambos son únicamente medios, y cada uno de ellos es adecuado para el fin para el que se emplea….. Tú te enseñaste a ti mismo a juzgar; más tener visión es algo que se aprende de Aquel que quiere anular lo que has aprendido. Su visión no puede ver el cuerpo porque no puede ver el pecado. Y de esta manera, te conduce a la realidad. (T-20.VII.5:1,3,7-9; 6:1-3,7; 7:1-3; 8:4-6)
Jesús no dice que neguemos lo que nuestros ojos nos informan. Más bien, no ver el cuerpo significa no ver a través del propósito de juicio y pecado del ego -- intereses separados -- sino a través del propósito de perdón del Espíritu Santo -- intereses compartidos.
🔹️(6:2-3) Una experiencia como ésta no se puede transmitir directamente. No obstante, deja en nuestros ojos una visión que podemos ofrecerles a todos, para que puedan tener lo antes posible la misma experiencia en la que el mundo se olvida calladamente y el Cielo se recuerda por un tiempo.
Una vez más, es el aprendizaje lo que se puede dar y entender; la experiencia llega cuando el proceso se completa. El mundo se olvida calladamente, olvidando el sistema de pensamiento que lo fabricó, lo que significa elegir contra el ego. Aprendemos que Jesús tenía razón: "la salvación es una empresa de colabo-ración" (T-4.VI.8:2) y no se gana a expensas de otra persona, como insiste el ego. Así aprendemos a dejar ir el juicio y a elegir la visión, como Jesús nos instruye:
La salvación es la meta del Espíritu Santo. El medio es la visión. Pues lo que contemplan los que ven está libre de pecado. Nadie que ama puede juzgar, y, por lo tanto, lo que ve está libre de toda condena. Y lo que él ve no es obra suya, sino que le fue dado para que lo viese, tal como se le dio la visión que le permitió ver. (T-20.VII.9:4-8)
📘(7:1) A medida que esta experiencia se intensifica y todos tus objetivos excepto éste dejan de ser importantes, el mundo al que retornas se acerca cada vez más al final del tiempo, se asemeja un poco más al Cielo en todo y se aproxima un poco más a su liberación.
Nuevamente, no es que el mundo se transforme en el Cielo. ¿Cómo no puede la nada ser transformada? Otros caminos espirituales hablan de la transformación del mundo, y la Biblia habla de una Nueva Jerusalén en la tierra (Apocalipsis 3:12, 21:2). Este, sin embargo, no es el significado de Jesús. Lo que se transforma es nuestro sistema de pensamiento, lo que significa que el propósito del mundo cambia. La oración anterior implica claramente que Jesús está hablando de un proceso: "A medida que esta experiencia se intensifica y todos tus objetivos excepto éste dejan de ser importantes". Jesús no dice que se vuelvan totalmente inútiles, al menos no todavía. La importancia y el valor que le damos al mundo y a nuestras experiencias aquí disminuirán con el tiempo a medida que aprendamos a no darle valor a lo que no lo tiene (L-pI.133). Jesús discute esto en la tercera etapa en el desarrollo de la confianza:
Mediante esa renuncia [a lo que no tiene valor] aprende que donde esperaba aflicción, encuentra en su lugar una feliz despreocupación; donde pensaba que se le pedía algo, se encuentra agraciado con un regalo. (M-4.I-A.5:8)
Paso a paso, somos guiados a través del mundo perdonado hasta la puerta del Cielo, más allá de donde el aprendizaje no puede ir -- pero nosotros si podemos.
🔹️(7:2-4) Y tú que le brindas luz podrás ver la luz con más certeza; la visión con mayor nitidez. Más llegará un momento en que no retornarás con la misma forma en la que ahora apareces, pues ya no tendrás más necesidad de ella. Pero ahora tiene un propósito, y lo cumplirá debidamente.
Cuando se cumpla el propósito del perdón y entremos en el mundo real, no necesitaremos más el cuerpo como aula, al haber recordado que somos el Hijo de Dios. Nuestra próxima aparición en el cuerpo será diferente, pues nuestra mente habrá cambiado. Antes de que ocurra ese día feliz, sin embargo, estar en el cuerpo sirve al propósito santo de aprender a perdonar, además de ser un ejemplo para que otros aprendan lo mismo. Tal es el propósito de la relación santa -- unirse a Jesús al unirnos a nuestros hermanos, comprar-tiendo la luz unos con otros y con el mundo:
Te has unido a mí en tu relación para llevarle el Cielo al Hijo de Dios, que se había ocultado en la obscuridad. Has estado dispuesto a llevar la obscuridad a la luz, y eso ha fortalecido a todos los que quieren permanecer en la obscuridad. Los que quieran ver verán. Y se unirán a mí para llevar su luz a la obscuridad cuando la obscuridad que hay en ellos haya sido llevada ante la luz y eliminada para siempre….. Tú que eres ahora el portador de la salvación, tienes la función de llevar la luz a la obscuridad. La obscuridad en ti se llevó ante la luz. Lleva esa luz ahora a la obscuridad, desde el instante santo a donde llevaste tu obscuridad. (T-18.III.6:1-4; 7:1-3)
Este pasaje del libro también hace referencia específica a lo que Jesús ocasionalmente le dijo a Helen: que la próxima vez que viniera sería diferente; significando que ella estaría en el mundo real. *
📘(8:1) Hoy nos embarcamos en un viaje con el que jamás has soñado.
Esta oración se puede entender literal y figurativamente. No hemos soñado con ello, porque nuestra culpa no nos permite creer que es posible regresar al Cielo; pero nosotros tampoco lo hemos soñado porque la realidad está más allá de todos los sueños. Los sueños del ego nos guían alejándonos cada vez más de Dios, mientras los sueños felices del Espíritu Santo nos guían felizmente de vuelta a Él.
🔹️(8:2) Pero el Santísimo, el Dador de los sueños felices de la vida, el Traductor de la percepción a la verdad, el santo Guía al Cielo que se te ha dado, ha soñado por ti esta jornada que emprendes y das comienzo hoy, con la experiencia que este día te ofrece para que sea tuya.
El Espíritu Santo traduce nuestras experiencias dentro del mundo perceptivo cambiando su propósito, desde el del ego, que nos arraiga aún más en el sueño, hasta el Suyo, que nos ayuda a despertamos del sueño a través de Su visión de perdón:
La visión es el medio a través del cual el Espíritu Santo transforma tus pesadillas en sueños felices y reemplaza tus dementes alucinaciones - que te muestran las terribles consecuencias de pecados imaginarios - por plácidos y reconfortantes paisajes. Estos plácidos paisajes y sonidos se ven con agrado y se oyen con alegría. Son Sus substitutos para los aterradores panoramas y pavorosos sonidos que el propósito del ego le trajo a tu horrorizada conciencia. Ellos te alejan del pecado y te recuerdan que no es la realidad lo que te asusta, y que los errores que cometiste se pueden corregir. (T-20.VIII.10:4-7)
Ahora viene el hermoso cierre:
📘(9) En la Presencia de Cristo hemos de estar ahora, serenamente inconscientes de todo excepto de Su radiante faz y de Su Amor perfecto. La visión de Su faz estará contigo, pero llegará un instante que trascenderá toda visión, incluida ésta, la más sagrada. Esto es algo que jamás podrás enseñar porque no lo adquiriste a través del aprendizaje. No obstante, la visión habla del recuerdo de lo que supiste en ese instante, y de lo que, sin duda, habrás de saber de nuevo.
En este pasaje inspirador, Jesús te dice que es posible tener una experiencia en la que tu identidad se transformará, permitiéndote dejar el mundo del ego por completo. Vas a volver porque todavía no has dejado totalmente a tu ego. Sin embargo, el Espíritu Santo convierte tu visión en una experiencia aquí, que luego puede alcanzar a otros. Esto no tiene nada que ver con las palabras o el comportamiento, sino con la no-presencia del ego en tu mente. Aunque no puedas enseñar el Amor y la Unidad de Dios, puedes enseñar a deshacer la culpa -- tu falta de juicio hacia ti mismo y los demás deshace las interferencias para recordar la experiencia de unidad. Por lo tanto, enseñas a deshacerse de la ilusión, no la simple verdad, la cual simplemente vuelve a tu conciencia cuando vuelves a ella.
* Ver Ausencia de Felicidad, p. 528.
Del libro “Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM” por el Dr. Kenneth Wapnick. TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL POR DANIEL BEZVESELNY.