Lección 170

EN DIOS NO HAY CRUELDAD NI EN MÍ TAMPOCO. (Lección 170)
"Esta es otra lección importante, donde Jesús regresa a la discusión sobre la estrategia del ego que culmina con su arsenal de defensas. La lección es, pues, similar a lo que nosotros hemos discutido antes en las Lecciones 135, 136 y 153 - "Si me defiendo he sido atacado", "La enfermedad es una defensa contra la verdad", "En mi indefensión radica mi seguridad" - que exponen el uso de las defensas del ego para mantener su existencia. Revisaremos brevemente algunos conceptos clave a modo de introducción.
Cuando originalmente elegimos el ego sobre el Amor de Dios, la separación sobre la Expiación, tomamos una decisión por la individualidad en lugar de por la unidad. El ego temía que pudiéramos reconocer nuestro error y revertir la decisión, haciendo que desaparezca en su propia nada. Para evitar que esto suceda, el ego ideó una estrategia de dos niveles - un escudo doble - los cuales conducen a un estado de insensatez. Esto aseguró que, sin conciencia de la mente, nunca podríamos cambiarla. El primer escudo del ego es el pecado, la culpa y el miedo, dentro de los cuales somos unos pecadores miserables cuya culpa merece castigo, y por eso tememos al colérico Dios Que nos destruiría. Esto requiere el segundo escudo del mundo y el cuerpo, en donde el sistema de pensamiento del ego se proyecta en el mundo, estableciendo nuestros cuerpos como víctimas inocentes de los pecados de otros. En efecto, estos pecadores son las figuras de autoridad - aquellas que percibimos con poder sobre nosotros - las cuales nos las encontramos a lo largo de nuestras vidas como símbolos de la venganza de Dios, robándonos la posesión más preciosa de todas: nuestro ser especial. Si no tenemos cuidado, nos advierte el ego, Dios se abalanzará y aplastará nuestras defensas, dejándonos vulnerables a Su brutal y vengativo castigo.
Expresado en el lenguaje de la lección, el ego nos acusa primero de ser crueles, porque destruimos a Dios. Luego nos separamos de esto y lo proyectamos, y así Dios se convirtió en el cruel. Como veremos en nuestra discusión, este es el modelo para la deidad bíblica, que a menudo es percibido como actuando de manera caprichosamente cruel. No hace falta decir que esto no tiene nada que ver con el verdadero Creador, sino con la proyección de lo que primero creíamos que era nuestra propia crueldad viciosa. Este arquetipo del Dios del ego se divide en miles de millones de fragmentos, dejando a todos en este mundo percibidos como directa o potencialmente crueles; los primeros son nuestros odios especiales, estos últimos nuestros amores especiales.
📘(1:1-3) Nadie ataca sin la intención de herir. En esto no hay excepciones. Cuando piensas que atacas en defensa propia estás afirmando que ser cruel te protege, que la crueldad te mantiene a salvo.
Jesús expone así el mito de la cara de la inocencia, típicamente expresado como: no tuve más remedio que atacar, porque me atacaste primero o amenazaste con hacerlo, y si no me defiendo, me atacarás a mí, a mis seres queridos, a mi país o a los grupos con los que me identifico. Sin embargo, esto no es inocente, sino un ataque con "intención de herir" y, por lo tanto, cruel. Nosotros decimos, en efecto, que lo que nos protege de los villanos del mundo es la crueldad. Recordemos a Hamlet, donde el príncipe le dice a su madre: "Debo ser cruel solo para ser amable" (III, iv). Sin embargo, no puedes ser amable si eres cruel. Pensar que sí puedes, es escuchar la lógica del ego, donde una expresión clásica de esto es la de un padre que le dice a un niño: "Esto me duele a mí más que a ti” (T-3.I.2:7). Así, Jesús nos lleva a examinar el sistema de pensamiento del ego de ataque y defensa, cuyo corazón es la separación - no me defendería a menos que primero te percibiera como separado de mí. Así sé que estoy en mi ego, porque la verdad de Dios y de Su Hijo es la Unidad perfecta, en la cual no hay separación y por lo tanto no hay ataque. Es irrelevante si te percibo como atacándome, o viceversa, de cualquier manera, me he identificado con el sistema de pensamiento de separación, fragmentación y ataque.
Así protegemos nuestra identidad con crueldad y ataque, reflejando el momento original cuando creímos que la única forma de proteger nuestra individualidad recién adquirida era atacar la Unidad perfecta de Dios y destruir Su Amor. Ya que ese es el origen del sistema de pensamiento del ego, y las ideas no abandonan su fuente, somos la idea de esa fuente: atacamos para proteger la separación. No debería sorprender, por lo tanto, que nuestro comportamiento esté basado en el ataque y la defensa, los que buscamos camuflar invocando nuestras necesidades de supervivencia: atacamos, destruimos y canibalizamos a otros organismos vivos para que podamos vivir, defendiendo estas acciones alegando que no tenemos otra opción. Tenemos que ser crueles con la vaca, el bacalao o la zanahoria. Si no, moriremos.
El pensamiento arquetípico que subyace a la existencia, por lo tanto, es que, si no destruyo a Dios, tomo Su poder y usurpo Su papel, no sobreviviré. Ya que mi supervivencia está primero, estoy justificado en hacer lo que hago. Eso es lo que cada "ser vivo", encerrado en un cuerpo, vive en este mundo. Es el corazón del sueño, cuyo núcleo es el miedo a nuestra muerte y a la pérdida del yo:
Pues todos los sueños son sueños de miedo, no importa en qué forma parezcan manifestarse. El miedo se ve adentro o afuera, o en ambos sitios. O puede estar oculto tras formas agradables. Pero nunca está ausente del sueño, pues el miedo es el elemento básico de todos los sueños. Puede que la forma en la que éstos se manifiestan cambie, pero es imposible que se compongan de ninguna otra cosa. (T-29.IV.2:2-6)
Para repetir: con el miedo viene la idea de que, si no hago algo, seré destruido. Por lo tanto, estoy justificado para atacar a otros, lo que Jesús nos dice es que no debemos defenderlo o llamarlo con nombres bonitos: el ataque es ataque, y siempre es cruel - un intento de colocar nuestras necesidades sobre las de otra persona y luego justificar nuestras acciones invocando la cara de inocencia.
🔹️(1:4-5) Estás afirmando que herir a otro te brinda libertad. Y estás afirmando también que atacar cambia el estado en que te encuentras por otro mejor, más seguro, donde estás más a salvo de los asaltos del peligro y del temor.
Mi creencia es que seré libre del encarcelamiento del mundo si ataco a alguien más. Por lo tanto, justifico el ataque al afirmar que mi propósito no es lastimar a otro, sino preservarme. Esta justificación va al corazón de la política exterior de cada país - pasada, presente y futura: estamos justificados para defendernos de otras naciones porque si no lo hacemos, seremos invadidos. Los estados nacionales operan de esa manera porque están compuestos por individuos que operan de esa manera. El sistema de pensamiento del ego es uno, tanto si hablas de un protozoo o de un gobierno. Es útil considerar cómo nuestra vida diaria ejemplifica esto, ya que estamos en un perpetuo estado de miedo, carencia y privación, creyendo que al canibalizar a otro - como odio especial o amor especial - nosotros estaremos mejor: más seguros y más felices. Y, sin embargo, estamos equivocados:
Repudias lo que proyectas, por lo tanto, no crees que forme parte de ti. Te excluyes a ti mismo al juzgar que eres diferente de aquel sobre el que proyectas. Puesto que también has juzgado contra lo que proyectas, continúas atacándolo porque continúas manteniéndolo separado de ti. Al hacer esto de manera inconsciente, tratas de mantener fuera de tu conciencia el hecho de que te has atacado a ti mismo, y así te imaginas que te has puesto a salvo. (T-6.II.2)
Ahora veremos cómo esta estrategia del ego refuerza el sistema de pensamiento del miedo que estamos tratando de deshacer:
📘(2:1-3) ¡Qué descabellada es la idea de que atacando es la manera de defenderse del miedo! Pues he aquí donde se engendra el miedo y se le nutre de sangre para que crezca, se expanda y sea cada vez más rabioso. Ésta es la manera de proteger el miedo, no de escaparse de él.
El ego nos dice que la forma de escapar del miedo de la mente es proyectarlo, inventando un mundo en el que el pecado se ve externamente. En la proyección, sin embargo, solamente hemos logrado el intercambio del miedo interno por el externo, obteniendo así, nada. Como el ego nos hizo que olvidar la mente de la cual nos hemos separado, no recordamos que vivir con miedo corporal - física y psicológicamente - es una defensa contra el miedo interno. Solo somos conscientes de la vulnerabilidad cargada de miedo que experimentamos como cuerpos. Si nosotros pudiésemos recordar que la proyección es la solución del ego para el miedo de la mente, sabríamos que este mundo no tiene sentido porque no hemos logrado nada al fabricarlo. De nuevo, el ego nos hace olvidar su estrategia, por lo que no tenemos conciencia de que lo que hacemos es una defensa mal adaptativa e ineficaz contra un problema que nunca se resuelve. De hecho, el problema está tan inteligentemente protegido por la proyección que no escapamos de su subyacente e ilusoria premisa de la separación y el castigo:
La proyección siempre te hará daño. La proyección refuerza tu creencia de que tu propia mente está decidida, creencia ésta cuyo único propósito es mantener vigente la separación. La proyección no es más que un mecanismo del ego para hacerte sentir diferente de tus hermanos y separados de ellos….. La proyección y el ataque están inevitablemente relacionados, ya que la proyección es siempre un medio para justificar el ataque. Sin proyección no puede haber ira. El ego utiliza la proyección con el sólo propósito de destruir la percepción que tienes de ti mismo y de tus hermanos. El proceso comienza excluyendo algo que existe en ti, pero que repudias, y conduce directamente a que te excluyas a ti mismo de tus hermanos. (T-6.II.3:1-3,5-8)
Así, nuestro temor interno de que Dios nos destruya - nacido de nuestra creencia en el pecado - se vive como externo a nuestras mentes, en el cuerpo. Nacemos en un estado de miedo, y si un bebé no es alimentado y cuidado poco después del nacimiento, este estado de miedo se convierte en pánico y muere. El cuerpo está configurado desde lo que llamamos el comienzo de la vida hasta el final de la vida para generar miedo, lo que nos lleva a evolucionar en las defensas mal adaptativas, ninguna de las cuales funciona. Recordemos la línea del texto: "Las defensas dan lugar a lo que quieren defender" (T-17.IV.7:1). El propósito de las defensas es protegernos de nuestro miedo, pero ellas simplemente lo refuerzan. Esto establece un círculo vicioso, pero, sin el recuerdo del origen del problema, no hay forma de que podamos resolverlo. Por eso, el cuerpo de uno no se cura verdaderamente, ni ningún problema en el mundo se resuelve realmente: porque nadie va a la fuente del problema - la decisión de la mente de estar sola. Así, la culpa por nuestro ataque, inevitablemente engendra el temor de que otros nos ataquen, lo que inevitablemente requiere la defensa del contraataque. Y sigue y sigue, como ya hemos visto:
Por eso es por lo que los que proyectan se preocupan tanto por su seguridad personal. Temen que sus proyecciones van a retornar a ellos y a hacerles daño. Puesto que creen haberlas desalojado de sus mentes, creen también que esas proyecciones están tratando de volverse a adentrar en ellas. (T-7.VIII.3:9-12)
🔹️(2:4-6) Hoy aprenderemos una lección que te evitará más demoras y sufrimientos de los que te puedes imaginar. Y es ésta: Tú fabricas aquello de lo que te defiendes. Y al defenderte contra ello haces que sea real e ineludible.
El hecho mismo de defenderme del miedo afirma su realidad, de lo contrario no necesitaría la defensa. Sin embargo, la defensa no me protege del miedo, como se discutió anteriormente, sino que simplemente refuerza su recuerdo. Ahora fortalecido en mi mente, el miedo requiere la defensa de las relaciones especiales que, a su vez, me dan miedo. Y damos vueltas y vueltas.
🔹️(2:7) Depón tus armas, y sólo entonces percibirás su falsedad.
Jesús nos llama a una actitud de indefensión: "Depón tus armas". No habla de un cambio de comportamiento, sino de actitud: el cambio de creer en que la supervivencia se consigue a expensas de otra persona, para comprender que solamente nuestros intereses compartidos nos protegerán. Este cambio de la actitud defensiva a la indefensión resulta del examen de las premisas subyacentes del ego, que no tienen sentido y no funcionan. Recordemos la sexta característica de un maestro avanzado de Dios:
… las defensas no son más que absurdos guardianes de ilusiones descabelladas. Cuanto más grotesco es el sueño, más formidables y poderosas parecen ser sus defensas. Sin embargo, cuando el maestro de Dios acepta finalmente mira más allá de ellas, se da cuenta de que allí no había nada….. Cuando se abandonan las defensas no se experimenta peligro. Lo que se experimenta es seguridad. Lo que se experimenta es paz. Lo que se experimenta es dicha. Y lo que se experimenta es Dios. (M-4.VI.1:6-8,11-15)
📘(3) Parece ser un enemigo externo a quien atacas. Sin embargo, al defenderte forjas un enemigo interno; un pensamiento extraño que está en guerra contigo, que te priva de paz y divide tu mente en dos bandos que parecen ser totalmente irreconciliables. Pues ahora el amor tiene un “enemigo”, un opuesto; y el miedo, el extraño, necesita que lo defiendas contra la amenaza de lo que realmente eres.
La palabra enemigo está entre comillas porque el amor no puede tener un enemigo - la proyección no puede establecer lo que es real. En los siguientes párrafos, Jesús describe la proyección sin usar la palabra, explicando cómo un Dios amoroso se convierte en una imagen de venganza y crueldad - el cambio de los atributos del ego hacia Otro. Esta distorsión del amor invierte los campos de la mente, con las características de inocencia y seguridad invertidas en el ego, y odio y miedo en el amor. Así el ego le dice al Hijo: "Ven conmigo y te protegeré, porque yo soy tu esperanza, tu seguridad y tu vida. Ve con Dios y serás destruido, porque el amor es para ser temido". Así, el amor se ha convertido en el ego, y nuestro "enemigo" se convierte en nuestro amigo.
Jesús nos dice que parece que hay un enemigo externo: los objetos de nuestro amor u odio especial. Sin embargo, todo lo que hacemos es reforzar la división dentro de nuestras mentes entre Dios y el ego. Afuera veo el pecado y la inocencia, siendo yo la víctima inocente y tú el pecador. Sin embargo, esto no es más que la proyección de la división interna, en la que me percibo como el Hijo inocente a punto de ser destruido por el Padre cruel y vengativo.
El hecho mismo de hacer realidad la defensa - el mundo y el cuerpo - me dice que hay un peligro en mi mente que exige protección. Ese es el significado de: "al defenderte forjas un enemigo interno" - los "dos campos" - lo que parece ser amor y miedo. Dentro la mente errada, lo que se llama amor, no es amor en absoluto, sino una imagen de crueldad, mientras que el recuerdo amoroso del Dios verdadero descansa seguro en la mente correcta, esperando que lo elijamos. Sin embargo, ni este amor ni esta crueldad son los que vemos, porque percibimos la crueldad afuera - en otro - dejándonos como inocentes que solo quieren amar. Nuestra proyección de hecho, da lugar a nuestra percepción:
Ves lo que esperas ver y esperas ver aquello que invitas. Tu percepción es el resultado de tu invitación, y llega a ti tal como la pediste….. En tu mente hay dos maneras de contemplar al mundo, y tu percepción reflejará el asesoramiento que hayas elegido….. Nunca olvides de que siempre ves lo que buscas, pues lo que buscas lo encontrarás. El ego encuentra lo que busca y nada más….. Al mirar adentro eliges al guía cuya visión deseas compartir. Y luego miras afuera y contemplas sus testigos. Por eso es por lo que siempre encuentras lo que buscas. Lo que desees para ti lo manifestarás, y lo aceptarás del mundo porque al desearlo lo ubicaste en él. Cuando crees que estás proyectando lo que no deseas, es porque todavía lo deseas….. La mente ve entonces un mundo dividido fuera de sí misma, pero no dentro de ella. (T-12.VII.5:1-2,6; 6:3-4; 7:2-6,8)
De este modo, mantienes la culpa que deseas en secreto, pero finges que está en otro. Tu ego ha vuelto a ganar: conservas tu ser separado, pero alguien más paga el precio por ello, mientras tú te esfuerzas por:
Castigar a otro por los pecados que tú crees son tus propios pecados. Y de este modo, el otro se convierte en tu víctima, no en tu hermano, diferente de ti por el hecho de ser más culpable, y de tener, por lo tanto, necesidad de que lo corrijas, al ser tú más inocente que él. (T-27.II.11:3-4)
📘(4:1) Si examinases detenidamente los medios por los que tu ilusoria defensa propia procede a lo largo de su curso imaginario, te percatarías de las premisas sobre las que se basa la idea.
Nuestro sistema defensivo de culpa y odio no es real sino ficticio e imaginario. Esto incluye el universo físico y nuestra identificación corporal dentro de ese universo. Jesús nos recuerda que esto está inventado, como recordamos de este importante pasaje:
¿Qué pasaría si reconocieses que este mundo es tan sólo una alucinación? ¿O si realmente entendieses que fuiste tú quien lo inventó? ¿Y qué pasaría si te dieses cuenta de que los que parecen deambular por él, para pecar y morir, atacar, asesinar y destruirse a sí mismos son totalmente irreales? ¿Podrías tener fe en lo que ves si aceptases esto? ¿Y lo verías? (T-20.VIII.7:3-7)
🔹️(4:2) En primer lugar, es obvio que las ideas tienen que abandonar su fuente, pues eres tú quien lanza el ataque y quien tuvo que haberlo concebido primero.
El Hijo cree en la historia del ego de que se ha separado de Dios: "¿Eres una idea en la Mente de Dios, y adivina qué? Te has separado de tu Fuente y ahora existes fuera de Él". Ese es el primer ataque, perpetrado por nosotros - no por Dios - que nos hemos identificado con el Hijo de Dios separado. Al principio del texto, Jesús resume "lo que realmente ocurrió en la separación, o el ´desvío hacia el miedo´ (T-2.I.2:1)” - cuando las ideas parecían salir de su fuente:
Primero: Crees que tu mente puede cambiar lo que Dios creó.
Segundo: Crees que lo que es perfecto puede volverse imperfecto o deficiente.
Tercero: Crees que puedes distorsionar las creaciones de Dios, incluido tú.
Cuarto: Crees que puedes ser tu propio creador y que estás a cargo de la dirección de tu propia creación. (T-2.I.1:9-12)
🔹️(4:3) No obstante, lanzas el ataque contra algo externo a ti y en tu mente te separas de aquel a quien atacas, completamente convencido de que la división a la que has dado lugar es real.
A medida que el ego comienza a evolucionar en su estrategia defensiva, toma el pecado de la mente - nuestra auto-acusación de atacar a Dios - y lo divide para que ahora haya dos figuras aparentes en la mente: el Hijo inocente y el Padre pecador y cruel. Tenemos "perfecta fe" de que la división es real, porque no tenemos conciencia de lo que hemos hecho. El mundo al que el ego que nos ha llevado en realidad se ha convertido en cruel, porque una vez que proyectamos nuestro pecado como un castigo a Dios, olvidamos el pecado de crueldad originado en nosotros mismos, siendo conscientes solamente de que la crueldad está fuera de nosotros en una deidad iracunda. Increíblemente, creemos que nuestra seguridad radica en creer esto. En resumen, las características del amor han sido robadas por el ego y han tomado residencia en el yo inocente que ahora creo que soy, mientras todo el tiempo mi pecado ha estado separado y visto en esta proyectada figura de crueldad.
📘(5:1-2) En segundo lugar, los atributos del amor se le confieren a su “enemigo”. Pues el miedo se convierte en tu refugio y el protector de tu paz, y recurres a él en busca de solaz y de escape de cualquier duda con respecto a tu fortaleza, así como con la esperanza de poder descansar en una quietud sin sueños.
Tomando las mentiras del ego como verdaderas, recurrimos al especialismo por seguridad y consuelo. Cuando estamos molestos, no vamos por ayuda o consuelo al amor de Jesús, sino al mundo de los ídolos. Por ejemplo, hacemos santas las palabras del Curso y buscamos consuelo allí, sin ir más allá de ellas a su significado. Veremos en una lección posterior los pensamientos de Jesús sobre las palabras; pero por ahora mencionaremos que su importancia radica solo en hacia dónde nos conducen. Sin embargo, si tememos el significado de sus palabras, las usaremos como sustitutos - como ídolos - para el proceso de perdón que ellas simbolizan:
No dejes que las formas que adoptan te engañen, pues los ídolos no son sino substitutos de tu realidad. De alguna manera crees que completan tu pequeño yo, ofreciéndote así seguridad en un mundo que percibes como peligroso, y en el que hay fuerzas que se han aglutinado a fin de quebrantar tu confianza y destruir tu paz. (T-29.VIII.2:1-3)
Por lo tanto, aplica estas líneas cuando necesites consuelo, observando la tentación de correr hacia tu especialismo en su lugar, después de haber escuchado el consejo del ego de que el escape de la ansiedad y del miedo proviene de ti mismo, y no del amor, el cual te destruirá. Es esencial aplicar estas enseñanzas abstractas de maneras muy específicas; de lo contrario los ídolos del especialismo permanecerán.
Y ahora el otro lado:
🔹️(5:3) Y así despojar al amor de lo que le pertenece a él y sólo a él, se le dota con los atributos del miedo.
El amor es nuestra verdadera seguridad porque es nuestra verdadera Identidad. Sin embargo, como este Ser es despojado del amor, el egoísmo y la crueldad intrínsecos al sueño de separación del ego encuentran su hogar en el amor, que, por lo tanto, termina dotado con los atributos del miedo.
🔹️(5:4-6) Pues el amor te pediría que depusieses todas tus defensas por ser éstas meras necedades. Y ciertamente tus armas se desmoronarían y quedarían reducidas a polvo, pues eso es lo que son.
Por eso tenemos miedo de Jesús y su amor. En su presencia depondríamos nuestras defensas, dejando de lado la identificación con el universo físico como nuestro hogar, y el cuerpo como nuestro yo. Para protegernos de este final a nuestra existencia, el ego dice: "Yo soy tu amigo, el Espíritu Santo es tu enemigo". Ahora vemos los atributos del ego en el amor: el peligro no es la culpa, sino el amor, y la verdadera seguridad se encuentra en el miedo. Recordemos este importante pasaje del texto que describe nuestro increíble y loco miedo al amor:
Has construido todo tu demente sistema de pensamiento porque crees que estarías desamparado en Presencia de Dios, y quieres salvarte de Su Amor porque crees que éste te aniquilaría. Tienes miedo de que pueda alejarte completamente de ti mismo y empequeñecerte porque crees que la magnificencia radica en el desafío y la grandeza en el ataque. Crees haber construido un mundo que Dios quiere destruir, y que amando a Dios - y ciertamente lo amas - desecharías ese mundo, lo cual es, sin duda, lo que harías. Te has valido del mundo, por lo tanto, para encubrir tu amor, y cuanto más profundamente te adentras en los tenebrosos cimientos del ego, más te acercas al Amor que yace allí oculto. Y eso es lo que realmente te asusta. (T-13.III.4)
📘(6:1) Al tener al amor como enemigo, la crueldad se convierte necesariamente en un dios.
Esto se debe a que la crueldad mantiene alejado al amor. Nuevamente, justifico mi ataque al amor diciendo que, si no lo ataco, seré destruido. No puedo tener intimidad con nadie, y mucho menos perdonar, porque hacerlo seguramente significaría perder mi ser individual y especial, y entonces mantengo a otros apartados de mí a través del ataque. Así la crueldad se convierte en mi dios, como este revelador pasaje describe:
Y así, la Voluntad de Dios estaría dividida en dos, y toda la creación sujeta a las leyes de dos poderes contrarios, hasta que Dios llegase al límite de Su paciencia, dividiese el mundo en dos y se pusiese a Sí Mismo a cargo del ataque. De este modo Él habría perdido el Juicio, al proclamar que el pecado ha usurpado Su realidad y ha hecho que Su Amor se rinda finalmente a los pies de la venganza. (T-26.VII.7:4-5)
🔹️(6:2) Y los dioses exigen que sus seguidores obedezcan sus mandatos sin rechistar.
Ten en cuenta la importante declaración: "obedezcan sus mandatos sin rechistar". El ego asegura que nunca lo cuestionemos, haciendo que un velo de amnesia caiga sobre nuestras mentes en el instante en que tomamos su mano. Como resultado, olvidamos la estrategia del ego. Si supiéramos que el universo físico y nuestros nacimientos fueron literalmente un pensamiento que decía: "Esto es lo que mantiene el Amor de Dios lejos de mí", nadie prestaría atención a este mundo. Y mientras este pensamiento esté oculto, nunca nos daremos cuenta de que el significado de estar en un cuerpo es limitar el amor, y, por lo tanto, limitarnos a nosotros mismos. Recordemos estas importantes líneas:
Pues el cuerpo es un límite que se le impone al amor. La creencia en un amor limitado fue lo que dio origen al cuerpo, que fue concebido para limitar lo ilimitado. No creas que esto es algo meramente alegórico, pues el cuerpo fue concebido para limitarte a ti. (T-18.VIII.1:2-4)
Dicho de otra manera, el propósito del cuerpo es atacar a Dios y negar Su Amor. Sin darnos cuenta de esto, buscamos el amor aquí, creyendo sinceramente que lo encontraremos. Sin embargo, Jesús separa los velos que ocultan la estrategia del ego, para que podamos ver con claridad y elegir en su contra. De hecho, el ego reúne todas sus fuerzas contra nuestra adquisición de tal visión, invocando el temor de Dios para disuadir nuestra unión a Jesús en su camino de perdón, como leemos en este pasaje que representa una de las formas que toma este extraño dios - la enfermedad:
Los ritos del dios de la enfermedad son extraños y muy estrictos….. Mantenerse fiel a la negación de Dios es la doctrina del ego. El dios de la enfermedad obviamente exige la negación de la salud, ya que la salud está en clara oposición a su propia supervivencia….. Blasfemar significa que estás dispuesto a no conocerte a ti mismo a fin de estar enfermo. Esta es la ofrenda que tu dios exige, pues, al ser este producto de tu demencia, no es más que una idea demente. Ésta se manifiesta de muchas maneras, pero si bien puede parecer muchas cosas diferentes no es sino una misma idea: la negación de Dios. (T-10.V.1:1; 3:1-2,6-8)
🔹️(6:3) A aquellos que cuestionan la sensatez o cuando menos la cordura de tales exigencias, se les castiga severa e implacablemente.
Ahora es cuando el ego se vuelve vicioso. Si comenzamos a identificarnos con el sistema de pensa-miento del Espíritu Santo, nos preguntaremos si las demandas de crueldad del ego son realmente "sensatas o cuando menos cuerdas". Sin embargo, la advertencia del ego surge a la superficie: "Si escuchas este curso y me cuestionas, pronto sacrificarás tu identidad". En ese momento el terror golpea nuestros corazones con el "castigo [que será] severo e implacable". Tememos perdernos a nosotros mismos y entonces huimos al ego por consuelo. Si el dolor es una defensa contra el Amor de Dios - como lo veremos en la Lección 190 - éste se convierte en nuestro amigo y adoramos a su crueldad como nuestro dios. Si te inflijo dolor a ti o a mí mismo es irrelevante. De cualquier manera, mantengo el amor lejos de mí - lo cual es el objetivo del ego.
🔹️(6:4) Pues son sus enemigos los que son irrazonables y dementes, mientras que ellos son siempre justos y misericordiosos.
Creemos que los enemigos del ego están locos, lo que incluye a Jesús y su curso. También son irrazonables, exigentes y no tienen sentido, y estábamos mucho mejor antes de que lo viéramos a él y a sus libros. Casi todos los estudiantes saben de lo que estoy hablando. Si no lo sabes, es probable que falte algo en tu práctica del Curso, y por miedo a perder tu identidad especial, inevitablemente cuestionarás la verdad de estas palabras y de su maestro. Por lo tanto, quieres ser consciente de este truco del ego para que cuando comience, puedas retroceder y decir: "Ah, esto es exactamente lo que mi ego lo haría". Cuando comienzas a dudar de la cordura y de la razonabilidad de Un Curso de Milagros y colocas tu sistema de pensamiento por encima de él, sabrás que algo anda muy mal, ya que el curso debería ayudarte a reconocer las profun-didades de tu locura.
📘(7:1) Hoy experimentaremos fríamente a este dios cruel.
Aprender a mirar el cruel ídolo del especialismo del ego que hicimos como sustituto de la verdad es el significado del perdón. Sin embargo, debemos mirar "fríamente" a este sistema de pensamiento, lo que significa mirar sin emoción, juicio o culpa, como estos dos pasajes describen:
Tienes que mirar de frente a tus ilusiones y no seguir ocultándolas, pues no descansan sobre sus propios cimientos. Aparenta ser así cuando están ocultas, y, por lo tanto, parecen ser autónomas. Ésta es la ilusión fundamental sobre la que descansan todas las demás. (T-13.III.6:1-3)
No temas examinar la relación de odio especial, pues tu liberación radica en que la examines. Sería imposible conocer el significado del amor sino fuese por eso. Pues la relación de amor especial, en la que el significado del amor se halla oculto, se emprende solamente para contrarrestar el odio, no para abandonarlo. Tu salvación se perfilará claramente ante tus ojos abiertos a medida que examines esto….. Más es esencial que lo veas. Y que no trates de ocultarlo. (T-16.IV.1:1-4,7)
Por lo tanto, en esta simple oración del libro de ejercicios, encontrarás un resumen encantador del proceso: miras la crueldad del ego con desapego - sin juicio.
🔹️(7:2) Y nos daremos cuenta de que aunque sus labios están manchados de sangre y de que de su boca parecen salir llamas, está hecho de piedra.
Piensa en el ego colérico como una estatua, dándote cuenta de que esta estatua es una imagen proyectada de una imagen ilusoria en tu mente, y si la imagen de la mente es inventada, el objeto proyectado debe ser inventado también.
🔹️(7:3-5) No puede hacer nada. No tenemos que desafiar su poder, pues no tiene ninguno.
Es por eso que no necesitas atacar a un enemigo, porque cuando lo haces, lo haces real y le das un poder que no tiene. El amor, por lo tanto, no se opone; simplemente acepta la verdad, como leemos:
¿Cómo se superan las ilusiones? Ciertamente no mediante el uso de la fuerza o de la ira, ni oponiéndose a ella en modo alguno. Se superan dejando simplemente que la razón te diga que las ilusiones contradicen la realidad. Las ilusiones se oponen a lo que no puede sin ser verdad. La oposición procede de ellas, no de la realidad. La realidad no se opone a nada. Lo que simplemente “es” no necesita defensa ni ofrece ninguna. (T-22.V.1:1-7)
El poder no puede oponerse a nada. Pues ello lo debilitaría, y la idea de un poder debilitado es una contradicción intrínseca….. Para ser lo que es, ese poder no puede tener opuestos. Ninguna debilidad puede adentrarse en él sin convertirlo en algo que no es. (T-27.III.1:1-2,5-6)
🔹️(7:6) Y quienes ven en él su seguridad, no tienen ni guardián ni fortaleza a los que invocar en caso de peligro, ni ningún poderoso guerrero que salga en su defensa.
Poner tu confianza, esperanza y seguridad en un ídolo es no colocarlas en nada, porque nada externo puede ayudarte de ninguna manera. Aplica esto específicamente a tus relaciones especiales, de lo contrario, Un Curso de Milagros no tendrá ningún significado para ti. Vigila tus defensas contra el Amor de Dios en favor de la locura del especialismo y mira tú adoración a sus ídolos, sin juicio.
📘(8:1) Este momento puede ser terrible.
Jesús se refiere al momento en que te das cuenta de que el enemigo no está afuera, sino dentro. Incluso cuando miras al enemigo interior sin juzgarlo y éste desaparece, ese momento sigue siendo terrible, porque en un principio estamos huyendo del terror de perder a nuestros yos separados. Cuando dejamos ir el segundo nivel de defensa del ego, reconociendo que el enemigo exterior está realmente dentro, el ego saca la artillería pesada y dice: "Tienes razón, el problema no está afuera sino dentro, y ahora has encontrado la fuente de la ira de Dios, ¡y Él te ha encontrado!” Sin embargo, si puedes permanecer con Jesús y mirar el primer nivel, te darás cuenta de que la imagen de la culpa y el castigo es tan ilusoria como el enemigo externo. Recuerda, la segunda imagen defiende contra la primera; la primera es que el enemigo pecador es otro, quien es culpable por su pecado contra Dios. Ambos son fabricados, pues ambos están diseñados para evitar que vuelvas al tomador de decisiones de la mente y veas el error que ahora puedes corregir. En la elección correcta - hecha de una vez por todas - el yo individual desaparece. Por lo tanto, este momento puede ser terrible.
🔹️(8:2) Pero también puede ser el momento en que te emancipas de tu abyecta esclavitud.
Ya no necesito ser esclavo del tirano del ego, porque en verdad no tiene poder. Estaba esclavizado solo por el poder de mi mente, que ahora uso para cambiar de maestros. Así hacemos que las cadenas desaparezcan y somos libres.
🔹️(8:3) Pues al estar frente a este ídolo y verlo exactamente como es, llevas a cabo una elección.
Un Curso de Milagros nos ayuda a volver al punto donde elegimos incorrectamente, lo miramos sin miedo ni culpa, y afirmamos que nuestro error fue solo tonto - ni malvado ni pecaminoso. Jesús ocasionalmente usa imágenes de juguetes cuando habla del pecado - un juego que juegan los niños. Todos nosotros somos niños jugando con el pecado que creemos que es devastador, pero en verdad no es nada. Aquí hay algunos pasajes representativos y algo familiares:
Criatura de Dios… No estás sino soñando, y los ídolos son los juguetes con los que sueñas que juegas. ¿Quiénes, sino los niños, tienen necesidad de juguetes? Los niños juegan a gobernar el mundo, y les otorgan a sus juguetes el poder de moverse, hablar, pensar, sentir y comunicarse por ellos. Sin embargo, todo lo que los juguetes parecen hacer sólo tiene lugar en las mentes de aquellos que juegan con ellos. No obstante, ansían olvidarse de que ellos mismos son los autores del sueño en el que los juguetes son reales, y no quieren reconocer que los deseos de éstos son en realidad los suyos propios….. Llega un momento en que la infancia debería dejarse atrás para siempre. No sigas aferrándote a los juguetes de la infancia. Deséchalos, pues ya no tienes necesidad de ellos. (T-29.IX.4:3-8; 6:1-3)
Los dioses que inventaste - opresores e incapaces de satisfacerte - son como juguetes infantiles descomunales….. No son más que juguetes, hijo mío, de modo que no lamentes su pérdida. Su danza jamás te brindó felicidad alguna, pero tampoco eran cosas que pudiesen asustarte o mantenerte a salvo si respetaban tus reglas. Las ilusiones no deben ni apreciarse ni atacarse, sino que simplemente se deben considerar como juguetes infantiles, sin ningún significado intrínseco. Ve significado en una sola de ellas, y lo verás en todas. No veas significado en ninguna, y no podrán afectarte en absoluto….. Observa calmadamente sus juguetes, y comprende que no son más que ídolos que no hacen sino danzar al compás de tus vanos deseos. No los veneres, pues no existen….. El único error que comete [el Hijo de Dios] es creer que son reales. Más ¿hay algo que las ilusiones puedan lograr? (T-30.IV.2:1; 4:6-11; 5:9-10,14-15)
El resto de la lección consiste en una referencia directa al cuarto obstáculo a la paz - el temor a Dios - donde Jesús habla de nuestra posición ante el velo final, decidir si atravesarlo o alejarnos, solo para tener que regresar:
Ahí, con el final de la jornada ante ti, es cuando ves tu propósito. Y es ahí donde eliges hacerle frente al obstáculo o seguir vagando sin rumbo, sólo para tener que regresar y elegir de nuevo. (T-19.IV-D.10:7-8)
Las oraciones restantes del párrafo son el inicio de la discusión sobre el obstáculo final:
🔹️(8:4) ¿Vas a restituirle al amor lo que has procurado arrebatarle para ponerlo a los pies de este inanimado bloque de piedra?
En otras palabras, regresamos a Dios y al Espíritu Santo las mentes que son legítimamente Suyas. Son el hogar de nuestra paz y seguridad, las cuales nunca se pueden encontrar en un ídolo. Ten en cuenta la palabra arrebatarle, la cual se usa con moderación en Un Curso de Milagros, pero evocativamente captura la esencia del feroz robo del ego. Aquí hay dos ejemplos de pasajes que representan la violencia del especia-lismo, al tratar de tomar para sí la verdad que es de Dios:
La verdad se ha vuelto tan temible para ti, que a menos que sea débil, insignificante e inmerecedora de que se le otorgue valor, no te atreverás a mirarla de frente. Piensas que estás más a salvo dotando al pequeño yo que inventaste con el poder que le arrebataste a la verdad al vencerla y dejarla indefensa. (T-16.V.11:2-3)
¿Qué es esa cosa tan preciada, esa perla de inestimable valor, ese tesoro oculto, que con justa indignación debe arrebatársele a éste el más pérfido y astuto de los enemigos? (T-23.II.11:2)
🔹️(8:5-7) ¿O vas a inventar otro ídolo para que lo reemplace? Pues el dios de la crueldad adopta muchas formas. Siempre es posible encontrar otra.
Lo que generalmente sucede con los estudiantes de Un Curso de Milagros es que perdonan, y por un breve momento se sienten tranquilos y felices. Entonces el miedo aparece: "Si no tengo mi relación especial, lo que quedará será el Amor de Dios, ¡y no hay individualidad en eso!”. En ese punto, nos apresuramos rápidamente a hacer otro ídolo especial, invirtiendo crueldad en otra forma. Jesús pide nuestra atención mientras estudiamos y practicamos su material, para que no estemos enceguecidos por el ego.
📘(9:1-3) Más no creas que el miedo es la manera de escapar del miedo. Recordemos lo que se ha subrayado en el texto con respecto a los obstáculos que la paz debe superar. De éstos, el último, el más difícil de creer que en realidad no es nada, si bien aparenta ser un bloque sólido, impenetrable, temible e insuperable, es el miedo a Dios Mismo.
Este es el pensamiento que puso en marcha el sistema de pensamiento del ego y nos condujo al universo físico. La estrategia del ego es convencernos de que somos pecadores porque hemos destruido a Dios, Que de alguna manera se levantará de entre los muertos y nos destruirá. Ese es el aparente origen de nuestro temor a Dios. El ego no nos dice que teme a la Unidad de Dios, porque en Su Amor toda separación desaparece. Así el ego inventa su historia de pecado, culpa y miedo, que nos conduce inevitablemente al temor del castigo de Dios. Una vez esto se convierte en nuestra realidad, necesitamos el mundo del especia-lismo como defensa. El mundo descansa así bajo la premisa de que el temor de Dios es una realidad onto-lógica, y que el castigo se debe a nuestro pecado. Aquí hay algunos extractos del cuarto obstáculo a la paz, que describen el uso que el ego hace de este miedo para defendernos de nuestro recuerdo del Amor de Dios:
¿Qué sentirías y pensarías si la muerte no te atrajese? Simplemente recordarías a tu Padre….. Y conforme esta memoria surja en tu mente, la paz tendrá todavía que superar el obstáculo final, tras el cual se consuma la salvación y al Hijo de Dios se le restituye completamente la cordura….. El cuarto obstáculo a superar pende como un denso velo ante la faz de Cristo….. Este velo, que la creencia en la muerte mantiene intacto y que su atracción protege, es el más tenebroso de todos. La dedicación a la muerte y a su soberanía no es más que el voto solemne, la promesa que en secreto le hiciste al ego de jamás descorrer ese velo, de no acercarte a él y de ni siquiera sospechar que está ahí. Éste es el acuerdo secreto al que llegaste con el ego para mantener eternamente en el olvido lo que se encuentra más allá del velo. He aquí tu promesa de jamás permitir que la unión te haga abandonar la separación; la profunda amnesia en la que el recuerdo de Dios parece estar totalmente olvidado; la brecha entre tu Ser y tú… (T-19.IV-D.1:2-3,5; 2:1; 3:1-4)
🔹️(9:4-5) He aquí la premisa básica que entrona como un dios al pensamiento del miedo. Pues el miedo es venerado por aquellos que le rinden culto, y el amor parece ahora estar revestido de crueldad.
Aunque es muy difícil, debemos darnos cuenta de que cuando estamos en un estado de ansiedad y dolor, es porque estamos adorando la ansiedad y el dolor. Recuerda, es nuestro sueño y lo elegimos solamente porque nos mantiene alejados de algo que consideramos incluso peor: la pérdida de uno mismo. Todos con gusto sufrimos nuestras experiencias para mantener nuestro ser individual y especial intacto, y luego, naturalmente - o antinaturalmente - buscamos culpar alguien más por nuestro dolor y sufrimiento.
📘(10:1-3) ¿De dónde ha surgido la creencia tan irracional de que hay dioses de venganza? El amor no ha confundido sus atributos con los del miedo. Más los que le rinden culto al miedo perciben su propia confusión en el “enemigo” del miedo, y la crueldad de éste como parte del amor.
Esta loca creencia no ha venido de Dios, Cuyo Amor es simplemente en sí mismo, con nada más allá de eso. Por lo tanto, nuestra loca creencia en los dioses de la venganza proviene del creer en nuestra propia pecaminosidad y crueldad, habiendo proyectado sobre Dios lo que creemos que es nuestra propia realidad.
🔹️(10:4-6) ¿Y qué podría ahora ser más temible que el Corazón del Amor Mismo? Sus labios parecen estar manchados de sangre y de su boca parece brotar fuego. Pero sobre todo, Él es terrible e increí-blemente cruel, y siega las vidas de todos aquellos que lo consideran su Dios.
La Carta a los Hebreos dice que es algo horrendo caer en manos del Dios vivo (Hebreos 10:31). Esto es lo que creen todas las personas que piensan que existen, ya que su propia crueldad percibida no puede sino proyectarse en otro, incluso en Dios Mismo.
📘(11:1-2) No hay duda acerca de la elección que hoy has de llevar a cabo. Pues hoy posarás tu mirada por última vez sobre ese bloque de piedra que tú mismo esculpiste, y dejarás de llamarle dios.
Estamos en el punto en que podemos tomar la decisión correcta con el Maestro correcto, el mismo lugar donde estábamos al final del Capítulo 19 en el cuarto obstáculo a la paz - finalmente miramos esta piedra angular del sistema de pensamiento del ego sin alejarnos. La idea central es que lo veamos, por última vez.
🔹️(11:3-6) Has llegado hasta este punto antes, pero has elegido que ese dios cruel permanezca contigo en otra forma. Y por eso el temor a Dios volvió a apoderarse de ti. Pero esta vez lo dejarás allí. Y al volver regresarás a un mundo nuevo, aliviado de ese peso; un mundo que no se ve a través de sus ojos ciegos, sino a través de la visión que te ha sido restituida gracias a tu elección.
En el pasado nos hemos alejado en lugar de pasar por el velo final, negándonos a aceptar que el mundo y el cuerpo son defensas contra la pérdida de nuestra individualidad, defensas que todavía elegimos retener. Jesús ahora nos coloca en el punto del viaje donde nos damos cuenta de que nuestra última defensa contra este reconocimiento ya no vale la pena para nosotros. Solamente con el Dios verdadero será suficiente. Así, cuando realmente nos damos cuenta de nuestro error y dejamos que Jesús sea nuestro maestro, vemos este mundo de manera diferente porque sus ojos se vuelven nuestros. Nosotros no vemos terror, crueldad o miedo; solo errores tontos sin poder para alejarnos de la luz. Estamos en el mundo real, la transformación de la oración como el proceso hacia la canción. Y damos gracias, como lo hace nuestro Creador:
La oración es una escalera que llega hasta el Cielo. En lo alto se produce una transformación muy similar a la tuya, pues la oración es parte de ti. Las cosas de la tierra se dejan atrás y ya no se recuerdan más. No se hacen peticiones, puesto que nada falta. Se reconoce plenamente que la Identidad en Cristo es algo eterno, incorruptible y más allá de todo cambio. La luz ha dejado de titilar y nunca se apagará. Ahora, sin necesidades de ninguna clase y revestida para siempre de la pura impecabilidad que es el regalo de Dios para ti, Su Hijo, la oración puede convertirse otra vez en aquello para lo que se concibió. Pues ahora se eleva cual canto de gratitud a tu Creador, sin palabras, pensamientos o vanos deseos, y sin necesidad de nada en absoluto. De este modo se extiende, como estaba destinada a hacerlo. Y por esta ofrenda Dios Mismo da las gracias. (S-1.II.7)
📘(12) Ahora tus ojos le pertenecen a Cristo y es Él quien mira a través de ellos. Ahora tu voz le pertenece a Dios y se hace eco de la Suya. Ahora tu corazón permanecerá en paz para siempre. Lo has elegido a Él en lugar de los ídolos, y los atributos con los que tu Creador te bendijo te son por fin restituidos. La Llamada a Dios ha sido oída y contestada. Ahora el miedo ha dado paso al amor, al Dios Mismo reemplazar la crueldad.
Hemos revertido lo que sucedió antes. El amor tiene lo suyo, y el miedo tiene que convertirse en lo que siempre fue: un pensamiento tonto sin poder para alejarnos de la verdad.
La lección termina con una oración encantadora, en una forma que vimos antes y que presagia las oraciones de la Parte II:
📘(13:1-2) Padre, somos como Tú. En nosotros no hay crueldad, puesto que en Ti no la hay.
Somos como Él, porque compartimos los atributos del amor, no los del miedo. Si nos percibimos a nosotros mismos o a otros como crueles, estamos diciendo que Dios también es cruel - las ideas no abandonan su fuente. Sin embargo, si nos damos cuenta de que la aparente crueldad de las personas es su llamado al amor, y el amor es el centro de todo - las ideas no abandonan su fuente - afirmamos que Dios también es Amor. Por lo tanto, oramos con alegría estas inspiradoras palabras de curación de Psicoterapia, que marcan el fin del pecado y, por lo tanto, el fin del dolor y la crueldad:
Permanezcamos en silencio ante la Voluntad de Dios, y hagamos lo que Ésta ha dispuesto que debemos hacer. Sólo hay una manera de llegar allí donde dieron comienzo todos los sueños. Y es ahí donde los dejaremos, para marcharnos en paz para siempre. Si oyes la petición de ayuda de un hermano, respóndele. Será a Dios a Quien respondes, pues Lo invocaste. No hay otra manera de oír Su Voz. No hay otra manera de buscar a Su Hijo. No hay otra manera de encontrar tu propio Ser. La curación es santa, ya que el Hijo de Dios retorna al Cielo a través de su tierno abrazo. Pues la curación le dice, a través de la Voz que habla por Dios, que todos sus pecados le han sido perdonados. (P-2.V.8)
🔹️(13:3-7) Tu paz es nuestra. Y bendecimos al mundo con lo que hemos recibido exclusivamente de Ti. Elegimos una vez más, y elegimos asimismo por todos nuestros hermanos, sabiendo que son uno con nosotros. Les brindamos Tu salvación tal como la hemos recibido ahora. Y damos gracias por ellos que nos completan.
Veremos en la Lección 195 - "El amor es el camino que camino con gratitud" - que Jesús nos pide agradecer a todas las cosas vivientes, por la oportunidad de darnos cuenta de que somos parte del único Hijo, en sentido contrario a las apariencias de separación. Jesús nos anima así:
Tu gratitud hacia tu hermano es la única ofrenda que quiero. Yo se la llevaré a Dios por ti, sabiendo que conocer a tu hermano es conocer a Dios. Si le estás agradecido a tu hermano, le estarás agradecido a Dios por lo que Él creó. Mediante tu gratitud podrás llegar a conocer a tu hermano, y un momento de verdadero reconocimiento convierte a todo el mundo en tu hermano porque cada uno de ellos es Hijo de tu Padre. (T-4.VI.7:2-5)
La clave aquí son las palabras todo el mundo, que reflejan la unidad de la Filiación, y también de su Creador y Fuente. Para que Dios sea Dios, y Cristo sea Cristo - nadie puede ser excluido de Su perfecta Unidad.
🔹️(13:8) En ellos vemos Tu gloria y en ellos hallamos nuestra paz.
Nuestros hermanos son uno con nosotros, como somos uno con Dios. Gloria, paz, amor son uno, porque el espíritu no puede tener divisiones dentro de sí mismo.
🔹️(13:9-11) Somos santos porque Tu santidad nos ha liberado. Y Te damos gracias por ello. Amén.
La respuesta para la crueldad del ego es ver su papel en nuestras vidas como una defensa que no funciona. Por sobre todo, quiero recordar que el amor no tiene opuestos. Si soy sincero en este deseo - Dios siendo Amor y yo siendo Su criatura - debo estar dispuesto a ver amor o el llamado al amor en todos, porque la Santidad de Dios está en Su Hijo."
Del libro “Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM” por el Dr. Kenneth Wapnick. TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL POR DANIEL BEZVESELNY.