Lección 41

DIOS VA CONMIGO DONDEQUIERA QUE YO VOY. (Lección 41)
"Este es obviamente un pensamiento feliz, e igual de obvio es que Jesús no está hablando de un Dios físico literal que camina con nosotros, que recuerda la canción en la versión cinematográfica de «The Student Price» , "Yo camino con Dios". Jesús nos está diciendo aquí que el recuerdo de Dios está en nuestras mentes - el hogar del Espíritu Santo - y por eso siempre está con nosotros. En ese sentido, Dios está de hecho con nosotros dondequiera que vayamos. Esto se hará más evidente a medida que avancemos en la lección.
📘(1) «Con el tiempo, la idea de hoy desvanecerá por completo la sensación de soledad y abandono que experimentan todos los que se consideran separados. La depresión es una consecuencia inevitable de la separación, como también lo son la ansiedad, las preocupaciones, una profunda sensación de desamparo, la infelicidad, el sufrimiento y el intenso miedo a perder.»
Lo que reaparece aquí es el tema importante de «causa y efecto». Aunque las palabras no se usan específicamente, la enseñanza de Jesús puede sin embargo ser vista como un reflejo de ese tema. Nuestros problemas son todos lo mismo y provienen de una sola «causa»: creer que estamos separados de Dios. Los «efectos» de este error son la preocupación, la depresión, la miseria, el sufrimiento y el miedo a la pérdida. Hemos discutido anteriormente cómo el mundo existe para proporcionar las causas de nuestra angustia, que simplemente disfrazan la verdadera causa. Nuestros egos son increíblemente hábiles para ocultar la verdad, lo que nos lleva a estar seguros de que sabemos las fuentes de nuestra infelicidad - todo menos la decisión de la mente en favor de la culpa.
Por lo tanto, si sé que "Dios va conmigo dondequiera que yo voy" porque Él está en mi mente, eso significa que no lo he abandonado y que Él no me ha abandonado. Además, significa que no lo he matado, ni estoy separado de Él. Si acepto esta verdad de la Expiación, no puedo estar deprimido, solo, ansioso o temeroso, ya que estos provienen de la culpa, que, sin la creencia en la separación, no puede existir. La forma en que sabré sobre mi creencia en la separación es tomar conciencia de mis sentimientos de ansiedad, preocupación e infelicidad. Por eso es esencial no encubrir las experiencias negativas. Si lo hacemos, literalmente no hay esperanza, que reside en reconocer primero nuestro desconsuelo y desesperación, y luego darnos cuenta de que estos son simplemente los efectos del pensamiento de que Dios «no» va con nosotros dondequiera que vayamos porque lo matamos. Ese pensamiento pecaminoso representa una decisión que ahora puede ser felizmente cambiada.
Necesitas aprender que estabas equivocado, y que ahora quieres ser un aprendiz feliz que está feliz de estar equivocado, no feliz porque ha demostrado que tiene razón (T-29.VII.1: 9). Esta es una idea que no se puede citar con suficiente frecuencia. Si tienes una inversión en tener la razón, nunca serás feliz. Tal vez tengas razón hoy, pero esta "razón" (o inocencia) que le has arrebatado a otra persona será de nuevo arrebatada de ti por aquel a quien se la robaste con ira. La única forma en que puedes estar verdaderamente en lo cierto es saber que Dios está contigo dondequiera que tú vas, lo que significa que todo lo que el ego te ha enseñado es una mentira.
Tú no te «has» separado de Dios porque jamás «podrías» hacer eso.
📘(2:1-2) «Los que se consideran separados han inventado muchos "remedios" para lo que, según ellos, son "los males del mundo". Pero la única cosa que no han hecho es cuestionar la realidad del problema.»
"Los males del mundo" está entre comillas porque no existen "los males del mundo". Ya que el mundo no existe, ¿cómo podría tener males? Sólo hay un pensamiento enfermizo. "Remedios" también está entre comillas porque no se puede remediar un problema que no existe. El verdadero problema es la separación, y si no reconocemos ese pensamiento como la causa de nuestros problemas, ¿cómo podemos cuestionarlo, y mucho menos cambiarlo? El ego nos ha convencido de que la separación es real, y es un pensamiento tan horrible que nunca podemos volver a mirarlo, para no ser destruidos. Como Jesús explica en el texto:
“[El ego] te pide imperiosamente que no mires dentro de ti, pues si lo haces tus ojos se posarán sobre el pecado y Dios te cegará. Esto es lo que crees, y, por lo tanto, no miras.” (T-21.IV.2:3-4)
De este modo, el ego nos aconseja que huyamos de la mente, el hogar del pensamiento de separación, y que erijamos una defensa tras otra, que levantemos una pared tras otra y tras otra, todo lo cual sirve para arraigar nuestra atención en el mundo del cuerpo. Por lo tanto, estamos protegidos de cuestionar la aparente realidad de la declaración: "Me separé de Dios". Mientras permanezcamos en este estado de «inconsciencia de ser una mente», nunca podremos realmente "cuestionar la realidad del problema", el cual permanece siempre en su fuente: la «mente».
📘(2:3) «Los efectos de éste, no obstante, no se pueden sanar porque el problema no es real.»
Nuestros intentos de curar un problema en el mundo, ya sea en nuestro mundo personal o en el mundo en general, nunca tendrán éxito. Quizás el síntoma desaparezca temporalmente, pero seguiremos creyendo que el problema - la «causa» - es real. Mientras lo hagamos, la causa de la culpa continuará generando síntomas - la «sustitución de los síntomas» de Freud, que nos acosan. Sin embargo, a pesar de que su dolor exige atención constante, la causa subyacente de los síntomas pasa desapercibida, y el ego continúa reinando triunfante hasta que podamos exclamar: "¡Tiene que haber otra manera!" Nuestro Maestro nos ayuda finalmente a ir más allá de los efectos hacia la causa, para que pueda ser cambiada.
📘(2:4-5) «La idea de hoy tiene el poder de acabar con todo este desatino para siempre. Pues eso es lo que es, un desatino, por muy serias y trágicas que parezcan ser sus manifestaciones.»
Es importante destacar que Jesús no usa la palabra «pecado»; él simplemente dice que es un «desatino». Lo que él expresa aquí es idéntico a lo que enseña en "El 'héroe' del sueño", donde dice que el problema es que nos hemos olvidado de reírnos de la diminuta y alocada idea, y que el Espíritu Santo mira a todas nuestras preocupaciones y se ríe de ellas, no burlonamente, sino con la amabilidad que sabe que las perturbaciones no son reales. Este tema se repite a lo largo de Un Curso de Milagros, pero el siguiente pasaje del final del Capítulo 27 es representativo:
“El Espíritu Santo, sonriendo dulcemente, percibe la causa y no presta atención a los efectos. ¿De qué otra manera podría corregir tu error, cuando has pasado por alto la causa enteramente? Él te exhorta a que lleves todo efecto temible ante Él para que juntos miréis su descabellada causa y os riáis juntos por un rato. Tú juzgas los efectos, pero Él ha juzgado su causa. Y mediante Su juicio se eliminan los efectos. Tal vez vengas con los ojos arrasados en lágrimas, mas óyele decir: "Hermano mío, santo Hijo de Dios, contempla tu sueño fútil en el que sólo algo así podría ocurrir". Y saldrás del instante santo riendo, con tu risa y la de tu hermano unida a la de Él.” (T-27.VIII.9)
Más adelante en el libro de ejercicios, examinaremos el uso de la metáfora de los «juguetes» para representar la aparente naturaleza gigantesca del pecado, que sirve para ocultar su insensatez innata.
📘(3) «En lo profundo de tu interior yace todo lo que es perfecto, presto a irradiar a través de ti sobre el mundo. Ello sanará todo pesar y dolor, todo temor y toda sensación de pérdida porque curará a la mente que pensaba que todas esas cosas eran reales y que sufría debido a la lealtad que les tenía.»
Si yo supiera que Dios va conmigo, que a través del Espíritu Santo Su Amor está siempre conmigo, me daría cuenta de que todo lo que he creío y percibido no es cierto. De nuevo, ese es el miedo - si mis creencias y percepciones no son ciertas, entonces «yo» tampoco lo soy. Así, inconscientemente me aferro a la creencia de que la culpabilidad es el cielo, ya que demuestra que yo, el «yo» que creo ser, existo .
📘(4) «Jamás se te puede privar de tu perfecta santidad porque su Fuente va contigo dondequiera que tú vas. Jamás puedes sufrir porque la Fuente de toda dicha va contigo dondequiera que tú vas. Jamás puedes estar solo porque la Fuente de toda vida va contigo dondequiera que tú vas. Nada puede destruir tu paz mental porque Dios va contigo dondequiera que tú vas.»
A Jesús le gustaría que vieras con qué firmeza y obstinación intentas probar que estas declaraciones son erróneas y que tus creencias son correctas. Haces esto demostrando que el mundo es hostil, amenazador y pecaminoso, o que eres hostil, amenazador y pecaminoso. No importa cual. Es extremadamente útil observar cómo te defiendes contra esta verdad afirmando continuamente que tienes razón y procurando demostrarla. También es crucial que reconozcas que no crees en las palabras de Jesús, como él te lo dirá en la siguiente oración.
Un punto más antes de seguir adelante: si aceptáramos como verdaderas las hermosas declaraciones en el párrafo anterior, nuestra culpa no tendría a dónde ir, excepto permanecer dentro de nuestras mentes, donde el ego nos dijo que nos aguarda una muerte segura a manos de un dios vengativo, empeñado en nuestra destrucción. Nuestro sufrimiento e infelicidad proyectados «afuera» protegen este terrible pensamiento «dentro». Es esta necesidad de protegernos la fuente de la resistencia a la aceptación de las palabras reconfortantes de Jesús.
📘(5:1-2) «Comprendemos que no creas nada de esto. ¿Cómo ibas a creerlo cuando la verdad se halla oculta en lo profundo de tu interior, bajo una pesada nube de pensamientos dementes, densos y turbios que representan, no obstante, todo lo que ves?»
¿Cómo podrías entender esto cuando todavía crees que hay un «tú» que está leyendo estas palabras? ¿Cómo es posible que entiendas cuando todavía permaneces con tu especialismo, individualidad y problemas? Una vez más, vemos la naturaleza «intencional» de nuestros pensamientos dementes que conducen a nuestras percepciones dementes: todo ello mantiene oculta la verdad que ciertamente nos liberaría del sistema de pensamiento de miedo, odio y sufrimiento del ego.
📘(5:3) «Hoy intentaremos por primera vez atravesar esa obscura y pesada nube y llegar a la luz que se encuentra más allá.»
Jesús usará esta forma nuevamente en la Lección 70, y te hará pensar que es Jesús mismo quien te guía a través de la nube. Te pide que no niegues la presencia de esta nube de culpabilidad, individualidad y especialismo, sino que le prestes mucha atención. Nunca podemos llegar a la luz sin atravesar la nube “obscura y pesada”, si no hacemos esta travesía permaneceremos en el ego. En verdad, sin embargo, no es más que un "frágil velo que no puede resistirse a la presencia de la luz", como leemos en este maravilloso pasaje extenso del texto:
“Pues la supuesta realidad de la culpabilidad es la ilusión que hace que ésta parezca ser algo denso, opaco e impenetrable, y la verdadera base del sistema de pensamiento del ego. Su delgadez y transparencia no se vuelven evidentes hasta que ves la luz que yace tras ella. Y ahí, ante la luz, la ves como el frágil velo que es.
Esta barrera tan aparentemente sólida, y ese falso suelo que parece una roca, es como un banco de nubes negras que flotan muy cerca de la superficie, dando la impresión de ser una sólida muralla ante el Sol. Su apariencia impenetrable no es más que una ilusión. Cede mansamente ante las cumbres que se elevan por encima de ella, y no tiene ningún poder para detener a nadie que quiera ascender por encima de ella y ver el sol. Esta aparente muralla no es lo suficientemente fuerte como para detener la caída de un botón o para sostener una pluma. Nada puede descansar sobre ella, pues no es sino una base ilusoria. Trata de tocarla y desaparece; intenta asirla y tus manos no agarran nada...Asimismo debería ser con las tenebrosas nubes de la culpabilidad, las cuales son igualmente vaporosas e insubstanciales. No te pueden magullar al atravesarlas. Deja que tu Guía te muestre su naturaleza insubstancial a medida que te conduce más allá de ellas, pues debajo de ellas hay un mundo de luz sobre el que esas nubes no arrojan sombras.” (T-18.IX.5:2-4; 6;8:1-3)
De hecho, esta enseñanza sobre la "naturaleza insustancial" de la culpa es el corazón y el alma de Un Curso de Milagros; la esencia de la Expiación. Enseña que no hay necesidad de defenderse contra el pensamiento de culpa, el cual no ha tenido efectos y, por lo tanto, no se encuentra ahí. Nuevamente, podemos observar cómo la profundidad de las enseñanzas del texto se encuentran "ocultas" en estas lecciones "simples" del libro de ejercicios.
Continuamos ahora con las instrucciones para la práctica del día, aquí Jesús quiere que regresemos a estos períodos de práctica extensos. Esta vez, Jesús nos exhorta a ir más directamente hacia adentro, dejando clara la distinción entre la actividad cerebral del pensamiento y la de la mente, la verdadera fuente de nuestros pensamientos:
📘(6:1-7:2) «Hoy tendremos una sola sesión de práctica larga. Por la mañana, a ser posible tan pronto como te levantes, siéntate en silencio de tres a cinco minutos con los ojos cerrados. Al comienzo de la sesión de práctica repite la idea de hoy muy lentamente. No trates de pensar en nada en particular. Trata, en cambio, de experimentar la sensación de que estás sumergiéndote en tu interior, más allá de todos los pensamientos vanos del mundo. Trata de llegar hasta lo más profundo de tu mente, manteniéndola despejada de cualquier pensamiento que pudiese distraerte.
De vez en cuando puedes repetir la idea de hoy si observas que eso te ayuda. Pero sobre todo, trata de sumergirte tan profundamente como puedas en tu interior, lejos del mundo y de todos sus pensamientos disparatados.»
Y todo aquí es una gran tontería o desatino; o, todavía mejor, es una tontería creer que las cosas del mundo nos pueden brindar placer o dolor. Sumergirse más allá de ellas significa pasar de nuestra identificación corporal - el lugar «aparente» de nuestro placer y dolor - a la mente que es la única fuente de nuestros sentimientos y pensamientos. Es en la mente que experimentamos la Presencia de Dios a través del Espíritu Santo, y es en la mente donde puede tomarse la decisión de sustituir la presencia del ego por la Suya.
Las siguientes dos oraciones enfatizan la distinción crucial, tomada de Platón, entre las apariencias y la realidad, el propósito de nuestro viaje hacia adentro es justamente tomar conciencia de esto:
📘(7:3-4) «Estás tratando de llegar más allá de todo ello. Estás tratando de dejar atrás las apariencias y de aproximarte a la realidad.»
Jesús primero quiere que prestemos mucha atención lo que nos parece real: el mundo, lleno de personas que escuchan y ven nuestros cuerpos, y cuyos cuerpos escuchamos y vemos. El siguiente paso, entonces, siguiendo la amorosa guía de Jesús, es reconocer la naturaleza ilusoria de todas estas apariencias y e ir más allá de ellas a los pensamientos del ego; y luego, finalmente, más allá del ego al pensamiento de Expiación del Espíritu Santo.
📘(8:1-4) «Es perfectamente posible llegar a Dios. De hecho, es muy fácil, ya que es la cosa más natural del mundo. Podría decirse incluso que es lo único que es natural en el mundo. El camino quedará despejado, si realmente crees que ello es posible.»
Jesús no está diciendo que tengas que creer esto totalmente, solo tienes que creer que quizás, solo quizás, es posible que él tenga razón y tú estés equivocado. Si la única cosa natural en este mundo es llegar a Dios, y todo en este mundo es un movimiento en contra de Él, entonces nada en este mundo es natural, incluido tú mismo, tu cuerpo, personalidad y existencia individual. Es únicamente tu «creencia» lo que te guiará a tu Hogar, una vez que deposites el poder que dicha creencia conlleva bajo la dirección del principio de Expiación del Espíritu Santo, el cual puede corregir la creencia errónea en la separación.
A continuación, Jesús nos subraya la importancia de esta lección, intentando reforzar nuestra confianza en el proceso que nos ofrece el libro de ejercicios como herramienta para reentrenar nuestras mentes. Esta es una de las muchas "charlas motivadoras" que él nos va a dar a lo largo de este estudio:
📘(8:5-9:3) «Este ejercicio puede producir resultados asombrosos incluso la primera vez que se intenta, y tarde o temprano acaba por tener éxito. A medida que avancemos ofreceremos más detalles acerca de este tipo de práctica. No obstante, nunca fracasa del todo, y es posible tener éxito inmediatamente.
Usa la idea frecuentemente a lo largo del día, repitiéndola muy despacio, preferiblemente con los ojos cerrados. Piensa en lo que estás diciendo, en el significado de las palabras. Concéntrate en la santidad que esas palabras te atribuyen; en la compañía indefectible de la que gozas, en la completa protección que te rodea.»
Estas últimas líneas señalan a la verdad que yace más allá de la ilusión, una verdad que es nuestra una vez que verdaderamente nos enfoquemos en las lecciones y practiquemos los ejercicios.
Y luego la última línea de la lección:
📘(10) «Puedes ciertamente permitirte el lujo de reírte de los pensamientos de miedo, recordando que Dios va contigo dondequiera que tú vas.»
Jesús vuelve al tema de reírse del ego; es decir, de no tomárselo en serio. Esto sólo es posible cuando hemos llevado nuestros pensamientos de miedo al Amor de Dios que es mantenido en nuestras mentes por el Espíritu Santo. Sin este proceso de llevar las ilusiones a la verdad, nuestra risa será superficial en el mejor de los casos, e insultante y condenatoria en el peor. La risa del Espíritu Santo nace de la amorosa sonrisa que sabe la diferencia entre las apariencias y la realidad, entra la ilusión y la verdad, entre la separación y la Expiación. En la lección 187 Jesús hará una afirmación aparentemente escandalosa, cuando te diga que te podrías reír del dolor, del sufrimiento y de la hambruna en todo el mundo. Te reirás de todo este sufrimiento, no porque te estés burlando de la gente, sino porque, habiéndote unido al Espíritu Santo en tu mente recta, vas a saber que nada de ello es cierto - en el sentido de que no tiene el poder de arrebatarte la paz y el Amor de Dios de ti."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martínez.