Lección 50

EL AMOR DE DIOS ES MI SUSTENTO.
(Lección 50)
"La Lección 50 difiere de las anteriores, y veremos que se nos va a introducir nuevamente a temas a los que regresaremos más adelante. Específicamente, esta lección hace otra declaración, mucho más clara que la anterior, acerca de la naturaleza de las relaciones especiales. Los términos «relaciones especiales» y «especialismo» no aparecen en absoluto en el libro de ejercicios; sin embargo, es claro en pasajes como estos que este es el referente de Jesús.
📘(1) «He aquí la respuesta a cualquier problema que se te presente, hoy, mañana o a lo largo del tiempo. Crees que lo que te sustenta en este mundo es todo menos Dios. Has depositado tu fe en los símbolos más triviales y absurdos: en píldoras, dinero, ropa "protectora", influencia, prestigio, caer bien, estar "bien" relacionado y en una lista interminable de cosas huecas y sin fundamento a las que dotas de poderes mágicos.»
Si estas declaraciones se leen en el contexto de Un Curso de Milagros en su conjunto, es obvio que Jesús no está diciendo que debemos sentirnos culpables porque tomamos una píldora, vestimos ropa de abrigo en invierno o tenemos amigos con los que nos gusta pasar el tiempo. Este pasaje es similar a la Lección 76 "No me gobiernan otras leyes que las de Dios", que discutiremos a su debido tiempo y donde emitiremos la misma advertencia. Además, Jesús no está diciendo que debamos dejar de lado nuestras preocupaciones corporales. Esto sería confundir los niveles - mente y cuerpo - acerca de lo cual él nos advierte también en el texto (ver, por ejemplo, T-2.IV.3:8-11). Nosotros «podemos» pasar por alto nuestros cuerpos tanto físicos como psicológicos, si nos encontramos en el mundo real, porque en ese punto «sabemos» que los cuerpos no son nuestra identidad. Pero Jesús conoce a sus estudiantes , y nos conoce muy bien, y quiere que seamos conscientes del sistema de pensamiento sobre el cual todas las dependencias (o relaciones especiales) están construidas y así podemos entender la fuente de nuestra confianza en las cosas de este mundo. Sólo entonces podemos hacer una elección significativa en contra de todas ellas. Jesús continúa ahora con la fuente de todos estos apegos especiales:
📘(2) «Todas esas cosas son tus substitutos del Amor de Dios. Todas esas cosas se atesoran para asegurar la identificación con el cuerpo. Son himnos de alabanza al ego. No deposites tu fe en lo que no tiene valor. No te sustentará.»
Una vez más, Jesús no está diciendo que debemos renunciar a cualquier cosa que nos haga sentir mejor física o psicológicamente. Sin embargo, sí nos está diciendo que deberíamos ser conscientes de nuestra «dependencia» en ello, a lo que en el texto se refiere como «ídolos». Tal dependencia es una declaración que dice que el Amor de Dios no es suficiente; deseamos «más»:
“El mundo cree en ídolos. Nadie viene a él a menos que los haya venerado y trate todavía de buscar uno que aún le pueda ofrecer un regalo que la realidad no posee. Todo idólatra abriga la esperanza de que sus deidades especiales le han de dar más de lo que otras personas poseen. Tiene que ser más. No importa realmente de qué se trate: más belleza, más inteligencia, más riqueza o incluso más aflicción o dolor. Pero para eso es un ídolo, para darte más de algo. Y cuando uno falla otro viene a ocupar su lugar, y tú esperas que te pueda conseguir más de otra cosa. No te dejes engañar por las formas en que esa "otra cosa" se manifiesta. Un ídolo es un medio para obtener más de algo. Y eso es lo que va en contra de la Voluntad de Dios.” (T-29.VIII.8:4-13)
Pero ya sabíamos todo esto de todos modos, de lo contrario no estaríamos en el mundo, ya que nadie viene aquí, como acabamos de leer, a menos que esté en la búsqueda de algo más de lo que el Amor que Dios tiene que ofrecer. Ten cuidado de no usar las enseñanzas de Jesús como una excusa para darte a ti mismo o a otros con un palo en la cabeza. Sin embargo, «úsalas» como una forma de recordarte a ti mismo de que se está llevando en una jornada a través de tu especialismo; una jornada que no vas a poder hacer hasta que primero llegues a reconocer que tan fuertemente involucrado en encuentras en todo esto. Lecciones como esta, así como gran parte del texto, lo dejan muy claro. Volveremos a este tema una y otra vez, por la misma razón que Jesús lo hace: la jornada hacia el Cielo a través del infierno «es» el camino por el que nos guía Jesús, y entender los contornos esta jornada nos hará capaces de que nos dejemos guiar amablemente a nuestro hogar.
📘(3) «Sólo el Amor de Dios te protegerá en toda circunstancia. Te rescatará de toda tribulación y te elevará por encima de todos los peligros que percibes en este mundo a un ambiente de paz y seguridad perfectas. Te llevará a un estado mental que no puede verse amenazado ni perturbado por nada, y en el que nada puede interrumpir la eterna calma del Hijo de Dios.»
Jesús nos está recordando que nuestra meta es caminar a través de este sueño sin miedo. Cuando podamos hacerlo, nos daremos cuenta de que no estamos en el sueño en absoluto: la figura del sueño a la que llamamos como nosotros, no hace sino reflejar un pensamiento de amor con el que ahora estamos identificados. Recuerda que esto es un proceso, y en esta lección se nos presenta el viaje en su totalidad: dónde comenzamos, la naturaleza del viaje - ir a través de nuestro especialismo - y entonces se nos presenta luego su final.
📘(4:1-4) «No deposites tu fe en ilusiones. Te fallarán. Deposita toda tu fe en el Amor de Dios en ti: eterno, inmutable y por siempre indefectible. Ésta es la respuesta a todo problema que se te presente hoy.»
Hay muchas secciones y pasajes encantadores en el texto acerca de no poner nuestra fe en las ilusiones. Leemos, por ejemplo, ésta acerca de la falta de fe, o de poner nuestra fe en lo que no es nada:
“No es posible que al Hijo de Dios le falte fe, pero sí puede elegir dónde desea depositarla. La falta de fe no es realmente falta de fe, sino fe que se ha depositado en lo que no es nada. La fe que se deposita en las ilusiones no carece de poder, pues debido a ello el Hijo de Dios cree ser impotente. De ese modo, no se es fiel a sí mismo, pero sí tiene gran fe en las ilusiones que abriga acerca de sí mismo.” (T-21.III.5:1-4)
La apertura de “No busques fuera de ti mismo” resume toda la sección:
“No busques fuera de ti mismo. Pues será en vano y llorarás cada vez que un ídolo se desmorone. El Cielo no se puede encontrar donde no está, ni es posible hallar paz en ningún otro lugar excepto en él. Ninguno de los ídolos que veneras cuando llamas a Dios te contestará en Su lugar. Ninguna otra respuesta que puedas utilizar como substituto te proporcionará la felicidad que sólo Su respuesta brinda. No busques fuera de ti mismo. Pues todo tu dolor procede simplemente de buscar en vano lo que deseas, y de insistir que sabes dónde encontrarlo.” (T-29.VII.1:1-7)
Cada vez que nos encontramos en problemas, es siempre porque no creemos que el Amor de Dios es nuestro sustento. Para ser más un honor a la verdad, en realidad no deseamos ser sostenidos por el Amor de Dios, hemos elegido en lugar de este sustento cualquier otra cosa, siempre que se encuentre externa a nuestras mentes. El poder mirar a este pensamiento terrible sin juicio y sin culpa es la manera de avanzar más allá de él y llegar hasta el estado de verdadera impecabilidad, la inocencia que es nuestra Identidad natural como el Hijo de Dios.
📘(4:5-8) «Por medio del Amor de Dios en ti puedes resolver toda aparente dificultad sin esfuerzo alguno y con absoluta confianza. Dite esto a ti mismo con frecuencia hoy. Es una declaración de que te has liberado de la creencia en ídolos. Es tu reconocimiento de la verdad acerca de ti.»
El Amor de Dios es el «contenido» que automáticamente sana todas las "aparentes dificultades", las cuales tienen únicamente que ver con la «forma». El ego, como ya hemos visto, ha fabricado literalmente el mundo de la forma - tanto colectiva como individualmente - para evitar que elijamos el «contenido» de la Expiación que acabaría con el reinado del ego en nuestras mentes. Cuando el problema externo se mantiene alejado de la respuesta interna, el problema jamás será resuelto, ya que lo que más podrá hacer es cambiar de una forma a otra. Sin embargo, cuando traemos este problema a la verdad interior, no puede hacer otra cosa que desaparecer. Como dice una lección posterior sobre el perdón: “Perdonaré, y esto desaparecerá” (WpI.193.13: 3; se omiten las cursivas).
La referencia a los ídolos, de los cuales somos liberados, es una referencia a las relaciones especiales. Invocamos a estos sustitutos del Amor de Dios como unos reemplazos a todo lo que amenaza la existencia de nuestro ego y que proporcionan la ilusión de que nuestras necesidades se encuentran satisfechas:
“No dejes que las formas que adoptan te engañen, pues los ídolos no son sino substitutos de tu realidad. De alguna manera crees que completan tu pequeño yo, ofreciéndote así seguridad en un mundo que percibes como peligroso, y en el que hay fuerzas que se han aglutinado a fin de quebrantar tu confianza y destruir tu paz. Crees que los ídolos tienen el poder de remediar tus deficiencias y de proporcionarte la valía que no tienes.” (T-29.VIII.2:1-4)
Por lo tanto, podemos ver que el propósito que Jesús tiene para nosotros con estas lecciones es ayudarnos a reconocer el ídolo del especialismo por lo que realmente es, para que entonces podamos llegar a elegir en su contra. Jesús nos pide ahora que nos sumerjamos en nuestra conciencia, lo cual quiere solamente decir que vayamos en profundidad en nuestras mentes, una instrucción que ya hemos visto, y que nuestro gráfico (ver Lección 43) nos ayuda a visualizar:
📘(5:1-3) «Durante diez minutos dos veces al día, una por la mañana y otra por la noche, deja que la idea de hoy se adentre muy hondo en tu conciencia. Repítela, reflexiona sobre ella, deja que pensamientos afines vengan a ayudarte a reconocer su verdad, y permite que la paz se extienda sobre ti como un manto de protección y seguridad. No permitas que ningún pensamiento vano o necio venga a perturbar la santa mente del Hijo de Dios.»
La forma de impedir la perturbación que estos pensamientos traen a tu santa mente es mediante tu reconocimiento de ellos. Sin tal reconocimiento, estos pensamientos simplemente permanecerán. La idea, nuevamente, es ver todos estos "pensamientos vanos y necios" del especialismo en todas sus formas, pidiéndole ayuda a Jesús para poder entender lo que son y, lo que es más importante, para poder entender el «propósito» al que sirven.
📘(5:4-5) «Tal es el Reino de los Cielos. Tal es el lugar de descanso donde tu Padre te ubicó eternamente.»
Esta es una forma maravillosa de culminar esta primera sección importante del libro de ejercicios: que se nos recuerde cuál es nuestra meta en última instancia.
Con esto concluyen las primeras 50 lecciones, lo que lleva al primer repaso. Hemos visto cómo Jesús nos ha dado un entendimiento de lo que es la jornada, enfatizando la importancia de que nos tomemos en serio nuestro estudio y práctica de su curso. Esto significa, como hemos discutido repetidamente, que miremos a nuestros pensamientos de ego y le pidamos ayuda a Jesús. Este proceso claramente implica la existencia de nuestras mentes separadas, una separación entre el sistema de pensamiento de mentalidad errada de separación, culpa y odio (el ego), y la mentalidad correcta de la corrección o la Expiación del perdón y la paz (el Espíritu Santo). Estamos, por consiguiente, siendo entrenados por Jesús para reconocer estos dos sistemas de pensamiento, y le pidamos su ayuda para poder ejercer el poder de elegir que se encuentra en nuestras mentes y poder elegir al único Maestro que será capaz de traernos paz."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.