Lección 55

Lección 55
Repaso I
«El repaso de hoy incluye lo siguiente:»
📘(1:1) (21) «Estoy decidido a ver las cosas de otra manera.»
Jesús ahora está apelando directamente al poder de nuestras mentes para elegir.
🔹️(1:2) «Lo que ahora veo no son sino signos de enfermedad, desastre y muerte.»
Nuevamente, es importante que percibamos enfermedad, desastres y muerte a nuestro alrededor y no amor, esperanza y dicha, porque no hay nada de esto. De hecho, el mundo fue fabricado para «no» ser un lugar de amor, esperanza o dicha. Si no reconocemos esto, no tendremos ninguna motivación para cambiar nuestra mentalidad. Creemos en nuestra arrogancia que ya la hemos cambiado en virtud de percibimos luz en lugar de la oscuridad, amor en lugar del odio y vida en lugar de muerte. Nosotros creemos lo que nuestros egos nos han programado para creer, por lo que debemos cuestionar el valor de haber elegido al ego como nuestro maestro.
🔹️(1:3-5) «Esto no puede ser lo que Dios creó para Su Hijo bien amado. El hecho en sí de que vea tales cosas demuestra que no entiendo a Dios. Por lo tanto, tampoco entiendo a Su Hijo.»
Al menos este es un buen paso inicial, porque si pensamos que estamos contemplando un mundo de luz, paz y dicha, creeremos que entendemos a Dios, a Jesús y, desafortunadamente, a su curso. Reconocer que lo que vemos "no son sino signos de enfermedad, desastre y muerte" es el comienzo de la humildad que nos lleva a la Sabiduría. Comenzamos negando el sistema de pensamiento de negación del ego, y gradualmente, paso a paso, Jesús nos guía a comprender que el espíritu y el ego son estados mutuamente excluyentes, y también lo son el amor y el odio, la vida y la muerte, la dicha y el dolor. Hacer que uno sea real es negar el otro.
🔹️(1:6-7) «Lo que veo me muestra que no sé quién Soy. Estoy decidido a ver los testigos de la verdad en mí, en vez de aquellos que me muestran una ilusión de mí mismo.»
Una vez que hemos aprendido a distinguir la diferencia entre «forma» y «contenido», podemos llamar a nuestro nuevo Maestro para que nos ayude a ver verdaderamente, la visión de Cristo que nos recuerda quiénes somos - junto con nuestros hermanos, como el Hijo uno de Dios.
📘(2:1) (22) «Lo que veo es una forma de venganza.»
🔹️(2:2-3) «El mundo que veo no es en modo alguno la representación de pensamientos amorosos. Es un cuadro en el que todo se ve atacado por todo.»
Este es el mismo punto que Jesús estaba haciendo antes, diciendo que el mundo que vemos representa un cuadro donde "todo se ve atacado por todo". No hay excepciones. Si nosotros pensamos que vemos un mundo amoroso, creeremos que hay únicamente pensamientos amorosos dentro, y entonces no vamos a llegar a mirar a los no amorosos. Cuando no los miramos los pensamientos no amorosos permanecen enterrados en nuestras mentes, y lo que sea que se encuentre enterrado tiene el hábito terrible de encontrar su forma de salida, la dinámica de la proyección - y atacar a todo y a todos. Debido a que no somos conscientes de que la fuente de nuestro ataque son los pensamientos no amorosos en nuestra mentes, no vamos a poder llegar a ser conscientes de que somos nosotros los que hemos hecho todo esto. Vamos en realidad a creer que debido a que pensamos de que únicamente tenemos pensamientos amorosos, nuestros ataques y juicios sobre otros también serán amorosos. Esta es la razón por la cual es tan importante llegar a ver el mundo por lo que es y reconocer su fuente. Únicamente cuando miramos con Jesús a los pensamientos no amorosos en nuestras mentes y no perdonemos, nos daremos cuenta de que debajo de los pensamientos no amorosos y ocultados por ellos se encuentran los pensamientos amorosos que siempre hemos tenido.
🔹️(2:4-6) «Es cualquier cosa menos un reflejo del Amor de Dios y del amor de Su Hijo. Son mis propios pensamientos de ataque los que dan lugar a este cuadro. Mis pensamientos amorosos me librarán de esta percepción del mundo y me brindarán la paz que Dios dispuso que yo tuviese.»
La naturaleza no amorosa del mundo se representa de nuevo inequívocamente en las palabras de Jesús: "Es cualquier cosa menos un reflejo del Amor de Dios y del amor de Su Hijo." La última oración está redactada cuidadosamente: "Mis pensamientos amorosos me librarán de esta percepción del mundo”. El problema radica en la «percepción». No en el mundo. La enfermedad, el desastre y la muerte no existen ahí afuera, porque «no hay nada ahí afuera». Existen en una mente llena de culpa, odio y terror. Por lo tanto, lo que tiene que cambiar es la «percepción», no el mundo: “No trates, por lo tanto, de cambiar el mundo, sino elige más bien cambiar de mentalidad acerca de él.” (T-21.in.1: 7). Nuestra percepción cambia cuando primero la traemos de vuelta de la forma en que se ha proyectado a la fuente, en la «mente». Sólo entonces, como ya hemos visto, es que podemos llegar a ejercer el poder de decidir que tenemos en nuestra mente y elegir el pensamiento amoroso de la Expiación en lugar del pensamiento no amoroso de la separación.
📘(3:1) (23) «Puedo escaparme de este mundo renunciando a los pensamientos de ataque.»
🔹️(3:2-5) «En esto, y sólo en esto, radica la salvación. Si no albergase pensamientos de ataque no podría ver un mundo de ataque. A medida que el perdón permita que el amor retorne a mi conciencia, veré un mundo de paz, seguridad y dicha. Y esto es lo que elijo ver, en lugar de lo que ahora contemplo.»
Uno no podría pedir una declaración más explícita de lo que es la salvación. No se nos está salvando del mundo o de alguna sensación abstracta de pecado, sino de nuestros propios pensamientos. Para escapar de los horrores del mundo - las "pedradas y las flechas del áspero destino" de Hamlet - uno necesita únicamente mirar con Jesús nuestros pensamientos horrorosos. Es unidos a él con su gentil sonrisa que podemos ver la tontería del sistema de pensamiento de ataque del ego, y observar cómo sus pensamientos lentamente se disuelven en la nada de donde provienen. Es entonces que miramos fuera y percibimos únicamente "paz, seguridad y dicha", el mundo del perdón que ha tomado forma.
📘(4:1) (24) «No percibo lo que más me conviene.»
🔹️(4:2-3) «¿Cómo podría reconocer lo que más me conviene si no sé quién Soy? Lo que yo creo que más me convendría no haría sino atarme aún más al mundo de las ilusiones.»
Yo no sé quién porque «yo» pienso que “«yo» soy”, con el énfasis en el yo. En realidad pienso de que existe un "yo" aquí, por lo tanto no sé quién soy. ¿Cómo, entonces, podría saber qué es lo mejor para mí? Lo que nosotros pensamos que es mejor es siempre alguna forma de glorificación, gratificación o cualquier cosa que preserve nuestra ilusoria identidad como un "yo" individual.
🔹️(4:4) «Estoy dispuesto a seguir al Guía que Dios me ha dado para descubrir qué es lo que más me conviene, reconociendo que no puedo percibirlo por mi cuenta.»
Que no podamos hacer esto sin ayuda es un tema extremadamente importante en todo Un Curso de Milagros. No hay manera de que podamos hacer esto sin la ayuda del Espíritu Santo o de Jesús. La humildad dice: "Yo no sé, yo no entiendo, pero gracias Dios que en mí hay Alguien que sí entiende, y gracias a Dios que esta ayuda está en lo cierto y yo no". Por eso Jesús dice que él nos necesita tanto como nosotros a Él (T-8.V.6: 10): él no puede ayudarnos «a menos» que se lo pidamos. Vemos esta "empresa de colaboración" (T-4.VI.8: 2) expresada en la declaración que ya hemos visto en su contexto completo: “juntos disponemos de la lámpara que lo desvanecerá [el sistema de pensamiento del ego]” (T -11.V.1: 3). Jesús no puede lograr esto sin nosotros, y ¡ciertamente no podemos hacerlo sin él!
El siguiente conjunto enfatiza el importante tema del propósito, que, para decirlo de nuevo, no se enfatiza tanto aquí como en muchos otros lugares en Un Curso de Milagros.
📘(5:1) (25) «No sé cuál es el propósito de nada.»
🔹️(5:2-3) «Para mí, el propósito de todas las cosas es probar que las ilusiones que abrigo con respecto a mí mismo son reales. Para eso es para lo que trato de usar a todo el mundo y todas las cosas.»
Todo lo que pensamos y todo lo que vemos en el mundo tiene el propósito de demostrar que tenemos razón. Esa es la misma razón por la que hemos fabricado el mundo en primer lugar: lo que Dios ha hecho nosotros podemos mejorarlo. Aquí no hay excepciones en este sistema de pensamiento mutuamente excluyente de «uno o el otro». Así como la santidad y el amor no hacen excepciones del lado del amor, el especialismo tampoco hace excepciones. Amamos u odiamos, perdonamos o atacamos; pero no hay nada intermedio: si mi ser es real, entonces mi Ser no lo es; y, para consternación del ego, «viceversa». Como lo dice una lección muy posterior: “No dejes que olvide que mi ser no es nada, pero que mi Ser lo es todo.” (W-pII.358.1: 7).
🔹️(5:4-6) «Para eso es para lo que creo que es el mundo. Por lo tanto, no reconozco su verdadero propósito. El propósito que le he asignado ha dado lugar a una imagen aterradora del mismo.»
Yo he utilizado el mundo para llevar a cabo mi propósito de demostrar que tengo razón; es decir, que las ilusiones acerca de mi individualidad son la verdad. Esto significa que asesiné a Dios para que yo pudiera existir. Sin embargo, en mi mente recta entiendo cómo he usado el mundo para cumplir con el propósito de hacer que el ataque sea real y que esté justificado. Para que yo pueda existir, todos tienen que ser sacrificados en aras de mi deseo egoísta. Si yo estoy tratando de hacer esto contigo - ya que todo el mundo allá afuera es parte del sueño que he fabricado - yo sé que tú también estás tratando de hacerme lo mismo a mí. Esto inevitablemente produce un mundo de miedo, no de seguridad, ya que nuestra culpa lo único que puede generar es una percepción de castigo y muerte en el mundo. Pero ahora me siento contento de que puedo elegir de otra manera.
🔹️(5:7) «Quiero que mi mente se vuelva receptiva al verdadero propósito del mundo renunciando al que le he asignado, y descubrir la verdad acerca de él.»
Aquí también queda muy claro que Jesús y Un Curso de Milagros no pueden hacer este trabajo por nosotros, simplemente pueden recordarnos que lo que tenemos que hacer es retirar nuestras creencias acerca del mundo. Necesitamos abrir nuestras mentes retirando el propósito que le hemos otorgado al mundo. En otras palabras, nuevamente, tenemos que llegar a decir (¡pero decirlo de corazón!) de que estamos equivocados. Sólo entonces podemos reconocer el verdadero propósito de perdón que tiene el mundo, el camino que nos lleva a casa mediante el ejercicio del poder que tiene nuestra mente para decidir en favor Dios y no en Su «contra»."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez .