Lección 54

Lección 54
Repaso I
«Estas son las ideas para el repaso de hoy:»
📘(1:1) (16) «No tengo pensamientos neutros.»
En esta lección, Jesús se enfoca casi exclusivamente en el poder de nuestros pensamientos. La razón por la que no tenemos pensamientos neutros es que nuestros pensamientos tienen el poder para fabricar un mundo como el que vivimos: un mundo de dolor, sufrimiento y muerte; un mundo en el que Dios parece estar ausente. Sin embargo, del lado de la mentalidad recta, nuestros pensamientos pueden ser igual de poderosos en su poder para deshacer el ego. Los pensamientos del ego no tienen efecto en el Cielo, por supuesto, pero dentro del sueño tienen un poder tremendo; así que el enfoque de Un Curso de Milagros se encuentra en el poder de nuestras mentes; específicamente sobre el poder de elegir.
🔸️(1:2-4) «Tener pensamientos neutros es imposible porque todos los pensamientos tienen poder. O bien dan lugar a un mundo falso o bien me conducen al mundo real. Pero es imposible que no tengan efectos.»
Estas declaraciones están reforzadas por una declaración que Jesús hace en el texto: “Todo pensamiento produce forma en algún nivel.” (T-2.VI.9: 14). Nuestros pensamientos tienen efectos extraordinarios. Ellos pueden fabricar el mundo de especialismo en el que vivimos, o ayudarnos a alcanzar el mundo real mediante el completo deshacimiento del mundo del ego. El problema es que debido a nuestra estructura defensiva, incluido el poder de la negación, casi nunca experimentamos los efectos de nuestros pensamientos. En consecuencia, no somos conscientes de que tenemos pensamientos, porque no somos conscientes de que tenemos una mente.
🔸️(1:5) «Del mismo modo en que el mundo que veo procede de mis errores de pensamiento, así también el mundo real se alzará ante mis ojos cuando permita que mis errores sean corregidos.»
El mundo real, que es el producto final del perdón, es el estado mental en el que todos los pensamientos del ego han sido deshechos. No es algo que se elija específicamente, sino que es el estado natural de la mente libre de culpa cuando se ha elegido en contra del sistema de pensamiento de culpabilidad del ego.
🔸️(1:6-8) «Mis pensamientos no pueden ser simultáneamente verdaderos y falsos. Tienen que ser lo uno o lo otro. Lo que veo me muestra si son verdaderos o falsos.»
Esta es otra declaración de ese tema importante, «uno o el otro». No tenemos el Cielo «y» el infierno, o el infierno «y» el Cielo. Son estados mutuamente excluyentes. Esta es la premisa metafísica subyacente de Un Curso de Milagros, la piedra angular de su sistema de pensamiento: existe Dios y nada más. Si creemos que hay algo más, estamos creyendo que no hay Dios. Nuevamente, la forma en que sabemos qué pensamientos hemos elegido en nuestras mentes es prestando atención de manera vigilante, con Jesús a nuestro lado, a nuestras percepciones del mundo exterior. Ellas nos reflejarán nuestra decisión en favor del Cielo o del infierno, en favor de la verdad o de la falsedad.
Ahora Jesús vuelve a la idea que había declarado previamente:
📘(2:1) (17) «No veo cosas neutras.»
🔸️(2:2-6) «Lo que veo da testimonio de lo que pienso. Si no pensase no existiría, ya que la vida es pensamiento. Permítaseme mirar al mundo que veo como la representación de mi propio estado de ánimo. Sé que éste puede cambiar. Y sé asimismo que el mundo que veo puede cambiar también.»
Podemos ver cómo Jesús vuelve repetidamente a este tema. La belleza de este repaso está en la manera sucinta en que Jesús entrelaza los temas principales de las primeras cincuenta lecciones. Y este es crucial: "Permítaseme mirar al mundo que veo como la representación de mi propio estado mental". Recordemos estas líneas paralelas del texto:
“[El mundo es] la imagen externa de una condición interna.” (T-21.in.1:5)
“[La percepción] es el cuadro externo de un deseo: la imagen de lo que tú querías que fuese verdad.” (T-24.VII.8:10)
No podemos cambiar el mundo, pero sí podemos cambiar de mentalidad. Sin duda, "el mundo que veo puede cambiar también". Sin embargo, esto no significa que el mundo externo pueda cambiar, sino que la «forma en que lo veo» cambiará. Ten en cuenta que la percepción nunca es de hechos, siempre es una interpretación de lo que llamamos hechos; una interpretación bien sea del ego o del Espíritu Santo. Cuando Jesús habla de "el mundo que veo", no está hablando de un mundo externo: «no existe ningún mundo externo». El mundo no es más que una proyección o extensión de los pensamientos en nuestras mentes. Es esencial, por lo tanto, que reconozcamos la conexión directa entre el mundo y nuestro pensamiento, de lo contrario nunca vamos a ser capaces de hacer nada para cambiar nuestros pensamientos.
Antes de continuar, nota la alusión en 2: 2 - "Si no pensase no existiría" - a la famosa frase de Descartes: "Yo pienso y, por lo tanto, yo existo («Cogito ergo sum»)". Sin embargo, mientras que el gran filósofo del siglo 17 usó esta declaración para demostrar su existencia real; en última instancia, Jesús la emplea para demostrar la presencia de nuestra existencia «ilusoria», que se desprende de nuestros pensamientos «ilusorios».
En el párrafo 3, Jesús introduce el pensamiento de la «unicidad» - en el Cielo como el Hijo uno de Dios, así como dentro de la mente dividida. El Hijo de Dios es Uno, ya sea que se le llame Cristo o el Hijo separado de Dios:
📘 (3:1) (18) «No soy el único que experimenta los efectos de mi manera de ver.»
🔸️(3:2-4) «Si no tengo pensamientos privados, no puedo ver un mundo privado. Incluso la descabellada idea de la separación tuvo que compartirse antes de que se pudiese convertir en la base del mundo que veo. Sin embargo, cuando se compartió esa idea no se compartió nada.»
A pesar de que "no se compartió nada", eso no significa que no lo creamos. Estas declaraciones reflejan muy bien la idea de que, a pesar de lo que parece el mundo - es decir, incluso en su sueño de separación - el Hijo de Dios sigue siendo uno. Es por eso que el perdón es la enseñanza central de Un Curso de Milagros: al perdonarte, reflejo que tú y yo no tenemos intereses separados, ya que compartimos la misma necesidad de despertar del sueño de separación, culpa y odio. Eso comienza el proceso de revertir la fragmentación del ego. Como el texto enfatiza: Si te perdono perfectamente, detrás de ti hay miles más, y tras cada uno de éstos mil más (T-27.V.10: 4). Esto significa que si te perdono perfectamente, he perdonado a la Filiación - ya que sólo «hay» un Hijo.
🔸️(3:5-7) «Puedo invocar también mis pensamientos reales, los cuales comparto con todo el mundo. Así como mis pensamientos de separación invocan pensamientos de separación en otros, mis pensamientos reales despiertan en ellos sus pensamientos reales. Y el mundo que mis pensamientos reales me muestran alboreará en su visión así como en la mía.»
Esto describe cuál es mi función: no se trata de sanar a otros, ni cambiarlos, ni enseñarles de la manera convencional. Mi función es recordarte que la elección que he hecho en el instante santo es la misma que tú puedes hacer. Un pasaje en el manual para maestros resume maravillosamente esto para nosotros. Ya lo hemos citado, pero su relevancia ciertamente merece menciones adicionales:
“Los maestros de Dios van a estos pacientes representando otra alternativa que dichos pacientes habían olvidado. La simple presencia del maestro de Dios les sirve de recordatorio. Sus pensamientos piden el derecho de cuestionar lo que el paciente ha aceptado como verdadero. En cuanto que mensajeros de Dios, los maestros de Dios son los símbolos de la salvación. Le piden al paciente que perdone al Hijo de Dios en su Nombre. Representan la Alternativa. Con la Palabra de Dios en sus mentes, vienen como una bendición, no para curar a los enfermos sino para recordarles que hay un remedio que Dios les ha dado ya. No son sus manos las que curan. No son sus voces las que pronuncian la Palabra de Dios, sino que dan sencillamente lo que se les ha dado y exhortan dulcemente a sus hermanos a que se aparten de la muerte: "¡He aquí, Hijo de Dios, lo que la Vida te puede ofrecer! ¿Prefieres elegir la enfermedad en su lugar?" ” (M-5.III.2)
Sin embargo, el proceso funciona también a la inversa: mis pensamientos de separación invocan a los pensamientos de separación que hay en ti. La expresión de mi decisión en favor del ego: juicio, ataque, ansiedad y miedo - te dice que tienes razón al creer que estás separado, porque estoy demostrando que lo estás. Mi enojo confirma que tienes razón, al igual que mi amor especial y dependencia. Quieres que confirme que tienes razón, igual que quiero que hagas lo mismo por mí. Estos son los "votos secretos" que hacemos entre nosotros para refuerza nuestra locura, como lo explica Jesús en el texto, nuevamente en el contexto de la enfermedad:
“Éste es el voto secreto que has hecho con cada hermano que prefiere caminar solo y separado. Éste es el juramento secreto que renuevas cada vez que percibes que has sido atacado. Nadie puede sufrir a menos que considere que ha sido atacado y que ha perdido como resultado de ello. El compromiso a estar enfermo se encuentra en tu conciencia, aunque sin expresarse ni oírse. Sin embargo, es una promesa que le haces a otro de que él te herirá y de que a cambio tú lo atacarás.
La enfermedad no es sino la ira que se ha descargado contra el cuerpo para que sufra. Es la consecuencia natural de lo que se hizo en secreto, en conformidad con el deseo secreto de otro de estar separado de ti, tal como el tuyo es estar separado de él. A menos que ambos estéis de acuerdo en que ése es vuestro deseo, éste no podría tener efectos.” (T-28.VI.4:3-5:3)
Sin embargo, de nuevo, Jesús también nos está diciendo que podemos reforzar el pensamiento de mentalidad recta en cada uno:
“Todo aquel que dice: "Entre tu mente y la mía no hay separación" es fiel a la promesa que le hizo a Dios y no al miserable voto de serle eternamente fiel a la muerte. Y al él sanar, su hermano sana también.
Que éste sea el acuerdo que tengas con cada uno de tus hermanos: que estarás unido a él y no separado. Y él será fiel a la promesa que le hagas porque es la misma que él le hizo a Dios y que Dios le hizo a él. Dios cumple Sus promesas; Su Hijo cumple las suyas.” (T-28.VI.5:4-6:3)
Por lo tanto, cuando elijo a Jesús como mi maestro en lugar del ego, y libero mis resentimientos a través del perdón, estoy enseñando que hay un pensamiento de mentalidad recta en ti también, y en ese momento me he convertido en un símbolo de sanación para ti. No tengo que decir nada, ni predicarte. De hecho, «yo» no hago nada. Además, el «tú» puede ser alguien que murió hace veinte años. Dado que las mentes están unidas, el perdón no tiene nada que ver con los cuerpos. «Tú» como un pensamiento y «yo» como un pensamiento todavía estamos unidos. Cada vez que elijo dejar de lado mis resentimientos contra ti, te envío un mensaje claro que dice: "Despierta del sueño de la muerte". Entregar ese mensaje es nuestra única función.
📘(4:1) (19) «No soy el único que experimenta los efectos de mis pensamientos.»
🔸️(4:2-3) «No soy el único en nada. Todo lo que pienso, digo o hago es una enseñanza para todo el universo.»
"Todo el universo" es el universo de la Filiación en mi mente, unido a todos los demás. Hay una sola mente, y puedo pensar, decir o comportarme de acuerdo al Espíritu Santo o a mi ego. Así, Jesús reitera sus enseñanzas acerca de la unicidad - espíritu «y» ego.
🔸️(4:4-6) «Un Hijo de Dios no puede pensar, hablar o actuar en vano. No puede ser el único en nada. Tengo, por lo tanto, el poder de cambiar a todas las mentes junto con la mía porque mío es el poder de Dios.»
Esto no significa que literalmente pueda cambiar de mentalidad por ti. Puedo servir como ejemplo de alguien que ha cambiado de mentalidad por sí mismo, dándome cuenta de que ese "yo" es todos nosotros. Del mismo modo, Jesús no puede hacerlo por nosotros. Él puede ser nuestro maestro y modelo, mostrándonos que hay otra elección que podemos hacer, pero él no puede elegir por nosotros. Jesús le explicó esto a Helen al principio de los dictados del Curso y, por lo tanto, a todos nosotros, en el contexto de que ella le pidió que le quitara el miedo. Su respuesta fue un anticipo de todo lo que él iba enseñarnos en Un Curso de Milagros, ya que enfatizó el poder de la mente de Helen para elegir miedo o en contra de él, y que él no podía, y ciertamente no estaría interesado en retirar ese poder de su mente haciendo la elección por ella:
“Puede que todavía te quejes de que tienes miedo, pero aún así sigues atemorizándote a ti mismo. He indicado ya que no puedes pedirme que te libere del miedo. Yo sé que no existe, pero tú no. Si me interpusiese entre tus pensamientos y sus resultados, estaría interfiriendo en la ley básica de causa y efecto: la ley más fundamental que existe. De nada te serviría el que yo menospreciase el poder de tu pensamiento. Ello se opondría directamente al propósito de este curso. Es mucho más eficaz que te recuerde que no ejerces suficiente vigilancia con respecto a tus pensamientos.” (T-2.VII.1:1-7)
📘️(5:1) (20) «Estoy decidido a ver.»
🔸️(5:2-3) «Puesto que reconozco que la naturaleza de mis pensamientos es que los comparto con todo lo que existe, estoy decidido a ver. Veré los testigos que me muestran que la manera de pensar del mundo ha cambiado. »
Los testigos que observamos son los testigos que enviamos. Esta es una referencia implícita a “La atracción de la culpabilidad” en los “Obstáculos a la paz” (T-19.IV-A.i). Enviamos mensajeros de amor o mensajeros de miedo, y estos que enviamos los vemos externamente, y ellos se vuelven los testigos que nos muestran lo que hemos elegido. Si nos encontramos furiosos, deprimidos, tercos o teniendo cualquier tipo de pataleta, esto nos dice que hemos enviado mensajeros de culpa, miedo, odio y, ciertamente, de separación. Son estos testigos externos los que hacemos realidad en nuestra percepción, viéndolos fuera en lugar de verlos dentro de nosotros. Otro pasaje en el texto ilustra el importante papel que desempeñan nuestras percepciones en la curación. Mediante la observacion de los testigos que percibo en el mundo, se me enseña a que pueda verlos como el reflejo de una decisión que he llevado a cabo en mi mente. Sólo entonces puedo ejercer el poder de la mente para revocar dicha decisión:
“La condenación es un juicio que emites acerca de ti mismo, y eso es lo que proyectas sobre el mundo. Si lo ves como algo condenado, lo único que verás es lo que tú has hecho para herir al Hijo de Dios. Si contemplas desastres y catástrofes, es que has tratado de crucificarlo. Si ves santidad y esperanza, es que te has unido a la Voluntad de Dios para liberarlo. Éstas son las únicas alternativas que tienes ante ti. Y lo que veas dará testimonio de tu elección y te permitirá reconocer cuál de ellas elegiste.” (T-21.in.2: 1 -6)
🔸️(5:4-5) «Veré la prueba de que lo que se ha obrado por mediación mía ha permitido que el amor reemplace al miedo, la risa a las lágrimas y la abundancia a las pérdidas. Quiero contemplar el mundo real, y dejar que me enseñe que mi voluntad y la Voluntad de Dios son una.»
Así sabremos qué elección hicimos al prestar cuidadosa atención a lo que percibimos a nuestro alrededor. No se nos puede recordar con demasiada frecuencia que la percepción no es un hecho objetivo, sino siempre una interpretación. Cuando Un Curso de Milagros nos enseña a mirar lo que percibimos, Jesús no está hablando de mirar hacia afuera y ver un escritorio o un libro, un árbol o una persona. Por el contrario, se nos instruye a mirar la «manera» en que percibimos los objetos, las personas y las situaciones. En otras palabras, ¿percibimos una prueba del principio de Expiación o una prueba de la separación? Nuevamente, lo que percibimos nos revelará lo que nuestras mentes han elegido. Percibir amor o percibir peticiones de amor refleja la decisión de aceptar la Expiación, y esta elección inequívoca marca el comienzo del mundo real y el feliz recuerdo de la unidad de Dios y Su Hijo."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.