Lección 44

DIOS ES LA LUZ EN LA QUE VEO (Lección 44)
"Jesús continúa aquí su serie de declaraciones de Nivel Uno: sólo Dios es verdadero; sólo Dios es luz. Todo lo demás es una expresión de la oscuridad del ego.
📘(1) «Hoy continuamos con la idea de ayer, agregándole otra dimensión. No puedes ver en la obscuridad, y no puedes fabricar luz. Puedes fabricar obscuridad y luego pensar que ves en ella, pero la luz refleja vida, y es, por lo tanto, un aspecto de la creación. La creación y la obscuridad no pueden coexistir, pero la luz y la vida son inseparables, pues no son sino diferentes aspectos de la creación.»
Estamos tan seguros de estamos en lo correcto en lo que percibimos, pensamos y sentimos, que es a lo que se refiere Jesús cuando dice: “Puedes fabricar obscuridad y luego pensar que ves en ella”. Estamos tan seguros de que tenemos razón, pero eso es solo porque fabricamos el mundo de los opuestos - la luz y la oscuridad - y luego olvidamos de dónde proviene: la nada de nuestros pensamientos ilusorios. Pero debido a que vemos el mundo, creemos que es real, y luego tratamos de reunir a la mayor cantidad posible de personas para confirmar nuestras percepciones y experiencias, sin darnos cuenta de que simplemente estamos pidiendo a los ciegos que enseñen a los ciegos.
La "luz" de la que habla Jesús no es perceptual, lo cual será aclarado en el siguiente párrafo, sino que es otro símbolo para expresar una característica del Cielo. La oscuridad representa el ego y su sistema de pensamiento de culpa, odio y especialismo; mientras que la luz representa el sistema de pensamiento del Espíritu Santo, que afirma que la oscuridad no tiene efecto sobre la realidad.
📘(2:1) «Para poder ver, tienes que reconocer que la luz se encuentra en tu interior y no afuera.»
Cuando Jesús dice "Dios es la luz en la que veo", no está hablando de lo que vemos a simple vista. La visión proviene del pensamiento de mentalidad recta, y por eso no vemos la luz fuera de nosotros. Recuerda la Lección 15, a la que me he referido varias veces, donde Jesús no está hablando de ver literalmente los bordes de luz alrededor de los objetos. Si tienes esa experiencia, comprende que no es más que un reflejo de un pensamiento de perdón en tu mente. Estas lecciones dejan muy claro que la luz no es externa. Recuerda, «no hay» nada externo. Como leeremos en una lección posterior: “¡El mundo no existe! Éste es el pensamiento básico que este curso se propone enseñar.” (W-pI.132.6: 2-3).
(2:2) «No puedes ver fuera de ti, ni tampoco se encuentra fuera de ti el equipo que necesitas para poder ver.»
El "tú" representa a nuestro tomador de decisiones, que se muestra en el lado izquierdo del grádico (Gráfico usado en la lección 43 que puedes encontrar en los comentarios). Cuando Jesús dice "ni tampoco se encuentra fuera de ti el equipo que necesitas para poder ver", está hablando sobre el cuerpo y nuestros órganos sensoriales. El ver verdadero - la visión - no tiene nada que ver con el cuerpo y no está fuera de nosotros. La visión es el resultado de que nuestro tomador de decisiones se una a Jesús o al Espíritu Santo. En otras palabras, Jesús está hablando de la «mente», no del «cuerpo».
📘(2:3-4) «Una parte esencial de ese equipo es la luz que hace posible el que puedas ver. Esa luz está siempre contigo, haciendo que la visión sea posible en toda circunstancia.»
Ya hemos discutido cómo en el libro de ejercicios Jesús a veces usa el término «Dios» cuando se refiere al «Espíritu Santo», y los usa virtualmente de manera intercambiable, como vimos que también lo hace con los «pensamientos reales» y los «Pensamientos en la Mente de Cristo». Hablando estrictamente, es el Espíritu Santo, no Dios, Quien hace posible la visión, porque el Espíritu Santo es un Pensamiento de la luz de Dios que trajimos con nosotros al sueño.
📘(3) «Hoy vamos a intentar llegar hasta esa luz. Para tal fin, utilizaremos una forma de ejercicio que ya se sugirió anteriormente, y que vamos a utilizar cada vez más. Dicha forma de ejercicio es especialmente difícil para la mente indisciplinada y representa uno de los objetivos principales del entrenamiento mental. Requiere precisamente lo que le falta a la mente sin entrenar. Con todo, si has de ver, dicho entrenamiento tiene que tener lugar.»
Aquí, al igual que en otros lugares del libro de ejercicios, Jesús se aleja del tema principal de la lección y, en cambio, habla sobre nuestra práctica. Es ciertamente difícil pensar en la lección o en Dios a lo largo del día. Por clara implicación, Jesús está diciendo que nosotros, sus alumnos, no somos disciplinados, y nos está informando de antemano que espera que «no» hagamos las lecciones tal como las ha dado. Por lo tanto, no deberíamos sentirnos culpables cuando nos olvidemos, ni tampoco Jesús quiere que neguemos que olvidamos, o que neguemos nuestra motivación para olvidar (la cual discutiremos en un momento). De hecho, con frecuencia nos recuerda el poder de nuestras mentes. Por ejemplo, él reprende amorosamente a Helen, y de hecho a todos nosotros, cerca del final del texto por quejarse de que este curso es demasiado difícil de aprender. Después de todo, él dice, «mira lo que has aprendido»:
“Lo que te has enseñado a ti mismo constituye una hazaña de aprendizaje tan gigantesca que es ciertamente increíble. Pero lo lograste porque ése era tu deseo, y no te detuviste a considerar si iba a ser difícil de aprender o tan complejo que no se pudiese entender.
Nadie que entienda lo que tú has aprendido, con cuánto esmero lo aprendiste, y los sacrificios que llevaste a cabo para practicar y repetir las lecciones una y otra vez, en toda forma concebible, podría jamás dudar del poder de tu capacidad para aprender. No hay un poder más grande en todo el mundo. El mundo se construyó mediante él, y aún ahora no depende de nada más. Las lecciones que te enseñaste a ti mismo las aprendiste con tanto esmero y se encuentran tan arraigadas en ti que se alzan como pesadas cortinas para nublar lo simple y lo obvio. No digas que no puedes aprender. Pues tu capacidad para aprender es tan grande que te ha enseñado cosas tan difíciles como que tu voluntad no es tu voluntad, que tus pensamientos no te pertenecen, e incluso, que no eres quien eres.” (T-31.I.2:7-3:6)
Por lo tanto, Jesús nos está ayudando a reconocer no sólo nuestra capacidad para aprender, sino también la gran necesidad de desaprender lo que tan hábilmente nos hemos enseñado a nosotros mismos: nuestro “viejo y remachado aprendizaje” (T-31.I.5: 4). Para lograr este deshacimiento, se requiere una gran disciplina de aprendizaje. De ahí la necesidad de este libro de ejercicios.
📘(4) «Lleva a cabo como mínimo tres sesiones de práctica hoy, cada una de tres a cinco minutos de duración. Recomendamos enfáticamente que les dediques más tiempo, pero únicamente si notas que el tiempo pasa sin que experimentes ninguna sensación de tensión o muy poca. La forma de práctica que vamos a utilizar hoy es la más natural y fácil del mundo para la mente entrenada, tal como parece ser la más antinatural y difícil para la mente sin entrenar. »
Jesús nos está diciendo de nuevo que tendremos problemas para desaprender lo que nos hemos enseñado a nosotros mismos, y explica por qué en el siguiente párrafo:
(5:1-4) «Tu mente ya no está completamente sin entrenar. Estás bastante listo para aprender la forma de ejercicio que vamos a utilizar hoy, pero es posible que te topes con una gran resistencia. La razón es muy simple. Al practicar de esta manera, te desprendes de todo lo que ahora crees y de todos los pensamientos que has inventado.»
Jesús nos informa que el problema que encontraremos es nuestra propia resistencia, nacida del miedo a perder los pensamientos que inventamos, que, por cierto, ¡incluyen nuestros mismos seres! Ya hemos discutido cuán temerosamente resistentes nos volvemos cuando estamos en presencia de la verdad. El lector puede recordar las palabras de Jesús en el texto acerca de por qué «él» fue percibido como una amenaza:
“Muchos pensaron que yo les estaba atacando, aunque es evidente que eso no era cierto. Un alumno desquiciado aprende lecciones extrañas. Lo que tienes que reconocer es que cuando no compartes un sistema de pensamiento, lo debilitas. Los que creen en él perciben eso como un ataque contra ellos. Esto se debe a que cada uno se identifica con su propio sistema de pensamiento, y todo sistema de pensamiento se centra en lo que uno cree ser.” (T-6.V-B.1:5-9)
Por lo tanto, estas lecciones constituyen un ataque directo a nuestros egos, visto desde la perspectiva del yo individual, tratando desesperadamente de proteger su separación defendiendo su defensa corporal contra las incursiones de la verdad en la mente.
Ten en cuenta que Jesús no ha modificado su discurso. Para repetir:
📘(5:4) «Al practicar de esta manera, te desprendes de todo lo que ahora crees y de todos los pensamientos que has inventado.»
Él quiere decir "«todo» lo que ahora crees, y «todos» los pensamientos", no solo algunos de ellos. Esa es la base de nuestro miedo, y por qué todos tratan de transigir con lo que Un Curso de Milagros está enseñando, haciendo que Jesús diga algo que no está diciendo en absoluto. Él te está diciendo de manera bastante explícita que si practicas como él instruye, tu ego desaparecerá. Por lo tanto, es importante entender por qué «no» practicas las lecciones específicas, y mucho menos las lecciones que tenemos entre nosotros.
Muy a menudo la gente pregunta dónde en Un Curso de Milagros dice lo que acabo de decir. Este es uno de esos lugares, y Jesús lo dice en un lenguaje muy simple también; sin estructura de oraciones complicadas. Una vez más, aquí está la declaración del problema: "Al practicar de esta manera, te desprendes de todo lo que ahora crees y de todos los pensamientos que has inventado."
Continuamos con otra declaración del mismo tema:
📘(5:5-6) «Propiamente dicho, esto constituye tu liberación del infierno. Sin embargo, si se percibe a través de los ojos del ego, es una pérdida de identidad y un descenso al infierno.»
Esta es la idea que repito una y otra vez: el mayor temor que «todos» en este mundo comparten es la pérdida de la individualidad o la identidad personal. Ya que apreciamos a este yo, esperar que no tengamos resistencia a las lecciones del libro de ejercicios es bastante ingenuo.
📘(6:1) «Si te puedes apartar del ego, aunque sólo sea un poco, no tendrás dificultad alguna en reconocer que su oposición y sus miedos no significan nada.»
Jesús está hablando aquí del tomador de decisiones, porque habla de un «tú» que no es el ego, un «tú» que puede hacerse a un lado del ego (a la izquierda en nuestro gráfico).
Como hemos visto, si te haces a un lado del ego, automáticamente te estás poniendo de parte de Jesús o del Espíritu Santo en tu mente recta. Es siempre uno o el otro. El «tú» que ha elegido al Espíritu Santo, de nuevo, es el tomador de decisiones.
Otro punto: Jesús está hablando del ego como si fuera una entidad separada. Pero el ego es simplemente un pensamiento que hemos hecho real, con el que nos hemos identificado. En otras palabras, el ego es la parte de nuestras mentes divididas que disfruta de estar separada. Por lo tanto, representa nuestra oposición al principio de Expiación del Espíritu Santo. En el siguiente pasaje, Jesús explica por qué habla del ego como si se tratase de una entidad que se encontrara separada de nosotros:
“Lo único que le confiere al ego poder sobre ti [es decir, el «tomador de decisiones»] es la lealtad que le guardas. Me he referido al ego como si fuera una entidad separada que actúa por su cuenta. Esto ha sido necesario para persuadirte de que no puedes descartarlo a la ligera y de que tienes que darte cuenta de cuán extensa es la parte de tu pensamiento que él controla.” (T-4.VI.1:2-4,6)
📘(6:2-4) «Tal vez te resulte útil recordarte a ti mismo de vez en cuando, que alcanzar la luz es escapar de la obscuridad, independientemente de lo que creas al contrario. Dios es la luz en la que ves. Estás intentando llegar a Él.»
Esto también es extremadamente importante. Si somos sinceros en querer encontrar a Dios y tomar la mano de Jesús y experimentar su amor, debemos dejar de lado nuestra identificación con la oscuridad. La forma en que reforzamos y expresamos nuestro amor por Jesús es mirando nuestro odio. De nuevo, aquí queda muy claro: la forma de alcanzar la luz es escapar de la oscuridad. Pero ¿qué significa esto? Ya que somos nosotros quienes hemos hecho real la oscuridad eligiéndola, entonces escapar de ella significa que tenemos que cambiar nuestras mentes. Ese es el papel de Jesús: no ayudarnos a hacer lo que es correcto, sino ayudarnos a «deshacer» lo que está errado. Esto garantiza que de manera automática lo que haremos, pensemos, digamos y sintamos será lo que sea correcto. Es el escape de la oscuridad, el deshacimiento de lo negativo, la negación de la negación de la verdad lo que constituye el viaje hacia la luz. Por lo tanto, podemos decir que este no es un curso en lo positivo, sino en deshacer lo negativo. Aquí se pueden citar dos de los numerosos pasajes como evidencia de este énfasis primordial en el material de enseñanza de Jesús:
“La tarea del obrador de milagros es, por lo tanto, «negar la negación de la verdad».” (T-12.II.1:5)
“¿Por qué crees que no estás seguro de que las otras preguntas hayan sido contestadas? ¿Sería acaso necesario plantearlas con tanta frecuencia si ya se hubiesen contestado? Hasta que no se haya tomado la decisión final, la respuesta será a la vez un "sí" y un "no". Pues has contestado "sí" sin darte cuenta de que "sí" tiene que significar "que no has dicho no". Nadie decide en contra de su propia felicidad, pero puede hacerlo si no se da cuenta de que eso es lo que está haciendo. Y si él ve su felicidad como algo que cambia constantemente, es decir, ahora es esto, luego otra cosa, y más tarde una sombra elusiva que no está vinculada a nada, no podrá sino decidir en contra de ella.” (T-21.VII.12)
El sistema de pensamiento del ego es la negación de la verdad. Reconocerlo por lo que es nos permite decir no a su negación, eliminando así el poder del ego a medida que su oscuridad se disuelve en la luz.
📘(7) «Da comienzo a la sesión de práctica repitiendo la idea de hoy con los ojos abiertos, luego ciérralos lentamente mientras repites la idea varias veces más. Trata entonces de sumergirte en tu mente, abandonando cualquier clase de interferencia e intrusión a medida que te sumerges serenamente más allá de ellas. No hay nada, excepto tú, que pueda impedirle a tu mente hacer esto. Tu mente está sencillamente siguiendo su curso natural. Trata de observar los pensamientos que te vengan sin involucrarte con ninguno de ellos, y pásalos de largo tranquilamente.»
Para repetir, el «tú» al que Jesús se está dirigiendo es al tomador de decisiones, la parte de tu mente que elige. «Vigila tu mente». Cuando te sientes culpable, cuando juzgas tus pensamientos o tus acciones, los estás haciendo reales y te opones a ellos. Pero debes mirarlos, lo que no significa mirar y luego continuar con tus pensamientos y acciones no amorosos. Significa mirar sin juzgar, dándote cuenta exactamente de lo que estás haciendo. Eso te motivaría a dejarlos ir, porque verías el dolor que te causa la elección del ego. El proceso de mirar al ego con Jesús, por lo tanto, inevitablemente implica comprender el «costo» para nosotros cuando elegimos al ego en lugar de a Jesús, la separación en lugar de la unidad, el odio en lugar del perdón. Cuando vemos claramente que la elección en favor del juicio conduce al sufrimiento y al dolor, lo cual es no natural - mientras que la elección en favor de la visión conduce a la paz y la dicha - lo natural - la motivación para elegir la curación se vuelve lo suficientemente fuerte como para traerla a nuestra conciencia. Tal y como Jesús concluye en el Capítulo 23: “¿A quién que esté respaldado por el amor de Dios podría resultarle difícil elegir entre los milagros y el asesinato?” (T-23.IV.9: 8)
Volviendo a hacer referencia al gráfico (Lección 43), es por eso que Dios está en la parte inferior en lugar de en la parte superior: el empuje de la lección y nuestra meditación es comenzar donde estamos arriba, y entonces «sumergirnos» en nuestras mentes donde se encuentra Dios.
📘(8) «Si bien no se recomienda ningún enfoque en particular para esta forma de ejercicio, sí es necesario que te des cuenta de cuán importante es lo que estás haciendo, el inestimable valor que ello tiene para ti, así como que seas consciente de que estás intentando hacer algo muy sagrado. La salvación es el más feliz de todos tus logros. Es asimismo el único que tiene sentido porque es el único que tiene verdadera utilidad para ti.»
La razón por la que “lo que estás haciendo” es tan importante para ti es que esta es la manera de salir del infierno, el escape de todo dolor y sufrimiento. Tienes que seguir recordándote: “Soy un estudiante de Un Curso de Milagros, y he elegido a Jesús como mi maestro. Además, estoy haciendo el libro de ejercicios porque deseo escapar del infierno de mi vida de juicios hacia los demás y hacia mí mismo. Por eso soy estudiante del Curso: estos juicios que son la fuente de mi dolor y de mi angustia, ya no los deseo". Así Jesús te pide que leas estas lecciones atenta y escrupulosamente, y que pienses acerca de lo que ellas significan en términos de tu objetivo de la paz. «Y que entonces las practiques».
Jesús retoma el tema de la resistencia:
📘(9) «Si experimentas cualquier clase de resistencia, haz una pausa lo suficientemente larga como para poder repetir la idea de hoy con los ojos cerrados, a no ser que notes que tienes miedo. En ese caso es probable que abrir los ojos brevemente te haga sentir más tranquilo. Trata, sin embargo, de reanudar los ejercicios con los ojos cerrados tan pronto como puedas.»
Ten en cuenta especialmente su «amorosa» insistencia en que nos demos cuenta de nuestra resistencia, nuestro miedo a estas lecciones.
📘(10:1-2) «Si estás haciendo los ejercicios correctamente, deberías experimentar una cierta sensación de relajación, e incluso sentir que te estás aproximando a la luz o de hecho adentrándote en ella. Trata de pensar en la luz, sin forma y sin límites, según pasas de largo los pensamientos de este mundo.»
Jesús habla de la luz como un pensamiento en la Mente de Cristo, porque no tiene forma. El reflejo de la luz en nuestras mentes rectas es el perdón, el cual ha tomado forma porque pienso que «soy» una persona que tiene que perdonarte. Una vez más, Jesús usa las palabras «luz» y «pensamientos reales» de manera intercambiable con la «mente correcta« y «la Mente de Cristo».
📘(10:3) «Y no te olvides de que [los pensamiento del mundo] no te pueden atar a él a no ser que tú les des el poder de hacerlo.»
Por eso no somos víctimas del mundo que vemos (Lección 31), un tema central en Un Curso de Milagros. Nada en este mundo puede retenernos, nada puede alterarnos a menos que le demos ese poder. Un pasaje poderoso en el texto expresa esta importante verdad:
“El secreto de la salvación no es sino éste: que eres tú el que se está haciendo todo esto a sí mismo. No importa cuál sea la forma del ataque, eso sigue siendo verdad. No importa quién desempeñe el papel de enemigo y quién el de agresor, eso sigue siendo verdad. No importa cuál parezca ser la causa de cualquier dolor o sufrimiento que sientas, eso sigue siendo verdad. Pues no reaccionarías en absoluto ante las figuras de un sueño si supieses que eres tú el que lo está soñando. No importa cuán odiosas y cuán depravadas sean, no podrían tener efectos sobre ti a no ser que no te dieses cuenta de que se trata tan sólo de tu propio sueño.” (T-27.VIII.10)
¿Por qué razón entonces otorgamos el poder de esta forma? Porque eso demusestra que estamos en lo cierto y que Jesús está errado, además, que su curso está equivocado. Aquí nos enseña que somos responsables de nuestros sentimientos de victimismo. El mundo, por otra parte, programado por el ego, nos enseña que el mundo «es» la causa de nuestro dolor y sufrimiento. Dicho de otra manera, el milagro nos enseña que somos el «soñador» del sueño, mientras que el mundo atestigua que nuestro ser no es sino una de sus «figuras». Volveremos a esta idea una y otra vez.
Jesús cierra la lección diciendo:
📘(11) «Durante el transcurso del día, repite la idea a menudo con los ojos abiertos o cerrados, como mejor te parezca en su momento. Pero no te olvides de repetirla. Sobre todo, decídete hoy a no olvidarte.»
Encontramos en estas lecciones que Jesús nos insta a tomar estas lecciones muy en serio, a tomar muy en serio la práctica de Un Curso de Milagros. Si no lo practicamos día tras día, no lo aprenderemos. Esto no tiene nada que ver con un dominio intelectual del texto. No podemos hacer estas lecciones correctamente al final si no entendemos el texto, pero el simple entendimiento no es suficiente. Tenemos que practicar el traer la oscuridad de las ilusiones de nuestro ego a la luz de la verdad del Espíritu Santo y entender «por qué» lo estamos haciendo."
~Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.