Lección 60

Lección 60
Repaso I
«Éstas son las ideas para el repaso de hoy:»
"ESTA ÚLTIMA LECCIÓN VUELVE AL PERDÓN, EL TEMA CENTRAL EN LA SINFONÍA DE AMOR Y VERDAD DE JESÚS.
📘(1:1) (46) «Dios es el Amor en el que perdono.»
🔸️(1:2-3) «Dios no perdona porque jamás ha condenado. Los que están libres de culpa no pueden culpar, y aquellos que han aceptado su inocencia no ven nada que tengan que perdonar.»
El hecho de que Dios no perdona se convierte en la base de nuestro perdón en el sueño. El perdón es necesario únicamente como una corrección al pensamiento de condena. Cuando el juicio hacia nosotros mismos se retira, nuestro juicio hacia los demás también se retira: la «idea» de juicio nunca puede abandonar su «fuente». Por lo tanto, Jesús nos pide que aceptemos nuestros errores pasados, aceptando así la inocencia llena de luz que reside en paz justo más allá de la oscuridad de nuestra creencia en el pecado. Cuando la condenación se va no queda nada que tenga que ser perdonado.
🔸️(1:4-6) «Con todo, el perdón es el medio por el cual reconoceré mi inocencia. Es el reflejo del Amor de Dios en la tierra. Y me llevará tan cerca del Cielo que el Amor de Dios podrá tenderme la mano y elevarme hasta Él.»
Ese es el problema: no queremos ser elevados hasta el Cielo, porque entonces nuestra individualidad desaparece. Reconocer nuestra inocencia nos permite darnos cuenta de cuán pecaminosos y culpables creíamos que éramos, porque queríamos estar separados de Dios. Al ver el dolor que ha resultado de tal creencia, podemos elegir en favor de la cordura. Ya no tenemos miedo del «último paso» de Dios, que termina el proceso que comenzó nuestra decisión de perdonar a nuestro hermano, permitimos que Su Amor nos eleve de la tierra hasta el Cielo.
Otro tema importante en estas cinco lecciones, por no mencionar en todo el Curso de Milagros, es que no perdonamos por nuestra cuenta, como vemos ahora:
📘(2:1) (47) «Dios es la fortaleza en la que confío.»
🔸️(2:2-3) «No es con mi propia fortaleza con la que perdono. Es con la fortaleza de Dios en mí, la cual recuerdo al perdonar.»
No soy yo quien te perdona. Solo puedo pedirle ayuda al Espíritu Santo para verte de otra manera, porque la forma en que te veo ahora no me hace feliz. El punto fundamental es reconocer que hay efectos dolorosos de mi elección de tener la razón, ser egoísta y especial. De este modo, dejo de lado la debilidad de mi aparente fortaleza, y en su lugar elijo la fortaleza de Cristo que es restaurada a mi conciencia a través del perdón.
🔸️(2:4-6) «A medida que comienzo a ver, reconozco Su reflejo en la tierra. Perdono todas las cosas porque siento Su fortaleza avivarse en mí. Y empiezo a recordar el Amor que decidí olvidar, pero que nunca se olvidó de mí.»
El problema de nuevo es simplemente que hemos olvidado. Sin embargo, el olvido es activo. Hemos optado por olvidar porque queríamos recordar la debilidad de nuestra individualidad en lugar de la fortaleza de Cristo. Sin embargo, olvidar nuestra Identidad no la destruyó. Nuestro Ser simplemente aguardó a que cambiáramos de mentalidad, efectuado por nuestro cambio de percepción: del juicio a la visión, de la debilidad a la fortaleza.
Paragraph 3 returns us to the real world:
📘(3:1) (48) «No hay nada que temer.»
🔸️(3:2-4) «¡Cuán seguro me parecerá el mundo cuando lo pueda ver! No se parecerá en nada a lo que ahora me imagino ver. Todo el mundo y todo cuanto vea se inclinará ante mí para bendecirme.»
Una vez que elegimos el lugar de perfecta seguridad en nuestras mentes, representado por Jesús, el mundo que experimentamos afuera será su reflejo. «No» puede ser de otra manera, ya que «las ideas no abandonan su fuente». La belleza de este mundo perdonado se refleja en este hermoso pasaje del texto:
“¡Imagínate cuán hermosos te parecerán todos aquellos a quienes hayas perdonado! En ninguna fantasía habrás visto nunca nada tan bello. Nada de lo que ves aquí, ya sea en sueños o despierto, puede compararse con semejante belleza. Y no habrá nada que valores tanto como esto ni nada que tengas en tanta estima. Nada que recuerdes que en alguna ocasión hiciera cantar a tu corazón de alegría te brindó ni una mínima parte de la felicidad que esta visión ha de brindarte. Pues gracias a ella podrás ver al Hijo de Dios. Contemplarás la belleza que el Espíritu Santo adora contemplar, y por la que le da gracias al Padre. Él fue creado para ver esto por ti hasta que tú aprendas a verlo por tu cuenta. Y todas Sus enseñanzas conducen a esa visión y a dar gracias con Él.
Esta belleza no es una fantasía. Es el mundo real, resplandeciente, puro y nuevo, en el que todo refulge bajo la luz del Sol. No hay nada oculto aquí, pues todo ha sido perdonado y ya no quedan fantasías que oculten la verdad.” (T-17.II.1:1-2:3)
Recordar esta belleza nos ayudará a elegir de nuevo cuando estemos tentados de hacer realidad el feo mundo de especialismo del ego.
Ten en cuenta el uso de "todo el mundo" y "todo" en 3: 4 para describir nuestra visión. Si alguien o algo queda excluido de la luz de la seguridad, todo el mundo se sumerge en la oscuridad, la sombra de los pensamientos oscurecidos de culpabilidad de nuestra mente.
🔸️(3:5-6) «Reconoceré en todos a mi Amigo más querido. ¿Qué puedo temer en un mundo al que he perdonado y que a su vez me ha perdonado a mí?»
Esta es la visión de Cristo, en la cual se percibe la totalidad de la Filiación a través de los ojos de la santidad. No se excluye un sólo aspecto del Hijo, y con la separación desaparecida, también lo es todo el miedo, que había sido el resultado inevitable de nuestra creencia en el pecado y la culpa. Esta visión está muy bien representada en las primeras líneas del primer poema de Helen, "Los Regalos de la Navidad":
«Cristo nunca pasa a nadie de largo. Y por esto puedes saber
Que Él es el Hijo de Dios. Reconoces Su toque
En cuanto a Su gentileza y amabilidad universal. Su Amor
Se extiende a todo el mundo. Sus ojos contemplan
El Amor de Dios en todo lo que Él ve.»
(Los Regalos de Dios, p. 95)
Con tal amor a nuestro lado y dentro nuestro, el miedo es imposible; ya que el miedo ha sido reemplazado por el amor que el perdón trae consigo.
📘(4:1) (49) «La Voz de Dios me habla durante todo el día.»
🔸️(4:2-3) «No hay un solo momento en el que la Voz de Dios deje de apelar a mi perdón para salvarme. No hay un solo momento en el que Su Voz deje de dirigir mis pensamientos, guiar mis actos y conducir mis pasos.»
Como mencioné cuando hicimos la Lección 49, esto no significa que «escuchemos» Su Voz durante todo el día; simplemente significa que Él nos está «llamando» durante todo el día. Esta es la Llamada que ferviente y ferozmente intentamos ocultar - el propósito del mundo que hemos fabricado; el propósito de nuestros pensamientos de especialismo de ataques, juicios y deseos. Estos se pueden dejar de lado fácilmente cuando decidimos que ya no deseamos escuchar el chillido estridente del ego. La asombrosa pero amable Voz silenciosa de Dios regresa en el instante en que deseamos escuchar su sonido, y «únicamente» su sonido. Así, la dulce melodía del amor de Dios se extiende a través del sueño, guiando nuestros pensamientos, palabras y acciones.
🔸️(4:4-5) «Me dirijo firmemente hacia la verdad. No hay ningún otro lugar adonde pueda ir porque la Voz de Dios es la única voz y el único guía que se le dio a Su Hijo.»
No existe nada más. Cualquier otro camino que elijamos es nada y no lleva a ninguna parte, porque proviene de una voz que no existe. La belleza de este reconocimiento se describe en estos hermosos párrafos finales en "La verdadera alternativa", que nos recuerda que, como Pensamientos de Dios, nunca hemos podido abandonar nuestra Fuente; el camino que nos lleva de regreso a Él deshace el camino que nunca existió en realidad:
¡Él no ha abandonado Sus Pensamientos! Pero tú olvidaste Su Presencia y no recordaste Su Amor. No hay senda en el mundo que te pueda conducir a Él, ni objetivo mundano que pueda ser uno con el Suyo. ¿Qué camino puede haber en todo el mundo -excepto si la jornada no es más que un errante vagar- que te pueda llevar hasta tu interior cuando todos fueron concebidos para separar a la jornada del propósito que debe tener? Todos los caminos que te alejan de lo que eres te conducen a la confusión y a la desesperanza. Sin embargo, Él nunca dejó Sus Pensamientos a merced de la muerte sin que su Fuente estuviese eternamente en ellos.
¡Él no ha abandonado Sus Pensamientos! Y así como Él no podría separarse de ellos, ellos no pueden excluirlo a Él de sí mismos. Moran unidos a Él, y en su unicidad ambos se conservan intactos. No hay camino que pueda alejarte de Él, ni jornada que pueda llevarte más allá de ti mismo. ¡Qué absurdo y descabellado es pensar que puede haber un camino con semejante objetivo! ¿Adónde podría conducir? ¿Y cómo se te podría obligar a recorrerlo sin que tu propia realidad te acompañase?
Perdónate a ti mismo tu locura, y olvídate de todas las jornadas fútiles y de todas las metas sin objetivo. No significan nada. No puedes dejar de ser lo que eres. Pues Dios es misericordioso, y no permitió que Su Hijo lo abandonara. Siéntete agradecido por lo que Él es, pues en ello reside tu escapatoria de la locura y de la muerte. No puedes estar en ningún lugar, excepto donde Él está. Y no hay camino que no conduzca a Él.” (T-31.IV.9-11)
Y finalmente, este movimiento sinfónico que comprende este repaso culmina con un regreso a su tema central; el ciclo del amor concluye con el amor y la sabiduría con que comenzó:
📘(5:1) (50) «El Amor de Dios es mi sustento.»
🔸️(5:2-4) «Cuando escucho la Voz de Dios, Su Amor me sustenta. Cuando abro los ojos, Su Amor alumbra al mundo para que lo pueda ver. Cuando perdono, Su Amor me recuerda que Su Hijo es impecable.»
¿Y quién es Su Hijo? Yo soy Su Hijo. Dado que todos somos uno, cuando me doy cuenta de mi impecabilidad, me doy cuenta de que todo el mundo es también impecable. Y «no» puede ser de otra forma, si es que el amor es el Amor de Dios.
🔸️(5:5) «Y cuando contemplo al mundo con la visión que Él me dio, recuerdo que yo soy Su Hijo.»
Jesús culmina este movimiento de su sinfonía con el logro de nuestro objetivo final. La forma en que alcanzamos la visión del mundo real es prestando cuidadosa atención al mundo externo, de modo que pueda enseñarnos que lo «externo» es un reflejo de lo «interno». El dolor de nuestra experiencia como cuerpos, interactuando con otros cuerpos, se convierte en la motivación para elegir otro camino, otro Maestro. Por consiguiente, llegamos a cambiar de mentalidad, eligiendo el Pensamiento del Espíritu Santo como la fuente de nuestra visión y contemplando el mundo a través de la visión de Cristo. El mundo real le da la bienvenida a nuestra visión y finalmente recordamos Quiénes somos como el Hijo uno de Dios, felizmente llegaremos a exclamar palabras como las que Jesús nos pone en la Parte II del libro de ejercicios:
“¡Regocíjate hoy! ¡Regocíjate! Hoy no hay cabida para nada que no sea alegría y agradecimiento. Nuestro Padre ha redimido a Su Hijo en este día. Ni uno solo de nosotros dejará de salvarse hoy. No habrá nadie que no esté a salvo del miedo ni nadie a quien el Padre no acoja en Su regazo, despierto ahora en el Cielo, en el Corazón del Amor.” (W-pII.340.2)
Es así como culminamos este movimiento celestial con un pensamiento feliz de Unicidad, el pensamiento que pone fin al sueño de pesadilla de la ilusión y que nos despierta gozosamente al recuerdo del Amor de nuestro Padre."
~ Del libro "Viaje a Través del Libro de Ejercicios de UCDM" por el Dr. Kenneth Wapnick. Traducción al Español por Alfonso Martinez.